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Repensando Tiwanaku desde las tierras bajas 1
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Denise Y. Arnold ¡,
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En las últimas décadas se ha dado un largo debate sobre la relevancia del sitio arqueológico de Tiwanaku para los
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orígenes del pueblo aymar.t. En 2003, el líder aymara Felipe Quispe planteó la fundación de una nueva Repú-
blica aymara, con Tiwanaku como su centro espiritual. Luego, en 2005, con la inauguración de la presidencia de I;
Evo Morales, Tiwanaku se convirtió en escenario de ritos estatales, en una reinvención de este sitio por la facción
aymarista de su gobierno. Pero el consenso linf5ii-ístico sobre las asociaciones entre Tiwanaku y el pueblo aymara
sostiene que se traia más probablemente de un centro civilizatorio pukina o urukilla, rJ que la diseminación de la
lengua aymara hacia la región ocurrió después del auge de la civilización tiwiznakota. Otro punto pertinente es
que muchos aspectos materiales y ceremoniales de Tiwanaku tienen nexos igualmente pertinentes con poblaciones
de las tierras bajas. Se examinan aquí estos debates sobre los centros civilizatorios andinos versus las periferias
forestales, a modo de cuestionar los planteamientos ideológicos sobre "lo andino" como una construcción singular
en la identidad latinoamericana. :1,
Palabras clave: Construcción ideológica del Estado, Estado Plurinacional, nación cívica, nación étnica, interac- 11
ciones tierras altas-tien-as bajas, Perú, Bolivia, NOA.
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Beyond "lo Andino": Rethinking tiwanaku from the lowlands
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In recent decades there has been a long debate about the possible relevance of the archaeological site of Tiwanaku
to the origins ofAymara-speaking peoples. In 2003, the Aymara leader Felipe Quispe, as part of bis indigenist
claims, proposed the foundation ofan Aymara Republic, with Tiwanaku as its spiritual center. Since the inaugu-
ration ofthe presidency ofEvo Morales, in 2005, Tiwanaku has become the backdrop far many state rituals, in a
reinvention ofthis site by the Aymara faction ofhis government. H owever, linguistic consensus holds that the site
was more likely a center of Pukina or U1"Ukilla culture, and that the dissemination ofAymara language to the
region was after the pinnacle of Tiwanaku civilization. Another concern is that many aspects of the Tiwanaku
civiiization have equally pertinent links to lowland and not just highland populations. These ideas are examined
in the context ofcurrent debates about centers and peripheries, localities and globalities, in present-day reflections
about the Andes, where ideas about "lo andino" and the centrality of Peru within Andean studies are also ques-
tioned. The paper develops an alternative view that rejects the singularity ofAndean identity in the construction
ofLatin American identity as a whole.
Keywords: Ideo/ogical construction of the state, plurinational state, civic nation, ethnic nation, highland-
lowland interactions, Peru, Bolivia, NOA
1, 1
por los capitales culturales y simbólicos cen- ideología de mestizaje homogeneizante, sin l ,/
trados en el sesgo monopólico de la región reconocer la diversidad en su interiol'. 11
andina, y de plantear otros escenarios alter- Ángel o (Ibíd.: 191) identifica otras in- ';¡
nativos. Pero primero es necesario entender
los procesos detrás del andamiaje estrnctural
fluencias en las décadas posteriores a 1952
que iban a reforzar este esquema unilineal. q
de este monopolio regional. Al respecto, cita las interpretaciones de la es-
Según los argumentos de Ángelo (ibíd.), cuela estructuralista anglo-francesa (Bouys- i:¡j
Michel (ibíd.) y otros, este sesgo andinocén- se-Cassagne 1987; Saignes 1985) sobre el pa- 11
trico surgió cuando la arqueología boliviana pel de los señoríos aymaras en el surgimiento
se puso a manejar ideas centralistas y monu- como en la desestructuración del Estado de 1\
mentalistas, centradas en la civilización de Tiwanaku, que para Ángelo se presentan de
Tiwanaku, en el período de la Revolución forma ahistórica y con estructuras organiza-
Boliviana de 1952. Al plantear una serie de tivas (inspiradas en el estructuralismo de la
relaciones entre Tiwanaku, ahora percibido época) consideradas similares en todas las
como un centro civilizador con sus múltiples partes. También cita la influencia del modelo
periferias, este modelo nacionalista adopta- vertical de John Murra (1972) que resalta el
do por la arqueología boliviana ha seguido poder político de las sociedades altiplánicas
un esquema evolucionista. Dicho esquema sobre los valles y costa. Y como parte de esta
da por sentadas ciertas ideas sobre la mayor misma tendencia, cita una generación de es-
complejidad social de este centro civilizador tudios sobre las formas de control altiplánico
(y otros centros contemporáneos como Wari sobre estos otros pisos ecológicos mediante
y Moche) en comparación con sus periferias, redes de caravanas vinculadas a la expansión
y sobre sus formas de expansión, a través de del discurso religioso promovido por la éli-
relaciones de intercambio con las periferias, te teocrática desde el centro ceremonial de
promovidas por las élites religiosas y políti- Tiwanaku (Browman 1984; Kolata 1993;
cas asentadas en estos centros de poder (Án- Núñez y Dillehay 1995 [1979]).
