Está en la página 1de 3

El

masón ante la sociedad



«Trabajar en la búsqueda de la verdad y obrar por el bien de nuestros semejantes»


Mejorar el hombre y la sociedad es un proyecto que debe, ahora más que nunca, animar la
voluntad del masón.
Daniel KELLER
Elegido en 2013 como Gran Maestro del Gran Oriente de Francia

La Masonería es universal, pero sobre todo no es algo uniforme. Existen multiplicidad de
ritos, de símbolos, múltiples búsquedas personales por parte de diferentes Hermanas y
Hermanos. La Masonería está llena de colores, plena de luz y todos los caminos que ella
toma deben permitir la mejora del ser humano y de la sociedad en la que este vive.

El ritual nos recuerda que la Masonería es el Centro de Unión de personas diferentes y que
nosotros, como Masones, debemos esparcir hacia el exterior, por el ejemplo de nuestras
cualidades, las verdades que hemos adquirido durante nuestro trabajo personal. Cada uno
de nosotros intenta poner en práctica los valores de la Masonería y así es como nuestros
hermanos nos reconocen como masones.

Como trabajan los masones

La masonería trabaja de forma simbólica, a través de un ritual heredado a través de los
siglos. Así, lo que nosotros llamamos «la apertura» de nuestros trabajos expresa siempre
un triple anhelo:

Un deseo general, a saber, realizar una ruptura con el mundo exterior para entrar en otro
mundo, en otro tiempo.
El anhelo de pertenencia a un ritual, el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, por ejemplo.
El desarrollo específico de un grado, con el cual vamos a trabajar.

Entonces, incluso antes de comenzar el trabajo, existe lo que podemos llamar una
«preparación», una estructura simbólica básica o, por decirlo de otra manera, una matriz
estructural. La «apertura» de nuestros trabajos no tiene nada que ver con el inicio de una
reunión profesional, de un Consejo de Administración o de un… «brainstorming». Por no
hablar de nuestra postura ni de nuestra gestualidad, ni de lo que nuestros símbolos
representan.

Y ¿para quién o para qué trabajan los masones?

La primera respuesta, la primera de todas, podrá parecer egocéntrica. El masón trabaja,
primero, para él mismo, o mejor dicho, sobre él mismo. Como solemos decir, «para edificar
su templo interior». Es un trabajo sobre sí mismo, lento, a veces difícil, un camino hecho de
idas y vueltas, de progresos y retrocesos, muchas veces inconscientes durante el
conocimiento de sí y de los otros, un camino a veces sembrado de trampas, de decepciones,
muy a menudo de dudas, pero que en general aporta mucha satisfacción. La siguiente
expresión podrá parecer ambiciosa, pues estamos hablando del “perfeccionamiento moral
e intelectual de uno mismo”.

Y ¿eso es solo para uno mismo?

Por supuesto que no. Cuando se intenta mejorar a uno mismo, lo es para estar al servicio de
los demás en el corazón de la sociedad. El masón no se queda encerrado en sí mismo ni
enclaustrado en su Logia; le corresponde, como solemos decir, esparcir fuera del Templo
las verdades adquiridas en su caminar.

La Masonería espera de cada Masón en particular que ponga en acción las promesas que
hizo de trabajar en la búsqueda de la verdad y actuar por el bien de sus semejantes, pero
ella también nos invita a descubrir por nosotros mismos el trazado de vida que conduce al
conocimiento.

Por eso prohibe todo proselitismo y nos invita a apoyar nuestra progresión en la
transmisión iniciática, tomándonos el tiempo que haga falta. Tiempo que es poco en
relación con la instantaneidad y la universalidad de la comunicación. Debemos concretar
los ideales de la Masonería a partir de nuestras acciones y las de nuestros Hermanos, a
condición de que estemos bien integrados en el tejido social, de que tomemos parte en la
sociedad.

La Masonería necesita que los iniciados cumplan las promesas que han realizado respecto a
sus semejantes, porque no será más que por sus acciones en la vida cotidiana que ella
podrá aportar la prueba de su voluntad de edificar el Templo ideal de la Humanidad.

Para eso debemos trabajar, seguir trabajando, siempre trabajar. La constancia en el trabajo
hacia el perfeccionamiento de uno mismo y de la sociedad es el primer criterio de buena
salud de nuestra Orden. La búsqueda de la verdad no sufre ningún hastío.

Para esta búsqueda de la verdad se tratan ciertos temas de reflexión y cuestiones de interés
General, de interés Masónico o Simbólico, sobre la Laicidad o aún sobre la Paz y los
Derechos Humanos, todo esto para la edificación del Templo ideal de la Humanidad.

Todos estos temas se tratan en la logia; ¿pero que hacemos por la sociedad?

A través de nuestro quehacer cotidiano, consagrado a la sociedad, es toda la humanidad la
que intentamos mejorar. Nuestra percepción del sentido de la justicia, de la paz, de la
sociedad, de la fraternidad, etc. nos llevará a elegir formas de vida personales que estén en
consonancia con el sentido de nuestra búsqueda. Es sólo a través del compromiso de
nuestros Hermanos en la vida profana, como la Masonería puede resultar útil a la sociedad.
¡Lo que se espera es la acción y no el discurso! La masonería, que no puede darse a sí
misma como ejemplo, necesita que los suyos actúen de manera ejemplar.

¿Como actúa un masón en medio de la sociedad profana?

El método de trabajo masónico, si se practica con maestría, permite precisamente revisar
cada una de nuestras opiniones, confrontarlas con las de nuestros hermanos, sin que eso
sea nada más que un “debate” sereno, una expresión comedida de nuestras diferencias
hacia la construcción de una palabra común, incluso de un pensamiento común… pero al
mismo tiempo plural, en todo su sentido.

Uno aprende a escuchar a su Hermano, a hablar con criterio, a expresar con convicción su
opinión y sus posiciones, estando dispuesto a hacerlas evolucionar y enriquecerlas al
servicio de nuestro ideal común.

¿Cómo es el masón ideal?

Cualquier Hermano que trabaja por un ideal, para mejorar al hombre y la sociedad. Pero lo
hace a su ritmo, paso a paso, con paciencia, con rigor, con humildad, cada día, en su Logia y
en el mundo exterior, guardando en él la esperanza —a lo mejor utópica pero
indestructible— de obrar lo mejor que pueda por el bien de la humanidad.

También podría gustarte