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1. Salud y Enfermedad.
1.1. Conceptos
Teniendo en cuenta los conceptos desarrollados, Lewis (1953) afirma que es posible
reconocer la presencia de la enfermedad y no de la salud, ya que no es posible establecer
criterios positivos para ella.
1.2.1. Criterios
Según Luque y Villagrán (2000) existen autores que toman el concepto médico de salud
mental basándose en la suposición de que la salud es lo opuesto a la enfermedad cuando, en
verdad, la ausencia de una enfermedad mental no sería un criterio suficiente para poder
catalogar a una persona como mentalmente sana.
La Federación Mundial para la Salud Mental define a la misma como “un estado que
permite el desarrollo óptimo físico, intelectual y afectivo del sujeto en la medida en que no
perturbe el desarrollo de sus semejantes”.
A partir de lo desarrollado se puede afirmar que existen distintos tipos de salud y por lo
tanto no es posible abarcarlos todos en una sola definición. El concepto de salud es un
concepto relativo en el que se incluyen múltiples criterios de forma tal que para comprender
su naturaleza es necesario precisar desde que perspectiva se va a abordar el estudio de la
misma.
Hace apenas 200 años la enfermedad mental ha sido captada en su gravedad. En los siglos
anteriores los enfermos mentales eran sujetos peligrosos, vagabundos, internados con
delincuentes o marginados. Entre los siglos XVIII y XIX nace la Psiquiatría y con ella la
posibilidad de objetivar aquello relacionado con la enfermedad mental.
Varios siglos después, la tradición cristiana recoge estas ideas de posesión sobrenatural y
sostiene que es el “demonio” quien habita en el cuerpo de estas personas, proponiendo
espantarlo a través del uso de la palabra, utilizando como recurso el “exorcismo”.
Esta concepción cristiana tiene varios matices ya que algunos consideraban que aquello
poseído era el cuerpo por lo cual el destino del sujeto era la hoguera con el único fin de que
el fuego liberara al cuerpo de este “sufrimiento”. Otros, en cambio, consideraban que
aquello poseído por un espíritu maligno era el alma y que este padecimiento se aliviaba a
través del exorcismo.
Hacia los años 460 y 357 a.C. Hipócrates, considerado el padre de la medicina, desarrolla
una teoría de la personalidad basada en los humores corporales. Estos eran cuatro: sangre,
bilis amarilla, bilis negra y flema y dependiendo de la predominancia de alguno de ellos se
constituía la personalidad del sujeto. Así, Hipócrates consideraba que los desórdenes
psiquiátricos se debían a causas naturales y no demoníacas. Galeno (201 - 131 a.C.) tomo
las ideas de Hipócrates y desarrollo una Teoría Humoral de la Psicopatología.
En la Edad Media, desde el año 450 (caída del Imperio Romano de Occidente) hasta la
toma de Constantinopla en 1453, todos estos aportes realizados hasta ese momento
quedaron sepultados, volviendo así a la teoría de la posesión. Entre los siglos XII y XIII, la
Inquisición hizo retroceder más de 1000 años el conocimiento científico.
La locura ya no sería para ese entonces algo sobrenatural o demoníaco pero al implicar la
desaparición de las funciones superiores del hombre se lo comienza a marginar ya que la
razón es predominante y cualquier individuo que se aleje de ella sería apartado de la
sociedad. Es en esta época donde puede situarse el comienzo de la Psiquiatría.
El concepto de clínica nace entre los siglos XVIII y XIX, siendo fundamental para
establecer el progreso de la Psiquiatría como una ciencia. El término “clínico” proviene de
kliné, palabra griega que significa “lecho”, considerándose clínico todo aquello que
implicaba la asistencia del paciente en su propia “cama”. Este abordaje involucra la
observación del enfermo desprovista de todo supuesto teórico.