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Comunicación lingüìstica I ESLE Prof. A.

Gazali

Propiedades textuales
FUENTE: De Beaugrande, Robert y Dressler, Wolfgang (1997, primera edición en inglés 1972). Capítulo I:
Nociones básicas. En: Introducción a la Lingüística del Texto. Madrid: Ariel.

Para de Beaugrande y Dressler, un TEXTO es un ACONTECIMIENTO COMUNICATIVO que cumple


siete normas de TEXTUALIDAD: cohesión, coherencia, intencionalidad, aceptabilidad, informatividad,
situacionalidad, e intertextualidad.

1-Cohesión: establece las diferentes posibilidades en que pueden conectarse entre sí dentro de una secuencia
los componentes de la SUPERFICIE TEXTUAL, es decir, las palabras que realmente se escuchan o se leen.
Los componentes que integran la superficie textual dependen unos de otros conforme a unas convenciones y
a unas formalidades gramaticales determinadas; la cohesión descansa sobre DEPENDENCIAS
GRAMATICALES. Las secuencias superficiales de un texto no se pueden reorganizar de un modo
radicalmente distinto del originario sin que ello cause alteraciones significativas en ese texto.

Ejemplo: JUGANDO DESPACIO, NIÑOS // NIÑOS JUGANDO. DESPACIO //NIÑOS JUGANDO


DESPACIO

Todos los procedimientos que sirven para marcar relaciones entre los elementos superficiales de un texto se
incluyen en el concepto de cohesión. En la interpretación de un texto, la superficie textual no es decisiva en sí
misma; para conseguir que la comunicación sea eficaz ha de existir interacción entre la cohesión y las otras
normas de textualidad.

2- Coherencia:
Un texto tiene sentido porque el conocimiento activado por las expresiones que lo componen va
construyendo una CONTINUIDAD DE SENTIDO. Cuando los receptores detectan ausencia de continuidad,
el texto se convierte en un “sinsentido”, característica normalmente atribuible a la existencia de una serie de
desajustes entre la organización de los conceptos o de las relaciones expresadas en el texto y el conocimiento
previo del mundo que tienen los receptores. La continuidad de sentido está en la base de la coherencia. Esta
regula la posibilidad de que sean accesibles entre sí e interactúen de un modo relevante los componentes del
MUNDO TEXTUAL, la configuración de los CONCEPTOS y de las RELACIONES que subyacen bajo la
superficie del texto. Un concepto es una estructuración de conocimientos (o contenidos cognitivos) que el
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hablante puede activar o recuperar en su mente con mayor o menor unidad y congruencia. Las relaciones
(causa, razón, propósito, tiempo, etc.) son los vínculos que se establecen entre los conceptos que aparecen
reunidos en un mundo textual determinado: cada vínculo recibe una denominación según los conceptos que
conecte (‘niños’, concepto objeto; ‘jugando’, concepto acción.) En ocasiones, las relaciones no se
establecen en un texto de manera explícita, esto es, no se activan directamente a través de las
expresiones que aparecen en la superficie textual. Para suplir esta carencia de indicaciones explícitas los
hablantes suelen aventurar hipótesis acerca de la existencia latente de tantas relaciones como sean
necesarias para dar sentido al texto desde el inicio (‘despacio’, como señal de tráfico se relaciona más con
“cantidad de movimiento” que como un “atributo” asociado a los niños.).

La coherencia no es un rasgo que simplemente aparezca en los textos, sino que se trata, más bien, de
un producto de los procesos cognitivos puestos en funcionamiento por los usuarios del texto. La simple
yuxtaposición de acontecimientos y de situaciones en un texto activa operaciones que generan relaciones de
coherencia. El lector enriquece el mundo textual con su propio conocimiento del mundo al realizar las
llamadas inferencias. Un texto no tiene sentido por sí mismo sino gracias a la interacción que se establece
entre el conocimiento presentado en el texto y el conocimiento del mundo almacenado en la memoria de los
interlocutores. Si bien es verdad que hablantes distintos pueden inferir sentidos ligeramente diferentes, no
cabe duda de que el sentido del texto es una propiedad bastante estable. (Ejemplo: no podemos dejar de
coincidir acerca de que el “Martín Fierro” trata de la vida de un gaucho en la pampa argentina, sus
vicisitudes, etc.).

