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AY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS PERSONAJE MUY

IMPORTANTE EN LA CONFIGURACIÓN DE LA CIUDAD

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Antes de la llegada de los conquistadores españoles, el actual valle de San Cristóbal era conocido como
Hueyzacatlán que en náhuatl significa “junto al zacate grande”.

El 31 de marzo de 1528, el conquistador español Diego de Mazariegos fundó en dicho valle la Villa Real
de Chiapas; el 21 de junio de 1529, a petición de Juan Enríquez de Guzmán, se le cambió la
denominación por la de Villa Viciosa; el 11 de septiembre de 1531, por acuerdo de Cabildo, se le cambió el
nombre por el de Villa de San Cristóbal de los Llanos; el 7 de julio de 1536, se le cambió el nombre por el
de Ciudad Real; el 27 de julio de 1829, se le modificó la denominación por la de Ciudad de San Cristóbal.

Elevada pronto al rango de Ciudad Real, recibió de Carlos V en 1535, el escudo de armas, y de Paulo III
en 1538, la sede de un obispado. El primer obispo fue Don Juan de Arteaga, pero murió antes de llegar a
su sede. En su lugar fue consagrado fray Bartolomé de Las Casas, sacerdote de la orden de Santo
Domingo, quien fue el que empezó a levantar conventos y a fortalecer las comunidades religiosas de los
frailes.

En 1712 fue el año en que se liberaron los créditos de la corona para urbanizar formalmente a San
Cristóbal y construir sus monumentos barrocos de esta ciudad criolla.

En 1821 un amigo criollo de Joaquín Miguel Gutiérrez, el dominico Fray Matías de Córdoba; promulga
pacíficamente la independencia. En 1824 Chiapas se anexa a la República Mexicana.

En ese nuevo momento urbano, siguen las inundaciones y los sismos, además de plagas y epidemias.
Todo el siglo XIX se caracteriza por eternos conflictos entre conservadores (centralistas) y liberales
(federalistas) ajustando sus cuentas con las armas (hasta 1861); luego la guerra antintervencionista (en
Chiapas 1861-1864) que bombardeara dos veces la ciudad; y finalmente la lucha antirreeleccionista
(1866-1876), también con combates episódicos.

Por todo lo anterior, la población de la ciudad disminuyó drasticamente, emigrando a ranchos cercanos.
Fue hasta 1879 cuando el general Miguel Utrilla, accede a la gubernatura e instaurara la paz. En éste
periodo es cuando su urbanista neoclásico, el ingeniero Carlos Z. Flores, moderniza la ciudad, remodela
algunos monumentos, viste las calles con portones dóricos y ventanas toscanas, siembra los parques con
jardines y kioscos. Esta brillante empresa urbana se interrumpe en 1892 cuando los poderes se trasladan
a Tuxtla.

El 31 de mayo de 1848, se le agregó el apellido Las Casas, quedando como San Cristóbal de Las Casas;
el 9 de agosto de 1892, se trasladó de allí definitivamente la capital del estado a la ciudad de Tuxtla
Gutiérrez.

En la revolución, San Cristóbal se equivoca de bando porque quiere recuperar su status de capital del
Estado y conservar sus fincas de peones acasillados, Al triunfar la Revolución, las ambiciones de los
sancristobalences son castigadas.

El 13 de febrero de 1934, se le modificó el nombre de San Cristóbal de Las Casas por Ciudad Las Casas;
el 4 de noviembre de 1943 se le restituyó su nombre anterior, quedando desde entonces como San
Cristóbal de Las Casas, en honor a fray Bartolomé de Las Casas, protector de los indios.

En 1947, la carretera panamericana vincula San Cristóbal con el resto del país.

Desde las últimas décadas del siglo XX y hasta la actualidad la ciudad ha ido aumentando su población y
mejorando su infraestructura turística.

QUÉ VER EN SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS

CIUDAD DE MÉXICO.-Una serie de estudios antropológicos sobre los más de 10


grupos indígenas de Chiapas, que van desde su historia, organización social,
cosmovisión, arte, movimientos sociales y migración, entre otros, son reunidos en
el "Atlas etnográfico. ''Los pueblos Indígenas de Chiapas". 

