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TEMA 1: ¿QUÉ ES HABLAR “BIEN”?

I. El español como complejo dialectal.


A veces, se entiende el hablar “bien” o hablar “mal” en el sentido de pronunciar bien o
pronunciar mal una lengua p. ej.: la afirmación de que en Andalucía se habla mal
porque se comen la mitad de los sonidos o en el hierro se habla muy bien porque se
dice que pronuncian muy bien el español dentro del español de Canarias porque
pronuncian la -s. Respecto a este asunto de la pronunciación, desde el punto de vista
fonético es imposible hablar mal porque, naturalmente, si una persona “hablando mal”,
desde el punto de vista de la pronunciación, no se hiciera entender tendría que rectificar
su forma de hablar, p. ej.: en el más extremo de los supuesto, hay personas que tuvieron
unas carencias educativas notables, no tuvieron la suerte de ser escolarizados, y
pronuncian “mal” determinadas palabras (‘dispues’ después, ‘haiga’ haya). A partir
de aquí, lingüísticamente esa forma es igual de válida como las formas normativa
correspondiente. Sucede que, como todos sabemos, el lenguaje es una institución social
más, es una entidad social que está sujeta a algo que los sociólogos llaman el símbolo
de estatus social. Esto quiere decir que hay una serie de símbolos de estatus social,
entre los cuales el lenguaje es uno más, sujetos a la idea de prestigio social, p. ej.: haiga
no tiene el mismo prestigio social que decir haya. En definitiva, la manera de
pronunciar el idioma es válida desde el punto de vista lingüístico pero no es indiferente
desde el punto de vista social, tiene una notable repercusión, por eso los profesores
tienen que enseñar, básicamente, español normativo para que los alumnos que no
dominan el estándar se incorporen a él para que en su desenvolvimiento social no sean
discriminados por razones lingüística.
¿A que podemos acogernos para determinar quien habla “bien” y quien
habla “mal”?: Esta cuestión que llamamos el “hablar”, cognitivamente, es muy
compleja y cobramos conciencia de ello cuando nos enfrentamos a una lengua
extranjera y nos damos cuenta de que incluso eso que llama hablar
macarrónicamente una lengua o chapurrear es una cuestión extremadamente
complicada. En el caso de los hablantes nativos, a menudo no solemos percibir
la complejidad cognitiva del lenguaje porque lo esencial de nuestra lengua
materna lo aprendemos muy tempranamente, entre los dos y los seis años. Es
decir, a una edad donde todavía no tenemos eso que se llama “tener uso de
razón” y, por tanto, no somos conscientes del enorme e inconmensurable
esfuerzo cognitivo que hemos hecho para interiorizar lo fundamental de nuestra
lengua materna. La mejor forma de objetivar lo que es hablar “bien” y hablar
“mal” es invocando los famosos cuatro saberes lingüísticos de Coseriu: el
saber biológico, el saber lógico, el saber idiomático y el saber expresivo. Cada
uno de estos saberes tiene su complicación y se entiende que habla bien aquel
usuario que domina, aceptablemente, estos cuatro saberes:
● El saber biológico del hablar, se refiere a saber utilizar una lengua, o no, sin
problemas patológicos del habla, p. ej.: hay personas que acusan en su
comportamiento ciertas patologías del habla como los sordos, que suelen ser

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también mudos o tener carencias notables, o una persona que tiene dificultades
con la pronunciación de la ‘r’ del español (como los extranjeros). Las
calificaciones que le corresponden al saber biológico son: normal, p. ej.: haiga
en lugar de haya (es un problema más cultural que biológico), o patológico, p.
ej.: las personas que no pueden recordar el vocabulario producto a un
accidente de tráfico, que luego se traduce a una afasia.
● El saber lógico del hablar, consiste en que cuando uno habla nuestro
interlocutor tiene que captar, estrictamente, lo que nosotros queremos
comunicar. Si no se da esta premisa como hablantes hemos fallado: si yo digo
algo y no se me entiende nada, si digo algo y se me entiende lo contrario a lo
que quiero decir, si digo algo y se me entiende una cosa diferente de los que
quiero decir o si digo algo y son posibles varias interpretaciones, de tal manera
que el interlocutor no sabe con cual opción quedarse, p. ej.: un titular de prensa
que decía: “se reanudan las comunicaciones aéreas y marítimas en las islas de
Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa”. Entonces, alguien que no conozca
Canarias y lea ese titular obviamente llegará a la conclusión de que en esas
islas hay puertos y hay aeropuertos, cuando en La Graciosa hay puerto pero no
aeropuerto. De esta forma, transmite una información que no se corresponde
con la intención del autor.
● El saber idiomático del hablar, al que le corresponde las calificación
“correcto” o “incorrecto”, es decir, una persona se puede expresar desde el punto
de vista del saber idiomático correcta o incorrectamente: primero, cometer
impropiedades léxicas, segundo, no saber usar bien una regla, tercero, no usar
bien una distinción semántica sutil como la que hay entre el verbo “ser” y el
verbo “estar” y, en cuarto lugar, el tener un conocimiento parcial del código,
como del léxico p. ej.: si un hablante incurre en impropiedades léxicas está
demostrando que no tiene dominio sobre el saber idiomático. Todos sabemos,
que una lengua viene a representar una especie de código, un conjunto de reglas
o de normas, quien vulnera esas reglas está demostrando no dominar este saber
asociado a esa lengua, p. ej.: en español hay una lengua que todos conocemos
según la cual el sujeto debe concordar en número y persona con el verbo, por
tanto, si un hablante dice “la gente piensan” está vulnerando esa regla y
cometiendo un quebranto contra el saber idiomático referido a la lengua
española.
● El saber expresivo del hablar, consiste en que los usuarios de una lengua
tenemos que acomodarnos cuando hablamos, o cuando escribirnos, a las
condiciones ambientales en las que hablamos, p. ej.: no es lo mismo hablar
formalmente en una conferencia que hacerlo con un familiar o con un amigo.
Hay hablantes que se muestran más eficaces como tales que otros en según que
situación, p. ej.: pueden haber hablantes que son simpáticos pero que si las
colocamos en una situación formal puede no tener los recursos y sentirse
nerviosa. De modo que habla de una manera que no es la más apropiada
porque no tiene los recursos adecuados.

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Podemos concluir algunas cosas: el hablar “bien” o “mal”, de acuerdo con lo anterior, es
una cuestión estrictamente individual y no podemos decir, p. ej.: que los canarios
hablan bien, mal o regular porque entre ellos hay hablantes más competentes que otros.
Un individuo que domine estos cuatro saberes de Coseriu, especialmente los tres
últimos, depende de uno mismo y determina que hable bien.
II.  El español septentrional y el español meridional o atlántico.
Estas denominaciones aluden a las dos grandes variedades del español, es decir, que el
español está configurado por un montón de variedades pero, haciendo una pequeña
abstracción, podemos decir que, básicamente, hay dos variedad: la del español
septentrional (que se habla desde el límite de Andalucía con Castilla hacia el norte de la
Península) y la meridional (la que se habla en Andalucí occidental, en Canarias y en
Hispanoamérica). Hay dos macrovariedades y dentro de esas hay una que destaca sobre
la otra desde el punto de vista del número de usuarios, de modo que el español
peninsular lo emplean aproximadamente 45 millones de personas y el resto, es decir,
450 millones son los que configuran el español de meridional o atlántico. Las primeras
afirmaciones que podemos hacer son: primero, la lengua no es otra cosa que un
complejo dialectal ya que es la suma de su variedad. La lengua histórica que es el
español sólo resulta accesible a la hora de hablar, de escribirla. Segundo, todas las
variedades de una lengua están a pie de igualdad. Cada variedad es autosuficiente desde
el punto de vista de su capacidad comunicativa. Si admitimos esto, esta consideración
tiene un coronario interesante desde el punto de vista del español como enseñanza a
hablantes extranjeros y nativos. Es decir, que el español de Canarias es lo
suficientemente válido para enseñar a hablantes extranjeros. Tercero, lo esencial de cada
lengua se produce en cada una de sus variedades, p. ej.: el cuadro fonológico. Estas
consideraciones son suficientes para justificar la posición de igualdad de las variedades
que forman el español como lengua histórica.
Básicamente hay dos variedades: la del español septentrional, la que se habla desde el
límite de Andalucía con Castilla hasta el norte de la península, la que se habla en
Canarias y la que se habla es Hispanoamérica. A dos macrovariedades, y dentro de ellas
hay una que destaca desde el punto de vista de usuarios. De modo que el español
peninsular lo emplean aproximadamente 45 millones de personas, y el resto, 400
millones, son los que configuran el español meridional o atlántico.
Se alude a la vía a través de la cual se expandió el español hacia América y hacia
Canarias, incluso hay países hispanoamericanos que son mediterráneos.
● Demolingüística: se ocupa de todo lo concerniente al número de hablante de
una lengua o de un dialecto. Cuestión que no es nada sencilla: primero, una
persona puede sentirse usuaria de un dialecto, pero en realidad no serlo porque
no observa lo esencial de ese dialecto, p. ej.: alguien que dice que es canario
pero que luego utiliza la distinción entre s/z, segundo, relacionado con las
lenguas, incluso los demolingüística se plantean qué criterios se pueden usar
para determinar cuál es la lengua materna de un individuo, p. ej.: el hijo de un

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diplomático que se muda a Alemania y termina dominando mejor el alemán que
el castellano, tercero, suele estar mediatizado por razones políticas, entre otras,
p. ej.: cuando se dice que el español tiene aproximadamente 500 millones de
hablantes nativos ahí no deja de haber consideraciones políticas de por medio
por qué en México, que tiene como 180 o 190 millones de habitantes, hay
muchos que tienen como lengua materna una distinta del español, y que no
saben español precariamente, cuarto, el censo de una lengua se establece a
través de los censos generales, cuando se hace el censo general se pregunta cuál
es la lengua materna y muchos individuos contestan, categóricamente, una
determinada aun sabiendo que no es la que mejor dominan, simplemente lo
hacen por razones sentimentales, etc. Entonces, como podemos ver todo lo
relacionado con la demolingüística es muy controvertido.
● Lingüística.
En el caso del español vamos a encontrar una diferencia demolingüística absoluta entre
la variedad meridional y la variedad septentrional, pues de cada 10 usuarios del español
9 pertenecen a la variedad meridional o atlántica y solo la septentrional. Las diferencias
esenciales entre estas son dos: de carácter fónico (el seseo) y de carácter gramatical (el
no uso de la segunda persona del plural en pronombre y en verbos). Aunque no quiere
decir que no haya otros, p. ej.: el vocabulario, aunque es un plano relativamente
secundario.
El seseo es un producto histórico de la reestructuración fonológica que tuvo lugar a
finales de la Edad Media y principios de la Edad Moderna y se consolidó en torno al
siglo XVI y XVII que afectó a los llamados fonemas sibilantes del español. Hay que
recordar que había seis fonemas: dos de naturaleza africada dental, dos alveolares
fricativos y dos palatales (la sh y la ch). La distinción sonora/sorda se arruinó dando
lugar a la reducción de ese sistema que pasó de seis unidades a tres y los elementos
sonoros correspondientes fueron por qué fonológicamente las oposiciones respectivas
eran poco rentables. Entonces, se mantienen tres fonemas que son los sordos
correspondientes a las fricativas dentales, a las fricativas alveolares y a las palatales. En
Castilla la africada palatal dio z, en todo el ámbito hispano la s sorda es sorda y,
también, la fricativa sorda palatal pasó al orden velar dando la actual j del español: en
algunos casos con j y en otros con g e, i. En Andalucía, la distinción interdental fricativa
sorda, la z y la s se arruinó también dando en unos casos la -s, normalmente realiza
como predorsodental (seseo), o la -z, como una postdental (ceceo). Y esta reducción se
produjo antes de que el español se extendiera hacia Canarias y hacia América, razón por
la cual el español de estos dos lugares son dos variedades seseantes, porque la solución
mayoritaria en Andalucía occidental que era el seseo fue la que se exportó a estos
lugares.

