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LOS ORÍGENES DE GUADALUPE1

El nombre y la imagen, perturbadoras contradicciones

¿Por qué la imagen de la Virgen María venerada cerca de México en el cero del Tepeyac (llamado
por los criollos Tepeaquilla), tan diferente a la Guadalupe de Extremadura, lleva el mismo nombre?
Aunque los jerónimos no hayan tomado parte directamente en la evangelización de México, la
imagen de Guadalupe de Extremadura no ha dejado de estar presente en el horizonte espiritual de la
conquista. Eso deriva de su condición de símbolo de la cristiandad hispánica en su lucha contra los
musulmanes y, por extensión, en las guerras contra los idólatras del Nuevo Mundo.
Los testimonios que pueden aclarar los orígenes de la imagen del Tepeyac son poco numerosos, y
todos ellos sensiblemente posteriores a 1531, año considerado por los devotos (a partir de 1648)
como el de las apariciones.
El testimonio más antiguo es el de un criollo interrogado durante una investigación ordenada en
1556 por el Obispo Montúfar. Ese testigo atribuyó a fray Francisco de Bustamante las siguientes
palabras dichas en un sermón antiguadalupanista: “y que agora decirles [a los indios] que una
imagen pintada por un indio hacía milagros, sería gran confusión”.
Es sabido que un indio llamado Marcos había logrado por esta fecha gran reputación de pintor en
México. No es, pues, a priori inverosímil que la imagen del Tepeyac hubiera sido pintada por un
indio.
El franciscano Alonso de la Rea (1643) como Dávila Padilla tienden a confirmar indirectamente la
afirmación de su predecesor Bustamante, en cuanto al origen indio de la imagen del Tepeyac: obra
de un artista indígena, ejecutada según un modelo de origen evidentemente europeo.
Carta del virrey Martín Enríquez, 25 de septiembre de 1575: “Pusieron nombre a la imagen de
Nuestra Señora de Guadalupe, por decir que se parecía a la de Guadalupe de España.”
No hemos podido determinar exactamente en qué momento la fiesta de la Guadalupe mexicana fue
desplazada del 8 o 10 de septiembre al 12 de diciembre; pero llama la atención el paralelismo entre
el cambio del calendario y el cambio de imagen. Uno y otro revelan la intención de distanciarse de
la imagen matriz y de su culto; se quiso distinguir totalmente a la Guadalupe mexicana de la
Guadalupe de Extremadura, de la que sólo se conservó el nombre.
Todo lo que sabemos es que la sustitución de la imagen tuvo lugar cerca de 1575, y la modificación
del calendario de las fiestas, cerca de 1600.
Los jerónimos de España, al margen de una empresa evangelizadora confiada a las órdenes
mendicantes, se aseguraban a través de las hermandades marianas una influencia espiritual y una
prometedora fuente de entradas en el Nuevo Mundo. (fray Diego de Ocaña).

1
Jacques Lafaye, “Quetzalcóatl y Guadalupe. La formación de la conciencia nacional de México”. Fondo de
Cultura Económica, 1971.
La sustitución de la primitiva imagen del Tepeyac, por aquella que conquistó luego a la totalidad
del mundo hispánico, fue la probable consecuencia del deseo de conservar las limosnas en Nueva
España.

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