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HIPOTECA,
PRESTAMO
ALQUILER
Como norma general los prestamos hipotecarios y prestamos spn los productos financieros
mas usados.
1. Explica que es un préstamo personal, cuales son sus elementos y como funciona este
producto financiero.
El préstamo personal es el contrato mediante el cual, una entidad financiera (prestamista) anticipa una
cantidad de dinero a otra (prestatario), con la obligación de devolver dicho anticipo, así como
los intereses previamente pactados y los posibles gastos en los que incurra dicha operación.
Los préstamos personales son aquellos que, también, se conocen como préstamos al consumo. Estos son
ofrecidos por los bancos a la ciudadanía, siendo el objetivo de esto poder adquirir algún bien o servicio que
pueda precisarse. Los préstamos personales, como decíamos, anticipan el capital al prestatario, teniendo la
obligación de devolver dicho capital al prestamista, así como los intereses generados por el préstamo
otorgado.
Los préstamos al consumo, por lo general, presentan un mayor tipo de interés, así como una cuantía menor.
Esto se debe a que son préstamos que presentan un mayor riesgo de morosidad.
Entre los tipos de préstamos personales que existen, cabría destacar la siguiente relación:
Préstamo de consumo.
Préstamos rápidos.
Préstamo de estudios.
Micropréstamo.
No obstante, existen muchas otras compañías, a las que denominamos financieras, que se dedican a la entrega
de préstamos personales, ofreciendo unas exigencias notablemente inferiores a las que exige el mercado. Esto
se debe a que dichas empresas, cobran a estos clientes un tipo de interés mucho más elevado que en una
compañía financiera; incluso sin ser cliente.
Entre los motivos para solicitar un préstamo personal, podríamos destacar muchos y muy variados.
No obstante, la solicitud de un préstamo personal suele hacerse para la adquisición de un vehículo, una
reforma de la vivienda, la adquisición de un ordenador, el pago de la comunión de un hijo, así como una
boda, el pago de los estudios de la hija, entre otra serie de motivos.
En resumen, hablamos de un tipo de préstamo que está destinado al pago de bienes y servicios de coste
moderado.
Entre los requisitos para solicitar un préstamo personal se encuentran los siguientes:
Presupuesto o factura pro forma del producto o servicio que desea adquirir con el préstamo.
Relación patrimonial. O, en otras palabras, lo que se conoce como una declaración de bienes.
Declaración de las rentas pasadas.
Demostrar solvencia, a través de un aval o ingreso que demuestre la capacidad de pago para hacer
frente a dicho préstamo.
Cumplir con las condiciones exigidas por el banco.
Se debe pactar, con la entidad, un determinado tipo de interés.
Se deben abonar las comisiones de apertura y, de haberlo, las de estudio.
2. Explica que es una hipoteca , cuales son los elementos y como funcionan.
Concepto de hipoteca: Derecho real que grava un bien inmueble y que normalmente se utiliza para lograr la
financiación necesaria para su compra (aunque también se pueden hipotecar bienes muebles). La hipoteca se
inscribe en el Registro de la Propiedad.
El bien permanece en manos del propietario mientras este cumpla con sus obligaciones; en caso contrario, el
acreedor puede realizar la venta del bien para cobrar el dinero que prestó.
Los tres aspectos más importantes de una hipoteca son: el capital, que es el dinero prestado por el banco y
que suele ser menor al precio del inmueble para poder cubrirse en un posible remate; el interés, que indica el
porcentaje extra que se debe pagar a la entidad que otorgó el préstamo y que puede ser fijo o variable; y
finalmente, el plazo, que es el tiempo que comprende la devolución del capital.
El proceso legal mediante el que se pierde el bien inmueble se denomina juicio hipotecario. Para llegar a éste,
los acreedores deben notificar al dueño de la propiedad su intención de llevar a remate a la propiedad. En
caso de llegar a una situación complicada conviene negociar una venta rápida de la propiedad con la entidad
que prestó el capital.
Tipos de Hipoteca
Las hipotecas se pueden clasificar según varios aspectos: tipo de interés, por el tipo de cuota, la tipología del
bien inmueble que se financia
- Hipotecas a tipo fijo. Cuando el tipo de interés no varía durante todo el plazo hipotecario pactado. Las
cuotas son constantes durante toda la vida del préstamo. Es una alternativa interesante si el tipo fijo pactado
es lo suficientemente atractivo para vincularnos con el banco a décadas vista; al tener costes de subrogación
muy altos (compensación por riesgo de tipo de interés que pueden suponer un 4% o más), hay que analizar
detenidamente las condiciones antes de firmar.
