Está en la página 1de 5

Amor Fati. Crea una vida que puedas amar.

Se acaba el 2011 y surge la pregunta, ¿qué nos ha dejado este año? ¿Nada más que ser un
año mayores? ¿Más bienes materiales? ¿Haber hecho miles de cosas? Tal vez la pregunta
correcta no sea ¿qué nos ha dejado este año? sino más bien, ¿el 2011, ha sido memorable en
mi vida?

Por Marco Suárez Lara, 20 de Diciembre 2011

Cualquier cosa que hayamos hecho, si es que el 2011 nos deja la sensación de que bien vale
la pena vivir la vida, es más, de que "amamos nuestra vida", entonces posiblemente haya
sido un estupendo año.
Nietzsche (en Así habló Zaratustra) imaginó un anciano sabio que luego de llegar a la
plenitud de su sabiduría decide compartir lo que ha aprendido. Y revela que "el más
poderoso de los pensamientos" es el llamado concepto del "eterno retorno".

Te pido que el siguiente párrafo lo leas al menos dos veces seguidas, ¿sí?

Imagina que tu vida, dure lo que vaya a durar, con cada experiencia vivida, con cada alegría
gozada, con cada dolor que te ha apesadumbrado, con los muchos instantes que has
aprovechado, con todas las oportunidades que dejaste pasar, con todos tus mismos
pensamientos, sentimientos e ideas; esa vida tuya, cuando llegue a su fin, será sólo para que
vuelvas a nacer y vivir lo mismo, de la misma manera, una y otra vez, muriendo, naciendo
de nuevo, viviendo lo mismo una y otra vez, por siempre, de la manera en que la estás
viviendo hoy mismo.

Esta idea de vivir la vida de manera idéntica, una y otra vez por siempre, es el concepto del
eterno retorno, que puede ser muy poderoso si nos lleva a mirar nuestra propia vida. El final
de algo nos suele generar una pequeña crisis interna que nos hace proclives a la reflexión:
cuando terminamos una relación de amor, cuando terminamos la universidad o un
postgrado, cuando terminamos en un trabajo, cuando termina la vida de alguien muy
querido. Cuando cumplimos un año más. Cuando termina un año.

Irvin Yalom, psiquiatra psicoterapeuta, profesor emérito de Stanford, dice que las palabras
más tristes que existen son: "Pudo ser" y no fue. ¿Cuántos "pudo ser" nos deja el 2011?
¿Qué hemos querido hacer de nosotros y no hemos hecho? La realidad siempre será el
mejor pretexto en contra de nuestros sueños y aspiraciones: no estudio porque no tengo
plata, no viajo porque no tengo tiempo, no salgo porque estoy muy cansado, no leo porque
a las justas tengo tiempo para dormir, no duermo porque tengo demasiadas
responsabilidades.

Los "pudo ser" que acumulamos en nuestras vidas pueden llegar a ser asfixiantes cuando
hacen parecer nuestra vida sacrificada e incomprendida, con menos oportunidades. Cuantas
más cosas dejemos fuera, más pequeña, corta y carente de vitalidad puede parecer nuestra
existencia.

Felizmente para nosotros, a partir de ahora, podemos hacer cosas para evitar que nuevos
"pudo ser" broten en el futuro. Este artículo -como lo pensó Yalom- debiera propiciar la
reflexión como herramienta para ponernos en acción, evitando nuevos "pudo ser" que se
queden en eso, en sueños que nunca despierten.

Volviendo al fin de año, tal vez las preguntas correctas serían: ¿cómo puedes vivir sin
generar nuevos motivos de arrepentimiento? y ¿qué debes hacer para renovar tu vida?

Posiblemente conozcamos gente (tal vez nosotros mismos) muy concentrada en lo externo,
en lo visible, preocupada por acumular posesiones o por lo que opinen los demás. Tal vez
tanto que pierden el sentido del ser de su vida. Schopenhauer ("Un año con Schopenhauer",
Irvin Yalom) dice que cuando uno le hace una pregunta a este tipo de personas, éstas
buscan la respuesta fuera y no dentro de sí mismos.

Pensar en esto quizás nos ayude a pasar de lo superficial a lo profundo: ni la riqueza, ni los
bienes materiales, ni la jerarquía social, ni la buena reputación traen la felicidad.
Repasemos los tres fundamentos del pensamiento del filósofo.

¿Qué tenemos? Los bienes materiales son fuego fatuo, la acumulación de riqueza y bienes
es interminable e insatisfactoria. La riqueza es como el agua de mar, cuanto más bebemos,
más sed tenemos. Muchos no poseemos bienes: ellos nos poseen a nosotros.

¿Qué representamos para los demás? La reputación es tan evanescente como la riqueza
material. La mitad de nuestras preocupaciones y ansiedades nacen de nuestra preocupación
por la opinión de los demás. La opinión de otros es un fantasma que puede cambiar de un
momento a otro (¿recuerdas algún reciente "te me caíste"?). Las opiniones penden de un
hilo y nos hacen esclavos de lo que piensan otros, o peor aún, de lo que parece ser que
piensan, porque no tenemos modo de saber qué piensan en realidad.
¿Qué somos? Lo que somos es lo único que importa. Una buena consciencia significa más
que una buena reputación. Nuestros principales objetivos deben ser la buena salud y la
riqueza intelectual, lo que lleva a una permanente generación de nuevas ideas, a vivir, a
gozar de la independencia, de una vida moralmente bien llevada. La tranquilidad interna se
da con el descubrimiento de que lo que nos perturba no son las cosas que pasan, sino la
forma en que las interpretamos.

¿Has escuchado hablar del Coaching? ¿Y del Coaching Ontológico? Heidegger, filósofo del
siglo XX, propuso dos modos de vivir: el vivir de modo cotidiano y el vivir de modo
ontológico. En el modo cotidiano uno está completamente absorbido por lo que le rodea y
se alimenta de lo que viene de fuera. Nuevamente la diferencia de perspectiva en buscar la
felicidad por una de las tres vías, Tener, Hacer o Ser, hace la diferencia entre lo cotidiano y
lo ontológico.

En el modo ontológico de vivir, uno está más consciente de la vida, de la mortalidad y no


espera que la vida sea un constante subir y subir (como optimistamente se suele pensar
entre los 20 y 40 años de edad). Así uno está más dispuesto a hacer cambios significativos,
a construir una vida de compromiso, de conexión con otros, con sentido y buscando la
realización. Uno se apropia del poder de escoger no hacer las cosas que realmente prefiere
no hacer y privilegia aquello que alimenta el Ser, frente al Hacer y al Tener.

No te distraigas, dice Yalom, disfruta de un nuevo despertar, el 2012. Aprovéchalo, saborea


las dulzuras y amargores que traiga, toma decisiones y actúa para evitar nuevos "pudo ser".

Amor Fati. Crea un destino que puedas amar: pensamientos, sentimientos, ideas, actos.

Lo que más me alegra de este post es haberlo escrito frente al océano, en horas de una
hermosa tarde, como no lo había hecho los 351 días previos de este año que se va. Espero
que lo disfruten tanto como yo haberlo escrito.
 

También podría gustarte