Está en la página 1de 12

Operaciones en el Norte de África

2da Batalla de El Alamein (23 Oct / 07 Nov 1942)

La entrada en guerra de Italia, el 10 de junio de 1940, inauguró un nuevo frente en el Norte de


África. Los italianos aspiraban a eliminar la presencia británica del Mediterráneo, anexionarse
Malta y formar un vasto imperio colonial en África. Una vez controlado el Norte de África, podrían
obtener un fácil acceso a los recursos petrolíferos de Oriente Próximo. Operaciones prematuras
sin el debido éxito arrastraron a Alemania a acudir en apoyo de sus aliados.
Antecedentes
Ofensiva Italiana de 1940 o 1ra Campaña de Libia 1
En septiembre de 1940, las tropas italianas establecidas en Libia, al mando del General Graziani,
lanzaron una ofensiva para conquistar Alejandría. El avance, sin embargo, sin la potencia necesaria
se detuvo en las dunas de Sidi el Barrani.

Ofensiva británica (Operación COMPASS) o 2da Campaña de Libia.


En diciembre de 1940 los ingleses, aunque en clara inferioridad numérica (2 divisiones, una
británica blindad y otra india contra 10 divisiones italianas del 10° Ejército) lanzaron una
contraofensiva al mando del General Wavell que logró empujar y derrotar a los italianos entre
enero y febrero del 41. Los italianos perdieron la región de la Cirenaica.

