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LOS PLANES OPERATIVOS ALIADOS Y ALEMANES

EL PLAN FRANCÉS. EL PLAN DYLE.


En https://es.wikipedia.org/wiki/Plan_Dyle

El Plan Dyle (o Plan D) fue el plan de operaciones elaborado por el Alto Mando francés, bajo la
dirección del general Maurice Gamelin, para responder a un posible ataque de la Wehrmacht. Al final
de la Primera Guerra Mundial se extendió la creencia, adquirida tras largos años de guerra en las
trincheras, que la defensa de Francia se debía dar a través de la creación de grandes posiciones
fortificadas a lo largo de la frontera; se rechazó, por lo tanto, las nuevas teorías relacionadas con la
guerra de movimiento y el desarrollo de formaciones independientes blindados para facilitar la
construcción de nuevos sistemas de defensa fija.
Esta defensa fue propuesta, en primer término, por el mariscal Joseph Joffre, a pesar de la oposición
de destacados políticos y militares franceses como Paul Reynaud y el joven coronel Charles de
Gaulle, los cuales presionaron a favor de la inversión en las tropas blindadas y aviones. Sin embargo,
el gobierno fue persuadido por André Maginot, para invertir en una larga línea de fortificaciones en
la frontera.
La línea fue construida en etapas, a partir del 13 de enero de 1928, pero los trabajos avanzaron recién
en 1930, cuando en realidad Maginot obtuvo una financiación sustancial del gobierno. La
construcción principal se completó en 1935. Las especificaciones para la defensa eran muy altas, con
numerosos búnkeres y conectando entre sí a miles de hombres. Las fortificaciones no se extendieron
a la zona del bosque de las Ardenas (que se consideró impenetrable) y a lo largo de la frontera con
Bélgica, ya que los dos países habían firmado una alianza en 1920 que garantizaba el ejército francés
la oportunidad de trabajar en el territorio belga si las fuerzas Alemanas lo hubieran invadido. Cuando
Bélgica derogó el tratado en 1936 y declaró la neutralidad, la Línea Maginot se extendió rápidamente
a lo largo de la frontera franco-belga. Sin embargo, este nuevo tramo de fortificaciones nunca fue
capaz de alcanzar los estándares de seguridad de la línea original.
En la construcción de la Línea Maginot, el ejército francés no pudo resolver el problema de la pobreza
en las fortificaciones que la frontera franco-belga poseía. El Alto Mando francés dirigido por Maurice
Gamelin, sobre la base de la experiencia de la Primera Guerra Mundial, estaba convencido de que los
alemanes en caso de una ofensiva llevarían su ataque principal en esa zona, utilizando los esquemas
de operación del antiguo Plan Schlieffen.
La parte sur del frente fue cubierta por la Línea Maginot. La zona central cubierta por los bosques de
las Ardenas fue considerado el mejor obstáculo antitanque de Europa. La subestimación de las
capacidades operativas de las formaciones blindadas y motorizadas para atravesar las Ardenas llevó
al Alto Mando francés a desguarnecer el sector central de su línea defensiva, y en su lugar reforzó el
ala izquierda, que, de hecho, de acuerdo con las previsiones de los expertos militares franceses tendría
que soportar la parte más exigente de la batalla con las fuerzas alemanas.

EL PLAN DYLE
Las tropas anglo-francesas entrarían en el territorio belga, a lo largo de las posiciones fortificadas que
fueron construidas por el gobierno de Bélgica en la extensión del río Dyle (la línea KW). Tal medida
habría dado lugar a dos ventajas tácticas para las fuerzas aliadas: en primer lugar, permitiría una
primera línea de defensa en un frente más angosto y, por lo tanto, más fácilmente defendible; en
segundo lugar, al llegar a la línea KW, las fuerzas anglo-francesas serían capaces de utilizar las nuevas
posiciones construidas por los belgas en los años anteriores. Por último, la posición de la defensa en
la línea de Dyle apareció como la mejor ubicación desde la cual iniciar una contraofensiva.