Fue editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se trata


de uno de los últimos proyectos editoriales coordinados por la etnóloga Margarita
Nolasco, recientemente fallecida. 

El atlas compila las investigaciones de 30 especialistas en torno a los grupos


indígenas chiapanecos, que representan el 28.5 de la población total de esa
entidad. 

Lacandones, tojolabales, choles, tzeltales, tzotziles jacaltecos, kanjobales, mames,


mochos, zoques y motocintlecos, son los grupos étnicos que habitan actualmente
Chiapas, muchos de ellos herederos de la cultura maya. 

Con la presencia de Alfonso de Maria y Campos, director general del INAH, en la


presentación de la publicación coeditada por el Instituto y el Gobierno del Estado
de Chiapas, se destacaron algunos aspectos de la riqueza cultural que conservan
estos grupos, como la vigencia de 22 lenguas indígenas. 

En su intervención, Gloria Artís, coordinadora Nacional de Antropología, detalló


que la publicación de esta obra forma parte del Proyecto Nacional de Etnografía de
las Regiones Indígenas de México en el Nuevo Milenio, que este año cumple su
décimo aniversario y del cual se ha derivado un conocimiento más profundo de los
grupos indígenas del país. 

Conocimiento que se ha plasmado en 70 publicaciones que documentan la


diversidad cultural de la nación. Recientemente se editaron los atlas de Oaxaca y
de los pueblos originarios de la Ciudad de México. 

Luego de anunciar que este 2009 se publicarán los relativos a los estados de
Veracruz, Puebla y Chihuahua, la antropóloga destacó que el "Atlas etnográfico.
Los pueblos Indígenas de Chiapas", fue una de las últimas obras coordinadas por
la etnóloga Margarita Nolasco, quien dedicó gran parte de su vida profesional al
estudio de los pueblos indígenas de ese estado. 

Este libro, que también se enmarca dentro de los festejos por el 70 aniversario del
INAH, contó además con la colaboración de los especialistas Marina Alonso,
Hadlyyn Cuadriello, Rodrigo Megchún, Miguel Hernández y Ana Laura Pacheco. 

Al respecto la etnóloga Marina Alonso explicó que el libro es "una obra


antropológica de actualidad, que aborda la gran diversidad de las sociedades
indígenas estudiadas, conjuga la reflexión académica, la sistematización de datos,
la experiencia del trabajo de campo, los diálogos y las entrevistas, lo que permite
despertar el interés del público en general". 

En la presentación del atlas también se hizo un reconocimiento al recientemente


fallecido, arqueólogo Felipe Solís, por el impulso brindado durante su gestión como
director del Museo Nacional de Antropología, para la actualización de las salas
etnográficas en las que se incluyen los pueblos indígenas chiapanecos. 

En el libro se profundiza sobre la historia prehispánica, colonial y actual de los


grupos indígenas, el desarrollo y cambios de sus lenguas, santuarios y
peregrinaciones, tradición oral, la educación, el arte (música, tejido y literatura), la
producción de café y maíz, movimientos sociales y derechos humanos, entre
otros. 
El atlas incluye imágenes históricas y recientes de los pueblos indígenas de
Chiapas, procedentes del Archivo Fotográfico Indígena de San Cristóbal de las
Casas, el Fondo Nacho López de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los
Pueblos Indígenas, el Archivo Casasola de la Fototeca Nacional del INAH, y de la
colección del cineasta Carlos Martínez. 

La información del libro se complementa con mapas y recuadros de las regiones


indígenas de Chiapas, población católica, trajes típicos, zonas arqueológicas,
esquemas de migración, gráficas poblacionales y cuadros comparativos.
Jolbon

Comunidades indígenas
4000


En Chiapas existe una gran diversidad de etnias y grupos indígenas; Chiapas,
después de Oaxaca, es el segundo estado con mayor diversidad étnica en México.
Aunque la división regional del estado no corresponde necesariamente a las áreas
culturales, la diversidad cultural hace de Chiapas uno de los más ricos
culturalmente en cuanto a lenguas, fiestas, tradiciones, artesanías y costumbres.

