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CONSEJO DE ESTADO
En apoyo de sus pretensiones y en relación con la causal invocada: indebida destinación de dineros
públicos, adujeron los solicitantes, principalmente, los siguientes:
1o.: Que el mencionado Representante logró un traslado presupuestal con destino a la Cámara de
Representantes, del llamado Fondo Interministerial, el cual fue creado por la Ley 38 de 1989 para
atender la apropiación de gastos de funcionamiento de los organismos y entidades en la respectiva
vigencia fiscal, y para casos que el Presidente de la República y el Consejo de Ministros califiquen
de excepcional vigencia.
4o.: Que durante la Presidencia del demandado se estableció una nómina paralela de cerca de dos
mil millones de pesos; una contratación irregular en servicios generales o gastos de administración
que supera los ocho mil millones de pesos, donde gran parte de los contratos se hicieron por los
montos permitidos para la contratación directa; se evidencian cajas menores excesivas, gastos de
protocolo desbordados, arreglos de oficinas y edificaciones innecesarios, etc., con violación de los
principios de publicidad, transparencia, economía y selección objetiva.
5o.: Que por tales hechos se encuentra privado de la libertad el Director Administrativo SAUD
CASTRO CHADID y se vio obligada a renunciar toda la Mesa Directiva de la Corporación.
6o.: Que, en virtud de la delegación que por Resolución núm. 0818 de 18 de agosto de 1999 hiciera
el demandado en favor de SAUD CASTRO CHADID, éste suscribió varios contratos para un mismo
objeto; además de que los servicios comunes de las Cámaras no fueron contratados conjuntamente,
como lo ordena la Ley.
7o.: Que con la contratación irregular se ha lesionado de manera grave e irreparable la moralidad
pública, generando con ello un multimillonario detrimento patrimonial de los recursos públicos.
8o.: Que el demandado, ni la Mesa Directiva, ejercieron el control suficiente de las funciones
delegadas; no solicitaron ni presentaron informes y en todo el proceso de contratación se vulneró el
principio de austeridad.
II.1-. Se le imprimió el previsto en la Ley 144 de 1994, que regula el procedimiento especial de
pérdida de la investidura de los congresistas, en desarrollo del cual se surtieron las etapas de
admisión de las solicitudes, probatoria y audiencia pública.
1o.: Que se opone a la pérdida de investidura por cuanto los hechos señalados como fundamento de
la pretensión no se adecuan al comportamiento descrito en la causal invocada, pues no ha habido
indebida destinación de dineros públicos.
3o.: Que, por lo anterior, resulta jurídicamente imposible que hubiera recibido beneficios personales
o políticos.
II3-.AUDIENCIA PUBLICA.
A la audiencia pública celebrada el 13 de junio del 2000 asistieron los solicitantes EMILIO
SANCHEZ ALSINA y PABLO BUSTOS SANCHEZ, la coadyuvante MYRIAM BUSTOS
SANCHEZ, el señor Procurador Segundo Delegado en lo Contencioso Administrativo ante el
Consejo de Estado, doctor RODRIGO RAMIREZ GONZALEZ; y el doctor FERNANDO
SARMIENTO CIFUENTES, apoderado del demandado doctor ARMANDO DE JESUS
POMÁRICO RAMOS.
II.3.1-. El actor EMILIO SANCHEZ ALSINA intervino en la audiencia para solicitar la pérdida de
la investidura del congresista ARMANDO DE JESUS POMÁRICO RAMOS y en lo pertinente solo
reiteró la causal invocada en la solicitud y los hechos en que se fundamentó la misma.
Que no le asiste razón al apoderado del demandado cuando en la contestación de la demanda afirma
que éste quedó eximido de toda responsabilidad pues, en este caso particular el delegante retomó
para sí y para la Mesa Directiva las responsabilidades que había delegado.
Que, a guisa de ejemplo, el contrato con DISESPACIOS LTDA, relativo a la reparación de los
pasamanos del Congreso por valor de $93.600.000.oo; el celebrado con CONFIAVIR LTDA para el
brillo del mármol de las paredes por $93.998.800.oo; el celebrado por el mismo valor y con la
misma empresa para el lavado de la fachada del edificio nuevo; el celebrado con Inversiones Abaco
Ltda para lavado de la fachada del Capitolio Nacional por $92.682.590; el del mantenimiento del
Monasterio Santa Clara por $93.549.359.oo, además de ya figurar otros por $92.500.000.oo con el
mismo objeto y por $90.148.596.oo para pintar la biblioteca del Monasterio, así como otro por
$87.970.350 para mantenimiento del segundo piso del mismo Monasterio; así como los de
impermeabilización de las terrazas del Capitolio y del Edificio Nuevo, pulida de pisos y paredes de
mármol, pintura de techos y oficinas, es notorio el fraccionamiento de contratos, modalidad con la
que se eludió la obligación de licitación pública.
Que se patentiza la displicente actitud de la Mesa Directiva hacia las normas que buscan la
austeridad y eficiencia en un país plagado de corrupción administrativa.
Que, a pesar de las concisas medidas de austeridad, la Mesa Directiva de la Cámara en solo dos
sesiones autorizó más de 65 contratos, cuya urgencia o necesidad resulta cuestionable.
Que tales contratos fueron aprobados sin la más mínima discusión, como lo reconocieron los
miembros de la Mesa Directiva Octavio Carmona Salazar y Juan Ignacio Castrillón.
Finalmente, estima que dada la extremada similitud con los casos ya decididos por esta Corporación,
es procedente solicitar la aplicación de las mismas consideraciones jurídicas.
Que la mayoría de las declaraciones arrimadas al proceso por disposición del Consejero orientador
del mismo, ponen de manifiesto la desvergonzada manipulación de los contratos, su
fraccionamiento, carencia de selección objetiva, favoritismo a amigos y familiares, falsedad de las
propuestas, celebración de contratos inanes, etc., ofrecimiento a Saud Castro Chadid, por parte del
demandado, por $200.000.000.oo y un estipendio mensual de $10.000.00.oo si se abstenía de narrar
los hechos, todo lo cual, a su juicio, constituyen abrumadoras razones para concluir que se incurrió
en la indebida destinación de dineros públicos.
Que al haberse dispuesto en el artículo 3o. de dicha Resolución que el ejercicio de la delegación
implicaba, en todos los casos, la obtención previa de las aprobaciones y autorizaciones de la Mesa
Directiva, contenidas en las actas autorizadas por el Secretario General, buscó obtener dos resultados
prácticos, a saber: ejercer la observancia de la ejecución de la delegación; y señalarle al Director los
requerimientos en materia de suministros y compras, los cuales constarían, como en efecto
constaron, en las actas elaboradas por el Secretario General de la Corporación.
Que esta vigilancia ejercida por la Mesa Directiva, en modo alguno significó restricción de las
facultades delegadas al delegatario, en este caso, al Director Administrativo, las cuales se
mantuvieron incólumes por espacio de 8 meses en que estuvo vigente la delegación, pues la Mesa
Directiva nunca se ocupó de la escogencia de contratistas, de la fijación de montos de las
contrataciones, de la duración de éstas y de las demás exigencias contractuales, lo cual siempre
estuvo en cabeza del Director Administrativo.
Destacó que las Actas 15 y 16 de la Mesa Directiva son explícitas en indicarle al delegatario una
serie de necesidades de compras y suministros para que éste las tuviera en cuenta al darse la
disponibilidad de fondos del presupuesto.
Que la vigilancia no solo se ejerció en la forma descrita, sino que se requirió con frecuencia al
Director Administrativo, por parte del Presidente, e incluso mediante el Convenio pactado entre éste
y la Contraloría General de la República el 14 de febrero del 2000, para que aquél hiciese el
seguimiento de la gestión pública y de la contratación cumplida.