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TEMA 2.
I. El español de Canarias en el complejo dialectal español.
Es una pequeña parte de gran complejo dialectal que es el español. También, es
históricamente un subdialecto andaluz, particularmente del andaluz occidental, pues la
inmensa mayoría de los colonos que se establecieron en Canarias eran andaluces o
hablantes andaluces (contagiados lingüísticamente). Una particularidad interesante es
que Canarias fue la difusora en América del andalucismo lingüístico.
La constatación de que el español de Canarias es un subproducto nos lleva a una
consideración importante y es que, en el plano fónico, es más evolucionado que el
septentrional. Todas las variedades, tendemos a pensar que son mejores cuanto más
conservadoras, por eso en Canarias hay mucha gente que percibe que la fonética (sin
distinción s / z o y / ll, aspiración de la -s implosiva…) se interiorice como peor, de
segunda categoría. Y esa variedad evolucionada le sirve a sus usuarios para la
comunicación.
1.1. Factores que han de tenerse en cuenta en el estudio de cualquier
modalidad:
En primer lugar, hay que tener en cuenta, a la hora de describir un dialecto, la época
en que la lengua se expandió en ese territorio, p. ej.: en qué época llegó el español a
Canarias. Segundo, la procedencia de los colonos que se asientan en las nuevas
tierras, p. ej.: en Canarias la procedencia fue Andalucía Occidental, fundamentalmente.
Tercero, si estuvo o sigue estando en contacto el territorio en cuestión con otras
lenguas de la región. Desde muy temprano el español de Canarias estuvo en contacto
con el portugués, otra lengua románica, porque hubo una oleada, entre los siglo XV al
XVIII, que se establecieron en Canarias, y esos pobladores dejaron su huella,
especialmente en el vocabulario. La otra lengua con la que ha tenido contacto es el
guanche o las lenguas guanches, porque todo parece indicar que lo que se encontraron
los conquistadores no fue una sola lengua unificada sino varias. Razón por la que hacía
falta la presencia de un interpreté. Y, por último, es si el territorio en cuestión estuvo o
si ha permanecido aislado o si por el contrario trabó contacto con otras variedades
regiones y con cuales de ellas. Es obvio que en Canarias, a través del fenómeno
migratorio, ha tenido vinculación con el español de América y, sobre todo, con el
español Caribeño – Antillano, p. ej.: la palabra ‘guagua’ que procede de América.
1.2. Semejanzas y diferencias entre el español canario y el andaluz
occidental:
Aunque el español canario procede históricamente de Andalucía occidental no quiere
decir que sean iguales:
● En Andalucía vamos a encontrar un seseo, el ceceo postdental y jejeo, un rasgo
un tanto anecdótico pero que se da entre los individuos del nivel popular de
ciertas zonas de Andalucía; la aspiración; también vamos a encontrar; la
distinción entre s y z, en Andalucí oriental; veremos que la ch es fricativa; en el
plano gramatical, en Andalucía encontramos el uso del ustedes con segunda y
tercera persona del plural e incluso se da en los verbos pronominales

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combinaciones del tipo ‘ustedes se vais’; en cuanto a los tiempo verbales, el uso
del indefinido y del pretérito perfecto coincide con lo que sucede en el resto de
la península y se emplea el pretérito perfecto para acciones que se producen en
el pasado inmediato, p. ej.: he llegado hace un momento’.
● En Canarias vamos a encontrar que también se produce el fenómeno del seseo,
no hay ninguna isla que sea ceceante, más bien el ceceo canario cuando se da en
aquellos contados individuos tiende a ser interpretado como una serie de
disfunción, y la aspiración; como norma general, podemos decir que el español
de Canarias es más conservador que el español de Andalucía occidental;
veremos que la ch es llamada adherente o mojada

II. El español de Canarias y el español de América.


Hay sobrada constancia histórica que desde el momento de la conquista los canarios han
marchado a América de manera incesante coincidiendo con las distintas crisis
económicas que han pasado el archipiélago, especialmente en los siglo XVIII y XIX la
emigración de Canarias a América fue más notable, p. ej.: hemos perdido perspectiva
de la influencia canaria en Puerto Rico. En la relación lingüística, la influencia ejercida
por Canarias en América es mayor que la ejercida a la inversa, p ej.: si uno se mueve
por el centro de Cuba y habla con la gente mayor puede tener la sensación de que está
hablando con un campesino de las islas Canarias. Luego algunos emigrantes que
retornaban traían con ellos algunas peculiaridades, sobre todo, de carácter léxico –
fraseológico y por eso en Canarias hay algunos cubanismo, algunos americanismos,
etc., que eran los menos. Lo lamentable del caos es que, los países donde la influencia
canaria en América ha sido más significativa son los países para los cuales no se tienen
estudios globales de la influencia lingüística de Canarias en ellos y, en cambio, si se
conservan trabajos de cierto alcanza para otras zonas de América, p. ej.: para Estados
Unidos.
Los canarios han tenido una relación sostenida con América y sumado a la identidad y
que el español se extendió a Canarias hace que la forma de hablar de los canarios sea,
prácticamente, igual que las zonas de América.

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TEMA 3.
I. El plano fónico del español de Canarias
I.1. El vocalismo:
El plano fonológico se manifiesta a través de todas sus variedades dialectales y como
son pocas las unidades al combinar los significantes del español deben de ser largos
para que no se produzcan excesivas homonimias en las miles de unidades que hacen
falta para que una lengua natural funcione eficazmente. Aquellas lenguas que tienen un
número de fonemas mayor que el español se pueden permitir constituir significantes
más cortos, de menos fonemas, p. ej.: el inglés o el francés.
Para empezar: primero, no hay problemas de abertura vocálicas, como en el caso del
andaluz, donde el debilitamiento de la -s implosiva no ha llegado al nivel de este en que
desaparece la -s final, pero como tiene una cierta función gramatical pues esa
desaparición supone la abertura de la vocal final y, muy a menudo, por metafonía se
pasa a otras vocales. El vocalismo de Canarias, en este sentido, se muestra muy estable,
aunque esto no quiere decir que no haya incidencia:
1. En el nivel popular, hay una cierta propensión a alternar ciertas vocales en
sílaba átona, p. ej.: en la isla de La Palma es muy común con palabras como:
‘cudicia’ codicia, ‘cucina’ cocina… La alternancia i / e en sílaba átona es muy
común como en Gran Canaria o La Gomera. Y en la toponimia también
encontramos casos de alternancia vocálica.
2. La diptongación de hiatos, en general, en todo el mundo hispánico, la mayor
parte de las incidencias que tiene que ver con las vocales afecta a la agrupación
de estas. Aunque, algunos de ellos, afecta al nivel culto al estilo de habla
informal, p. ej.: ‘alchol’ alcohol… La destrucción de hiatos puede ocurrir por:
la conversión de un hiato en diptongo, la interposición de una consonante
(‘toballa’ toalla), por fonética sintáctica (‘este’año’ este año), la
monoptongación de hiatos (‘tozuo’ tozudo),
3. La monopongación de diptongos, muy común en el habla hispánico , p. ej.:
‘uropa’ Europa.
4. Un fenómeno popular, aunque no es ajeno al registro culto, es la reducción de
vocales iguales, cuando se encuentran y son la misma vocal se tiende a
reducirlas a una sola, p. ej.: ‘alchol’ alcohol. Cuando dos sonidos iguales están
juntos y el mantenimiento de ambos no es indispensable para la comunicación,
la tendencia de los hablantes es reducirlos a uno. También, podemos encontrarlo
en el consonantismo.
5. La monopongación de hiatos, por la misma razón, en posición intervocálica la
consonante que se muestra más débil y que tiene una mayor tendencia ser
sincopada, una desaparición, es la consonante -d. Ya en latín existía una
tendencia a eliminarla, p. ej.: ‘tozuo’ tozudo.
6. Los casos de sinalefa, es tanto un concepto fónico como un concepto métrico.
Hay una sinalefa cuando la vocal final que entra en contacto con la vocal inicial

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de la palabra siguiente queda reducida a una, y pueden ser vocales iguales o
vocales distintas, p. ej.: ‘mexplico’ me explico; ‘lasquina’ la esquina.

I.2. El consonantismo:
Existen cinco fenómenos generales en todos los hablantes canarios, en decir, igual en el
nivel popular, en el nivel culto y en todo el archipiélago indistintamente:
1. El seseo, la no distinción fonológica s/z, de modo que el fonema z no forma
parte del cuadro fonológico del español de Canarias, igual que ocurre en
Hispanoamérica o en Andalucía. El 12% de las consonantes del español afectan
a las dos consonantes encartadas en el seseo: que son la s y la z. Una prueba
indirecta sobre la trascendencia del seseo es que 1 de cada 10 erros que cometen
los estudiantes canarios 6 tienen que ver con el seseo.
2. El yeísmo, que consiste en la unificación de los fonemas ll/y. Aunque en
Canarias aún quedan pequeños reductos de distinción entre estos dos fonemas,
en los hablantes de cierta edad.
3. La peculiar realización de la -s implosiva, y no podemos llamarla, únicamente,
aspiración. En general, el comportamiento de esta -s implosiva es peculiar y
prácticamente igual en todo el archipiélago.
4. La pronunciación de la ch, las burlas generadas por los otros hablantes son
infundadas puesto que si los hablantes canarios pronunciaran la ch como una ye
no sabrían diferenciar entre, p. ej.: macho y mayo.
5. La aspiración de j [x], como buena parte de los andaluces y de los
hispanoamericanos, pronunciar este fonema como aspirado.
En el archipiélago canario existen muchos otros fenómenos, pero que ya no son
generales.
I.2.1. El consonantismo pre - nuclear del español de Canarias.
La s- explosiva, producto del seseo: La -s fonéticamente más común es la predorsal o
predorso dental, y es el predorso de la lengua la que se aproxima a la zona de los
alvéolos. Esto no quiere decir que sea la única en Canarias, sino la dominante. Hay
excepciones: en el Hierro y en la localidad palmera de El paso se da una s que se parece
a la apicoalveolar del español, la castellana. Esta -s Canaria se ha podido desplazar de
ese orden porque no existe el fonema z. Como en Andalucía se da el ceceo es razonable
preguntarse si en Canarias también, pues el sonido postdental se da esporádicamente y
tiende a ser considerado una especie de defecto.
El yeísmo: en las zonas donde hay distinción y entre los pocos hablantes que van
quedando estos dos fonemas se realizan como en el español general. En las zonas donde
ya no hay distinción, sino confusión, se realiza como un sonido palatal central sonoro y
luego tiene realizaciones fricativas (posición intervocálica) y un tanto africadas
(posición inicial absoluta, tras pausa y nasal). Solo se da en posición explosiva.

