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Capítulo 2

La persistencia de la palabra
Puntos
1. La escritura fue la primera tecnología [¿de comunicación?]
2. Tésis: La historia empieza con la escritura. Segunda tesis: de ello depende que el
pasado pueda calificarse como pasado.
Para explorar estos argumentos, leer: Jack Goody & Ian Watt, “The Consequences of
Literacy”, Comparative Studies in Society and History 5, n°3 (1963): 304-345.
Ejercicio de imaginación sobre “una cultura oral primaria”:
“Sin la escritura, las palabras como tales no tienen una presencia visual, aunque los objetos
que representan son visuales. Las palabras son sonidos [a diferencia de para nosotros, que
los conceptualizamos visualmente como palabras que se pueden escribir, y luego
sonoramente]”. Cita de Ong (p. 38).
Durante el siglo XX, algunos como Ong llegaron a concebir la llegada de una “nueva era de
la oralidad” con la llegada de “la radio, el teléfono y la televisión” (p. 38). Pero Ong no
sabía que llegaría el ciberespacio, con su amplia implementación y uso de la palabra escrita.
Ong también discutió, con ejemplos, la manera en que la palabra escrita organiza el
pensamiento del hombre moderno, señalando nuestra utilización del oxímoron anacrónico
“literatura oral”; indicando que sólo podemos pensar los relatos orales en términos
literarios.
También argumenta que, si bien el lenguaje puede ser tremendamente preciso y efectivo
para la comunicación, éste no constituye una tecnología… “No hay que verlo como aislado
de la mente, [el lenguaje] es lo que hace la mente.” (p. 39)
Todas las nuevas tecnologías traen consigo cambios culturales inesperados, y como tal,
siempre ha habido pensadores que critican aspectos de estos procesos, Platón, por ejemplo,
se quejaba de algunos efectos que traía la escritura sobre los métodos de aprendizaje y la
habilidad de retención y memoria :
“Porque es olvido lo que producirán [las letras] en las almas de quienes las
aprenden, al descuidar la memoria, ya que, fiándose de lo escrito, llegarán al
recuerdo desde fuera, a través de caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos
mismos y por si mismos. No es, pues, un fármaco de la memoria lo que has hallado,
sino un simple recordatorio; apariencia de sabiduría es lo que proporcionas a tus
alumnos, y no verdad.” (p.39)
“La escritura daba la impresión que alejaba al hombre del conocimiento que almacenaban
sus recuerdos. También alejaba al orador del oyente colocándolo a muchos kilómetros o
años de distancia.”
“La razón de ser de la escritura es guardar información a lo largo del tiempo y sin límites de
espacio. Antes de escribirse, una información es evanescente y local; los sonidos tienen un
alcance de pocos metros y caen en el olvido.”
(Todo en p. 40)
“Pero el nuevo canal no se limita exclusivamente a extender el canal anterior. Permite la
reutilización y la “re-colección”, esto es, nuevos métodos. Permite una serie de
arquitecturas de información completamente nuevas. Entre ellas figuran la historia, el
derecho, la economía, las matemáticas y la lógica.” (p. 41)
Gleick habla de la sustitución de signos por cosas, y más tarde, de signos por signos->
Traer a Arendt a la conversación y su tesis sobre el cambio de la matemática antigua
(representativa-geométrica) a la matemática moderna (completamente teórica), y el
problema del lenguaje científico para las comunidades políticas.
Gleick habla de las primeras formas de comunicación externa:
Las pinturas rupestres, los petroglifos y grabados.
Comienza con la representación de las cosas y se transforma hacia la representación del
lenguaje hablado.
Evolución: pictográfico (imagen)-> ideográfico (idea)-> logográfico (palabra)
(P. 41)
Gleick señala que los sistemas de escrituras con muchos símbolos son más eficaces en el
sentido de que permite una expresión altamente especializada; por otra parte, resulta
ineficaz en tanto que es más difícil memorizar y emplear esta amplia gama de símbolos. (el
ejemplo extremo que Gleick plantea de este tipo de sistemas es el chino)
Del otro lado está: “El alfabeto, un símbolo para un sonido mínimo. El alfabeto es el más
reductivo, el más subversivo de todos los sistemas de escritura.”