En cuanto a los cargos formulados el apoderado del demandado expresa que como no están
concretados no se pueden controvertir adecuadamente.
Que, jurídicamente, no hay prueba trasladada porque en ellas no hubo audiencia del demandado; que
de los testimonios solicitados por los actores no se deriva un solo cargo directo sobre la
responsabilidad del demandado.
Que el testimonio del señor SAUD CASTRO CHADID es incompleto y notoriamente parcializado,
producto del interés del declarante en cumplir su acuerdo de colaboración eficaz con la justicia, y no
puede ser tenido en cuenta para configurar la causal alegada.
A su juicio, los supuestos indicios en contra de la responsabilidad del demandado son notoriamente
débiles porque es sabido que el Ministerio de Hacienda y Crédito Público no otorga a los entes
públicos que dependen del presupuesto nacional un flujo regular y continuo de los recursos
asignados; que sólo al término de las vigencias fiscales se sitúan parcial o totalmente dichos
recursos; y que si los recursos así suministrados no se invierten o comprometen dentro de la
respectiva vigencia fiscal, regresan al fondo común del presupuesto perdiendo su posibilidad de
utilizarse por parte de la entidad signataria de los mismos.
Que debe tenerse en cuenta que la Cámara carecía del suministro de recursos presupuestales
adecuados, regularmente situados, y de ello da cuenta el Acta de 15 de diciembre que enumera las
necesidades insatisfechas.
En cuanto a la violación del Decreto 1737 de 1998, sobre austeridad del gasto público, anotó que
éste es de menor jerarquía frente a los preceptos de la normatividad orgánica del presupuesto.
Que es obligación del Representante Legal de la Cámara recabar en las necesidades y urgencias
presupuestales.
Finalmente, resalta el apoderado del demandado los testimonios de Juan Ignacio Castrillón Roldan y
Gustavo Bustamante Morato en cuanto manifestaron que no tuvieron conocimiento de la celebración
de contratos anómalos ni del ejercicio de actividades indebidas por parte de algún miembro de la
Mesa Directiva; y que no era dable pensar que hubiera habido fraccionamiento de contratos.
III- CONSIDERACIONES DE LA SALA.
Sea lo primero advertir que aparece demostrado en el proceso que el doctor ARMANDO DE JESUS
POMÁRICO RAMOS fue elegido Representante a la Cámara por la circunscripción electoral del
Departamento del Magdalena, en las elecciones del 8 de marzo de 1998, según certificación
expedida por el Director Nacional Electoral de la Registraduría Nacional del Estado Civil que obra a
folio 5 del expediente núm. AC-9876 y que, por lo tanto, ostenta la calidad de congresista.
Los actores solicitaron la declaratoria de pérdida de la investidura del referido congresista con
fundamento en la causal: indebida destinación de dineros públicos.
Dicha causal está prevista en el artículo 183, numeral 4, de la Constitución Política, así:
Previa a cualquier otra consideración, se hace necesario precisar el sentido y alcance de la causal en
referencia.
Sobre el particular, esta Corporación reitera lo que expresó en sentencia de 30 de mayo del 2000
(Expediente AC-9877, Actor: Emilio Sánchez Alsina, Consejero ponente doctor German Rodríguez
Villamizar), así:
No obstante lo anterior, ha de tenerse en cuenta que destinación, como acción y efecto de destinar,
significa ordenar, señalar, aplicar o determinar una cosa para algún fin o efecto; por consiguiente,
desde el punto de vista jurídico, aquélla se torna indebida, cuando quiera que recae o se aplica a un
fin o propósito distinto, o contrario al que legal o reglamentariamente se encuentra previsto o
destinado un determinado bien, o cuando versa sobre algo prohibido, ilícito o injusto, o innecesario.
Ha de precisarse, sin embargo que, en el caso de la causal cuarta del artículo 183 de la Constitución,
la indebida destinación de dineros públicos no necesariamente se configura, ni mucho menos
exclusivamente, porque la utilización, ordenación o aplicación de esos específicos dineros públicos
por parte del congresista, se realice en forma ilícita, esto es, con transgresión de los linderos del
derecho penal. En otros términos, no es de la esencia, ni tampoco el único comportamiento para la
estructuración de dicha causal, que la conducta del congresista sea constitutiva o esté tipificada en la
ley penal como hecho punible(1).
Entre la gama de conductas que pueden dar lugar a la causal en cuestión, si bien algunas de ellas al
tiempo se encuentran definidas en la legislación penal como delitos, tales como: el peculado (por
apropiación, por uso, o por aplicación oficial diferente (arts. 133, 134 y 136 del C. P.), el
enriquecimiento ilícito (art. 148 del C.P.), el interés ilícito en la celebración de contratos (art. 145
del C.P.), el trámite de contratos sin observancia de los requisitos legales (art. 146 del C.P.), ellas no
son las únicas a las que se refiere el numeral 4o. del artículo 183 de la Constitución, por cuanto
existen otras más que perfectamente pueden quedar comprendidas en esta específica causal de
pérdida de investidura, en tanto consistan en la aplicación de dineros públicos a una finalidad o
propósito diferente o contrario al legal o reglamentariamente preestablecido, sin que necesariamente
las mismas estén tipificadas como delitos.
En los eventos como los antes indicados, la conducta del congresista bien puede ser delictiva o no,
ajustada o no a un procedimiento legal de ordenación del gasto o de contratación, pero, su finalidad
es otra muy distinta a la señalada en la Constitución, la ley o los reglamentos.
Por lo anterior, dada la posibilidad constitucional y legal de que respecto de una misma conducta de
un congresista puedan concurrir, tanto la responsabilidad penal y disciplinaria, lo mismo que por la
independencia y autonomía existente para su investigación, juzgamiento y penalización, en sentencia
C-319 del 14 de julio de 1994, mediante la cual se declaró la inexequibilidad del parágrafo segundo
del artículo 296 de la ley 5a. de 1992, que condicionaba la procedencia de la acción de pérdida de
investidura de los miembros del Congreso por indebida destinación de dineros públicos o tráfico de
influencias, a la existencia previa de sentencia penal condenatoria, la Corte Constitucional
manifestó:
"Para la Corte, el tipo de responsabilidad política de carácter disciplinario exigible al congresista que
incurriere en la comisión de una de las conductas que el Constituyente erigió en causa de pérdida de
la investidura, es perfectamente diferenciable y separable de la penal que la misma pudiere también
originar, por haber incurrido en un delito, independientemente de la acción penal.
".........................................................................
Consecuente con el criterio de la Sala, plasmado en los apartes reseñados, en el caso sub examine,
para que se configure esta causal se requiere, entonces, que se encuentre demostrado en el proceso
que el congresista demandado, en su condición de servidor público que posee, conforme al artículo
123 de la Carta, al ejercer las competencias de que ha sido revestido, hubiera distorsionado o
cambiado los fines y cometidos estatales consagrados en la Constitución, la Ley o el Reglamento,
para destinar los dineros públicos a objetos, actividades o propósitos no autorizados, o a otros sí
autorizados pero diferentes a aquellos para los cuales se encuentran asignados, o hubiera aplicado
los recursos a materias expresamente prohibidas, no necesarias o injustificadas; o que hubiera
perseguido la finalidad de obtener un incremento patrimonial personal o de terceros; o pretendido
derivar un beneficio no necesariamente económico en su favor o de terceras personas.