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La realización de la ch: la ch Canaria no es una ye; es un poquito sonorizada, sin dejar
de ser sorda; se realiza en una zona de articulación más retrasado en la cavidad bucal
que el de la ch castellana; este punto de articulación coincide con el de la ye (producto
del yeísmo); como el punto de articulación es coincidente, a oídos del resto de los
hablantes suena como una ye; también, se denomina mojada porque la zona de la lengua
que entra en contacto con el paladar en más amplia que la castellana; dado que la ch es
africada, el momento oclusivo es más potente que la ch castellana.
El caso de la -d- intervocálica: es un fonema que ha tendido a sincoparse, a perderse,
en el interior de un significante. El caso más obvio lo encontramos en los participios
terminados en -ado. En las islas, con la excepción del norte de Tenerife, la caída de este
fonema es general en todo el nivel popular y, en ocasiones, puede llegar a caer en el
estilo informal de los hablantes cultos.
¿En un significante que contenga dos -d- intervocálicas caen las dos por
igual? hay -d- que cuando concurren con otra se muestran más reacias a
perderse que otras. De modo que es más común oír, p. ej.: podio que poio
‘podido’. La -d- de la sílaba tónica se muestra más reacia a desaparecer que la
de una sílaba átona.

I.2.2. El consonantismo post – nuclear del español de Canarias.


Vamos a hacer unas cuantas consideraciones preliminares: primero, si bien todas las
consonantes pueden figurar en posición explosivas, por el contrario, no todas pueden
hacerlo en posición implosiva, p. ej.: los fonemas palatales no figuran en posición
implosivas. Segundo, los cuatro fonemas más comunes y más pertinentes en posición
implosiva son la s, n, l, r, p. ej.: dos, cantan, fatal y venir. Y, tercero, el español desde
sus comienzos como lengua particular es una lengua que propende a la sílaba libre, a
eliminar las consonantes que ocupan el marco postnuclear.
La -s implosiva: que en la escritura puede ser s o puede ser z. La realización más
común, pero no la única, es la aspiración. Se da la aspiración al final absoluto del
significante y ante pausa. Habría un segundo caso que es el que se da cuando aparece
en posición interior de palabra, dentro de este encontramos otro que es: la realización
cuando le sigue una consonante oclusiva sorda, p. ej.: ‘pahtor’ pastor; si le sigue una
consonante sonora el resultado suele ser un ensordecimiento de la sonora en cuestión,
p. ej.: ‘rehbalar’ resbalar; cuando va seguida por una fricativa sorda (f, s o j), la
realización común en [Ø], p. ej.: ‘dehfile’ desfile. En final de significante, hay que
tener en cuenta si la palabra siguiente empieza por consonante o por vocal, si es por
consonante los resultados son los mismos que en interior de palabra, p. ej.: ‘lah
gallinah’ las gallinas, y si es por vocal la solución es distinta en función de si esa vocal
es átona, que produce aspiración, p. ej.: ‘loh hermanoh’ los hermanos, y si es tónica, las
generaciones mayores conservan la -s implosiva, p. ej.: ‘los otros’, mientras que las
generaciones más jóvenes la aspiran, p. ej.: ‘loh jóveneh’ los jóvenes, pero si se produce
una especie de asimilación pueden mantener la -s, p. ej.: los ojos. Sin embargo, esto no
sucede en todos los casos y siempre está en función de razones contextuales, de la isla

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de la que hablemos (más adelantado en Las Palmas y mucho más retardado de las
personas mayores de la isla del Hierro) y de la generación a la que esté adscrito el
hablante.
Los casos de -l y -r: son bastantes parecidas porque son próximas en su realización e
identidad fónica. Tienen una articulación bastante relajada e incluso, en el habla
popular, terminan perdiéndose si ocupan el final de significante en palabras llanas p.
ej.: ‘tune’ túnel o ‘crate’ cráter. Cuando la -r, en posición interior, va seguida de n- o
de l- en la provincia oriental y sólo en la Gomera tiende a convertirse en aspiración, p.
ej.: ‘cahne’ carne. También, la famosa alternancia en posición implosiva, p. ej.:
‘argo’ algo o ‘velde’ verde. Esta alternancia, en Canarias, se produce a favor de -r
mientras que el caso de -l es mucho menos frecuente. En el caso de los infinitivos tiene
soluciones muy diversas: es frecuente la omisión, especialmente, cuando le sigue un
pronombre enclítico, p. ej.: ‘voy a lleva’lo pa’lla’ voy a llevarlo para allá, cuando es
del tipo me, te o se tiene una doble solución (mantenimiento o desaparición) y cuando
es del tipo -nos, como hay un encuentro se produce la aspiración ante -n. Hay un
fenómeno extremadamente rústico, que ya no se oye, que consiste en la metátesis
(dislocación) de r/l delante de aspiración procedente de j/g explosiva, p. ej.: ‘el heje’ el
jefe. La omisión de estos fonemas delante de aspiración, p. ej.: ‘sa’hento’ sargento.
En el caso de la -n: tiene una variación alofónica y la más común es la realización de -n
velar. En algunos casos extremos, prácticamente desaparece pero tiñe de nasalidad a la
vocal anterior, p. ej.: ‘o’ce’ once. En el nivel popular, en posición final, especialmente
en sustantivos y adjetivos, tiende a caer, p. ej.: ‘la virge’ la virgen. Esta particularidad
afecta, incluso, a la formación del plural, p. ej.: ‘marge’ margen, y también la podemos
encontrar en la -l/-r finales. La omisión de la -n final se da en la formación de los
diminutivos de los nombres propios, p. ej.: ‘Esteba’ Esteban > Estebita.
I.2.3. Los grupos consonánticos cultos.
Se llaman así porque aparecen en cultismos propios pero que no sufrieron el desgaste.
Algunas de ellas, pese a ser cultas desde el punto de vista histórico, son
sociolectalmente dialectales desde el punto de vista sincrónico, p. ej.: el grupo bst,
naturalmente, hablantes del nivel culto no suelen pronunciar el grupo entero y queda
reducido a -s. También, podemos encontrar otros como: -kt, -pt, -bt, -gn, -mn, -bst,
entre otros. A veces, la tendencia es la duplicación de la consonante; se pierde el
elemento impulsivo pero se duplica el explosivo; cuando hay una -s se puede convertir
en aspiración y el resto del grupo imposible se pierde… es decir, que la tendencia
general es la simplificación, por ejemplo, en el caso del grupo -ns en Canaria hay una
doble solución: la general, que se identifica con la aspiración, y la no tan general, que se
resuelva a favor de -n. También, hay que resaltar que muchas de esta soluciones son
comunes en los hablantes cultos pero cuando hablan de manera no esmerada, más o
menos como ocurre en el nivel popular.
En muchas ocasiones, estas consonantes implosivas cultas en realidad no se
pronuncian como una -t, como un -d, como un -b o como una k, sino que se

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realizan con una especie de cierre glotal, p. ej.: la palabra abdomen, que
tendría un grupo culto (-bd), pero que en el empleo habitual no se pronuncia
(en lugar de la -b implosiva se produce una especie de golpe glotal). También,
lo que sucede en este rasgo peculiar de Gran Canaria que consiste en la
duplicación de las consonantes sonoras tras -s, no hay tal sino que delante de
consonante sonora correspondiente hay un golpe glotal.

I.3. La fonética asistemática:


Entre los fenómenos de fonética asistemática los hay puramente descriptivos y los hay
analíticos, p. ej.: ‘asoplar’ puede decir que se produce una prótesis, es decir, que se
añade un sonido al comienzo de la palabra, se está describiendo mecánicamente un
fenómeno. Sin embargo, se puede ir más allá analíticamente, y añadir que esto se debe
a un proceso de analogía por los muchos verbos que en español empiezan por ‘a’.
▪ Los fenómenos descriptivos más comunes son: la prótesis, la añadidura de un
sonido al comienzo de una palabra; la aféresis, consiste justo en lo contrario,
eliminar un sonido al comienzo de una palabra, p. ej.: ‘garrar’ agarrar; la
epéntesis cuando se introduce un sonido, o varios, en la mitad de un
significante, p. ej.: ‘heredencia’ herencia; la síncopa, cuando se elimina un
sonido del interior de una palabra, p. ej.: suprimir la -d intervocálica; la
paradogen, la añadidura de un sonido al final de la palabra, p. ej.: en la
Gomera algunos infinitivos terminan en -re ‘bailare’ bailar; y la apócope
cuando se suprime un sonido, p. ej.: ‘prosta’ próstata.
También, otros fenómenos pueden ser: la asimilación, cuando un sonido atraen
a otro hacia su naturaleza fónica, p. ej.: ‘dilincuente’ delincuente; la
disimilación, cuando hay varios sonidos del mismo tipo entonces, uno de ellos,
se convierte en otro sonido, p. ej.: en Gran Canaria encontramos estelero que
viene de esterero, donde hay dos ‘r’ en sílabas continuas y una de ella se
convirtió en ‘l’; la metátesis, la alteración de lugar de dos sonidos o de dos
silabas en un significante, p. ej.: ‘estogamo’ estómago; las apologías, cuando se
pierde una sílaba entera en el seno de una palabra, especialmente sucede en
palabras muy largas, p. ej.: ‘posibilad’ posibilidad; la aglutinación, los mismo
que el falso análisis del artículo, p. ej.: el sustantivo femenino que
normativamente empiezan con a- como ‘lacera’ la acera.
Saussure aclaró que: “la modificación en la forma normativa de una palabra o responde
a razones fonéticas o responde a razones analógicas”.
▪ Los fenómenos analíticos más comunes son (los que no se pueden explicar
mediante fenómenos fonéticos): las analogías triviales, corrientes, p. ej.: la que
se produce en la segunda persona del singular del pretérito de indefinido como
‘estuvistes’ por estuviste; la ultracorrección, p. ej.: ‘bacalado’ por bacalao; y
la etimología popular, que también tiene de fenómeno de cercanía semántica,
es decir, por un lado supone una modificación del significante en su fisonomía
fonética y, además, esa modificación obedece a razones semánticas, p. ej.:

5
‘alquilino’ por inquilino; el cruce o contaminación, a menudo ciertos hablantes
por razones cognitivas un tanto compleja cruzan dos palabras, p. ej.:
‘ostentoreo’ por ostentoso o estentóreo.
Los fenómenos descriptivos suelen tener una razón de ser debajo, que representa la
parte analítica del fenómeno.