> Culturas originarias <


CULTURA MAYA: La cultura más admirable y brillante de todas las culturas que
florecieron en México, fue la Cultura Maya. Su historia abarca dos épocas, que
algunos historiadores llamaron el Viejo y el Nuevo Imperio, respectivamente.
Se cree que los antepasados de este pueblo llegaron hacia el año 2500 a. de C.
como integrantes del grupo dominado o influido por los olmecas, viviendo en sus
primeras tiempos en la costa del golfo de México. Los vestigios arqueológicos de
ambas épocas son de gran valor: ruinas de más de un centenar de ciudades y
centros ceremoniales, estelas grabadas con jeroglíficos, esculturas, pinturas y
cerámica.
La mayoría de los arqueólogos afirman que el Viejo Imperio terminó hacia el año
1000 de nuestra era; dos siglos antes había comenzado ya la emigración de los
mayas hacia la región del norte de la península de Yucatán, que habría de ser
cuna del nuevo imperio. Las grandes ciudades comenzaron a quedar desiertas,
atribuyéndose esto a causas como el cambio climático, epidemias, agotamiento
de la productividad de la tierra y revoluciones de orden religioso. La cultura maya
abandonó el suelo donde floreciera durante el Viejo Imperio, es decir, la región
que actualmente ocupan los estados mexicanos de Tabasco y Chiapas, parte de
Belice y las repúblicas de Guatemala y Honduras.
El nivel cultural alcanzado por los mayas se puede ver en el hecho de regirse por
dos calendarios, la creación de una numeración de base vigesimal y el desarrollo
de un complejo sistema de escritura jeroglífica, como dan testimonio sus códices
y estelas de piedra.
Copan fue el centro más poblado y el de mayor desarrollo cultural y científico,
mientras que en Palenque el genio de los mayas como escultores llegó a su más
alta expresión; sus bajo-relieves, de líneas delicadas, perfecta composición y
técnica insuperable, permiten compararlos con los mejores de su género
producidos por otras culturas.
Algunos historiadores coinciden en asignar al período maya del Nuevo Imperio
una duración de siete siglos, desde el año 987 al 1697 de nuestra era. En este
período destacan las ciudades de Mayapán, Chichén-Itzá y Uxmal, grandes
centros de población que fueron aglutinando a los emigrantes que abandonaban
el Antiguo Imperio maya, aun durante la época de su esplendor.
Ante la decadencia de aquel régimen las migraciones se intensificaron, de modo
tal que la antigua área -Palenque, Uaxactún-Copán- fue abandonada en su
totalidad y los mayas, marchando a lo largo de las costas del Caribe y del golfo de
México, se instalaron en la península de Yucatán, donde no tardaron en
levantarse las grandes ciudades de: Chichén-Itzá, fundada por los itzaes en un
magnífico sitio cercano a dos cenotes; Uxmal, centro de los xiúes; T-Ho, sobre
cuyas ruinas se asienta hoy la moderna Mérida y Mayapán, núcleo político de los
mayas; Izamal, Labná y Tulum.

 
CULTURA ZOQUE: Los zoques son un pueblo indígena mexicano ubicado en los
estados de Chiapas, Oaxaca y Tabasco, emparentados por su lengua y cultura con
los mixes y popolucas. Las investigaciones indidcan que los zoques descienden de
los olmecas que emigraron a Chiapas y Oaxaca.
Antes de la llegada de los españoles, los zoques habitaron una amplia región de
Chiapas que se extendía hasta el Istmo de Tehuantepec y parte de Tabasco.
Comerciaban con los mexicas y en 1484 fueron invadidos y sometidos por los
aztecas obligándolos a rendir tributo al reinado de Ahuizotl. Con la llegada de los
españoles en 1523 el territorio zoque fue conquistado y sus pobladores fueron
obligados al trabajo forzado y a rendir tributo.
La independencia de México no favoreció la situación de los zoques. La
comfiguración del páis en estados federados fragmentó a los pueblos indígenas y
el pueblo zoque no fue la excepción: quedó dividido entre los estados de Chiapas,
Tabasco y Oaxaca y dejó a los zoque-popolucas en el estado de Veracruz.

