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ADORNO CORPORAL YOTOCO,

EL HANDPOKE COMO HERRAMIENTA PARA LA VISIBILIZACIÓN DE LA


IDENTIDAD INDIGENA VALLECAUCANA

LAURA JIMÉNEZ
1437026

TUTOR
MARIO ORTIZ OSSA
LICENCIADO EN ARTES VISUALES

DEPARTAMENTO DE ARTES VISUALES


FACULTAD DE ARTES INTEGRADAS
UNIVERSIDAD DEL VALLE
SANTIAGO DE CALI
2021

1
AGRADECIMIENTOS

2
Resumen

Esta propuesta de visibilización de la identidad indígena por medio lenguaje creativo de lo

representado en los adornos corporales de la cultura precolombina Yotoco, la cual ocupaba la

región del actual departamento del Valle del Cauca, incorpora el dibujo como método de

traducción de la orfebrería a la ilustración posibilitando la práctica del ritual de tatuaje

contemporáneo abordado a través de la técnica manual handpoke como herramienta para dar

vida a las figuras plasmándolas de forma permanente en el cuerpo de seis habitantes de esta zona

hoy día.

Palabras clave: Visibilizar, adorno corporal, Yotoco, orfebrería, tatuaje, identidad.

3
TABLA DE CONTENIDO

TABLA DE FIGURAS
INTRODUCCIÓN
OBJETIVOS
General
Específicos

JUSTIFICACIÓN
METODOLOGÍA

MARCO TEÓRICO

ANTECEDENTES

CAPITULO I
REGIÓN CALIMA
EL ADORNO CORPORAL YOTOCO

CAPITULO II
LA TÉCNICA: HANDPOKE, TATUAJE A MANO
TATUAJE Y RITUALIDAD
SENTIMIENTO DE IDENTIDAD A PARTIR DE LA MODIFICACIÓN CORPORAL

AQUÍ DEBE FALTAR ALGO


CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA

4
TABLA DE FIGURAS

Figura 1. Pectoral de oro Calima-Yotoco (100 a.C-800 d.C) Actualmente propiedad de la

colección del MET Museum de New York. ................................................................................. 15

Figura 2. Línea de 250 cm tatuada sobre 6 personas remuneradas (Cuba, 1999)......................... 17

Figura 3. Tatuaje del dios de la coca antes de ser removido......................................................... 19

Figura 4. Performance donde se le remueve el tatuaje realizado por un profesional en

modificación corporal. .................................................................................................................. 19

Figura 5. Pørtsik (Chumbe) (2014) ............................................................................................... 20

Figura 6. Escultura de indígena Calima portando atuendo de oro, en el Museo del Oro Calima
ubicado en el centro histórico de Cali. .......................................................................................... 24

5
INTRODUCCIÓN

6
OBJETIVOS

General

Visibilizar el lenguaje visual de los ornamentos corporales orfebres de la cultura

precolombina Yotoco por medio del ritual de tatuaje handpoke.

Específicos

- Identificar piezas de orfebrería pertenecientes al período Yotoco que demuestren su

interés por la modificación y el adorno corporal.

- Definir las imágenes de las 6 piezas que a través del dibujo serán traducidas en diseños

que puedan ser tatuados.

- Intervenir la piel de los 6 colaboradores con cada uno de los diseños obtenidos por medio

del ritual de tatuaje contemporáneo handpoke como herramienta que visibiliza al mismo tiempo

que interioriza la identidad indígena vallecaucana en la actualidad.

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JUSTIFICACIÓN

El cuerpo es el territorio más próximo que habitamos y en nuestro andar se convierte en un

campo de acción para las diferentes manifestaciones personales, sociales y culturales, por lo que

puede ser tanto “objeto de análisis para la antropología” (Le Breton, 2002, p.7) como un espacio

para la exploración e investigación artística en este caso.

La identidad del sujeto y la corporeidad son dos aspectos difíciles de separar, un cuerpo

ornamentado comprende valores extra, parafraseando a Uribe (2010) “el adorno del cuerpo,

tanto en la actualidad como en las sociedades tribales, conforman un sistema simbólico

comunicativo complejo que a través de códigos informa sobre la identidad de la persona y sobre

la estructura y sus valores sociales”; estas acciones simbólicas sobre el cuerpo pueden hacerse de

forma temporal, a través de la ropa o accesorios o bien mediante modificaciones permanentes en

la apariencia física como perforaciones, tatuajes, escarificaciones, etc.

Las prácticas de modificación del cuerpo han acompañado y relacionado a los pueblos

aborígenes y actuales sin importar su ubicación geográfica con “fines estéticos y funcionales”

(Lopez, 2017, p.105). Éstas no son ajenas a nuestra historia ni a nuestro entorno actual, con

algunos cambios en el aspecto ritual y significativo, todavía se mantienen como formas de

comunicarse que intentan según Sujoy (2009, p.111): “una comunicación no verbal de la imagen

que se desea producir en los demás”.

Un ejemplo cercano son los hallazgos arqueológicos que se han hecho en la llamada región

Calima, territorio de culturas prehispánicas en el departamento del Valle del Cauca,

comprendiendo los municipios de Restrepo, Calima-Darién, y de manera parcial Yotoco y Vijes.

En esta zona se encuentran objetos cerámicos con “representaciones de figuras humanas que

8
poseen múltiples prácticas de modificación del cuerpo” (Uribe, 2010, p.14), al igual que objetos

de orfebrería correspondientes al período Yotoco, como narigueras, diademas, pectorales,

brazaletes, etc. que poseen en sus diseños “figuras antropomorfas donde el rostro es de gran

importancia y siempre está provisto de modificaciones en su apariencia” (Parra, 2016, p.15).