6
TEMA 4. EL PLANO GRAMATICAL DEL ESPAÑOL DE CANARIA
I. El plano gramatical.
De las incidencias que pueden comentarse de las variedades tiene que ver, sobre todo,
con las categorías pronombre y verbo. El 90% que podamos decir o afecta al
pronombre, especialmente a los personal, o afecta al verbo, en sus diversas
presentaciones. Luego, hay un 10% que afecta a otros planos.
EL SUSTANTIVO, o para ser más exacto, el nombre Y EL ADJETIVO:
- Un fenómeno que afecta a los nombres en español y, particularmente, en la
zona popular, es la fluctuación de género o la oscilación de género y que,
sobre todo, afecta a los sustantivos. La regla general es que en español, los
sustantivos terminados en -o son masculino y los terminados en -a son
femeninos, sin embargo, encontramos sustantivos terminados en -e que son
masculino, p. ej.: el sobre, y también que son femeninos, p. ej.: la calle.
Entonces, no podemos decir que género tienen estos elementos. Por tanto,
tienden a ponerle un género normativo, p. ej.: ‘el ubre’ por la ubre. en cuanto al
número se suelen producir causado por cuestiones fonéticas, p. ej.: las palabras
que son llamas y que terminan en consonante del tipo -r, -l o – n tiendes a ser
distorsionadas en cuanto al número, p. ej.: ‘los marges’ por los márgenes.
LOS SUFIJOS NOMINALES:
- Los sufijos de diminutivos, a veces se emplean para captar la atención del
receptor, p. ej.. la cuentita. Se inscriben dentro de los que algunos tratadistas
denominan la semántica afectiva, es decir, en el idioma disponemos de varios
recursos para expresar la afectividad en un sentido amplio, p. ej.: los
hipocorísticos (forma familiar con la que se conoce a las personas y que difiere
de su nombre oficial) como ‘Tere’ por Teresa o los truncamientos como ‘profe’
por profesor. El español conoce una gran variedad de sufijos de diminutos
marcados desde el punto de vista diatópicos y, en Canarias, los más comunes
son -ito (especialmente a la provincia occidental) e -illo (especialmente a la
provincia oriental). Incluso, hay algunos apodos de gentilicios que tienen que
ver con los diminutivos, p. ej.: los tico.
El sufijo -illo tiene un matiz diferente (aintoponderativo), por eso en la
provincia oriental también se emplea -ito, porque no es intercambiable por este,
y viceversa, p. ej.: ‘me compré un cochillo’ donde se utiliza el sufijo para
quitarle trascendencia.
También, hay montón de palabras que se han lexicalizado con el sufijo -illo, p.
ej.: pasillo, ventanillo, mientras que con -ito hay muy pocas.
En aquellos casos formales donde en la Península se dice ‘puentecito’ o
‘piedrita’ en Canarias se dice ‘puentito’ o ‘piedrita’. Por tanto, ese interfijo o
infijo lo suprimimos en el español de Canarias mientras que en el español
estándar se emplea cuando: las palabras son bisílabas, terminan en -e, o tienen
un diptongo en la primera sílaba, se dice ‘piedrita’ por ‘piedrecita. Cuando la

1
palabra es monosílaba pero históricamente ha sido bisílaba también le afecta la
regla.
-ero, -era, para marcar el carácter de un árbol, p. ej.: castañero. Este sufijo en
aquellos casos en el que en el español general el nombre del árbol y de la fruta
es el mismo mediante este sufijo, en Canarias, eliminamos todos los casos de
ambigüedad. También, para los gentilicios, p. ej.: lagunero. Por influjo del
portugués, también funciona el sufijo -era, p. ej.: manzanera.
- erío, junto al lexema sustantivo, en el sentido de gran abundancia de algo, p.
ej.: genterío, hembrerío. A veces, tiene un sentido informal o peyorativo.
- ento, iento, vincula al portugués, como especie de dos variantes que son libres
y no en distribución complementaria, p. ej.: friolento, frioliento. A veces, en un
mismo hablante, podemos encontrar las dos formas. Vienen a sustituir palabras
del español general terminadas en -oso, -udo o -ero.
Finalmente, en cuanto a estos sufijos nominales siempre hay sufijos
característicos, p. ej.: en América, -eco.
-on, -ona, tiene valor apreciativo o aumentativo, p. ej.: abusón. También, puede
modificar sustantivos tanto femeninos como masculino, p. ej.: ‘paredón’ por
pared. En el español de Canaria, más allá del valor aumentativo que pueda
tener, añadido a radicales léxicos adjetivales significa algo como ‘cualidad en
estado tendencial’, p. ej.: ‘durona’, que tiende a estar dura (metafóricamente);
‘sosón’ que tiende a ser soso.
LOS PRONOMBRES:
La parcela de pronombre más cambiante son los llamados pronombres
personales, incluyendo a los posesivos. Porque los posesivos no son otra cosa
que la forma genitiva de los llamados pronombres personales propiamente
dicho. Es decir, que en el fondo constituyen un mismo paradigma de elementos.
La pérdida del caso no se produjo de manera absoluta sino que dejó algún rastro,
que se encuentra en los llamados pronombres personales. Algunas
peculiaridades son :
- El no uso de los pronombres tónicos o átonos de la segunda persona del
plural (vosotros), con excepción de algunos puntos de la Gomera o arcaizantes
de Tenerife. La peculiaridad canaria solo tiene cinco personas gramaticales y, al
no emplear ‘vosotros’ se emplea ‘ustedes. El problema de esto es que siendo,
gramaticalmente, tercera persona, pasa a ser segunda persona, además
etimológicamente proviene de ‘vuestra merced’ y se le clasifica en los llamados
pronombres de tratamiento. Si en zonas como Canarias y América funciona el
‘ustedes’ satisfactoriamente indica que este no causa problemas. Y en los
contadísimos casos en lo que pudiera haber problema simplemente se le añadiría
una forma nominal.
Obviamente, desde el punto de vista morfológico, el ‘ustedes’ y la formas
pronominales átonas correspondientes coincide con lo que sucede en la
Península, pero el valor es distinto, p. ej.: en la Península es como si se
estuviera tratando de ‘usted’ a las personas a las que se está refiriendo.

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- En cuanto a las formas átonas, en las zonas de la Gomera, los hablantes de
más edad cuando son del perfil popular tienden a emplear la forma antigua
occidental ‘vos’.
- La forma su: la gramática del español siempre han subrayado el hecho de que
la forma su de tercera persona son potencialmente ambiguas y por eso, a veces,
en la lengua escrita o en ciertas regiones de la Península se suele utilizar
pleonasmos, p. ej.: su mujer de usted. En Canarias no existe el problema de la
ambigüedad porque se utiliza con un solo valor en el sentido de ‘usted’ (y de
‘ustedes’ de respeto). En el español de Canarias, como norma general, el ‘su’
siempre fue de ‘usted’: o bien se reemplaza por una predicación del pronombre
de más el pronombre o bien no se explicita nada y se emplea el artículo.
- Uso de la forma cuyo: suele ser definida como un pronombre con una
dimensión de pronombre relativo y otra dimensión de pronombre posesivo. Es
un pronombre problemático especialmente para el nivel popular. Desde el punto
de vista del estilo, es un pronombre que se emplea en contextos formales. En el
español general se emplea el ‘que su’ y en el español de Canarias como el ‘su’
no se emplea, sólo para usted, lo que funciona es un artículo que vuelve a tener
un valor posesivo.
- Prácticamente, no existen (como en otras regiones) los llamados falsos
posesivos, en casos del tipo: delante mío; detrás mío.
¿En Canarias hay voseo? Sí, pero a diferencia del voseo de lo que ocurre en América,
que es tónico, singularmente en la Gomera se produce un voseo átono.
▪ Los pronombres átonos de tercera persona:
- Son todos aquellos que no pueden ejercer el papel del sujeto y tener el papel
sintáctico de la proposición. Suelen ser: complementos indirectos, elementos
que marcar la reflexividad, en un sentido amplio, complementos directos, etc.
Estos, en Canarias, se acomodan a las pautas etimologías (la, las, lo, los, le, les).
La, las, lo, los, ejercen el papel de complemento directo y le, les el de
complemento indirecto. La única excepción relevante está representada por el
leísmo de cortesía, cuando los pronombres tienen como referencia usted al
menos en los ámbitos urbanos de Canarias se ha implantado una especie de
leísmo de cortesía, p. ej.: el ayuntamiento de La Laguna les invita.
- Hay algunos verbos (como avisar, ayudar u obedecer) que en Canarias se
suelen construir con él porque ya en latín regían un le y, por consiguiente, se
emplea, p. ej.: a Juan le avise […] / yo le ayudo a mi madre […]. Sin embargo,
no se niega que existan casos donde los hablantes, en una especie de
autocorrección, utilicen otras formas.
- La construcción se los / se las, que en el español de Hispanoamérica está muy
extendida, p. ej.: les dije esto a ellos / se lo dije. Esta es una variante
combinatoria del ‘les’ y no admite la combinación en plural.

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¿Podría generalizarse esto? En la Península se da menos porque este ‘ustedes’ es el
‘vosotros’ peninsular. Por eso, esta construcción es propia de los hablantes canarios e
hispanoamericanos que no poseen las segunda persona del plural.
- El caso de le / les, en Canarias como en todo el mundo hispánico, hay una
propensión a utilizar el les con valor sincrético que abarca los valores de plural y
singular, p. ej.: le decimos a nuestros padres lo que hacemos los fin de semana.
En la medida que el referente nominal está bastante alejado del pronombre ‘le’
aumenta las posibilidades de error y al usuario le resulta difícil prever cual es el
número por lo que este se decanta por el objeto menos marcado, que es el
singular.
EL VERBO:
El verbo también es una categoría que posee un montón de accidentes y
experimenta bastantes vicisitudes dialectológicas. Lo fundamental es
homogéneo en todo el mundo hispano y eso es lo que permite la comunicación
entre los usuarios de todos los dialectos:
- No suele utilizarse la segunda persona del plural y, en su caso, se emplea la
tercera persona del plural, p. ej.: no existen las formas cantáis pero sí cantan.
De modo que las seis personas verbales de la Península quedan reducidas en
Canarias y en parte de América a cinco. Siempre con la excepción de la isla de
la Gomera y, muy residualmente a punto de perderse, en zonas muy específicas
de la isla de Tenerife y La Palma.
- Afecta a la segunda persona del plural de los imperativos. Se suele decir que
el hablante canaria “tipo” no es dado del empleo de las formas de imperativo
porque estas suponen un mandato, p. ej.: has esto. Y que este prefiere
formalmente otras construcciones alternativas que consiguiendo el mismo fin no
tienen formalmente la condición de imperativo (a base de preguntas), p. ej.:
¿Por qué no me trajiste eso? Sin embargo, encontramos que los padres les dan
órdenes a sus hijos o los jefes a los trabajadores, siempre que haya relaciones
jerárquicas. En el español de la Gomera no son las castellanas tradicionales que
terminan en -d sino que son formas que provienen del occidente peninsular (del
leonés). Por tanto, en la Gomera: las formas del modo imperativo, en ocasiones,
mantienen la -d etimología, p. ej.: ‘comede’ por comed. En otros casos, la -d se
pierde, p. ej.: ‘coméis’ por comed. También, se da un cruce entre estas dos
soluciones, p. ej.: ‘cantaides’ por cantad.
▪ Usos analógicos del verbo en el español de Canarias:
Todo el sistema verbal está montado sobre un principio analógico que a su vez
está basado en la cuarta proporción: si de cantar digo canté, para bailar diré X,
que es igual a bailé. Cada vez que este principio se quiebra hay una posibilidad
de que los hablantes menos cualificados caigan en un principio de analogía, p.
ej.: la cometa no vola. Los procesos analógicos son muy comunes en los verbos
porque la propia conjugación verbal está basada en un principio analógico (la

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cuarta proporcional). En ese principio, tomado de las matemáticas, está basada
toda la gramática regular.

