Está en la página 1de 13

PRETENSIONES

Marina Robayo de López presentó una pretensión legal en la cual solicitó que se
declare que la Universidad Cooperativa de Colombia incurrió en un incumplimiento
grave del contrato de arrendamiento de un inmueble ubicado en la calle 23 núm. 33-
42, vía Puerto López, en la ciudad de Villavicencio. Como resultado de esta solicitud,
buscó que la Universidad sea condenada a pagar los siguientes daños patrimoniales:

1. Daño emergente por un monto de $965.255.810.

2. Lucro cesante, calculado como los cánones de arrendamiento de seis meses


desde la fecha del escrito, equivalentes a $467.437.506, más los cánones
futuros hasta que se emita una sentencia definitiva en el proceso.

Además, Robayo de López buscó el reconocimiento de perjuicios extrapatrimoniales


morales, valorados en 100 salarios mínimos legales mensuales vigentes. Estos
perjuicios se relacionaron con el sufrimiento psicológico, mental y físico que la
demandante experimentó debido al incumplimiento del contrato, la falta de entrega del
inmueble en las condiciones acordadas y la no cancelación de los cánones mensuales a
lo largo del tiempo.

Como medidas subsidiarias, solicitó que se declare la existencia del contrato de


arrendamiento y el incumplimiento por parte de la Universidad, lo que llevaría a la
condena de la demandada a pagar daños patrimoniales emergentes y lucro cesante.

HECHOS
1. Robayo de López y la Universidad celebraron un contrato de arrendamiento
para un inmueble ubicado en la Calle 23 núm. 33-42, barrio San Francisco, vía
Puerto López.

2. La entrega del inmueble y algunos muebles, en calidad de préstamo, se realizó


en julio de 1996 en buen estado.

3. Inicialmente, el contrato tenía una duración de 36 meses, pero se prorrogó


varias veces, llegando a 9 años en total.

4. En junio de 2002, la Universidad expresó su deseo de terminar el contrato, pero


no pudo entregar el inmueble debido a su estado.

5. En noviembre de 2004, el rector de la Universidad manifestó nuevamente la


intención de finalizar el contrato.

6. En mayo y junio de 2005, la Universidad notificó la terminación del contrato, y


seis días antes del vencimiento de la cuarta prórroga, solicitó la entrega del
inmueble en debida forma.

7. Se alega que la Universidad intenta entregar los bienes sin hacer las
reparaciones locativas a las que se había comprometido. Al parecer la locataria
(La Universidad) efectuó una serie de «construcciones, destrucciones,
instalaciones y desinstalaciones», al punto que los «bienes arrendados
fueron destruidos en un 70%». Además que, las construcciones realizadas
fueron construidas sin la ingeniería necesaria para saber de antemano si la
edificación los soportaría.

8. Los muebles y enseres no se han devuelto. Los servicios públicos se encuentran


suspendidos por falta de pago. De igual manera, la Universidad estuvo -
reiteradamente- en mora en el pago de los cánones de arriendo.

9. Ante estas circunstancias, Robayo de López (la demandante) anunció que no


recibiría los bienes hasta que estuvieran en buen estado, lo que llevó a la
suspensión de los pagos y la prórroga automática del contrato.

POSICIÓN DE LA DEMANDADA
La Universidad Cooperativa de Colombia se opuso a las pretensiones. En
contraposición, propuso los medios defensivos que denominó: «excepción de contrato
no cumplido»; «excepción de terminación de la relación contractual entre Arrendador y
Arrendatario»; «excepción de improcedencia del monto pretendido como perjuicios»; y
«excepción de los hechos que resulten legalmente probados y los demás medios
probatorios que surjan».

TRÁMITES PROCESALES
1. La Universidad Cooperativa de Colombia demandó a Marina Robayo de López
para declarar el incumplimiento y terminación de un contrato de arrendamiento
en noviembre de 2004. Alegó que informó su intención de finalizar el contrato
en esa fecha y que Marina no respondió.

