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ENCUENTRO Nº1: LA RESURRECCIÓN DE JESÚS

OBJETIVO:

Comprender la Resurrección de Jesús y los hechos relacionados con ella, narrados por los evangelios.
Despertar la vivencia de los frutos de la Resurrección de Jesús en nuestra vida.

DINÁMICA:

Materiales: una pelota (tipo vóley)

Jugamos un juego de quemado. Una cancha rectangular se divide en dos. Nos dividimos en dos equipos.
Cada equipo elige un “delegado” que puede moverse por los laterales y por detrás del espacio del equipo
contrario (y recuperar pelotas y lanzarlas para “quemar” a los del equipo contrario). Al “quemar”
(golpear/tocar con la pelota por debajo del cuello, no se vale lanzar a la cabeza), el jugador “quemado” sale
de su lado de la cancha y va con su delegado a los bordes externos del lado contrario de la cancha.

Si un “quemado” quema a un miembro del equipo contrario, puede volver a la cancha. Esto no se aplica al
delegado.

Si todos los miembros de un equipo han sido quemados, el delegado de ese equipo puede ir (por primera
vez) a su lado de la cancha. Tiene 3 “vidas”, es decir, el equipo opuesto debe quemarlo 3 veces para ganar
definitivamente el juego.

Este juego tiene doble función. La primera es introducirnos, por medio de un juego, a la idea del
“regreso, la resurrección” de los jugadores… ¿Cómo se sintieron cuándo alguno de los jugadores
quemados “resucitaron”? ¿Qué esperanzas se ponían sobre los delegados?
La segunda función es ponernos en clima con un juego divertido, alegre, porque este es un encuentro
donde vamos a hablar de un momento de regocijo en la historia de Jesús y los Apóstoles.

HECHO DE VIDA:

Pensemos en algún momento de nuestra vida en que nos hayamos sentido felices.
¿Cómo fueron esos momentos? ¿Cómo influyeron en el resto de nuestra vida?

ILUMINACIÓN:

El evangelio de Juan nos cuenta un momento de gran felicidad para los apóstoles: La aparición de Jesús
resucitado (Jn 20, 19-29)

Análisis del texto


En los discípulos de Jesús no solamente existía predisposición alguna para aceptar la resurrección, sino que
estaban predispuestos para lo contrario. Como hijos de su tiempo, creían únicamente en la resurrección del
último día, al final de los tiempos y de la historia. Así lo expresa Marta cuando Jesús habla de la
resurrección de Lázaro (“Marta le dijo: sé que resucitará en la resurrección del último día” – Jn 11, 24).
Cuando se les anuncia que Jesús vive ni siquiera se entusiasman. El relato sobre la Magdalena no puede ser
más significativo: ante el sepulcro vacío, lo único que se les ocurre pensar es en el robo. Dice la Magdalena
a Pedro: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto” (Jn 20,2.13.15). Una vez
convencida de la resurrección gracias al encuentro personal con el Resucitado, se lo anuncia a los que había
vivido con él, ¿Cuál es el resultado? No le creyeron. Nos dice el evangelista Marcos: “Cuando oyeron decir
que Jesús estaba vivo y que lo habían visto, no le creyeron” (Mc 16, 11).

La no aceptación de la resurrección de Jesús por parte de sus discípulos tiene buenas razones que la
justifiquen. Es un acontecimiento que escapa todo control humano; no pueden encontrarse pruebas que nos
lleven a una evidencia racional. Todo esto nos sitúa en el plano de la aceptación por la fe. La realidad de
Jesús resucitado hay que aceptarla por la fe y no por convencimientos científicos y racionales. Solo un
corazón creyente sabe que Jesús vive y está resucitado.
PREGUNTAS PARA HACERNOS:

¿Cómo estaban y cómo se sentían los discípulos antes de la aparición de Jesús?

¿Qué ocurre con Tomás? ¿Qué condiciones pone Tomás para creer? ¿Qué le dice Jesús a Tomás? ¿Qué le
dice Tomás a Jesús? ¿A quién proclama felices?

¿Qué nos envía Jesús?

DESARROLLO DOCTRINAL:

 ¿Cuáles son los hechos principales que narran los evangelios, relacionados con Jesús resucitado?
 ¿Cuáles son las actitudes de Jesús resucitado?
 ¿Qué importancia y que consecuencia tiene la resurrección de Jesús para los discípulos? ¿Y para
nosotros?

APLICACIÓN A NUESTRA VIDA

¿Cómo debe reflejarse, en nuestra vida, nuestra fe en la resurrección de Jesús? ¿Qué debiéramos transmitir a
los demás?

En definitiva, todas las actitudes que transmiten VIDA (perdón, consuelo, confianza, paciencia, etc., ver
“actitudes de Jesús resucitado” en la ayuda para el catequista) está transmitiendo, aún sin saberlo, la vida de
la resurrección.

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