¿Todos los casos de analogía afectan a los verbos irregulares? También la analogía
afectan a los verbos regulares. Sobre todo, en el segmento de hablantes del nivel
popular.
- Las analogías en verbos regulares e irregulares: primero, emplear las formas
cantemos en lugar de cantamos para el pretérito indefinido. Esto es así cuanto
más iletrado o mayor sea el hablante, y empieza a ser cada vez estadísticamente
menos sólido. Segundo, para las formas para el presente del subjuntivo, p. ej.:
‘lléguemos’ por lleguemos, donde se produce un traslado acentual. Las tres
formas están perfectamente diferenciadas y es funcionalmente más eficaz que las
formas del español normativo. Tercero, las formas de la segunda persona del
singular del pretérito indefinido, p. ej.: ‘cantastes’ por cantaste y que consiste
en la equiparación con otros tiempos verbales que terminan en -s. Hay una
variante rural ‘vinites’ donde se suprime la -s intermedia. Cuarto, la forma
‘siéntensen’ por siéntese. Y, quinto, el caso de la sustitución de la desinencia -
mos por -nos, p. ej.: ‘eranos’ por éramos.
- Las analogías que se producen entre los verbos irregulares: por ser verbos
irregulares forman un terreno abonado para la comisión de casos de analogía, p.
ej.: ‘andara’ por anduviera.
En la medida que un verbo no es centro de constelación se aleja formalmente y, sobre
todo, semánticamente del verbo que sí es centro de constelación se aumentan las
posibilidades de cometer analogía, p. ej.: retraer, ‘retrayó’ por retrajo / ‘rehaciera’ por
rehiciera.

- Las formas terminadas en -ya lo que hace el hablante es integrarlas en una


analogía, p. ej.: haiga por haya.
▪ Los tiempos verbales pretérito indefinido y pretérito perfecto, pasado simple
y pasado compuestos: Estos tiempos siempre están en una especie de
competencia, donde no va uno va el otro.
- La peculiaridad Canaria, que afecta a muchas zonas de América y que se
relaciona con el español preclásico consiste en que empleamos el pretérito
indefinido para acciones pasadas y concluidas independientemente de que estén
lejos o cerca del presente, p. ej.: en 1936 en este pueblo se movilizó a poca
gente / ahora al entrar, tropecé y casi me caigo. En cambio, empleamos el
pretérito perfecto para una acción pasada que prolonga sus efectos en el
presente, p. ej.: este años a llovido poco.
- En la Península, también se ha empleado estos dos pero no de la misma forma:
el indefinido para acciones pasadas, concluidas pero remotas en el tiempo y el
perfecto como en Canarias. Hay una coincidencia parcial, pero no es absoluta.
- En Canarias, se refleja el uso del verbo ‘haber’ como impersonal, p. ej.:
habrán verbenas. Algunos dicen que estaríamos en un proceso evolutivo que
5
estaría experimentando un proceso de cambio de un verbo impersonal a un verbo
personal.
- En aquellos casos en los que el verbo ‘haber’ usado en infinitivo o gerundio el
fenómeno se reproduce en el verbo modalizador correspondiente, p. ej.: ‘siguen
habiendo problemas’ por ‘sigue habiendo problemas.
- Hay otro uso, que se da en Canarias, que consiste en usar el verbo ‘haber’ por
el verbo ‘hacer’ en expresiones que indican tiempo, p. ej.: ‘hay tiempo que no lo
veo’ por hace tiempo que no veo.
- También, está muy generalizado el uso del infinitivo en lugar de una forma
personal del verbo en un perfil de hablantes que no se corresponde con los
hablantes mayores o iletrados sino con un perfil semiculto, p. ej.: ‘decir tal
cosa’ por digamos tal cosa.
▪ El uso de imperativo:
Tiene un poco de “mala prensa” porque se usa para mandar. Parece que el
Canario repudia la forma de imperativo y que se utilizan medios alternativos
como la pregunta.
▪ El uso del futuro:
Se ha convertido en un tópico afirmar que las formas morfológicas de futuro
(sobre todo de indicativo) se emplean menos y se dice que en su lugar se
emplean otras fórmulas: el presente histórico, la perífrasis con el verbo ir + a +
infinitivo… en cuyo caso se concluye que prácticamente estamos “jubilando” las
formas de futuro.
▪ Las formas del subjuntivo en -se, p. ej.: acampase.
▪ La perífrasis llegar – a – infinitivo:
Que se emplea en lugar del pluscuamperfecto de subjuntivo, p. ej.: si lo llego a
saber no hubiera venido por si lo hubiera sabido no hubiera venido.
▪ La tercera persona del plural por el pretérito indefinido (sobre todo en la
Palma), p. ej.: ‘cantara’ por cantado.

¿Esta forma no se da en otras zonas? Sí, pero es menos frecuente que en Canarias.

▪ Las oraciones condicionales:


Están constituidas por dos partes: lo que es propiamente la oración introducida
por un si prótasis) y la oración principal (apódosis).
- La preferencias del pluscuamperfecto del subjuntivo en lugar del condicional
compuesto en las apódosis de las oraciones condicionales, p. ej.: ‘si me hubiera
visto me hubiera saludado’ por si me hubiera visto me habría saludado. Esto es
general a todo el nivel de Canarias.
- Habría un segundo caso, el uso del pluscuamperfecto de indicativo en la
apódosis de las oraciones condicionales, p. ej., ‘ si él me hubiera avisado con
tiempo se lo había traído’ por ‘ si me hubiera avisado con tiempo se lo hubiera
traído.

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- Otro caso, el uso del pluscuamperfecto de indicativo tanto en la prótesis como
en la apódosis, exclusivo del nivel popular, p. ej.: ‘si lo habían operado a lo
mejor había escapado’ por lo hubieran operado a lo mejor había esperado.

LOS ADVERBIOS:

- Suprimir el adverbio -mente, p. ej., ‘se le hecha agua hasta cubrirlo total’ por
se le hecha agua hasta cubrirlo totalmente.
- El uso de entre, contra y mientras en lugar del adverbio cuanto en las
oraciones correlativas de cantidad, p. ej.: ‘entre más come más hambre tiene’
por cuanto más come más hambre tiene. El uso de ‘entre’ en este sentido hay
poca conciencia lingüística hasta el punto de que hablantes cultos la emplean
con naturalidad.
- El uso de ‘más’ antepuesto a ‘nadie, nada, ninguno, nunca’, p. ej.: ‘que no
entre más nadie’ por que no entre nadie más. En el español de América estas
expresiones están muy extendidas.
- La anteposición de los adverbios ‘más, menos, mejor, peor’ al relativo ‘que’,
p. ej.: ‘lo más que me gusta es ir al cine’ por lo que más me gusta es ir al cine.
- El uso del adverbio ‘medio’ (que puede ser también un adjetivo) lo hace
concordar con el adjetivo que va al lado, p. ej.: ella es media enterada.
También está extendido en el español de América.

LAS PREPOSICIONES:

- Se puede registrar en Canarias, en hablantes mayores, un uso de la preposición


‘contra’ en el sentido de ‘al lado de’ o ‘junto a’, p. ej.: déjame una tajada
contra la cola del pescado.
- Se ha eliminado la preposición ‘hacia’, p. ej.: ‘voy para allí’ por voy hacia
allí.
- Confusión a propósito de la preposición ‘de’ en deber + de + infinitivo, con el
valor de obligación.
- El dequeísmo, uno de los fenómenos más estudiados en el mundo hispánico y
que consiste en el empleo de la preposición de delante de que y, especialmente,
con los verbos de pensamiento o de dicción que no rigen una ‘d’, p. ej.: pienso
de que, opino de que. Este también puede oírse en boca de los hablantes cultos.
- El deísmo, cuando se emplea la preposición de delante de un infinitivo, p. ej.:
‘pienso de ir’ por pienso ir.
- El uso de ‘ca’ como contracción de la palabra casa que se emplea en ejemplo
de ‘voy ca’ mi abuela’ por voy a casa de mi abuela. Que se corresponde con una
preposición francesa.
- Entre los hablantes de más edad, normalmente iletrados, se suele dar la
preposición ende o dende con el valor de desde, p. ej.: dende cuando no lo
veo.

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CONJUNCIONES:

- Las conjunciones u y e, variantes de o e i, no suelen registrarse en el nivel


popular, p. ej.: ‘siete o ocho’ por siete u ocho.
- El empleo adversativo (pero y más) de las fórmula ‘lo cual’, p. ej.: a mi
mujer le guata mucho la televisión, lo cual a mi no.
- Uso adversativo de la forma ‘lo que’, p. ej.: ‘me invista a salir todos los fin
de semana lo que yo no le hago caso’ por me invista a salir todos los fin de
semana sin embargo yo no le hago caso.
- Se registra un uso conjuntivo (de una conjunción) que es trasversal a todos los
hablantes que es la construcción ‘desde que’ con el valor de posterioridad
inmediata, p. ej.: desde que sale del trabajo se mete en el bar / desde que me ve
viene corriendo a saludarme.

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TEMA 5. EL PLANO LÉXICO DEL ESPAÑOL DE CANARIAS

I. El plano léxico – fraseológico del español de Canarias.

La primera observación que hay que hacer es que el léxico general del español estándar
es compartido por un español de Canarias. En todas las variedades, junto a este léxico
general, hay un léxico particular, un 3% aproximadamente, y que configura el léxico
diferencial canario. Muchos estudiosos del vocabulario preconizan que la descripción
léxica de una variedad debería hacerse integradamente: que no se describa por un lado
lo general y por el otro lo particular. Otra observación, tiene que ver con la idea de que
una parte muy considerable de las voces privativamente canarias tienen que ver con
aspectos de la naturaleza y de la cultura, entonces, muchas de las palabras que
aparecen son exotismos o tipismo, que se refieren a la naturaleza o cultura de ese lugar.

I.1. La clasificación genética del léxico del español de Canarias:

Voces o acepciones que parten de las posibilidades creativas de la lengua española


general, a menudo estas se silencian o infravaloran, aunque es el más importante, es
decir, el constituido por palabra so acepciones de palabras que se han instituido
siguiendo los caminos generales para la creación léxica, que son: la derivación, la
composición, la metáfora y la metonimia.

Los arcaísmos, en el pasado, cualquier creación idiomática de las zonas centrales


tardaban, a veces, siglos en llegar a las zonas periféricas, p. ej.: no existían los medios
hipertécnicos que existen hoy. Esto ha hecho que en algunas zonas, como Canarias,
sobrevivieron palabras que desaparecieron hace ya mucho tiempo de las zonas central.
Algo semejante ocurre en el español de América, p. ej.: curioso cómo cuidadoso /
demorarse como tardar / luego como pronto.

Los andalucismos, si nosotros somos seseante es porque los andaluces ya lo eran y, en


términos gramaticales lo mismo, y en el léxico también. Probablemente, la influencia
andaluza sea más neta en el plano fónico. Hay otro problema, y es que el andaluz como
variedad está insuficientemente descrito desde el punto de vista léxico y bien desde el
punto de vista fónico y gramatical, p. ej.: tiesto o maceta / estás más perdido que el
barco del arroz.

Los portuguesismos, también llamados lusismos o lusitanismos, el pueblo portugués ha


sido un pueblo muy orientado al mar, a las conquistas o descubrimientos, etc., y los
portugueses venían a Canarias mucho antes de que fueran castellanas. Podemos
encontrar, también, que hubo gran presencia de portugueses en las islas desde el siglo
XIV hasta el siglo XVII, p. ej.: los apellidos de origen portugués. Los especialistas que
se ocupan de filiar las palabras canarias cifran en 2.000 las de origen portugués, aunque
actualmente están en regresión.