Hipotecas a tipo variable. Las cuotas mensuales son constantes durante cada periodo de revisión, cambiando
en base al tipo de referencia hipotecaria cuando se revisa el interés. En España la mayoría de préstamos son
de este tipo, con un sistema de amortización de cuota constante o francés y tipo variable.
Hipotecas a tipo mixto. Pueden existir hipotecas que combinan un tipo fijo con otro variable. Un porcentaje
del interés variaría en función de un referencial (normalmente el euribor) y el otro sería un interés fijo
pactado.
Las hipotecas más habituales tienen una cuota se mantiene constante durante el periodo de revisión del tipo
de interés (sistema de amortización francés). La cuota se recalcula cada año o semestre (los simuladores del
Banco de España son muy útiles para hacer este tipo de cálculos), habitualmente, en base a la evolución del
referencial más el diferencial aplicado. La mensualidad se componen de una parte de intereses y otra de
amortización, que reduce el capital pendiente; en los primeros años la parte de intereses es muy alta y la de
amortización reducida, cambiando esta proporción a medida que pasan los años.
Cuota blindada, que a pesar de ser a tipo variable mantienen la cuota constante durante toda la hipoteca,
variando el plazo. Si el tipo de interés aumenta, en lugar de subir la mensualidad, lo que aumenta es el plazo;
lo contrario ocurre si bajan los intereses.
Cuota final, en la que un porcentaje de la deuda pendiente se paga en la última cuota (sobre un 30%). La
cuota resultante es menor que con el sistema francés, pero tenemos que tener en cuenta que acabamos
pagando muchos más intereses, ya que durante todo el plazo del préstamos se aplican intereses sobre la cuota
final no amortizada, además del hecho de que al final de la hipoteca hay que tener ahorrado ese importe para
cancelar totalmente la deuda.
Interest only, muy utilizadas por determinadas nacionalidades extranjeras, en las que durante toda la vida de
la hipoteca no se amortiza capital y se pagan sólo intereses (carencia de capital). Vendría a ser una especie de
alquiler pero con los riesgos y ventajas de ser propietario (en relación al incremento o reducción del precio de
la vivienda). Cuando acaba el préstamo, la deuda pendiente es la misma que cuando se contrató, teniendo el
cliente que pagar el total al banco o vender antes de que ese momento se produzca.
Cuota creciente, en la que la cuota crece un porcentaje fijo cada año (normalmente un 1 o 2%), aparte de la
variación normal de tipo variable de cada revisión. Al principio se paga menos que con una cuota constante,
pero llegado un punto la cuota crece años a año en relación al sistema francés.
Las hipotecas para jóvenes. Financiación en condiciones más ventajosas que las del mercado en general, para
clientes con una edad inferior a 30 o 35 años. Según la competencia en el mercado, este tipo de financiación
diferenciada según edades puede existir o no.
Las hipotecas para no-residentes (segundas residencias de residentes en el extranjero). Dado que el cliente no
reside en España, los criterios de concesión son más estrictos y se suele exigir aportar ahorros para cubrir los
gastos y el 50% del precio de compra-venta del inmueble.
Hipotecas de pisos de bancos, cuando el inmueble que se financia procede de la cartera de inmuebles
adjudicados por una entidad financiera, normalmente por adjudicación en subasta o pacto de dación en pago
con clientes que no han podido pagar su préstamo.
Hipotecas para VPO públicas o privadas (viviendas de protección oficial). Como particularidad mencionar
que no se pueden vender a precio de mercado, sino por el valor legal estipulado (pasados unos años se puede
intentar que se descalifiquen).
Hipotecas sobre bienes urbanos y sobre bienes rústicos (si la vivienda está debidamente legalizada).
Hipotecas para suelo. Normalmente para financiar un terreno urbanizable y construir sobre él.
Para adquisición de una primera vivienda o vivienda habitual. Las mejores ofertas hipotecarias se centran en
este tipo de garantía, ya que es el préstamo con menos mora del sistema.
Para financiar una segunda residencia, cuando el cliente ya tiene comprada su vivienda familiar. Es posible
que nos exijan hipotecar ambas viviendas, si solicitamos un porcentaje de tasación elevado.
Subrogación de préstamo promotor. Cuando asumimos el préstamo hipotecario que la entidad financiera
otorgó al promotor que nos vende la obra nueva.
Subrogación de parte acreedora o hipotecas para cambio de banco. Es la forma de mejorar las condiciones de
nuestra hipoteca, cambiándolo de entidad financiera.