Los zoques siendo «hombres de palabra» como se llaman a si mismos, reflejan su


respeto por la naturaleza y por los demás pueblos. Se dice que el nombre
verdadero del pueblo zoque es Tzunipung, apelativo que se lo asignaron los
aztecas, y que tiene que ver con la pesca del caracol de río (zoqui), palabra que
también significa «lodo». El uso que le dieron fue este último, obviamente
despectivo, como ocurrió con otros pueblos indígenas dominados por los aztecas.
Uno de los vestigios de esta gran cultura -que no tiene un legado de grandes
construcciones por su estilo de vida nómada- es el asentamiento arqueológico en
la comunidad de San Miguel de Allende en el municipio de Las choapas, Veracruz.
El sitio se encuentra en una extensión de 60 hectáreas, siendo el único
asentamiento de esta cultura en ese estado y que originalmente se creía
perteneciente a la cultura maya y se presume que esa gran ciudad pudo haber
sido un punto de intercambio entre las culturas del Golfo de México y del Altiplano
con los mayas de Chiapas y Centroamérica. Este asentamiento se ubica dentro de
lo que se conoce como «selva zoque» que se encuentra localizada en la zona
limítrofe de los estados de Oaxaca, Chiapas y Veracruz.

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Lacandones
Los lacandones se llaman a sí mismos hach winik, que significa «verdaderos
hombres». Se cree que el vocablo lacandón hace referencia a un grupo hablante
de chortí que en tiempos de la conquista, habitaba en una pequeña isla en el río
Lacantún, en el extremo sur de la selva y que se autodenominaban «los del
Lacantún», que significa en chortí «gran peñón» o «piedra erecta» y al ser
españolizado se convirtió en lacandón o lacandones.
Los hach winik hablan un dialecto del maya yucateco. Se consideran originarios
de la península de Yucatán y del Petén guatemalteco, que posteriormente
migraron durante diversos periodos hacia la selva chiapaneca.
Habitan en el estado de Chiapas, en la zona selvática conocida con el nombre de
Selva Lacandona cuyos límites son: al este el río Usumacinta y Salinas; al sur la
frontera internacional con Guatemala; al norte el ferrocarril del sureste; al
noroeste la carretera Ocosingo-Palenque y al suroeste el océano Pacífico.
La enfermedad se considera como un castigo por parte de los dioses para
aquellos individuos que transgreden las normas sociales o religiosas. De esta
manera, quien no pide permiso a los dueños del monte para quemarlo, quien no
deposita las ofrendas correspondientes o quien duda de la existencia de los dioses
recibe como castigo una

enfermedad. 
Los hogares lacandones se encuentran por lo general en lugares cercanos a ríos,
arroyos o lagunas; esto les permite además de la pesca, el abastecimiento de
agua para todas las necesidades de la población (cocinar, bañarse, lavar).
La subsistencia se basa en el uso de la tierra: la milpa, la selva, el acahual (zona
de transición entre la selva y el campo agrícola) y las zonas acuáticas y
semiacuáticas. La explotación agrícola se fundamenta en el sistema de roza,
tumba y quema. Otra de las actividades económicas que realizan los lacandones
es la ganadería en los terrenos agrícolas que se encuentran en periodo de
descanso. En estos mismos o en otros se practica la caza y la recolección de leña
y de plantas que utilizan para la construcción de casas, instrumentos agrícolas y
utensilios de cocina o bien para la alimentación.
La producción artesanal representa una fuente de ingreso económico, aunque su
producción es mínima. Elaboran collares de semillas, objetos de barro y madera
que generalmente son representaciones antropomorfas o de personajes de su
tradición oral, así como arcos y flechas de bejuco.
Y también abren su comunidad para el turismo siendo las visitas que reciben en
campamentos ecoturisticos, una interesante fuente de ingresos.

