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Ludicidad infantil… base del desarrollo

LA LUDICIDAD INFANTIL:
Base del desarrollo humano

Profesora
Gladys Jiménez Alvarado

2018

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Ludicidad infantil… base del desarrollo

1. PALABRAS INICIALES

¿Jugamos? ¿Con quién jugamos? ¿Qué significa jugar para nuestra


convivencia? Todas estas son interrogantes que nos surgen cuando
observamos Lucas, Vicente y Diego corriendo silenciosamente entre la tierra y
el agua; son sus risas que exteriorizan una alegría interior que nos contagia, y
cierta complicidad en el aquí y ahora que los impulsa a repetir una y otra vez
tales acciones sin modificar mayormente el escenario de sus actuaciones: es
una forma de ludicidad infantil, el juego de experimentación que se traduce
en la exploración de sí mismo y del entorno, y en la vivencia gozosa y
placentera de jugar.

A la luz de esta observación, se puede decir que el juego es acción que


transcurre en sí misma, y en ella, la vivencia de un acuerdo tácito, un encuentro
que se gesta y desarrolla alegre y placenteramente, entre Lucas, Vicente y
Diego mientras “corren silenciosamente entre la tierra y el agua” y los
espontáneos encuentros entre ellos transforman nuestra observación de lo que
acontece y recrea nuestro propio entorno.

Andrés mira fijamente el rostro de su madre y ella


a su vez, al de su hijo Andrés; solo ríen, sin palabras,
ambos se han contagiado y fundido junto a la pintura
de sus rostros. Basta observarlos para darnos cuenta de
que hay allí una simbiosis lúdica afectiva que se nutre
a sí misma y que vigorosa los lazos recíprocamente;
pronto esa mirada sonriente irrumpe en carcajadas
que nos contagian: somos testigos de esta especial
relación amorosa entre madre e hijo/hija

¡Al jugar nos procuramos la felicidad de


encontrarnos con aquellos a
quienes amamos!

Los invitamos, a continuación, a explorar en nuestra ludicidad, y a resignificar


nuestras prácticas docentes a la luz de nuestros descubrimientos lúdicos.

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2. LUDICIDAD INFANTIL… la capacidad de gozar en el aquí y el ahora la


experiencia de jugar, relacionada con la necesidad del ser humano de sentir,
expresar, comunicar e interactuar placenteramente y divertirse.

El ser humano se manifiesta lúdicamente durante todo su proceso de


desarrollo; con especial significado en la etapa de la infancia y la niñez, en
donde la actividad lúdica es más que un pasatiempo, significa tanto la
manifestación de su ser más íntimo, como la oportunidad para desarrollar en
plenitud sus potencialidades.La esencia de nuestro ser lúdico significa acción,
manifestación y comunicación:

o Acción porque existe un impulso interior que aflora y que motiva a


participar vivamente; es una instancia donde se accede a la afirmación
de sí mismo.

o Manifestación, porque el sujeto que juega se muestra ante los demás,


develando la propia interioridad; sensaciones, emociones, sentimientos e
ideas que confluyen en su interior, se evidencian ante los demás.

o Comunicación, porque cada sujeto que participa del juego, se dirige


hacia un tú, y junto a él, se va construyendo una acción dialógica, donde
se asume una disposición actitudinal de respeto por las reglas, por el juego
limpio que, en definitiva, no es sino la renuncia íntima y manifiesta a toda
acción que violente la convivencia.

La actividad lúdica es ante todo una actividad libre (Huizinga, 1943); es una
acción voluntaria del hombre, en la que encuentra gusto y placer; en este
sentido se puede abandonar en cualquier momento; es aquí donde radica su
libertad.

De esta manera, se puede afirmar que contribuye en los niños y niñas al


aprendizaje de su ser, del hacer, del saber y del saber convivir; en forma más
específica, podemos visualizar tres ejes o perspectivas pedagógicas durante
la actividad lúdica, que presentamos a continuación:

La actividad lúdica: camino de personalización


Los niños y las niñas toman contacto con su iniciativa vital y se involucran
libremente con alegría; renunciemos a toda acción que violente tales
impulsos espontáneos, porque mientras juegan, los niños y las niñas se
experimentan y relacionan consigo mismos, y el juego es un camino de
personalización.