El plan de defensa desarrollado por el plan Dyle materializaba coherentemente las expectativas
francesas acerca de la ofensiva alemana y la mayoría de las fuerzas anglo-francesas se ubicarían en
el ala izquierda, especialmente aquellas más modernamente equipadas y armadas del ejército francés
entero.
Para defender la zona punto de unión entre el 1° Grupo de Ejércitos y la Línea Maginot francesa, sólo
quedó el 2° ejército francés del general Charles Huntziger cubriendo las Ardenas.
Elemento decisivo para el éxito del plan había sido considerada la resistencia del ejército belga en el
primer asalto de la Wehrmacht. Si las fuerzas armadas de Bélgica eran capaces de mantener el control
del canal Alberto durante al menos cinco días, a continuación, las tropas anglo-francesas serían
capaces de ocupar las nuevas posiciones en el Dyle en la medida de sus posibilidades.
El plan Dyle, en la práctica, ponía la mayor parte de las fuerzas armadas francesas justo donde querían
los alemanes; desde este punto de vista, la estrategia de la defensa francesa fue complementaria al
Plan Manstein.
LOS PLANES ALEMANES.
EL PLAN AMARILLO Y EL PLAN MANSTEIN.
TRADUCIDO DEL LIBRO BLITKRIEG DE LEN DEIGHTON

Cuando comenzó la guerra en septiembre de 1939, el plan del ejército alemán para un ataque a Francia
era el que había fracasado en 1914 es decir ejércitos que avanzaban a través de los Países Bajos entre
Luxemburgo como bisagra y el borde exterior de la costa del Canal con dirección París. Los aliados
conjeturaron que los alemanes adoptarían tal plan y, decidieron hacer frente a este movimiento para
encontrarse con el enemigo durante su aproximación y dar batalla en Bélgica.
Aunque ambos contendientes estaban “de acuerdo” en cuanto al tipo de guerra que iba a ser, no pocos
comandantes de ambos bandos creían que esa estrategia llegaría a buen término.
El Alto Mando alemán por su parte informó que su ejército no era lo suficientemente fuerte como
para llevar a cabo la ofensiva y sólo después de la victoria en Polonia la perspectiva comenzó a parecer
más factible y más aún cuando Hitler ordenó que el ejército alemán se ampliara a 130 divisiones y el
número de divisiones blindadas aumentara de seis a diez, ahí los generales miraron hacia Francia con
nueva confianza.
En la misma tarde en que Polonia capituló, el 27 de septiembre de 1939, Hitler ordenó a su ejército
que preparara un plan operativo para atacar a Francia. Curiosamente el general Rundstedt, quien había
conducido el ataque con éxito contra Polonia, no fue consultado y se encomendó a los planificadores
de la OKH encabezados por el general Halder, Director de Operaciones del Estado Mayor del
Ejército.
Para el 10 de octubre de 1939, Hitler había producido un memorando de cincuenta y ocho páginas
que describía con cierto detalle la forma en que las fuerzas blindadas deberían atacar por ambos lados
de Lieja en Bélgica mientras que el OKH produjo otro plan que envolvía por Gante. Ambos planes,
no obstante, apuntaban a victorias parciales que, en el mejor de los casos, simplemente separarían a
la Fuerza Expedicionaria Británica de los ejércitos franceses y asegurarían a los alemanes algunas
bases aéreas avanzadas.
El 21 de octubre, el general Manstein, Jefe de Estado Mayor del Grupo de Ejércitos A, obtuvo una
copia de las órdenes que establecían el ahora conocido como Plan Amarillo mientras pasaba por
Berlín en su camino para establecer el cuartel general del Grupo de Ejércitos A en Coblenza, y pensó
que este desarrollaba el tipo de operaciones que tenía poca esperanzas de éxito, incluso llegó a escribir
con un profesionalismo escalofriante en su libro Victorias Perdidas - "Me pareció humillante, por
decir lo menos, que nuestra generación pudiera no hacer nada mejor que repetir una vieja receta".