“El alfabeto se inventó solo una vez. Todos los alfabetos conocidos, tanto los utilizados hoy
día como los descubiertos enterrados en tablillas o en piedras, descienden de un mismo
antepasado original, que nació cerca de la cuenca oriental del mar Mediterráneo poco antes
de 1500 a. e. c.” (p. 42)
Gleick explica que emergió en una región de cruce entre diversas culturas (Palestina,
Fenicia, Asiria, Chipre, Creta; cretetas, hititas y anatolios, dónde “Las clases sacerdotales
dirigentes fueron las depositarias de sus sistemas de escritura”) pero los diversos sistemas
eran incompatibles entre ellos, por lo que “la autoconservación tuvo que competir con el
deseo de una comunicación rápida [… y así emergió] Un sistema de símbolos esenciales,
solo veintidós signos, fue la innovación de unos pueblos semíticos situados en Palestina o
sus alrededores.”
No fue la creación de un solo hombre: “El alfabeto se expandió por contagio. La nueva
tecnología era a la vez virus y el vector epidemiológico que lo transmitía. No podía ser
monopolizada, y tampoco podía suprimirse.”
De ahí se fue expandiendo y evolucionando mientras llegaba a distintas regiones, India,
Grecia, Rusia, norte de África.
Sin embargo, cómo se aludió anteriormente señalando la redundancia formulaica de los
poemas homéricos de literatura griega, “Grecia no había tenido necesidad de un alfabeto
para crear literatura.” Más bien realizaron una labor titánica de transmisión oral y
memorización colectiva. (p.43)
Gleick señala que la transcripción de los poemas épicos a la forma escrita cambiaría por
siempre la forma en que se entendían estas obras:
“La transcripción de Homero convirtió esta gran obra poética en un nuevo medio e hizo de
ella algo que no había sido planeado: el sintagma momentáneo que el rapsoda transformaba
cada vez en algo nuevo y que volvía a desvanecerse mientras resonaba en el oído de quien
la escuchaba, pasó a ser un verso escrito en una hoja de papiro, que quedaba así fijado, pero
que podía ir de un lugar a otro.”
Nota Ana: “Mientras tanto, la palabra escrita contribuiría a fomentar otras formas más
mundanas de expresión, como por ejemplo, las peticiones a las divinidades, las
disposiciones legales y los acuerdos económicos.” (p.44)
Gleick señala también que la permanencia que brindaba la escritura a un pensamiento,
permitió también la creciente aparición de comentarios sobre los mismos. Personajes como
Aristoteles pudieron señalar entonces que los textos poseían “estructura, por analogía con
las construcciones.”
Empezaron entonces esfuerzos por sistematizar el conocimiento, porque “se pudo escribir
palabras, examinarlas, volver a examinar esas mismas palabras al día siguiente y considerar
su significado” (p.45)
Citando a Havelock, Gleick señala que la emergencia de la escritura significo el comienzo
del pensamiento tal como lo concebimos hoy en día:
“el proceso de convertir, mentalmente, una “prosa narrativa” en una “prosa de ideas”; de
organizar la experiencia en términos de categorías en vez de acontecimientos; de abrazar la
disciplina de la abstracción. Para este proceso tuvo una palabra, y la palabra era pensar.”
(p.46)
Gleick atribuye gran crédito a Platón por su rol en este proceso, quien “intenta, por primera
vez en la historia, identificar este grupo de cualidades mentales generales, y busca un
término que los califique de manera satisfactoria en un mismo tipo”.
