Está en la página 1de 3

Medicina árabe (diapositiva 1)

Teodosio el Grande, en el año 395, dividió el Imperio Romano entre sus hijos
Arcadio y Honorio, que reinaron en Oriente y Occidente respectivamente. En
Occidente los textos clásicos de la medicina y de otras ciencias - griegos y
romanos- se perdieron con ocasión de las invasiones de los bárbaros, al tiempo
que se malograba el propio imperio de Occidente como entidad política. No
ocurrió lo mismo en Oriente, ya que Bizancio perduró hasta la conquista de
Constantinopla por los turcos en 1453 y la medicina bizantina se ocupó, al
menos, de conservar los antiguos textos helénicos.
Diapositiva 2
En el año 622 es una fecha importante en la historia de la humanidad, es el año
de la Hégira, a partir de la cual se inicia el proceso de expansión del pueblo
árabe bajo el impulso de la nueva religión islámica, y con él la conservación de
los conocimientos culturales y científicos de los pueblos progresivamente
conquistados, además aportación de contribuciones originales que se fueron
sumando al acervo cultural heredado, en perfecta y natural simbiosis.
Antes de la expansión, y durante ella, hasta que la asimilación de los
conocimientos clásicos de los pueblos conquistados fue una realidad, la
medicina en la Península Arábiga y más allá de ella, se reducía a unos pocos
conocimientos adquiridos por la vía del empirismo con una gran parte de
creencias en las fuerzas sobrenaturales. Es lo que se ha conocido por medicina
del profeta que, recogida en un conjunto de hadices codificados, sancionados
de alguna forma con la palabra de Mahoma, servían a aquellas gentes
empeñadas en guerras lejanas. Fragmentos de un texto del andalusi Ibn
Habibal-ilbin (790-854), natural de Huetor Vega (Granada) nos da idea de
aquella medicina tradicional, imbuida de concepciones sobrenaturales: ''... La
fiebre es una continuación del fuego del infierno y debeis enfriarla con agua...
Sus escalofríos provienen de los diablos... ''
Diapositiva 3
El proceso de expansión se inicia primero por el imperio persa sasanida y la
zona egipcia, Palestina y Siria correspondiente a Bizancio, para continuar luego
por la Península Ibérica, en Occidente, y por Turquestán y Afganistán, en
Oriente.
En los primeros cien años de expansión islámica el colasol territorio ocupado
por los árabes fue gobernado a través de tres dinastías importantes: los
Abásidas (750-1258) que se asentaban en Bagdad; los Omegas (756-1031)
que tenían a Córdoba por capital; y los Fafimitas (909-1171) que reinaron en El
Cairo.
En una primera etapa (siglos VIII y IX) el pueblo árabe asimiló los
conocimientos helenisticos que ya iban soportando un lento proceso de
transformación llevado a cabo por los tratadistas de Bizancio. Su mayor
esfuerzo consistió en la traducción del griego al árabe, labor que alcanzó
importancia excepcional con el impulso de Hunain ibs Ishag en la casa de la
sabiduría de Bagdad, consolidándose el sistema médico de Galeno.
En la exposición de la medicina árabe tras la expansión no se debe omitir el
concepto de enfermedad, que en un pueblo impregnado en todos sus actos por
su marcado espíritu religioso es lógico que se confiese a Alá poder para
producir la enfermedad, pero sin los condicionantes éticos de los pueblos
primitivos. De la misma forma, la oración era importante en el proceso de
curación, pero en cuanto a la influencia divina se proyectaba en la propia
actuación del médico, más que en el puro milagro. Por su parte, dado que se
cree en la existencia de una vida sobrenatural tras la muerte, estaban
totalmente prohibidas las prácticas anatómicas con cadáveres.
Diapositiva 4
En cuanto al diagnóstico de las enfermedades, los árabes eran fieles
seguidores de la medicina greco-romana en cuanto a la minuciosa observación
del enfermo y sus síntomas, dando gran importancia a la exploración del pulso.
Introdujeron el atento análisis de la orina (uroscopia), de tal forma que tanto el
color, como el sedimento, el olor y el sabor colaboraban no sólo a dictar el
diagnóstico y tratamiento, sino también a predecir el pronóstico. La astrología
desempeñaba asimismo un papel importante en el estudio de los estados de
salud de los individuos.
No alcanzó mucha trascendencia la cirugía que estaba representada, sobre
todo, por las cauterizaciones y la provocación de pus en las heridas (pus
loable), estando reservada las otras técnicas menores (incisiones, sangrías,
ventosas) a gente indocta e ignorante.
Diapositiva 5
Los médicos generalmente recibían sus certificados (ichaza de médico) tras
estudiar en un centro de enseñanza o en un hospital o con un maestro de
reconocida solvencia. Existían matronas que se hacían cargo de las
enfermedades de la mujer y de la obstetricia, al renunciar los médicos, por
norma social, a estas actuaciones.
También se cultivaron los estudios de farmacia y química y, con ellos, los
métodos propios de preparación de medicamentos, de tal forma que los
boticarios se independizaron por primera vez de los médicos en su quehacer
profesional. Términos químicos habituales hoy proceden del árabe de
entonces: álcali, alcohol, alambique, jarabe.
Las condiciones sanitarias eran muy similares en el mundo cristiano y en el
islámico. La inmundicia en las calles y la suciedad en las casas era la norma.
Algunas comunidades tenían alcantarillado, aunque con poco valor sanitario
porque, a la postre, los hacían desembocar a ríos que abastecían a la ciudad
de agua de bebida.
Diapositica 6
Sin embargo, la organización hospitalaria llegó a ser importante, mucho más
que en la Europa latina, siendo los hospitales más acreditados los de Bagdad,
Damasco y El Cairo. En Bagdad - práctica impuesta por Rhazes- se guardaban
las historias clínicas para su ulterior enseñanza. El mayor y más especializado
fue el de Mansur en El Cairo, donde existían pabellones independientes para
diferentes dolencias (afecciones oculares, diarreas, enfermedades de la mujer).
En este hospital se inició quizás el embrión de los primeros seguros de
enfermedad, ya que cada enfermo recibía cinco monedas de oro mientras
duraba el proceso de su mal.
Diapositiva 7
La medicina árabe proporcionó excelentes médicos. En el califato oriental
sobresalieron Rhazes, Avicena, Haly Abbas e Isaac Judaeus.

También podría gustarte