1
Según las refiere J.F.C. Fuller en su libro La IIda Guerra Mundial.
La destrucción del ejército italiano obligó a Hitler a acudir en apoyo de su aliado enviando un
cuerpo militar especialmente equipado e instruido para combatir en las condiciones de la guerra
en el desierto: el Afrika Korps. Este inicialmente estaba compuesto por dos divisiones, la 5° Ligera
y la 15° Panzer. Su comandante el general Erwin Rommel.
Al mismo tiempo que los alemanes desembarcaban en la Tripolitania, el general Wavell veía
mermar sus fuerzas que eran retiradas del Teatro con el objeto de atender un nuevo problema
operativo, la invasión de Grecia.
1ra Ofensiva de Rommel o 3ra Campaña de Libia
El 31 de marzo de 1941 Rommel sin pérdida de tiempo avanzó sobre los británicos. El Afrika
Korps dio un vuelco a la situación y, entre marzo y mayo, tras recorrer casi mil kilómetros,
reconquistó la Cirenaica, habiendo sobrepasado y dejado cercada Tobruk, deteniéndose en Sollum
a fines de mayo con un Afrika Korps fatigado.
Un mes más tarde daría inicio la Operación “Barbarroja”, sobre la Unión Soviética.
Ofensiva británica (Operación CRUSADER) o 4ta Campaña de Libia.
En noviembre de 1941 los británicos lanzarán la Operación “CRUSADER” (Cruzado) al mando
del general Auchinleck quien reemplazó a Wavell. Este empujó a Rommel hasta El Aghelia en
diciembre de 1941. Nuevamente el agotamiento logístico detuvo las operaciones.
2da ofensiva de Rommel o 5ta y 6ta Campaña de Libia
Casi sin respiro, el 21 de enero de 1942 Rommel lanzó su 2da ofensiva. El 7 de febrero luego de
avanzar 550 km alcanzó la posición británica de El Gazala que se extendía desde la costa del
Mediterráneo hasta 65 km al sur en Bir Hacheim próximo a Tobruk.
La posición de El Gazala había sido bien consolidada por el Comandante del 8vo Ejército el
General Ritchie, puntos fortificados habían sido preparados para su defensa en todas direcciones
y provistos como para resistir un sitio.
A estas posiciones los británicos las llamaron “boxes” (los principales, el box de El Gazala, el box
50, el box Knigthsbridge y el box de Bir Hacheim defendido por una brigada de franceses libres)
desplegando también fuerzas móviles para acudir en su apoyo y sostén. Muy próximo a estas en
retaguardia estaba el importante campo atrincherado y base logística de Tobruk.
El tiempo pasaba y Auchinlek esperaba alcanzar segura superioridad material para atacar.
Churchill desde Londres le exigió pasar a la ofensiva y lo amenazó; “ataca o es relevado”.
El 26 de mayo Rommel se adelantó a la ofensiva británica y atacó El Gazala (6ta Campaña de
Libia) en una maniobra envolvente. Las operaciones principales se extendieron hasta el 14 de junio
cuando el General Ritchie ordenó la retirada hacia la frontera egipcia.
Tobruk una vez más fue sitiada y dejada atrás en el avance. Rommel persiguió a los aliados hasta
el 18 de junio, ese día se detuvo, dio media vuelta, y volvió sobre Tobruk.
El 21 de junio Tobruk cayó. Esta fue la mayor victoria de Rommel en África lo que le valió su
ascenso a Mariscal del Reich, por otro lado, fue la peor derrota para los británicos en la guerra a
la par de la pérdida de Singapur.
Detenido en Tobruk solo para recuperar el aliento, Rommel continuó hacia el este y el 23 de junio
cruzó el límite con Egipto. El 30 de junio los ingleses alcanzaron la posición de El Alamein.
Durante tres días la posición fue crítica y Auchinleck previó retirarse a las posiciones de Alejandría
y el Delta, pero afortunadamente, Rommel con sus líneas de comunicaciones muy alargadas y
completamente agotado, se detuvo.
Su ímpetu se había disipado (solo le quedaban 50 tanques alemanes y 75 italianos), como también
el dominio del Eje sobre el Mediterráneo estaba mermando.
La posición quedó estacionada en El Alamein a solo 10km de Alejandría. La iniciativa en manos
alemanas pasaría a manos aliadas, primero gradualmente y luego a toda rapidez.
De todos modos, el arribo de Rommel hasta El Alamein provocó pánico en el cuartel general
británico de El Cairo, y en lo que se conoce como "el miércoles de ceniza", los ingleses quemaron
frenéticamente sus documentos confidenciales en previsión de la entrada de las tropas del Eje en
la ciudad. Por otra parte, el Eje también estimó que la captura de Egipto sería inminente y
Mussolini, presintiendo un momento histórico, voló a Libia para preparar su entrada triunfal en El
Cairo. Esto no pudo ser.
El Alamein
El Alamein era una insignificante estación de tren en la costa. La posición seleccionada era
diferente a otras posiciones ocupadas previamente porque mantenía sus dos flancos apoyados de
forma que no podían ser envueltos, el Mediterráneo por el norte y la depresión de Qattara en el
sur.
