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Gaceta Jurisprudencial Nº 45 -Inconstitucionalidades Generales

EXPEDIENTE No. 1129-96

EXPEDIENTE No. 1129-96

INCONSTITUCIONALIDAD GENERAL

CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD, INTEGRADA POR LOS MAGISTRADOS ALEJANDRO


MALDONADO AGUIRRE, QUIEN LA PRESIDE, RUBEN HOMERO LOPEZ MIJANGOS, JOSE
ARTURO SIERRA GONZALEZ, CONCHITA MAZARIEGOS TOBIAS, LUIS FELIPE SAENZ
JUAREZ, CARMEN MARIA GUTIERREZ DE COLMENARES Y FERNANDO JOSE QUEZADA
TORUÑO: Guatemala, veintisiete de agosto de mil novecientos noventa y siete.

Se tiene a la vista para dictar sentencia la acción de inconstitucionalidad total de: a) la


"Convención entre la República de Guatemala y su Magestad Británica relativa á los
limites de 'Honduras Británico' de treinta de abril de mil ochocientos cincuenta y
nueve"; b) el Acuerdo de uno de mayo de mil ochocientos cincuenta y nueve publicado
en la Gaceta de Guatemala el diecinueve de septiembre de mil ochocientos cincuenta y
nueve, en el que se aprueba y ratifica la mencionada Convención; y c) el acto de
aprobación a la misma Convención emitido por la Cámara de Representantes el treinta
de enero de mil ochocientos sesenta. La acción fue promovida por los abogados
Alberto Herrarte González y Gabriel Orellana Rojas, quienes actuaron con su propio
auxilio y el del abogado Alfonso Rafael Orellana Stormont.

ANTECEDENTES

I. FUNDAMENTOS JURIDICOS DE LA IMPUGNACION:

Lo expuesto por los accionantes se resume: A) la celebración de la "Convención entre


