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AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERÚ: 200 AÑOS DE

INDEPENDENCIA

ESCUELA PROFESIONAL

“CIENCIAS SOCIALES DE LA COMUNICACIÓN

CURSO: FILOSOFÍA DE LA COMUNICACIÓN

TEMA: DISCURSO

DOCENTE: Mgtr. CÉSAR AGUIRRE CHÀVEZ

INTEGRANTES:

Castañeda Saavedra, María Alexandra.

Chero Marcelo, Yeletzi Maribel.

Merino García, Andreyna del socorro.

Merino Córdoba, Guisela Lesvirh.

Litano Gonzales, Blanca Alexandra.

Ramírez Hernández, Perlita Azucena.

Santiago Ojeda, Rocio Ayme.

León Abanto, Sandra Leonela.

CICLO: III

PIURA – PERÚ

2021
ESTEREOTIPOS “CAUSADOS” POR ENFERMEDADES

Hace un tiempo leí una publicación en Twitter, esta era de cuando el coronavirus
empezaba a esparcirse alrededor del mundo, la publicación era de un chico de rasgos
asiáticos quien tenía un cartel en el que decía “I’m not a virus”. Leyendo esto me surgió
una duda ¿Cómo es que se puede discriminar a alguien por estar enfermo?

Claro que no apoyo ni entiendo ningún tipo de discriminación, pues no me entra en la


cabeza como es qué la gente se atreve a hacer menos a una persona que ya está lidiando
con una terrible enfermedad, porque se tiene qué sumarle a él o ella una carga más, en
este caso el desprecio social, que de hecho es algo bastante antiguo en nuestra historia.
Por ejemplo, ya en la biblia se hablaba de los leprosos, quienes no solo eran excluidos
por la enfermedad, lo que era bueno para evitar que se propague, sino qué además eran
acusados de ser graves pecadores. Esto es curioso, pues, en realidad por mucho tiempo
se creyó que las enfermedades del cuerpo estaban relacionadas al alma, por esto mismo
se acusaban a las personas de haber cometido pecado, y se afirmaba que era un castigo
de Dios, por lo que tenía sentido (para ellos) que sean apartados del grupo.

Llegué a creer que esta problemática era algo del pasado, sin embargo, la aparición del
covid me demostró todo lo contrario.

La aparición de una nueva enfermedad siempre genera expectativa en la población.


Hace algunos años, por ejemplo, la población estaba pendiente del brote del ébola, lo
que finalmente no llevó a una gran pandemia, pero mantuvo en alerta a la gente durante
algún tiempo. Esto se vivió nuevamente en los inicios del covid, e incluso la agencia
sanitaria de las Naciones Unidas reconoció, durante los primeros meses en que se
conoció al COVID-19, que al tratarse de una nueva enfermedad, era entendible que se
generara confusión, ansiedad y miedo en la población general. Sin embargo, los casos
de rechazo hacia los pobladores e incluso extranjeros provenientes de China fue
excesivo. A finales de diciembre del 2019 un grupo de 70 personas que iban en un bus,
evacuadas desde China, fueron atacados con piedras por residentes de Ucrania, en enero
del 2020, el presidente de los Estados Unidos decidió que iba a negar la entrada a
personas que hubieran estado en China durante los 14 días anteriores, a pesar de que la
OMS había recomendado que no se interfieran las relaciones entre los países. En
Australia, personas de origen asiático sufrieron discriminación en supermercados y
escuelas, y los restaurantes chinos disminuyeron su clientela en más del 70%. En
Bolivia, tres ciudadanos japoneses fueron aislados por ser sospechosos de ser
“portadores” de coronavirus, no por presentar síntomas, sino por tener aspecto asiático.
En Japón, se dispersó el hashtag en Twitter “Chinos no vengan a Japón” (#Chinese
Don't Come To Japan ). Djenderedjian, un historiador argentino, quedó asombrado por
la desinformación que circula, citando sus palabras: “Se habla de virus chino, cuando el
coronavirus es un microorganismo que no tiene nacionalidad. En cualquier lugar del
mundo, se detectan nuevos virus”.