Reunificación de deudas, pasando a pagar una única cuota hipotecaria que unifica los antiguos préstamos y
deudas.
Hipoteca inversa, en la que el propietario de la tercera edad que necesita completar su pensión hipoteca su
vivienda libre de cargas a cambio de una renta mensual.
Hipotecas en divisas y multidivisas. Son un producto muy arriesgado, ya que podemos deber más dinero al
cabo de los años a pesar de haber pagado muchas cuotas, si el cambio de la divisa respecto al euro nos es
desfavorable. Solo hay que plantearse este tipo de financiación si somos expertos en divisas, en ningún otro
caso.
Al contrario de la creencia habitual, un préstamo no es lo mismo que un crédito, si bien ambos conceptos son
deudas que hay que pagar.
Sea un crédito personal o un crédito hipotecario, los créditos son deudas que contraemos, por una cantidad
máxima, y que hay que devolver en mensualidades o de otra forma (por ejemplo las pólizas de crédito se
pueden devolver de forma totalmente libre, al tener como base una cuenta en la que entran ingresos y salen
pagos).
Un préstamo es una obligación de devolver un dinero, mediante cuotas periódicas comprensivas de capital e
intereses. Lo normal es el sistema francés de cuota constante, si bien hay otras posibilidades a pactar. A
diferencia de los créditos, no se nos concede una cantidad máxima que después puede volver a ser utilizada,
sino un fijo que hay que ir devolviendo.
Y es que cuando se decide hacer algo sin pagarlo con dinero propio (porque no se tiene o porque no se quiere
emplear en eso) se recurre, en la mayoría de los casos, a un préstamo: para comprar una vivienda, para iniciar
o ampliar la empresa, para comprar un coche, para un gasto extra, etc., etc.
Cuando se está en ese punto es muy habitual plantearse ¿que es mejor: préstamo personal o hipoteca? ¿qué
me conviene más: hipoteca o préstamo personal?.
Los préstamos personales se caracterizan porque el deudor responde del cumplimiento de su obligación
principal (devolver el dinero) con todo su patrimonio presente y futuro.
El prestamista podrá promover el embargo de los bienes del deudor para cobrar su deuda.
Y si en ese momento no tiene bienes que se puedan embargar o los que tiene no son
suficientes podrá hacerlo con los que adquiera en el futuro.
Mientras que la deuda no prescriba el prestamista siempre podrá reclamar el cobro de la cantidad que se le
debe.
Lo único que hace que un préstamo deje de ser personal y sea hipotecario es la garantía que se establece para
que el prestamista se asegure el cobro de la cantidad prestada y que se articula mediante la hipoteca.
Su existencia hace que la posición del acreedor esté mucho más fortalecida porque:
El deudor responde del pago del préstamo con todos sus bienes presentes y futuros, igual
que en los préstamos personales.
Además de lo anterior, existe un inmueble que responde directamente del pago del
préstamo porque se puede promover su venta para cubrir la deuda. Y esto con
independencia de quien sea el propietario.
Es importante también el hecho de que aunque otros acreedores insten el embargo de
bienes del deudor por otras deudas el crédito garantizado con la hipoteca siempre va a ser
preferente en lo que a ese inmueble se refiere.
Diferencia entre préstamo hipotecario y personal
Como ya se ha visto, la diferencia entre préstamo hipotecario y personal está en la garantía que el prestamista
tiene para asegurarse el cobro del dinero que ha prestado:
En el préstamo hipotecario existe un inmueble directamente afecto al pago de la deuda, mientras que en el
préstamo personal no.
Los préstamos personales tienen un plazo de devolución muy inferior a los hipotecarios.
El interés de los préstamos personales es mucho más alto que el de los hipotecarios.
Los gastos de constitución son superiores en los préstamos hipotecarios que en los
personales porque implican obligatoriamente la intervención de notario e inscripción de
escrituras en el Registro de la Propiedad.
Al tener más años para devolver el préstamo y ser el interés más bajo la cuota a pagar es
más baja en el préstamo hipotecario. Sin embargo, el montante total de los intereses a
abonar suele ser superior.
Tal vez así se vea más claro:
Crédito personal.
Préstamo con garantía personal.
Crédito con garantía no hipotecaria.
Préstamo sin garantía hipotecaria.
Crédito sin garantía hipotecaria.
Préstamo no hipotecario.
Y se suelen utilizar como sinónimos de préstamo hipotecario:
Crédito hipotecario.