la República de Guatemala y su Magestad Británica, relativa á los límites de 'Honduras
Británico' de treinta de abril de mil ochocientos cincuenta y nueve" tuvo los siguientes
antecedentes: (a) España, el tres de septiembre de mil setecientos ochenta y tres, por
medio del Tratado de Paz de Versalles, dio en usufructo a Gran Bretaña un territorio
que, conforme a la división administrativa de la Colonia era parte de la Capitanía
General de Guatemala, el cual estaba comprendido entre los ríos Hondo y Belice,
territorio que por un tratado firmado en Londres el catorce de julio de mil setecientos
ochenta y seis, se amplió para comprenderlo entre los ríos Hondo y Sibún; (b) Gran
Bretaña, en virtud del Tratado Clayton-Bulwer que celebró con los Estados Unidos de
América el diecinueve de abril de mil ochocientos cincuenta, se comprometió a no
asumir ni ejercer ningún dominio sobre ninguna parte de América Central, declarando,
al canjear las ratificaciones de dicho Tratado que los compromisos allí asumidos no
serían aplicables a Honduras (Belice) ni a sus dependencias ya ocupadas; (c) Gran
Bretaña celebró con Guatemala, el treinta de abril de mil ochocientos cincuenta y
nueve, la Convención impugnada, haciéndola aparecer como un tratado de límites, en
la que las autoridades guatemaltecas, a cambio de una eficaz y segura garantía contra
el filibusterismo, cedieron el territorio de Belice a Gran Bretaña; (d) en el artículo 1o.
de dicha Convención se establecieron los límites de Belice al lado sur, fijándolos entre
los ríos Hondo y Sarstún, extendiéndose los límites más allá del territorio que España
había dado en usufructo a Gran Bretaña anteriormente, por lo que ésta se apoderó del
territorio comprendido entre los ríos Sibún y Sarstún sin atender a los compromisos
que había adquirido en el Tratado Clayton-Bulwer; (e) según los artículos 1o., 2o., 5o.
y 12 de la Sección 1 del Decreto 76 promulgado por la Asamblea Constituyente del
Estado de Guatemala el cinco de diciembre de mil ochocientos treinta y nueve, y 6o.,
7o., 10 y 16 del Acta Constitutiva de la República de Guatemala de diecinueve de
octubre de mil ochocientos cincuenta y uno, vigentes al momento de ocurrir la
suscripción y la ratificación de la Convención objetada, el Presidente de la República, al
conducir las relaciones exteriores, solamente tenía funciones para suscribir tratados de
"alianza, amistad y comercio", lo que lleva a la conclusión indefectible de que el
Presidente de la República, Rafael Carrera Turcios, carecía de las facultades
constitucionales necesarias para suscribir y ratificar tratados de "límites" o de "cesión
territorial" como la Convención impugnada, la cual efectivamente se trataba de un
"tratado de cesión territorial", pues Guatemala cedió parte del territorio que le
pertenecía y renunció a sus derechos de soberanía sobre dicha porción. Esto se
demuestra también al haberse introducido al Tratado una cláusula compensatoria, que
se intentó disimular debido a que, para Gran Bretaña, implicaba una flagrante violación
a las obligaciones que le imponía el Tratado Clayton-Bulwer, extremo que se evidencia
en el proyecto presentado a la consideración del Gobierno de la Gran Bretaña por el
representante guatemalteco Francisco de Martín el diecisiete de julio de mil
ochocientos cincuenta y siete que, por obvias razones fue rechazado por Gran Bretaña;
(f) el Presidente de la República al ceder, tanto el territorio que se había dado en
usufructo como el territorio usurpado de manera ilegítima, sobrepasó los límites
jurídicos a que estaba sujeto por la normativa suprema antes relacionada, la cual
incluía los territorios cedidos entre los límites del Estado de Guatemala, territorios de
los cuales el Jefe de Estado no podía disponer porque el pueblo es el titular de la
soberanía, por lo que en virtud del principio de supremacía constitucional resulta nula
la Convención relacionada, pues el Presidente de Guatemala incumplió severas
restricciones que le fueron impuestas en cuanto a la firma de tratados internacionales
y traspasó los límites que constitucionalmente se encontraban predeterminados para el
ejercicio de su autoridad; (g) la Convención atacada viola el artículo 149 de la
Constitución actual, pues no llena los requisitos que allí se establecen para los tratados
que norman las relaciones internacionales de Guatemala, ya que es un tratado leonino,
celebrado mediante engaño y amenaza de que continuarían las invasiones inglesas a
territorio guatemalteco; además, dicha Convención es inconstitucional por contradecir
normas constitucionales guatemaltecas vigentes en la época de su celebración y que
en virtud del orden jurídico dinámico aún se conservan en la actual Constitución. Se
concluye que dicha Convención es nula ipso jure por las siguientes causas: a) falta de
un objeto lícito: por cuanto que Gran Bretaña, de acuerdo a lo estipulado en el tratado
Clayton-Bulwer, estaba obligada a no ocupar, fortificar ni colonizar parte alguna de la
América Central ni a ejercer acto de dominio alguno sobre estos países; b) ausencia de
causa lícita: desde el momento en que Gran Bretaña se valió de dicha Convención para
violar, de mala fe, sus compromisos adquiridos con anterioridad frente a los Estados
Unidos de América; c) vicio del consentimiento: tomando en cuenta la forma como se
procedió a la firma de dicha Convención; d) falta de capacidad: por haber asumido el
Presidente de la República, en nombre del Estado de Guatemala, una obligación en
violación flagrante del derecho constitucional vigente en el momento de contraerla y
porque dicho funcionario se excedió en sus atribuciones al celebrar la Convención
mencionada. B) El Acuerdo de uno de mayo de mil ochocientos cincuenta y nueve, por
el cual el Presidente de la República de Guatemala, Rafael Carrera Turcios, aprueba y
ratifica la Convención entre la República de Guatemala y su Magestad Británica,
relativa a los límites de Honduras Británico resulta inconstitucional, porque se realizó al
día siguiente de la firma de la Convención objeto del mismo, sin que previamente fuera
conocida por la Cámara de Representantes, que la conoció hasta ocho meses después,
cuando ya se había producido su canje. C) el acto de aprobación de la Convención
entre la República de Guatemala y su Magestad Británica relativa a los límites de
Honduras Británico, de treinta de enero de mil ochocientos sesenta, emitido por la
Cámara de Representantes, también es inconstitucional porque la Cámara de
Representantes aprobó la Convención de Límites, hasta el treinta de enero de mil
ochocientos sesenta, es decir, nueve meses después de haber sido firmada por el
Ejecutivo y de haber sido aprobada por el Consejo de Estado; además, la Convención
de Límites, al decir de Ramón A. Salazar, fue canjeada el doce de septiembre de mil
ochocientos cincuenta y nueve, cuatro meses antes de que la Cámara de
Representantes la aprobara. Todo lo expuesto pone de manifiesto que el acto de
aprobación de la Convención de Límites del treinta de abril de mil ochocientos
cincuenta y nueve, dictado por la Cámara de Representantes el treinta de enero de mil
ochocientos sesenta, era notoriamente extemporáneo, pues, para los efectos
internacionales, Guatemala ya había manifestado su deseo de obligarse a tenor de la
misma. Por otra parte, desde el punto de vista del derecho local el acto resultaba a
todas luces inconstitucional en cuanto al fondo de la Convención, y en cuanto al
procedimiento o interna corporis seguido para su aprobación; D) el Decreto 224 del
Congreso de la República que aprueba y confirma la declaración de caducidad de la
Convención impugnada, no impide que la Corte de Constitucionalidad conozca de la
presente inconstitucionalidad, ya que dicho Decreto presupone que la Convención
produjo efectos jurídicos desde su origen hasta tal declaración de caducidad, lo cual no
es así, pues por ser nula ipso jure al hallarse viciada de inconstitucionalidad no produjo
efecto jurídico alguno. Solicitan que la acción se declare con lugar fundamentando su
planteamiento en los artículos 44, 175, 204, 267 y 272 de la Constitución.

