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Primera fase: La Guerra en Europa

La primera fase de la Segunda Guerra Mundial se divide a su vez en dos periodos, el primero de ellos culmina al
rendirse Francia a los alemanes en junio de 1940, y el segundo se extiende desde esa fecha hasta que la guerra se
convierte en mundial con el ingreso de Estados Unidos a favor de los Aliados y de Japón con las Potencias del Eje en
diciembre de 1941.

El primer periodo: septiembre de 1939 a junio de 1940: Después de la invasión a Polonia, Alemania intentó negociar
con Francia e Inglaterra el reconocimiento de la nueva situación, pero, ante la negativa de éstas, fijó su objetivo en
asegurar suministros para su ejército. Ello le obligó a incrementar sus acuerdos económicos con la Unión Soviética,
que le proporcionaría materias primas, y a negociar la compra del hierro sueco. Desde octubre de 1939 hasta la
primavera del siguiente año, se ambos bandos se preparan para una guerra que prometía ser larga y penosa.

Las naciones escandinavas intentaban mantenerse neutrales en la guerra y, para ello, tuvieron que hacer concesiones
a ambos contendientes. Noruega dejaría pasar el mineral de hierro sueco con destino a Alemania y, al mismo tiempo,
su flota mercante colaboraría con la inglesa. Sin embargo, Alemania quería asegurarse a toda costa ese suministro y
temía una intervención aliada inmediata en Noruega.

Invasión alemana a Noruega y caída de Francia.

Fuerza Armada Alemana (Wehrmacht )

Hitler, alertado por sus almirantes, decidió emprender la conquista de Noruega antes de que Gran Bretaña pudiese
ocuparla o bloquear sus aguas territoriales. Si los aliados controlaban Noruega, Alemania volvería a ser víctima del
temido bloqueo, como sucediera en la Primera Guerra Mundial. Se vería privada incluso del mineral de hierro, que
desde el norte de Suecia llegaba por ferrocarril hasta el puerto noruego de Narvik y proseguía por mar hasta Alemania,
a lo largo de la costa noruega.

En abril de 1940 invadió Dinamarca y Noruega, dejando aislada a Suecia y como Estado “tapón” neutral ante la
cercanía de la Unión Soviética. Su hierro estaba asegurado. Entretanto, en el frente occidental europeo la situación se
estabilizó después de que los franceses intentaron sin éxito romper las líneas de defensa alemanas, luego de la
invasión de Polonia. Siete meses pasaron los dos ejércitos frente a frente sin luchar.

Caída de Francia: Se trataba del Plan Amarillo, consistente en una acción coordinada contra Holanda y Francia, a
cargo de tres cuerpos de ejército, desplegados a lo largo de un frente de 250 kilómetros. El cuerpo de ejército A,
mandado por el general Gerd von Rundstedt, realizaría la acometida principal por el centro del frente, a través del
bosque de las Ardenas; al norte, el cuerpo de ejército B, a las órdenes del general Fedor von Bock, lanzaría un ataque
simultáneo sobre Holanda y Bélgica; al sur, el cuerpo de ejército C, bajo el mando del general Wilhelm von Leeb,
permanecería a la defensiva frente a la Línea Maginot.

Los aliados, sin embargo, esperaban de los alemanes una estrategia semejante a la realizada en la Primera Guerra
Mundial. En consecuencia, el general francés Maurice Gamelin, que se hallaba al frente de las tropas aliadas,
concentró la mayor parte de sus fuerzas en el norte, a lo largo de la frontera franco belga, por donde tuvo lugar la
penetración germana en 1914. La región de las Ardenas (donde los galos pensaban que el terreno resultaba
excesivamente difícil para grandes movimientos de tropas), así como la Línea Maginot, quedaron peor defendidas.

Tanto en número como en material, los ejércitos contendientes estaban casi igualados. Las fuerzas francesas,
inglesas, holandesas y belgas totalizaban alrededor de 135 divisiones; las germanas, 136. En carros de combate, los
aliados superaban ligeramente a los alemanes. Estos, en cambio, poseían una pequeña ventaja en el aire,
especialmente en cazabombarderos y en aviones de transporte.

Al tiempo que se efectuaban esas acciones en el Norte, los alemanes también avanzaban hacia el oeste y lograban
invadir Holanda, Bélgica y Luxemburgo, en rápidas acciones que hicieron retroceder a las fuerzas franco-británicas,
sorprendidas por el hecho de que los alemanes avanzaron a territorio francés a través de las Ardenas, en vez de cruzar
el terreno donde se encontraba la “Línea Maginot”, sistema de fortificaciones construido en 1929 para proteger la
frontera oriental de Francia.

Pero la organización, la táctica y la moral de los aliados eran sin duda alguna inferiores. Holandeses y belgas se
mantuvieron estrictamente neutrales hasta el último momento , impidiendo, en consecuencia la coordinación de la
defensa aliada. Los aliados no podía contener en absoluto las enorme y poderosas formaciones alemanas, de carros
de combate combinado con ataques por aire y por tierra y con una asombrosa capacidad de coordinación y habilidad
táctica y bélica. Además la moral alemana, estaba reforzada por las espectaculares victorias alcanzadas en Polonia y
Noruega.