Según Acta núm. 005 el 17 de agosto de 1999, la Mesa Directiva de la Cámara de Representantes
aprobó delegar en el Director Administrativo las funciones de ordenación del gasto y de
contratación, así:
" 3.CONTRATACION
"La Mesa Directiva acuerda delegar en el Director Administrativo el desarrollo de las competencias
legales y los deberes funcionales que le corresponden al Presidente de la Corporación, en lo
relacionado con la potestad de ordenación del gasto, la dirección y manejo integral de la actividad
contractual, hasta por el monto que, de conformidad con la Ley 80 de 1993 se entiende como
contratación directa. Para tal efecto se expedirá resolución (...)." (cuaderno de anexos núm. 23,
remitido por la Cámara de Representantes).
RESUELVE.
"ARTICULO TERCERO: El ejercicio de esta delegación implica en todos los casos la obtención
previa de las aprobaciones y autorizaciones de la Mesa Directiva de la Cámara de Representantes
contenidas en las actas autorizadas por el Secretario General.
- El contrato núm. 2027 del 28 de diciembre con "Gestión de Proyectos de Ingeniería GPI", por valor
de $81.476.569, para impermeabilización de la terraza del edificio nuevo del Congreso (cuaderno de
anexos Cámara de Representantes).
- El contrato núm. 2046 del 30 de diciembre con "Construfer Ltda.", por valor de $86.181.500, sobre
impermeabilización de la sobreterraza del Edificio Nuevo del Congreso (cuaderno núm. 16 de
anexos Cámara de Representantes).
- El contrato núm. 2026 del 28 de diciembre con "Sakssing Ltda", por valor de $83.534.000, para
pulida de mármol de pisos y paredes del edificio nuevo del Congreso (Cuaderno anexos Cámara de
Representantes).
- El contrato núm. 2043 del 30 de diciembre con "Consultores Financieros Confiaviv", por valor de
$93.420.000, relativo a la pulida del mármol de las paredes del edificio nuevo del Congreso
(cuaderno de anexos núm. 16 de la Cámara de Representantes).
- El contrato núm. 2016 del 28 de diciembre con "Industria de Jabones Perla", para pulida de los
pisos de madera del Capitolio Nacional, por valor de $92.000.000 (cuaderno de anexos núm. 10 de
la Cámara de Representantes).
- El contrato núm. 2033 del 30 de diciembre con "Inversiones Abaco Ltda.", por valor de
$92.682.590, para lavada de la fachada del Capitolio Nacional (cuaderno de anexos núm. 13 de la
Cámara de Representantes).
- El contrato núm. 2035 del 30 de diciembre con "Inversiones Abaco Ltda.", por valor de
$92.196.000, para mantenimiento, pintura general del Capitolio Nacional (cuaderno de anexos núm.
14 de la Cámara de Representantes).
- El contrato núm. 2054 del 30 de diciembre con "Consultora Financiera Confiaviv", por valor de
$93.998.800. para lavada general de fachadas, impermeabilización y sellado de lozas. (cuaderno de
anexos núm. 18 de la Cámara de Representantes).
- El contrato núm. 2056 del 30 de diciembre con Miguel Tarcisio González Silva, por valor de
$92.196.000 para pintura de techos y oficinas del edificio nuevo del Congreso (cuaderno anexos
núm. 18 Cámara de Representantes).
- El contrato núm. 2058 de 30 de diciembre de 1999, celebrado con Giovanni Rodríguez Tovar por
valor de $92.728.461, relativo a pintura del Edificio Nuevo del Congreso (cuaderno anexos núm. 19
Cámara de Representantes).
- El contrato número 2022 del 28 de diciembre con "Medina y Edilmer Ltda.", por valor de
$93.897.500 para mantenimiento general de la cubierta del Capitolio Nacional (cuaderno anexos
núm. 11 Cámara de Representantes).
-El contrato núm. 2030 de 28 de diciembre de 1999, por $86.493.750.oo para demarcación de
parqueaderos (cuaderno núm. 25 del Jefe de Unidad Nacional Anticorrupción de la Fiscalía General
de la Nación).
- El contrato núm. 2018, de 28 de diciembre de 1999, por valor de $90.148.596, suscrito con Luis
Ariel Andrade Parra, para servicio pintura Edificio Santa Clara (Cuaderno anexo núm. 10 de la
Cámara de Representantes).
- El contrato núm. 2084, por valor de $87.970.350, de 31 de diciembre de 1999, celebrado con
Miguel Tarcisio González Silva para mantenimiento y remodelación del patio dos del Monasterio
Santa Clara (Cuaderno anexo núm. 21 de la Cámara de Representantes).
- El contrato núm. 2021 de 28 de diciembre de 1999, llamado "Y2K", celebrado con "Unión
Temporal Apoyo Técnico Plan Año 2000", por $41.740.000.oo (cuaderno remitido por la
Subcomisión de La Verdad, de la Cámara de Representantes).
A): violación del artículo 390 de la Ley 5a. de 1992, el cual establece:
Tal es el caso de los contratos números 2033, para lavada de la fachada del Capitolio Nacional;
2014, relativo al mantenimiento de los pasamanos; 2030, para demarcación de parqueaderos; 2022
para mantenimiento general de la cubierta del Capitolio Nacional; 2035, referente a mantenimiento y
pintura general del Capitolio Nacional; 2054, para lavada general de fachadas, impermeabilización y
sellado de lozas; 2058, relativo a pintura del Edificio Nuevo del Congreso; 2050, referente a
renovación y conservación del Monasterio Santa Clara; 2016, para mantenimiento de cubierta,
pintura general en vinilo y pulida de pisos del Capitolio Nacional, de cuyos objetos se desprende
que, de acuerdo con la norma transcrita, han debido celebrarse conjuntamente por el Senado de la
República y la Cámara de Representantes, lo cual no aconteció, resultando irrelevantes, frente al
categórico mandato legal las razones que a modo de exculpación se adujeron.
2026, por valor de $83.534.000.oo, relativo a pulida de mármol de pisos y paredes del Edificio
Nuevo del Congreso, y 2043, por valor de $ 93.420.000.oo, referente a pulida de mármol de las
paredes del Edificio Nuevo del Congreso;
2033, por valor de $92.682.590.oo, para lavada de la fachada del Capitolio Nacional, y 2054, por
valor de $93.998.800.oo, para lavada general de fachadas, impermeabilización y sellado de lozas;
2056, por valor de $92.196.000.oo, para pintura de techos y oficinas del Edificio Nuevo del
Congreso, y 2058, por valor de $92.728.461.oo, para pintura del Edificio Nuevo del Congreso;
2050 de 30 de diciembre de 1999 por valor de $92.500.000.oo, para renovación y conservación del
Monasterio Santa Clara; y 2084, por valor de $87.970.350, de 31 de diciembre de 1999, para
mantenimiento y remodelación del patio dos del Monasterio Santa Clara.
Si se examinan detenidamente los anteriores contratos, fácilmente se advierte que presentan objetos
idénticos o similares y dada su cuantía necesariamente se infiere que se celebraron
fraccionadamente, para obviar el procedimiento licitatorio, que en este caso no se podía adelantar
por falta de tiempo, pues quedaban pocos días para culminar el pasado año cuando se autorizó, en el
mes de diciembre, la contratación y se giraron los recursos provenientes del Fondo Interministerial.
Lo anterior, si se tiene en cuenta que aquel trámite tarda un promedio de tres meses, como quedó
referido en autos, y los dineros debían gastarse dentro de la vigencia de 1999, acorde con las normas
reguladoras de dicho Fondo (artículo 87 del Decreto 111 de 1996).