La transformación del aspecto físico por medio de prácticas rituales como el tatuaje se

comportan de acuerdo a sus contextos históricos y sociales. Es más común para los jóvenes

contemporáneos familiarizarse con simbologías o estéticas foráneas gracias a los medios masivos

ya que como expone Han (2018), son extraídas de sus lugares correspondientes, de sus contextos

históricos y rituales, y yuxtapuestas unas con otras en una simultaneidad que él llama

hiperculturalidad, producto de la globalización.

Nos encontramos en un mundo donde la información navega sin fronteras físicas y los símbolos

terminan flotando abiertos a las posibilidades, que como consecuencia, en palabras del sociólogo

Le Breton (2013, p. 38): “transforma la historia en un motivo sin fondo”.

Al visitar el Museo del Oro, las piezas arqueológicas y la simbología de nuestros propios

ancestros como lo son los alfareros y orfebres Calima, dan la impresión de ser vistas desde

afuera, como parte de un pasado que se terminó y del que ya no hacemos parte; para acercarnos a

estos tenemos que estudiarlos, o iniciar una investigación como ésta.

Los motivos Yotoco, Malagana, Sonso son parte del origen de la cultura de la zona que ha sido

alejada de lo cotidiano, no los encontramos haciendo scrolling en Instagram o Pinterest, han sido

desnaturalizados para convertirse en objetos ajenos a la identidad construida por el hombre

contemporáneo lejano de sus raíces, disperso por la creciente individualidad: “uno arma la

identidad a partir del fondo hipercultural de formas y prácticas de vida” (Han, 2018, p.77).

9
Hoy en día, como expone Le Breton (2018), el tatuaje es capaz de restaurar la unidad del yo,

permitiendo reencontrarse con las “raíces primitivas del ser” (p.42) luchando contra el

extrañamiento cultural de la ancestralidad que evoluciona de las últimas décadas.

El interés de esta investigación empieza por el cuestionamiento de mis propias raíces, del lugar

donde nací, al igual que las facciones de mi rostro y el color de mi piel, condiciones de mi

corporeidad determinadas por mis orígenes familiares, y por otro lado el interés y la experiencia

de las prácticas de modificación física que he realizado con mi cuerpo desde hace 10 años a

través de ornamentos accesorios y tatuajes, en el cual he desarrollado mi trabajo durante los

últimos tres años tatuando en una técnica manual llamada handpoke.

Así es como surge la necesidad de reconectar-me, a mi, a los colaboradores en el proyecto y

cualquiera que lo presencie, con la identidad indígena vallecaucana; éste a través de la

modificación del cuerpo con el tatuaje y la socialización que tienen los marcados con su entorno,

al igual que con su interioridad.

Esto se hace apostando al reconocimiento de los orígenes al basar los diseños en la

ornamentación corporal del período Yotoco en un intento por evitar que la visión artística de éste

pueblo perezca dentro del entramado cultural actual, que desde la conquista española y la

occidentalización, transformó – o deformó - los motivos y las representaciones que eligen las

personas para marcar en su piel, de manera que así se mantenga en circulación simbólicamente

su legado.

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METODOLOGÍA

En el acercamiento inicial, la metodología que se desarrolla es de enfoque cualitativo: en primera

instancia, se hace una identificación de imágenes de piezas arqueológicas que ponen en

evidencia el interés por las modificaciones o los adornos corporales en sus representaciones,

adscritas al período Yotoco de la región Calima; esto por medio de la consulta de visitas al

Museo del Oro Calima del Banco de la República en el centro de Cali y la búsqueda en la web

que vinculan estos objetos con los catálogos de grandes museos que

internacionalmente albergan en la actualidad nuestros tesoros en sentido ajeno a su identidad.

Es preciso después la determinación del número de piezas a ser traducidas en diseños,

justificadas en el tiempo para el desarrollo de este proyecto al igual que en el presupuesto que

tienen que ver con la técnica escogida para el enfoque de creación; esta está mediada por el

establecimiento del rostro como la parte más individualizada y singular del cuerpo (Le Breton,

2002, p.41) quien también afirma que “sin el cuerpo, que le da un rostro, el hombre no existiría”,

con lo cual se dará prioridad a las piezas que aparte de demostrar las prácticas que hacían sobre

sus cuerpos, incluyan rostros en sus representaciones. Esta selección resultó en 6 imágenes que

serán objeto de creación de los tatuajes.

Para la traducción de los diseños se sigue la metodología que propone Cesar Velandia (1994,

2011) para el análisis que realiza de la iconografía de la cultura San Agustín y que puede ser

aplicada en el análisis de diferentes culturas prehispánicas: “Considerando que la "cosa" que se

ha de colocar en la mesa de trabajo es por esencia significante, no simplemente por tratarse de un

producto social, sino porque más específicamente es un pedazo de un discurso fragmentado, un

resto de una explicación mitopoética en escombros.” (Velandia, 1994 , p.25). Como procede él

en su estudio, ésta traducción de una técnica que trabaja materiales como el oro a un diseño para

11
tatuar se hace por medio de un dibujo general de la pieza: calco de las imágenes fotográficas

tomadas personalmente que permiten su registro.