II. TRAMITE DE LA INCONSTITUCIONALIDAD

No se decretó la suspensión provisional. Se dio audiencia al Ministerio Público, al


Congreso de la República y al Ministro de Relaciones Exteriores. Se señaló día y hora
para la vista.

III. RESUMEN DE LAS ALEGACIONES DE LAS PARTES

A) El Ministerio Público manifestó que la acción de inconstitucionalidad planteada es


improcedente, pues los accionantes no cumplen con el requisito señalado por el
artículo 135 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad, de
especificar con concreción las normas de la Constitución vigente que se transgreden
con los actos que denuncian como inconstitucionales, pues el principio de supremacía
de la Constitución no es posible aplicarlo respecto de textos constitucionales que
dejaron de tener vigencia, como lo pretenden en el presente caso los accionantes.
Solicitó que se declare sin lugar la inconstitucionalidad planteada. B) El Congreso de la
República alegó: a) que la acción planteada es similar a la resuelta por la Corte de
Constitucionalidad en sentencia de dieciséis de agosto de mil novecientos noventa y
cuatro, en el expediente 138-94, por lo que estando resuelto el punto de fondo de la
presente acción en dicha inconstitucionalidad, deviene improcedente por existir cosa
juzgada sobre la misma; b) en el Decreto 224 del Congreso de la República de nueve
de abril de mil novecientos cuarenta y seis, se aprobó y confirmó la declaración de
caducidad de la Convención de cesión territorial bajo cláusula compensatoria, llamada
de límites, que ahora se impugna, declaración hecha por el Gobierno de la República
por conducto del Ministerio de Relaciones Exteriores, en notas diplomáticas y otros
documentos oficiales, el cual no fue denunciado de inconstitucional. Solicitó que se
declare sin lugar la inconstitucionalidad planteada. C) El Ministro de Relaciones
Exteriores manifestó: a) el Gobierno de Guatemala en vista del incumplimiento de la
obligación del gobierno inglés contenida en el artículo 7o. de la Convención, declaró su
caducidad, lo cual fue confirmado por el Decreto 224 del Congreso de la República; b)
la Corte de Constitucionalidad puede determinar si en el procedimiento de conclusión
de un tratado, en lo que a Guatemala se refiere, se cumplió o no con las disposiciones
aplicables de la Constitución vigente en aquel momento, que determinen la
competencia o en su caso la responsabilidad de la autoridad que omitió requisitos
constitucionales que en ciertas circunstancias, constituyen fundamento para reclamar
la nulidad del tratado correspondiente en el orden internacional; c) al resolver la Corte
de Constitucionalidad tomará en consideración los mejores intereses del país, dejando
a salvo la facultad que tiene el Ejecutivo, en virtud del artículo 19 de las Disposiciones
Transitorias y Finales de la Constitución, para resolver la situación de los derechos de
Guatemala respecto a Belice de conformidad con los intereses nacionales. Solicitó que
se dicte la sentencia que en derecho proceda.

