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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA


LA EDUCACIÓN SUPERIOR
UNIVERSIDAD EXPERIMENTAL NACIONAL
ROMULO GALLEGOS
REGION LLANOS CENTRAL AREA: CIENCIAS JURIDICAS
CATEDRA : DEONTOLOGIA JURIDICA.

PROFESORA: BACHILLER:

ABG.AURA FREITES. YURIS APONTE

C.I. 17.374.277

1 SECCIÓN 5.

CALABOZO, AGOSTO 2021.


EL SECRETO PROFESIONAL

Un secreto es la práctica de compartir información entre un grupo de personas, en la


que se esconde información a personas que no están en el grupo. Para que haya un secreto
tienen que cumplirse cuatro requisitos: que exista una información, que sea desconocida
por la mayoría de personas, que unas pocas personas la posean, y que tal posesión única sea
custodiada.

El secreto es a menudo fuente de controversia. Muchas personas reclaman, al menos


en algunas situaciones, que es mejor hacer pública una información dada y que ésta sea
conocida por todo el mundo. Se encuentran muy cercanos los conceptos
de confidencialidad y privacidad, y a menudo llegan a confundirse. William
Penn escribió, Es sabio no hablar de un secreto; y honesto no mencionarlo siquiera. Un
secreto, o también información clasificada, es información sensible que debe ser restringida
por ley o regulación a diferentes tipos de personas.

El secreto profesional es la obligación legal que tienen ciertas profesiones de


mantener en secreto la información que han recibido de sus clientes. Al contrario de lo que
ocurre con tipos de deberes de confidencialidad, el secreto profesional se mantiene incluso
en un juicio.

Entre estos profesionales, cabe citar como casos más típicos el abogado, el médico,
el enfermero, el psicólogo, el periodista, el contador o el trabajador social. Sin embargo,
también puede haber otros casos de asesores o servicios que tengan ese tipo de obligación,
por ejemplo los asesores fiscales (a veces incluidos dentro de los abogados) o las
compañías de seguros. Cabe destacar que ante un procedimiento judicial y bajo las
garantías legales establecidas, el juez puede establecer el levantamiento del mismo a
cualquiera de los anteriormente citados a excepción de los abogados que estén actuando en
el mismo.

En la actualidad todas las profesiones establecen de diferentes maneras y en forma


continua el derecho de las personas a la confidencialidad de aquellas informaciones
obtenidas a lo largo de la relación con un profesional. Modernamente los códigos
consideran que esta norma no es absoluta, es decir, que se consideran que hay situaciones
particulares en las cuales no es obligatorio el secreto profesional, incluso en muchos casos
se fijan explícitamente aquellas excepciones a la norma.

El secreto en las profesiones ha tenido un tratamiento antiguo en las diferentes


costumbres y legislaciones. En el juramento Hipocrático se menciona “todo lo que viere u
oyere en mi profesión o fuera de ella, lo guardaré con sumo sigilo”. El juramento hebreo de
Asaf que data de los siglos III y VII reza “no revelarás secretos que se te hayan confiado”,
la tradición católica da un lugar especial a la confidencialidad en el Sacramento de
Reconciliación o Confesión (Secreto de Confesión).

Pero para muchos analistas del tema, el secreto impuesto a determinadas actividades
deviene de la época de los romanos. Por supuesto, aplicado en términos generales primero y
luego en forma más específica a ciertas profesiones. En esa época existían dos formas de
explicar la existencia de este secreto profesional: la «conmiso», en virtud de la cual la
obligación de secreto se imponía debido a la existencia de una convención anterior a la
confidencia, lo cual hacía convertir el acto de confidencia y recepción en una especie de
pacto. La otra forma era la «promiso», que, al revés de lo antes señalado, suponía que
primero se entregaba la confidencia y luego, inmediatamente de recibida, nacía para el
depositario, por el solo hecho de la confidencia, la obligación de no revelarla. En el Corpus
Juris del Derecho Romano, Digesto, (Ley 25 de Test. XXII, V) se hace referencia a la
obligación de no propalar secretos respecto de abogados, procuradores y escribanos.

El secreto profesional es una obligación de confidencialidad, que se impone por la


necesidad de que exista una absoluta confianza entre el profesional y quienes acuden a
solicitar sus servicios. Por ejemplo, un acusado no podría contar toda la verdad a su
abogado si luego se pudiese obligar al abogado a declarar como testigo lo que le ha
contado.

En otros casos, como el de los médicos, el secreto profesional se basa en el respeto a


la intimidad del paciente.
El secreto natural es independiente de todo contrato, se extiende a todo lo que, ya sea
descubierto por casualidad, por investigación personal o por confidencia, y no puede
divulgarse. Aunque el depositario del secreto no haya prometido guardar secreto, ni antes ni
después de habérsele manifestado el hecho o de haberlo descubierto, está obligado a callar,
en virtud del precepto moral que prohíbe perjudicar a los demás sin motivo razonable.

El secreto prometido nace de un contrato, de la promesa de guardar silencio después de


haber conocido el hecho, ya sea por casualidad, por investigación personal o por
confidencia espontánea o provocada. Un mismo secreto puede ser a la vez natural y
prometido. Será natural cuando la cosa de suyo requiera sigilo, pero si además va
acompañado de una promesa, también será prometido.

El secreto confiado también dimana de una promesa explícita o tácita hecha antes de
recibir la confidencia de lo que se oculta. Se le comunica que previamente ha prometido,
expresa y tácitamente por razón de su oficio o al menos de las circunstancias, guardar
silencio, y le es participado lo que se mantenía oculto, añadiendo que se le revela confiado
en su promesa bajo el sello del secreto. El secreto pasa entonces a ser estrictamente
confidencial o profesional; confidencial, cuando la confidencia se ha hecho a un hombre
que está obligado por razón de su oficio a prestar ayuda o a dar consejo. Profesional cuando
se ha confiado, ya de palabra, ya en sus acciones, a un hombre a quien su profesión obliga a
asistir a los demás con sus consejos o cuidados, por ejemplo: abogado, contador, médico,
sacerdote, consejeros de oficio.

Sin embargo, pueden haber muchas otras clasificaciones de tipos de secretos


profesionales. Riofrío recoge más de sesenta clasificaciones. No todos los secretos
profesionales tienen el mismo grado de intensidad y de protección por parte del derecho.
Por pertenecer al ámbito de la conciencia, los secretos de confesión y del abogado son los
que más se custodian en el sistema jurídico; en el ámbito anglosajón incluso llegan a ser un
"privilegio" que está sobre el resto de la legislación. En la teoría del cono de Riofrío ambos
son secretos de grado 15, con la mayor protección debida. Le siguen en protección los
secretos de los médicos, genéticos y demás corpóreos. Otros secretos como el de los
comunicadores también se protegen, pero ceden más fácilmente ante las exigencias de la
justicia o de otras eventualidades.

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