gela 2005:185-6); · Son más antiguas aún las ideas prevalen-
Para Dante Angelo, este esquema evo- tes sobre el predominio de las tierras altas
lucionista, homogeneizante e integracionis- sobre las tierras costeñas y tierras bajas de
ta, ha sido planteado con fuerza en Bolivia la Amazonía. En la academia, entre los ar-
por la élite del partido MNR (Movimiento queólogos a nivel internacional, fue Betty
Nacionalista Revoluci-:mario) tras el levan- Meggers (1971) como vocera de la academia
tamiento popular de 1952, como el modelo convencional de aquellos años, quien insistió
dornihante para constrnir una nueva nación en que las culturas complejas de las tierras
de pertenencia común para los pueblos antes bajas, eran producto de corrientes migrato-
excluidos, reforzado por una ideología de- rias desde las partes altas. En aquel entonces,
mocrática como la característica principal de era considerado excepcional cualquier punto
la modernidad de aquel entonces (en común de vista contrario que defendía la idea de que
con países como México y Perú) (cf. Ander- las tierras altas eran más bien el resultado de
son 1991). Los escritos arqueológicos revi- asentamientos por corrientes migratorias (o
sionistas de Carlos Ponce Sanginés, activista de influencias de un tipo u otro) desde las
del MNR (basándose en los trabajos arqueo- tierras bajas (impulsadas por el cultivo de
lógicos pioneros en el sitio de Tiwanaku maíz o yuca, la introducción de cerámica o
por Arturo Posnansky·y siguiendo el marco estilos arquitectónicos, etc.) (Lathrap 1973a
evolucionista de Gordon Childe), iban a de- y b; Tello 1930, 1960). Esta situación con-
sarrollar la metanarrativa de referenci a para tinuó hasta los años 90, cuando los trabajos
impulsar el modelo político del Estado mo- en la isla Marajo en la boca del río Amazo-
nocultural boliviano, caracterizado por una nas, en Brasil, dirigidos por Anna Roosevelt
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Textos Antropológicos Vol. 17 / Nº 1
res, 'tenían mucho en común con sus equi- En la práctica, hubo otros asuntos en jue-
valentes en otros contextos culturales, por go. Con respecto a la llegada española, Villar
ejemplo con los pochtecas o guerreros-comer- y Combés (2012:66) resaltan las tendencias
ciantes de la Mesoamérica precolombina. hacia la hibridación de las poblaciones de
La costumbre de los pochtecas de raparse la ambas regiones mayores. Combés indica la
cabeza antes de una expedición bélica y de presencia, en el momento de la conquista es-
usar el tembetá en la boca, como distintivos pañola, de grupos amazónicos andinizados,
profesionales basados en su desempeño en por ejemplo de unos. 3000 indígenas de la
la guerra, llaman nuestra atención a sendas zona de Santa Cruz la Vieja que se encon-
costumbres en las tierras bajas de la Amazo- traban en Charkas (Combés 2012:75) y en la
nia y las tierras altas de los Andes (Arnold otra dirección de grupos andinos afincados
2012:48). Los inkas penetraron el bosque en las tierras bajas, e incluso aymara hablan-
en busca de Paititi, supuestamente ubicado tes (los yumos) vestidos allí en camisetas de
en el Noreste del Beni, y construyeron una corteza (Combés ibíd.:74). En los hechos,
fortaleza en la confl~encia de los ríos Beni y eran los españoles quienes en la colonia tem-
Madre de Dios. Esta región era densamen- prana consolidaron la ocupación inkaica an-
te poblada aún en el período colonial tem- terior de la selva, esta vez con miles de per-
prano; los relatos mencionan a lo largo de la sonas en vías de huir de la influencia cristiana
zona dos a tres mil casas elaboradas de tapia (ibíd.:69-70). Por estas razones, para Com-
y adobe, y torres funerarias de adobe (Re- bés, estos procesos de hibridación, simbiosis 11
el telar, lo que se practica hasta hoy en los dones de mano de obra hacia las industrias
Llanos de Mojos. La diseminación original selváticas del caucho, y hacia las construccio-
de esta técnica se fecha en el Horizonte Me- n.es del ferrocarril y la expansión del comer-
dio temprano, llegando posiblemente hacia cio que acompañaba a estas construcciones
la costa de lo que ahora es Chile. Más tar- a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX.
de, quizás impulsada por las misiones jesuí- Estas migraciones afectaron no sólo a las po-
ticas, esta técnica se despliega nuevamente blaciones mestizas y blancas sino también a
por distintas abras hacia los valles bolivia- las poblaciones indígenas, especialmente en
nos de Cochabamba (Tapacarí) y el norte los movimientos de los pueblos guaraníes
de La Paz (Ayata y Mollo), hacia Macusani de Bolivia hacia los ingenios azucareros del
y la región de Paratía y Cusco (Pitumarca) Noroeste de Argentina (Villar y Combés
en el Perú, y al Noroeste Argentino (Ar- ibíd.:11). Dada esta complejidad social, in-
nold y Espejo 2012:193-197). Un tercer in- sistir en hablar de Bolivia hasta ahora ·como
tercambio ocurre con las técnicas llamadas un "país andino", o seguir privilegiando al
"cadenitas" (Agüero 2007), hoy practicadas Perú como la fuerza motora de "lo andino",
por los grupos arawak (Ashaninga, Machi- va muy en contra de los hechos.