2. El Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras de


Villavicencio emitió una sentencia en junio de 2014 a favor de Marina. Declaró
que el contrato de arrendamiento seguía vigente y que la Universidad había
incumplido sus obligaciones de conservación y vigilancia del inmueble. Se
ordenó a la Universidad pagar a Marina $4.320.639.816 por daño emergente,
$19.137.711.456 por lucro cesante y 100 salarios mínimos legales mensuales
vigentes por daño moral. Las pretensiones de la demanda acumulada fueron
denegadas.

3. El fallo fue apelado y parcialmente revocado por el Tribunal de Tunja en


noviembre de 2020. Se declaró la terminación del contrato de arrendamiento y
se responsabilizó a la Universidad durante la vigencia del contrato. La
Universidad fue condenada a pagar $262.818.175 por daño emergente, pero no
se impusieron condenas por lucro cesante ni daño moral.

LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL


El Tribunal analizó varios aspectos en relación con el contrato de arrendamiento entre
la señora Marina Robayo de López y la Universidad Cooperativa de Colombia:

1. Legitimación en la causa: El Tribunal determinó que los señores Ovidio, María


Rocío y María Patricia López Robayo no se les puede considerar como
intervinientes litisconsorcial o legitimador para hacer parte del proceso, ya que
la relación contractual se estableció entre Marina Robayo de López y la
Universidad Cooperativa de Colombia.

2. Vigencia del contrato: El Tribunal consideró que el contrato de arrendamiento


terminó el 30 de junio de 2005, basándose en el preaviso dado por la
Universidad Cooperativa de Colombia con la debida antelación y la falta de
respuesta de la arrendadora. Esto se ajustó a las cláusulas del contrato y a la
ley.

3. Responsabilidad civil contractual: El Tribunal encontró que la arrendataria


incumplió sus obligaciones respecto a la conservación del inmueble, lo cual
generó la responsabilidad civil contractual. Se comprobó que la arrendadora
cumplió con sus obligaciones hasta la fecha de terminación del contrato, salvo
la de concurrir a la devolución del inmueble.

4. Para el Tribunal, es claro que la cosa estaba en condiciones normales al


momento de la entrega, salvo los deterioros ocasionales generados por el uso y
goce legítimos derivados del contrato. No se puede afirmar que el inmueble
pereció en poder del arrendatario.

5. Cuantificación del daño emergente: El Tribunal cuantificó el daño emergente


relacionado con los daños ocurridos hasta junio de 2005 en $262.818.175,8,
basándose en informes técnicos y evidencia presentada.

6. No hay lugar a lucro cesante puesto que el arrendatario cumplió con la


obligación de cancelar los cánones de arrendamiento hasta la fecha de
terminación del contrato.

7. Daño moral: El Tribunal manifestó que un testimonio no es un medio suficiente


para acreditar la afectación que alega la demandante. Es decir, no consideró
suficiente la prueba de daño moral presentada y no procedió a cuantificarlo, ya
que no había pruebas médicas o psicológicas que respaldaran la alegación de la
demandante.

DEMANDA DE CASACIÓN
En la demanda de casación, se presentaron cinco cargos:

 Los dos primeros se abordarán juntos debido a que tratan sobre la


demora de la arrendadora, el lucro cesante y la fecha de finalización
del contrato. Estos dos cargos se basan en los mismos hechos y se
utilizan para señalar múltiples deficiencias en la sentencia de segunda
instancia. La Corte considera necesario abordar estos dos cargos de
manera conjunta, ya que son complementarios.
 Posteriormente, los cargos tercero, cuarto y quinto serán tratados
por separado.