Las fuerzas combinadas germanas emprendieron la marcha hacia el sur con objeto de iniciar su ofensiva sobre
Francia y hacia los primeros días de junio de 1940, las tropas de Hitler habían logrado vencer las defensas francesas
en el río Somme y continuaban hacia París, ocupada por los alemanes el día 14 del mismo mes.
El día 22, a las seis semanas de haber iniciado Hitler su ofensiva sobre el oeste de Europa, Francia firmaba un
armisticio. El lugar elegido fue el bosque de Compiégne, al norte de París, donde Alemania sufrió la humillación del 11
de noviembre de 1918. Para hacer honor a la ocasión, los alemanes sacaron de un museo de la capital de Francia el
vagón de ferrocarril utilizado para los acuerdos de aquella fecha y lo trasladaron hasta Compiégne.

El armisticio fijaba la ocupación germana del norte de Francia, y respetaba una zona al sur bajo el gobierno de Pétain.
(En realidad el régimen de Vichy no pasaría de ser un gobierno títere.) Asimismo, la marina francesa sería
desmovilizada y sus barcos internados en puertos galos.

El 25 de junio, el gobierno de Pétain firmó otro armisticio con Italia, la cual, diez días antes, había declarado la guerra a
Francia para poder reclamar su parte en el botín. El ejército italiano, sin embargo, no pudo atacar hasta el día 21, y tan
sólo había avanzado unos centenares de metros. El armisticio permitió a los italianos ocupar el pequeño territorio y
estableció una zona desmilitarizada.

Según el armisticio cual Francia quedaría dividida en dos zonas: la atlántica ocupada por Alemania, con la ciudad de
París como capital; y la mediterránea que constituiría la “Francia libre”, con capital en Vichy y con el mariscal Philippe
Pétain (foto izquierda) al frente de un gobierno supuestamente “colaboracionista” de Alemania, obligado a aceptar las
condiciones del “nuevo orden europeo”. Tales condiciones consistían en romper relaciones con Inglaterra y proceder al
desarme del ejército francés.

El papel de la Resistencia: Sin embargo, no todo fue negativo. La dolorosa derrota de Francia logró reavivar el espíritu
nacionalista de sus ciudadanos, quienes organizaron movimientos de resistencia dirigidos desde Londres por el
general Charles de Gaulle (foto izquierda). Consiguieron formar cuerpos de “guerrilla” que, aunque no alcanzaron un
éxito definitivo, mantuvieron viva la esperanza del pueblo francés para liberarse del invasor. De manera semejante
creció el nacionalismo en la Gran Bretaña, pues aun cuando las islas británicas no llegaron a ser ocupadas, los
continuos ataques aéreos de los alemanes estimularon el deseo de los británicos por luchar contra el enemigo.

Así, se mostraron dispuestos a aceptar las medidas de su gobierno, representado entonces por el primer ministro
Winston Churchill, quien pronuncia su famoso discurso en el que pidió al pueblo británico “sangre, sudor y lágrimas”
para vencer al nazismo. La resistencia francesa y británica despertó la simpatía y la admiración del pueblo
estadounidense que se fue preparando mentalmente para una posible intervención a favor de las democracias
occidentales.

Segundo periodo, junio de 1940 a diciembre de 1941

La Batalla de Inglaterra:

El Führer comprendió mientras tanto que Alemania no estaría en condiciones de iniciar la conquista de Inglaterra hasta
haber obtenido un dominio absoluto en el aire. En consecuencia, ordenó al mariscal de campo Hermann Goering, jefe
de la Luftwaffe, que preparara una gran ofensiva aérea para destruir la RAF e inutilizar la marina británica. La batalla
de la Luftwaffe (fuerza área alemana) contra Inglaterra comenzó el 10 de julio de 1940. Al principio, las incursiones
aéreas germanas fueron un tanto limitadas, pero a partir del 2 de agosto empezaron a darse ataques masivos contra
los aeródromos ingleses, las fábricas de material aeronáutico y, sobre todo, contra el poderoso y eficaz conjunto de la
red inglesa de radar. (ampliar)

Luftwaffe (fuerza área alemana)

Churchill ordenó a la RAF, que desde el 15 de mayo había bombardeado diversas ciudades alemanas, dirigirse hacia
Berlín en sus incursiones nocturnas. A finales de agosto, Hitler ordenó de pronto a Goering que suspendiera los
ataques a los aeródromos ingleses e iniciara un bombardeo masivo sobre Londres y otros centros industriales. El 7 de
septiembre, un enorme contingente aéreo atacaba la capital británica, y envolvía en llamas un amplio sector de los
muelles del East End. A partir de esta fecha, las incursiones se sucedieron diariamente.

Los alemanes dirigieron sus ataques contra la ciudad de Londres, que llegó a ser bombardeada durante cincuenta y
siete noches consecutivas. Otras grandes ciudades británicas sufrieron también los efectos del ataque aéreo; en
conjunto, sobre Inglaterra cayeron 190 mil toneladas de bombas y se tuvo que lamentar la pérdida de cerca de 44 mil
vidas humanas y más de 50 mil heridos. En algunos momentos, la RAE (Royal Air Force) pareció estar cerca del
colapso, pero Churchill pudo declarar más tarde: “No hay, en la historia de las guerras, ningún otro ejemplo en que tan
tantos seres humanos . debieron tanto a tan pocos.”

Mientras tanto, los ingleses, temiendo una invasión, comenzaron a bombardear a su vez los puertos del canal de la
Mancha y del mar del Norte, donde la armada alemana había comenzado a reunir su flota.