IV. ALEGATOS EN EL DIA DE LA VISTA:

A) Los solicitantes alegaron: a) los actos que se impugnan violan el orden


constitucional que ha sido plasmado y mantenido en los diferentes textos
constitucionales, pues la actual Constitución se refiere al mismo en sus artículos 44,
175 y 186 inciso a); dicha continuidad del orden jurídico forma parte de los principios
constitucionales que constituyen un parámetro para juzgar la constitucionalidad de las
normas, ya que esa continuidad histórico-constitucional, en cuanto al tratamiento de
los derechos que asisten a Guatemala para la reclamación del territorio de Belice,
constituye un principio de nuestro derecho constitucional; b) los actos que se
impugnan pueden ser declarados inconstitucionales en virtud de la teoría de la
inconstitucionalidad sobrevenida, que es una aplicación del concepto ordenamiento
jurídico dinámico que sirve para demostrar que las leyes emitidas al amparo de una
Constitución anterior que contradigan la vigente deben ser declaradas
inconstitucionales; c) la Convención resulta inconstitucional, pues dándole la apariencia
de un tratado de límites fue cedida ilegalmente una parte del territorio nacional, el que
es inalienable e imprescriptible según el artículo 142 de la Constitución. Soli citaron que
se declare con lugar la presente inconstitucionalidad. B) El Ministerio Público reiteró lo
expuesto en la audiencia que por quince días se le confiriera. Solicitó que se declare
sin lugar la inconstitucionalidad.

CONSIDERANDO

-I-

La Corte de Constitucionalidad tiene como función esencial la defensa del orden


constitucional y, congruente con ella, la de conocer en única instancia de las
impugnaciones interpuestas contra leyes, reglamentos o disposiciones de carácter
general, objetadas total o parcialmente de inconstitucionalidad. Dicha función se
realiza por medio del examen de constitucionalidad de las normas, que comprende el
análisis de la disposición impugnada y su confrontación con la disposición
constitucional cuya infracción se denuncia, todo ello con el objeto de que, en caso de
existir contravención, el precepto impugnado pierda su validez y sea excluido del
ordenamiento jurídico. Para el examen de constitucionalidad de las normas, se
requiere que los accionantes formulen de manera razonada su tesis sobre la forma en
que los preceptos impugnados contravienen las normas constitucionales y señalen
claramente los motivos jurídicos por los cuales la infracción origina la
inconstitucionalidad denunciada. Para tal efecto se parte de que, conforme el principio
de supremacía constitucional, una disposición normativa de carácter ordinario no
puede contravenir un precepto expreso de la Constitución y que ésta, como ley
suprema, deba imponerse por su mayor jerarquía.

-II-

En el caso de estudio los accionantes pretenden que se declare que están afectadas de
inconstitucionalidad: "La Convención entre la República de Guatemala y Su Magestad
Británica, Relativa a los límites de "Honduras Británico", de fecha 30 de abril de 1859;
"El acuerdo de fecha primero de mayo de mil ochocientos cincuenta y nueve",
publicado en la Gaceta de Guatemala del 19 de septiembre de 1,859 por el cual el
Presidente de la República de Guatemala aprueba y ratifica aquella convención; y el
acto de aprobación a la "Convención entre la República de Guatemala y Su Magestad
Británica, relativa a los límites de 'Honduras Británico', de fecha 30 de enero de 1860",
emitido por la Cámara de Representantes.

-III-

El examen de la solicitud de inconstitucionalidad muestra que, salvo el contenido del


numeral V del memorial de interposición, su texto constituye una reproducción de la
solicitud que dio origen al expediente ciento treinta y ocho-noventa y cuatro (138-94),
resuelto mediante sentencia de dieciséis de agosto mil novecientos noventa y cuatro,
que declaró sin lugar la inconstitucionalidad planteada, luego de la estimación
siguiente: "a) el control de constitucionalidad, según lo que antes se consideró,
únicamente puede tener como parámetro las normas de la Constitución Política de la
República que entró en vigor en mil novecientos ochenta y seis. El objeto de ese
control es mantener el orden constitucional y la supremacía de una Constitución
concreta: la vigente. Utilizar como parámetros de la constitucionalidad de las leyes y,
en general, actos de autoridad textos constitucionales ya derogados, es contrario al
principio de supremacía de la Constitución vigente; b) el proceso mediante el cual
puede plantearse la inconstitucionalidad de las leyes, reglamentos y disposiciones de
carácter general, es un instrumento de Garantía y Defensa del Orden Constitucional
vigente, que se ejercita ante un órgano jurisdiccional privativo (la Corte de
Constitucionalidad), mediante un procedimiento establecido por la Ley de Amparo,
Exhibición Personal y de Constitucionalidad de mil novecientos ochenta y seis. Este
medio de garantía tiene por finalidad defender el orden constitucional y,
consecuentemente, la supremacía de la Constitución Política actualmente en vigor, por
lo que no es posible aplicarlo con respecto de textos constitucionales que dejaron de
tener vigencia."(Gaceta 33, Página 7)