▪ Palabras marineras: marullos, maresia, callao, seba, embobar.


▪ Palabras campesinas, ganaderas y agrícolas: sorribar, masapé, rolón, gecho.

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▪ Palabras sobre fenómenos atmosféricos: chubasco, morriña, menoja, sorimba.
▪ Palabras generales: cambar, terrero, fechillo, fechadura.
▪ Apellidos: Rodrígues, Silva, Polte, Pinto.

Los guanchismos, también llamados indigenismos canarios, la huella prehispánica de


este carácter no es muy importe, y donde se manifiesta de manera más neta esta huella
es en la toponimia (cerca de 3.000 topónimos de origen prehispánico), p. ej.:
Taburiente, Tefia. Más allá de la toponimia, también hay antropónimos y léxico común
(normalmente sustantivos) en distintas parcelas:

▪ Las plantas: tabaiba, tajinaste.


▪ Los que aluden a animales: perenquén.
▪ En la alimentación: gofio, tafeña.
▪ De carácter diferente: tabajague, palmera, tenique.
▪ El terreno de las vasijas, de la artesanía que tiene que ver con los recipientes de
barro: tofio, tamajoste.

Dentro de las palabras toponímicas que desaparecen también lo hacen muchos términos
prehispánicos.

Los americanismos, pues la relación de Canarias con América ha sido ininterrumpida.


Lo primero que hay que decir es que la influencia de Canarias en América fue mucho
más determinante que a la inversa. Lo segundo, la influencia de América en Canarias en
el plano lingüístico es importante y se vehículo a través de los inmigrantes que
retornaban, p. ej.: papa o guagua.

Otras influencias van a ser: los arabismos, p. ej.: tabique, guallete, flus, de origen
inglés, p. ej.: guachimán, guinche.

I.2. Características de la fraseología canaria:

La fraseología general ha estado postergada hasta hace relativamente poco y no se le ha


dado la importancia que realmente tiene, que muchos consideran un subcomponente del
componente léxico, p. ej.: matar dos pájaros de un tiro. Por tanto, también vamos a
encontrar una fraseología particular de cada dialecto, como en Canarias:

▪ Sinónimos: Una vez muerto el burro, cebada al rabo / una vez le conejo ido
palos a la madriguera.
▪ Antónimos: a quien madruga Dios le ayuda / no por madrugar va a amanecer
más temprano.

También se ha dicho que la fraseología es el componente más vinculado a la cultura ya


que mucho se refieren a las designadas, p. ej.: los juegos de azar, la agricultura, la
ganadería.

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I.2.1. Características:

Primero, está muy presente el mundo campesino y el mundo marinero, p. ej.: írsele a
alguien el baifo / a toda vieja le llega su anzuelo. Segundo, el mundo religioso,
cuestión heredada de los castellanos, p. ej.: en lo que el diablo se friega un ojo.
También, expresiones alusivas a ritos, p. ej.: ir a misa y quedarse en el sermón.
Tercero, los deportes autóctonos como los juegos de naipes, p. ej.: que va a haber
mojo con morena / a la voz de ya. También los topónimos, los personajes cultures, p.
ej.: ser más viejo que la cruz de piedra. Cuarto, las voces arcaicas, que contienen
palabras que ya no se emplean, p. ej.: ser más viejo que es rescaldo. Quinto, la
institución que no son otra cosa que la reproducción cercana, y no literal, de
fraseologismo del español general, una especie de variante p. ej.: contigo gofio y
cebolla por contigo pan y cebolla. Sexto, que se primen onomasiológicamente
algunas parcelas, p. ej.: apúntalo en el libro verde. Séptimo, los llamados
disfemismo, es decir, el uso de palabras que le restan nobleza a otras más o menos
sinónimas que podrían aparecer en su lugar, p. ej.: estás más frío que la patas de un
muertos. Octavo, por lo vínculos con América, abundan la presencia de fraseologismo
americanos (especialmente de Cuba y de Venezuela), p. ej.: como éramos pocos parió
Katana.

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TEMA 6 Y 7. EL PANORAMA LEXICOGRÁFICO Y LA VALORACIÓN
SOCIOCULTURAL DEL ESPAÑOL DE CANARIAS

I. El panorama lexicográfico del español de Canarias.

Hasta el siglo pasado el panorama era bastante desalentador y apenas se decía nada
sobre el español de Canarias porque no había ninguna obra donde observar estos
caracteres. Podemos decir que la obra fundacional una que tiene relación con Tenerife,
con metodología típica de la dialectología clásica. Podemos encontrar otras como:

(1) El tesoro lexicográfico del español de Canarias, Gobierno de Canarias y la


RAE.
(2) Diccionario de canarismos (1994).
(3) Diccionario diferencial del español de Canarias (1996).
(4) Diccionario histórico – etimológico del habla canaria (2001).
(5) Diccionario ideológico del español de Canarias (2004).
(6) Diccionario ejemplificado de canarismos (2009).
(7) Diccionario básico de canarismos (2010).
(8) Diccionario histórico del español de Canarias (2013).

II. La valoración sociolingüística del español de Canarias.

Tradicionalmente, no ha sido bien valorado entre los propios canarios y se produce una
cierta analogía con lo que ocurre en Andalucía. El complejo lingüístico de los canarias,
si existe, no es tan marcado como lo es en el caso de Andalucía, porque aquí el
panorama dialectal no es tan diverso y tan cargado de rasgos fonéticos populares. Los
complejos lingüísticos son individuales como una especie resultante de un complejo
previo de carácter cultural:

(1) Canarias es la única comunidad española que pertenece al español


hispanoamericano.
(2) Desde el punto de vista fonético está bastante evolucionado que el de la
Península, es un español más avanzado.
(3) En la medida que está más evolucionado, para el hablante medio se entiende que
en Canarias se habla peor.
(4) Hasta el siglo XX, los índices de analfabetismos eran alarmantes.
(5) El complejo es cultural y, posteriormente, se desarrolla a un complejo
lingüístico, ya que lo que hay es “los de arriba y los de abajo”.

1
TEMA 11. EL FONETISMO DEL ESPAÑOL DE AMÉRICA:
I. Introducción: Rasgos principales.
El español de América se extiende por un territorio vastísimo, esto no obsta para
reconocer que en algunos territorios el español es lengua cooficial con otras. Desde la
perspectiva de los lingüística españoles, sobre todo, que analizan el español de América
desde España hay cuatro rasgos principales que caracterizan esta variedad,
especialmente, en lo que respecta al fonetismo, pero también en lo relativo a los otros
aspectos:
(1) Su notable uniformidad o su notable homogeneidad. A pesar de las gran
extensión por la que se encuentra repartido el español de América sería
básicamente uniforme, p. ej.: sería lo mismo el español de México que el de
Colombia.
(2) El español americano es más conservador, donde abundan mucho los
arcaísmos, que el español europeo.
(3) Predominan más los vulgarismos de todo tipo con respecto al español europeo.
(4) Es un español fuertemente andaluzado, influido por la modalidad lingüística
andaluza.
Obviamente, siempre hay algo de verdad en estas afirmaciones pero de ahí que se
cumplan estrictamente en todo el territorio hay un gran trecho. En cuanto al primer
rasgo, la uniformidad del español de América, Zamora Vicente hace la siguiente
afirmación:
“Hay muchas menos diferencias entre dos regiones cualesquiera de la enorme
América por separadas que se encuentren que entre dos valles vecinos de
Asturias, por ejemplo”.

II. El fonetismos del español de América.


II.1. Las vocales:
El cuadro vocálico del español es muy simple lo cual reduce los posibles avatares del
cuadro vocálico. En el caso del español de América se dan esos fenómenos como:
1. La alternancia de vocal en sílaba átona, p. ej.: ‘dispues’ por después.
2. La diptongación de hiato, p. ej.: ‘mai’ por maíz.
3. Para ningún sitio de América se ha podido argumentar un fenómeno paralelo
referido al español andaluz oriental, es decir, la -s final no se ha podido
documentar en los mismo términos, aunque sí es verdad que hay algunos países
como Las Antillas, donde se produce más. Pero, está perdida nunca alcanza la
totalidad de los casos y en ningún caso la pérdida o debilitamiento lleva
aparejado que la vocal anterior se abra.
4. En las sierras de Ecuador y Perú, donde la manera de expresar el español suele
haber unas diferencias muy notables, a veces se observa que determinados
hablantes reducen las cinco vocales a tres: a, i, u. Ahora bien, todos coinciden en

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que estos hablantes en realidad no son hablantes estrictamente de la variedad
española.
5. En según qué lugares, está bastante extendida la pronunciación nasalizada de las
vocales, especialmente, cuando están en contacto con una consonante nasal.
6. La tendencia a destruir hiatos para convertirlos en diptongos está más acentuada
en América que en España, p. ej.: ‘tiatro’ por teatro.
7. El fenómeno más importante se conoce con el nombre de las vocales caedizas
del español mexicano. Afecta por igual a todos los estamentos socioculturales
del país, México. y caracteriza a las cuarta parte de los seres humanos que
hablan español. En este fenómeno se distinguen hasta cuatro grados que van
desde la conservación absoluta de las vocales hasta casi la pérdida de las
mismas. Está perdida se produce siempre en contacto con -s, especialmente
cuando le sigue una -s implosiva, p.ej.: ‘ants’ por antes. La vocal que se
muestra más sólida es la ‘a’, que cae mucho más que el resto de las otras
vocales.

II.2. El consonantismo:
Hay algunos tratadistas que suelen afirmar que en realidad las distintas variedades del
español se diferencian por presentar un margen post – nuclear fuerte a diferencia lo que
sucede en otras que presentan uno más débil. Es decir, que la mayor parte de las
vicisitudes consonánticas que son relevantes entre variedades tiene que ver con el
margen posnuclear.
II.2.1. Posición prenuclear:
- El rasgo más característico es el seseo, p. ej.: ‘ceresa’ por cereza. No hay ninguna
modalidad del español de América que no sea seseante. Además, la -s resultante de ese
seseo es una predorsodental como la canaria, no apical como la peninsular. ¿Esto
quiere decir que la /z/ nunca se da? No, pues en algunos lugares específicos esta /z/ se
realiza como una -d implosiva. Por tanto, como mero sonido sí se da en América pero
no tiene nada que ver con el seseo. El ceceo también se da en América, que no
contradice que lo dominante en todos los niveles sea el seseo.
- El yeísmo es bastante común en América, pero no es tan extenso como lo es el seseo.
Los tratadistas de este fenómeno han señalado que especialmente en la ‘ye rehilada’ se
da una variante sorda que se representaría con un acento circunflejo invertido [š].
Podría preguntarse en el examen cuáles son yeístas y por qué. El yeísmo normalmente
se torna a la variante sorda correspondiente. El ensordecimiento de la [š] está
relacionado con factores sociolingüísticos como la clase, la edad, el sexo, etc. Esta
variante es característica del habla femenina de Uruguay y en todo caso esta variante
ensordecida abunda en el estilo coloquial de habla de manera que un hablante puede
emplear la variante sorda en situaciones coloquiales y luego pasarse a la variante sonora
en situaciones más formales en el habla más esmerada. La pregunta es: Si los jóvenes
hacen la llamada ‘ye rehilada’ como una sorda, ¿cómo se distingue entonces con la ch?
Entre los hablantes en los que se produce este ensordecimiento la distinción es fricativa