C: Un común denominador en todos los contratos fue la carencia de estudio o análisis mínimo
previo para establecer su necesidad, oportunidad o conveniencia; la falta de transparencia por razón
de que los propios interesados, de antemano escogidos como beneficiarios de la adjudicación, eran
los encargados de llevar las "contrapropuestas", para dar así visos de legalidad al proceso
contractual; y la absoluta falta de control o seguimiento de los mismos, por parte de la Mesa
Directiva.
En efecto, las declaraciones rendidas en este proceso fueron contestes en reafirmar las
irregularidades que se han resaltado.
PREGUNTADO: Qué trámite se surtía para asegurar que la persona previamente designada fuera
escogida finalmente como contratista, desechando otros oferentes. CONTESTO: Como lo he
manifestado en mis distintas diligencias, las personas señaladas para ser adjudicados los contratos
ellas mismas llevaban las contrapropuestas, siempre siendo la más favorable aquella en la cual se
tenía el interés de ser adjudicado...." (Las negrillas fuera de texto).
"....El día del debate yo presenté algunos documentos expedidos por la Cámara de Comercio de
Bogotá y por el diario oficial en donde se presentaban algunas inconsistencias y por lo tanto solicité
se destituyera fulminantemente al señor Director Administrativo. PREGUNTADO: Podría
precisarnos el declarante qué irregularidades concretas observó usted en el trámite de la celebración
de contratos realizados por el Director Administrativo de la Cámara a finales del mes de diciembre
del pasado año. CONTESTO: Estudiando algunos documentos de la Cámara de Comercio de Bogotá
sobre los certificados de constitución y de representación legal de algunas compañías encontré que
una de ellas, CONSTRUFER LIMITADA, no aparecía renovada su matrícula mercantil y algunas
compañías que en este momento no recuerdo, aparecían con la misma dirección creo que calle 57
13-66, no recuerdo exactamente. También era curioso encontrar que muchos de los contratos tenían
cifras cercanas a los noventa millones de pesos y esto me hizo sospechar de que pues no eran claros
esos contratos. Quiero recalcar que en la segunda comunicación del 4 de febrero expresamente
solicité fotocopia de dos contratos sin conocer los números y era el de la demarcación de los
parqueaderos y el de la pintura de los pasamanos del edificio nuevo del Congreso. De acuerdo a
informaciones recibidas estos contratos habían sido efectuados por un valor cercano a los noventa
millones de pesos cada uno y en una apreciación personal consideré que este valor era
exageradamente elevado. El día de la plenaria el señor Presidente POMARICO nos informó que
estos dos contratos no se habían efectuado, pero como consta en el acta de la plenaria de la Cámara
de Representantes de 21 de marzo, nuevamente reiteré que esos contratos físicamente sí se
realizaron o sea, fueron pintados los parqueaderos y los pasamanos. Esto también lo corroboró el
Representante NAVARRO WOLF en su intervención. Hubo dos contratos sobre el problema
informático del año 2000 que, a mi modo de ver, y por el conocimiento que tengo sobre el tema, no
podían llevarse a cabo faltando solamente 3 días para el cambio de año, que era la fecha crítica en
los sistemas de información. El Presidente POMARICO informó que estos dos contratos no se
habían realizado, pero yo encontré que los derechos por concepto de publicación en el diario oficial
de dichos contratos sí se había pagado. Estos documentos fueron mostrados en el programa La
Noche de R.C.N. El doctor POMARICO manifestó que el Director Administrativo le había
informado que ellos no se llevaron a cabo. PREGUNTADO: Porqué razón le generó sospecha el
hecho de que el valor de los contratos a los que usted se ha referido tenían un valor cercano a los
noventa millones de pesos. CONTESTO: Básicamente por los dos contratos de pintura de los
parqueaderos y pintura de los pasamanos. Cuando me informaron que su valor era cercano a los
noventa millones de pesos fue cuando solicité la relación completa de los contratos de obra civil del
segundo semestre de 1999. A pesar de que nunca me llegaron los documentos solicitados el
comentario general era que había por lo menos 15 contratos cercanos a ese valor. En mi intervención
en la plenaria de la Cámara reconociendo que no soy abogado manifesté que era un indicio grave, a
mi modo de ver, que casi todos los contratos se acercaban a dicha cifra y hasta ese día me enteré de
que existía un acto de delegación de la Mesa Directiva al Director Administrativo para que pudiera
hacer contrataciones directas hasta por un valor cercano a dichas cifras, creo que eran 93 o 94
millones de pesos. Utilicé solamente el sentido común...." (Las negrillas fuera de texto).
En el contrato 2021 de 28 de diciembre de 1999, relativo al denominado "Y2K", cuyo objeto era la
prestación de servicios profesionales para la solución y corrección informática al Software de la
Corporación y realizar el plan de acción para obtener los backup de las áreas administrativa y
legislativa, y así atender las eventualidades que pudieran presentarse con ocasión del cambio de
milenio, claramente se advierte que era notoriamente innecesario, para la fecha en que se celebró,
pues a escasos 3 días de la terminación del año 1999 era técnicamente imposible que pudiera
cumplirse su finalidad.
El dicho del testigo SAUD CASTRO sobre el hecho de que los contratistas previamente
seleccionados eran los encargados de llevar las contrapropuestas, quedó igualmente establecido en la
declaración de Plinio Olano. Igualmente lo corroboran otras muchas evidencias arrimadas al
expediente. Luego el trámite aparentemente regular de la contratación directa, en lo que al citado
aspecto se refiere, era apenas una parafernalia engañosa que ocultaba la real manipulación de la
respectiva actuación pues, con antelación se conocía, en algunos casos por manifestación directa del
propio demandado doctor POMÁRICO o impartida a través de sus familiares, quién debía ser el
contratista. Y ese montaje no puede estimarse como casual o desprevenido o como una forma de
agilizar la actividad administrativa para satisfacer con diligencia una apremiante carencia, que en
realidad no la había, sino que, a partir de lo manifestado por el señor SAUD CASTRO y de lo que se
desprende del análisis objetivo de la situación misma, del contexto en que se desarrolló, lo que con
aquél se buscaba era gastar unos recursos a como diera lugar, a través de un procedimiento que, aún
cuando formalmente lícito, beneficiaba de diversas maneras directa o indirectamente al demandado.
D): Otra de las irregularidades atribuidas a la Mesa Directiva de la Cámara de Representantes fue la
relacionada con la llamada "nómina paralela", a través de la cual se vinculó a más de 900 personas
que, al decir del Director Administrativo de aquélla, si hubiesen tenido que cumplir con el objeto del
contrato, no habrían podido laborar porque no hubieran cabido físicamente en las instalaciones de la
Corporación.
Resalta la Sala que en la declaración rendida en este proceso por SAUD CASTRO CHADID, en la
cual se ratificó en lo afirmado ante la Fiscalía General de la Nación en la diligencia de Colaboración
Eficaz con la Justicia, el testigo relató la forma como se distribuían los contratos entre los miembros
de la Mesa Directiva y aseveró haberle llevado al demandado personalmente a la ciudad de
Cartagena la suma de $25.000.000.oo proveniente de la comisión en contratos.
"....quiero manifestar que entregué dineros al doctor ARMANDO POMARICO RAMOS, tal como
lo señalé en mi diligencia de indagatoria y en mi acta de colaboración eficaz a la justicia. Que
efectivamente viajé a Cartagena el día 26 de diciembre, en vuelo de ida y regreso el mismo día, a
entregarle la suma de $25.000.000.oo por él requerida. Que las entregas restantes se hicieron en
sobres de manila, en el apartamento de él, tal como se ha establecido en la indagatoria...".