La técnica para elaborar finalmente estos diseños (6) es a través el ritual de tatuaje bajo las

condiciones de uno contemporáneo: con más precisión en handpoke, una técnica que combina la

forma tradicional (a mano) con la bioseguridad y los materiales propios del tatuaje actual (con

máquina), el concepto de ritual contemporáneo se manifiesta en un espacio delimitado y

autorizado para estos procedimiento, el estudio de modificaciones corporales donde trabajo:

Santa Sangre Arte Corporal en la ciudad de Cali; en el aspecto formal de los diseños Yotoco está

el uso de pigmento negro y pigmento invisible a la luz normal el cual se revela con luz

negra/ultravioleta, buscando despertar un nuevo sentido visual, siendo también un motivo de

interacción novedosa y un aporte estético a la propuesta.

Los diseños, al igual que el proceso y los resultados del proyecto son difundidos a través de las

redes sociales asociadas a mi perfil profesional de tatuaje (visual.aura) y publicitadas en la

ciudad de Cali y alrededores con el fin de socializar el proyecto y para compartir los tatuajes al

final de cada sesión que incluye un registro a través de fotografías y vídeos y la anotación de la

experiencia personal que se encuentra en las conclusiones y sirven de evidencia para la

sustentación final.

12
MARCO TEÓRICO

El punto de partida conceptual de este proyecto es lo corporal, el cuerpo comprendido como

motivo de reflexión desde una perspectiva social y antropológica, al mismo tiempo que es el

material de soporte y lienzo de esta propuesta; siguiendo a David Le Breton, sociólogo y

antropólogo, en su libro Antropología del cuerpo y modernidad (2002): “el cuerpo es una

construcción simbólica, no una realidad en sí mismo” (Le Breton, 2002, p.8), de tal forma, la

concepción de éste, al igual que sus representaciones dependen y son el resultado de las

manifestaciones sociales, culturales y personales que lo atraviesan.

“La existencia del hombre es corporal” (Le Breton, 2002, p.8), y es que éste es el vehículo en el

cual se transita por la vida, desde que llega al mundo es intervenido por representaciones,

actitudes y códigos de conducta corporales propios del entorno al que pertenece, como expresa

María Alicia Uribe, en el texto de la exposición del Museo del Oro Banco de la República,

Cuerpos amerindios: arte y cultura de las modificaciones corporales (2010) : “ aunque todas las

culturas doten a sus miembros de un cuerpo, este difiere de una cultura a otra, es decir que no

hay una definición unívoca y universal para determinar la corporalidad” (Uribe, 2010, p.9).

La concepción que de éste se tenía en las sociedades tradicionales que eran de tipo comunitario,

como las prehispánicas, es diferente a la que atraviesa al hombre moderno, de estructura

individualista donde hay más separación, el cuerpo moderno “funciona como un límite fronterizo

que delimita, ante los otros, la presencia del sujeto” (Le Breton, 2002, p.22) por lo cual es factor

de individuación, hecho que se pretende enmendar de alguna forma en el proyecto al conectar los

cuerpos de forma simbólica con motivos en común.

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En las sociedades comunitarias el sujeto no se distingue del conjunto, ya que le es fiel a este, al

cosmos y a una misma naturaleza, es “una singularidad dentro de la armonía diferencial del

grupo”, mientras que en las sociedades modernas la visión del mundo pone en el centro al

individuo, no se preocupa por las tradiciones o la comunidad y se convierte en “lugar autónomo

de las elecciones y los valores.” (Le Breton, 2002, p.39), claro que esta autonomía sigue siendo

relativa, puesto que las opciones terminan siendo producto del entorno que compone un gran

margen de posibilidades, pero que es exactamente eso, un margen.

A pesar del cuerpo ser un instrumento de expresión por sí mismo , desde el inicio de la

civilización “el hombre se ha negado a dejar su propio cuerpo intacto, y siempre se ha

preocupado en mayor o menor medida, dependiendo de la cultura dominante, por intervenir en

él” (Bauman & Leoncini, 2018, p.20), transformar el cuerpo, ya sea temporal o de forma

permanente, significa transformar su naturaleza, y es que la intervención corporal cambia nuestro

aspecto físico generando otro tipo de contenido, un sentido agregado que interactúa con nuestra

interioridad y con los demás.

Las modificaciones corporales, son una estrategia fundamental para la construcción de la persona

y de la sociedad pues es un lenguaje que simboliza, al mismo tiempo que expresa las formas de

relacionarse. La construcción de este simbolismo se hace efectivo por medio del uso de objetos

externos como collares, coronas, pectorales, brazaletes, etc., o mediante la intervención directa

sobre él, como son la deformación craneal, las escarificaciones, las perforaciones, los tatuajes,

que es desde donde esta propuesta actúa.

Existen funcionalidades tanto sociales como estéticas para estas prácticas que relacionan a

diversidad de pueblos, y es que, según Uribe, (2010, p.27):

14
“han constituido un componente esencial de los ideales culturales de belleza y de las estrategias

de seducción; han sido parte vital de los rituales de paso de la persona de un estatus social a

otro, como símbolos de transición y marcas de su nueva identidad.”

Estas funcionan como técnicas de adorno corporal, que transforman en sus portadores las formas

de relacionarse, atribuyendo valores simbólicos a su identidad al actuar sobre su aspecto físico y

la imagen que proyecta, es decir, la forma en que se presenta frente los demás.

Por ejemplo, en el tatuaje, se actúa sobre la piel inyectando pigmentos con representaciones

diversas, con valores y usos culturales fluctuantes entre épocas y sociedades dispares pero

presentes en todas ellas, atravesando geografías y creencias. Siguiendo a

Le Breton, en su texto El Tatuaje o la firma del yo (2013) las marcas corporales, en muchas

sociedades humanas identifican socialmente: “indican un estatus dentro de la comunidad,

manifiestan la pertenencia a un grupo, a un sistema social, especifican la afiliación religiosa,

vinculan con el cosmos… informan de la pertenencia a un linaje, clan o grupo de edad; indican

un estatus o sellan una alianza “. (Le Breton,

2013, p.13).