En relación con la comprensión de un texto y de la asignación de significado en relación con lo que estamos
viendo de la coherencia, es importante saber que en nuestra memoria existen ciertos tipos de patrones
globales que suelen almacenarse como bloques unitarios y que son de enorme utilidad en la realización de
muchas tareas. Los MARCOS son patrones globales que contienen conocimiento de sentido común sobre
algunos conceptos prototípicos como, por ejemplo, las ‘fiestas de cumpleaños’. En principio, los marcos
indican qué elementos han de relacionarse entre sí, pero no en qué orden han de aparecer esos elementos. Por
su lado, los ESQUEMAS son patrones globales de acontecimientos y de estados integrados en secuencias
vinculadas por relaciones de causalidad y de proximidad temporal. Al organizarse según progresión temporal
permiten que se puedan realizar hipótesis sobre lo que se hará o lo que se mencionará a continuación en el
mundo textual que se está procesando. Los PLANES son patrones globales de acontecimientos y de estados
conducentes a una META intencionada. Los GUIONES son planes estabilizados activados con mucha
frecuencia para especificar los papeles que deberían realizar los participantes en cada momento y las acciones

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esperables que deberían llevar a cabo (se montan sobre una rutina preestablecida). Ejemplo: para la estructura
de una casa, se activa un marco; para la construcción de una casa se activa un plan.

La cohesión y la coherencia son nociones centrales en el texto que designan operaciones enfocadas a los
materiales textuales. Además de éstas, hay otras propiedades más centradas en los usuarios que expliquen
con mayor amplitud el funcionamiento de la actividad comunicativa en la que están implicados hablante y
oyente. Ejemplos de estas nociones son las que aparecen enumeradas a continuación.

3- Intencionalidad

Se refiere a la actitud del productor textual: que una serie de secuencias oracionales constituya un texto
cohesionado y coherente es una consecuencia del cumplimiento de las intenciones del productor. Puede
afirmarse que para que una determinada organización de elementos lingüísticos constituya un texto, esta ha
de ser el resultado de una elección intencionada por parte del productor textual y que, para que esa misma
organización pueda utilizarse en la interacción comunicativa, esta ha de ser aceptada por el receptor. Ambos
admiten un cierto grado de tolerancia con respecto al deterioro que pueda sufrir un texto en cuanto a su nivel
de coherencia y de cohesión. Existen ciertas situaciones que impiden que la intención de producir un texto
cohesionado y coherente pueda llevarse a cabo plenamente, ya sea porque el productor textual se vea
limitado expresivamente, ya se vea presionado por falta de tiempo, entre otras cosas.

4- Aceptabilidad. Se refiere a la actitud del receptor: una serie de secuencias que constituyen un texto
cohesionado y coherente es aceptable para un determinado receptor si este percibe que tiene alguna
relevancia, por ejemplo, porque le sirve para adquirir conocimientos nuevos o porque le permite cooperar con
su interlocutor en la consecución de una meta determinada (en un diálogo, en una instrucción, etc.). El
receptor tiene la potestad de tolerar las imperfecciones formales del texto hasta donde sus propios intereses le
aconsejen. En este sentido, el hacer inferencias es una demostración de cómo los receptores contribuyen a
mantener la coherencia mediante sus propias contribuciones al sentido del texto.
Si el receptor minimiza su grado de aceptabilidad, el proceso comunicativo puede deteriorarse. Si el receptor
cuestiona la aceptabilidad de lo que dice el hablante, cuando la intención de éste ha sido ser claro y
comprensible, el hablante puede considerarlo como una señal de que el receptor no quiere cooperar en el
mantenimiento de la conversación o en que ésta transcurra de un modo habitual.

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Ejemplo: Juan- Quiero que apretes bien esta soga para hacer el nudo.
Pedro- No se dice apreto, sino aprieto.
Juan- Como sea, ¿me ayudás? Porque no vamos a poder armar la carpa.
Pedro- Está bien.