guenga) de la amazonía peruana, que qui-
zás fueron diseminadas al Altiplano por los Reclamos indigenistas al pasado andino
uru-chipayas, desde sus orígenes en los ríos
de la selva. Este fenómeno es especialmente En Bolivia, el oír los argumentos nacionalis-
significativo porque, dada' lá complejidad de tas que plantean el centro altiplánico como el
pasar entre grupos las técnicas y tecnologías meollo del poder u oír los reclamos sobre el
del textil, señala contactos directos entre los pasado andino centrado en Tiwanaku, ha sido
productores de tejidos de ambas regione~. igualmente común en ciertas pugnas indíge-
En un estudio preliminar de textiles nas por el poder, desde el año 2000 adelante.
de las tierras bajas, custodiados en el Mu- En el gran levantamiento aymara del
seo Nacional de Etnografía y Folklore, en "Mallku" Felipe Quispe en 2000, se deman-
La Paz, notamos también su corolario: in- dó el reconocimiento del territorio autóno-
flu~ncias en los tejidos guaraníes de técnicas mo de una nación aymara incipiente. Según
altiplánicas, por ejemplo, las escogidas con el ?,,fanifesto of]ach'ak'acbi de 2001 (prepara-
un conteo de 212, que lleva el nombre entre do con la ayuda de CISA, una organización
los guaraniés de karakarapepo (Combés 1992; indianista a nivel internacional), este territo-
Arnold con Espejo y Maidana 2013:379- rio, centrado en el pueblo colonial de Acha-
381). Posiblemente esto ocurrió en el Ho- cachi (re-aymarizado como Jach'ak'acht), era
rizonte Tardío (1430-1532 d.C.), cuando los parte de un reclamo mayor al sitio arqueo-
inkas ocuparon Samaipata y se contaba con lógico de Tiwanaku como súnbolo clave
la presencia de un contingente de mitimaes de la identidad aymara. Es probable que el
(o guerreros) qharaqharas ubicado más aden- reclamo del Mallku era espontáneo, parte
tro en Saypurú, en la Cordillera chiriguana. de un reconocimiento generalizado que sus
Ellos defendían a las fuerzas inkas contra ancestros tenía algo que ver con el aparato
las incursiones guaraníes del Este, a la vez ceremonial de este complejo cultural. La
que trabajaban en la mina de metal conocida idea que Tiwanaku .es el sitio aymara por ex-
como "carcaraes" (Combés 2012:69). 1 celencia está compartida por las poblaciones
Vi.llar y Combés (2012) enfatizan que locales (Astvaldsson 2000), por las tejedoras
sendos intercambios, conjuntamente con las rurales que vienen desde el Norte de Potosí
economías compartidas y corrientes migra- para copiar los diseños de los monolitos de
torias asociadas continúan hasta la actuali- ese sitio, por artistas conocidos como Ma-
dad. Se conoce más sobre las grandes migra- mani Mamani con su tendencia estilística de
Arnold Más allá de "lo andino" 113
pintar escenas indigenistas inspiradas por el Tiwanaku son aymaras o que el sitio Tiwa-
pasado tiwanakota, y por los músicos urba- naku fue erigido por aymara-hablantes (Ar-
nos quienes posan delante de la "Puerta del nold yYapita 2005; Cook 1994:62; Heggar-
Sol" en sus videos de publicidad. ty y Beresford-Jones 2010). Los reclamos
Pero nuevamente, la realidad es más pro- mestizo-criollos anteriores acerca de que
blemática. Si bien varios cronistas del perío- los fundadores de Tiwanaku eran aymaras o
do colonial (entre ellos "El Inka" Garcilaso) quechuas (en los argumentos de Max Uhle,
señalaron que el centro ceremonial de Tiwa- Middendorf, !barra Grasso, Markham, Riva
naku ha sido adorado como un sitio sagrado Agüero y otros) ya están cuestionados ante
por las poblaciones locales durante siglos e los argumentos lingüísticos que eran más
incluso visitado por el propio Inka, no obs- probablemente pukina o urukilla hablantes
tante, el desarrollo de la identidad élyfuara o (Cerrón-Palomino · 1998; Torero 1998; cf.
la identidad nacionalista boliviana, asociada Gonzalez de la Rosa 191 O); según la eviden-
con este sitio, es mucho más reciente (Kolata cia lingüística actual, la diseminación de la
1993:1-37). Y aunque Tiwanaku fue descrito lengua aymara hacia la región ocurrió des-
en los relatos de los viajeros desde el siglo pués del auge de Tiwanaku como civilización
XIX en adelante (Riv~ro y Von Tschudi en (Heggarty 2008; Beresford-Jones y Heggarty
1853; Squier en 1878), como mencionamos 2011; Heggarty y Beresford-Jones, eds.