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africada, por ejemplo, véase la palabra mayo. No hay preocupación en el sentido de que
la diferencia está garantizada en este tipo de palabras, el contraste fricativo africado
garantiza esta oposición semántica.
- Realización de la vibrante simple y la vibrante múltiple: la variante simple en
posición explosiva En cierto lugares de América como México, Costa Rica, Guatemala,
Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay y, sobre todo, en Chile esta ‘r’ cuando pertenece al
grupo ‘tr’ o ‘dr’ se realiza asibilada, silbante. Esta ‘r’ simple cuando está agrupada en
estos casos se pronuncia asibilada, casi como si fuera una ‘s’. El segundo lugar
llamativo donde se produce también es Costa Rica la representación fonética es [ř] tipo
[třaba’ho]. La asibilación de la -r, en el nivel popular se suele asibilar la -r, p. ej.:
perro.
- Para la realización de la -ch se dan tres soluciones: primero, la variante canaria, la -ch
adherente, que a odios peninsulares suena como una -ye. Está en el español de América
es poco significativo hasta el punto de que acabe atribuir a ningún país concreto.
Segundo, la pronunciación fricativa a la manera andaluza, aunque no llega a los
niveles de fricatividad de esta, que es propia de las hablas antillanas. Sería coincidente
de la variante ensordecida. Y, tercero, la variante africana tipo, la más común en la
Península, que en América es también mayoritaria.
- La realización de la [x], está también en el español ocupa la posición explosiva
porque el grupo de significantes que lleva una [x] implosiva es un grupo pequeño, p.
ej.: reloj. Se produce una confluencia, además de la aspiración procedente de f- inicial
latina, la realización africada de la [x] en América coincide con la realización de la -s
implosiva en los lugares donde este fenómeno se da (por lo general, en las zonas bajas),
p. ej.: ‘lo junta’ es homófona con respecto a ‘los unta’.
- La d-, especialmente, cuando ocupa posición intervocálica. Normalmente se omite,
aunque luego se restituye en la formación del plural o a efectos de fonética sintáctica.
Cuando ocupa una posición intervocálica, desde el latín hasta el español actual, ha
ocupado un contexto enormemente debilitado, de forma que lo normal en conversación
no esperadas o en los hablantes del nivel popular esa d- caiga.
II.2.2. Posición pos – nuclear:
Se da una sustancial correspondencia entre los dialectos de consonantismos posnuclear
débil, y tierras bajas por un lado, y los de consonantismo fuerte, y las tierras altas.
- La realización de la -s implosiva, que además de su función normal, tiene que ver
bastante con aspectos gramaticales como son la pluralidad nominal y ciertas personas de
ciertos tiempo verbales (la segunda persona del singular que suele contrastar con la
tercera y, a veces, con la primera).
▪ La realización de la -s conservada, la realización más normal es la
predorsodental fricativa sorda y está solo se da como sibilante en: la meseta
Mexicana, en las tierras altas de América Central, en la parte alta de Colombia,

3
Ecuador y Bolivia, en buena parte de Perú y en una localidad completa que es
Santiago del Estero.
- La -r y la -l, para empezar en muchos sitios hay confusión en posición implosiva, esa
confusión en unos casos se produce a favor de la lateral (lateralización o
lambdacismo) y está mucho más marcado en América que en España, otras veces a
favor de -r, aunque menos posible, y otras en una posición intermedia entre las dos.
▪ En Cuba se da lo que se llama una asimilación de la -r a la consonante siguiente,
explosiva, especialmente cuando esa consonante que la sigue pertenece a la serie
oclusiva sorda -p, -t, -k, o a la sonora, -b, -d, -g, p. ej.: ‘paque’ en lugar de
parque.
▪ Otra de las posibilidades es la -r imposible caiga, p. ej.: ‘tajeta’ en lugar de
tarjeta.
▪ La – r se aspira en muchos sitios, especialmente en las tierras bajas (en las
Antillas), como se aspira en Canarias o en Andalucía, p. ej.: ‘ca’ne’ en lugar de
carne. Además de en el Caribe antillano, se da también en el habla popular de
Chile, zonas costeras de Perú, Ecuador y Colombia.
- La realización de la -n, normalmente se describe como un fonema alveolar, sin
embargo, en numerosas regiones americanas el alófono más frecuente es la -n velar.
Este alófono suele darse en posición final absoluta, ante pausa y en posición final de
palabra, ante vocal, p. ej.: en pan o en balcón.
▪ Esta realización alveolar en algunas zonas de las Antillas alterna con la omisión
absoluta de la misma pero, al omitirse esa -n implosiva, tal hecho hace que se
contamine de nasalidad la vocal anterior, p. ej.: ‘o’ce’ en lugar de once. Se trata
de un fenómeno particularmente audible en el español popular de Cuba.
▪ Un caso especial de la realización de la -n implosiva es la que tiene lugar en la
región de Yucatán, en México, y que por influencia del sustrato maya la
consonante nasal cuando, es implosiva, es siempre -m.

4
TEMA 12. RASGOS GRAMATICALES DEL ESPAÑOL DE AMÉRICA

I. Los diminutivos en el español de América.

- El más común es el sufijo -ito / -ita, a diferencia de lo que ocurre en Canarias, en


América se dan las formas terminadas en interfijos, p. ej.: florecitas por floritas.

▪ Esta regla general, y como casi siempre sucede con estas formas, va a tener
excepciones, p. ej.: viejito / viajito.
▪ En muchos países del Caribe, concretamente, en Colombia, Venezuela, Cuba,
muy especialmente Costa Rica, y la República Dominicana, se utiliza la forma -
ico / -ica cuando el sustantivo o el adjetivo termina en -t + vocal o en -t +
consonante + vocal. La razón de este uso es, básicamente, para evitar la
cacofonía, p. ej.: momentico.
▪ Se emplean estas formas afectivas (en un sentido muy amplio) en los adverbios,
p. ej.: ahoritica.
▪ Cabe señalar que en algunos lugares de América utilizan las formas de
diminutivo en los verbos, particularmente es común en los gerundios, p. ej.:
calladito.

- El sufijo -eco / -eca, para los gentilicios.

II. Los pronombres.

Incluyendo los posesivos, tanto los tónicos como los átonos suelen tener diferencias
formales y semánticas notables. En el español de América tienen interés los que tienen
que ver con el tratamiento, p. ej.: la edad, la cercanía. Hay que hacer unas distinciones
previas:

(1) Hay que reconocer que hay formas de tratamiento pronominal, p. ej.: usted,
te, y formas de tratamiento nominales, p. ej.: papá, jefe. Y, cuando hablamos
de las formas de ustedes lo hacemos también en plural. En los contados casos de
ambigüedad se tiende a utilizar una forma nominal que acompañe a la
pronominal, p. ej.: ustedes chiquillos.
(2) Habría que distinguir entre las formas de tratamiento denotativas frente a las
formas de tratamiento connotativas. Solo se da en las formas de tratamiento
nominales.
(3) Hay que distinguir cuando utilizamos las formas de tratamiento en sentido
apelativo (para dirigirnos a una persona) respecto del uso de las formas en
función narrativa (cuando nombramos a alguien que no se encuentra en el
discurso), p. ej.: papá alcánzame el pan / mi madre está mala de salud.
(4) Habría que establecer una distinción entre formas de solidaridad (entre iguales,
relaciones sociales) y formas de poder (entre no iguales, relaciones
jerárquicas), p. ej.: Juan ¿Qué te pasó? / Don Juan ¿Qué le ocurrió?

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II.1. El voseo:

El voseo es el uso de pronombre personal segunda persona vos con valor referencial de
tú, pues se emplea un pronombre de plural para aludir a un singular. En español
tenemos un problema con el usted porque es segunda persona referencial pero se
combina con la tercera formalmente y con el ustedes, otro problema, porque es tercera
persona pero segunda referencial. También, los pronombres que tienen que ver con el
tratamiento se consideran como tal aunque sean segunda persona.

▪ La mayor parte de los países hispanoamericanos son voseantes, con excepción


de México y Perú.
▪ En Uruguay y Argentina el estatus sociolingüístico del voseo es diferente al del
resto de los países voseantes.

Tradicionalmente, se empleaba para aludir al emperador, siempre en plural pero con


valor referencial singular. Con el paso del tiempo, el vos con el valor de respeto le fue
comiendo el terreno al tú (empleado como forma de confianza), por eso, cuando el vos
va perdiendo su valor empieza a usarse la fórmula vuestra merced. En ese momento, se
produjo la conquista de América y así pasó el vos al tú. En España, terminó
desapareciendo y finalmente triunfó el tú.

La forma vuestra merced se documenta en la primera mitad del siglo XV y se ve


que en ese momento el vos había empezado a perder su condición de respeto. Y
la primera documentación de la forma usted es en 1630, ya en el siglo XVII.

En América existe un tuteo que se opone a un ustedeo, pero también a la inversa,


entonces, a la medida que no es voseo se opone a este. Por tanto, México sería un país
doblemente tuteante porque, primero, se emplea el tú frente al usted y, en segundo
lugar, se emplea tú y no en su lugar vos. La palabra ustedeo tiene dos acepciones:
primero, uso del usted frente al tú o bien se opone al vos, y luego hay un ustedeo
opuesto a la forma de tratamiento para el singular (tú o vos), según la zona, y el
segundo uso que es cuando se emplea el usted cuando en el resto del mundo hispánico
se emplea el tú, con valor de tratamiento de confianza.

Vamos a encontrar tres grandes zonas en cuanto al uso de la segunda persona del
singular: primero, una América tuteante, segundo, una América voseante y, tercero, una
América tuteante – voseante, donde el tú ocupa una posición intermedia entre el vos y
el usted. Además de esto, en América hay zonas: primero, zonas vv, tanto de voseo
pronominal como verbal, p. ej.: vos tenés, segundo, zonas vt, con voseo en el
pronombre y tuteantes en el verbo, p. ej.: vos tienes, y, tercero, zonas tv, con voseo en
el verbo pero no en el pronombre, p. ej.: tú cantás.

2
II.1.1. El paradigma pronominal voseante:

A diferencia de lo que ocurre con los verbos, en los pronombres ocurre lo mismo en
toda América. Pero, además, es híbrido, es decir, que es un paradigma en el que se
registran casos de segunda persona del plural, particularmente para la funciones sujeto,
término de preposición, p. ej.: yo voy con vos, y para el término de comparación, p. ej.:
me gusta tanto como a vos (representados por el mismo vos) pero también se registran
formas del singular, particularmente para los casos, p. ej.: vos te llevás tú propio auto, y
para las formas de posesivos, p. ej.: vos llevás tú auto.

¿Por qué suele haber coincidencia entre las formas de nominativo y las de
ablativo? En general, debemos tener en cuenta que las formas pronominales
sujeto – término de preposición son tónicas, mientras que las otras son átonos,
entonces, en natural que se tienda a una coincidencia. Suele haber, por tanto, una
sustancial coincidencia entre las formas que ocupan el papel de sujeto y las que
ocupan el papel de término de preposición.

II.1.2. El paradigma verbal voseante: IMPORTANTE.