El cambio operado en la táctica germana (en no bombardera mas los aeródromos y pistas) proporcionó a la RAF
tiempo suficiente para reparar sus maltrechos cazas y aeródromos. Al fin, el 15 de septiembre, los aviones británicos
infligieron graves pérdidas a la fuerza aérea de Goering. Cuatro días después, Hitler aplazaba de modo indefinido la
Operación León Marino y ordenaba que la flota destinada a invadir Inglaterra se retirara a aguas más seguras. En
octubre volvería a fijar la operación para la primavera o principios del verano de 1941, pero el plan, en la práctica, se
había abandonado. Si bien los bombarderos germanos prosiguieron sus incursiones nocturnas sobre las ciudades
inglesas, la batalla de Inglaterra había terminado. Los alemanes acababan de sufrir su primera gran derrota.

Discurso de Churchill llamando a la resistencia: Ésa es la decisión del gobierno de Su Majestad y de todos los hombres
que lo componen. Esa es la voluntad del Parlamento y de toda la nación. El Imperio Británico y la República Francesa,
unidos en la misma causa yen la misma necesidad, defenderán su tierra natal hasta la muerte, ayudándose
fraternalmente hasta el límite de sus fuerzas. Aunque, en verdad, gran parte de Europa y más de un antiguo y famoso
Estado hayan caído o puedan caer en las garras de la Gestapo (Foto: Hermann Goring creador de la Gestapo) y de
todo el odioso aparato de opresión nazi, no nos someteremos ni nos doblegaremos. Seguiremos hasta el fin,
lucharemos en Francia, lucharemos en los mares y océanos, lucharemos en los aires con una fuerza y una confianza
crecientes, defenderemos nuestra isla a cualquier precio, lucharemos en las playas, lucharemos en los aeródromos,
lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas; nonos rendiremos jamás. E incluso si esta isla
(...), cosa que ni por un instante creo posible, fuera sojuzgada, en ese caso nuestros Imperio de ultramar; armado y
vigilado por la flota británica continuaría el combate hasta que, en el momento que Dios desease, el Nuevo Mundo, con
toda su fuerza y su poder, avance para socorrer y liberar al Antiguo.

Winston Churchill, 4 de juniio de 1940.

Formación de las Potencias del Eje:

Por intereses comunes los destinos de Alemania e Italia se mantuvieron inexorablemente unidos y en mayo 1939 ,
ambas naciones sellaron su alianza con un compromiso militar por un período de diez años: el Pacto de Acero.

Para uno y otro miembro, la alianza del Eje representaba una fuente de obligaciones y de seguridades. Mussolini no
intervino en el conflicto hasta 1940, fecha en que la guerra ya era un hecho indubitable y la conquista de Europa
parecía segura. El Duce no quería hallarse ausente a la hora del botín, pero ya desde entonces se consideró
perjudicado en el reparto de los territorios. Por su parte, Hitler no le confiaba sus planes. La invasión de Noruega, por
ejemplo, en abril de 1940, constituyó para Italia una total sorpresa.

En el transcurso de la guerra, Hitler se veía precisado a acudir, cada vez con más frecuencia, en apoyo de su aliado. A
instancias del Führer, Italia atacó, en septiembre de 1940, a las fuerzas inglesas destacadas en el norte de África. Un
año después, sin embargo, tropas alemanas acudieron apresuradamente en su ayuda a fin de evitar un descalabro. En
octubre de 1940, el Duce atacó Grecia y, una vez más, hubo de solicitar auxilio de Alemania.

A pesar de todo, la alianza satisfacía a ambos líderes. Mussolini esperaba el resurgir de la Roma imperial,
compartiendo con Alemania un destino histórico. Hitler necesitaba al italiano para que le protegiera, siquiera fuese de
modo precario, el flanco meridional. El Führer mostró hacia Mussolini lealtad inquebrantable. Cuando a fines de julio de
1943 el Duce fue depuesto y encarcelado por su propio Gran Consejo, en plena conquista de Sicilia por los aliados,
Hitler envió una unidad especial a rescatarlo, y a mediados de septiembre lo reinstauró en el poder —aunque ya falso y
nominal— en el norte de Italia.

La alianza entre Alemania, Italia y Japón constituía un bloque compacto que se consolidaría con dos acuerdos más: el
Pacto de Acero, firmado por Italia y Alemania en mayo de 1939, por el que estos países se comprometían a ayudarse
mutuamente en caso de guerra y a colaborar para conseguir el espacio vital que ambos buscaban, y el Pacto Tripartita
de septiembre de 1940 entre Alemania, Italia y Japón.

El ingreso de Japón, cuya ubicación en el océano Pacífico era estratégica para aislar a la Unión Soviética, facilitaba a
Alemania el ataque por el extremo oriental de Rusia que Hitler tenía planeado realizar más adelante cuando hubiera
derrotado a las potencias occidentales. El Führer creía posible contener la presión de Rusia en virtud del pacto de no
agresión firmado con los soviéticos, y suponía que de esa manera podría evitar una guerra en dos frentes. Sin
embargo, derrotar a Inglaterra no era empresa fácil, y la fuerza aérea de este país había ocasionado graves pérdidas a
la Luftwaffe. En esas circunstancias Hitler decidió bloquear el Mediterráneo con ayuda de Mussolini, buscando
interrumpir la comunicación de los británicos con los puntos estratégicos que poseían en esta zona, además de
causarles daños económicos al bloquear el Canal de Suez.

La guerra en Europa centro-oriental:

Mientras los alemanes organizaban la nueva situación de Francia, Stalin aprovechaba para continuar con la anexión de
los territorios señalados en el pacto germano-soviético, en perjuicio de Rumania y de Letonia, Lituania y Estonia. Hitler
decidió entonces avanzar hacia el este e intervino en Rumania; en septiembre de 1940, abdicó el rey rumano y tomó el
poder el mariscal Ion Antonescu, quien impuso un régimen pronazi y permite la entrada de las tropas alemanas a
Rumania, que ocupan los campos petroleros de su territorio.1 Estos movimientos ocasionaron la ruptura de las
relaciones germano-soviéticas y favorecieron los planes de Hitler para invadir Rusia.

