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DESARROLLO

1. Salud y Enfermedad.

1.1. Conceptos

Tanto el concepto de salud como el de enfermedad son nociones provenientes


principalmente desde la medicina. La salud se definiría como algo “bueno” y “deseable”
mientras que la enfermedad constituiría algo “malo” o “perjudicial” que iría desde el dolor
hasta la posibilidad de encontrar la muerte.

La Organización Mundial de la Salud define a la salud como un “estado de bienestar físico,


mental y social completo, y no solo como la falta de padecimiento o debilidad”. Tal como
lo indican Luque y Villagrán (2000) ante la exigencia de la magnitud del concepto cabría
cuestionarse si existe siquiera la posibilidad de estar alguna vez sano.

Teniendo en cuenta los conceptos desarrollados, Lewis (1953) afirma que es posible
reconocer la presencia de la enfermedad y no de la salud, ya que no es posible establecer
criterios positivos para ella.

1.2. Salud y enfermedad mental

1.2.1. Criterios

Existe, en el campo de la psicopatología y psiquiatría, tres tipos de definiciones básicas en


relación a la salud y la enfermedad mental. La primera de ellas es la relacionada con la
enfermedad médica o patológica donde la salud mental quedaría definida por la exclusión
de la enfermedad ya que se establece a partir de la presencia o no de síntomas subjetivos y
objetivos en relación a las funciones mentales alteradas. La segunda definición está
relacionada a la con lo estadístico donde lo anómalo está relacionado con toda conducta
que se aleje de la norma o la tendencia central de la población en un momento y lugar
determinado. La última de las definiciones para definir la salud o la enfermedad mental
desde la psicopatología está relacionada con lo cultural donde la adaptación al medio social
es el criterio para definir a la salud. Tanto lo estadístico como lo cultural han sido objeto de
críticas ya que incluyen juicios de valor sobre lo que es o lo que debería ser normal.

Según Luque y Villagrán (2000) existen autores que toman el concepto médico de salud
mental basándose en la suposición de que la salud es lo opuesto a la enfermedad cuando, en
verdad, la ausencia de una enfermedad mental no sería un criterio suficiente para poder
catalogar a una persona como mentalmente sana.

La Federación Mundial para la Salud Mental define a la misma como “un estado que
permite el desarrollo óptimo físico, intelectual y afectivo del sujeto en la medida en que no
perturbe el desarrollo de sus semejantes”.

A partir de lo desarrollado se puede afirmar que existen distintos tipos de salud y por lo
tanto no es posible abarcarlos todos en una sola definición. El concepto de salud es un
concepto relativo en el que se incluyen múltiples criterios de forma tal que para comprender
su naturaleza es necesario precisar desde que perspectiva se va a abordar el estudio de la
misma.

1.1.2.3. Historia de la enfermedad mental

Hace apenas 200 años la enfermedad mental ha sido captada en su gravedad. En los siglos
anteriores los enfermos mentales eran sujetos peligrosos, vagabundos, internados con
delincuentes o marginados. Entre los siglos XVIII y XIX nace la Psiquiatría y con ella la
posibilidad de objetivar aquello relacionado con la enfermedad mental.

En la Antigüedad las dolencias mentales eran atribuidas a causas sobrenaturales y divinas, a


los malos espíritus o a las decisiones de los dioses. Inclusive se llamaba a los que padecían
estas dolencias “lunáticos” ya que se pensaba que la locura estaba relacionada con las fases
y las transformaciones de la Luna. En aquellos tiempos la manera de abordar a las personas
con estos sufrimientos era a través de la confesión, la sugestión o los rituales.

Varios siglos después, la tradición cristiana recoge estas ideas de posesión sobrenatural y
sostiene que es el “demonio” quien habita en el cuerpo de estas personas, proponiendo
espantarlo a través del uso de la palabra, utilizando como recurso el “exorcismo”.

Esta concepción cristiana tiene varios matices ya que algunos consideraban que aquello
poseído era el cuerpo por lo cual el destino del sujeto era la hoguera con el único fin de que
el fuego liberara al cuerpo de este “sufrimiento”. Otros, en cambio, consideraban que
aquello poseído por un espíritu maligno era el alma y que este padecimiento se aliviaba a
través del exorcismo.