Esas marcas corporales y los valores que

adoptan, están contenidos también en

adornos y objetos hallados por arqueólogos

y habitantes de la región vallecaucana

pertenecientes a los grupos que habitaron

Figura 1. Pectoral de oro Calima-Yotoco (100 a.C-800 d.C)


este territorio durante la época prehispánica,
Actualmente propiedad de la colección del MET Museum de
New York. expuestas en los museos para el hombre

contemporáneo (Fig 1) son las raíces de nuestra identidad cultural plasmados en su cultura

15
material, como por ejemplo los analizados por Herrera, L & Rodríguez Ruiz (2015) como

“sistemas visuales” encontrados también en las representaciones de modificaciones que poseen

las cerámicas antropomorfas de la cultura Ilama (1500 – 0 a.C).

En este sentido, abro una conversación entre la modificación corporal, siempre simbólica, como

interés propio, en relación con el adorno corporal como objeto simbólico para la construcción de

la identidad de una sociedad comunitaria como lo fue Yotoco, buscando crear un vínculo entre

las personas tatuadas en este proyecto, las cuales tienen rasgos y facciones indígenas, con su

cuerpo y la ancestralidad del territorio que habitan y del cual son originarios.

Otro eje conceptual clave para la investigación es también la noción o concepto de identidad

(observado en las prácticas de intervención el cuerpo), que, en la estructura individualista,

consiste, según Bauman (2002, p.37): “en transformar la identidad humana de algo "dado" en

una "tarea", y en hacer responsables a los actores de la realización de esta tarea y de las

consecuencias (así como de los efectos colaterales) de su desempeño.” De esta forma la

identidad del sujeto es una construcción propia que se hace a partir de diferentes prácticas,

posibilidades e influencias que lo social y cultural le ofrece, es decir su contexto.

En esta exploración, el objetivo es la visibilización a través de la reinterpretación de una práctica

(la de otorgarle simbolismos al cuerpo) de dos sociedades de contextos históricos dispares pero

ubicadas geográficamente en la misma región conectadas por el ámbito de intervenir el cuerpo,

esto se hace traduciendo unas formas de adorno corporal, objetos de la orfebrería Yotoco, a otra

dimensión artística, el tatuaje, que usa el cuerpo y específicamente la piel como superficie de

interiorización buscando, en el reconocimiento de esas figuras prehispánicas por medio del ritual

de tatuaje handpoke, despertar un sentido de identidad colectiva.

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En estas formas de tatuaje contemporáneo el sujeto tiene acceso a multitud de posibilidades para

motivarse a elegir qué marcar en su cuerpo, es sumergido en un sincretismo de símbolos y

representaciones, como de prácticas culturales y formas de expresión, fundadas en una

hiperculturalidad, en la cual, según el filósofo Chul-Han “el proceso de globalización, acelerado

a través de las nuevas tecnologías, elimina la distancia en el espacio cultural.” (Han, 2018, p.22),

de esta manera simbología celta y mitología japonesa acompañan a portadores alrededor del

mundo, que aunque ajena a la historia y por ende, a la identidad del territorio propio, forman

parte del discurso que están construyendo sobre sí mismos, desde perspectivas - estéticas o

espirituales, individuales.

En el ámbito del arte, diferentes artistas han usado el cuerpo, suyo o el de los otros como sede de

su creación y una forma de construcción simbólica:

El artista español Santiago Sierra (Madrid, 1966) registra a través de la fotografía y video

personas siendo tatuadas en sus performances y acciones. Por ejemplo, en su performance Línea

de 30 cm tatuada sobre una persona remunerada (México, 1998), le paga a un hombre que

nunca se ha tatuado y no tiene

intención de hacerlo hasta que

accede a llevar esta marca ante la

falta de dinero, en Línea de 250 cm

tatuada sobre 6 personas

remuneradas (Cuba, 1999) (Fig 2)

reúne a seis jóvenes sin empleo de

Figura 2. Línea de 250 cm tatuada sobre 6 personas La Habana los cuales representan la
remuneradas (Cuba, 1999)
situación económica de la población en la cual

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se aceptan cualquier tipo de condiciones laborales por salarios que no son dignos, al punto de

prestar o arriesgar su cuerpo para conseguir dinero. En su acción Línea de 160 cm tatuada sobre

4 personas (España, 2000), contrata a una mujer tatuadora para llevar a cabo lo que se trata de

un tatuaje colectivo, igual que la línea de 250cm del performance mencionado antes, ésta vez es

el dibujo de una línea que une a las espaldas desnudas de cuatro prostitutas quienes conversan y

ríen entre sí durante el hecho, todas ellas eran adictas a la heroína y fueron remuneradas con una

dosis cada una.

De esta forma, el artista relaciona los cuerpos con su entorno y sus necesidades al mismo tiempo

que habla del vínculo que éstos tienen con las condiciones sociales, políticas y laborales del

espacio geográfico donde lleva a cabo las acciones, nación donde habitan los participantes; al

final, en todas se pone en evidencia la influencia del dinero y cómo éste puede persuadir a las

personas al punto de dejar que su cuerpo sea marcado para siempre, ejerciendo de esta forma,

poder sobre los individuos.

Como un acercamiento al arte local, y en relación con la identidad indígena y mi proyecto que

incluye la modificación corporal encuentro al artista del Cauca, Edinson Quiñones, el cual tiene

ascendencia indígena Nasa y basa su trabajo en la reivindicación de sus raíces; en el año 2006

durante el VIII Festival de Performance de Cali después de haberse tatuado en el omoplato

derecho la imagen de un dios jaguar/espíritu-señor de la coca realizó su performance titulado “La

herida sana, la cicatriz queda” (Fig 3 y 5) el cual consistió en retirar por medio de la

escarificación aquella representación.