El 18 de diciembre de 1940, Hitler dictó la Operación Barbarroja en contra de Rusia, planeada para realizarse en la
primavera del año siguiente. Sin embargo, los acontecimientos en los Balcanes obligaron a retrasarlo.
Operaciones en África y los Balcanes:

El 28 de octubre de 1940, Mussolini invadió Grecia sin previo aviso al Führer, cuya indignación fue mayor al enterarse
de la derrota de los italianos al mes siguiente. Más tarde, el Duce sufrió un nuevo descalabro, aún más grave, ante las
tropas inglesas que, procedentes de Egipto, penetraron en Libia y se apoderaron de la Somalia italiana, de Eritrea y,
por último, de Etiopía, la reciente conquista italiana. Estas derrotas, que enardecieron a Hitler, impulsaron al ejército
alemán para crear el Africa Korps, destacamento militar especialmente equipado y adiestrado para la guerra en el
desierto, bajo el mando del general Erwin Rommel (foto izquierda), quien logró romper el frente británico y cambió el
rumbo de las operaciones del Mediterráneo a favor de las potencias del Eje. Las tropas alemanas avanzaron con
rapidez, y en abril de 1941 se encontraban en Egipto, donde ocuparon el paso de Halfaya.

El Führer se propuso además avanzar hacia los Balcanes. Mediante el recurso de la guerra relámpago iniciada el 6 de
abril de 1941, las fuerzas alemanas vencieron la resistencia de Yugoslavia y Grecia, que se rindieron en pocos días. A
fines de mayo, los alemanes se apoderaron igualmente de Creta, y a partir de entonces, el Eje pudo pasar a la ofensiva
en Libia Durante el verano de 1941, Alemania se había apoderado de los Balcanes, mientras que la Gran Bretaña
dominaba en las regiones vecinas del Cercano Oriente y Gibraltar en el extremo oeste del Mediterráneo, gracias a que
Francisco Franco se negó a aceptar la propuesta de Mussolini para que España participara en la guerra contra los
aliados. Mientras tanto, la guerra continuaba en el norte de África y se mantendría durante dos años más, hasta la
intervención de las tropas estadounidenses.

Invasión de Rusia:

En junio de 1941, ante la imposibilidad de vencer a Inglaterra en forma definitiva, Hitler decidió poner en práctica la
Operación Barbarroja (foto) en contra de la Unión Soviética. Este plan de ataque consistía en una operación rápida
destinada a eliminar las tropas rusas, aprovechando que ya Francia había sido sometida e Inglaterra se encontraba
luchando sola en el Mediterráneo.

El 22 de junio de 1941 más tres millones de soldados alemanes irrumpieron en la URSS. su tremendo potencial bélico,
magnitud de la invasión no te precedentes. Las divisiones manas se adentraron a lo largo lo ancho de cientos de
kilómetros y barrieron literalmente la precaria resistencia soviética. Hitler, persuadido de que los rusos se hallaban al
borde del colapso, decidió caer sobre Moscú.

A principios diciembre, sus tropas se hallaban sólo a 42 kilómetros de la capital soviética. Sin embargo, agotamiento,
las temperatura bajo cero y la reacción militar r se cebaron esta vez en los alemanes. El 6 de diciembre, las tropas de
la URSS se lanzaron repentinamente al contraataque, causaron estragos en el invasor y obligaron a retroceder hasta
kilómetros en algunos sectores. En marzo de 1942 los alemanes consiguieron reagruparse y, a mediados del verano,
tomaron nuevo la iniciativa y amenaza los ricos yacimientos petrolíferos del Cáucaso, al tiempo que prefijaban la toma
de Stalingrado como otra de sus metas. Pero la suerte había cambiado y la Unión Soviética se había repuesto
formidablemente.

Además, Hitler suponía que al derrotar a Rusia, Japón podría dominar el Pacífico y amenazaría las costas de Estados
Unidos para impedir que este país interviniera en la guerra de Europa. Aunque en los primeros momentos las tropas
alemanas lograron importantes éxitos militares en Rusia, al ocasionar innumerables bajas en el ejército ruso y avanzar
en territorio soviético hasta llegar a las puertas de Moscú, al llegar el invierno antes de lo previsto, las tropas germanas,
que no estaban preparadas para afrontar el intenso frío, comenzaron a debilitarse. (Ver: Batalla de Stalingrado)

El 5 de diciembre de 1941, los rusos realizaron una contraofensiva frente a Moscú; la guerra se convertía en la
contienda prolongada que Hitler creyó poder evitar para no verse en la necesidad de luchar en los dos frentes. El día 7
de ese mismo mes, la aviación japonesa atacaba con éxito la flota de Estados Unidos que se encontraba anclada en
Pearl Harbor de las islas Hawai; esta acción japonesa dio al presidente Roosevelt la oportunidad que estaba esperando
para que el Congreso aprobara la intervención de Estados Unidos en la guerra.

Segunda fase: intervención de Japón y Estados Unidos

La segunda fase de la guerra se caracteriza por la intervención de dos países de reciente crecimiento económico que
comenzaban a participar, en las aspiraciones imperialistas del reparto mundial: Estados Unidos y Japón.