"Asimismo quiero manifestar que el señor Presidente me llamó a mi celular el día 24 de Diciembre
de 1999 y me pidió que viajara a Cartagena y que nos encontráramos al medio día del día 26 de
Diciembre del mismo año, en la casa campestre que tiene la UNIVERSIDAD UDES DE
SANTANDER, con el fin de que yo le llevara la suma de VEINTICINCO MILLONES DE PESOS,
ya que se había quedado sin plata y necesitaba que se los entregara. Este valor correspondía al pago
de comisiones por contratación que se estaba efectuando. Viajé el 26 de Diciembre de 1999, en el
primer vuelo a Cartagena vía AVIANCA o SAM, no preciso la compañía aérea y regresé ese mismo
día. Recuerdo que entre otras personas que estaban presentes en esa reunión estaba el Doctor
MELCHOR YEPES, el Doctor POMARICO llegó a la sede con la esposa de él aproximadamente a
la una y media de la tarde. A eso de las dos y media, nos reunimos el doctor POMARICO, su esposa,
el Doctor YEPES y yo en una casita que tiene esa sede de dos pisos y cuando el Doctor MELCHOR
YEPES entró al baño, el Doctor POMARICO me preguntó que si le había llevado lo que me había
dicho. Yo abrí mi maletín y le entregué un sobre de manila en el cual estaba el dinero y él se lo
entregó a la esposa, quien lo guardó en un bolso negro que llevaba. Acto seguido, almorcé, me fui
para el aeropuerto y me vine para Bogotá...".
En su declaración ante la Corte Suprema de Justicia, de la cual también se ratificó en este proceso,
en relación con las comisiones de contratos con destino al demandado, y especialmente, las
entregadas por el contratista ROBERTO ORTEGA GELVES, por el contrato núm. 2028 de 28 de
diciembre de 1999, por valor de $93.852.880.oo, relativo a prestación del servicio con personal que
atienda el suministro de bebidas (cafetería) y ascensoristas en el Edificio Nuevo del Congreso, dijo
el testigo:
Del abundante material probatorio recaudado advierte la Sala que, efectivamente, se dan los
elementos que se requieren para la configuración de la causal invocada.
En especial cabe resaltar la inobservancia de lo previsto en el artículo 25, ordinal 7o., de la citada
Ley, que dispone que " La conveniencia del objeto a contratar y las autorizaciones y aprobaciones
para ello, se analizará o impartirán con antelación al inicio del proceso de selección del contratista o
al de la firma del contrato según el caso".
En efecto, tal y como se desprende del texto de las declaraciones recepcionadas en este proceso, de
SAUD CASTRO CHADID (folio 263 del expediente núm. AC-9876); de PLINIO EDILBERTO
OLANO BECERRA (folio 313 ibídem); de CARLOS GERMAN NAVAS TALERO (folios 320 y
321 ibídem); y de GUSTAVO BUSTAMANTE MORATO (folios 336 y 337 ibídem), ni el
Presidente de la Corporación ni la Mesa Directiva como tal verificaron la necesidad o conveniencia
de los contratos que autorizaban celebrar; ni exigían del Director Administrativo que presentara
estudios en ese sentido para los fines de impartir la correspondiente aprobación.
De igual manera quedó en evidencia que el móvil de los contratos, más que satisfacer una necesidad
real, fue el afán de agotar el presupuesto, desde luego, inobservando los principios de la
contratación, en especial, el de la economía y la transparencia, de ahí que su valor, por lo general, se
acercaba al tope de la contratación directa. Así se infiere de la ratificación de SAUD CASTRO
CHADID, cuyo aparte pertinente a continuación se transcribe:
Prevén los artículos 20 del Decreto 1737 de 1998 y 9o. del Decreto 2209 de 1998, en su orden:
"No se podrán iniciar trámites de licitación, contrataciones directas, o celebración de contratos, cuyo
objeto sea la realización de cualquier trabajo material sobre bienes inmuebles, que implique mejoras
útiles o suntuarias, tales como el embellecimiento, la ornamentación o la instalación o adecuación de
acabados estéticos.
De lo anteriormente expresado se desprende que los contratos autorizados fueron el medio empleado
por el demandado para darle a los dineros del Estado una utilización distinta de la señalada en la ley
toda vez que los mismos recayeron sobre objetos abiertamente innecesarios, superfluos , inoportunos
y prohibidos por ella; y si a esta circunstancia se le añade el agravante del lucro personal o beneficio
que se derivó por parte de aquél, a título de comisión por la autorización y adjudicación de los
contratos en favor de la persona previamente escogida, se torna más evidente la indebida utilización
de tales dineros, que es lo que, precisamente, tipifica la causal de pérdida de investidura
contemplada en el artículo 183, numeral 4, de la Constitución Política.
Finalmente, cabe destacar que, conforme lo precisó la Sala en la sentencia de 23 de mayo del 2000
(Expediente núm. AC-9878, Consejero ponente doctor Alejandro Ordoñez Maldonado), del texto
del artículo 3o. de la Resolución núm. 0818 de 18 de agosto de 1999, transcrita ab initio de estas
consideraciones, se deduce que por los términos condicionales en que está redactada la delegación,
se manifiesta la intención, en este caso, del Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de no
despojarse de la competencia delegada y, por el contrario, la de autorizar el proceso de contratación.
Máxime, si se tiene en cuenta el categórico mandato del parágrafo del artículo 12 de la Ley 489 de
1998, a cuyo tenor "En todo lo relacionado con la contratación el acto de la firma expresamente
delegada no exime de responsabilidad legal, civil y penal al agente principal".
Y es lo cierto que, como quedó visto, la "delegación" que de sus funciones pretendió realizar el
citado Presidente por el condicionamiento a que quedó sometida, en la práctica, constituyó una
delegación de firma y, por ende, le es aplicable el precepto mencionado.
Así las cosas, no es de recibo el argumento del apoderado del demandado en cuanto a que la
delegación efectuada mediante la Resolución núm. 0818 citada lo exime de responsabilidad; y
mucho menos se deduce de todo lo que se ha dejado reseñado que el Presidente de la Cámara
hubiera ejercido vigilancia y control sobre las actuaciones del delegatario, conforme lo previene el
artículo 41, numeral 3, de la Ley 5a. de 1992, que al señalar la atribución de la Mesa Directiva le
impone: " Solicitar informes a los órganos encargados del manejo y organización administrativa de
cada una de las Cámaras sobre las gestiones adelantadas y los planes a desarrollar, y controlar la
ejecución del presupuesto anual del Congreso.
De otra parte, es lo cierto que el demandado deliberadamente quiso mantener para sí la competencia
de intervenir en el trámite contractual autorizando los contratos que debía suscribir el Director
Administrativo, tal y como lo aseveró su asesor, el doctor Jaime Buenahora, al responder al siguiente
interrogante:
"...PREGUNTADO: La precisión contenida en el artículo 3o. de la referida Resolución, en el sentido
de que toda celebración de contratos debía estar autorizada por la Mesa Directiva de la Cámara
resultó ser una propuesta suya o la misma le fue sugerida por la Presidencia de la Cámara o alguno
otro de los miembros de la Mesa Directiva cuando se le encomendó su elaboración. CONTESTO:
Fue una instrucción precisa del señor Presidente POMARICO..." (Negrillas fuera de texto).
Cabe agregar que tampoco resultan atendibles las censuras que le endilgó en la Audiencia Pública
dicho apoderado a las pruebas que se ordenaron trasladar ya que, como puede apreciarse, las
precedentes consideraciones tienen como único sustento las pruebas testimoniales recepcionadas en
este proceso y documentales oportunamente allegadas en cumplimiento del auto que ordenó su
recaudo, prueba ésta que no fue cuestionada.