Desde la costa se extendía hacia el sur 64 km hasta la depresión, la que no era transitable para
vehículos a ruedas o con orugas. Antes de la guerra, el Ejército Británico había reconocido El
Alamein, y había construido posiciones defensivas, simples áreas excavadas rodeadas de campos
minados y alambre de púas, estando los más desarrolladas alrededor de la estación de ferrocarril
de El Alamein, pero en verdad, la mayoría de la "línea" era, simplemente un desierto vacío.
La cuestión a esta altura era simple: cuál de los dos adversarios podría equiparse nuevamente con
mayor rapidez. Rommel en ese sentido estaba en desventaja ya que la prioridad de las operaciones
alemanas eran sobre la Unión Soviética.
Los británicos por su parte comenzaron a ser reforzados en forma intensa y Churchill haría cambios
en el comando del Medio Oriente, el General Auchinlek fue reemplazado por el General Harold
Alexander y el Teniente General Montgomery tomó el mando del 8° Ejército.
1ra Batalla de El Alamein o Batalla de Alam Halfa.
Rommel a pesar de ser más débil que su enemigo, hacia fines de agosto decidió atacar la posición
de El Alamein en lo que se conoce como la 1ª Batalla del Alamein. (recordemos que en agosto de
1942 comenzó la Batalla de Stalingrado en el Frente Oriental).
El 30 de agosto, Rommel atacó en la que se conoce como Batalla de Alam Halfa, pero obtuvo
resultados negativos. Ambos adversarios permanecieron en El Alamein enfrentados.
Las consecuencias fueron: la pérdida definitiva de la iniciativa en África, pérdida de hombres y
materiales que serían imposibles de recuperar. Fue el último intento alemán por lograr la
destrucción del 8°Ejército británico y la conquista del Valle del Nilo (Egipto).
A Rommel le quedaron dos alternativas: quedarse en la posición y esperar el ataque británico, aún
en terreno no completamente apto para la defensa o retirarse a cualquier posición ventajosa,
acortando sus líneas de comunicaciones y ganar tiempo. Escogió la primera.
Los británicos retomaron la iniciativa.
Los aliados en julio de ese año habían decidido postergar la invasión de Francia y en cambio
invadir África por el NO en combinación con una ofensiva desde Egipto.
2da Batalla de El Alamein.
En octubre, luego de un proceso de refuerzo, preparación e intensa instrucción, el 8° Ejército estaba
listo para atacar. Churchill además presionaba desde Londres.
El ejército de Rommel comprendía ocho divisiones de infantería y cuatro blindadas, con un total
de 96.000 hombres, de los cuales algo más de la mitad eran alemanes, y entre 500 a 600 tanques,
de los que más de la mitad eran italianos.
Con estas fuerzas enfrentaba a los tres cuerpos de Montgomery: El X°, el XIII° y el XXX°
mandados por los generales Lumsden, Horrocks y Leese, con un total de siete divisiones de
infantería, tres divisiones y siete brigadas blindadas, sumando 150.000 hombres y 1100 tanques,
de los cuales 128 eran del tipo norteamericano M3 Grant y 267 del nuevo modelo M4 Sherman
con cañón de 75mm y torreta de giro completo.
El número y el armamento estaban, sin lugar a duda en contra de Rommel, como también lo estaba
la posición que ocupaba comparada con la que Montgomery había tenido en agosto pasado.
Además, de que sus flancos descansaban en obstáculos impracticables, 96.000 hombres del Eje
constituían una fuerza reducida para mantener un frente de 64 km aun cuando esta había sido
minada cuidadosamente.
Los alemanes diseñaron el sistema defensivo procurando dotar a las fuerzas de posiciones tan
firmes, que los sectores amenazados pudieran sostenerse contra los mayores ataques el tiempo
preciso para que acudiesen las defensas móviles, a pesar de los ataques de la R.A.F. (Real Fuerza
Aérea), encargada de impedirlo. Las defensas se levantaron de tal forma, que los campos de minas
ante la tierra de nadie estaban sostenidos por puestos avanzados, y las posiciones principales de
defensa se levantaban entre 1000 / 2000 m al oeste del límite anterior de los campos de minas.
Las divisiones Panzer fueron situadas detrás, de modo que sus cañones pudiesen actuar sobre la
zona intermedia, aumentando el poder defensivo de las posiciones. Si el ataque se concentraba
sobre un punto de gravedad determinado, las divisiones Panzer y motorizadas situadas al norte y
sur acudirían a dicho lugar.
Una gran cantidad de minas se utilizaron alcanzando la cifra de 500.000, incluyendo muchas
capturadas a los ingleses. Se tuvo especial cuidado en procurar que las formaciones estáticas
pudieran defenderse a los flancos y a la retaguardia igual que por el frente. Se emplearon en la
defensa bombas y proyectiles de artillería británicas, en muchos casos accionadas por electricidad.
Las tropas italianas fueron intercaladas a las alemanas, de modo que un batallón italiano tuviese