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Según Edinson, a partir de esta acción se “arranca el pasado para ponerlo de frente” (Sánchez,

s.f, párr. 5), igualmente narra cómo después de esto cambia su perspectiva cotidiana al tener que

encontrar nuevas formas de bañarse o de dormir por la incomodidad debido a la violencia física

sobre su espalda, busca también resignificar la concepción de la coca y la satanización de ésta

planta la cuál es de uso ancestral e histórico en el territorio pero que debido a su procesamiento

y al narcotráfico ha perdido su valor original. Sus performances como su línea de trabajo los

desarrolla indagando desde la tierra, el Cauca donde nació.

Por último, está la artista Julieth

Morales, también originaria del Cauca,

específicamente de Guambia quien al

salir de su territorio se reencuentra con

sus raíces convirtiendo estos

pensamientos en actos artísticos en su

búsqueda y el reconocimiento de su
Figura 3. Tatuaje del dios de la coca antes de ser removido.
propia identidad al estudiar artes en la

Universidad del Cauca, por medio del

performance y el trabajo con su cuerpo

es capaz de evidenciar su experiencia y

el conocimiento de su familia Misak al

tiempo que desafía las representaciones

del sujeto indígena, indaga las


Figura 4. Performance donde se le remueve el tatuaje
realizado por un profesional en modificación corporal. representaciones del cuerpo entre las

19
comunidades indígenas como se lee en la página web de Espacio El Dorado 1:

“es así como durante sus performances participativos, emplea su propio cuerpo y el de las

mujeres de su comunidad, como familiares, vecinas y amigas; creando un tejido

comunitario en el que impera la poética de la fuerza de lo femenino.”

Figura 5. Pørtsik (Chumbe) (2014)

En su performance Chumbe, se hace a si misma este enchumbe, un tipo de tejido realizado

por las mujeres Misak que se aplica a todos los niños desde que nacen hasta los dos años

para que crezcan derechos y fuertes aplicándolo para sí misma en un momento de su vida en

el que su cuerpo ya se ha formado y que en sus palabras se hace con el motivo de “corregir

de manera utópica las exigencias tradicionales”, al mismo tiempo que para pertenecer a su

territorio sin preocupaciones.

La visibilización del adorno corporal Yotoco, aparece en una época donde del intercambio

cultural ha surgido la propagación, pero también la desaparición de formas de vida (Han, 2018,

p.29) perdidas en un caudal de oportunidades sometidas al acceso de la información en las

1
Espacio El Dorado es una galería de arte contemporáneo fundada en el 2015 en el barrio La
Macarena en Bogotá, Colombia.
20
plataformas digitales, en las que comúnmente se reproducen imágenes “globales”, ignorando las

representaciones locales de nuestro legado cultural.

De esto puede relacionarse una pérdida de apropiación con el territorio reflejado en una

experiencia propia: personalmente fue para mí una sorpresa y una pena saber que palabras tan

comunes para nuestro diario como vallecaucanos como chipichape, lilí, petecuy, imbanaco,

pance, jamundí son en realidad palabras indígenas, pero son pasadas por alto, parece que, al estar

tan expuestas e inmersas en el cotidiano, las obviamos.

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ANTECEDENTES

El cuestionamiento por mi historia, mis raíces y al mismo tiempo las modificaciones personales

y simbólicas que ejerzo sobre mi cuerpo como la curiosidad por acercarme a los orígenes de las

cosas, me encaminaron sobre el objeto de inspiración para mi trabajo de grado, que más que

obras de arte, son un conjunto de significaciones y sentidos que hacen parte de una cultura

ancestral que es la base de mi historia y del territorio que actualmente habitamos, la identidad

indígena vallecaucana, un rastro que la occidentalización se encargó de difuminar.

El estilo actual de tebori, el handpoke, lo practico desde el año 2018, lo que empezó como un

interés y un deseo por marcar mi piel, y debo aceptar ahora después de la reflexión también

como una forma de rechazo a mi cuerpo en su estado natural y no poseer los implementos

“necesarios” para un tatuaje convencional, como la máquina, el conocimiento, ni los ingresos

para que un tatuador los hiciera para mí, investigando en internet encontré una forma algo

rudimentaria para el auto-tatuaje popularmente también conocida como stick and poke, siguiendo

un tutorial empecé a probar haciendo diseños sencillos en mi propia piel, encontrando que no

más con una aguja y pigmento era posible modificar el cuerpo, o por lo menos la apariencia y

percepción de este.

Después de probar el handpoke, intenté el tatuaje con máquina de bobinas y realicé algunas

piezas; pero brumada por el peso, la vibración del aparato, además del ruido, la calibración, el

montaje de la aguja y varios problemas relacionados con la máquina que adquirí, sentí más

comodidad haciéndolo a mano ya que a mi parecer complicaba menos, esto me hizo tomar la

decisión de enfocarme en este modo de tatuar, encontrando también un interés por el valor de lo

manual e impulsada por conocer ésta forma que aunque ancestral es en la actualidad, novedosa

para marcar el cuerpo.

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Entrando más en el ámbito, entendí que al igual que el tatuaje con máquina, ésta forma era

practicada de manera “profesional” por handpokers (tatuadores en técnica handpoke) alrededor

del mundo; las redes sociales evidenciaban como en Europa, Canadá, e incluso en algunos países

de Latinoamerica, los estudios de tatuajes incluían cada vez más en su equipo a estos “nuevos”

tatuadores manuales.

