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Luis Antonio Arvayo Araiza Espiritualidad de los Estados de Vida

IV Teología

eclesiástica o civil, siempre que se trate


EXISTIR CONCRETO Y de mandatos legítimos.
c) A través de los hechos históricos, sea de
VIDA ESPIRITUAL forma directa en aquellos casos en los
En la existencia concreta del cristiano adquiere que, al estar acompañados o haber sido
cuerpo y consistencia la vida espiritual y, por interpretados por la palabra de
tanto, la oración y cuanto la acompaña influye en revelación, consta que expresan un
la vida. positivo querer divino, sea de forma
directa indirecta ya que, al haber de
La vida es el tiempo en el que el cristiano debe hecho acontecido, dejan entrever que
manifestar en obras su amor a Dios, cumpliendo Dios, al quererlos, o al menos, al
la voluntad divina. La vida espiritual no es una permitirlos, reclama del hombre una
vida separada de la vida ordinaria del cristiano respuesta.
sino una dimensión de esa vida. d) A través de las inspiraciones y mociones
que el Espíritu Santo pueda hacer llegar
EXISTENCIA CRISTIANA E IDENTIFICACIÓN a la mente y al corazón.
CON EL QUERER DIVINO
2. REALIZACIÓN DE LA VOLUNTAD DE
Cumplir la voluntad de Dios manifestada en
DIOS, LIBERDAD, OBEDIENCIA, AMOR
Cristo es entrar en el misterio de la comunión
entre Cristo y el Padre, abrir el propio corazón al Hablar de la voluntad de Dios y de actuar
Amor que une entre sí a Cristo y al Padre. según lo que esa voluntad reclama es, en suma,
hablar de dos amores –el de Dios hacia el hombre
1. LOS SIGNOS DE LA VOLUNTAD DE y el del hombre hacia Dios– cuyo entrelazarse
DIOS configura la existencia y el destino de cada ser
humano. De modo que cada uno, ajustando su
Cumplir la voluntad divina supone tener
comportamiento a la voluntad divina, vaya
acceso a esa voluntad, conocerla para así poder
creciendo en unión e intimidad con Dios y, de esa
asimilarla y hacerla propia.
forma, en su realización como persona y en la
A modo de resumen se puede decir que la contribución a la realización de los demás en
voluntad de Dios se da a conocer de cuatro cuanto personas.
maneras:
3. ACEPTACIÓN DE LA VOLUNTAD DE
a) A través de la ley. Ante todo, la ley DIOS Y ENTREGA
divina, es decir, de una parte, la ley
Si bien no faltarán momentos en los que la
natural impresa por Dios creador en la
aceptación del querer divino no resulte fácil y
naturaleza de los seres a cuya
requiera poner en ejercicio la fe, acudir a la
percepción y reconocimiento está
oración y situarse ante Dios en actitud de
abierta la razón humana, y, de otra, la
entrega.
ley revelada por Dios en el Antiguo
Testamento y llevada a su perfección por La relación entre el hombre y Dios, junto a la
Cristo. También la ley humana, confianza y al amor, implica la aceptación
eclesiástica o civil. humilde, sincera y confiada de su voluntad.
b) A través de órdenes y mandatos
concretos provenientes de quienes están
dotados de autoridad sea en la sociedad

07 de octubre de 2021
Luis Antonio Arvayo Araiza Espiritualidad de los Estados de Vida
IV Teología