siempre como vecino a otro alemán. En los puestos avanzados se utilizaron perros, encargados de
advertir cualquier aproximación de los ingleses. Se quiso asegurar que la tarea de apertura de
brecha sobre los campos de minas se hiciera lo más lenta posible para el enemigo. Por desgracia
la mayoría de las minas eran del tipo antitanque, sobre las que podía pisar la infantería sin peligro
alguno, y en consecuencia resultaban fáciles de retirar.
Por desgracia, algún tiempo antes del ataque británico, Rommel a causa de una afección entregó
temporariamente el mando al General Stumme y partió para Berlín. Una vez con el mando,
Stumme, sabiendo que el próximo ataque sería frontal, cometió el error de repartir por igual los
efectivos a lo largo de todo el frente, en lugar de defenderlo con pocas fuerzas y reunir sus unidades
blindadas bien a retaguardia, listas para contraatacar.
Los británicos por su parte, no disponiendo de elementos para atacar el flanco izquierdo enemigo
por medio de una operación por mar, resolvieron penetrar por ese flanco unos kilómetros al sur de
la costa; si bien este sector era más fuerte que el centro y la derecha de Stumme, operativamente
una penetración con éxito por allí resultaría de mucho más provecho, porque cortaría el centro y
la derecha del enemigo del camino costero, el que constituía su única línea de abastecimientos y
retirada.
Montgomery resolvió también confundir al enemigo, llevando adelante una operación de velo y
engaño de dimensiones nunca vistas hasta el momento, donde debía engañarse al enemigo sobre
donde sería su ataque principal. La operación de engaño tomaría el nombre código de BERTRAM.
Las misiones asignadas a sus tres Cuerpos fueron las siguientes: el XXX° en el norte, con cuatro
divisiones de infantería, de derecha a izquierda: la 9° División australiana, la 51° División de
Highlanders británica, la 2° División neozelandesa y la 1° División sudafricana, debían abrir dos
brechas a través de los campos minados, una vez abiertas, el X° con la 1° y 10° Divisiones
blindadas debían atravesar las brechas adoptando posiciones a sus extremos, rechazando y
destruyendo los probables contraataques blindados del enemigo.
Entretanto, el XIII° Cuerpo en el sur, con la 44° y la 50° Divisiones de Infantería y la 7° División
Blindada llevaría adelante un ataque para inmovilizar fuerzas, particularmente a la 21° División
Panzer. La Operación BERTRAM debía hacer creer a Rommel que este sería el sector del esfuerzo
principal.
La batalla, según fue preparada, se basaba en el peso poder del ataque y, por lo tanto, se asemejaba
mucho a las batallas de 1916 - 1917; y como veremos en sus futuras batallas, Montgomery será
preeminentemente un general de "matériel”. Afortunadamente para él, asumió el comando en el
momento preciso en que comenzaban a llegar abastecimientos a gran escala a Egipto; si hubiese
tomado el mando antes, es difícil imaginarlo dirigiendo una batalla como la de Beda Fomm.
Por el método de Montgomery, escribe Morehead 2 “…todo el arte de 1a guerra podría reducirse
a un patrón de una serie de cifras; todo se basaba en efectivos de unidades y poder de fuego…”,
tal es así que la operación HUSKY (la invasión a Sicilia) iba a tener que ser tan fuerte, que el
riesgo de derrota sería nulo.
Agrega, Morehead; “que, si a sus batallas les faltaba golpe de genio, por lo menos fueron dirigidas
con brillo y lógica acertada".
Similar a tantas batallas de la I Guerra Mundial, el ataque de Montgomery se anunciaba con un
largo bombardeo preliminar. En este caso, se llevó a cabo por aviones en vez de artillería que
ablandaron las posiciones del Eje entre el 9 y el 23 de octubre.
También las bases de abastecimiento de Rommel y puertos en Italia fueron atacadas como además
los campos minados, las posiciones antitanques, aeródromos, lugares de abastecimiento, columnas
de transporte, depósitos, todo lo que se pudiera, fue bombardeado, inclusive Tobruk lo fue desde
Egipto.
El 23 de octubre fue un día más en el frente de El Alamein, hasta que, a las 2140, una inmensa
barrera artillera se abatió sobre la línea, concentrándose especialmente en el sector norte. Fue un
fuego devastador que no había sido visto nunca en el frente africano, y así continuó durante toda
la batalla.
Había comenzado LIGHTFOOT. En total 1.000 cañones abrieron fuego en un frente de 10 km y
20 minutos más tarde, bajo una gran la luna llena, avanzó la infantería de los XXX° y XIII°
Cuerpos, acompañados por gran cantidad de ingenieros.
En LIGHTFOOT la infantería debía avanzar primero, ya que el peso liviano de los soldados no
debería hacer detonar a las minas antitanques (Lightfoot significa "pies ligeros"). Una vez que la