El Estado Mayor alemán, presionado por Hitler para que preparara planes apresurados para una
batalla que no esperaban poder ganar, carecían de suficiente transporte motorizado para superar los
problemas de suministros de 1914, y se enfrentarían a un ejército francés movilizado, habiendo
producido un plan para una "victoria parcial" que no se esperaba que conquistara Francia, sólo
apoderarse de una gran parte de la costa del Canal de la Mancha como base para futuras operaciones
en lo que sería otra larga guerra.
Aunque Manstein no era un especialista en tanques, pudo ver que Holanda era una zona difícil para
las operaciones de tanques. Había demasiados cursos de agua, y los diques se podían abrir para
inundar regiones completas y formar un mar de barro. Además, estas regiones a través de las cuales
los ejércitos del norte debían rodar eran zonas urbanas encadenadas, que significaban en efecto un
enorme obstáculo para los tanques que necesitaban una gran llanura para desplazarse con libertad.
Ninguno de los soldados de tanques alemanes había tenido tiempo suficiente para olvidar que tan
reciente como en septiembre, la 4 Pz Div había perdido 57 de los 120 tanques en un día de combates
contra los polacos en los suburbios de Varsovia.
Manstein comenzó a esbozar un nuevo modo de acción para las divisiones Panzer, una nueva ruta. Si
la mayor parte de los blindados se transfirieran al Grupo de Ejércitos A y estos fueran capaz de abrirse
paso a través del bosque de las Ardenas y sobre el Mosa, encontrarían luego el tipo de terreno ideal
para el tanque y luego de allí tendrían vía libre hacia París o hacia el Canal. Desde el principio,
Manstein pensó en términos del empleo de importantes fuerzas blindadas independientes que
llevarían a estos y a las fuerzas motorizadas muy por delante de un apoyo tirado por caballos.
Fue en este sentido que Manstein, Guderian, y finalmente Hitler lo vieron de manera diferente al resto
de los planificadores del OKH.
La orden para el Plan Amarillo fue fechada el 19 de octubre de 1939 y a partir de ese momento fue
teniendo sucesivas modificaciones, muchas de ellas traumáticas y que al momento no están
suficientemente claras.
El 29 de octubre el plan fue modificado para dejar a Holanda neutral. Hitler creyó que podía persuadir
a los holandeses para que se mantuvieran al margen de la guerra, incluso si pasaba por la ciudad
holandesa de Maastricht para atacar Bélgica.
Al día siguiente Hitler confió al general Jodl, su jefe de operaciones en el OKW, una "idea fugaz"
que había tenido para concentrar un ataque por la brecha de Arlón a través del bosque de las Ardenas
para así caer sobre Sedán.
Sólo un hombre en Alemania podía estar seguro de la viabilidad de alcanzar esa tarea a lo largo de
las estrechas y sinuosas carreteras de las Ardenas, y ese era el general Heinz Guderian. El general
Keitel, en nombre de Hitler, consultó a Guderian y este expresó que sería posible mover y abastecer
a las fuerzas blindadas y motorizadas a través de este sector de campo boscoso y montañoso.
Mientras tanto, el plan del OKH había recibido una franca propuesta del Comandante del Grupo de
Ejércitos A, von Rundstedt quien escribió una larga carta a su Comandante en Jefe, Brauchitsch,
explicando qué percibía que el plan no podría alcanzar una victoria decisiva y en un segundo
documento añadió sugerencias detalladas (de Manstein) para mover el peso del ataque del Grupo de
Ejércitos B de Bock desde el norte a las fuerzas de su Grupo más hacia el sur, esta correspondencia
fue desestimada en el OKH, donde se pensó que esto era simplemente una manifestación más de las
no tan buenas relaciones entre Rundstedt y Bock, y que las nuevas propuestas no eran más que para
obtener mayor poder, importancia y gloria para el Comandante del Grupo de Ejércitos A. Las
sugerencias de Manstein simplemente fueron archivadas y olvidadas.
El general Halder por su parte, confió en su diario personal que el memorando de Manstein no debió
llamar la atención de Hitler; sin embargo, fue en esencia el plan de Manstein el que finalmente cambió
la forma de operar en la Campaña y encontró su lugar permanente en los libros de historia.