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Los /las invitamos a observar a qué juegan y cómo participan en sus


actividades lúdicas, para relevar aquellos rasgos propios de la
singularidad de cada uno de ellos.

La actividad lúdica: camino de encuentro y dialogo fecundo con los demás


Quienes participan están inmersos no solo en una situación de interacción,
sino también de cooperación; cada uno requiere del otro para emprender
la actividad lúdica; renunciemos a toda acción que interrumpan dicha
comunicación, porque durante la actividad lúdica, los niños y niñas
interaccionan y colaboran con sus seres queridos y pares y el juego es un
camino de encuentro y diálogo fecundo con los demás.

Los/las invitamos a dar paso a nuestra ludicidad para sincronizar nuestras


acciones y compartir con nuestros niños y niñas.

La actividad lúdica: camino de relación creativa con el entorno. Durante la


actividad lúdica, el jugador es capaz de disponer de sus íntimos recursos
en el campo lúdico; generamos nuevas formas de actuar y accionar en y
con los objetos disponibles de nuestro entorno; es más, las actividades
lúdicas en interacción con los demás, impulsan nuestra iniciativa vital a
interpretar simbólicamente la realidad, a gozar y sorprendernos
genuinamente con los descubrimientos de nuestros pares y también con
los propios; a concretar en verdaderas obras la mágica imaginación de los
niños y niñas, e insospechada fantasía de nuestras posibles propuestas.

Las/los invitamos a renunciar a toda acción que coarte las iniciativas de


cada uno de ellos/ellas, dando paso a escucharlos, acompañarlos en su
magia y a participar en sus propuestas lúdicas.

Jugar es para el niño y la niña la forma innata como explora el mundo, se


experimenta a sí mismo, toma conciencia de su actividad, se contacta
sensorialmente con su entorno natural y social, recreando su subjetividad al
mismo tiempo que recrea un clima lúdico de apertura y de coexistencia.

La actividad lúdica refiere a un mundo inventado que tiene en sí mismo un


orden propio y absoluto, provisionalmente perfecto y limitado; en tal sentido,
al jugar, la presencia de reglas es aceptada libremente tanto por el jugador
como por el espectador; puede decirse que es un mundo a la medida, todas
las acciones están reguladas, la desviación más pequeña estropea el juego,
le hace perder su carácter y lo anula.

Junto a lo anterior, existe otro elemento esencial del jugar, que es la tensión; al
respecto, Huizinga manifiesta que, por una parte, es incertidumbre, azar; y por
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otra, tender a la resolución. Al juga, existen objetivos claros focalizados en la


acción que produce el placer, como por ejemplo perseguir y alcanzar a un
compañero/a, girar hasta desequilibrarse, entre otras acciones lúdicas; sin
embargo, mientras se desarrolle el juego acontece en condiciones
situacionales de una deliciosa incertidumbre, donde radica la vivencia del
placer lúdico.

Por último, la actividad lúdica crea el clima propicio para evaluar situaciones,
resolver problemas, elegir roles y apropiarse de las decisiones resueltas durante
la acción de jugar, poniendo en juego lo personal que se amalgama con lo
colectivo, dialógico y relacional que aporta cada uno de quienes juegan; es
un espacio de encuentro y regocijo de lo que es posible re-crear en conjunto.
Desde esta perspectiva socioafectiva, la importancia del juego radica,
fundamentalmente, en la felicidad que nos procura la experiencia lúdica de
encontrarnos con nuestros pares y con quienes amamos al interior de nuestra
familia.