2
“The Enf of Africa, Alan Morehead (1943)
infantería hubiera atacado, deberían abrir brechas libres de minas de unos siete metros de ancho,
por el cual se esperaba que pasaran los tanques formados en columna.

De esta manera, los ingenieros tuvieron que atravesar lo que se conocía como “Jardín del Diablo”
una sección de ocho kilómetros de largo. Esta operación no arrojó los resultados deseados, en parte
porque la extensión de los campos minados resultó ser mayor de la esperada.
Otra circunstancia que retrasaría la limpieza de minas fueron los equipos de detección de minas
suministrados a los ingenieros del ejército británico, ya que en muchos casos fueron defectuosos
y otros se averiaron, por lo cual finalmente la limpieza de los campos minados debieron realizarla
los mismos ingenieros, pero tanteando el terreno con bayonetas.
Bajo el impacto de aquel terrible fuego artillero, que alcanzó las proporciones de los de la Primera
Guerra Mundial, parte del 62° Regimiento italiano de infantería abandonó la línea e inició la
retirada. También la 164° División de Infantería quedó barrida durante las primeras horas de la
mañana, por medio de la acción concéntrica de los cañones ingleses.
A las 0530 del 24, en el frente del XXX° Cuerpo se habían abierto dos brechas a través de los
campos minados alemanes. Las cuatro brigadas acorazadas del X° Cuerpo, con sus 700 tanques y
potente artillería, adoptaron posiciones para el pasaje. A las 0700 el primer objetivo, la loma
Miteiriya, fué ocupada; en seguida, las Divisiones Blindadas 1° y 10° avanzaron.
Entretanto, en el sur, el XIII° Cuerpo ejecutó su ataque que atrajo a la 21° División Panzer y la
División blindada italiana "Ariete". El XXX° Cuerpo consolidó su posición, pero Montgomery
ordenó que parte de las tropas que se encontraban al sur fueran enviadas al norte (7° División
Blindada), ya que, a pesar de estar dominando la batalla, en el norte la ofensiva se estaba estancado.
En Berlín durante la tarde del 24 el Mariscal Keitel telefoneó a Rommel para decirle que los
ingleses estaban atacando El Alamein con poderosas formaciones artilleras y de apoyo aéreo y no
solo eso, que no se conocía el paradero del General Stumme. Keitel le preguntó a Rommel si se
sentía lo suficientemente repuesto como para regresar a África y reanudar el mando y este contestó
afirmativamente. El 25 se conoció que Stumme había muerto y el general Von Thoma había
tomado el mando.
El 26 Rommel regresó apresuradamente en su avión Torch y tomó el Comando. Este encontró las
tropas en una situación lamentable, muchos enfermos, comida racionada y moral por el suelo. Lo
peor de todo es que solo tenía combustible para tres días.
Sin embargo, a pesar de su debilidad, las tropas del Eje detendrían la ofensiva y contratacarían.
En este punto, el premier inglés Winston Churchill exclamó: "¿Es tan difícil encontrar a un
general que pueda ganar una batalla?".
Rommel, tal como lo caracterizaba, reunió todas sus fuerzas blindadas y el 27 lanzó violentos
contrataques.
Entre el 27 y el 29 de octubre se llevaron a cabo fuertes choques entre blindados ingleses y
alemanes, y aunque ambos sufrieron bajas, la falta de combustible y la inferioridad numérica del
Afrika Korps puso a Rommel en un aprieto, que comunicó a sus oficiales; "Será imposible para
nosotros zafarnos del enemigo. No hay gasolina para tal maniobra. Nuestra única opción es
luchar hasta el final en El Alamein."
El 1ro de noviembre mientras se continuaban los combates en forma desesperada en todo el frente,
sobrevino un nuevo y renovado ataque británico (Operación SUPERCHARGE) muy superior a
los anteriores.
Los ingleses observaron que Rommel se preparaba para contraatacar otra vez con lo que le quedaba
de sus Divisiones Panzer 15° y 21° y se adelantaron desencadenando en la noche del 1ro de
noviembre toda su potencia.
Durante tres horas las granadas de cientos de cañones tronaron en el cielo, mientras bombarderos
nocturnos atacaban a las fuerzas germano-italianas. Oleadas de infantería y de tanques avanzaron
al asalto tras una pesada cortina de fuego. Hicieron su presentación en sociedad los Tanques
americanos M4 Sherman.
Los ingleses consiguieron pronto una penetración. Tras dura lucha, nuevamente fueron detenidos,
poniendo Rommel en juego a la 90° División Ligera pero el enemigo incrementó rápidamente sus
efectivos concentrados en el estrecho frente de 4.000 m con gran profundidad escalonada y un
ímpetu considerable. Eran imparables. Formaciones inglesas fluyeron en masa por el frente. Sus
tanques ascendían a 400 o 500 más otros 400 tanques que se hallaban más al este de los campos
