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Los costos fijos o costes fijos (sólo en España) son aquellos costos que no son

sensibles a pequeños cambios en los niveles de actividad de una empresa, sino que
permanecen invariables ante esos cambios. La antitésis de los costos fijos son los
costos variables.

La diferenciación entre costo fijo y costo variable es esencial para obtener


información apta para la toma de decisiones basadas en costos.

Suele relacionarse a los costos fijos con la estructura productiva y por eso suelen
ser llamados también costes de estructura y utilizados en la elaboración de
informes sobre el grado de uso de esa estructura.

En general, los costos fijos devengan en forma periódica: una vez al año, una vez
al mes, una vez al día, etc. Es por ello que se los suele llamar también costes
periódicos.

Ejemplo de costos fijos, si una empresa produce 100 unidades de pollos, y su costo
fijo de alquiler del local es $1000, el alquiler va a ser el costo fijo, ya que
aunque produzca más cantidad de pollos en un mes, el coste de alquiler va
mantenerse en ese margen.

Costos hundidos o fijos (en México). Decir que la condición para producir exige que
el precio sea igual o mayor que el costo variable medio, equivale a afirmar que a
la empresa que incurre en pérdidas solo le compensará producir si éstas son iguales
o menores que los costos fijos. Ese análisis nos lleva al concepto de costo fijo o
irrecuperable, o costo hundido, es decir, el que ya se ha comprometido y no puede
recuperarse. Es un costo que pertenece al pasado. Dado que con los costos hundidos
no se puede hacer nada, de cara a las decisiones que toma el empresario sobre
producir o no, lo más adecuado es ignorarlos. El análisis presentado evidencia que,
frente a la decisión de producir o cerrar, los costos hundidos son irrelevantes. Se
supone que este tipo de costos no pueden recuperarse deteniendo temporalmente la
producción. En este sentido los costos fijos de la empresa son irrecuperables a
corto plazo y, por tanto, pueden ignorarse cuando se decide la cantidad de
producción.

Según R. JAcobi, los costos fijos son aquellos costos que la empresa debe pagar
independientemente de su nivel de operación, es decir, produzca o no produzca debe
pagarlos. Un costo fijo, es una erogación en que la empresa debe incurrir
obligatoriamente, aun cuando la empresa opere a media marcha, o no lo haga, razón
por la que son tan importantes en la estructura financiera de cualquier empresa. Es
el caso por ejemplo de los pagos como el arrendamiento, puesto que este, así no se
venda nada, hay que pagarlo. Sucede también con casi todos los pagos laborales,
servicios públicos, seguros, etc.

Quizás el principal componente de los costos fijos es la mano de obra, por tanto,
no es de extrañarnos que cada día las empresas luchen por una mayor flexibilidad
laboral que les permite ir convirtiendo esos costos fijos en variables. Y es que
los costos fijos representan un verdadero problema para las empresas,
principalmente cuando por alguna razón, sus ingresos o productividad disminuyen, ya
que en cualquier caso, tendrán que seguir asumiendo los costos fijos, y a nadie le
hace gracia que mientras los ingresos bajen los costos no. Es por ello que las
empresas hacen todo lo posible por disminuir la proporción de costos fijos, puesto
que ello le permite adaptarse mejor a los altibajos operativos. Cuando los costos
fijos son elevados, en un periodo poco productivo la empresa puede presentar
pérdidas, algo que se puede evitar si los costos fijos se pudieran disminuir en la
medida en que la producción disminuye, propiedad que tienen los costos variables.

Lo ideal para una empresa sería que sus costos estuvieran en función de los
ingresos producidos, es decir que solo tuvieran costos variables, algo que es
imposible, aunque sí es posible trabajar con un mínimo de costos fijos, y ese debe
ser el objetivo de una buena gestión de costos.

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