AQUÍ FALTA

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REGIÓN CALIMA

AQUÍ VA TODA LA CONTEXTUALIZACION DE LA CULTURA-REGION CALIMA,


UBICACIÓN GEOGRAFICA, HISTORIA EN GENERAL
VALLE DEL CAUCA PREHISPANICO

EL ADORNO CORPORAL YOTOCO

La orfebrería Calima alcanza un notable desarrollo en lo que corresponde a la fase Yotoco, se

caracterizaron por usar oro de aluvión, oro extraído del río y/o tumbaga, la aleación (una mezcla)

entre el oro y otros metales como el cobre, en la creación de sus piezas accesorias como

narigueras, orejeras, pectorales, collares, máscaras y diademas, entre otros objetos encontrados

en excavaciones de la región. Atuendos suntuosos en oro

eran utilizados en ocasiones ceremoniales por chamanes y

caciques (ver Fig. 6).

A partir de la fundición de estos metales, se conseguían

láminas que a través de técnicas manuales como el

repujado y martillado fueron utilizadas para crear piezas,

con acabados y detalles que fueron posibles gracias al

asentamiento que alcanzó la cultura Calima en este

período en la región del Valle del Cauca un milenio antes

Figura 6. Escultura de indígena Calima portando de Cristo hasta la llegada de los Europeos, y que al dejar
atuendo de oro, en el Museo del Oro Calima
ubicado en el centro histórico de Cali. atrás el nomadismo y la caza que caracterizaban a esta

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cultura prehispánica en su primer período, el período Ilama, un estilo de vida que no permitía

pasar mucho tiempo en un mismo lugar, encontró el tiempo y la paciencia para la dedicación que

se evidencian los hallazgos arqueológicos

Como adorno se encuentra el gran ajuar de orfebrería en oro que caracterizó a la región Calima

durante la ocupación de la Cultura Yotoco (200 a.C-1200 d.C), especializados en la elaboración

de estos objetos y que se convirtió en una de las principales formas de expresión de sus

relaciones sociales y de su ideología: “arqueológicamente, Yotoco se destaca por su suntuosa

orfebrería. Los objetos de oro relacionados a este periodo de asentamiento son objetos utilitarios

y a la vez simbólicos” (Reichel Dolmatoff, 1988).

ACA TAMBIÉN FALTA

25
LA TÉCNICA: HANDPOKE, TATUAJE A MANO

La relación que hago entre dos técnicas que parecerían a primera vista aisladas como la

orfebrería y el tatuaje (handpoke en este caso) se encuentra por un lado en la forma de creación,

destacando la manualidad, y por ende, la sencillez y ancestralidad de éstas, conocidas como

técnicas artísticas, y por otro, en el carácter simbólico de los adornos corporales, sean estas

modificaciones permanentes (como los tatuajes y procedimientos estéticos) o accesorios como

los objetos encontrados en la región Calima correspondientes al período Yotoco, donde también

se evidencia el interés de éste pueblo por la modificación de sus cuerpos.

En este casom es volverse sobre el lenguaje creativo del pasado y permitir que a partir de ésta

historia se empiece a reflexionar sobre aquellos antecedentes que ahora pueden convertirse en

herramientas para la creación y el reconocimiento de nosotros mismos y nuestras raíces.

La artesanía, producto del trabajo del artesano, es “resultado de la creatividad y la imaginación,

plasmado en un producto en cuya elaboración se han transformado racionalmente materiales de

origen natural, generalmente con procesos y técnicas manuales.” (Rivas, 2018).

En el presente, la manualidad ha sido paulatinamente eliminada con el perfeccionamiento de la

industria y la maquinaria que ahora es capaz de reemplazar, incluso a veces en menor tiempo o

de forma más precisa al trabajo humano, lo que ha evolucionado en algunas ocasiones en un

equipo de trabajo entre maquinaria/herramienta y el hombre.

La técnica es un encuentro entre el pasado y nuestros días, se llama handpoke, del inglés -hand-

mano y -poke- meter, refiriéndose a la acción, el empujón que se hace para lograr insertar la

aguja en la piel, es una forma que combina la manera ancestral (a mano) de inyectar tinta y

significados, con el cuidado, la bioseguridad y los materiales propios de la práctica del tatuaje

26
actual (o con máquina), tiene su origen en las formas más rudimentarias de trabajar con el

cuerpo, con el mínimo de materiales posible, o más bien, los suficientes y apenas existentes ya

que el handpoke se inspira en la antigua técnica de tatuaje tradicional japonés llamado tebori que

significa tatuaje a mano.

Lo que yo veo como una nostalgia a la forma de hacer las cosas como antes, sin ninguna fuente

de energía eléctrica o ayuda de una maquinaria, lo que hace de esto un procedimiento más lento,

necesitando de la paciencia de ambas partes, quien es sometido al ritual del tatuaje: el proceso y

el dolor, y también de quien lo realiza.

Las piezas dibujadas están determinadas y reducidas a las representaciones de rostros con

modificaciones corporales como el ensanchamiento de los lóbulos de las orejas o el porte de

narigueras que son visibles en las piezas de oro escogidas para esta investigación, de ahí la

conexión y el interés por una práctica que yo misma he llevado en mi vida: en mi cuerpo y en mi

trabajo como tatuadora, al igual que mi círculo social más inmediato.

En este proyecto hago un ejercicio de reinterpretación de la orfebrería al tatuaje teniendo en

cuenta todo lo que acarrea participar de un procedimiento de este tipo en el cual nos marcamos

de por vida, física y simbólicamente buscando en los colaboradores (6) a un ser activo del

territorio Calima, la región del Valle del Cauca actual, como soporte.