de minas.
El Eje solo tenía 90 carros alemanes y 140 italianos más la situación de amunicionamiento era
desastrosa. Se les hacía muy difícil saber exactamente lo que estaba ocurriendo, ya que las
comunicaciones habían quedado reducidas a pedazos. En diversos lugares del frente reinaba un
absoluto caos.
A pesar de todo a primeras horas de la mañana del 2 noviembre el Afrika Korps contraatacó
consiguiendo algunos éxitos parciales, aunque a costa de severas pérdidas en blindados, ya que no
tenían opción ante los pesados Sherman. Los cañones de 88 mm, única arma efectiva contra los
tanques, iban quedando inutilizados uno tras otro. Ya habían sido empeñados todas las reservas.
Entre las tropas italianas se observaban señales de desintegración.
Reconociendo su derrota, Rommel quien ya había planificado el desprendimiento de sus tropas,
comenzaría a retroceder ejecutando una magistral retirada hacia el oeste. El 3 de noviembre
Rommel solicita a Berlín libertad de acción para retirarse. El 4 de noviembre Hitler transmite la
orden de “No ceder”. Interviene el Comandante del Teatro el Mariscal Kesselring. Entre el 4 y el
5 de noviembre es autorizado a retirarse.
De este modo terminó la 2da batalla de El Alamein, la batalla terrestre más decisiva que hasta esa
fecha se había ganado para la causa aliada y una de las más importantes en la historia de Gran
Bretaña.
Las bajas británicas fueron 13.500 muertos, heridos y desaparecidos y 432 tanques puestos fuera
de combate. A Montgomery se le otorgó el título de Vizconde de El Alamein. Las pérdidas de
Rommel fueron muy grandes: 59.000 muertos, heridos y capturados, de los cuales 34.000 eran
alemanes y 500 tanques, 400 cañones y miles de vehículos perdidos.
Rommel condujo una retirada magistral, la que se enseña en los libros de texto. Nunca en la
historia, hasta el momento ha habido una retirada tan genuinamente ejecutada de acuerdo con lo
previsto. Desde Mersa Matruh hasta Trípoli, la persecución por el 8° Ejército sería una acción lenta
y medida y no una persecución precipitada y agitada.
Sin embargo, lo que debió ser una victoria rápida, se convirtió en una campaña relativamente larga,
de esta manera no fue sino hasta mayo de 1943 que los aliados expulsaron a las últimas fuerzas
del Eje del África.
Se avecinaban tiempos difíciles para el Reich, el 8 de noviembre los aliados desembarcan en el
NO de África - Operación TORCH y en la primera mitad de 1943 se sucederían: el 2 de febrero
rendición de Stalingrado, el 13 de mayo rendición de las últimas fuerzas del Eje en Túnez, el 4 de
julio inicia la ofensiva soviética en Kursk y el 10 de julio los aliados hacen pie en Europa
desembarcando en Sicilia - Operación HUSKY.
Algunas apreciaciones de Rommel sobre El Alamein
Obtenidas de sus Memorias presentadas por Liddell Hart
La batalla de El Alamein, iniciada el 23 de octubre de 1942, volvió contra nosotros el resultado
de la guerra en África, significando quizá también el punto culminante de la vasta contienda.
Las condiciones bajo las que mis valerosas tropas iniciaron el encuentro era tan desastrosas, que
prácticamente no existía esperanza alguna de victoria.
Unos 200 tanques alemanes y 300 italianos se enfrentaron a blindados enemigos superiores al
millar. Desde luego, disponíamos de muchos cañones, pero muchos de ellos eran italianos, de tipo
anticuado, o capturados a los ingleses, y todos ellos terriblemente escasos de munición.
Por otra parte, los ingleses habían obtenido un completo dominio del aire sobre el Mediterráneo,
y por el bombardeo de nuestros puertos y una continua observación de las rutas marítimas.
Habíamos perdido la batalla decisiva en el África del Norte. Nuestra derrota acarreaba la
destrucción de gran parte de las fuerzas de infantería y motorizadas. Lo más sorprendente de todo
era que las autoridades superiores alemanas e italianas no atribuyeron el fracaso a la carencia
de suministros, a nuestra inferioridad aérea ni a aquella absurda orden ante El Alamein de vencer
o morir, sino a mal comportamiento de las tropas y el mando. La carrera militar de casi todos
cuantos lanzaban tal acusación se había distinguido por un total alejamiento de los frentes de
combate y una aplicación constante del principio weit vom Schuss gibt alte Krieger, es decir: «los
viejos soldados se forman lejos del campo de batalla». Llegó incluso a decirse que habíamos
arrojado nuestras armas, que yo era un derrotista y un pesimista inveterado, y, por lo tanto, el
responsable en gran parte de todo cuanto había ocurrido. Mi oposición a las calumnias lanzadas