Por lo demás, las distintas versiones rendidas por el citado testigo en otros procesos merecen ser
consideradas por cuanto de ellas se ratificó válidamente en este proceso; amén de que su dicho,
como quedó visto, aparece corroborado por otros elementos de prueba, que brindan la suficiente
convicción sobre su veracidad.
Para la Sala resulta incuestionable que, en lo que toca con el demandado en este proceso, concurren
múltiples evidencias que dan cuenta de su directa participación en la indebida utilización de los
dineros públicos, por virtud de los numerosos contratos que autorizó celebrar sin verificar, en lo más
mínimo, su conveniencia y oportunidad de manera previa, como lo exige la ley, ni mucho menos
controlar de algún modo la gestión respectiva para asegurar su óptima ejecución en aras de satisfacer
adecuadamente los requerimientos que la justificaban. Además, porque el proceso contractual del
que por ley era responsable, más que colmar necesidades reales o apremiantes de la Corporación que
presidía tuvo como propósito agotar, de la forma que fuere, los recursos girados por el Ministerio de
Hacienda durante el pasado mes de diciembre. Asimismo, porque la autorización y celebración de
dichos contratos fue solo el instrumento utilizado para derivar favorecimientos de todo tipo, tanto a
nivel personal, como familiar, todo lo cual conlleva que se decrete la pérdida de su investidura.
FALLA.
Se deja constancia que la anterior sentencia fue leída, discutida y aprobada por la Sala en la sesión
del día 20 de junio del 2000.
Presidente
< PARTE 8>. PERDIDA DE LA INVESTIDURA - Requisitos que debe contener la solicitud.
La solicitud de pérdida de investidura debe contener el señalamiento concreto de los hechos de que
se acuse al congresista, principalmente. La acusación señala los límites dentro de los cuales ha de
hacerse el juicio, o sea que el congresista acusado solo podría ser condenado en tanto autor
responsable de los hechos de que se le acusa, o absuelto solo de esos mismos hechos, o, en otros
términos, la sentencia que se dicte debe ser congruente con la acusación, para garantía del derecho
de defensa del acusado, que debe conocer de qué se le acusa y de qué debe defenderse. Es necesario,
además, que la acusación sea precisa, y no indefinida, y por lo mismo que los hechos en que se base
estén precisamente señalados, que solo así es posible hacer congruentes la acusación y la sentencia,
y solo así se permite al acusado el cabal ejercicio de su derecho a la defensa.
Los Representantes Luis Norberto Guerra y Octavio Carmona Salazar solo fueron acusados, en tanto
miembros de la mesa directiva de la Cámara, de que no trazaron políticas de inversión, que
autorizaron la celebración de contratos con desconocimiento de los más elementales principios de la
contratación administrativa y que solo pretendieron con ello obtener beneficios personales y
políticos, acusaciones indeterminadas e imprecisas de las que no habrían podido defenderse y por las
que no podían ser condenados, que lo fueron por hechos determinados y concretos, ninguno de los
cuales fue señalado en la acusación. En tales condiciones fue mi propuesta que se declararan nulos
los procesos, como lo eran, a partir del auto admisorio de la solicitud de pérdida de investidura y,
según el artículo 7o. de la ley 144 de 1.994, se ordenara la corrección de esa solicitud con la debida
explicación de la causal invocada, particularmente con el señalamiento concreto de los hechos en
que se basaba, a los cuales pudieran referirse los congresistas acusados y respecto de los cuales pedir
y aportar las pruebas que estimaran conducentes, conforme los artículos 4o., literal c, y 9o. de la
misma ley. La nulidad del proceso resultaba de la violación del debido proceso y del derecho de
defensa en los acusados, en conformidad con lo establecido en los artículos 29 de la Constitución y
artículo 304, numeral 3, del Código de Procedimiento Penal del Código Penal, aplicables al caso.
CONSEJO DE ESTADO
SALVAMENTO DE VOTO.
Los ciudadanos Emilio Sánchez Alsina y Pablo Bustos Sánchez solicitaron se decretara la pérdida de
la investidura de congresista del Representante a la Cámara Armando de Jesús Pomárico Ramos, y el
Consejo de Estado, mediante sentencia de 20 de junio pasado, así lo dispuso.
2. Pues bien, según lo establecido en el artículo 4o., literal c, de la ley 144 de 1.994, la solicitud de
pérdida de la investidura de congresista, o sea la acusación, debe contener la invocación de la causal
correspondiente y su debida explicación, esto es, sobre todo, el señalamiento concreto de los hechos
que la constituyen.
Y según el artículo 9o. de la misma ley el congresista acusado dispone de tres días contados a partir
de la notificación del auto admisorio para referirse por escrito a lo expuesto en la solicitud y pedir o
aportar las pruebas que estime conducentes.
La sentencia que finalmente se dicte, entonces, debe ser congruente con la acusación, que delimita la
materia sobre la que ha de hacerse el juzgamiento, esto es, que el acusado solo podría ser condenado
en tanto autor responsable de los hechos que le fueron precisamente imputados o, también, absuelto
solo de esos mismos hechos. No puede el Consejo de Estado en el curso del juicio mudar los hechos
en que se basa la acusación, que en ello es intangible y en lo cual va envuelto el derecho de defensa
del imputado, que no puede ser sorprendido con decisiones extrañas a los hechos de que se le acuse.
Según lo establecido mediante el artículo 442, numeral 1, del Código de Procedimiento Penal, la
resolución de acusación debe contener la narración sucinta de los hechos investigados, con todas las
circunstancias de modo tiempo y lugar.
La acusación señala los límites dentro de los cuales ha de desenvolverse el juicio y delimita, por lo
mismo, las potestades del juez, de manera que el acusado solo puede ser condenado por los hechos
de que se le acusa o absuelto solo de esos hechos.
Por ello, conforme el artículo 220, numeral 2, del mismo Código, es motivo de casación no estar la
sentencia en consonancia con los cargos formulados en la resolución de acusación.
"Una de las constantes del proceso penal en Colombia es la exigencia de correlación entre acusación
y sentencia. Esto significa que, en todo caso, la sentencia debe tener como fundamento el hecho
histórico investigado durante el proceso y que ha sido concretado en la acusación. En otros términos:
la acusación cumple la función primordial de delimitar el objeto de la relación jurídica, puesto que la
sentencia como acto que concluye el proceso, debe proferirse en correspondencia con los hechos que
motivaron la acusación y los imputados a quienes se formuló pliego de cargos".(3)
"Se exige necesariamente la identidad del hecho, porque el imputado no puede ser condenado por
comportamientos diferentes de los señalados en la resolución de acusación. Se entiende que hay un
hecho diferente cuando se modifica la conducta y el objeto material, como en el caso en que se acusa
por el delito de estafa y se condena por perturbación de la posesión sobre inmueble".(4)
En sentencia de 10 de diciembre de 1.997 dijo la Corte que, como se había explicado reiteradamente,
"dicho acto procesal, proferido con las debidas formalidades, es ley del proceso y posibilita la
defensa del acusado quien, mediante esa decisión, conoce las imputaciones que se le formulan y por
ende adopta las medidas que considere necesarias para su defensa; además limita los poderes del
juzgador al momento de proferir la sentencia definitiva".(6)
En sentencia de 21 de abril de 1.998 reiteró la Corte que "debe haber una estricta consonancia fáctica
y jurídica entre la sentencia y la resolución de acusación", y que independientemente de las críticas
que puedan hacerse contra el sistema de congruencia acogido por la ley procesal penal, lo cierto es
que esa exigencia "constituye una garantía importante para el procesado, y da claridad a los demás
sujetos procesales sobre lo que puede ser su intervención de ahí en adelante, pues la sentencia se
limitará a resolver los cargos formulados en la acusación, sin que pueda introducir hechos no
comprendidos en ella, ni cambiar la denominación jurídica, ni deducir agravantes, ni suprimir
atenuantes, ni en general hacer más gravosa la situación del enjuiciado".(8)
Y en sentencia de 17 de marzo de 1.999 advirtió la Corte que la sentencia "es el acto procesal
naturalmente llamado a dar fin al proceso, a resolverlo de manera definitiva. Pero en ella -dijo la
Corte- el juzgador viene atado, circunscrito, por la resolución acusatoria. El alcance de esta
limitación es lo que en el fondo constituye el principio de congruencia".(9)
Otras muchas sentencias podrían citarse en el mismo sentido, pero baste con las referidas.