Como realidad socio afectiva, la actividad lúdica es un acontecimiento


particular de diálogo; sin embargo, no es la coincidencia, el encuentro
espacial, la cercanía corporal, características propias del juego, las que
constituyen la comunicación; estas son las condiciones en que se expresa la
ludicidad, que es relacional y vincular, porque el ser humano es dialógico por
naturaleza. Particularmente, el juego simbólico y cooperativo ─que es el caso
de Andrés y su madre─ pueden ser valorados, en lo esencial, como un
encuentro en la alegría, que expresa una íntima vivencia de agrado y
realización.

Jugar significa permitirnos sentir, vibrar y amar; vivir sin esperar resultados
ulteriores; estar presentes, re-encantados y re-encontadas en el aquí y en el
ahora, entusiasmados, confiados y despiertos; sin otra intención que su
realización; desde esta perspectiva es una de las fuentes energéticas como la
respiración, natural, espontánea que se manifiesta en un diálogo corporal,
experiencia de coexistencia e íntima comunicación con nuestros seres
queridos. En tal sentido podemos identificar dos ejes de desarrollo de la
actividad lúdica de los niños y niñas:

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Existe un impulso interior que Vivenciamos una situación de


nos induce a la acción de interacción y de cooperación
participar vivamente con los placentera que es fuente de
demás, ser presencia y sinergias espontáneas que van
compartir nuestras emociones configurando nuestro mundo de
y sentimientos. relaciones interpersonales.

Desde esta perspectiva, jugar es la acción vivida con placer junto a y con nuestros
seres queridos y pares, que realizamos libremente con el solo fin de entretenernos.
Cuando jugamos estamos inmersos en el proceso lúdico que acontece más que
en los resultados del juego.

Jugamos motrizmente con nuestro


ser y nuestros pares. Desde esta
realidad infantil, el juego se
extiende a los demás mundos de
interacción.

3. COMO EVOLUCIONA LA ACTIVIDAD LUDICA INFANTIL


La actividad lúdica evoluciona desde lo funcional experimental, hacia lo
simbólico, socializado y estructuradamente reglamentado.

3.1. ETAPA SENSORIOMOTRIZ: el juego funcional, el juego de experimentación

a) El juego funcional:
Al igual que el juego del animal, el niño manifiesta en el inicio de su
vida acciones lúdicas de carácter funcional, centrada en el propio
cuerpo; tal como su nombre lo indica, se trata del ejercicio de las
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funciones. No hay en ellos gestos inútiles, cada actividad concurre a


desarrollar una función, ya sea de:

Exploración vivencial de sí mismo a partir del propio cuerpo, y a


través de los sentidos y de acciones globales que su desarrollo le
permite realizar.

 Exploración vivencial de sí y del mundo,


impregnada de una connotación afectiva de
placer o displacer no racionalizado, sino sentido
corporalmente (diálogo tónico afectivo).

b) El juego de experimentación: ¡Los niños y las niñas repiten la acción por


el placer que ésta les produce!

Ejemplo: ¡¡Y ahora nos resbalamos todos


juntos!!

Por otro lado, Aucouturier (1985), presenta la siguiente clasificación de


actividades placenteras hacia las cuales se orientan los infantes:

 Actividades lúdico motoras centradas en sí mismo, en que las


sensaciones kinestésicas provenientes del propio cuerpo, son
importantes. Por ejemplo, balancearse, girar y caer.

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Centrado en sí mismo, a través de su propio cuerpo, de sus


sentidos, y junto al desarrollo progresivo de su disponibilidad de
accionar con y sobre las cosas que le rodean, el niño y la niña
manifiesta más adelante una nueva tendencia, que ya sólo le
pertenece al hombre: la tendencia lúdica de experimentación;
de experimentarse y experimentar. Se trata al comienzo de
hacer durar un resultado que es interesante y que le procura
placer; luego, a diferencia de los ejercicios funcionales que
surgen del impulso interno o necesidad sensual de actividad, el
principio del juego de experimentación está en la afirmación
donde se desafía y prueba a sí mismo.

 Actividades lúdico motoras centradas en el exterior, que precisan de


determinado material y donde las sensaciones predominantes son
laberínticas y vestibulares. Por ejemplo: trepar, equilibrarse y correr.