DE QUÉ SE TRATAN LOS CARGOS


 Cargo primero: Impugna errores fácticos y de interpretación
relacionados con la entrega del inmueble, la mora, la responsabilidad
civil contractual en cuanto al estado del bien inmueble, y los daños
materiales.
 Cargo segundo: se centra en cuestionar las afirmaciones hechas por
el Tribunal en su sentencia de segundo grado, las cuales son.
o Que la arrendadora efectuó en debida forma el preaviso para
evitar la prórroga del contrato.
o Que el arrendatario puso a disposición del arrendador el
inmueble en condiciones normales para su entrega.
o Que la arrendadora no asistió al acto de devolución del
inmueble, a pesar de estar obligada a hacerlo.
o Que se realizaron modificaciones y construcciones en el
inmueble sin la autorización de la demandante, lo que
constituyó una afectación de la propiedad inmueble.
o El casacionista argumenta que se cometió un error de hecho al
considerar como probado que la arrendataria cumplió con su
obligación de entregar el inmueble en buenas condiciones, ya
que según él, no estaba en condiciones adecuadas para la
entrega.
o También cuestiona la conclusión de que existió mora en la
arrendadora en su obligación de recibir el inmueble,
sosteniendo que la demandada negligente abandonó la
custodia de la edificación, lo que llevó a su deterioro por falta
de cuidado.

 Cargo tercero: Interpretación incorrecta del contrato de


arrendamiento, en qué momento se terminaba y el incumplimiento
entre las partes en la restitución del mismo.
 Cargo cuarto: En el cuarto cargo, se cuestiona la decisión del tribunal
en relación con la legitimidad de Ovidio, María Rocío Esperanza y
María Patricia López Robayo como litisconsortes activos. El
impugnante alega que el tribunal cometió errores en la apreciación
probatoria al considerar que estos litisconsortes no estaban
legitimados en la causa por activa.
 Cargo quinto: En el quinto cargo, se cuestiona la decisión del tribunal
en relación con la indemnización por daño moral

CARGO PRIMERO
En el cargo primero de la demanda de casación se denunció la violación indirecta de
varios artículos del Código de Comercio y del Código Civil, así como la aplicación
indebida del canon 2008 del Código Civil. La recurrente argumentó que la sentencia del
Tribunal incurrió en errores fácticos:

En ese orden de ideas, el cargo primero de la demanda de casación se enfocó en


impugnar errores fácticos y de interpretación en la sentencia del Tribunal relacionados
con la entrega del inmueble, la mora, la responsabilidad civil contractual y los daños
materiales.

1. El primer error se basó en la interpretación errónea de la demanda, ya que no


se reconoció que la reclamación del lucro cesante se fundamentaba en la falta
de entrega del inmueble por parte de la arrendataria a la arrendadora. Sostuvo
que esta reclamación no estaba vinculada a la vigencia del contrato y que la
obligación de entregar persistía debido a la desatención de la arrendataria.
2. El segundo error se centró en la afirmación de que la arrendadora incurrió en
mora por no presentarse a recibir el inmueble en la fecha unilateralmente
convocada por la inquilina. Se argumentó que el Tribunal tergiversó la fecha de
terminación del contrato y que la mora del acreedor requería una tardanza
culpable.

3. El tercer error se refirió a la falta de reconocimiento de la responsabilidad civil


contractual de la demandada en la destrucción de los inmuebles. Se argumentó
que la arrendadora no estaba en mora de recibir los bienes arrendados y que se
omitieron pruebas que demostraban la destrucción causada por la negligencia
de la arrendataria.

4. El cuarto error apuntó a que se señaló que ciertos daños materiales no estaban
comprobados, a pesar de evidencias y testimonios que indicaban lo contrario.

CARGO SEGUNDO
1. El código Civil determina que cuando el deterioro del bien proviene de hechos
imputables a la arrendataria, el acreedor no tiene el deber de recibirla en esas
condiciones. Por lo cual, el deudores quien incumple su obligación de entregar
en la forma debida.  Es potestad del acreedor no recibir la cosa o aceptarla,
pero con indemnización de perjuicios.

1. El Tribunal no debía inferir que la acreedora debía recibir la edificación


en dichas condiciones pues, por el contrario, la restitución debía
realizarse entregando el bien en las condiciones recibidas.

2. Las obligaciones de conservar y custodiar se predican de la entrega en sí


misma considerada, independiente de que se trate de una obligación de
dar o de hacer. Las obligaciones subsisten hasta que la cosa arrendada
sea entregada al acreedor, independientemente de la expiración del
contrato.

