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“Muerte térmica”

Estado final del mundo que, según se pretende, surgirá como resultado de la
transformación irreversible de todas las formas del movimiento en la forma
térmica, de la dispersión del calor por el espacio y como consecuencia de que
el mundo pase a un estado de equilibrio con un valor máximo de entropía. A
esta conclusión se llega asignando un valor absoluto a la segunda ley de la
termodinámica y haciéndola extensible a todo el universo. La idea de la “muerte
térmica” es inconsistente, pues:
1) el universo es infinito en el espacio y constituye un conjunto no cerrado de
una multiplicidad infinita de sistemas cualitativamente heterogéneos;
2) el conjunto de todos los estados posibles de la materia en el universo es
infinito y no puede hallar su realización en ningún espacio de tiempo, por
considerable que sea; el concepto de estado más probable, identificado con el
valor máximo de entropía, no puede aplicarse al mundo en su totalidad;
3) la segunda ley de la termodinámica no determina el sentido de todos los
cambios posibles de la materia; en el mundo existen otras leyes que
condicionan la concentración de la materia y de la energía dispersas así como
su inclusión en nuevos ciclos de desarrollo. La formación de estrellas y galaxias
es una de las manifestaciones de dicho proceso. La transformación irreversible
de la materia en el universo no presupone tendencia alguna del mundo hacia
un estado final, sino que constituye un surgir sin fin de estados, posibilidades y
tendencias de desarrollo cualitativamente nuevos.
La muerte del universo
El físico y astrónomo inglés sir James Jeans escribió sobre la muerte final del
universo, que él denominó "muerte térmica", a comienzos del siglo XX : "La
segunda ley de la termodinámica predice que sólo puede haber un final para el
universo, una "muerte térmica" en la que la temperatura es tan baja que hace la
vida imposible". Toda la energía tenderá a acabar en la forma más degradada,
la energía térmica; en un estado de total equilibrío termodinámico y a una
temperatura cercana al cero absoluto, que impedirán cualquier posibilidad de
extracción de energía útil. Será el desorden más absoluto (la máxima entropía)
del que ya no se podrá extraer orden (baja entropía).
En esta "muerte térmica" del universo, el factor más importante lo marcará la
segunda ley de la termodinámica, que afirma que cualquier proceso crea un
incremento neto en la cantidad de desorden o entropía del universo. Esta ley
que rige para el universo entero es una parte cotidiana de nuestras vidas. Al
echar leche en una taza de café, por ejemplo, el orden que representaba las
dos tazas separadas de café y leche se ha transformado en un desorden
representado por una mezcla aleatoria de café y leche. La tendencia a
mezclarse es la más natural (aumento de desorden o entropía), lo contrario, el
desmezclarse es practicamente imposible y necesitaría de una serie de
procesos que tomarían orden del entorno para devolver más desorden. Al final
el resultado total sería más desorden, aunque en una región limitada
podríamos haber obtenido más orden.
La entropía esta aumentando incesantemente en las estrellas tanto como en
nuestro planeta. Esto significa que, con el tiempo, las estrellas agotarán su
combustible nuclear y morirán, convirtiéndose en masas muertas de materia
nuclear. El universo se oscurecerá a mediad que las estrellas, una a una, dejen
de centellear. Todas las estrellas se convertirán en agujeros negros, estrellas
de neutrones o estrellas enanas frías (dependiendo de su masa) en menos de
1024 años a medida que sus hornos nucleares se apaguen. En menos de 1032
años, según las Teorías de Gran Unificación (GUT) los protones y los
neutrones probablemente se desintegraran, por ser inestables en grandes
escalas de tiempo. Eso significa que toda la materia tal como la conocemos,
nuestros cuerpos, la Tierra o el sistema solar se desintegrará en partículas más
pequeñas tales como electrones y neutrinos.
Despues de un periodo, practicamente inimaginable en nuestra escala
temporal, de 10100años (un gugol)(***) la temperatura del universo se acercará
al cero absoluto, pero incluso en un universo desolado y frío, a temperaturas
próximas al cero absoluto, existe una última fuente remanente de energía: los
agujeros negros. Según Hawking, no son completamente negros, dejan
escapar energía lentamente al exterior. En este futuro distante, podrían ser
preservadores de la vida porque evaporarían energía lentamente. Las
civilizaciones inteligentes, se reducirían a patéticos y míseros puestos
fronterizos agarrándose a un agujero negro.
Pero ¿y después de 10100años, cuando los agujeros negros en evaporación
hayan agotado la mayor parte de su energía?. Esta cuestión puede carecer de
sentido con el conocimiento actual. Los astrónomos John D. Barrow de la
Universidad de Sussex y Joseph Silk de la Universidad de California en
Berkeley indican que la teoría cuántica, en esta escala de tiempo tan
formidable, deja abierta la posibilidad de que nuestro universo pueda pasar, por
ejemplo, por una especie de efecto túnel a otro universo. En esta escala de
10100años ya no puede descartarse este tipo de raros sucesos cuánticos
cósmicos.
Estos astrónomos añaden, en plan optimista:"Donde hay teoría cuántica hay
esperanza. Nunca podemos estar completamente seguros de que esta muerte
térmica tendrá lugar porque nunca podemos predecir con completa certeza el
futuro de un universo mecanocuántico; pues en un futuro cuántico infinito todo
lo que puede suceder, llegará a suceder".
Bibliografía
"Hiperespacio", de Michio Kaku.CRÍTICA, Barcelona. 1996.
Recuperado de: http://www.filosofia.org/enc/ros/muer.htm

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