Dado que, como se dijo, el planteamiento actual no difiere, con la salvedad indicada,
del anteriormente citado, se sostiene en este respecto el criterio del tribunal .

-IV-

Los accionantes dicen que el numeral V de la demanda se propone "...demostrar que la


Convención del treinta de abril de mil ochocientos cincuenta y nueve, suscrita entre la
República y la Gran Bretaña forman parte del orden jurídico vigente de nuestro país y
que, por lo tanto, la Corte de Constitucionalidad está obligada a pronunciarse sobre el
punto fundamental de este proceso, o sea decidir si dicho tratado reúne o no los
requisitos necesarios e indispensables para su validez jurídico-constitucional conforme
la Constitución Política de la República de Guatemala." En dicho apartado, la única
norma constitucional que los accionantes citan como violada es el artículo 149 (relativo
a que Guatemala normará sus relaciones con otros Estados, de conformidad con los
principios, reglas y prácticas internacionales), y en ella se apoyan para fundamentar la
parte expositiva de su memorial que dice: "¿Cumple la 'Convención entre la República
de Guatemala y su Majestad Británica, relativa a los límites de 'Honduras Británico', de
fecha treinta de abril de mil ochocientos cincuenta y nueve con los requisitos
constitucionales previstos por el artículo constitucional 149? La respuesta,
evidentemente, es negativa."

Sobre el particular esta Corte estima que el hecho de la suscripción de la referida


Convención por parte de la República de Guatemala es un dato notorio; empero, no
puede tenérsele como "Parte del Orden Jurídico Vigente de la República de
Guatemala", como afirman los postulantes, dado el hecho de que aquella Convención
fue denunciada y se declaró caducada por parte de Guatemala, esto es, quedó sin
valor. En efecto, el Congreso de la República emitió, el nueve de abril de mil
novecientos cuarenta y seis, el Decreto 224, el cual dice: "DECRETO NUMERO 224. EL
CONGRESO DE LA REPUBLICA DE GUATEMALA, CONSIDERANDO: Que el Gobierno
inglés eludió sistemáticamente, por más de ochenta años, dar el debido cumplimiento
a la cláusula compensatoria del tratado suscrito por el Gobierno de Guatemala y el de
Su Majestad Británica el 30 de abril de 1859, que, aunque llamado "de límites",
constituyó el único título que la Gran Bretaña ha tenido sobre el territorio de Belice, y
fué, por tanto, carta de cesión territorial con cláusula compensatoria, otorgada por la
República bajo la presión de las circunstancias que prevalecían en aquella época;
CONSIDERANDO: Que además de tal incumplimiento, el Gobierno de Su Majestad
Británica, en diferentes ocasiones, principalmente en las notas de Lord Stanley, de 3
de enero de 1867, y del Ministro residente en Guatemala, señor J.H. Stophord Birch,
de 3 de marzo de 1938, se declaró expresamente, por sí y ante sí, exonerado de la
obligación compensatoria contraída en el artículo VII de la mencionada convención;
CONSIDERANDO: Que en nota dirigida al principal secretario de Estado de Su Majestad
Británica, Lord Granville, con fecha 5 de abril de 1884, el Ministro de Guatemala en la
Gran Bretaña planteó la caducidad de la convención de 1859, por incumplimiento, de
parte del Gobierno Británico, de la cláusula compensatoria de dicho pacto, y reservó
terminantemente los derechos de la República, a fin de que la ocupación de hecho, no
pudiera perjudicarlos en ningún tiempo; y, CONSIDERANDO: Que es doctrina
internacionalmente aceptada, defendida además por tratadistas ingleses, que el
incumplimiento de una cláusula contractual por una de las partes contratantes, da
derecho a la otra para desligarse, a su vez, del cumplimiento del tratado íntegro; y que
con fundamento en esta doctrina y en la actitud del Gobierno inglés, el Gobierno de
Guatemala, en notas diplomáticas dirigidas al Gobierno Británico el 21 de septiembre
de 1939; el 3 de febrero, 7 de marzo, 14 y 24 de abril de 1940; el 21 de marzo, 11 de
julio y 27 de diciembre de 1945, así como en otros documentos y publicaciones
oficiales, ha declarado caducada y sin valor alguno la convención de 30 de abril de
1859; POR TANTO, DECRETA: Artículo único.-Se aprueba y confirma la declaración de
caducidad de la convención de cesión territorial, bajo cláusula compensatoria, llamada
de límites, suscrita por Guatemala y la Gran Bretaña el 30 de abril de 1859,
declaración hecha por el Gobierno de la República por conducto del Ministerio de
Relaciones Exteriores, en notas diplomáticas y otros documentos oficiales..." (Tomo
LXV, página 655 de la Recopilación de Leyes). De ahí que, mediante este acto
legislativo, la Convención impugnada dejó de tener valor, porque ese es el efecto
esencial que la doctrina y práctica internacionales atribuyen a la caducidad. Así se
desprende de la Convención sobre Tratados de fecha veinte de febrero de mil
novecientos veintiocho que, aunque no fue ratificada, se suscribió por Guatemala; en
este instrumento se incluye la caducidad, como se ve en el texto de su artículo 15,
cuyo primer párrafo dice: "Podrá igualmente declararse la caducidad de un tratado
cuando éste sea permanente y de aplicación no continua, siempre que las causas que
le dieron origen hayan desaparecido y pudiera lógicamente deducirse que no se
presentarán en lo futuro."