A finales de junio de 1940, las ofensivas relámpago de Alemania en Europa favorecieron a los japoneses, quienes se
apoderaron de las colonias francesas, holandesas e inglesas del sudeste asiático. Eran tierras ricas en estaño,
petróleo, caucho y otros recursos, imprescindibles para el continuo crecimiento nipón. En septiembre de 1940, el
Japón, consecuente con su política expansionista, presionaba sobre el gobierno francés de Vichy para ocupar con sus
tropas el norte de Indochina.

Allí construyeron poco después las bases aéreas desde donde bombardearon la carretera de Birmania, única
comunicación de China con el mundo exterior. Los ingleses se vieron imposibilitados de utilizar esta vía. Los Estados
Unidos, que se servían también de esta ruta para enviar suministros a Chiang Kai-shek, incrementaron en represalia la
ayuda a China, y el 26 de septiembre bloquearon totalmente las ventas al Japón de petróleo, chatarra y acero. Al día
siguiente, los nipones firmaban con el Eje el Pacto Tripartito.

La diplomacia japonesa fracasó en su intento de obtener concesiones de las autoridades coloniales de las Indias
Orientales holandesas. En enero de 1941 los nipones se plantearon la cuestión de recurrir a la fuerza para procurarse
sus imprescindibles recursos. El almirante Jsoroku Yamamoto, jefe de la Primera Flota japonesa, sugirió un ataque
sorpresa a Pearl Harbor a fin de destruir las fuerzas navales norteamericanas mientras el Japón realizaba sus planes
de conquista. Los japoneses proyectaron una estrategia en tres etapas, en donde la primera pondría fin al poderío
marítimo norteamericano en Pearl Harbor, la misma se consumó el 7 de diciembre de 1941, donde la flota
estadoudinense fue atacada de sorpresa con 200 aviones japoneses, entre bombarderos, cazas y torpederos y con un
balance de 2403 muertos, 1178 heridos y gran parte de la flota destruida.

El ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, fue fotografiado por un piloto nipón. Las bombas, al
detonar, levantaban del agua gigantescas montañas de espuma, al tiempo que aniquilaban gran parte del poderlo
naval y aéreo estadounidense; no dañaron, sin embargo, los importantes depósitos de crudos

Por otra parte, desde mediados del año anterior, cuando la Luftwaffe iniciara sus ataques conTra Inglaterra, Roosevelt
había pactado con el gobierno británico la entrega de 50 barcos destructores a cambio de una cesión de bases en
varias colonias inglesas en el continente americano, y había logrado que el Congreso de Estados Unidos aprobara a
Ley de Préstamos y Arriendos, destinada a prestar ayuda financiera a Gran Bretaña para costear los gastos de guerra,
no obstante que tales acciones constituían una violación a la neutralidad estadounidense.

Además, en agosto de 1941, Roosevelt y Churchill (foto) habían celebrado una reunión a bordo de un crucero frente a
las costas de Terranova, y el día 14 firmaban una declaración de principios contenida en la llamada Carta del Atlántico
en la cual se ratificaban los ideales liberales y democráticos, y se insistía en el propósito de organizar un sistema
efectivo de seguridad colectiva, mediante el establecimiento de un régimen de colaboración económica entre los
pueblos, restaurando el principio de autodeterminación. A pesar de la magnitud de esa colaboración de parte de
Estados Unidos, que convertía a este país en el gran arsenal de las potencias occidentales, no era suficientemente
poderosa como para que éstas ganaran la guerra; así, el ataque japonés a Pearl Harborl dio al gobierno
estadounidense la oportunidad de participar m el conflicto, que así tomaba un nuevo rumbo.

La Carta del Atlántico

El presidente de los Estados Unidos de América y el Primer Ministro representante del Gobierno de S.M. en el Rino
Unido, habiéndose reunido en el Océano (Atlántico), juzgan oportuno hacer conocer algunos principios sobre los cuales
ellos fundan sus esperanzas en un mejor para el mundo y que son comunes a la política nacional de sus respectivos
países.

1. Sus países no buscan ningún engrandecimiento territorial o de otro tipo.

2. No desean ver ningún cambio territorial que no esté de acuerdo con los votos libremente expresados de los pueblos
interesados.

3. Respetan el derecho que tienen todos los pueblos de escoger la forma de gobierno bajo la cual quieren vivir, y
desean que sean restablecidos los derechos soberanos y el libre ejercicio del gobierno a aquéllos a quienes les han
sido arrebatados por la fuerza.

4. Se esforzarán, respetando totalmente sus obligaciones existentes, en extender a todos los Estados, pequeños o
grandes, victoriosos o vencidos, la posibilidad de acceso a condiciones de igualdad al comercio y a las materias primas
mundiales que son necesarias para su prosperidad económica.

5. Desean realizar entre todas las naciones la colaboración más completa, en el dominio de la economía, con el fin de
asegurar a todos las mejoras de las condiciones de trabajo, el progreso económico y la protección social.

6. Tras la destrucción total de la tiranía nazi, esperan ver restablecer una paz que permita a todas las naciones vivir
con seguridad en el interior de sus propias fronteras y que garantice a todos los hombres de todos los países una
existencia libre sin miedo ni pobreza.