El 3 de noviembre Brauchitsch visitó el cuartel general del Grupo de Ejércitos A en Coblenza, donde
ahí Manstein expuso personalmente sus ideas en detalle. Se dice que Brauchitsch no se impresionó,
y que expresó, que, de todos modos, no había ninguna posibilidad de hacer cambios importantes en
el plan del OKH en esta etapa del planeamiento y prometió al Grupo de Ejércitos A un refuerzo de
dos regimientos motorizados y una división blindada sacadas de las reservas. Estos pequeños
agregados en nada contribuyeron a incrementar la potencia de los ejércitos en el sur.
De hecho, había razones fundadas por las que Brauchitsch creía que el ataque se lanzaría mucho antes
y de que no había posibilidad alguna de poner en práctica cambios al Plan Amarillo debido a que la
palabra clave para activar el plan ya se había sido emitida varias veces, y cancelada una y otra vez a
la luz de las condiciones meteorológicas. De hecho, la ofensiva se pospuso veintinueve veces hasta
que finalmente se desató en mayo del 40.
Fue durante uno de esos retrasos, debido al mal tiempo del 11 de noviembre, que Hitler, todavía
digitando el bosque de las Ardenas en su mapa de operaciones, ordenó repentinamente que el XIX
Panzerkorps de Guderian (dos divisiones Panzer y una división de infantería motorizada) fuera
asignada al Grupo de Ejércitos A, dándole Sedan como objetivo. En ese momento el movimiento
aparentemente fue pensado más como un engaño y el peso principal de la ofensiva continuó siendo
responsabilidad de Bock y su Grupo de Ejércitos B. Es así como Hitler había enviado a su exponente
más conocedor de la guerra de tanques con Rundstedt, aunque el mismo Guderian pensaba que no
había cambiado en gran medida el poder de combate del Grupo de Ejércitos A, y calculó que todavía
no había suficiente fuerza blindada en el sur para romper las defensas francesas a lo largo de ese
tramo del río Mosa.
Cuando Guderian llegó a Coblenza para asumir su nuevo cargo, Manstein inmediatamente lo abordó
sobre la problemática de mover los tanques a través del bosque de las Ardenas.
Para entonces, Hitler había recomendado a sus generales que debían estar atentos para reforzar a
Guderian en caso de necesidad y que todo el esfuerzo de la ofensiva debía cambiar detrás del Grupo
de Ejércitos A, si ese sector lograba mejores resultados.
Si el instinto de Hitler lo estaba atrayendo hacia Sedán, este todavía no reconocía todo el impacto de
un plan como el de Manstein que preveía una gran penetración a través de las Ardenas hasta la costa
francesa, cortando a los ejércitos aliados en dos. Para Manstein, este golpe audaz dependía totalmente
de la velocidad y el impulso.
El 27 de noviembre, Hitler se reunió con Rundstedt y Guderian, con el fin de conocer de primera
mano lo que estaba sucediendo en los que serían los escalones más adelantados de la ofensiva. Una
vez más, el Führer se interesaba por cada detalle de la planificación, hasta el nivel regimiento, como
lo había hecho en la campaña polaca y días más tarde, interesado en las propuestas de Manstein, - de
la que había escuchado referencias - envió a su ayudante de campo a Coblenza y este regresó con uno
de los memorandos operativos de Manstein, los que entregó a Hitler.
El 10 de enero de 1940, con un pronóstico del tiempo que prometía temperaturas lo suficientemente
frías como para hacer que el terreno fuera firme para las fuerzas móviles y los cielos lo
suficientemente despejados para la Luftwaffe, Hitler dio la orden de atacar el 17 de enero. Sin
embargo, la puesta en marcha del plan quedó trunca por un altercado aéreo que había vulnerado las
medidas de seguridad de contrainteligencia más básicas. El problema se produjo en la base aérea de
Münster. Un oficial del Estado Mayor que debía dirigirse a Colonia, quejoso por el incómodo viaje a
soportar en tren, coordinó con un aviador militar amigo, que lo llevara en un avión de enlace, un
Messerschmitt Bf 108, hasta Colonia.
