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sobre la muerte
13-5-2018
entre
Schopenhauer y
Heidegger
La muerte está a la puerta de la vida del hombre, nadie “puede estar seguro de
que su muerte no sea, en efecto inminente […] por eso Heidegger, al igual que Homero,
llama a los hombres los mortales […] «en tanto somos en cuanto habitamos en la
vecindad de la muerte»”3; sólo es cuestión de tiempo de que el fenecimiento llegue a la
vida de todo viviente. “La realidad de la muerte, «de que ningún hombre vivo puede
escapar»”4, por más que se trate de eludir, de esquivar e incluso de esconderse; es bien
sabiendo que ésta no respeta clases sociales, jóvenes o viejos, enfermos o sanos,
solamente se presenta y no hay quien la detenga.
Para Schopenhauer “la Naturaleza […] Dice que nada le importan la vida o la
muerte al individuo, y esto lo expresa entregando la vida del animal y también la del
hombre a menores azares, sin hacer ningún esfuerzo para salvarlos” 9. Es por ello que en
la Naturaleza hay destrucción, enfermedades, desastres naturales; que son causante de la
muerte, sufrimiento y dolor de muchos seres vivos en el mundo. Es como si la
naturaleza ayudara a los seres vivos a morir más fácil y de una manera más factible.
Filósofo alemán, nace en 1889 y muere en 1976. Discípulo del filósofo Husserl,
su filosofía ha causado fuertes oposiciones como también admisiones a favor de ella; en
efecto, su conocimiento y su filosofía han hecho un gran aporte a la humanidad. Su obra
se suele dividir en dos periodos. El primero está marcado por su obra El ser y el tiempo,
que a pesar de encontrarse incompleta, expone las ideas esenciales de todo su
pensamiento. En ella expone que el trabajo de la filosofía consiste en determinar el
sentido del ser y su forma específica es el Ser-ahí, en alemán Dasein. Durante el
segundo periodo, estudia la historia de la metafísica como un proceso de olvido del
ser10. En los textos de Heidegger más que otras consideraciones sin importancia y
menos interesantes, se trata de encontrar de qué manera argumenta y justifica su
asentimiento decisivo sobre la finitud del tiempo y, en efecto, la del ser11.
8
Cfr. ibid., p. 56.
9
Ibid., p. 58.
10
Cfr. Cositorto, Bettina, op. cit., p. 314.
11
Cfr. Ruiz de Azúa, Javier, De Heidegger a Habermas. Editorial Hender, Barcelona, 1992, pp.
53- 54.
Según Heidegger “la cotidianidad es el ser ‘entre’ el nacimiento y la muerte” 12,
se debe existir en este mundo de una manera cotidiana, hacer los labores del día a día
habitualmente que permita vivir ordinariamente, sabiendo pues que esta cotidianidad
simplemente le toca al ser humano ser existiendo en el mundo. Es bien sabido que la
temporalidad del hombre en el universo no es eterna: “el ‘fin’ del ‘ser en el mundo’ es
la muerte”13 y es con este acontecimiento con el que se le da conclusión a la existencia
del hombre en el mundo, deja de estar en este universo separando su cuerpo de su alma;
“la cotidianidad se desemboza como un modo de temporalidad” 14; por lo tanto, los seres
biológicos viven en el tiempo, son parte de la cotidianidad con la que transcurre los
días, los meses, los años; pero al final mueren.
Los seres vivos vienen al mundo, cumplen con el objetivo por el que el destino
los preparó y fueron enviados e inminentemente mueren, desaparecen de este universo;
tal como lo afirma Heidegger, “tan pronto como el ‘el ser-ahí’ existe de tal manera que
ya no falta absolutamente nada en él […] significa la aniquilación de éste” 16, una vez
cumpliendo con la vocación a la que han sido llamados todos los seres humanos
fenecen. Porque al final de todo somos un ser a la muerte que lo único infalible e
irrebatible en la vida de todo ser viviente es el óbito.
Según Schopenhauer para poder salir de esta vida miserable, llena de angustias,
dolores, suplicios y sufrientes que sólo causan la infelicidad y fatalidad de los
individuos20, es necesario el fenecimiento del cuerpo humano. Por lo tanto, con la
muerte se da fin a todos los males y desgracias de los hombres 21; como la muerte es
inevitable para todo ser vivo, no le queda a éste más que aceptarla y hacerla parte de él.
17
Ibid., p. 260.
18
Idem.
19
Cfr. Ibid., p. 261.
20
Cfr. Schopenhauer, Arthur, El mundo como voluntad y representación. Porrúa, México, 2013,
pp. 313-314.
21
Cfr. Schopenhauer, Arthur, loc cit
22
Cfr. Schopenhauer, Arthur, loc cit.
Todo mortal es totalmente finito según Heidegger: “en nuestro ser-para-la-
muerte se funda la posibilidad de nuestra propia comprensión como totalidad finita” 23;
la existencia del hombre es totalmente agotable y se ve limitada por la muerte. En este
sentido hay una similitud con lo propuesto por Schopenhauer cuando éste último
argumenta lo siguiente: “mirad el perro ¡qué tranquilo y contento está! Millares de
perros han muerto antes que éste viniese a la vida. Pero la desaparición de aquellos no
ha tocado para nada la idea del perro”24, tanto el hombre como el perro (aunque
inconscientemente) saben que son totalmente finitos, restringidos y agotables sus vidas
en el universo.
Conclusión
Entonces si todo mortal tiene y debe de morir porque es un ser para la muerte, y
con este suceso se libera de sus acongojas en el mundo; no le queda más que carpe
diem; esta antigua frase del poeta romano Horacio que significa «disfruta o aprovecha el
día» sugiere a los seres vivos que se dediquen más bien a vivir mientras tienen tiempo,
porque la muerte se presenta cundo menos se lo esperan 27. La vida es breve y fugaz por
lo tanto, no le queda a los mortales más que aprovechar cada instante de sus vidas
mendigas, llena de flaquezas y dolores. Para todo mortal está seguro “de que su muerte
sea, en efecto, inminente. La muerte es una inminencia amenazante” 28, ella está a la
orden del día.
Bibliografía
23
Prini, Pietro, loc cit.
24
Schopenhauer, Arthur, op cit, p. 57.
25
Schopenhauer, Arthur, loc cit.
26
Idem.
27
Idem.
28
Idem.
COSITORTO, Bettina, Biografías universales times life. Grandes protagonistas en la historia de
la humanidad. Ediciones Culturales internacionales, México, 2008.
HEIDEGGER, Martin, El ser y el tiempo. Fondo de Cultura Económica, México, 1993.
PRINI, Pietro, Historia del existencialismo de Kierkegaard a hoy. Editorial Herder, Barcelona,
1992.
RUIZ DE AZÚA, Javier, De Heidegger a Habermas. Editorial Herder, Barcelona, 1992.
SCHOPENHAUER, Arthur, El amor las mujeres y la muerte. Editores Mexicanos Unidos,
México,
2015.
SCHOPENHAUER, Arthur, El mundo como voluntad y representación. Porrúa, México, 2013.