2. FUE DESACERTADO concluir que la arrendadora estuvo en mora de


recibir y que, eran de su cargo las consecuencias derivadas de ello.
En el caso en concreto, la cooperación de la acreedora no era
indispensable para el cumplimiento de la obligación.
1. Decir que para decir arrendador es moroso en su deber de
recibir la cosa, supone que el juzgador se cerciore si el
cumplimento del deudor es serio.
3. FORMA EN LA QUE EL DEUDOR PUEDE PAGAR CONTRA LA VOLUNTAD
DEL ACREEDOR.
1. El Tribunal violó la norma al manifestar que al afirmar que no
es en el acto de entrega donde el deudor debe discutir la
negativa del acreedor a recibir, sino que debe hacerlo durante
el trámite y ante el juez, quien debe resolver la controversia.

1. La Corte enfatiza en que acudir a este trámite es


importante porque permite al deudor liberarse de la
obligación de pagar intereses y de asumir los riesgos
relacionados con la cosa, a partir de la consignación, no
desde la fecha de vencimiento de la obligación.
Además, se señala que la mora del acreedor se
consolida en este proceso.
2. Asimismo, en ninguna parte del art. 2006 se prevé la
posibilidad de dejar las llaves a manos de un tercero
para constreñir al acreedor a recibir el bien. Esto sólo
demuestra la deslealtad de la demanda.

4. RESPECTO AL LUCRO CESANTE: el Tribunal cometió un error al


interpretar que la responsabilidad contractual solo existe si el
contrato está vigente. Se sostiene que esta interpretación va en
contra de las reglas establecidas en los mencionados artículos, ya que
estos establecen que el incumplimiento de una obligación puede dar
lugar a una indemnización, sin requerir que el contrato esté vigente
como condición necesaria.

CONSIDERACIONES
1. Se anticipa que los ataques presentados en el caso no tendrán
éxito.

i. El censor alega que el error en la interpretación del libelo se basa


en que el tribunal no reconoció que la acumulación de
pretensiones subsidiarias es simple. Además, argumenta que la
reclamación del lucro cesante se fundamenta en la falta de
entrega del inmueble por parte de la arrendataria a la
arrendadora y no en la continuidad del contrato. En otras
palabras, la demanda busca recuperar las sumas de dinero que la
arrendadora dejó de recibir debido al incumplimiento de la
arrendataria en su obligación de devolver el inmueble.
a. Se destaca que la interpretación del tribunal está
condicionada por la opacidad del texto de la demanda y que el
error de hecho atribuido al tribunal no se configuró.

b. Las pretensiones de la demanda buscan atribuir la


responsabilidad civil a la demandada y condenarla al pago de
daño emergente, lucro cesante y daño moral. En particular, se
resalta que la solicitud de lucro cesante se relaciona con la
declaración de incumplimiento del contrato por parte de la
Universidad Cooperativa de Colombia y la consecuente
obligación de continuar pagando los cánones de
arrendamiento.

c. Se reconoce que la demanda fue reformada para incluir


pretensiones subsidiarias que buscan declarar la existencia del
contrato de arrendamiento y su incumplimiento por parte de la
demandada, lo que llevaría al pago de lucro cesante debido a
la falta de explotación económica del bien.

d. Se destaca que la redacción de las peticiones en el caso no es


clara, ya que en un lado se busca la declaración de
subsistencia del contrato, mientras que en otro lado se
pretende la condena al pago de lucro cesante debido a la falta
de entrega del bien. Sin embargo, se argumenta que el
tribunal interpretó adecuadamente estas peticiones.

e. Se aclara que la falta de condena de perjuicios en las


pretensiones subsidiarias se debió a la culpa de la arrendadora
en no recibir el inmueble al finalizar el contrato, y no a una
interpretación errónea de la demanda como alega el
impugnante. Por lo tanto, se concluye que el cargo presentado
en contra de la decisión del tribunal está desenfocado, ya que
distorsiona la base de la decisión del tribunal, que considera
que los daños posteriores a la terminación del contrato son
responsabilidad de la parte demandante, quien no asistió al
acto de devolución del inmueble. El tribunal considera que los
daños resultantes de esta omisión son atribuibles a la parte
demandante y, por lo tanto, no procede el reclamo por daños
posteriores a la terminación del contrato. El litigio se resolvió
en función de la demanda presentada.