El autor agrega que el placer sensomotriz que produce el jugar, siempre


evoluciona hacia la comunicación y la creatividad; el niño y la niña juegan
simbólicamente, dibujan en forma espontánea, cantan, intentan jugar con
bloques para construir, entre otras formas de expresión de sus vivencias
placenteras.

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3.2. ETAPA DEL JUEGO SIMBOLICO O DE REPRESENTACION … etapa del darse


cuenta haciendo simbólicamente

Muy pronto acompaña a este juego de


experimentación, el juego simbólico o de
representación. Es por su propia iniciativa que el
niño hace “como sí...” pusiera un velo sobre la
realidad y constituye un mundo especial de ilusión;
conforme a su percepción, le va dando significado
a las cosas y verbalizando lo que va realizando
lúdicamente. Así un palo de escoba será un
caballo, un conjunto de sillas, un tren, por ejemplo.
Ejemplo: ¡¡Puedo volar muy alto!!

Por otro lado, la atracción del mayor, también tiene un especial deleite:
jugar a la mamá o al papá, el médico, entre otros, al profesor son prueba
de ello. Este juego que se genera a partir del ser consciente del niño y la
niña, envuelve gran parte de la cotidianeidad infantil.

3.3. ETAPA DE REPRESENTACION MENTAL O DE ABSTRACCION...juego socializado y


reglado

El niño y la niña son capaces de prescindir de la acción en contacto directo


con la realidad que le rodea, puede objetivarla y representársela
mentalmente; su proceso de descentración le permite extender su
conocimiento y mirar el mundo ya no tan sólo de la propia perspectiva y
ligado a percepciones personales. Su capacidad de imitación diferida o
en ausencia de la experiencia vivida, se desarrolla progresivamente, lo cual
le procura traer al presente experiencias pasadas.

El juego que en un comienzo es solo y paralelo, poco a poco va


impregnándose, también, de la participación de los demás. Así, junto a su
descentración, al logro de la autonomía motriz y a la apertura del niño y la
niña al mundo, se accede paulatinamente al juego socializado, donde las
reglas, arbitrarias en un comienzo, y luego aceptadas, cobran un
significado particular respecto al respeto que el propio niño y niña
manifiestan hacia los demás. Entre este tipo de actividad lúdica
encontramos:

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a) Individuales de superación

El desafío de este tipo de actividad lúdica individual, como su nombre


lo indica, implica autosuperación; desde el punto de vista
pedagógico, el niño y la niña aprenden a reconocer sus propias
fortalezas y debilidades de modo que disponiendo favorablemente,
aprende a disponer de sus propios recursos para lograr la tarea que se
le propone como desafío superable.

Ejemplo: ¿Qué les parece que cada uno/una corra de un extremo a


otro de este espacio antes que el balón que han lanzado hacia arriba,
se detenga?

b) Grupales colaborativos o cooperativos

Actividad lúdica de inclusión, que se focaliza en la participación de


todos/todas los/las integrantes del grupo; es así que cada uno/una de
los/las participantes tiene oportunidades para jugar, elegir, tocar, lanzar,
proponer, entre otras posibilidades; en este sentido, al jugar en
colaboración, nos hacemos responsables colectivamente de alcanzar
los propósitos del juego; la diversión descarta todo tipo de eliminación y
relega a un segundo plano lo competitivo.

Los niños y las niñas intervienen y se interesan por la ayuda recíproca; se


integran a equipos de trabajo, desempeñando distintos roles hacia la
consecución de un bien común. En definitiva, se promueve la
participación, la toma de decisiones y las relaciones interpersonales; sus
componentes pedagógicos son la cooperación, la aceptación, la
participación y la diversión.

Ejemplo: ¡Les propongo que, entre todos, en círculo y tomados de la


mano, traslademos este globo grande por todo el espacio evitando que
se les escape!

c) Grupales de Colaboración / Oposición

Este tipo de actividad lúdica comporta la conjunción de jugar


cooperativamente al interior de un equipo que se confronta a otro de
similares características; desde el punto de vista pedagógico implica
aprender a jugar limpiamente y superar grupalmente, el desafío de ser
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mejores, respetando a los oponentes.

