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Fecha: 19/05/1992
La parte demandada dijo que su parte quiso verificar el estado y funcionamiento de la lancha y salió
a probarla. Tras marchar diez minutos la lancha se planto, se detuvo y tuvo que ser remolcada hasta
la orilla. Manifestó que al iniciar la marcha la hélice ya estaba “marcada” ignorando el motivo. Negó
su culpa, afirmando que la rotura obedeció a vicio anterior propio de la cosa no imputable a su parte,
o a caso fortuito. Dijo haber ofrecido pagar la mitad del costo de los arreglos.
El periodo en que puede darse se extiende a partir de las meras tratativas, o las preliminares desde
antes mismo que los precontratantes se pongan en contacto para negociar – incluso previo a la
emisión de la oferta, inexistente ella o antes de su formación - , hasta el cierre de las negociaciones
cuando se dan por terminadas con el logro del acuerdo de voluntades o el fracaso de aquellas.
Aquel lapso –iter contractus, o de negociaciones previas, aunque durante las mismas las
manifestaciones de la voluntad no tuvieren poder vinculante, como es del caso- supone la
concurrencia de actos jurídicos lícitos gobernados por el principio de buena fe. Y derivado de aquel
principio, es el deber genérico de los precontratantes de observar conductas diligentes que implican
el deber y la obligación –de ambos sujetos- de conservar y custodiar los bienes que entre ellos
hubieren desplazado con motivo de las tratativas previas.
Traducido este deber de obrar con diligencia en abstenerse de realizar actos antifuncionales,
entendiéndose por tales: a) los que no son idóneos para avanzar eventualmente en las
negociaciones; y b) los que, al mismo tiempo, son susceptibles de producir un perjuicio al otro
precontratante.
A falta de legislación específica sobre la responsabilidad precontractual, corresponde aplicar
supletoriamente los principios generales de la responsabilidad extracontractual –que nace de la
infracción del deber de no causar un daño a otro- y sus normas (art. 1109 y conc. Cód. Civil).
Los sujetos activos y pasivos de la relación de responsabilidad no pueden ser otros que los
precontratantes, roles que las partes ratificaron durante el proceso.
Hay constancias de que la lancha recibía atención mecánica de mantenimiento incluso hasta un mes
y medio antes.
López advirtió a Federico “mira que la hélice esta golpeada, maltratada una paleta”. No obstante el
demandado omitió: a) verificar inmediatamente de que se trataba o revisar la entidad del problema;
b) abstenerse de poner en marcha su pretendida prueba, evitando ulterioridades. El accionando
igualmente salió solo a probar la lancha exponiéndose y asumiendo el peligro y riesgo de la rotura
ocurrida.
Federico fue agente causante de perjuicios en un bien del actor. Tales consecuencias dañosas o
perjudiciales derivaron de descuidar el mencionado deber de diligencia evitando actos
antifuncionales.
El demandado mismo se sintió culpable responsable y se ofreció a pagar la mitad del arreglo.