Equivalente a esta disposición, el artículo 60.1. de la Convención de Viena sobre el


Derecho de los Tratados de 23 de mayo de 1969, aprobada por el Congreso de la
República por Decreto 55-96 de 26 de junio de 1996 dispone: "Artículo 60.
Terminación de un tratado o suspensión de su aplicación como consecuencia de su
violación. 1. Una violación grave de un tratado bilateral por una de las partes facultará
a la otra parte para alegar la violación como causa para dar por terminado el tratado o
para suspender su aplicación total o parcialmente."

De manera reiterada esta Corte ha sostenido que el control de constitucionalidad de


normas se pronuncia únicamente en relación con disposiciones vigentes cuya
incompatibilidad con el orden supremo establecido exige que se les excluya del sistema
jurídico del país. Así, en varios fallos ha declarado sin lugar la inconstitucionalidad
demandada: (a) por pérdida de vigencia de la norma atacada (sentencia de trece de
abril de mil novecientos ochenta y ocho -expediente 295-87; (b) por derogatoria
expresa (sentencias de diez de diciembre de mil novecientos ochenta y siete, cinco de
octubre de mil novecientos noventa y cinco -expedientes 222-87, 173-95 y 181-95;
quince de enero y diecinueve de septiembre, ambas de mil novecientos noventa y seis
-expedientes 343-93 y 657-96) (c) por derogatoria tácita (sentencia de seis de junio
de mil novecientos noventa y seis -expediente 170-95); o (d) por haber sido declarada
previamente inconstitucional (sentencia de veintisiete de marzo de mil novecientos
noventa y seis -expediente 179-95).

Conforme el razonamiento contenido en este apartado, es materialmente improcedente