ii. Respecto a la fecha de terminación del contrato de


arrendamiento.
La sala observa que se trata de un punto nuevo en la
controversia, esto debido a que a lo largo del pleito, para las
partes siempre fue claro que la expiración de la cuarta prórroga
había ocurrido el 30 de junio del 2005. Así lo constataron los
jueces de primera y segunda instancia. Por lo tanto, argumentar
que la fecha de vencimiento era diferente constituye una novedad
que no se había discutido en ninguna instancia previa y contradice
las afirmaciones de la demandante a lo largo del proceso.

En resumen, la fecha del 12 de julio de 2005 no fue inventada por


el tribunal, sino que se basó en las declaraciones previas de las
partes en el caso.

QUÉ SE CUESTIONA

El casacionista se centra en cuestionar las afirmaciones hechas


por el Tribunal en su sentencia de segundo grado, que son las
siguientes:
a. Si la arrendadora efectuó en debida forma el preaviso para
evitar la prórroga del contrato.
b. Si el arrendatario puso a disposición del arrendador el
inmueble en condiciones normales para su entrega.
c. Que la arrendadora no asistió al acto de devolución del
inmueble, a pesar de estar obligada a hacerlo.
d. Que se realizaron modificaciones y construcciones en el
inmueble sin la autorización de la demandante, lo que
constituyó una afectación de la propiedad inmueble.
e. El casacionista argumenta que se cometió un error de hecho al
considerar como probado que la arrendataria cumplió con su
obligación de entregar el inmueble en buenas condiciones, ya
que según él, no estaba en condiciones adecuadas para la
entrega.
f. También cuestiona la conclusión de que existió mora en la
arrendadora en su obligación de recibir el inmueble,
sosteniendo que la demandada negligente abandonó la
custodia de la edificación, lo que llevó a su deterioro por falta
de cuidado.

iii. El Tribunal sostuvo que la diligencia de entrega del inmueble al


finalizar el contrato es un escenario importante para que ambas
partes, tanto el arrendador como el arrendatario, puedan registrar
el estado del bien y las condiciones en las que se entregará o no
se podrá hacer, además de señalar los daños y perjuicios que
alegan haber sufrido. Esta oportunidad se basa en la buena fe
contractual, las prácticas comerciales habituales y la experiencia.

El Tribunal argumentó que si en este caso no se realizó el pago


por la restitución del inmueble, no se debió a una causa
atribuible a la demandada (arrendataria). La señora Robayo, la
demandante, se negó a participar en la diligencia donde se
podrían hacer observaciones. Además, el hecho de haber
realizado obras y modificaciones en la propiedad no impedía su
restitución, pero podría dar lugar a una obligación de
indemnización, que tiene un tratamiento legal diferente.

El casacionista, por su parte, argumenta que se incurrió en un error al dar por


probado que la arrendataria cumplió con su obligación de entrega del inmueble, ya que
este no estaba en condiciones para ser entregado. También cuestiona la conclusión de
que hubo mora en la arrendadora en su obligación de recibir el inmueble. Sostiene que
la demandada abandonó la custodia de la edificación de manera negligente y que esto
causó su destrucción por falta de cuidado.

El arrendatario sí estuvo en las condiciones y dispuesto a cumplir la obligación de


restitución, se deben estudiar los argumentos esgrimidos en torno a la mora creditoris.

El casacionista argumenta que la arrendadora no estaba en mora de


recibir los inmuebles arrendados, ya que la diligencia de entrega del 28
de junio de 2005 fue un acto unilateral de la inquilina y no correspondía
a la fecha contractualmente prevista para la entrega, que era el 12 de
julio de ese mismo año o, según lo dedujo el Tribunal, el 30 de junio de
esa anualidad. Sostiene que la elección de esa fecha no era vinculante
para la arrendadora, ya que no se comprometió a recibir los predios en
esa fecha, sino en una fecha posterior.