fue solamente con la Revolución boliviana de 2012)2. Incluso un estudio genético reciente
19 52 que los intereses nacionalistas escogie- indica que las poblaciones de Tiwanaku te-
ron a este sitio como símbolo de identidad. nían más en común con los grupos actuales
Desde este momento, las visiones arqueoló- amazónicos y quechuas que con los aymaras
gicas de Taypiqala (la "Piedra al Centro" en actuales (Korpisaari y Parssinen 2011:138,
el sitio) como el eje cosmológico del mundo, citado en Sagámaga 2014a:33).
perpetrados por Carlos Ponce Sanginés, fue-
ron instrumentales en forjar estos reclamos · Ceremonialismo étnico en contextos
nacionalistas. nacionalistas
Ante esta apropiación por los mestizo-
criollos nacionalistas 'de lo que él percibió
coino capital cultural indígena, Carlos Ma-
mani Condori (del Taller de Historia Oral,
En los hechos, el nacionalismo boliviano di-
rigido al sitio de Tiwanaku, puesto en mar-
cha por Ponce Sanginés y luego incorporado
•
THOA), en un ensayo de 1992, reclamó a en los textos históricos y escolares del país,
Tiwanaku como un sitio preexistente ayma- ha sido leído y absorbido por indígenas y no
ra de lo que se ha vuelto el proyecto dual, indígenas por igual, como un imaginario so-
mestizo-criollo, de 1952: de forjar la nación cial irrefutable que tenía poco que ver con
al encontrar allí sus raíces culturales prehis- estudios académicos o historias regionales.
pánicas, a la vez que se integre a la población En el Perú, la asimilación de los inkas por el
"India" en este nuevo programa civilizador nacionalismo peruano ha seguido un rumbo
(Mamani 1992:2; 1989). De forma similar, ·parecido.
Mamani critica a los arqueólogos Portu- Es en ese contexto que los kataristas eligie-
gal; padre e hijo (miembros de la escuela de ron a Tiwanaku para proclamar y dar nombre
Ponce Sanginés), por su postura de haber a su primer manifiesto de 1973. Tiwanaku de-
"descubierto" a Tiwanaku, y luego de haber- finitivamente no era inkaico (por decir perua-
lo comparado con puntos de referencia del no), y por tanto era apto para representar un
Viejo Mundo (Níneve, Babilonia) en vez de nuevo nacionalismo que combinaba lo indíge-
apreciar su propio contexto cultural. na (en particular lo aymara) con lo boliviano.
Son igualmente problemáticos los presu- Esta proclamación era un rito secular y polí-
puestos de que los orígenes lingüísticos de tico, ·todavía sin tintes de la espiritualidad an-
114 Textos Antropológicos Vol. 17 / Nº 1
dina incipiente. Las tensiones modernas entre lugar denominadas "ñustas" (Spedding y Ar-
Perú and Bolivia, centradas en la delimitación nold 2009:322).
relativamente reciente de sus fronteras, tam- El rito solsticial continuó bajo la influencia
bién contribuyeron a esta reconstrucción na- de los yatiris locales en las políticas MNRistas
cionalista del pasado. En tanto que Tiwanaku del ·primer gobierno de Sánchez de Losada,
se convertía en el símbolo nacional para los cuya postura populista animó a muchas cere-
bolivianos, el Cusco inkaico (y en menor gra- monias folklóricas de este tipo (Arnold y Ya-
do el otro sitio del Horizonte Medio, Wari) se pita 2005). La combinación de renacimiento
transformaron en símbolos equivalentes para espiritual, reafirmación política, diversión y
los peruanos. 3 ganancia, hizo que estps ritos del 20-21 de ju-
L a investidura de Tiwanaku como san- nio se fueran replicando en otros sitios: en Je-
tuario andino moderno empezó alrededor sús de Machaca, en la isla del Sol, en un cerro
de 1970, cuando un pequeño grupo,de inte- cerca de la ciudad de Cochabamba y luego en
lectuales aymaras y kataristas, en su mayor:ía el fuerte de Samaipata. Lo mismo pasó en el
asociado con el THOA (Taller de Historia Perú, comenzando con los ritos neo-inkaicos
Oral Andina), junto con un yatiri local, Ru- del Inti Raymi, reinventados en 1944 por un
fino Paxsi, decidieron celebrar un rito sui ge- grupo de funcionarios gubernamentales, y
neris en la noche del 20 al 21 de junio, coinci- luego elaborado por un conjunto de antropó-
diendo con el solsticio de invierno (Spedding logos e intelectuales que incluían a José María
y Arnold 2009:321). En los años siguientes, Arguedas (de la Cadena 2004, Cap. 3).