Se espera que con esto puedan generarse conexiones y nuevos alcances más allá de los salones

de estudio, un “espacio” donde simbólicamente la identidad indígena Calima/Yotoco cobre vida

en el andar y el ser contemporáneo, el cual se encuentra “disperso en un hiperespacio de

posibilidades y acontecimientos danto tumbos” (Han, 2018, p.76).

En esta sociedad hipercultural, para utilizar un término del filósofo Byung Chul Han, no se

identifica un centro de la cultura o un origen concreto reflejándose en la falta de reconocimiento

27
de las raíces así como en los motivos que elegimos para tatuarnos, las cuales durante los casi tres

años de esta ocupación, nunca han sido algo representativo del territorio, nuestra verdadera

cultura, seres contemporáneos que, incluyéndome, optamos por figuras adoptadas globalmente

por ejemplo de la mitología japonesa, hindú, e incluso motivos sin fondo o concepto para

adornar nuestra piel y forjar nuestro aspecto que mucho -o todo- tiene que ver con la propia

identidad.

Valiéndome de la popularidad del tatuaje entre los jóvenes y el interés por las formas novedosas

-aunque no nuevas- de éste, abogo por el ritual de tatuaje handpoke de manera que con ésta

experiencia les sea posible despertar un sentido de apropiación de su identidad al emparejarse

como descendientes de la cultura ancestral Yotoco, al mismo tiempo que se hace uso de

pigmentos como el ultravioleta para despertar tanto en el tatuado como en los espectadores,

nuevos sentires y experiencias estéticas y visuales sobre el propio cuerpo y el de los demás,

haciendo uso de materiales innovadores incluso para el ámbito del tatuaje, un brillo que alude a

la impresión que causaba en la comunidad el sol, asumido como deidad, y que actuaba

reflectando en las joyas de oro de los caciques e integrantes Yotoco: “El brillo está muy presente

en todas las piezas Yotoco, efecto aumentado por el uso de numerosas placas colgantes que

atrapan la luz y generan destellos y sonidos.” (Parra, 2016, p.15)

El ritual contemporáneo del tatuaje a mano, es una práctica que va en contra del ritmo acelerado

de la vida citadina actual: al trabajar punto por punto (ver fig, 7) y no por medio de líneas como

se hace con la máquina de tatuar conlleva a que el proceso sea más lento, requiriendo mayor

paciencia por parte tanto del tatuador como del tatuado, una disposición de mayor energía y de

tiempo, se sacrifica la rapidez por el trabajo artesanal.

28
En este tipo de ritual el dolor se hace más pausado pero se alarga, exige más de su presencia, el

procedimiento manual hace que sea silencioso, exceptuando un par de veces cuando la aguja se

puede escuchar al entrar y salir: es el “poke, poke,

poke” donde la piel se rompe. A través de ésta

experiencia, como en todas las prácticas de

modificación corporal, el tatuado reflexiona sobre sí

mismo y su decisión para encontrarse en aquella

situación, se hace más consciente de su propio cuerpo

y sus sensaciones físicas.

Es considerado como ritual, en la medida en que se

pacta un orden para su ejecución, se realiza en un

espacio delimitado, con condiciones particulares y

que, bajo parámetros contemporáneos, está legalmente


Figura 7. Proceso de tatuaje handpoke
autorizado para el procedimiento de estas prácticas: el

estudio de modificaciones corporales Santa Sangre Arte Corporal en el norte de la ciudad de

Cali.

29
TATUAJE Y RITUALIDAD

Las representaciones de figuras humanas halladas en piezas cerámicas y orfebres en el territorio

de la cultura Calima dan cuenta de su interés por la práctica de modificación corporal, no muy

distante de lo que hoy podemos evidenciar en la generación que me es contemporánea, donde los

cuerpos han adoptado nuevos significados simbólicos que son enriquecidos en contenido aún

más, con las prácticas rituales como el tatuaje y la perforación, dándole lo que podríamos llamar

un “valor agregado” a lo corporal y la forma en que se muestra esto al mundo.

Adquirir una marca permanente (tatuajes) o modificar el cuerpo para lucir joyería (perforarse) es

soportar un dolor que, con fines estéticos y simbólicos, trae consigo la sensación de un -antes y

después- en el cuerpo y en la mente, revistiendo este acto de un carácter ritual en el que el

individuo que lo experimenta adopta un nuevo comportamiento respecto a si mismo y su

identidad cuando este acto es concluido, tanto internamente, de forma personal, como en su

alrededor, es decir, en la sociedad en la que se desenvuelve y cómo ésta asume su nueva

posición.

Las practicas que hacían los indígenas Yotoco entre sus integrantes, son solo un reflejo de la

condición humana que en cualquier sociedad bautiza culturalmente el cuerpo de sus miembros:

“Nunca el hombre existe en estado salvaje, siempre está inmerso en una cultura, es decir, en un

universo de significados y valores.” (Le Breton, 2013, p.10). Es así como a hechos como el

ensancharse los lóbulos de las orejas, cargar con narigueras, y hacer prácticas de pintura corporal

con materiales orgánicos como la jagua y el achiote, se le confieren significados específicos para

el universo particular en el que ellos vivieron.

30
La palabra o el concepto de ritual, es comúnmente usado para referirse a actos religiosos como

son ceremonias y ritos que pueden ser de iniciación, paso o transición, como el bautismo en la

religión católica, o las formas de entierro y cremación en la India, pero el término comprende

prácticas sociales que en líneas generales son más amplios que lo que respecta a la religiosidad,

el acto y el espacio ritual está delimitado para tal fin, sea el que sea, otorgado de modo

simbólico.