7. Una paz así permitirá a todos los hombre navegar sin trabas sobre los mares y océanos.

8. Tienen la convicción de que todas las naciones del mundo, tanto por razones de orden práctico como de carácter
espiritual, deben renunciar totalmente al uso de la fuerza. Puesto que ninguna paz futura puede ser mantenida sin las
armas terrestres, navales o aéreas continúan siendo empleadas por las naciones que la amenazan, o son susceptibles
de amenazarla con agresiones fuera de sus fronteras, consideran que, en espera de poder establecer un sistema de
seguridad general, amplio y permanente, el desarme de tales naciones es esencial. Igualmente ayudarán y fomentarán
todo tipo de medidas prácticas que alivien el pesado fardo de los armamentos que abruma a los pueblos pacíficos.
Formación del bloque de los Aliados:

Solidarizándose con Japón, Alemania e Italia declararon la guerra a Estados Unidos el día 11 de diciembre, cuatro días
después del ataque a Pearl Harbor; de esta manera estaba más que justificada la entrada en la guerra para los
estadounidenses; después de esto todos los gobiernos del continente americano, con excepción de Argentina que lo
haría más tarde, hicieron causa común con Estados Unidos, en la Conferencia Panamericana celebrada en Río de
Janeiro, Brasil, en enero de 1942. Ese mismo mes, veintisiete naciones, incluidas las tres grandes potencias —Gran
Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética que había roto el pacto con Alemania— se integraban en una alianza
contra el Eje a la que Roosevelt dio el nombre de Naciones Unidas.

Cada una de ellas se comprometía a utilizar todos los recursos para derrotar al Eje y a no hacer nunca una paz por
separado. De tal forma quedaban integrados plenamente los dos bloques contrarios: el bloque de los Aliados, formado
por Inglaterra, la Unión Soviética y Estados Unidos (Francia había quedado temporalmente fuera de la contienda) y el
bloque del Eje, integrado por Alemania, Italia y Japón. El primero manifestaba una aplastante superioridad en caso de
que la guerra se prolongase, aunque todavía a mediados de 1942 la supremacía de las Potencias del Eje era un hecho
innegable.

A principios de ese año, Estados Unidos y Gran Bretaña formaron una organización llamada Jefes de Estado Mayor
Combinados, con el propósito de unificar sus recursos, en una estrecha colaboración que por primera vez se daba
entre las dos naciones y, en agosto se celebraba en Moscú un encuentro entre Stalin, Churchill y William Averell
Harriman, este último en representación del presidente estadounidense, para discutir la apertura de un segundo frente
en Europa.

Tres frentes de guerra:

A partir de diciembre de 1941 se efectuaron tres guerras, en forma casi independiente aunque incluidas en una sola
guerra total: 1) en las llanuras de Rusia, entre los alemanes y el ejército soviético; 2) en el océano Pacífico, donde se
enfrentaron estadounidenses y japoneses; y 3) en el océano Atlántico, el mar Mediterráneo y el norte de África, donde
ingleses y estadounidenses combatían contra Alemania e Italia. Para los Aliados, el objetivo principal consistió en
acelerar la derrota de Alemania, la nación más peligrosa de las Potencias del Eje, aun cuando tuvieran que retrasar la
derrota sobre Japón.

Las batallas decisivas que harían cambiar de rumbo a la guerra, inclinando la victoria final al bando de los Aliados,
ocurrieron, entre el otoño de 1942 y la primavera del siguiente año, en tres principales frentes de combate. Esas
batallas fueron:

a) En el norte de África; en un sitio conocido como El Alamein, donde el mariscal británico Bernard Law Montgomery
atacó a las fuerzas alemanas al mando del general Erwin Rommel y las obligó a retirarse; a los pocos días de este
hecho, ocurrido el 23 de octubre de 1942, desembarcaban en el norte de África las tropas estadounidenses dirigidas
por el general Dwight D. Eisenhower, para colaborar con Montgomery romper el cerco de las fuerzas de Rommel, las
cuales se vieron forzadas a abandonar el territorio, y capitularon el 7 de mayo de 1943; África quedaba libre de las
fuerzas del Eje y el Mediterráneo estaba abierto. El sueño de Mussolini de crear un imperio africano se había
desvanecido.

b) En el frente oriental, Hitler desencadenaba una nueva ofensiva contra la Unión Soviética, buscando apoderarse de
los territorios del Cáucaso, ricos en petróleo, a pesar de que las fuerzas alemanas se encontraban ya debilitadas. A
mediados de noviembre de 1942, las tropas rusas —superiores en número a las alemanas y bien equipadas no sólo
con los propios recursos soviéticos sino con la ayuda proporcionada por Estados Unidos a través de la Ley de
Préstamos y Arriendo— realizaron una contraofensiva que logró romper las líneas enemigas al norte y sur de
Stalingrado y vencer a las fuerzas alemanas. Después de esta victoria, a pesar de algunos retrocesos, los rusos se
mantuvieron a la ofensiva durante todo el resto de la guerra

c) En el Pacífico, durante los primeros meses de 1942, los japoneses lograron importantes triunfos, llegando a dominar
una extensa área del Pacífico, donde incluso conquistaron algunas bases estadounidenses. Pero a semejanza de
Alemania, Japón no pudo sostener una guerra prolongada contra las fuerzas aliadas, cuya base de operaciones se
encontraba en Australia, al mando del general estadounidense Douglas MacArthur (foto).

Durante la primavera de 1942, los Aliados obtuvieron importantes victorias navales y aéreas en las batallas del Mar del
Coral y Midway, y desde entonces se manifiesta hacia el Pacífico central un gran avance de los Aliados. Meses más
tarde, las fuerzas estadounidenses desembarcaron en Guadalcanal, en las islas Salomón

La fase final de la guerra

Acuerdos para las ofensivas finales. Mientras se desarrollaban las campañas militares, los diplomáticos aliados llevaron
a cabo importantes planes políticos con el fin de acordar las estrategias más adecuadas para derrotar al Eje. Desde
1941, los soviéticos pedían la creación de un segundo frente, es decir, un desembarco aliado en Europa occidental
para contrarrestar la ofensiva alemana en el frente oriental. Pero en ese año y en el siguiente, las fuerzas occidentales
todavía no estaban en condiciones de emprender tal operación.