Préstamo hipotecario.
Préstamo con garantía hipotecaria.
Crédito con garantía hipotecaria.
Préstamo con garantía real.
Crédito con garantía real.
Dudas frecuentes sobre ambos tipos de préstamos
Préstamo personal para vivienda
Normalmente la compra de vivienda se suele financiar con un préstamo hipotecario pero ¿se puede pedir un
préstamo personal para comprar una vivienda?
Lo que pasa es que para comprar una vivienda se suele necesitar una cantidad bastante alta de dinero, por lo
que habrá que tener en cuenta dos cuestiones:
1.- Si quien presta el dinero estará dispuesto a hacer un préstamo por tanto importe sin tener la garantía que
supone una hipoteca.
2.- Si se dispone de recursos suficientes para devolver las cuotas mucho más altas de un préstamo personal
(más interés y menos plazo que el hipotecario).
Por eso no es lo más habitual recurrir al préstamo personal para la compra de una vivienda o cualquier otro
inmueble, pero, desde luego, nada lo impide.
Como ya he repetido varias veces el préstamo hipotecario está más indicado para cantidades más grandes:
La posibilidad de devolverlo a lo largo de más años y el hecho de que el tipo de interés sea
más bajo hace que la cuota a pagar sea bastante más pequeña y, por lo tanto, más
“cómoda” de asumir.
La carga que para el inmueble que sea supone la hipoteca y su considerable precio de
constitución son unos inconvenientes que, en la mayoría de los casos, merece la pena
asumir para cantidades que no pueden sufragarse con un préstamo personal.
Y una deuda que hay que ir devolviendo es un pago al que hay que hacer frente y que minora la cantidad de
dinero del que se puede disponer libremente cada mes.
Las entidades financieras, antes de conceder un préstamo, analizan minuciosamente los ingresos que percibe
el solicitante, sus circunstancias familiares, su capacidad de ahorro, su estabilidad laboral, el motivo por el
que solicita el crédito …. Y, lógicamente, el importe de las demás deudas que tiene que pagar.
Se hace una valoración del conjunto de la situación del posible deudor y cada entidad tiene sus propios
baremos.
Hay entidades financieras que facilitan este tipo de operaciones pero hay otras que no.
El motivo es evidente: supone un aumento de la cuota a devolver mensualmente (por dos préstamos) para una
persona cuya capacidad de ahorro es muy pequeña (no puede hacer frente a los gastos de hipoteca). Esto hace
que la entidad “desconfíe” de la capacidad de pago de la persona que recibe el préstamo y duda, por lo tanto,
de que pueda llegar a cobrar su crédito.
Interesará, como digo, en aquellos casos en los que el objetivo sea cancelar la hipoteca, porque conlleva una
serie de gastos que hay que afrontar.
2.- Pedir un préstamo personal para hacer frente a las cuotas de un préstamo hipotecario que no se puede
pagar.
Este es otro tema muy, muy diferente….
Cada situación financiera es un mundo, por lo que no se puede generalizar pero esta opción sólo sería
acertada en casos muy puntuales en los que se sabe con exactitud la fecha en la que va a cambiar la situación
económica y se va a poder retomar los pagos con normalidad.
Si no es el caso anterior: ¿se van a poder pagar dos préstamos cuándo no se puede hacer frente a uno?
La extinción del matrimonio por sí misma no supone ningún cambio en lo referente a la obligación de
devolver un préstamo, ni personal ni hipotecario: las mismas personas que lo contrataron siguen siendo las
obligadas a pagarlo, independientemente de que estén casadas o no.
Además, cualquier cambio en la titularidad del mismo estará sujeto a la aprobación por parte de la entidad
financiera.
Así, aunque las partes acuerdan que sea sólo uno de los cónyuges el obligado al abono de las cuotas, en caso
de impago el banco podrá reclamar la cantidad debida a cualquiera de los dos porque ambos son responsables
mientras no se modifique el contrato de préstamo en ese sentido.
Para que la responsabilidad no recaiga sobre aquel que no ha asumido la deuda es necesario o bien que el
banco autorice el cambio de titularidad (cosa poco habitual) o bien que se cancele el préstamo pagándolo en
su totalidad.
Y hasta aquí llego. Espero que hayas conseguido una visión general y clara de lo que son los préstamos
personales, los préstamos hipotecarios, la diferencia entre ambos, si conviene préstamo personal o hipoteca,
si se puede pedir una hipoteca teniendo un préstamo personal, si se puede pedir un préstamo personal para
pagar una hipoteca….
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