Los ritos son “actos formales en los cuales sus participantes deben ejecutar una serie de acciones

estereotipadas en función de unas reglas preestablecidas” (Torres, 2006), los ritos son actuados

en clave simbólica, son práctica, acción, el concepto de rito se le da, parafraseando a Gomez

Garcia (2002) a las actuaciones que no son explícitamente empíricas, pragmáticas y utilitarias,

sino escena de otros vínculos de valores socioculturales, compartidos, que emprenden la

identificación social.

Las representaciones que fueron escogidas específicamente para este proyecto, permanecieron en

las piezas de orfebrería que hoy tenemos la oportunidad de presenciar y que ubican al rostro

como elemento central en su martillado y repujado, notando ciertos rasgos particulares como

narices grandes y ojos rasgados. Y es que, como señala Le Breton (1995): en el rostro se origina

el mutuo reconocimiento (p.142).

La cara como territorio del cuerpo, es nuestra carta de presentación y la primera vista al otro

como individuo, en él se ubican los ojos: a quien dirigimos la atención para comunicarnos. Está

compuesta por infinidad de variantes sobre una base simple, ojos-nariz-boca son identificables

en todas ellas y al modificar su estructura o añadir accesorios se hace muy notable. Al ver los

rostros que los indígenas de la cultura Calima representaron, me topo de frente con mis

antepasados, sus facciones similares a las mías, a las de mi madre y de muchos vallecaucanos

31
que habitamos ahora en su región, misma condición y similitud bajo la cual se escogieron los

colaboradores.

Lo llamo un ritual contemporáneo, ya que la acepción de ritual para el tatuaje ancestralmente se

desarrolla en otras condiciones y valores del cuerpo tanto espaciales como temporales con

diferentes funcionalidades, pero en éste caso corresponde al hombre contemporáneo en la técnica,

materiales, la forma en que se construye su identidad y en la socialización que se promueve cuando

se comparte con los demás, ya que “los medios de comunicación señalan una cultura que potencia

el componente escópico, el mirar y ser mirado.” (Sujoy, 2009, p.112).

Se sugieren formas rituales contemporáneas que dependen de la inversión emocional del individuo

en el momento, de sus imaginarios, sus representaciones mentales, este tipo de prácticas de

modificación son “una forma de tomar posesión del yo, a veces bajo la guía de unos tatuadores

que, sin saberlo o aceptando conscientemente, hacen de maestros de ceremonia de un rito de paso.”

(Le Breton, 2013, pp.54-57), esto indica el carácter del tatuaje como objeto de transición en lo

cotidiano.

Hacerse un tatuaje, aún de forma contemporánea, es un ritual que resalta el cuerpo y se apropia

de él, teniendo en cuenta el compromiso respecto al deseo o la intención simbólica/ritual de

realizárselo. Los tatuajes dentro de nuestra sociedad pueden conmemorar una fecha específica,

un acontecimiento, como por ejemplo el nacimiento o muerte de un pariente, pueden ser con

motivos mitológicos, políticos, de moda, por preferencia de estilo, y un largo etcétera.

Ahora nos encontramos en un momento de sobre producción de imágenes y desprendimiento de

la moral sobre el cuerpo que impulsa a las personas que gustan de ésta forma de incisión sobre la

piel, a adquirir diferentes “excusas” o motivos por los cuales atravesar por la experiencia del

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dolor, la aceptación de él, la superación y la catarsis que causa ver el dibujo ya impregnado con

tinta en la dermis.

Aunque no sean cargados de un significado trascendental, los tatuajes representan aspectos de la

interioridad, lo que hace de este hecho lo que llamo un ritual de tatuaje contemporáneo ya que

causa a cada uno, una impresión personal sobre su identidad y físicamente, sobre su presencia en

la comunidad, siendo un momento de transición simbólica.

Ya no se es solamente ese cuerpo otorgado por naturaleza y genética, sino que se transfigura en

un lienzo capaz de comunicarse con los demás cuando se le aprecia, con cada marca encerrando

una historia y un motivo diferente, que, aunque pueda tratarse de un símbolo con un concepto de

carácter “global”, su significado siempre es particular en cada individuo.

Mientras personaliza el cuerpo, el tatuaje es una forma de tomar posesión del yo, aumentando la

sensación de identidad del tatuado, la cicatriz voluntaria pasa a ser un accesorio más de la

interioridad materializada a través de la modificación corporal.

Con este proyecto no busco hacer una condena al presente, a la práctica actual del tatuaje, o a los

motivos que escoge para tatuarse el hombre contemporáneo, no busco calificar positiva o

negativamente, se trata más bien de una reconciliación, del resultado del paso del tiempo y un

intento por visibilizar e incluir el simbolismo Yotoco, promoviendo el sentimiento sobre la

identidad indígena del territorio en el cual habitamos llevándolo a lienzos vivos, andantes, con

ayuda de prácticas rituales como el handpoke, siendo, en el aspecto técnico, también una

conexión con éstas formas ancestrales -y manuales- de hacer arte, como los Yotoco con sus

piezas de orfebrería, pero en este caso, tallando las marcas con tinta en el cuerpo.

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SENTIMIENTO DE IDENTIDAD A PARTIR DE LA MODIFICACIÓN CORPORAL

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TATUAJE 1. CRUDA

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36
TATUAJE 2 FELIPE MUÑOZ

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38
TATUAJE 3 DANIEL GARRIDO

39
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TATUAJE 4 STEPHANY ZAPATA

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