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Pedro mantuvo la Gerencia de la bodega de anisado incluso después de que en 1946 su padre

transfiriera su capital y sus derechos a un consorcio conformado por sus cuatro hijos. Manuel
Muñoz-Nájar Villalobos murió el 4 de marzo de 1947, a un mes de cumplir noventa años, en la
misma casa en que nació y en la que su padre inició la destilación del anisado, en el 127 de la
calle San Antonio, en Miraflores.

Muñoz-Nájar es un ejemplo para nuestra ciudad y para el Perú. Pedro Muñoz-Nájar Velarde
fue alcalde de Miraflores, el distrito por el que la familia tenía un cariño especial, y cuyas calles
su padre había ayudado a asfaltar, consiguiendo que las alcabalas del mercado se usaran para
tal fin y dando un aporte inicial de su peculio.

Manuel y Alberto Muñoz-Nájar Cosini y su madre, doña Aurora, tuvieron luego una
participación muy importante en el crecimiento del negocio del anisado.

Fue bajo la conducción de Pedro que el Anís Nájar cumplió cien años y lo celebraron
embotellando 111/180 primera vez el producto.

Pedro Muñoz-Nájar Velarde falleció en 1959, dejando sus propiedades a sus hijos, bajo la
recomendación, estipulada en su testamento, de mantenerse unidos, respetando y venerando
a su madre.

En Collacachi se había desarrollado ya una organización próspera para la producción de lana de


oveja y fibra de alpaca. Negociación Ganadera Collacachi construyó casas para sus
trabajadores, organizó una proveeduría para dotarlos de alimentos, les construyó una escuela
y una posta, y todos los que laboraban allí eran remunerados.
Villalobos se quedó con la fábrica de anisado, que para ese entonces ya había tomado el nombre
de «Bodega Miraflores».
En 1942, al enviudar, conformó una nueva sociedad comercial, esta vez con su hijo Pedro, a la
que denominó «Manuel Muñoz-Nájar e hijo». Pedro mantuvo la Gerencia de la bodega de
anisado incluso después de que en 1946 su padre transfiriera su capital y sus derechos a un
consorcio conformado por sus cuatro hijos.

Manuel Muñoz-Nájar Villalobos murió el 4 de marzo de 1947, a un mes de cumplir noventa


años, en la misma casa en que nació y en la que su padre inició la destilación del anisado, en el
127 de la calle San Antonio, en Miraflores.
Un representante del Concejo Provincial de Arequipa dijo en el panegirico: La vida del señor
Muñoz-Nájar es un ejemplo para nuestra ciudad y para el Perú. No la vivió solo para él. Con un
alto concepto de altruismo y amor a la humanidad, hizo participe a Arequipa de su patrimonio,
ayudando económicamente al progreso y embellecimiento de la ciudad de una y otra forma.

Las grandes inversiones familiares se dieron en una serie de fundos ubicados en Chucuito, en el
departamento de Puno, dedicados a la ganadería para la exportación de lana de oveja y fibra de
alpaca, bajo la denominación de Negociación Ganadera Collacachi.

También contaban con una hacienda de caña de azúcar en el valle de Tambo, cuyo nombre
comercial fue «Negociación San Francisco Javier».
Su descendencia fue grande. Casado en 1913 con Aurora Cosini Delgado, tuvo diez hijos:
Manuel, Candelaria, Alberto, Carmela, Bertha, Antonio, Maruja, Marta, Francisco y Samuel.

Manuel y Alberto Muñoz-Nájar Cosini y su madre, doña Aurora, tuvieron luego una
participación muy importante en el crecimiento del negocio del anisado.
Acepten sus decisiones como si fueran las mías, pues ella ha sido y es la que con sus consejos y
colaboración ha contribuido a la conservación e incremento de los bienes que les dejo, señaló.
Manuel y Alberto Muñoz-Nájar Cosini asumieron la conducción de los negocios.
En Collacachi se había desarrollado ya una organización próspera para la producción de lana de
oveja y fibra de alpaca. Se importaron ovejas de Australia y Chile, y se empezó a trabajar la
genética. Se esforzaron junto a sus hermanos en conseguir un hato grande de alpacas blancas,
cuya fibra era la mejor cotizada en ese momento.

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