Hacia los años 460 y 357 a.C. Hipócrates, considerado el padre de la medicina, desarrolla
una teoría de la personalidad basada en los humores corporales. Estos eran cuatro: sangre,
bilis amarilla, bilis negra y flema y dependiendo de la predominancia de alguno de ellos se
constituía la personalidad del sujeto. Así, Hipócrates consideraba que los desórdenes
psiquiátricos se debían a causas naturales y no demoníacas. Galeno (201 - 131 a.C.) tomo
las ideas de Hipócrates y desarrollo una Teoría Humoral de la Psicopatología.

En la Edad Media, desde el año 450 (caída del Imperio Romano de Occidente) hasta la
toma de Constantinopla en 1453, todos estos aportes realizados hasta ese momento
quedaron sepultados, volviendo así a la teoría de la posesión. Entre los siglos XII y XIII, la
Inquisición hizo retroceder más de 1000 años el conocimiento científico.

El Renacimiento (siglos XV y XVIII) instaura un movimiento humanista intelectual que


permite desarrollar el pensamiento crítico volviendo a tomar los postulados de Hipócrates y
Galeno entre otros. Es en esta época donde Rotterdam (1509) escribió un libro conocido
como “El elogio a la locura” y comienzan a fundarse los primeros asilos psiquiátricos.

Otro movimiento cultural significativo es la Ilustración en el siglo XVIII donde predomina


el discernimiento científico, la fe en la razón y en la sistematización. Este movimiento le
devuelve a la enfermedad mental su parte humana pero, a su vez, aleja al enfermo para su
tratamiento.

La locura ya no sería para ese entonces algo sobrenatural o demoníaco pero al implicar la
desaparición de las funciones superiores del hombre se lo comienza a marginar ya que la
razón es predominante y cualquier individuo que se aleje de ella sería apartado de la
sociedad. Es en esta época donde puede situarse el comienzo de la Psiquiatría.

El concepto de clínica nace entre los siglos XVIII y XIX, siendo fundamental para
establecer el progreso de la Psiquiatría como una ciencia. El término “clínico” proviene de
kliné, palabra griega que significa “lecho”, considerándose clínico todo aquello que
implicaba la asistencia del paciente en su propia “cama”. Este abordaje involucra la
observación del enfermo desprovista de todo supuesto teórico.

Esquirol (discípulo de Pinel) es considerado el padre del abordaje clínico en la Psiquiatría.


En 1838 propuso estudiar los síntomas de la locura, sus costumbres, hábitos y necesidades.
Propone la convivencia con el enfermo, instalándose en el hospicio y aprendiendo, a través
de la observación, estas costumbres y hábitos antes mencionados. Para la escuela de
psiquiatría francesa, la teoría quedará subordinada a la observación
Como una contraposición a la escuela francesa nace entre los siglos XVIII y XIX la escuela
alemana. Si bien no existe en Alemania una obra comparable a la de Esquirol en Francia, en
Francia tampoco existirá un sujeto comparable a Krapelin en Alemania. Es entonces como
Esquirol y Krapelin serán los representantes más significativos en la historia de la
formación del saber psiquiátrico.

El método anatomo - clinico constituyo un cambio en el estudio de las enfermedades


mentales ya que consiste en acompañar la observación con el correlato de las lesiones que
se pueden encontrar en las autopsias. Por un lado se observa al enfermo y sus síntomas y,
por otro lado, se intenta correlacionar esas observaciones con lo que se encuentra en las
necropsias. Esto permite obtener datos desde diferentes puntos de vista.

El primer manual que propone la actual organización europea es el CIE (Clasificación


Internacional de Enfermedades) y es allí donde, por primera vez, se produce una
clasificación mundial de las enfermedades mentales. Sobre este modelo se funda el DSM
(Manual de Diagnostico Estadístico de Enfermedades Mentales) correspondiente a la
Asociación de Psiquiatría Americana.

En la actualidad se utiliza la clasificación del CIE-10 (decima revisión) en Europa, mientras


que en la comunidad norteamericana el DSM IV (versión cuarta) es el que impera.

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