Este paradigma es híbrido o mixto pero, a diferencia del pronominal, el verbal no es


uniforme para todas las zonas voseantes de América. En carácter general, las formas de
imperativo tienen su comportamiento casi autónomo, donde se pierde la -d final de la
segunda persona del plural de imperativo, p. ej.: ‘teme’ en lugar de temed. Muchas
formas verbales del voseo han sufrido una monoptongación p. ej.: ‘vos cantás’ en
lugar de ‘vos cantáis’. En realidad, donde más claramente se percibe el voseo verbal es
el presente de indicativo y el presente subjuntivo porque en otros tiempo verbales al
producirse la monoptongación se colisiona con la segunda persona del singular, p. ej.:
‘vos cantabas’ donde no hay manera de decir si esa forma es producto de la
monoptongación o si es singular (forma homomorfica). Por tanto, es como si no
hubiera, realmente, voseo verbal.

Hay que diferenciar tres tipos de zonas.

(1) Zona I. Le pertenece el voseo diptongado (Panamá y Cuba). Primera


conjugación, ais (presente indicativo) frente a eis (presente de subjuntivo).
Segunda conjugación, eis ( presente de indicativo) frente a ais (presente de
subjuntivo) Tercera conjugación, is (presente indicativo) frente ais (presente de
subjuntivo).
(2) Zona II. La mayoría de las zonas voseantes. Primera conjugación, as (presente
de indicativo) frente es (presente de subjuntivo). Segunda conjugación, es
(presente de indicativo) frente a as (presente de subjuntivo). Tercera
conjugación, is (presente de indicativo) frente a as (presente de subjuntivo).
(3) Zona III. Correspondiente a Chile, con sus peculiaridades y el que más se aleja
de lo que serie etimológicamente esperable. Primera conjugación, ai(s) (presente
de indicativo) frente a i(s) (presente de subjuntivo). Segunda conjugación, i(s)

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(presente de indicativo) frente a ai(s) (presente de subjuntivo) Tercera
conjugación, i(s) (presente de indicativo) frente a ai(s) (presente de subjuntivo).

En el caso del pretérito de indefinido las formas son las terminadas en st, es, sin
embargo, cuando no se trata de la dominante se usa la segunda persona. En el uso del
futuro podemos ver cuatro formas: vos tomarás vos tomares, vos tomaris y vos
tomareis.

¿En qué tiempo verbales se percibe el comportamiento voseante en el


español de América? ¿Por qué?.

II.2. El ustedeo:

Podemos encontrar cuatro usos del usted : primero, el uso de usted frente a tú, para
indicar respeto, distancia o relaciones de poder, segundo, en las zonas voseantes
encontramos el usted frente a vos, que indica confianza pero también cierto
alejamiento, tercero, el uso que es el llamado ustedeo, el uso del usted cuando invade
el uso de tú, a veces llegando a sustituirlo, y, cuarto, el uso de ustedes que excluye el
uso de vosotros, un uso de plural. De estos cuatros usos, los sociolingüistas solo
consideran ustedeo el tercero, cuando el usted invade la esfera del tú.

En hispanoamerica, hay ustedeo en este sentido que invade la esfera del tú en zonas de
Argentina, de Uruguay, Venezuela, Colombia, Centro de Chile, la Sierra de Ecuador y,
sobre todo, Costa Rica. En las zonas donde existe pero este no invade el 100% la esfera
del tú ahí hay distintas situaciones en que el usted que invade es parcial, entonces el vos
o el tú no desaparece del todo.

II.2.1. La formas de ustedes:

En toda Hispanoamérica, la forma preponderante es la forma ustedes con ausencia del


vosotros, tanto para el plural de tú como para el de usted. Sin embargo, hay que decir
que en los discursos solemnes que, en cierta forma, imitan el estilo español, de la lengua
escrita se emplea la segunda persona del plural, aunque esto es cosa de una minoría.

Lo más interesante, incluyendo las zonas voseantes, la forma única para el plural. ahora
bien, la cronología del ustedes en América: este uso, hasta finales del XIX en América
estaba equilibrada la forma vosotros / ustedes, como lo que ocurre en la Península.

La distinción que se establece en el singular entre tu y usted en singular es


mucho más rentable porque es más común que un hablante se dirija a una sola
persona que tiene que respetar que hay un grupo de personas.

II.3. El uso de otros pronombres personales:

Pronombre átono de tercera persona. Con carácter general, se puede afirmar que el
laísmo y el loísmo no se dan en América. Sin embargo, en ciertas zonas de Ecuador,

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Perú, Paraguay, Puerto Rico y México, puede hablarse de un uso leísta, pero siempre es
un leímos tanto es sustitución de lo como de la. Así que es diferente al que se da en la
Península. El leísmo que se da en Paraguay se trata de uno inducido por lo que sucede
en guaraní, entre los pronombres átonos de tercera persona, que sustituye tanto al
femenino como al femenino y también se usa para el singular como para el plural.

Los posesivos. Es una acepción dentro de los llamados pronombres personales. Lo


primero que hay que decir es que en América hay preferencia por las formas analíticas
del posesivo, sobre todo para la tercera persona, p. ej.: de él, de ella, de ellos, de ellas y
de ustedes, mientras que solo se emplea suyo para el sentido de usted. Incluso, por
analogía en América es mucho más común de nosotros (en lugar de nuestro).

Únicos usos: para la segunda persona del plural, mí, tú, su (solo para de
ustedes), en los casos restantes la forma analítica (preposición de + pronombre
correspondiente) y para la tercera, de nosotros (en lugar de nuestro), de ellos, de
ellas, de ustedes.

▪ ¿El sistema pronominal de tratamiento en América ha evolucionado? Sí, del


sistema pronominal y verbal. De forma no monoptongadas tenéis ha pasado a
tenés, por ejemplo.

El uso de le por les, el singular por el plural, p. ej.: le decimos a ellos en lugar de les
decimos a ellos.

El uso de se los / se las, en lugar de se lo / se la, p. ej.: les di las fotocopias a los
alumnos / se las di. Este uso está tan extendido que llega incluso a ingresar en los textos
literarios. Hay una metátesis ya que como no puede llevar la marca de pluralidad se le
transfiere.

La forma cubana que tú quieres, se ha relacionado con una influencia del inglés, se da
en las Antillas, p. ej.: que tú quieres en lugar de que quieres tú o que quieres. Es decir,
anteponer el pronombre personal sujeto en relación con el verbo en oraciones
interrogativas y exclamativas.

III. El verbo.

La primera observación que hay que hacer es que al menos en las zonas no voseantes
no existe la segunda persona del plural, p. ej.: en México y Perú la forma cantáis o
cantás no existen.

Segundo, en las zonas de voseo donde además existe voseo verbal está muy a menudo
está ligeramente modificado a través de las monoptongaciones, p. ej.: en lugar de vos
tenéis encontramos vos tenés.

5
▪ ¿En el español de América se registró la segunda forma singular en el plano
voseante?

Tercero, el uso peculiar del pretérito indefinido y del perfecto, igual que ocurre en
Canarias, se emplea el indefinido para acciones puntuales pasadas que pertenecen a un
pasado ajeno al presente, p. ej.: ayer llovió mucho, y el perfecto se usa para indicar
acciones reiteradas que habiéndose iniciado en el pasado se prolongan hasta el presente,
p. ej.: este año ha llovido poco. Para estos dos usos hay una excepción en la zona del
Río de la Plata donde como ocurre en Galicia, prácticamente se ha suprimido el
pretérito perfecto, por tanto, la diferencia de los tiempos se transfiere a la interpretación
pragmática.

Cuarto, la decadencia de los futuros, que no exclusiva de este sino que también hay
decadencia en los futuros de subjuntivo. En el futuro de indicativo el terreno se lo ha ido
comiendo el presente histórico de indicativo y también el llamado futuro perifrástico.
Algunos autores han señalado que esta decadencia, especialmente del futuro perfecto,
está más avanzado que en América que en España.

Quinto, en las formas en -ra y -se para el subjuntivo encontramos que los
hispanoamericanos prefieren las formas en -ra que en -se.

Sexto, las formas verbales del llamado futuro hipotético de subjuntivo en -re, p. ej.:
hubiere venido, debido al carácter arcaizante de las zonas de América, aún se conservan,
tanto para el perfecto como para el imperfecto.

Séptimo, un fenómeno peculiar propio de algunas zonas del español de México, para
los verbos de la tercera conjugación se registran las formas partemos y salemos para
el presente de indicativo.

IV. Los adverbios.

Primero, son comunes que en el español de América las construcciones más nada, más
nadie, mas nunca y más ninguno. Segundo, está bastante generalizada el empleo de
adjetivos como si fueran adverbios (uso adverbial de adjetivos), p. ej.: en lugar de
crecía fácilmente encontramos crecía fácil. Tercero, otro uso adverbial peculiar es el
uso de recién en el cono sur americano como ‘hace poco que’, p. ej.: Juan recién que
terminó en lugar de Juan hace poco que terminó. Cuarto, es muy común el uso
adverbial de medio, es decir, como si fuera un adjetivo, haciéndolos concordar en
género y número, p. ej.: esta media dormida en lugar de medio dormida / medios
avispados en lugar de medio avispado. Quinto, el uso de acá en lugar de aquí.

V. Las preposiciones.

Primero, hay una peculiaridad que consiste en el empleo de a en lugar de en con


verbos de movimiento, p. ej.: métanlo al cuarto en lugar de métanlo en el cuarto.
Ingresar a Europa en lugar de Ingresar en Europa. Segundo, una peculiaridad afecta a

6
la preposición hasta (América central, Venezuela y México), p. ej.: hasta hoy empecé a
trabajar en lugar de hasta hoy no empecé a trabajar. Tercero, el caso del queísmo, que
consiste en la omisión de la preposición de delante de un qué. Cuarto, es muy común el
llamado dequeísmo, que consiste es utilizar indebidamente la de delante del que cuando
lo normativo es no usarlo. Sobre todo se da con ciertos verbos como ver, decir, pensar,
creer, pensar… es decir, verbos de pensamiento y de dicción, p. ej.: dijo de qué, opino
de que.

VI. Fenómenos no sistemáticos del plano gramatical.


1. No funciona la oposición gramatical nosotros / nosotras, sino que se emplea la
forma masculina, incluso las mujeres para referirse a ellas mismas.
2. El uso de los en lugar de nos, p. ej.: los vio en lugar de nos vio.
3. Como consecuencia de lo anterior, se emplean los otros en lugar de nosotros.
4. El empleo de los falsos posesivos, que está muy arraigado a Argentina, p. ej.:
delante mío, detrás suyo.
5. El uso de quien en lugar de quienes, es decir, se nombra a varias personas pero
se usa la forma en singular.
6. Especialmente en el nivel popular, son frecuentes las formas nadien y naide en
lugar de nadie. La forma naiden es una analogía con respecto a alguien, ya que
esta última termina en -n se cree que la primera también debe hacerlo.
7. La forma metatónica, donde se produce un cambio en la sílaba acentuada, p. ej.:
vuélvamos.
8. El uso de las formas llevávanos, fuéranos que se dan en México, en la
República Dominicana o Perú.
9. Las formas acabadas en -estes del indefinido, p. ej.: fuiste. Y también la forma
más rústica con pérdida de la primera -s, p. ej.: fuite.
10. Las formas analógicas demen, delen, vayánse, donde encontramos una metátesis
de la -n.
11. Las formas analógicas quedré, que toma como modelo verbos como podré.
12. Las formas haigan y en menor medida vaigan.
13. La -ye antihiática o epentética, metida en medio de un significante para
destruir un hiato, p. ej.: riyéndose.

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