Está en la página 1de 2

El modernismo es un movimiento literario sincrético, esto significa que toma elementos de

diferentes movimientos artísticos (incluso contradictorios entre sí) combinándolos con


elementos propios de este movimiento, lo que no resulta en una suma sino en algo
completamente nuevo.

Del parnasianismo temas que tienen que ver con el arte y temas exóticos con una
preferencia por la antigüedad clásica, principalmente la griega y también el lejano oriente,
como vemos en De sobremesa con la colección de objetos que se encuentran en la sala del
protagonista. También hay un trabajo con los metales y las piedras preciosas por ej. un libro
que había regalado Juan a Lucía en que había hecho colocar topacios (alma), ópalos
(sueños) y esmeraldas (corazón). Además al parnasianismo le interesa el arte por el arte, lo
que se puede ver un poco en la vida y el pensamiento de José Fernández, aunque su
concepción del arte también se acerca a la del simbolismo.

El simbolismo y el decadentismo son considerados por Grass y Rilye como movimientos


equivalentes, sin embargo, podemos encontrar elementos diferenciados en el modernismo.
El simbolismo habla de un arte que sugiere, a través del valor musical de las palabras y la
elevación de las realidades a nivel de ideas y símbolos los matices más sutiles de los
estados del alma. Por ej. la pintura de Ana es simbolista. Ella menciona un cuadro en el que
ha pintado flores que representan el carácter o la esencia de personas que conoce. Además,
hay simbolismo en las obra porque las flores representan a un personaje. El poeta no busca
describir sino evocar una emoción o estado de ánimo y que el lector realmente lo
experimente. Aquí podemos citar efectivamente a José Fernández, cuya concepción del
arte es que éste no está acabado en la obra, sino que se completa ante la visión o lectura de
un receptor. Esto se relaciona íntimamente con otra obra de Martí, Mis Versos, en Versos
Libres, donde también muestra una concepción del arte como simbolista; un arte que
sugiere, que es sugestivo, y que muestra el alma del artista. El movimiento simbolista
aboga por la musicalidad: esto se ve en todas las obras de Martí y Darío, por ejemplo, en el
Prólogo al Poema del Niágara donde cada oración parece un verso, y en Sinfonía en Gris
Mayor, donde el autor hace un gran trabajo con los hemistiquios.

En cuanto al movimiento decadentista, que suele incluir a los simbolistas, va a ir contra la


moral burguesa, la rutina diaria, la ciencia que en sus explicaciones renuncia a
preguntarse por los grandes enigmas del hombre. Así, tenemos al héroe decadente José
Fernández que realiza la crítica a Nordau que criticaba al arte de la época que era resultado
de los excesos inmorales y la locura de los artistas. Consideraba que sanidad mental y física
del poeta era necesaria para el buen arte. Además, se relaciona con el mal del fin de siglo
que es la angustia constante por la sociedad burguesa y rutinaria lo que lleva al artista a
buscar experiencias y acumular vivencias, aunque el tedio permanece. Por ej. José
Fernández. Hay también en este movimiento placer en el dolor, mejor dicho, el dolor como
necesario para la obra de arte, postulado expresado en toda la poética de Martí, por
ejemplo, en Domingo Triste de Versos Libres. También los enigmas son de este
movimiento, mostrados en Yo Persigo una Forma de Prosas Profanas de Rubén Darío.

También podría gustarte