se fueron reuniendo cada vez más partici- La consagración de Tiwanaku como san-
pantes y toda la secuencia ritual se trasladó tuario indígena-nacional fue oficializada el
al sitio de las ruinas ceremoniales de Tiwa- 21 de enero de 2006, cuando Evo Morales,
naku, aunque se limitaba a simpatizantes un día antes de asumir el mando presiden-
ideológicos de los fundadores, manteniendo cial, escogió las ruinas para una ceremonia
todavía los fines de renovación y compromi- de bendición, en una especie de juramento
so cultural personal (Ibíd.:322). Por ejemplo, autóctono previo al convencional que pres-
una pareja de integrantes del THOA, casados taría al día siguiente ante el Congreso. La se-
previamente bajo el rito católico convencio- gunda parte del rito, celebrada en las gradas
nal, volvieron a celebrar su boda como un delante de la puerta del Kalasasaya y difun-
"matrimonio aymara" inventado por ellos en dida por televisión, fue objeto de críticas (las
colaboración con Paxsi (Cáceres 2004:81). frases introductorias del discurso, en aymara,
El cambio en la escala del evento ocurrió
,
conteman errores de protocolo; Morales .no
...
a partir de 1989, en base a una conferencia supo empuñar correctamente el bastón de
sobre el rito realizada en el MUSEF (Mu- ma~do especialmente confeccionado para la
seo Nacional de Etnograña y Folklore) en ocasión; se usó una túnica de Wari ·en vez de
La Paz. En aquella ocasión, una agencia de Tiwanaku). El 22 de enero de 2012, con la
turismo difundió ampliamente la noticia· del reelección de Morales, el acto maduró y Evo
"Año Nuevo Aymara"yel evento se masificó, pudo reafirmar en las ruinas de Tiwanaku la
atrayendo asistentes interesados en ponerse identidad indígena de su revolución (Figura
en contacto con la espiritualidad ancestral o 1). Aparte de estos esfuerzos para reinven-
participar en un rito "auténticamente" andi- tar las tradiciones de la nación-Estado, cen-
no, acompañados por otros más interf:sados tradas en Tiwanaku, queda el rumor de que
en una noche de fogatas y trago con un tras- el Presidente, junto con algunos miembros
fondo exótico. Los " oficiantes se multiplica- de ·su entorno cercano, practican sacrificios
ban a la par de los asistentes, y se iba incor- en Tiwanaku, cuando los asuntos estatales
porando nuevas etapas a la secuencia ritual no andan bien, por ejemplo, después de las
inicial, como el coro de mujeres jóvenes del muertes de mineros en Huanuni.
Arnold Más allá de "lo andino" 115
figura 2. Los guaraníes esperan el Lucero del Alba en la ceremonia ancestral del mlsm~ nombre.
Fuente: Página web del Gobierno del Departamento Autónomo de Santa Cruz. .
http://www.santacruz.gob.bo/lmagenes_galeria/180.620121820261ucerodelalbaenscz4.Jpg
Arnold Más-allá de "lo andino" 117
Nexos y rutas entre las tierras altas nexos con los pueblos arawak-chané de los
y tierr~s bajas ' Llands de Grigotá, h_uyendo de las mismas
Irónicamente, los sitios escogidos para incursiones guaraníes. 4 Las incursiones chi-
estas ceremonias reinventadas subrayan la riguanos contra las fuerzas del lnka Yupanqui
composición pluriétnica de los Estados andi- se fechan a aproximadamente 1430.
nos anteriores. Si bien Tiwanaku, en su con- Curiosamente, la incursión en 1526 de
dición de un Estado teocrático, contó con dos mil guaraníes (chiriguanos), como acom-
su centro ceremonial en el meollo del Alti• pañantes de aventureros portugueses y algu-
plano, su pervivencia dependía de su com- nos indígenas de la costa atlántica en tomo a
posición étnica diversa y sus interrelaciones Alejo García, en busca de ropa fina y objetos
multifacéticas, lo que se ve en las cabezas lí- de metal, constituye la primera invasión del
ticas clavadas en los muros del templo semi- territorio andino bajo el dominio inka por los
subterráneo. Tiwanaku tenía relaciones con europeos (narrada por Nordenskiold 1917 en
Wari al norte y en las zonas fronterizas al base a fuentes en Guzmari, Techo y Feman-
este, acceso a productos de la costa vía con- dez). Sin embargo, este hecho se ha pasado
tactos con los valles costeños occidentales, y por alto en los textos escolares bolivianos a fa-
acceso en las fases tempranas a productos de vor de la narración histórica sobre la invasión
los valles y la selva mediante contactos vía de Francisco Pizarro y su compañía española,
las abras al este y más al sur con el centro vía Cajamarca y Cusco, varios años después.