5- Informatividad. El concepto de informatividad se relaciona con el grado de novedad o de


imprevisibilidad que tiene un texto para sus receptores. Sirve para evaluar hasta qué punto las secuencias de
un texto son predecibles o inesperadas, si transmiten información conocida o novedosa Aunque, en principio,
no hay nada que impida que cualquier elemento perteneciente a cualquier nivel del sistema lingüístico pueda
ser informativo, normalmente, el nivel de informatividad de un texto se valora en función de su contenido.
Esto se relaciona con que la coherencia está en foco en los interlocutores frente a otros fenómenos que se
producen en otros niveles del texto. En foco hace referencia a que “la atención está centrada en”, es decir, la
mayor parte de los recursos del procesamiento cognitivo están en esa tarea.
Procesar secuencias con un alto nivel de informatividad requiere realizar un esfuerzo mayor que procesar
secuencias con un bajo nivel de informatividad, pero por el contrario también puede ser una actividad mucho
más interesante. El productor textual debe ser cuidadoso y evitar que la tarea de procesamiento que ha de
realizar el receptor no sea tan ardua como para que se ponga en peligro la comunicación.
Finalmente, la normalidad (lo conocido, lo predecible, lo esperable, lo estándar para el receptor) facilita las
tareas de procesamiento, mientras que la originalidad opone un interesante desafío de procesamiento al
receptor.
Por ejemplo, una señal de tránsito con el signo PARE es un elemento predecible en cuanto a su cohesión,
coherencia, su situación de aparición es obvia y la señal tiene una sola forma de manifestación. Está tan bien
integrada dentro del sistema de expectativas que recibe muy escasa atención de parte del receptor y con un
bajo nivel de inforrmatividad. Por el contrario, “A él quien desobedezca, a mí desobedece” o “El mar no es
agua” o bien “El tratado examina los datos del Instituto Oceanográfico acerca de los zapatos que usan los
moluscos y de sus charlas”, ofrecen mayor nivel de informatividad frente a “Quien le desobedezca a él, me
desobedece a mí”, o “El mar no es agua, en realidad es una mezcla de sales y gases…”, o bien “El tratado
examina los datos del Instituto Oceanográfico acerca de los moluscos y de su habitat”.

6- Situacionalidad. Se refiere a los factores que hacen que un texto sea relevante en la situación en la que
aparece. Ejemplo: NIÑOS
JUGANDO
DESPACIO
Si consideramos este texto como señal de tránsito, no caben otras interpretaciones sino la de que se debe
conducir despacio porque hay niños jugando. No se admite que los niños juegan despacio. En este contexto

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(ruta, camino, texto en soporte de metal o madera en la vera del camino, el lector es un conductor de auto u
otro medio de movilidad) los conductores entenderán que este texto es relevante para ellos, porque su
velocidad de marcha no puede poner en riesgo a nadie. Todo ello demuestra que el sentido y el uso de ese
texto se ha decidido por medio de la situación en la que aparece.
Las situaciones contienen “pistas” que indican qué objetos y qué acontecimientos merecen atención o
desatención por parte de los interlocutores. Pero, ante un acontecimiento que presentase un alto grado de
improbabilidad, el receptor no tendría problema alguno en reorientar su atención, desatendiendo las pistas
contextuales y desoyendo, incluso las indicaciones lingüísticas. Por ejemplo, la señal de tránsito PARE,
dentro de un museo, exige del receptor una interpretación diferente a que la encontrara si esa misma señal
apareciera en una ruta, calle, avenida. La reconstrucción de la situación comunicativa puede considerarse
como una estrategia de resolución de problemas.

7- Intertextualidad.

Se refiere a los factores que hacen depender la utilización adecuada de un texto del conocimiento que se
tenga de otros textos anteriores. Este conocimiento intertextual se activa mediante un proceso que puede
describirse en términos de mediación. Cuanto más tiempo se emplee y más actividades de procesamiento se
realicen para relacionar entre sí el texto actual y los textos previos que tengan que ver con él, más elevado
será el grado de mediación. Por ejemplo, un conductor que lee la señal “Fin de la limitación de velocidad”,
necesita haber conocido antes otra señal que hubiese establecido una limitación de velocidad. Parece que el
sentido y la relevancia de esta señal dependen del conocimiento que se tenga de la anterior y de la aplicación
de su contenido en la situación en curso.

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