contra mis valerosas tropas me obligaría más tarde a violentas disputas y altercados. Nuestros
antiguos detractores, que siempre lamentaron nuestros éxitos, se apoyaban en la derrota para
vilipendiarnos, e insistían en cosas sobre las que antes guardaron silencio. La víctima
propiciatoria era el Ejército, que más tarde, tras mi partida de Túnez, cayó en manos de los
ingleses, mientras estrategas de salón planeaban operaciones contra Casablanca. Contemplando
el pasado se me aparece claro un solo error: el de no haber desobedecido la orden de «vencer o
morir» veinticuatro horas antes. Lo más probable es que el Ejército se hubiera salvado con toda
su infantería y en condiciones relativamente buenas.
Con el fin de que los historiadores futuros no abriguen duda alguna acerca de las condiciones en
que mandos y tropas batallaron en El Alamein, incluyo el siguiente resumen de las circunstancias
que influyeron en el encuentro:
El primer elemento indispensable para un ejército que quiera dominar el frente de combate reside
en un adecuado suministro de armas, gasolina y munición. En realidad, la batalla queda decidida
por la Intendencia, antes de que se inicie el combate.
Los soldados más valientes nada pueden hacer sin cañones, ni éstos actuar sin munición, y a su
vez, artillería y proyectiles quedan supeditados a los vehículos que deben transportarlos de un
lugar a otro, sin restricciones en el carburante. En calidad y cantidad, los pertrechos habían de
ser al menos similares a los del enemigo.
Segunda condición esencial es la de un relativo equilibrio en las fuerzas aéreas. Si el enemigo
posee una supremacía absoluta y sabe utilizarla convenientemente, el mando habrá de aceptar
las desventajas y limitaciones siguientes:
Utilizando sus fuerzas aéreas estratégicas, el adversario puede estrangular los suministros
propios, en especial si éstos afluyen por mar.
− El enemigo puede librar una batalla de desgaste desde el aire.
− La explotación intensiva de su superioridad obliga a limitaciones tácticas de graves
consecuencias al mando propio.
− En el futuro, las batallas terrestres se verán precedidas por encuentros aéreos, que
determinarán cuál de los contendientes habrá de sufrir desventajas tácticas y operativas.
− Como resultado del dominio inglés del aire en el Mediterráneo central, y otras razones ya
aportadas, nuestro abastecimiento llegaba apenas a cubrir las más urgentes necesidades,
incluso en períodos de calma.
− El acumular efectivos para una batalla defensiva resultaba imposible. Por el contrario,
los ingleses dispusieron de material en cantidades que excedieron a nuestros peores
pronósticos.
− Jamás en ningún teatro de operaciones se reunió una cantidad igual de tanques pesados,
bombarderos y artillería, junto a ingentes depósitos de munición, como en el corto frente
de El Alamein.
− El dominio británico del aire era completo. Algunos días sus bombarderos efectuaron 800
salidas y 2.500 los cazas, cazabombarderos y aparatos en vuelo rasante, mientras nosotros
realizábamos 60 con los bombarderos en picado y 100 con los cazas, y dicho número
disminuía de manera gradual.
Los ingleses no habían alterado apenas los principios básicos de su mando. El método y una rígida
adherencia a los sistemas constituían los factores principales de su táctica. En esta ocasión dichos
principios coadyuvaron a la victoria del 8° Ejército, por las siguientes razones:
− No hubo batalla en pleno desierto, ya que nuestras fuerzas motorizadas se concentraron
en el frente con el fin de contener el ataque de las divisiones de infantería adversarias.
− Los ingleses poseían tal superioridad en armamento en calidad y cantidad, que podían
triunfar en cuantas operaciones emprendieran.
− Como se observó, “nueve décimas partes de la batalla fue por los abastecimientos.
Los métodos empleados por el adversario para la destrucción de mis fuerzas quedaban reforzados
por una aplastante superioridad material. Se basaban especialmente en lo que sigue:
− Concentraciones artilleras extremadamente fuertes.
− Constantes ataques aéreos por medio de poderosas oleadas de bombardeos
− Ataques locales ejecutados con gran derroche de material.
− Demostraciones de un alto grado de adiestramiento, de acuerdo con anteriores
experiencias y con las condiciones en que se libraba la batalla.
Por lo demás, los ingleses basaron sus planes en los principios de un cálculo exacto, principio
que sólo puede ser aplicado cuando se disfruta de absoluta superioridad material. En realidad,
no montaron operación alguna, sino que confiaron en los efectos de su artillería y sus fuerzas
aéreas.
Su mando fue tan lento en reaccionar como de costumbre. Cuando la noche del 2 de noviembre