de poder contemporáneo de Mojocoya. Es Alejo García conocía bien la lengua guaraní y
posible que Mojocoya estuviese encargado pudo persuadir a muchos grupos guaraníes de
no .sólo con las relaciones interétnicas con acompañarle para invadir las tierras altas en-
la región circumpuneña y los valles interan- tre Mizque and Tomina, a la altura de Samai-
dinos de Chuquisaca y Cochabamba, sino pata. Después de invadir y destruir muchos
también con los Llanos de Mojos, y las tie- pueblos, la expedición de García continuó
rras amazónicas y chaqueñas más adentro, por 40 lenguas, hasta las fueras de Presto y
como fuentes importantes de maíz, coca y Tarabuco (cerca.de Sucre), donde ellos se re-
algodón (Hastorf et al. 2006). Estos nexos tiraron sin sufrir bajas ante un contingente de
se habrían consolidado con las ofrendas de numerosos indios de Charkas. Como conse-
materiales (chonta, plumas, alucinógenos) cuencia de este ataque, los inkas fortificaron
de estas múltiples zonas en los sitios ceremo- t~do el límite entre las tierras altas y baj'as con
niales de Tiwanaku. El partido de MNR ha fortalezas como Samaipata y Cusco-Toro, en
reconstruido el 'imperio' de Tiwanaku como que se dejaban varias guarniciones. García y
un fenómeno plenamente andino, pero en la compañía, con su botín de textiles y objetos
práctica ese 'imperio' ya demostró algunas de oro y plata, informaron a las autoridades
posibilidades de un Estado pluriétnico. portuguesas de sus hallazgos en los térritorios
El Fuerte de Samaipata en el pasado le- de los Charkas, y varias otras expediciones
jano ha sid9 otro articulador clave entre las. intentaron buscar estos territorios del Inka,
poblaciones de las tierras altas de los Andes pero sin la misma suerte.
y los llanos de la Amazonía: Algunos autores Los estudios arqueológicos y etnohistóri-
vinculan los primeros desarrollos de la forta- cos recientes nos presentan una amplia eviden-
leza, antes de su uso por los inkas contra los cia que estos contactos entre las tierras altas y
guaraníes, con grupos de las tierras bajas in- tierras bajas eran de larga data (Korpisaari y
cluyendo los yuracaré, y mencionan influen- Parssinéh 2011; Parssinen y Siiriainen 2003;
cias , de Mojocoya en la cerámica (Meyers Rivera 2008 a y b; Sagámaga 2014a; véase
2015; Meyers et al. 2015:13). El arqueólogo también Saignes 1985; Renard-Casewitz 2004;
Ornar Caure propone que en estas etapas Renard-Casevitz et al. 1985, 1988). Esta evi-
tempranas, Samaipata también tuvo posibles dencia ~punta a contactos entre la civilización
118 Textos Antropológicos Vol. 17 /Nº 1
de Tiwanaku y la región del Beni (Sagámaga cabamba se llevaban los psicoactivos a la costa
ibíd.), y entre Mojocoya, la región contempo- y las faldas occidentales de los Andes (Von Ha-
ránea al sur, y los Llanos de Mojos (Branisa gen en Wassén 1965 :80).
[1953] 1957). Con referencia a desarrollos pa- Una de las rutas de acceso desde Pukara y
recidos en ambas regiones de campos elevados Ti~anaku para obtener recursos selváticos, in-
de cultivos, Walker subraya que la ciudad de cluyendo las sµbstancias narcóticas, era vía el
Tiwanaku está a menos de 300 km de los sitios abra de Niño Korin, y desde allí hacia los tri-
occidentales de Mojos donde se hallan estas butarios de los ríos Madre de Dios y Beni, en
construcciones. Además varios contextos mo- el norte de La Paz (forres 1986:49-50). Otra
jeños están fechados en la época de Tiwanaku y evidenci2 de contacto sugiere que la Z?na de
mucho antes Oaimes Betancourt 2010; Walker San Pedro de Atacama y la cuenca de Atacama
2004). Ambas regiones cuentan también con en su integridad tuvo acceso a las tierras bajas
tecnologías de campos elevados de cultivo, vía el río Pilcomayo en el norte de Argentina
aunque los datos actuales sugieren que éstos y y el río Beni en Bolivia (ibíd.:50). Torres su-
son desarrollos independientes (ibíd. Véase giere q~e, hasta los años 70, hubo todavía un
también Homberg 2005).
tráfico de cebil entre el chaco y el occidente de
Los contactos en distintos períodos entre Paraguay, y la región del Pilcomayo habitada
las tierras altas y la región costeña son exami- por los matacos (Califano 1975:46).
nados por Ayala (2001), Cases y Loayza (2010) Son menos acertados los orígenes y las ru-
y Barros (2013). En cuanto a las rutas entre las ~as de contacto para obtener las tabletas de
tierras altas y bajas, varios estudios demuestran rapé. En el caso de los llamados "ídolos de
que las abras entre cerros y las aberturas fluvia- piedra amazónicos", cuyas perforaciones en
les en el descenso hacia los llanos proveían el pares implican su uso para inhalar rapé (Po-
acceso para el tráfico en yuca, plumas de aves rri 2010), la evidencia sugiere nexos de lar-
tropicales, miel, madera de chonta, sustancias ga distancia entre los Andes y la región de
para teñir textiles, semillas de guairuros, hojas Santarém (Brasil), doµde se ha hallado (des-
de coca, pescado seco, carne de grandes roe- contextualizados) la mayor parte de ellos en
dores como el jochi colorado y una infinidad los siglos XIX y XX (Aries da Fonseca 2007).