Según el artículo 304, numeral 3, del Código de Procedimiento Penal, el proceso es nulo cuando se
viola el derecho a la defensa, y ello ocurre, entre otros eventos, "si en la pieza acusatoria falta la
motivación sobre el hecho constitutivo del gravamen o la degradación, o la misma es ambigua o
contradictoria, o el funcionario imagina soportes empíricos o racionales que no existen o que
lógicamente no pueden inferirse dentro del proceso (absurdo), pues en tal caso la sentencia no puede
dictarse porque carecería del apoyo acusatorio necesario para su congruencia", ha dicho la Corte,
entre otras muchas en sentencia de 4 de febrero de 1.999.(11)
En este sentido, aun antes de la vigencia del Código que hoy rige, había reconocido la Corte "como
causal [de nulidad] supralegal o de origen constitucional, por quebrantamiento del debido proceso y
del derecho de defensa, la formulación anfibológica de los cargos imputados al procesado en el auto
de proceder [hoy resolución de acusación], de manera que no le resulte posible a la defensa, en tales
circunstancias, determinar con precisión los medios adecuados tendientes a desvirtuar la acusación,
ni saber, a ciencia cierta, cuál de las varias posibles interpretaciones ha de acogerse en la sentencia,
con el riesgo de que la actividad profesional del defensor se haya encaminado hacia la demostración
de la inocencia del procesado por una de tales interpretaciones y este resultar condenado, a la postre,
a causa de una diferente, de origen judicial"; así dijo la Corte en sentencia de 13 de noviembre de
1.980.(12)
Y en sentencia de 28 de marzo de 1.985 dijo la Corte que el auto de proceder "es pieza fundamental
dentro del esquema procesal previsto en el ordenamiento vigente, como que representa el pliego de
cargos que formula el Estado al procesado para que de ellos se defienda en el plenario. [...]. Una de
las mayores deficiencias que puede ostentar un auto de proceder radica en la inapropiada
formulación de los cargos, porque no se concretan debidamente o porque se presentan en forma
ambigua o contradictoria de modo que no exista certidumbre sobre la acusación, con lo que se
impide o dificulta en grado sumo la defensa del enjuiciado, a más de que la sentencia carece de un
presupuesto básico, ya que ella debe dictarse en consonancia con los cargos deducidos en el auto de
proceder. [...]. Un auto de proceder que adolezca del grave vicio de la indefinición y de la
ambigüedad en la formulación de los cargos que imposibilite la defensa e impida la aplicación del
derecho en la sentencia, viola las formas propias del juzgamiento y, por tanto, será nulo".(14)
Entonces, la acusación debe ser precisa, pues lo contrario afectaría las bases mismas del juicio y
atentaría contra el derecho de defensa del acusado, de manera que cuando sea ambigua o
contradictoria el proceso será nulo, además de que solo si la acusación es precisa resulta posible
hacer congruentes la sentencia y la acusación.
4. En los procesos disciplinarios ocurre también que, según lo dispuesto, especialmente, en los
artículos 92, numerales 3 y 5, y 152, del Código Disciplinario Único, el auto de cargos, o sea la
acusación, debe contener la indicación de la conducta que podría ser constitutiva de la falta que se
imputa, para que el disciplinado presente descargos, de manera que solo podría ser sancionado por
los hechos de que se le acusa y que constituyen los cargos que se le oponen, o absuelto de esos
mismos cargos.
Y es motivo de nulidad del proceso disciplinario, entre otros, la ambigüedad de los cargos, según el
artículo 131, numeral 3, del mismo Código.
Y en sentencia de 21 de julio de 1.995, dijo el Consejo: "Es incuestionable la importancia del pliego
de cargos en el derecho disciplinario, equiparable a la resolución de acusación en el derecho penal,
por tratarse de la actividad del Estado para concretar los límites de la imputación, que serán a la vez
el ámbito de la sentencia. Por ello las imputaciones que se hagan deben ser diáfanas, precisas,
concretas, carentes de ambigüedad, para no socavar con una formulación imprecisa las bases mismas
del juzgamiento, con evidente lesión del derecho de defensa. La Corte Suprema de Justicia en
materia penal y esta Sala en el campo disciplinario, han sostenido reiteradamente que la formulación
anfibológica de los cargos genera nulidad por quebranto de las formas propias de cada juicio, que en
el procedimiento actual constituye irregularidad sustancial que afecta el debido proceso (artículo
304-2)".(16)
Ahora bien, solo el Estado es titular de la acción penal y de la acción disciplinaria -según lo
establecido en los artículos 250, inciso primero, y 251, numeral 1, de la Constitución y 24 y 120,
numeral 1, del Código de Procedimiento Penal, y en el artículo 2o. del Código Disciplinario Único-,
en tanto que son titulares de la acción de pérdida de investidura no solo el Estado, que la ejerce a
través de cada una de las mesas directivas de las cámaras legislativas, sino también todos los
ciudadanos, según lo dispuesto en el artículo 184 de la Constitución.
Distintas son la denuncia penal y la queja disciplinaria, que solo son noticia de hechos punibles
(artículos 25 del Código Penal y 47 y 50 del Código Disciplinario Único) que da al Estado quien ha
tenido conocimiento de los mismos, pero no constituyen acusación, que es potestad solo del Estado,
según lo expuesto.
Es así que la pérdida de la investidura, que puede ser solicitada en cualquier tiempo en ejercicio de
una acción que no caduca, debe ser decretada, por disposición del artículo 184 constitucional, en un
término no mayor de 20 días.
Dentro de ese estrecho término y mediante la ley 144 de 1.994 fue establecido el trámite que debe
cumplirse, que otorga al acusado solo tres días "para referirse por escrito a lo expuesto en la
solicitud" y para pedir y aportar pruebas (artículo 9o.), que deben ser decretadas inmediatamente
después, al siguiente día hábil, y practicadas en el término de tres días hábiles (artículo 10). Y en la
misma providencia en que se decrete la práctica de pruebas se "indicará fecha y hora para la
audiencia pública, que se cumplirá dentro de los dos (2) días siguientes".
7. Pues bien, dijo el demandante ciudadano Emilio Sánchez Alsina que el Representante Armando
de Jesús Pomárico Ramos había incurrido en el motivo de pérdida de investidura de que trata el
artículo 183, numeral 4, de la Constitución, es decir, en indebida destinación de dineros públicos,
porque de acuerdo con el reglamento de la Cámara corresponde a la mesa directiva trazar las
políticas de inversión según las necesidades y previos lns sustentos legales y soportes técnicos; que,
sin embargo, el acusado avaló y dispuso "una serie de contrataciones desconociendo lo establecido
por la norma en comento, así como violando los más elementales principios de la contratación
administrativa vigentes para el caso", y que con ello se buscó "el beneficio personal y político de
manera directa y de interpuestas personas". Después advirtió el demandante que se refería a
contratos celebrados en el mes de diciembre de 1.999.
