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Otros beneficios.
La reducción del aislamiento, el apoyo y la gestión de las emociones permite mejorar nuestra
actitud hacia la adversidad.
Comienza una sesión y las pacientes son invitadas a revisar o chequear su cuerpo: como se
sienten, como llegaron, que sensaciones aparecen y como se plasman en las diferentes partes
de su cuerpo. Afinando la motricidad, dando importancia a los detalles.
Cuando suena la música o bien en el silencio, nos trasladamos y movemos en el espacio,
explorando texturas, reavivando sensaciones táctiles, cinestésicas. Descubrimos diversas
maneras de estar en el espacio (el mundo) tanto personales como relacionales y participativas.
Caminar y recorrer ese espacio puede ser una de las distintas maneras y dinámicas de ir
entrando en clima, observar y sensibilizar
Usamos distintas técnicas sensoriales para iniciar y aproximarnos a la toma de conciencia con
el cuerpo: recursos de relajación, lúdicos, estiramientos… Encontramos maneras y ritmo:
rápido, lento, libre (como quiero sentirme) suave, ligero (como cuando estoy contento),
pesado (como la enfermedad) Límites, cuando no puedo decir NO. Asociaciones que
contribuyen a hacer conscientes las interferencias y bloqueos que retienen nuestra energía, o
nos inhiben, en lugar de que dispongamos de ella. Se exploran los aproximaciones y distancias,
se ensayan acercamientos de forma paulatina. Surgen gradualmente movimientos más
espontáneos y auténticos. Puede asemejarse a un proceso: irse despojando de estereotipos y
formas que a veces son solo la cáscara de un mundo interno que apenas ha podido asomar.
Mejorar la relación con nosotras mismas.
Alguien menciona estar “cansada” de luchar para no recaer, o de estar siempre contenida:
cansada de luchar para no recaer de nuevo en una depresión. Se anima a llorar y reconocer su
vulnerabilidad. Luego se tranquiliza: “cuando me muevo y danzo aparto esa sensación” y
expresa sentirse liberada. La ansiedad tuvo su cauce, su vía de salida. Encontró la resonancia
entre sus pares quienes también están pasando o han ya superado parte de la enfermedad.
Se trata de “descongelar” las vivencias que quedaron “atrapadas “en la memoria del cuerpo
representadas en corazas y contracturas crónicas que inhiben el movimiento. Reafirmar
nuestra identidad femenina, empoderarse, crecer.
Palabras como: “fragilidad”, “flexibilidad”, “fortaleza”, “dureza” y “rigidez”, adquieren otro
sentido al poder vivenciarse y resignificarse.
Algunos objetos como telas, balones, aros, tubos, son recursos que utilizamos para facilitar
La comunicación . A veces no nos animamos a pedir un abrazo, pero sí a tocar al otro a través
de un balón. O compartimos una tela que representa una placenta, una cobertura, la
flexibilidad…etc. Pero otras el objeto adquiere un uso simbólico y deja de verse como tal para
proyectar en él otros significados. Tal cual lo hacen los niños.
El grupo es un lugar de soporte, de refugio, de descubrimiento. En donde no hay juicios y cada
uno puede sentirse libre, acompañado. Esta experiencia de por sí es sanadora.
Utilizamos los gestos, las posturas, los estímulos sonoros propios o externos. La gran amplitud
de herramientas y creatividad de las que nos servimos contribuyen a diseñar procesos a
medida comprendemos al cada ser humano como único y diferente. Contemplamos sus
requerimientos y necesidades y acompañamos esa exploración hasta tanto la persona
reestablezca su bienestar y equilibrio para decirnos ¡hasta siempre!