Fuertes vientos, nieve en las alas, y un paisaje en tierra totalmente congelado confabularon contra el
vuelo. El oficial de Estado Mayor sabía de la órdenes sobre que ningún papel secreto debía ser llevado
en avión…y no sólo los documentos que transportaba eran secretos, sino que se referían a las órdenes
de movimiento para una división aerotransportada en la ofensiva sobre Francia.
En el avión y perdidos, en busca de algún punto de referencia familiar, el aparato se quedó sin
combustible y debió aterrizar en un campo en territorio belga. Al darse cuenta de que serían
capturados, los alemanes intentaron quemar los documentos, pero como ninguno de los dos fumaba
buscaron fuego en lo de un agricultor de la zona. Mientras los papeles comenzaban a quemarse
llegaron gendarmes belgas y los dos oficiales fueron detenidos en una cabaña, donde nuevamente
intentaron destruir los papeles, esta vez en una estufa. A pesar de esto el Alto Mando belga y los
comandantes aliados que tomaron conocimiento de las órdenes alemanas, estaban convencidos de
que todo era parte de un plan de engaño.
Quizás esta fue la más poderosa razón por la que se modificó el Plan Amarillo hacia lo que se
conocería más tarde como el Plan Manstein, aunque todavía no se concretarían cambios significativos
en el plan en la conferencia de Comandantes en Jefe de Bad Godesberg el 25 de enero donde el Grupo
de Ejércitos B conservó la mayoría de las formaciones móviles.
Rundstedt tal vez esperó que el asunto del aterrizaje forzoso convertiría al Comandante en Jefe a las
nuevas ideas, pero al ver que estas no se concretaban, envió un mensaje el 12 de enero insistiendo
hasta el punto de la insubordinación en que el plan de Manstein debía mostrarse a Hitler. Una vez
más, la solicitud fue rechazada.
A finales de enero de 1940 el OKH había decidido resolver el asunto del plan de Manstein de una vez
por todas, pero al mismo tiempo este recibió la orden de asumir el mando de un cuerpo de infantería
al otro lado de Alemania. (Había un comando Panzerkorps libre en el oeste al mismo tiempo, pero
esto fue dado al general Reinhardt, un oficial subalterno de Manstein.)
Durante febrero se organizaron juegos de guerra para probar las ideas de Manstein. Un juego usó
fotografías aéreas y entró en detalles exigentes sobre las capacidades de la carretera, lugares de espera,
zonas de reunión, reabastecimiento de combustible, defensa aérea durante la marcha de aproximación,
etc. Vigorosos ataques aéreos aliados fueron programados en el juego. Halder, jefe de gabinete de
Brauchitsch, quedó impresionado con los resultados.
Se llegó a la conclusión de que tal ataque podría tener éxito si se le daba mucho más peso de fuerzas
blindadas al Grupo de Ejércitos A, pero continuaban intranquilos por el efecto de los ataques aéreos
enemigos y preocupados para que las divisiones blindadas de la punta de lanza no dejaran a la
infantería motorizada detrás de ellos. También le preocupaban las dificultades de conseguir poner los
tanques en la 2da orilla del Mosa bajo fuego enemigo. A pesar de todo, Halder comenzó a creer que
Manstein podía tener razón, aunque estaba convencido de que las fuerzas blindadas debían detenerse
en el Mosa y esperar a que los alcanzaran la infantería y la artillería. Sugirió entonces un cruce en el
noveno o décimo día de la campaña.
Tanto Guderian como el general Wietersheim, comandante del XIV Cuerpo Motorizado que seguía
a las divisiones blindadas, quedaron horrorizados y expresaron que la pérdida de impulso sobre el
Mosa sería fatal para una operación de este tipo - Manstein no estaba presente, ya que había partido
a su nuevo destino -. La reunión no terminó en buenos términos.
El 17 de febrero de 1940, Manstein almorzó con Hitler. Era una práctica del Führer la de mantener
reuniones informales con generales recién nombrados. También estaba presente Rommel quien había
tomado el mando de la 7ma Pz Div apenas una semana antes.
Después del almuerzo, Manstein fue convocado y llevado al estudio de Hitler. Allí se le ordenó
materializar sus ideas en un plan para la próxima batalla en el oeste. Cuatro días antes Hitler había
criticado con furia el plan del OKH tal como estaba y había ordenado preparar un estudio detallado
basado en sus correcciones.