Sin embargo, la Sala considera que el argumento del casacionista se


basa en una interpretación alternativa a la realizada por el tribunal de
segundo grado y no puede imponerse sobre la del tribunal. Además, la
Sala señala que, aunque la fecha de terminación del contrato era el 30
de junio de 2005 y la entrega se intentó realizar dos días antes, las
partes acordaron tácitamente modificar el momento de cumplimiento de
esa obligación, acordando que la entrega se llevaría a cabo el 28 de junio
del mismo año.

 En este caso, se trata de una variación en el momento en que debía


cumplirse la obligación de restitución del inmueble arrendado.
Inicialmente, se acordó que la entrega se haría el 28 de junio de
2005, dos días antes de la fecha contractual de terminación del
contrato. Sin embargo, la arrendadora envió a su hija para recibir el
inmueble y esta se negó a hacerlo, argumentando que su madre
debía estar presente para evaluar el estado del inmueble.

La Sala señala que la arrendadora incumplió su deber de


colaboración en la ejecución y terminación del contrato de
arrendamiento. La Universidad había comunicado su intención de no
continuar con el contrato debido a la adquisición de un terreno para
su nueva sede. A pesar de esto, la arrendadora decidió no asistir a la
entrega del bien y no proporcionó indicaciones sobre las
modificaciones necesarias. Solo después de la fecha contractual de
terminación, la arrendadora manifestó su negativa a recibir el
inmueble, alegando daños y modificaciones.
 En resumen, la arrendadora estuvo en mora de
recibir el inmueble, y su falta de colaboración en
el proceso de entrega contribuyó a la mora. Por
lo tanto, no se pueden atribuir los daños
posteriores al arrendatario, ya que estuvo listo
para entregar la propiedad y cumplir con su
obligación.

 Los daños reclamados después de la terminación del contrato no


pueden ser concedidos a la arrendadora debido a su falta de atención
en la conservación del inmueble arrendado una vez finalizado el
contrato por cumplimiento del plazo. A pesar de que las llaves
estuvieron disponibles para el juzgado desde el 8 de noviembre de
2006, la arrendadora no tomó medidas para prevenir robos y daños
en la propiedad. Solo informó la situación al juzgado y solicitó
refuerzo en la vigilancia, pero el juzgado indicó que no era de su
competencia y que la arrendadora debía acudir a las autoridades
penales o policiales para denunciar los hechos que amenazaran la
seguridad y protección de la propiedad.

 No se presenta evidencia en el expediente de que la arrendadora


haya realizado acciones para garantizar la seguridad y estabilidad del
bien. La Sala considera que la arrendadora no cumplió con su deber
de mitigar o atenuar el daño, lo que lleva a la denegación del lucro
cesante futuro. Este comportamiento se basa en el principio de buena
fe, que tiene un fundamento constitucional (artículo 83 de la
Constitución Política).

 El impugnante argumenta errores en el Tribunal relacionados con


daños materiales y la valoración de pruebas periciales. En cuanto a
los daños estructurales, el censor asevera que el Tribunal distorsionó
el peritaje de varios expertos y criticó el cercenamiento de una
pericia. Sin embargo, no realiza un ejercicio de comprobación de los
errores de hecho denunciados y simplemente señala apartes que le
convienen sin verificar la objetividad de la prueba, lo que no es
admisible en casación.

 En el caso de los daños denominados como construcción y demolición


de área de recreación, el impugnante alega que el Tribunal tergiversó
la prueba, pero nuevamente no realiza el ejercicio de comprobación
necesario. Además, el cargo relacionado con la demolición de sala de
profesores e isla exterior primer piso es desenfocado, ya que no se
refiere específicamente a la demolición de baterías de baños de la
zona recreativa, lo que llevó al Tribunal a no considerarlo probado.