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PUEBLO LACANDON

En décadas anteriores era común la práctica de la poligamia y un hombre podía
llegar a tener de dos a cinco mujeres. Esto era visto en la comunidad como
símbolo de estatus o prestigio social. Sin embargo, en la actualidad ha ido
desapareciendo a causa de la introducción de cultos protestantes que induce a los
lacandones a formalizar matrimonio con una sola mujer.
A partir de haberse convertido en propietarios legales de una considerable
extensión de territorio selvático, este grupo se ha visto en la necesidad de tener
representantes formales ante instancias gubernamentales. Para tal efecto, se
elige por consenso intercomunitario una comisión integrada por representantes
de las tres comunidades.
Su sistema religioso se basa en los ciclos de la naturaleza. Consideran que en los
tiempos míticos, los dioses supremos habitaron la tierra y que sus moradas eran
los grandes centros arqueológicos asentados en la región: Palenque, Yaxchilán y
probablemente Piedras Negras.
La relación entre los Lacandones, choles y tzeltales ha sido conflictiva debido a
que, originalmente, la dotación de tierras sólo fue para los lacandones; al llegar
los otros grupos a esa zona reclamaron el derecho sobre estas mismas tierras.
Según el Censo de Población y Vivienda 2010 hay 1 mil 209 hablantes de la
lengua maya-lacandón, 318 más que en 2005.

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Tseltales

Los tseltales se
autodenominan winik atel, «hombres trabajadores».
El tseltal es el idioma con más riqueza de vocabulario de todas las lenguas
indígenas que se hablan en Chiapas, por lo que sus posibilidades literarias son
asombrosas.
Cuando el ejercito español comandado por Luis Marínse invadió territorio tseltal
en 1524, los tseltales vivían en parejas agrupados en unidades parientes, tal
como sucede hoy.
Fueron sometidos al control militar y luego explotados en el sistema de
encomiendas. Su situación mejoró gracias a la intervención de fray Bartolomé de
Las Casas, que desde 1545 los defendió frente a los encomenderos. Los tseltales
se rebelaron en varias ocasiones tratando de destruir el orden colonial.
Entre los tsotsiles y los tseltales, se cree que las principales enfermedades son el
komel («susto»), il k´op («los malos deseos»), ch´ulelal («enfermedad del
alma»), bík´ta ch´ulelal («la gran enfermedad del alma»), chonbil ch´ulelal
(«enfermedad del alma causada por su venta»).
Actualmente los tseltales comparten con sus vecinos tsotsiles un área muy
extensa de los Altos de Chiapas la parte norte del territorio tseltal es de terrenos
planos y mas bajos, con climas templados y calurosos. En esta zona, las tierras
son fértiles y la vegetación llega a ser exuberante, con bosques tropicales de
maderas preciosas. Una abundante y variada fauna completa la riqueza natural
del territorio.
Los tseltales conforman el grupo indígena más numeroso de Chiapas y el octavo
en relación con los demás grupos del país.
Los municipios tseltales mas importantes son Ocosingo, Chilón y Altamirano, que
son los mas extensos; sin embargo, los municipios de más alta densidad de
población son Tenejapa y Oxchuc, con más de 100 habitantes por kilómetro
cuadrado.
La organización sociopolítica de los tseltales es semejante a la de los tsotsiles,
con la familia nuclear como el elemento básico de la estructura de parentesco,
con la presencia de los linajes localizados patrilineales y la residencia neolocal.

La división de trabajo norma las actividades de hombres y mujeres, hijos e hijas.


Las milpas (los campos sembrados de maíz) son trabajados por el padre y sus
hijos, mientras las mujeres cuidan la casa y confeccionan la ropa y los utensilios.
Es también la mujer quien controla el cultivo de la huerta y la cría y
comercialización de los animales domésticos.
Entre las artesanías destaca la elaboración de tejidos en telar de cintura con
diseños tradicionales mayas, en el que las mujeres elaboran huipiles, camisas y
servilletas para uso propio o para su venta. Sobresalen los textiles de Tenejapa,
Aguacatenango donde las mujeres elaboran primorosos bordados mientras que
las de Amatenango fabrican objetos de cerámica.
Los tsotsiles y los tseltales son parte de los pueblos y culturas que constituyeron
al campesinado maya del pasado precolonial y que fueron esparcidos y divididos
por la aplicación de diversos mecanismos durante el régimen colonial.
Según el Censo de Población y Vivienda 2010, hay 461 mil 236 hablantes de la
lengua tseltal, aproximádamente 100 mil más que los datos arrojados en 2005.

