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a1.

Hay situaciones en la que puede sentir preferencia por alguna


postura a raíz de la empatía emocional que pueda surgir al conocer el
caso; los especialistas recomiendan siempre actuar siguiendo un
criterio de una empatía cognitiva, en la que estás en la capacidad de
ponerte en la situación de las partes sin involucrarte emocionalmente;
sin embargo, la realidad en algunas situaciones puede ser otra. Si ha
estado en esta situación, ¿Cuál ha sido su reacción y cómo lo ha
resuelto?
El 22 de agosto de 2009, fue publicado, en el diario El Peruano, la sentencia de casación
correspondiente al 2° Pleno Casatorio —al parecer el último en esta modalidad—, expedida
por unanimidad por la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia de la República. Se trata
de la Sentencia de Casación N° 2229-2008-Lambayeque; en ella se fija como doctrina
jurisprudencial vinculante, dictada conforme lo prevé el artículo 400 del Código Procesal
Civil —vigente en ese momento—, una correcta interpretación del artículo 950 del Código
Civil. La Corte Suprema de la República solo ha emitido, durante los 15 años de vigencia
del Código Procesal Civil, dos plenos casatorios; resulta evidente la escasa presencia de
doctrina jurisprudencial vinculante, unificadora de la jurisprudencia civil en nuestro medio.
Por ello, corresponde alcanzar a los lectores algunas breves reflexiones sobre dicha
sentencia, tanto en el aspecto procesal como en el material. Veamos.

Refieren que en 1943 don Rafael recibió la posesión del referido inmueble de su ex
empleadora, ya fallecida, en reconocimiento de los servicios que le prestaba; agrega el
mencionado demandante que en él nacieron sus hijos, entre ellos la codemandante, y que
mantiene la posesión hasta la fecha conduciéndose como propietario en forma continua,
quieta, pacífica y de buena fe por más de 60 años; se indica en la demanda que los
codemandados, que aparecen como titulares registrales del predio materia de este proceso,
nunca lo ocuparon, habiéndolo incluido de modo indebido en un predio de mayor extensión.

3. Por su parte uno de los codemandados, Hugo Arbulú Arbulú, refiere que el bien que
ocupan los demandantes tiene propietario y que carecen de justo título, agregando que es
falso que ellos hayan ejercido algún derecho de propiedad sobre dicho predio, señala que él
tiene mejor derecho de propiedad que la familia Cepeda Yzaga, por tener derecho inscrito
más antiguo; indica que los demandantes ocupan el inmueble en virtud de un contrato de
arrendamiento celebrado con el representante de don Guillermo Cepeda Yzaga. Este
último, al apersonarse al proceso, señala que los demandantes poseen el predio en calidad
de arrendatarios y no en la de propietarios; expone en el año 1998 iniciaron un proceso de
desalojo por falta de pago contra los demandantes, el que concluyó con transacción
extraprocesal, al haber cancelado los recibos de alquiler hasta junio de 2001. 4. El juez de
origen, luego de dictar una sentencia en junio de 2006 declarando infundada la demanda,
dicta una segunda, al haber sido anulada la primera por la Sala Civil de Lambayeque. En
esta última sentencia, de fecha 30 de enero de 2007, el juez nuevamente declara infundada
la demanda, expresando como fundamento, entre otros, que quien ejerce realmente la
posesión del inmueble es don Rafael y no su hija doña Gladys, codemandante, por haber
residido en el en calidad de hija del poseedor, condición que le impediría adquirir el predio
por prescripción. Refiere el juez que lo que pretenden los demandantes es la creación de
una singular figura de dos poseedores en forma paralela y universal de un mismo bien,
ambos con derechos independientes, que podrían iniciar

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