 En cuanto a la construcción de unidades sanitarias para damas y


varones en la zona recreativa demolida, el actor alega que se
pretermitió el testimonio de un testigo, pero el Tribunal simplemente
otorgó mayor valor al peritaje sobre este tema. En resumen, los
cargos primero y segundo no tienen la capacidad de derruir la
presunción de legalidad y acierto que respalda la decisión de segundo
grado.

CARGO TERCERO

El impugnante denunció errores en la apreciación probatoria relacionados con la


violación indirecta de varios artículos del Código Civil y el Código de Comercio.
Argumentó que el tribunal cometió los siguientes errores:

1. Aseveró que el tribunal cercenó las declaraciones de Carlos Arturo Palacio


Echeverri, ya que, aunque la Universidad enviaba comunicados desde el 2002
expresando su deseo de terminar el contrato, continuó ocupando el inmueble al
no haberlo restituido. Sostiene que esto evidencia que ambas partes se culpan
mutuamente del incumplimiento, y el contrato no se consideró terminado por el
aviso enviado por la arrendataria.

2. Argumentó que, según las normas mercantiles, la expiración del plazo no es


una causa de terminación del contrato de arrendamiento si el inquilino ha
ocupado el inmueble por más de dos años. En este contexto, la falta de entrega
del inmueble se considera como una manifestación de la renovación automática
del contrato, un derecho unilateral del arrendatario que se impone al
arrendador. Por lo tanto, el vencimiento del plazo no implica la terminación del
contrato, y el arrendador no tiene instrumentos legales para exigir la devolución
del bien a menos que active las hipótesis del artículo 518 del Código de
Comercio, lo cual no ocurrió en este caso.

ES DECIR el impugnante argumenta que el tribunal no consideró adecuadamente


estas cuestiones legales y que esto llevó a una interpretación incorrecta del
contrato de arrendamiento.
CONSIDERACIONES

El impugnante argumentó que el tribunal no consideró adecuadamente las


comunicaciones enviadas por la Universidad Cooperativa de Colombia a la
arrendadora en las que manifestaba su voluntad de dar por terminado el contrato.
El tribunal consideró que estas comunicaciones indicaban claramente la intención
de la universidad de dar por terminado el contrato, y esto, junto con la expiración
del plazo del contrato, llevó a la terminación del mismo. El impugnante no atacó
este fundamento de la decisión.

Además, el impugnante cuestionó la afirmación de que la falta de entrega del


inmueble se considera como una manifestación de la renovación automática del
contrato. Sin embargo, el argumento del impugnante no abordó adecuadamente
las diferencias entre la prórroga de un contrato existente y la formación de un
contrato nuevo por renovación. En este caso, la falta de entrega del bien se debió a
la mora de la parte acreedora, lo que no se ajusta al escenario de la renovación
automática.

 el cargo de impugnación se considera incompleto y no desafió adecuadamente


los fundamentos de la decisión del tribunal, por lo que debe desestimarse.

CARGO CUARTO
En el cuarto cargo, se impugna la decisión basándose en la causal segunda de
casación y alegando una violación indirecta de los artículos 1613, 1614, 2341 y
2342 del Código Civil debido a errores en la apreciación probatoria. El argumento
se centra en que el tribunal consideró que Ovidio, María Rocío Esperanza y María
Patricia López Robayo no estaban legitimados como litisconsortes activos en la
causa. El impugnante sostiene que el tribunal omitió un memorial presentado por
los intervinientes el 10 de mayo de 2011, que demostraba que el daño reclamado
no se relacionaba con el incumplimiento contractual de la demandada, sino con el
deterioro de sus propiedades debido a la demolición y alteración parcial de las
edificaciones.

El impugnante argumenta que el tribunal debería haber interpretado la demanda de


manera más amplia y haber reconocido que los litisconsortes tenían un interés
legítimo en la reparación de los daños causados por la construcción de nuevas
obras por parte de la demandada, lo cual afectaba sus derechos patrimoniales. Por
lo tanto, se considera que se violaron los artículos 2341 y 2342 del Código Civil, ya
que los litisconsortes tenían un interés propio de resarcimiento, diferente al de la
arrendadora, que surgía de la omisión de la demandada al llevar a cabo las
transformaciones en el inmueble sin autorización contractual.