Una de las epidemias más devastadoras en la historia, como sabemos, fue provocada por
la peste negra o muerte negra, una enfermedad causada por una bacteria, que se presentó
en Europa y Asia en el siglo XIV. El italiano Giovanni Boccaccio escribió en su obra El
Decamerón sobre la experiencia de la peste: “... casi todo desembocaba en un fin harto
cruel: esquivar a los enfermos y sus cosas y huir de ellos; al obrar así, creía cada cual
asegurar la propia salud”. En aquella época, se empezaron a establecer los cordones
sanitarios para impedir el desembarco de barcos con potenciales enfermos, y también se
culpó a los chinos por el origen de la epidemia.

Es interesante resaltar que, el maltrato que se le dio al inicio de la pandemia por covid a
la comunidad china, hecho qué nos recuerda a la estigmatización que también se
produjo en 1918 cuando se empezó a dispersar la epidemia con un nuevo virus
influenza, la denominada “gripe española”. Esa epidemia de gripe afectó a millones de
personas residentes en diferentes zonas del mundo, desde los Estados Unidos hasta
China. Como la prensa local fue la primera en difundir los primeros casos, se popularizó
que el virus que ocasionó la epidemia provenía de España.

Epidemias de las últimas décadas también expusieron los prejuicios y desencadenaron


estigmatización. Una epidemia de cólera se desató en Perú en 1991, y se extendió a
Chile, Bolivia, Paraguay, Argentina, y a casi toda Sudamérica. Muchos señalaban a los
afectados por su falta de higiene. Pero la evolución de la epidemia DESENMASCARÓ
la falta de instalaciones sanitarias y agua potable y los bajos niveles socioeconómicos.
No se trataba de una cuestión individual, sino de la falta de atención sobre los
determinantes sociales de la salud, es decir, sobre las causas de las causas de la
enfermedad.

Una enfermedad que causó y aún sigue causando mucho estigma es el caso de la
epidemia de VIH. Desde 1981, el año en que empezaron a detectarse los primeros casos
de la infección, hubo personas que opinaron que el VIH era una “enfermedad inmoral”
y resultado de una “conducta reprochable”. Particularmente la mirada social rechazó
aún más a la comunidad homosexual, pues se creía que solo ellos podían adquirir el
VIH, debido a su “vida inmoral”. De esta manera, surgen la homofobia y la transfobia
como una forma de violencia y discriminación que fomenta un ambiente inseguro para
estas personas alejándolas de los servicios de salud preventivos y de atención
establecidos. Vincular a la población homosexual, bisexual y transexual con el
VIH/SIDA provoca más discriminación cuando lo que realmente provoca la infección
por el VIH es el tipo de práctica sexual no protegida. A pesar de que la infección puede
ser adquirida por cualquier ser humano, aún existe la discriminación sobre grupos con
mayor riesgo. El estigma sigue dificultando el acceso al diagnóstico oportuno y al
tratamiento, y contrarresta las posibilidades de reducir la transmisión del VIH.

En abril de 2009, el estigma por una infección nueva recayó en habitantes de México.
Fue la emergencia de la gripe A/ H1N1. Hubo prejuicios hacia los afectados y se
tomaron medidas exageradas contra México. Se suspendieron vuelos hacia y desde
México, sin embargo, no se adoptó la misma medida con los viajes hacia y desde
Estados Unidos, donde también había casos.

A todo esto, se genera la duda de si ¿Se puede hacer algo para reducir los estereotipos
en casos de enfermedades? Sí, aunque la solución no es simple. La OMS está
desarrollando con la Federación Internacional de la Cruz Roja y Unicef guías basadas
en las comunidades y campañas globales para desbaratar las prácticas que conduzcan a
la creación de falsas creencias sobre las personas afectadas por COVID-19 o que han
estado en la zona del origen de la epidemia. La preparación de la sociedad ante la
posibilidad del desarrollo de una epidemia es una acción que debe hacerse. El manejo
de la comunicación con claridad y transparencia durante la epidemia también es clave.

Al contar con la información adecuada, se puede contribuir a evitar los estereotipos; en


cada epidemia las autoridades sanitarias se encuentran ante el desafío de alertar sin
alarmar innecesariamente, y de comunicar sin maximizar o minimizar los riesgos, ya
que puede verse afectada la confianza de la ciudadanía en sus autoridades.

Basándonos en el tema desarrollado, queda en evidencia qué la discriminación, esta


arraiga en la sociedad, y qué el cometer este tipo de actos no conlleva a evitar las
enfermedades, el ser humano conforme pasa el tiempo se vuelve cada vez más egoísta,
a veces quisiera saber el porqué tanto odio hacia una víctima, qué no escogió
enfermarse.

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