Tsotsiles

Los tsotsiles y los tseltales son


dos grupos mayenses emparentados entre sí que, junto con los tojolabales,
habitan la región de los Altos de Chiapas y algunos municipios del área
colindante.
Los tsotsiles se autodenominan batsil winik´otik, «hombres verdaderos» y
los tseltales se refieren a sí mismos como winik atel, «hombres trabajadores»;
ambos hablan el batsil k´op, o lengua verdadera o legítima. El vocablo tzotzil
deriva de sots´il winik, que significa «hombre murciélago». Se dice que los
antepasados de los zinacantecos hallaron un murciélago en aquella vega y lo
tomaron por dios.
La ciudad de San Cristóbal, es el mercado indígena más importante de la región
controlado por ladinos. Y se encuentran los servicios más importantes en materia
de salud, educación y comunicaciones.
Entre los tsotsiles y los tseltales, se cree que las principales enfermedades son el
komel («susto»), il k´op («los malos deseos»), ch´ulelal («enfermedad del
alma»), bík´ta ch´ulelal («la gran enfermedad del alma»), chonbil ch´ulelal
(«enfermedad del alma causada por su venta»).
Las viviendas generalmente son rectangulares, con techos de palma, zacate o
teja, de cuatro aguas, paredes de adobe en la montaña o de bajareque en las
zonas más cálidas y piso de tierra. En las cabeceras municipales y lugares de fácil
acceso se ha extendido el uso de ladrillo y teja para construir paredes y techos.
Como mobiliario, en la casa hay un fogón de tres piedras, pequeñas mesas,
bancos y sillas. Para dormir utilizan camas de tablas o petates. Fuera de la casa
hay corrales para gallinas y puercos; y un push o temazcal.

Dentro del mercado regional, cada comunidad tiene una especialidad en la


manufactura de artesanías. Los chamulas fabrican muebles de madera, los de
Larráinzar tejen bolsas de red, los zinacantecos son comerciantes de sal,
los amatenangueros fabrican objetos de cerámica y las mujeres de
Aguacatenango elaboran primorosos bordados. De entre las artesanías destaca la
elaboración de tejidos en telar de cintura con diseños tradicionales mayas, en el
que las mujeres elaboran huipiles, camisas y servilletas para uso propio o para su
venta. Sobresalen los textiles de Tenejapa, Pantelhó, Larráinzar y Chenalhó. En
Chamula, las mujeres elaboran chamarros de lana y en Zinacantán ponchos de
hilo bordados.
Actualmente, las tierras se encuentran muy fraccionadas y el maíz absorbe el
trabajo de casi todo el año. Por lo tanto la producción no satisface las
necesidades alimenticias de una familia y se ven obligados a emigrar a las
ciudades aledañas.
Cada comunidad se distingue por una indumentaria propia, El grupo doméstico
corresponde a una familia extensa compuesta por una pareja, hijos solteros o
casados, con sus respectivas esposas e hijos. Antiguamente el hombre de más
edad controla al grupo, detenta las tierras y organiza las actividades agrícolas,
pero con el tiempo esto ha cambiado.
El ayuntamiento constitucional es la única organización administrativa reconocida
por el Estado y para ella son nombradas personas que hablen, lean y escriban en
español.
En el sistema religioso de los tzotziles se mezclan elementos culturales de
divinidades aborígenes junto con elementos de la religión católica.
Las concepciones y valores del hombre tzotzil giran en torno al maíz, dicen que el
alma alcanza su madurez mediante el aprendizaje de cómo llegar a ser un buen
cultivador del maíz.