CONSIDERACIONES

En el cuarto cargo, se cuestiona la decisión del tribunal en relación con la


legitimidad de Ovidio, María Rocío Esperanza y María Patricia López Robayo
como litisconsortes activos. El impugnante alega que el tribunal cometió
errores en la apreciación probatoria al considerar que estos litisconsortes
no estaban legitimados en la causa por activa.

El tribunal había sostenido que estos litisconsortes no podían considerarse


como intervinientes litisconsorciales, ya que la acción estaba circunscrita al
ámbito del contrato de arrendamiento entre Marina Robayo de López y la
Universidad Cooperativa de Colombia. Además, el tribunal argumentó que
no se había presentado ninguna súplica relacionada con la responsabilidad
civil extracontractual.

El impugnante sostiene que el tribunal cometió un error al no reconocer el


interés de los propietarios en buscar la reparación de los daños sufridos en
el inmueble debido a las acciones de la Universidad de Colombia. Sin
embargo, se argumenta que los propietarios debieron presentar una súplica
independiente o intentar la acumulación de procesos a través de la
integración del litisconsorcio. Como resultado, se concluye que no hubo un
error evidente en la valoración de la demanda ni en el memorial presentado
por los litisconsortes, ya que las pretensiones se centraron en el ámbito
contractual, excluyendo a los propietarios de la causa por activa.

QUINTO CARGO

En el quinto cargo, se cuestiona la decisión del tribunal en relación con la


indemnización por daño moral. El impugnante argumenta que se violaron los artículos
1615 del Código Civil y 16 de la Ley 446 de 1998, debido a errores de derecho en el
manejo de la prueba testimonial y la falta de ejercicio de los deberes oficiosos por
parte del tribunal.

El tribunal desestimó la pretensión de indemnización por daño moral al considerar que


la prueba testimonial no era idónea para comprobar los sentimientos de tristeza, dolor
y abatimiento de la demandante. El impugnante sostiene que esta decisión fue
incorrecta, ya que se infringió el principio de libertad probatoria y se creó una regla de
"tarifa legal" que no está prevista en la normativa.

Además, se argumenta que el tribunal no cumplió con su deber oficioso de decretar


pruebas pertinentes para acreditar el daño moral, a pesar de la prueba testimonial y
documental presentada por la demandante.

En cuanto al hecho de que en el poder no se hubiera facultado al apoderado para


solicitar perjuicios morales, se argumenta que este aspecto es de índole procesal y no
debe prevalecer sobre el derecho sustancial.

En resumen, el impugnante considera que el tribunal cometió errores de derecho al


desestimar la indemnización por daño moral y al no cumplir con sus deberes oficiosos
en la valoración de la prueba, lo que llevó a una falencia en la sentencia cuestionada.

CONSIDERACIONES
El quinto cargo de la impugnación argumenta una violación de normas sustanciales en
relación con la indemnización por daño moral. Sin embargo, presenta deficiencias
formales ya que no menciona una norma sustancial específica que haya sido violada.
Además, se mezclan argumentos de errores de derecho y de hecho en el análisis.

En cuanto a los errores de derecho, se argumenta que el tribunal impuso una


limitación demostrativa no contemplada por la ley, creando una regla de "tarifa legal" y
tildando de inconducente un medio probatorio válido. Sin embargo, se concluye que las
consideraciones del tribunal no imponen una tarifa legal ni desestiman el testimonio
por inconducente, sino que simplemente no fue eficaz para demostrar el daño moral.

Además, se menciona que la parte demandante no realizó un esfuerzo probatorio


suficiente para acreditar el daño moral, ya que solo presentó un testimonio y no se
practicó la pericia psicológica solicitada.

En resumen, el cargo no cumple con los requisitos formales necesarios y no logra


demostrar que se haya cometido un error de derecho relevante en la decisión del
tribunal. Por lo tanto, el cargo se desestima.

También podría gustarte