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INTRODUCCION ---------------------------------------------------------------------------------------1
CAP.
ILUSTRACION ---------------------------------------------------------------------------------- 8
CONCLUSION------------------------------------------------------------------------------------9
BIBLIOGRAFIA -----------------------------------------------------------------------------------9
INTRODUCION
Entre estos profesionales, cabe citar como casos más típicos el abogado, el médico,
el enfermero, el psicólogo, el periodista o el trabajador social. Sin embargo, también puede
haber otros casos de asesores o servicios que tengan ese tipo de obligación, por ejemplo los
asesores fiscales (a veces incluidos dentro de los abogados) o las compañías de seguros. Cabe
destacar que ante un procedimiento judicial y bajo las garantías legales establecidas, el juez
puede establecer el levantamiento de este a cualquiera de los anteriormente citados a
excepción de los abogados que estén actuando en el mismo.
Pero para muchos analistas del tema, el secreto impuesto a determinadas actividades deviene
de la época de los romanos. Por supuesto, aplicado en términos generales primero y luego en
forma más específica a ciertas profesiones. En esa época existían dos formas de explicar la
existencia de este secreto profesional: la «comiso», en virtud de la cual la obligación de
secreto se imponía debido a la existencia de una convención anterior a la confidencia, lo cual
hacía convertir el acto de confidencia y recepción en una especie de pacto. La otra forma era la
«promiso», que, al revés de lo antes señalado, suponía que primero se entregaba la
confidencia y luego, inmediatamente de recibida, nacía para el depositario, por el solo hecho
de la confidencia, la obligación de no revelarla. En el Corpus Juris del Derecho Romano,
Digesto, (Ley 25 de Test. XXII, V) se hace referencia a la obligación de no propalar secretos
respecto de abogados, procuradores y escribanos.
Existen casos paralelos pero con algunas diferencias en ciertas figuras religiosas como
los sacerdotes.
Los sacerdotes tienen la obligación de mantener el secreto de confesión. Dicha obligación, sin
embargo, es paralela a la ley, y deberá ser refrendada por el ordenamiento jurídico para que
tenga validez ante el juez (lo cual ha planteado más de un problema a los sacerdotes citados
como testigos).
La obligación de ese tipo, por lo tanto, es esencialmente moral, y no jurídica, y suele abarcar
más de lo que abarca el secreto profesional propiamente dicho. Por ejemplo, el secreto de
confesión impide a un sacerdote revelarlo, incluso cuando esté en peligro su propia vida, lo
cual no ocurre en el secreto profesional.
1.1- TEORIA DEL SECRETO PROFESIONAL
La condición jurídica para la obligación de guardar el secreto profesional que ver con la
categoría de las personas. Las necesidades de la obligación del secreto profesional es
indiscutible, porque sin el principio del secreto no puede coincidirse el ejercicio normal de la
justicia, el notario, la medicina, ect.., ya que el secreto es la salvaguarda, la garantía
indispensable de los intereses bajo su cuidado.
El secreto profesional, tiene una condición moral y otra jurídica Desde el punto de vista moral,
existe el deber de guardar el hecho conocido cuando éste pueda producir resultados nocivos o
injustos sobre el cliente si se viola el secreto.
En el ámbito legal, la obligación del profesional a guardar secreto está recogida por la mayoría
de las legislaciones, aunque no en la misma medida.
1.3-Casos similares
Existen casos paralelos pero con algunas diferencias en ciertas figuras religiosas como los
sacerdotes. Los sacerdotes tienen la obligación de mantener el secreto de confesión. Dicha
obligación, sin embargo, es paralela a la ley, y deberá ser refrendada por el ordenamiento
jurídico para que tenga validez ante el juez (lo cual ha planteado más de un problema a los
sacerdotes citados como testigos).
La obligación de ese tipo, por lo tanto, es esencialmente moral, y no jurídica, y suele abarcar
más de lo que abarca el secreto profesional propiamente dicho. Por ejemplo, el secreto de
confesión impide a un sacerdote revelarlo incluso cuando esté en peligro su propia vida, lo cual
no ocurre en el secreto profesional.
La pregunta para responder debe de ser esta: ¿el secreto profesional es un contrato o una
institución de orden publica?
Sobre si se trata de una institución de orden público, la respuesta es que existe la teoría de que
el secreto profesional es una institución de orden publico secundario, por ser sancionado por
una disposición de orden publico secundario, como lo es el referido artículo 378 del código
penal.
Los abogados, periodistas, los médicos los psicólogos son algunos de los cargos que deben
mantener este secreto profesional. La obligatoriedad del secreto profesional se exige por la
necesidad de que haya una confianza entre la persona profesional y aquellos terceros que
reclaman sus servicios. En el caso de los abogados, se explica en este sentido: un delincuente
no le puede contar toda la verdad a su abogado si éste, debe declarar también en el juicio.
Para que el delito sea sancionado por la ley y la justicia pueda aplicarla, debe de basarse en los
elementos legales siguiente:
El secreto confiado: También dimana de una promesa explícita o tácita hecha antes de recibir
la confidencia de lo que se oculta. Se le comunica que previamente ha prometido, expresa
tácitamente por la razón de su oficio o al menos de las circunstancias, guardar silencio, y le es
participado lo que se mantenía oculto, añadiendo que se le revela confiado en su promesa
bajo el sello del secreto.
Las conversaciones mantenidas con los clientes, los contrarios o sus abogados de presencia
o por cualquier medio telefónico o telemático, no podrán ser grabadas sin previa advertencia y
conformidad de todos los intervinientes y en todo caso quedaran amparadas por el secreto
profesional.
En sentido práctico, clo que se quiso fue abarcar no solamente el castigo para los que
revelaran el secreto profesional, sino para los que revelaban un secreto de estado, por la
obligación de conservar el silencio del secreto.
No es lo mismo revelar un secreto que particulares confían a particulares, al secreto confiado a
un abogado, a un sacerdote en el confesionario, a un medico, a u notario, a un contador, ect.,
quienes son lo que por ley y principio moral están obligados a guardar el secreto.
6.2-INTENCION CRIMINAL
Hay casos en que el profesional hace de publico conocimiento una actuación suya, sin que
tenga la intención de divulgar un secreto profesional y, sin embargo, no puede ser objetado
por e perjudicado. Es el caso del medico que denuncia la existencia de una epidemia, los
nacimientos, ect. Este hecho, al menos de que sea un deseo de la persona afectada de
mantenerlo en silencio, no constituye secreto siempre y cuando se Compruebe que voluntaria
y expresamente se haga con el propósito de dañar.
En fin es cuestión de interés moral la protección que da la ley a los particulares, para no ver su
reputación arruinada por la indiscreción de determinados profesionales en quienes confían.
La intención criminal del agente se manifiesta cuando revela un secreto que le ha sido confiado
y que el debe guardar.
NOTA:
BIBLIOGRAFIA
WIKIPEDIA
JOSE A. SILIE GATON