de otros artículos. Sabemos más sobre las rutas Estos ídolos presentan motivos de zoomorfos
de intercambio de las plantas y otras substan- (felinos, tortugas) y antropomorfos, solos o
cias psicoactivas. Constantino Torres propone asociados entre sí o bien con seres zoomorfos
que el origen de las prácticas del consumo de "a veces fantásticos" (quizás asociados con los
las plantas psicoactivas se halla en el noreste de momentos de transformación de un chamán)
la cuenca de Amazonas, donde crecen las plan- (Porri ibíd.). Una forma peculiar de asocía-
tas con las cuales se preparan estos polvos. Por ción entre las figuras es la de un animal (real
ejemplo, la vilca (o virila) parece originarse
o no) montado sobre los hombros y la cabeza
en la cuenca del río Negro, en Colombia, y la de otro animal o de uri ser humano, masculi-
variedad pertinente de Anadenantera en Suda-
no _o femenino. En lai tierras altas la contra-
mérica suele crecer en las praderas herbáceas parte de esta figura del hombre-felino sería la
de las zonas tropicales y subtropicales del con- chachapuma u hombre-puma de Tiwanaku, el
tinente. En cuanto al patrón de distribución equivalente al otorongo del inkanato. En am-
de estos psicoactivos, la evidencia sugiere que
bas regiones, estas transformaciones han de-
se iba desde la cuenca de Amazonas por el río
bido estar acompañadas por las prácticas de
Cagueta hacia el macizo colombiano y la saba-
consumir alucinógenos, puesto que el chacha-
na de Bogotá o vía Huancabamba en Perú, y
puma es un rasgo común en la iconografía de
luego vía los ríos Beni en Bolivia y Pilcomayo
las tabletas de rapé y parafernalia asociada de
en Argentina. Torres cita evidencia de que a
los Andes Sur-centrales (Horta 2012; Llan-
través de los ejes de distribución desde I-Iuan- gostera 2006) (Figura 3).
Arnold Más allá de "lo andino" 119
este adorno se ve en los kerus, wako-retratos marcha los elementos de este imaginario so-
y otros objetos de cerámica de esta cultura, cial, centrados en el "Imperio" de Tiwanalru,
aparte de los ejemplares en hueso, piedra y ubicado en el territorio altiplánico, como el
mineral. El uso andino del tembetá está bien modelo fundador de la nación. Desde allí, se
documentado, ya que se ha hallado restos ha pensado a la nación de manera "andino-
de este adorno en varios sitios del período céntrica", en un modelo centralista y .evo-
Tiwanalru (Bennett 1936; Cordero Miranda lucionista que percibía a las otras regiones
1957; Iribarren y Menghin 1950; Posnansky del país, en especial las tierras bajas, como
1957) y más recientemente en la isla de Pa- periferias olvidadas y excluidas, aún por. con-
riti (Korpisaari et al. 2012; Sagarnaga 2007, quistar, desarrollar y civilizar. Las mismas
2014b). Pero no se ha explorado detenida- nociones han caractedzado hasta la fecha el
mente ¡as impliéancias de estos hallazgos, en movimiento indígena, que busca reconstruir
especial los posibles nexos entre Tiwanalru y Tiwanalru o el Tawantinsuyu de una mane-
grupos de las tierras bajas y el chaco que usan ra igualmente andinocéntrica, a pesar de la
tales adornos personales. Hasta la fecha, los evidencia de que ambas civilizaciones tenían
varones guerreros guaraníes suelen usar el sus contactos en la selva y derivaban muchas
tembetá y contarnos con descripciones de ideas de estos nexos (Gustafsson 2009). Es-
su uso entre los kaiová (Chamorro 1995:63; tos sesgos han tenido efectos negativos hasta
Schaden 1954:111), los barasana (C. Hugh- hoy, a tal punto que una política de concerta-
Jones 1979) y los tupinamba (Fausto 1999), y ción para forjar una nación en común todavía
entre los jívaro o achuar en ritos en busca del no ha ocurrido. Esta situación nos exige una
ánimo o arutam del guerrero (Descola 1993). respuesta a la siguiente pregunta: ¿por qué se
Un mayor entendimiento de estas prácticas ha construido este sesgo andinocéntrico de
en común exige mucha más atención. esta manera? Es quizás porque las políticas
reformistas del MNR no veían más allá de las
Conclusiones reformas agrarias de las tierras altiplánicas,
percibiendo las tierras bajas como nada más
He examinado aquí las dificultades causadas que tierras vacías por colonizar.
por el sesgo "andinocéntrico" al fondo de las La ironía es que uno de los retos funda-
construcciones nacionales de los países de- mentales en el caso boliviano, todavía por
nominados "andinos". Este sesgo conforma realizar, es el de explorar la realidad de un
hasta ahora parte de un imaginario social tan "estado plurinacional" y sus posibilidades en
arraigado en estas naciones que afecta tam- la práctica, puesto que esta tarea nunca se
bién a los grupos indígenas, a la vez que con- ha hecho a profundidad, ni en la Asamblea
forma parte integral del andamiaje estatal Constituyente de 2006:..2009. A mi modo de
que es difícil de deconstruir. Me he centrado ver, esta exploración debe privilegiar el pre-
en el caso de Bolivia, explorando las maneras miso que los <;entros y periferias de los An-
en que, en estas construcciones, se ha pasado des (o de la Amazonía) no son singulares, y
por alto otras identidades, en especial el pa- que cualquier investigación al respecto debe
pel de las tierras bajas del oriente del país (lo orientarse a repensar los Andes desde las tie-
que abarca los llanos mojeños, la parte ama- rras bajas y vice versa.