Ejemplo: ¿Cuántos pases nos podemos dar en un minuto, sin que


nuestros pares intercepten el balón? ¿Qué les parece que
aumentemos la cantidad de pases logrados sin que nuestros pares nos
intercepten el balón?

En consecuencia, podemos afirmar que el niño y la niña evoluciona desde


el ámbito donde su propio cuerpo y su propia acción es fuente de placer
─ autoesfera ─ hacia la apertura paulatina en su mundo simbólico
socializado junto a sus pares ─ microesfera ─ y la apertura a colocarse en
el mundo de los demás ─ macroesfera ─ y aceptar las reglas acordadas
para jugar limpiamente.

Manifiesta un grado de autonomía y


socialización que le permite participar
positivamente en juegos interactivos
reglados.

Se incorpora e inicia juegos simbólicos


con los objetos, sus pares y adultos más
próximos.

Explora y juega vivencialmente con los


objetos.

Manifiesta acciones lúdicas de


experimentación en torno al ejercicio de su
motricidad global

Manifiesta acciones lúdicas funcionales


centradas en la acción del propio cuerpo

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A partir de lo señalado en relación a la evolución del juego, es posible


proponer la siguiente clasificación de los JUEGOS INFANTILES:

JUEGOS DE EXPERIMENTACION
 Sin objeto
 Con objeto(s)
JUEGOS SIMBOLICOS
 Sin objeto: -Individuales
-Grupales
 Con objeto(s) -Individuales
-Grupales

JUEGO SOCIALIZADO
 Individual de
autosuperación
 Grupal:
 Cooperación
 Cooperación/oposición

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4. PALABRAS FINALES

Los niños y las niñas se regocijan cuando juegan y sus emociones se


demuestran visiblemente en sus ojos, sonrisa y expresividad corporal al
balancearse y cuando es balanceado; cuando salta, especialmente en
profundidad desde distintas alturas; al jugar con su equilibrio, sobre todo en
aparatos móviles; al trepar y corretear por espacios amplios; al jugar con
balones, al resbalarse, girar y caer; cuando lo intentamos atrapar; en
definitiva cuando al jugar ocurre lo impredecible, y la sorpresa y lo
inesperado puede ocurrir en cualquier momento.

De allí la importancia de ofrecer condiciones favorables de libre


exploración motriz y la conjugación de propuestas guiadas centradas en
lo lúdico, cuando la práctica motriz se orienta tanto hacia el desarrollo de
la coordinación y del esquema corporal en la realización de habilidades
motoras básicas, que constituyen los cimientos hacia el aprendizaje de las
habilidades deportivas; como al desarrollo de la confianza en nosotros
mismos, y unos a otros; seguridad y confianza imprescindibles para
participar en el entorno sociocultural con libertad, creatividad y agrado.

La invitación es crear un ambiente que favorezca el sentido de la


ludicidad infantil, y a través del juego, la libre exploración que incentiva
la curiosidad infantil, el encuentro en la alegría y la interacción con los
pares, la recreación de la propia realidad corporal, objetal y colectiva,
y, la expresión de emociones y sentimientos que dan cuenta de la
interioridad de lo que viven los niños y las niñas. Estas, entre otras
oportunidades que brinda la práctica de jugar, desafían a los profesores
y profesoras para rescatar en toda su plenitud y esplendor la naturaleza
lúdica de los niños y niñas, como parte sustantiva de la cultura escolar.

BIBLIOGRAFIA

Maturana, Humberto / Verden- Zolter, Gerda (1993) “Amor y juego:


Fundamentos olvidados de lo humano”. Santiago, Chile: Editorial Instituto
de terapia cognitiva
Ministerio de Educación (2002). “Bases Curriculares de la Educación
Parvularia”
 Trigo, Eugenia. “Juego y creatividad: el re-descubrimiento de lo
lúdico” http://www.idi.baloncestoformativo.com.ar/artgen.htm 

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