EL EXISTIR CRISTIANO EN CUANTO C) SANTIFICAR LAS REALIDADES QUE


VOCACIÓN Y MISIÓN CONFORMAN Y ESTRUCTURAN EL
CONCRETO VIVIR
Cumplir la voluntad divina es mucho más que
realizar algunas acciones cuando se advierte que Santificar la existencia concreta implica, en
Dios las reclama: es orientar la totalidad de la suma, fe viva, conciencia de la llamada divina,
propia existencia en conformidad con el querer deseo de vivir y actuar en coherencia con lo que
divino. la condición cristiana implica. Pero también, e
inseparablemente, conocimiento de la naturaleza
Se crece en la intimidad con Dios no sólo en propia de las realidades humanas, comenzando
la oración, sino en y a través del proceso de hacer por el reconocimiento de lo que reclama la
frente a la propia vida, con las tareas y funciones dignidad del ser humano en cuanto persona y
que implica, asumiendo ese proceso en actitud de pasando de ahí a la valoración de todas y cada
alabanza a Dios y de aceptación de su voluntad, una de las instancias y dimensiones que en cada
aunque pueda, en ocasiones, resultar costosa. Y, caso estén en juego.
a la inversa, el trato íntimo y filial con Dios lleva a
afrontar cada vez con más firmeza, dedicación y La fe y la moral cristianas no sólo no se
hondura la misión que ha confiado precisamente oponen a lo humano, en sus diversas
ese Dios con el que se habla y al que se ama. manifestaciones y niveles, sino que lo
presuponen y lo potencian, de manera que es
A) SANTIFICARSE EN Y A TRAVÉS DE LA precisamente en el acto de asumir, respetando su
PROPIA VIDA naturaleza, las realidades humanas cuando la
fuerza inmanente al espíritu cristiano se
Hablar de «santificarse en la vida que a cada
manifiesta con plenitud.
uno le corresponde vivir» equivale a afirmar que
el cristiano puede y debe crecer como cristiano
LA UNIDAD DE VIDA, RASGO DE LA
con relación precisamente a esa vida. La vida, con
VIVENCIA ESPIRITUAL CRISTIANA
las ilusiones, tareas y deberes que la integran, y
los avatares que la jalonan, reclama, en efecto, si En la vida de Jesucristo, desde la concepción
se aspira a vivirla con espíritu cristiano, hasta la muerte en la cruz, el crecimiento como
ejercitarse y crecer en las virtudes. hombre, la unión con el Padre y el cumplimiento
de la misión recibida se fundieron en perfecta
B) SANTIFICAR A LOS DEMÁS EN Y CON unidad. Y algo análogo debe acontecer en la vida
LAS PROPIA VIDA del cristiano.
«La vocación cristiana es, por su misma
1. ALCANCE Y DIMENSIONES DE LA
naturaleza, vocación también al apostolado», es
UNIDAD DE VIDA
decir, llamada a continuar realizando, a lo largo
de la historia, la misión confiada por Jesús a los La unidad de vida se presenta como una
apóstoles, en orden a anunciar el Evangelio y realidad a la que, en principio, todo ser humano
comunicar a todos los hombres la redención aspira o, en su caso, añora. Pero a la vez como
alcanzada por Cristo. Esa participación en la una realidad que no puede darse por adquirida,
misión común se canaliza de muy diversas más aún, cuya consecución se presenta, al menos
maneras, según la vocación concreta recibida por en ocasiones, como ardua y difícil.
cada cristiano, ya que en la Iglesia hay
«diversidad de ministerios, pero unidad de El ideal de la unidad de vida presupone, tal y
misión» (LG 7). como lo entiende el cristiano, la unidad de Dios y
la universalidad de su providencia. Unir la

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existencia concreta con las perspectivas que abre siendo eterno, se hace presente en el tiempo y
la fe cristiana. Vivir cada acontecimiento y cada espera amor en todos y cada uno de los instantes
instante como ocasión para un encuentro con que lo componen. Un amor así –y tal debe aspirar
Dios. Reconocerse en todo momento y en toda a ser el amor cristiano– es el que, creciendo y
situación llamado a identificarse con Cristo y a desarrollándose, da origen a la unidad de vida,
hacerle presente, con el ejemplo y con la palabra, informando la totalidad de la existencia, en lo
en todos los ambientes de la sociedad humana. grande y en lo pequeño, con un espíritu marcado
por el sentido de la presencia de Dios y el afán de
2. EL AMOR, FUENTE Y ALMA DE LA entrega a cuanto el servicio a los demás reclame.
UNIDAD DE VIDA
La unidad de vida no es tanto un objetivo –
una meta colocada y perseguida bajo el imperio
de la voluntad–, cuanto un fruto que brota,
natural y espontáneamente, de la apertura del
espíritu a una fuerza que lo unifica. Dicho con
palabras más concretas, la unidad de vida no se
construye, sino que se alcanza cuando el espíritu
se deja llevar por el don que Dios Padre hace de sí
mismo en Cristo y por el Espíritu Santo.

UNIDAD DE VIDA, EXISTENCIA ORDINARIA,


COSAS PEQUEÑAS

La unidad de vida está en íntima relación con la


valoración de lo concreto y, por tanto, también
de lo ordinario y de lo pequeño. No ciertamente,
porque encierre al ser humano en un horizonte
limitado, sino, al contrario, porque afirma el valor
y la grandeza del amor, al que atribuye la
capacidad de informar, de dotar de sentido no
sólo a los acontecimientos estelares de la historia
de la humanidad o a los momentos
especialmente relevantes en el existir de cada
persona, sino también a los insignificantes y
anodinos.

Toda vida, la extraordinaria y la vulgar, tiene valor


a los ojos de Dios. Y en la consideración de las
cosas pequeñas, de los detalles menudos de cada
jornada, como piedra de toque que pone de
manifiesto y permite comprobar la profundidad
del amor y de la seriedad del empeño cristiano. El
amor a Dios, cuando es auténtico, aspira a
manifestarse no sólo en momentos aislados y
particularmente significativos, sino en todo
instante, ya que todo instante está en relación
con la eternidad. Mejor dicho, con Dios que,

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