Choles

Los choles se llaman ellos


mismos”Winik” que es un vocablo maya cuyo significado es ”hombre o varón”.
La región chol se ubica en la parte noroeste del estado de Chiapas; colinda al
norte y al noroeste con el estado de Tabasco y con el municipio de Catazajá,
Chiapas; al sur con los municipios de Simojovel, Yajalón y Chilón; al este con el
municipio de La Libertad; y al oeste con el municipio de Huitiupán. Los choles
habitan principalmente en los municipios de Tila, Tumbalá, Sabanilla, Catazajá, La
Libertad, Salto de Agua, Palenque, Ocosingo, Yajalón, Huitiupán y Chilón.
La lengua chol pertenece a la familia mayense; junto con el chontal de Tabasco y
el chortí, forma el grupo cholano o chontalano. Las variantes más importantes
son las de Tumbalá (ch’ol) y Tila; también varían las formas del chol hablado en
Sabanilla y en Salto de Agua.
Vestimenta: Las mujeres utilizan una falda de color azul obscuro o negra que
llega hasta la altura de los tobillos. A la altura de la cadera, se colocan listones
rojos. Llevan una blusa que presenta bordados muy llamativos. En el caso de los
hombres, estos visten calzón, camisa y llevan bolsas de piel o bejuco. Un detalle
a destacar es que tanto hombres como mujeres generalmente caminan descalzos.
En Chiapas hay diversidad de platillos autóctonos por mencionar algunos como
son: Frijol escumite con chilpiín, frijoles negros con carne salada de res, tanate y
chumul, caldo de shuti, chanfaina estilo Soconusco, estofado de pollo, tamales de
iguana, armadillo guisado, tamal de jacuané, nacapitu, cuchunuc, putzatzé,
yumimujú, picte de elote, toro pinto y caldo de sihuamonte, mole de guajolote o
el palmito de coroso, chaya, chipilín y hierba mora,caldo de chipilín, carne asada
y longaniza, frijoles en sus diversas modalidades, y no podían faltar los tamales
de chipilín, de elote, de bola, de carne con verdura, el casquito, pescado y
mariscos.
 

Tojolabales

Se localizan en los
municipios de Las Margaritas y Altamirano, el resto se distribuye en los
municipios de Comitán, Maravilla Tenejapa, Ocosingo, La independencia y la
Trinitaria.
El nombre tojolabal o mejor tojol’ab’al significa en sí mismo: ”discurso recto” u
“palabra que se escucha sin engaños” ya que se compone de los
vocablos tojol que significa recto, correcto, justo, derecho y ‘ab’al que se refiera a
la palabra que se escucha o al discurso que se da, quedando así los tojolabales
como “hombres de la palabra recta”. «hombres legítimos o verdaderos». Son
conocidos por el nombre del idioma que hablan: tojolabal, que viene de las raíces
tojol: «legítimo» y ab’al: «palabra».
El idioma Tojolabal forma parte del tronco lingüístico máyense y ocupa el quinto
lugar entre las lenguas mas importantes del estado de Chiapas, con un total de
37, 986 hablantes en todo el pais. se coloco el idioma tojolabal dentro del grupo
Izeltal-tzotzil por convivir muy Cerca de estas tierras frías. El idioma tojolabal no
presenta variaciones dialectales importantes.
La indumentaria tradicional tojolabal está en desuso, sobre todo entre la
población masculina. Las camisas de manta con coloridos bordados en el cuello y
las mangas, el sombrero, los huaraches y la morraleta fueron sustituidos por
mochilas, botas y gorras de beisbolista. Sólo los hombres mayores utilizan en las
ocasiones especiales la blusa tradicional o tojolabal. Las mujeres son más
entusiastas en la conservación de la vestimenta tradicionalo al menos, distintiva.
Las mujeres visten blusas de manta con mangas cortas y bordadas hasta el cuello
y faldas de satín brillante llena de tablones que pacientemente cosen y adornan
con encajes y listones de colores. Las mujeres usan, además, un pañuelo en la
cabeza, collares y aretes.
La gastronomía de los tojolabales es muy amplia, ya que guarda una estrecha
relación con el vasto medio en el que residen, pues la mayoría de sus alimentos
provienen de la naturaleza misma.Dicen los conocedores que la historia de esta
etnia se puede resumir en la memoria del olvido, poco es lo que se sabe de la
historia de este grupo mayense, en donde convivían con los indígenas del pueblo
chuje de San Mateo Ixtatán.

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