Ahora Hitler escuchaba a Manstein con evidente aprobación. Era un plan audaz y "milagroso", y tales
proyectos siempre le atraían. La fría razón profesional de Manstein avaló las intuiciones que Hitler
había sentido durante mucho tiempo sobre las posibilidades de un avance a través del bosque de las
Ardenas y un asalto sobre Sedan.
Los generales del OKH que habían ignorado las propuestas de Manstein, rápidamente reconocieron
el giro de intención y las virtudes del nuevo plan. A la mañana siguiente, Halder se presentó ante
Hitler con un nuevo plan. Fue una inversión completa de todo lo que el OKH había estado ofreciendo.
No solo estaba de acuerdo con las ideas de Manstein, sino que era incluso más drástico que cualquier
cosa que se hubiera atrevido a proponer. Sin embargo, no se dio crédito a su verdadero autor. En
cambio, se afirmó que se trataba de su propio trabajo. "Ahora hemos vuelto al esquema original",
afirmó Halder.
Además de todo esto, especialista en claves habían roto los códigos militares franceses en octubre de
1939, y el tráfico de radio confirmaba que Sedán era el punto débil entre dos Divisiones de segunda
clase.
Para atacar en este punto el Grupo de Ejércitos A fue reforzado con un Ejército Panzer llamado
Panzergruppe Kleist que disponía de cinco divisiones Panzer: El cuerpo Panzer de Guderian y el
cuerpo Panzer de Reinhardt. Estos serían seguidos por el cuerpo de Wietershmein, que disponía de
tres divisiones motorizadas de infantería, la 1ra, la 29va y la 13ra. En adición a esto, otras dos
divisiones Panzer fueron asignadas al 4to Ejército de Von Kluge, quien estaba bajo el comando del
Grupo de Ejércitos A. Solo tres divisiones Panzer se mantuvieron en el Grupo de Ejércitos B.
El clima incierto del invierno de 1939-1940 había también jugado un papel en la planificación, ya
que habría desempeñado un papel negativo en la batalla, pues si el ataque se hubiera hecho de acuerdo
con el primer Plan Amarillo, casi con seguridad este habría llegado a un punto muerto en el barro.
Ahora la ofensiva iba a ser lanzada con el muy buen tiempo primaveral de mayo.
El día D fue el 10mo de ese mes mientras en Francia y Gran Bretaña la política hacía de las suyas.
En Francia, Paul Reynaud, un hombre lúcido y enérgico que llevaba varios años pidiendo la reforma
del ejército, había sido Primer Ministro durante sólo seis semanas. Reynaud nunca había tenido
mucha fe en el general Gamelin, el comandante en jefe francés, y la derrota en Noruega provocó una
furiosa disputa en el Gabinete de Guerra, que Reynaud interpretó como una renuncia por parte de
todo su gabinete. Dijo que lo anunciaría como tal al siguiente día, el 10 de mayo.
En Gran Bretaña, el momento de la invasión alemana fue igual de fatídico. El 9 de mayo,
Chamberlain, todavía en ese momento Primer Ministro, alcanzaba una impopularidad generalizada,
no sólo por la derrota en Noruega, sino también por la inapropiada complacencia mostrada con
respecto a esta. Después de una revuelta dentro de su bancada el día anterior, se vio obligado a pedir
apoyo a los líderes de la oposición. Estos se negaron, dejándolo solo. En la mañana del 10 de mayo,
junto con la noticia de los ataques alemanes por radio, Chamberlain se enfrentó a una rebelión dentro
de su Gabinete y renunció. Esa noche se le pidió a Winston Churchill que formara gobierno.
A las 21 hs del 9 de mayo de 1940 la palabra clave DANZIG alertó a las unidades alemanas. Un
inaudito tráfico de vehículos comenzó. Esa misma noche Hitler embarcó en su tren privado hacia su
Cuartel General de Munstereifel, 25 millas al sudoeste de Bonn, conocido como Nido de Piedras. El
Plan Manstein estaba en marcha.

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