zónica y del chaco), aunque estoy consciente Pensar en los nexos transversales del país
de otras influencias vitáles todavía ignoradas, en vez de las divisiones internas, nos ayuda-
entre ellos el Magreb. . ría a construir nuevos modelos de intercam-
Mi ~rgumento, siguiendo a otros, sostie- bios productivos, tecnológicos e ideológicos.
ne que eran las construcciones arqueológicas Es igualmente importante que esta tarea ten-
del nuevo Estado boliviano de 1951, forjada ga lazos con los programas educativos y mu-
por los activistas de MNR, que han puesto en seológicos en el país, y los lazos incipientes
122 Taxtos Antropológicos Vol. 17 / Nº 1
entre ellos. Se debe pensar cómo sería una gent por sus críticas, a Jédu Sagárnaga ~or
historiografía plurinacional y, asimismo, una su respaldo bibliográfico y a Juan de D10s
arqueología orientada a una identidad plu- Yapita por haberme animado a ~scribir el en-
riétnica (Capriles 2003). Se cuenta en la últi- sayo y por sus correcciones al texto. _La ver-
ma década con el apoyo institucional en esta sión del ensayo en inglés saldrá prontamente
tarea de organizaciones como PIEB (Progra- en el libro Critique of Andean reason/Crítica
ma de Investigación Estratégica), que halan- de la razón andina, editado por Carlos Abreu
zado ciertos avances en investigaciones sobre Mendoza y Denise Y. Arnold, en la Editorial
temas relevantes. Una de las desventajas es A Contracorriente.
que hasta la fecha el Estado boliviano bajo
Morales ha ido centralizándose (en busca del Referencias citadas
centralismo democrático) en vez de descen-
tralizándose, haciendo cada vez más lejana Agüero P., C.
sta posibilidad. Una investigación reciente 2007 Los textiles de Pulacayo y las relacio-
de PIEB percibe este problema en términos nes entre Tiwanaku y San Pedro de
de una nación "cívica" reconstruida que do- Atacama. Boletín del Museo Chileno de
mina una nación "étnica" en su interior, en Arte Precolombino 12(1):85-98. '
que la inclusión indígena ha sido poco más Aires da Fonseca, J. ·, :
que una "envoltura epidérmica" cubriendo la 20_07 Do século XIX ao XX: cartas e pu-
"frontera rígida" y de mayor importancia del blica,;oes sobre os ídolos de pedra
Estado republicano (Torrez 2014). amazónicos (Partes 1 e 2). História
La realidad descrita aquí demuestra mo- e-história. Disponible en http://www.
mentos claves en el pasado (en el Estado historiaehistoria.com.br/materia.
tiwanakota y el inkanato) cuando los terri- cfm?tb=arqueologia&id=9>. Consul-
torios actualmente bolivianos estuvieron tado 20/5/2010.
compuestos por un sistema pluriétnico de Almeida, M. W. Barbosa de
naciones dentro de un Estado (o Estados) en 1988 Dilemas ·da razao prática: Simbolis-
común. Como en muchas ocasiones, un pri- mo, tecnologia e ecologia na Flor.es-
mer paso en las tareas pendientes es el de "ir ta Amazónica. Anuario Antropológico
adelante mirando atrás" (como se dice en ay- 86:213-226.
mara, qhip nayr uñtasaw sartaña), puesto que Anderson, B.
sin este entendimiento, nos quedamos con 1991 [1983] Imagined Communities. Rejlections
el conjunto de clichés que vivimos en este on the Origins and Spread of Nationa-
momento, sobre el pasado indígena como un lism. Verso, London and New York.
siglo de oro, necesario en su momento, pero Ángela, D.
ya pasado de moda. 2005 La arqueología en Bolivia. Reflexiones
Agradecimientos: Este ensayo emerge de sobre la disciplina a inicios del siglo
un proyecto en marcha con colegas en Ar- XXI. Arqueología sudamericana / Ar-
gentina, Perú y Brasil sobre los nexos entre queología Sul-americana, 1(2): 185-211.
las tierras altas y las tierras bajas en el con- Ángela, D. y J. H. W4lker
tinente. Una versión prelíminar ha sido pre- 2015 South America, archaeology of. En
sentada en la Conferencia Internacional de International encyclopedia of the social
LASA (Latin American Studies Association) & behavioral Science No. 23, 2nd edi-
en 2014: en el panel "A Critique of Andean tion, editor in chief J. D. Wright, pp.
Reason, an lnterdisciplinary Approach". 36-42. Elsevier, Oxford.
Gracias a Elizabeth Monasterios por la iµvi- Arce, S.
tación a la Conferencia LASA, a Sara Castro- 2O15 Historia prehispánica: reflexiones y
Klaren por sus comentarios, a Stephen Nu- debate. En Bolivia, su historia. Tomo I.
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