referirse al confrontamiento constitucional de una Convención suscrita por Guatemala
que, por denuncia y declaratoria de caducidad del mismo Estado, ha dejado de tener
vigencia y aplicabilidad. A pesar de que la llamada Convención de mil ochocientos
cincuenta y nueve fue suscrita por la contraparte inglesa en abierta violación a una
norma imperativa que la obligaba a no asumir ni ejercer ningún dominio en América
Central, por imponérselo el tratado Clayton-Bulwer de mil ochocientos cincuenta (no
obstante su reserva formulada durante el canje de ratificaciones, pues, por el principio
res inter allios actae, no era vinculante para un tercer Estado) y, también, por los
vicios de consentimiento al forzar la simulación del objeto de aquella Convención, y por
la suscripción y ratificación imperfectas por parte de Guatemala de la misma, al
vulnerar disposiciones constitucionales existentes y vigentes entonces que prohibían la
enajenación del territorio, esta Corte no puede hacer declaración al respecto como
quedará explicado en la parte resolutiva de esta Sentencia interpretativa porque
jurídicamente la Convención entre la República de Guatemala y Su Majestad Británica,
relativa a los límites de "Honduras Británico" del treinta de abril de mil ochocientos
cincuenta y nueve, es nula e inexistente para nuestro país desde el cinco de abril de
mil ochocientos ochenta y cuatro en que se suscribió la nota guatemalteca que, por su
fondo y efectos, constituye una denuncia de dicho tratado y que notas diplomáticas
posteriores de Guatemala vinieron a ratificar, hasta la emisión del Decreto 224 del
Congreso de la República que las confirmó. Por derivación de caducidad del asunto
principal, aquellos otros que le son accesorios y de mero procedimiento, como sucede
en este caso con el acuerdo de uno de mayo de mil ochocientos cincuenta y nueve, en
virtud del cual el Presidente de la República de Guatemala, aprobó y ratificó la
Convención precitada, y el acto de aprobación de la misma emitida por la Cámara de
Representantes de Guatemala el treinta de enero de mil ochocientos sesenta, no
tienen vigencia ni positividad por lo que carecen de materia confrontativa con las
normas constitucionales en vigor, lo que hace imposible estimar la impugnación
planteada en su contra.

LEYES APLICABLES

Artículos citados y 267, 268, 272 inciso a) de la Constitución Política de la República;


1o., 2o., 3o., 5o., 6o., 7o., 114, 115, 133, 134, inciso d), 137, 139, 142, 143, 144,
145, 147, 148, 149, 163 inciso a), 185 y 186 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal
y de Constitucionalidad y 1, 8 y 31 del Acuerdo 4-89 de la Corte de Constitucionalidad.

POR TANTO:

la Corte de Constitucionalidad con base en lo considerado y leyes citadas resuelve: I)


Sin lugar la inconstitucionalidad planteada en cuanto ante los tribunales
constitucionales de la República de Guatemala no es jurídicamente viable pretender
una declaración de inconstitucionalidad de la "Convención entre la República de
Guatemala y Su Magestad Británica relativa a los límites de "Honduras Británico" de
treinta de abril de mil ochocientos cincuenta y nueve, cuya caducidad y nulidad in toto
devino por legítima denuncia por la parte inocente de su violación sustancial y, como
consecuencia, carece de vigencia y positividad para el Estado guatemalteco, el que, en
instancias extranacionales, puede invocar, apoyado entre otras razones fundamentales
de nulidad, la causa manifiesta de vicio de consentimiento por parte de Guatemala al
suscribir la Convención, y el Acto de ratificación y Acuerdo de aprobación impugnados,
que son accesorios a lo principal, al haberse vulnerado con su suscripción y emisión
correspondientes, disposiciones constitucionales existentes y vigentes en la época, que
prohibían la enajenación de su territorio; II) Se condena en costas a los interponentes;
III) Se impone multa de cien quetzales a cada uno de los abogados, Alberto Herrarte
González, Gabriel Orellana Rojas y Alfonso Rafael Orellana Stormont, la que deberán
hacer efectiva en la Tesorería de esta Corte, dentro de los cinco días siguientes de la
fecha en que este fallo quede firme; en caso de incumplimiento, su cobro se hará por
la vía ejecutiva que corresponde; IV) Notifíquese.

Alejandro Maldonado Aguirre

Presidente

Luis Felipe Saenz Juarez

Magistrado

Ruben Homero Lopez Mijangos

Magistrado

Jose Arturo Sierra Gonzalez

Magistrado

Conchita Mazariegos Tobias

Magistrada
Carmen Maria Gutierrez De Colmenares

Magistrada

Fernando Jose Quezada Toruño

Magistrado

Manuel Arturo Garcia Gomez

Secretario General

»Número de expediente: 1129-96

»Solicitante: Alberto Herrarte González; Gabriel Orellana Rojas

»Norma impugnada: "Convención entre la República de Guatemala y su Majestad


Británica relativa á los limites de 'Honduras Británico' de 30 de abril de 1859"; Acuerdo
de 1 de mayo de 1859; Acto de aprobación a la misma Convención emitido por la
Cámara de Representantes el 30 de enero de 1860; Decreto 224 del Congreso de la
República

»Clase de Documento: Inconstitucionalidades Generales

»Tipo de Documento: 1997

»número de expediente: 1129-96

»solicitante: Alberto Herrarte González; Gabriel Orellana Rojas

»norma impugnada: "Convención entre la República de Guatemala y su Majestad

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