emprendimos nuestra retirada, transcurrió bastante tiempo antes de que las fuerzas enemigas
iniciasen la persecución, y de no haber sido por la desgraciada orden de la superioridad,
probablemente hubiésemos escapado a Fuka con el grueso de la infantería.
El mando inglés continuó demostrando su indecisión y su cautela acostumbradas. Sus fuerzas
acorazadas partieron al ataque por separado, en vez de lanzar sus 900 tanques sobre el frente
norte con el fin de obtener una decisión con el mínimo esfuerzo y muy pocas bajas. En realidad,
sólo la mitad de dicho número, bajo cubierta de la artillería y las fuerzas aéreas, hubiese bastado
para destruir a mis efectivos, que con frecuencia permanecían inmóviles en el campo de batalla.
Esta táctica causó a los ingleses gran cantidad de bajas. Quizá su mando deseara conservar los
blindados para la persecución, ya que sus formaciones de asalto no podían ser agrupadas con la
suficiente velocidad para seguir nuestro despegue.
En el adiestramiento de sus formaciones acorazadas y de su infantería, el mando inglés utilizó a
la perfección las experiencias de sus anteriores encuentros con las fuerzas del Eje, aunque, desde
luego, ello sólo se pudo conseguir gracias a sus enormes cantidades de munición, material y
equipos.
Táctica de tanques
Los nuevos métodos ingleses fueron posibles gracias al uso de tanques de nuevo modelo y de
cañones más potentes y blindajes más fuertes que los nuestros (me refiero a los «Grant», «Lee» y
«Sherman»; también se dice que el «Churchill» hizo acto de presencia en Africa), así como a su
inagotable municionamiento.
Una vez lanzados los tanques ligeros, los pesados, armados con cañones, quedaban más y más a
retaguardia. La tarea de los primeros consistía en atraer el fuego de nuestros antitanques,
antiaéreos y blindados. En cuanto las piezas y los carros habían revelado así su posición, los
pesados iniciaban un fuego destructor contra todos los blancos localizados hasta una distancia
superior a los 2.700 m., y a ser posible, bajo la protección de alguna altura.
Su fuego parecía ser siempre dirigido por el jefe del escuadrón. Las grandes cantidades de
munición necesarias para poner en práctica dicho sistema eran transportadas por vehículos
armados de ametralladoras. Los ingleses podían disparar contra tanques, nidos de
ametralladoras y posiciones antiaéreas y antitanques desde una distancia tal, que nuestros
cañones no podían penetrar sus armaduras. De todos modos, tampoco disponíamos de la
necesaria munición.
Táctica de artillería
La artillería británica demostró, una vez más, su pericia. Una de sus ventajas principales residía
en una gran movilidad y en su tremenda capacidad de reacción ante las necesidades de las tropas
de asalto.
Era indudable que las unidades acorazadas inglesas llevaban observadores artilleros, encargados
de notificar las necesidades del frente a la artillería en breve período de tiempo. Además de su
enorme cantidad de munición, los ingleses se beneficiaron del poderoso alcance de sus cañones,
que les permitía llegar a las posiciones italianas artilleras desde una distancia superior a la
lograda por estas últimas, cuyas piezas alcanzaban a lo sumo 6.000 m.
Por otra parte, casi lo totalidad de nuestra artillería estaba constituida por los anticuados
cañones italianos, aquello nos ocasionaba perjuicios notables.
Algunas apreciaciones de Rommel sobre la guerra en el Desierto de África.
Obtenidas de sus Memorias presentadas por Liddell Hart

− Máxima movilidad y rápidos avances. Aprovechar las inmensas extensiones libres de


obstáculos fueron posibilidades soñadas del comando acorazado.

− Único lugar en que los principios de la guerra de tanques pudieron ser aplicados en toda su
magnitud con tanques sobre tanques.

− La rapidez extiende las líneas de comunicaciones a las que hay que mantener y asegurar.

− Los medios blindados son el núcleo de la Fuerza. Todo gira alrededor de ellos. Hay que
emplearlos reunidos y no esparcidos y por partes.

− La velocidad, exige información rápida y toma de decisiones sin pérdida de tiempo. Toda la
información de valor iba directamente a Rommel. La resolución era en segundos, y las órdenes
transmitidas en minutos.

− Cualquier señal de dislocación, debe ser atendida de inmediato. El movimiento cohesionado


es determinante.

− Atender y estar atento al rápido reagrupamiento de Fuerzas y la reorganización de la logística


para explotar y perseguir.

− La falta de gasolina o de tanques, paraliza la Fuerza, por ende, no hay golpe, ni destrucción
del enemigo.

También podría gustarte