Solo eso dijo el demandante. Pero en ello no hay una acusación concreta y, por lo mismo, no está
dado el requisito de que trata el artículo 4o., literal c, de la ley 144 de 1.994. No era posible,
entonces, decretar la pérdida de la investidura; tampoco, desde luego, absolver al congresista
acusado.
Ahora bien, frente a la imprecisa acusación de que hubo indebida destinación de dineros públicos
porque la mesa directiva no trazó políticas de inversión, porque pese a ello autorizó la celebración de
contratos con desconocimiento, además, de los más elementales principios de la contratación
administrativa, y porque se buscó así un beneficio personal y político, ¨cómo habría podido
defenderse el acusado? ¨qué alegar en contra de esa imputación indefinida? ¨de dónde la indebida
destinación? ¨qué probar contra tales afirmaciones?
8. También, aunque extensa, es ambigua la solicitud del ciudadano Pablo Bustos Sánchez que, sin
las debidas precisiones, acusó al Representante Pomárico Ramos de haber establecido una nómina
paralela por cerca de $2.000 millones, de fraccionar contratos para eludir la celebración de
licitaciones, de no haber ejercido control sobre las funciones delegadas, de haber incurrido en gastos
excesivos y de autorizar la celebración de contratos relativos a los servicios comunes del Congreso
que debieron ser contratados conjuntamente por el Senado y la Cámara. Y dijo que en ello hubo
indebida destinación de dineros públicos, motivo de pérdida de investidura establecido en el artículo
183, numeral 4, de la Constitución.
Pero, ¨de qué actos o contratos deriva el establecimiento de la dicha nómina paralela, de qué
empleados o trabajadores se trata y por qué en ello hubo destinación indebida de dineros públicos?
¨en qué contratos hubo fraccionamiento? ¨de qué gastos excesivos se trataba? ¨qué contratos
debieron haber sido celebrados conjuntamente? ¨qué controles dejó de ejercer y en qué casos y
porqué se dio con ello indebida destinación a dineros públicos?
También en este caso, frente a acusaciones no referidas a hechos determinados, resultaba imposible
el ejercicio pleno del derecho a la defensa y la aplicación del derecho.
c. Es denominador común en todos los contratos que no hubo estudios previos a su celebración para
establecer su necesidad, oportunidad o conveniencia, en contravención a lo establecido en los
artículos 24, 25, numeral 7, 26, 29 y 30, numeral 1, inciso segundo, de la ley 80 de 1.993, además de
"la falta de transparencia por razón de que los propios interesados, de antemano escogidos como
beneficiarios de la adjudicación, eran los encargados de llevar las 'contrapropuestas', para dar así
visos de legalidad al proceso contractual; y la absoluta falta de control o seguimiento de los mismos,
por parte de la mesa directiva";
d. Un testigo relató la forma en que se distribuían los contratos entre los miembros de la mesa
directiva de la Cámara y aseveró entregado al Representante Pomárico Ramos algunas sumas de
dinero provenientes de la "comisión en contratos";
e. Se violaron los artículos 20 del decreto 1.737 de 1.998, según el cual no podían iniciarse trámites
para la celebración de contratos cuyo objeto fuera la realización de mejoras útiles o suntuarias, sino
solo para la realización de mejoras necesarias, y el artículo 9o. del decreto 2.209 de 1.998, según el
cual solo podían iniciarse trámites para la celebración o renovación de contratos de suministro,
mantenimiento y reparación de bienes muebles y para la adquisición de bienes inmuebles, cuando el
secretario general o quien hiciera sus veces determinara en forma motivada que era indispensable
hacerlo para el normal funcionamiento de la entidad o la prestación de los servicios a su cargo. Ello
porque "se autorizó la contratación de una serie de obras o trabajos sobre inmuebles, que bien
pueden catalogarse como suntuarias, en la medida de que distan mucho de ser las necesarias para
mantener la estructura física de dichos bienes".
Concluyó la sentencia diciendo que por ser el Representante Pomárico Ramos, en cuanto Presidente
de la Cámara, ordenador del gasto, según el artículo 110 del Estatuto Orgánico del Presupuesto, y
como responsable directo de la actividad contractual de acuerdo con lo establecido en los artículos
11, literal a, y 26, numeral 5, de la ley 80 de 1.993, "no puede eludir per se las consecuencias que se
derivan, per se, del ejercicio de su cargo, en lo que tiene que ver con las irregularidades a que se ha
hecho referencia", más aún "si se tiene en cuenta el categórico mandato del parágrafo del artículo 12
de la ley 489 de 1.998" según el cual en todo lo relacionado con la contratación "el acto de la firma
expresamente delegada no exime de responsabilidad legal, civil y penal al agente principal", y que la
delegación que hizo el Presidente de la Cámara en el Director Administrativo "constituyó una
delegación de firma".
Otra vez, frente a las imputaciones genéricas e indefinidas de las acusaciones, ¨cómo habría podido,
cabalmente, el Representante Pomárico Ramos dar respuesta adecuada y defenderse de cada uno de
los cargos, esos sí determinados y precisos, de los que fue encontrado responsable?
En otros términos, no fue acusado, concretamente, de ninguno de los cargos por razón de los cuales
se decretó la pérdida de su investidura de congresista.
b. La acusación señala los límites dentro de los cuales ha de hacerse el juicio, o sea que el
congresista acusado solo podría ser condenado en tanto autor responsable de los hechos de que se le
acusa, o absuelto solo de esos mismos hechos, o, en otros términos, la sentencia que se dicte debe
ser congruente con la acusación, para garantía del derecho de defensa del acusado, que debe conocer
de qué se le acusa y de qué ha defenderse;
c. Es necesario, además, que la acusación sea precisa, y no indefinida, y por lo mismo que los hechos
en que se base estén precisamente señalados, que solo así es posible hacer congruentes la acusación
y la sentencia, solo así se permite al acusado el cabal ejercicio de su derecho a la defensa, y solo así,
frente a una acusación concreta, referida a hechos determinados, puede aplicarse el derecho, es decir,
condenar o absolver;
En tales condiciones fue mi propuesta que se declararan nulos los procesos, como lo eran, a partir
del auto admisorio de la solicitud de pérdida de investidura y, según el artículo 7o. de la ley 144 de
1.994, se ordenara la corrección de esa solicitud con la debida explicación de la causal invocada,
particularmente con el señalamiento concreto de los hechos en que se basaba, a los cuales pudiera
referirse el congresista acusado y respecto de los cuales pedir y aportar las pruebas que estimaran
conducentes, conforme los artículos 4o., literal c, y 9o. de la misma ley.
La nulidad del proceso resultaba de la violación del debido proceso y del derecho de defensa del
acusado, en conformidad con lo establecido en los artículos 29 de la Constitución y artículo 304,
numeral 3, del Código de Procedimiento Penal del Código Penal, aplicables al caso.
1 Sentencia de Sala Plena del Consejo de Estado del 19 de octubre de 1994, expediente AC-2102,
Ponente Dr. Juan de Dios Montes H. 2 Hernando Devis Echandía, Compendio de Derecho Procesal,
t. I, Teoría General del Proceso; Medellín, Biblioteca Jurídica Diké, 13.ª ed., 1.993, pág. 57. 3 Jaime
Bernal Cuéllar y Eduardo Montealegre Lynett, El Proceso Penal; Santa Fe de Bogotá, Universidad
Externado de Colombia, 3.ª ed., 1.995, pág. 488.
6 Gaceta Judicial, t. CCLI, núm. 2.490, vol. II, págs. 762 y 763.
9 Casación 14.796.
11 Casación 10.918.