Del 14 al 24 de enero de 1943, Churchill y Roosevelt celebraron la Conferencia de Casablanca y en ella se proyectó el
desembarco en Francia para la primavera de 1944, pero no lograron establecer acuerdos concretos sobre las
estrategias a seguir antes de esa fecha. Sin embargo, ambos mandatarios tomaron en Casablanca una decisión muy
importante a la que pronto se sumó Stalin: la rendición incondicional que se exigía a las potencias del Eje, como único
medio de poner fin a la guerra.

La campaña de Italia. Después que Montgomery y Eisenhower lograran vencer a las fuerzas de Rommel en África,
luego de una espectacular campaña conjunta (julio-agosto de 1943), tropas inglesas, canadienses y estadounidenses
desembarcaron en la isla de Sicilia, dispuestos a atacar las fuerzas de Mussolini. Así, lograron engañar a Hitler
haciéndole creer que dirigían su ataque contra Grecia.

Ante la llegada de los ejércitos aliados a territorio italiano, Mussolini reunió al Gran Consejo Fascista, pero no consiguió
su apoyo; por lo contrario, la gran mayoría de los miembros del Consejo le reprocharon haber llevado a Italia al
desastre y decidieron restablecer un régimen constitucional, para lo cual pidieron al rey la destitución de Mussolini. El
25 de julio, el Duce fue relevado de su cargo y arrestado. Después de veintiún años, el régimen fascista llegaba a su
fin. El poder fue ocupado por el mariscal Pietro Badoglio, quien se puso al frente de un gobierno militar del que fueron
excluidos los fascistas, y empezó a realizar gestiones para capitular ante los Aliados, en tanto que Hitler se preparaba
para atacar Italia, previendo una posible colaboración de este país con las fuerzas angloamericanas.

Durante el mes de septiembre de 1943, los alemanes liberaron a Mussolini, quien se instaló en la ciudad de Milán y
proclamó la República Social Italiana —que en realidad sería un gobierno títere de Hitler— y decretó una nueva
movilización militar. Con estas acciones se desencadenó en el norte de Italia una guerra civil entre los fascistas
ayudados por los alemanes, y el Comité de Liberación Nacional dirigido por los comunistas que encabezaba el líder
Palmiro Togliatti. De ahí en adelante daría comienzo la resistencia italiana en contra de los regímenes nazi-fascistas,
cuyo desprestigio crecía considerablemente tanto entre el pueblo alemán como en el italiano. En octubre, el gobierno
de Badoglio declaró la guerra a AJemania, e Italia fue reconocida por los Aliados como país “cobeligerante”. En abril
del año siguiente, cuando Alemania era cercada en dos frentes y su derrota era inevitable, Mussolini agotó sus
recursos para salvarse y decidió huir hacia Suiza, pero fue apresado y fusilado por la resistencia antifascista italiana.

No obstante, la campaña de Italia se prolongó por varios meses porque los alemanes bloqueaban tenazmente el
avance de las fuerzas angloamericanas hacia Roma. A partir de la liberación de esta ciudad el 5 de junio de 1944, el
frente aliado en Italia quedó paralizado, pues hubo necesidad de retirar las tropas para utilizarlas en la campaña para
liberar a Francia.

Conferencia de Teherán. Ante el nuevo curso que había tomado la guerra, los dirigentes de las potencias aliadas —
Stalin, Roosevelt y Churchill— decidieron celebrar una nueva reunión, en Teherán, capital de Irán, a finales de
noviembre de 1943. En la Conferencia de Teherán, Stalin planteó dos asuntos cuya discusión daría la característica
esencial de esta reunión: uno se refería a la insistencia soviética en la necesidad de que las fuerzas
angloestadoudinenses abrieran un segundo frente de guerra en Europa occidental, y el otro a la conveniencia de
establecer un acuerdo sobre el problema de las nuevas fronteras, es decir, de los territorios que corresponderían a
cada uno de los Aliados una vez que el Eje fuera derrotado. Para la fecha en que se celebraba esta reunión, Stalin ya
podía imponer condiciones debido a los triunfos que la Unión Soviética había obtenido sobre el ejército alemán; por lo
tanto, se empezaba a plantear una nueva correlación de fuerzas, derivada de la diferencia fundamental que había entre
el sistema soviético y el de sus aliados circunstanciales. En esa misma conferencia, Gran Bretaña y Estados Unidos se
comprometieron a realizar un desembarco al norte de Francia, con el fin de abrir el segundo frente solicitado por Stalin.

Por esas fechas (finales de 1943), tanto la aviación inglesa como la de Estados Unidos —cuya superioridad sobre la
alemana ya se había hecho evidente— desencadenaron una gran ofensiva de bombardeo sobre Alemania y los
territorios ocupados por este país, donde arrasaron varias ciudades importantes y ocasionaron serios daños a la
industria bélica enemiga. Hitler a su vez realizó el ensayo de una serie de armamentos nuevos, aviones de reacción y
cohetes teledirigidos, (las llamadas bombas V1y V2) con las que volvieron a atacar la ciudad de Londres; sin embargo,
estas acciones alemanas no habrían de cambiar el curso de la guerra que ya se había inclinado a favor de los Aliados.

40.000.000 millones de muertos fue el saldo de la 2° Guerra Mundial

El ocaso del Tercer Reich

A principios de febrero, los ejércitos aliados efectuaron un ataque coordinado sobre el Rin. Tropas británicas y
canadienses lograron en el norte pequeñas conquistas, pero hallaron una fuerte resistencia. En otros puntos los aliados
avanzaron con mayor rapidez a pesar de los vigorosos contraataques alemanes.

