Está en la página 1de 1

CARTA A MI HIJA E HIJO ADOLESCENTES

Me presento de nuevo ante ti, ¿sabes? Ya creía que había aprendido


mucho de mi relación contigo, han sido años de tener esta relación y
de pronto… entras a la adolescencia y todo se mueve, tu cerebro, tu
cuerpo, tus relaciones, tu manera de percibir el mundo. Entonces me
presento de nuevo, porque también cambiarán mis habilidades para
acompañarte, se despertarán mis creencias de lo que me han dicho
de las adolescencias, se sumará los aprendizajes que he ido
acumulando mientras crezco, se activará seguramente mis historia en
la tuya. Entonces también es momento de recordarme que mi función
cuidadora sigue, aunque tu tamaño sea casi como el mío, y tu cuerpo
tenga más características de adulto, aun requiero estar presente y
disponible para ti.
Yo también estoy construyendo este capítulo siendo madre de
adolescente, mi función cuidadora también apenas está en esta etapa,
aprendiendo de mí a través de ti, a través de leer tus necesidades, de
entender tus procesos, de atender los míos también.
Quiero decirte que estoy a cargo, y que a veces me podrás ver errar,
incluso colapsar y frustrarme, a veces podré perder el control por
cosas que espero que sucedan en una madurez que aún no tienes. Y
que en esos momentos de estrés que desorganiza, podré después de
un momento de nuevo recordar mi papel como cuidador de tu
formación, como guía de tu humanización, como puerto y base
segura de tu maduración.
Ahora en esta etapa es posible que me veas errar más de lo cotidiano,
quizá me veas más confundida. Entonces buscaré a mi tribu de
adultos para poder reorganizarme. No te asustes, tampoco creas que
mi amor por ti ha disminuido. Estoy junto a ti escribiendo un capítulo
para el que nunca me prepararon, en el cual estoy descubriendo
cómo afrontar.
Quiero pasar esta etapa con más risas que llantos, sin embargo
quiero también acoger el llanto cuando llegue.
Quiero recordar más encuentros que desencuentros, sin embargo
cada desencuentro lo quiero abrazar con amor para saber ver la
herida que causa esto y darle un legítimo lugar en nuestra historia.
Deseo de corazón que esto que ahora escribimos de la mano un día
sea fuente de inspiración, fuente de aprendizajes.
Que podamos dar palabra a lo que nos pasa, dar voz para que no se
aloje en el cuerpo a través de malestar. Que nos podamos escuchar y
mirar a los ojos para encontrarnos.
Pase lo que pase sigo estando a cargo, a veces de manera más
errática, a veces de manera más atinada.
Te amo: Mamá en construcción

LUZ DEL CARMEN AGUILAR

También podría gustarte