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Facultad de Teología
Exhortación Apostólica
“Evangelica Testificatio”
Pablo VI
Pablo VI tiene muy en cuenta que el Concilio ha reconocido a "este don especial"
de la vida religiosa, ya que tiene un puesto escogido en la vida de la Iglesia, porque
permite a quienes lo han recibido conformarse más profundamente "a aquel genero de
vida virginal y pobre que Cristo escogió para sí y que la Virgen, su Madre, abrazó". La
tradición de la Iglesia nos ofrece desde los orígenes este testimonio privilegiado de una
búsqueda constante de Dios, de un amor único e indiviso por Cristo, de una dedicación
absoluta al crecimiento de su Reino (3).
Aquí se deja muy en claro que los consejos evangélicos de castidad ofrecida con
voto a Dios, de pobreza y de obediencia son la ley de la existencia de la vida consagrada,
y citando a Lumen Gentium, se enseña que con estos votos se obliga a la práctica de los
tres susodichos consejos evangélicos, pues así el cristiano hace una total consagración de
sí mismo a Dios (cfr. LG 44).
Estas enseñanzas del Concilio ponen bien en claro la grandeza de esta donación, a
imagen de aquella hecha por Cristo a su Iglesia y, como ella, total e irreversible (7).
Respecto a las formas de vida religiosa el documento nos enseña que algunos han
sido llamados a la vida denominada “contemplativa”. Esta vida se trata de estar en una
profunda disposición para la oración, encontrando en dios el fundamento de toda la vida,
abandonándose totalmente a la relación con el Señor. En este estilo de vida es también
importante considera otras actividades como las relaciones con los hermanos, el trabajo y
el necesario descanso.
Existe una tercera vía que comparte la vida apostólica con la vida contemplativa.
En realidad, lo que enseña el documento es que la vida pastoral, misionera, la enseñanza,
las obras de caridad, etc., han de vivirse en una adhesión al Señor, solo así serán
fecundas.
Los compromisos esenciales de los que nos habla el papa Pablo VI para la vida
religiosa son: la castidad consagrada, la pobreza consagrada, el compromiso con la
pobreza y la justicia, una vida de trabajo, la participación fraterna, la exigencia evangélica
y la obediencia consagrada.
También la vida religiosa conlleva una vida de trabajo. Esto está en relación con la
vivencia de la pobreza. El trabajo es importante en la vida religiosa poque se vive con
relación a los lazos que unen a los seres humanos, dignifica la vida de los hombres, y
ayuda a vivir esa participación de los bienes en común. Para esto es importante no
descuidar las tareas específicas que como religiosos han de realizar.
La exigencia evangélica y la obediencia consagrada tienen que ver sobre todo con
la fidelidad a la vocación. No es una vivencia superficial la vida religiosa. Mediante la
profesión de votos los religiosos realizan el ofrecimiento total de su voluntad y entran más
decididamente y con más seguridad al designio salvífico de Dios.
Como parte del Estilo de Vida, ha de vivirse una firme espiritualidad, esto es el
fortalecimiento de la vida interior. Para esto es importante la vida de oración, pero
también un proceso de madurez humana por medio del autoconocimiento.
Pablo VI también recuerda la necesidad de un cierto retiro del mundo, y con esto
se refiere a que hay momentos que será necesario dedicarse más rato a la oración, de
modo que las muchas ocupaciones no sofoquen la vida del espíritu.