El 5 de marzo, los soldados estadounidenses ocuparon Colonia. Dos días más tarde, una división acorazada
estadounidense descubrió que los alemanes habían dejado intacto un puente sobre el Rin y lo ocuparon mientras los
alemanes intentaban volarlo. Hitler, enfurecido, destituyó a Rundstedt y nombró en su lugar al mariscal Albert
Kesselring, que había estado al frente de los ejércitos alemanes en Italia. A finales de marzo, las tropas aliadas ocupan
la ribera occidental del Rin desde la ciudad holandesa de Arnhem hasta la frontera suiza. Habían rebasado en su
totalidad la legendaria Línea Sigfrido, con excepción de su sector más meridional, en la orilla oriental del Rin. En
marzo, los aliados incrementaron su ofensiva aérea.

Parlamento Alemán Al Finalizar la Guerra

De día unas veces y de noche otras, llegaron a arrojar 245.000 toneladas de bombas sobre ciudades, fábricas,
centrales de energía, líneas de ferrocarril y otros objetivos estratégicos.

Mientras los ejércitos aliados de Europa occidental entraban sin dificultad en Alemania, el ejército rojo cerraba el cerco
desde el este. A finales de febrero, las tropas soviéticas alcanzaban la línea Oder-Neisse, situada a unos 65 kilómetros
de Berlín. Mientras tanto, las fuerzas aliadas del norte de Italia rompían la línea gótica por varios puntos y se
preparaban para una ofensiva final contra el maltrecho ejército de Hitler.

Entrada de los Aliados a Berlín

El 1 de abril, los ejércitos primero y noveno de los Estados Unidos cercaron el Ruhr, fuente de reservas carboníferas e
industriales vitales para Alemania. Tras una serie de intentos frustrados por romper el cerco, las tropas alemanas
quedaron reducidas a la impotencia y el 18 de abril los aliados invadieron la región, al tiempo que capturaban 320.000
soldados enemigos. A partir de aquel momento la resistencia alemana se vino abajo —exceptuando algunas zonas en
que las tropas lucharon con fanatismo hasta la muerte— y los ejércitos aliados barrieron el país.

El 16 de abril los soviéticos lanzaron la ofensiva final sobre Berlín, mientras los ingleses se dirigían al nordeste, hacia
Hamburgo y Lübeck, y los norteamericanos al sudeste, hacia Munich y las fronteras de Checoslovaquia y Austria.
Hitler, que se negaba a aceptar la realidad, ordenó la creación de guerrillas para hacer frente a los invasores, y mandó
a sus oficiales que destruyesen todas las instalaciones industriales y viarias del país; mientras tanto, se dedicaba a
mover sobre su mapa divisiones inexistentes. La única buena noticia que recibió en aquellos días postreros fue la
muerte de Roosevelt el 12 de abril.

La Bandera Roja en el Parlamento Alemán

Sin embargo, el 22 de abril, la mente del Führer pareció comprender que el fin se aproximaba. La mayoría de los altos
oficiales alemanes huyó de Berlín, pero Hitler decidió permanecer en la ciudad. Finalmente, el 30 de abril, el dictador
nazi se suicidó, convencido hasta el último momento de que había sido traicionado por los suyos y de que la historia le
haría justicia. En su testamento nombraba como sucesor al almirante Karl Doenitz, artífice de las brillantes campañas
de los submarinos alemanes.

El día anterior, 29 de abril, se rindieron las tropas alemanas de Italia y en días sucesivos siguieron el ejemplo los
ejércitos nazis de Holanda, de Dinamarca y del noroeste y mediodía de Alemania. El 7 de mayo los alemanes firmaron
en Reims la rendición incondicional v al día siguiente cesaron oficialmente las hostilidades. Ante la insistencia de Stalin,
la capitulación se ratificó formalmente en una ceremonia que tuvo lugar el 9 de mayo en Berlín.

LA DERROTA DE JAPÓN: El 6 de agosto de 1945 se lanzó la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima.
Sus efectos fueron apocalípticos: causó casi 130.000 víctimas, entre muertos y heridos. Unos 48.000 edificios fueron
completamente destruidos y 176.000 personas quedaron sin hogar. Tres días después, una segunda bomba cayó
sobre Nagasaki, devastando 47 km2 y causando la muerte a cerca de 40.000 japoneses.

Transcurridos muchos años, las secuelas de la radiación seguirían engrosando la nómina de híbakushas, los afectados
por el terror atómico.

Al día siguiente, Japón se rindió sin condiciones. El 2 de septiembre de 1945, en una solemne

ceremonia a bordo del acorazado Missouri, anclado en la bahía de Tokio, el general MacArthur, comandante supremo
de las fuerzas aliadas, recibía la rendición de Japón. Era el fin de la Segunda Guerra Mundial

Balance de la guerra

China perdió 6,4 millones de personas, entre civiles y militares; Japón tuvo 1,4 millones de muertos. Corea sufrió
especialmente la dominación japonesa, con miles de muertos y la ominosa degradación de gran parte de su población
femenina. Éste y otros crímenes fueron juzgados por un tribunal aliado -el "Nuremberg japonés"- que condenó a muerte
a varios militares japoneses, entre ellos al general Tojo, ministro de la guerra y primer ministro de Japón durante el
conflicto bélico. El emperador Hiro-Hito se mantuvo en el trono por decisión de los ocupantes estadounidenses.

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