Tésis fuerte de Gleick, la lógica emergió con el lenguaje escrito. “El lenguaje hablado es
demasiado efímero para poder someterlo a análisis. La lógica derivaba de la palabra escrita,
tanto en Grecia como en la India o en China, donde se desarrolló de manera
independiente.” (CITA 19, P. 46)
Es interesante su punto, puesto que es cierto que la lógica determina lo que es verdad y lo
que no lo es puramente a base de palabras, muchas veces independientemente de realidades
concretas, algo que parecería muy extraño para personas que no están acostumbradas a ver
las palabras como entes separados de las realidades a las que refieren.
Igualmente, la lógica carece de constancia para poder ser, puesto que se necesita poder
evaluar conjeturas consistentes. Es por eso que no podía haber silogismos en Homero, ahí
más bien, “las experiencias están organizadas por acontecimientos, no por categorías. Solo
con la escritura la estructura narrativa llega a encarnar un argumento racional continuado.”

Siguiente sección sobre matemáticas


Gleick explica a continuación el origen de las matemáticas como un método para lograr “la
supresión de palabras ambiguas y de una sintaxis desorganizada, y la utilización de
símbolos que fueran rigurosos y puros.”
Su explicación tiene un sustento bastante fuerte en la evidencia de tablillas cuneiformes
babilonias, que contenían operaciones matemáticas bastante complejas en un sistema
sexagesimal. Aparentemente éstas se empleaban en su mayoría para posibilitar
transacciones de tasación y comercio.
““Se creía que los babilonios habían tenido algún tipo de misticismo de los números o de
numerología”, escribió Asger Aaboe en 1963, “pero ahora sabemos qué lejos estaba de la
realidad esta creencia”. Los babilonios calculaban ecuaciones de primer grado (lineales), de
segundo grado (cuadráticas) y números primos pitagóricos mucho antes de que lo hiciera
Pitágoras.””
Además, según las observaciones de Donald Knuth, uno de los primeros grandes expertos
en ciencias de la informática, poseían secuencias de operaciones matemáticas con
características que pudo “describir solamente como un algoritmo”. (p.54)
En definitiva: “Esta idea de cantidades abstractas ocupando espacios abstractos no volvería
a emerger hasta mucho tiempo después.”
Oralidad vs Alfabetización
Gleick aborda este debate refiriéndose a Marshall McLuhan, un defensor de la vieja cultura
de la oralidad, a quien la era eléctrica entusiasmaba por su capacidad de revivir esa
práctica. “El alfabeto es una tecnología de fragmentación visual y espacialidad”, escribió.
“Una manera de enmarcar la crítica que lanza MacLuhan contra la imprenta sería decir que
la imprenta ofrece solo un estrecho canal de comunicación. Es un canal lineal o incluso
fragmentado. En cambio, la palabra hablada -en el caso primigenio, en la interacción
humana cara a cara, vivo con la ayuda de los gestos y el roce- pone en funcionamiento
todos los sentidos, solo el del oído. Si el ideal de la comunicación es la reunión de las
almas, entonces la escritura es una triste sombra del ideal.” (p. 57)
McLuhan también señala que esa oralidad generaba una mentalidad diferente y una
organización social más co-dependiente:
“Debido a su dependencia de la palabra hablada para tener y dar información, la gente
estaba unida en un engranaje tribal […] la palabra hablada tiene mucha más carga
emocional que la escrita […] con su sentido del oído y del tacto, los hombres tribales
participaban del inconsciente colectivo”
Hobbes, a quién le tocó la transición en Inglaterra de una sociedad no-alfabetizada a una
sociedad de la imprenta donde las letras estaban por doquier, señala que la sociedad no-
alfabetizada tampoco era una panacea: “La vida de los hombres se basaba en la cruda
experiencia”, escribió. (p.58) No existía conocimiento estructurado sobre los problemas que
aquejaban a la gente y sus comunidades: enfermedades, plagas, etc. Era un lugar
lamentable, que no tenía nada de mágico ni de divino.
Y ¿tú? ¿quién crees que tenía razón? ¿Hobbes o McLuhan?

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