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RIESGOS LABORALES EN EL QUIRÓFANO

1. Introducción:

El trabajo desarrollado en los centros sanitarios y en los hospitales tiene características diferenciadoras de
otras actividades laborales, sobre todo en el campo de los riesgos laborales; por tanto, los trabajadores
sanitarios se exponen a multitud de factores de riesgo de muy distinta naturaleza.

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995, del 8 de Noviembre) es el marco de las acciones
preventivas en las empresas de España y la norma principal sobre la prevención de riesgos laborales.

2. Riesgos Laborales

Por riesgos laborales entendemos aquellas situaciones que producen alteraciones de la salud, llegando
incluso a ocasionar su pérdida como consecuencia de las condiciones en que se ejerce un trabajo.

Según los cambios que produce el trabajo, hablamos de riesgos químicos, físicos, biológicos, psíquicos y
sociales.

2.1. Riesgos químicos:

Debido a la evolución tecnológica, se usan cada vez mayor número de sustancias químicas de las que se
desconoce, en ocasiones, los efectos sobre la salud. Los contaminantes químicos se incorporan al ambiente
pudiendo lesionar a personas que entran en contacto con él.

Las formas de entrada de los contaminantes químicos en el cuerpo son por vía: respiratoria, dérmica, digestiva
y/o parenteral. Cuando el tóxico actúa, el organismo puede responder de distintas formas:

INTOXICACIÓN AGUDA : hay una rápida absorción del tóxico en escaso tiempo de
exposición, o la concentración del tóxico es muy elevada.
INTOXICACIÓN SUBAGUDA : los síntomas no aparecen hasta que el tóxico penetre en
el organismo tras estar varios días expuesto al mismo.

INTOXICACIÓN CRÓNICA : es la exposición por períodos largos de tiempo al tóxico a


poca concentración.
2.1.2. Productos químicos más comunes en el medio sanitario:

A) ÓXIDO DE ETILENO:

El óxido de etileno es un gas que se utiliza como esterilizante en el hospital por su capacidad
antimicrobiana; por tanto, lo podremos encontrar en el servicio de esterilización.

Es fácilmente inflamable ante oxígeno o aire, estando por tanto completamente prohibido fumar o
encender una llama en su proximidad, y pasa de líquido a temperatura ambiente a gas, dando una
reacción explosiva en algunas ocasiones.

Este tóxico puede producir alteraciones varias en el organismo de los profesionales sanitarios
expuestos a este gas por su trabajo, siendo algunas de las más comunes alteraciones
gastrointestinales, alteraciones respiratorias, alteraciones neurológicas, alteraciones hematológicas y
alteraciones electrocardiográficas; puede producir también alergias, cataratas, conjuntivitis y múltiples
cosas más. A dosis altas puede llegar incluso a provocar la muerte. Las medidas de protección más
adecuadas contra su toxicidad son:

Ventilación adecuada con un sistema de extracción de gases.


Área de esterilización aislada.
Aparatos adecuados y con alarma (su revisión periódica).
Formación del personal expuesto.

Uso de mascarillas, gafas, batas y guantes desechables.

B) CITOSTÁTICOS:

Los citostáticos son fármacos que se usan principalmente para el tratamiento del cáncer, por lo que es
fácil encontrarlos en el hospital. Se consideran tóxicos pues su función es matar células de
reproducción rápida, algo característico de las células cancerosas pero que también es aplicable a otro
tipo de células del cuerpo, como las células epiteliales.

Es por ello que en un trabajador expuesto a este tipo de sustancias los citostáticos pueden ocasionar
diversas alteraciones, como dermatitis, mucositis, quemaduras, alergias, náuseas, vómitos, alopecia,
cefaleas, prurito, nefrotoxicidad, hepatotoxicidad y cardiotoxicidad, además de ser teratogénicas.
Conviene recordar que no todos los citostáticos provocan estos efectos, si no que dependiendo del tipo
de fármaco así será el efecto que provoque.

Las medidas de protección básicas a adoptar contra este tipo de tóxicos han de ser:

1. Medidas Ambientales:

Manipulación del fármaco en cabina de flujo laminar vertical, con extracción de aire al
exterior. De este modo evitaremos el vernos expuestos al tóxico.
Cambios de filtro de modo frecuente.

Personal cualificado en el manejo de los citostáticos.

Tener neutralizantes e inactivadores del fármaco en el servicio donde se prepare.

2. Medidas Personales (Del trabajador):

Utilizar siempre prendas adecuadas, uso de guantes continuo durante la manipulación,


siendo también aconsejable el uso de gafas y mascarilla.
Realización de exámenes de salud periódicos (incluidos los de detección de cáncer).

Información de los riesgos que supone el trabajar con ese tipo de sustancias.

No comer, fumar, beber o maquillarse en la zona de preparación de los citostáticos.


3. Medidas de Manipulación, Preparación y Administración de los citostáticos:

Lavado de manos correcto y habitual.


Atención a los pinchazos accidentales.

Etiquetar correctamente los preparados para evitar confusiones.

Protocolos establecidos para casos de vertidos accidentales.

4. Medidas de Manipulación de los Residuos:

Los residuos en forma de excretas del paciente tratado con citostáticos, serán tratados
con las mismas medidas de protección antes mencionadas; hay que tener en cuenta
que, aunque el fármaco haya sido utilizado en el paciente, la cantidad de fármaco que
elimina su organismo aún sigue siendo lo bastante activa como para resultar tóxica.
Los residuos de citostáticos en forma de frascos o demás tipo de objetos contaminados
serán recogidos por una empresa especializada para que procedan a su eliminación de
modo correcto.

5. Medidas a tomar si se produce una contaminación accidental:

En primer lugar , neutralizar el producto lo más rápidamente posible para


minimizar la exposición al tóxico.
En segundo lugar , deberemos lavar las manos con agua abundante por si ha
habido contacto.

En tercer lugar , se recogerán los restos del tóxico vertido con paños absorbentes
y se procederá a lavar la zona con agua y detergente.

C) GASES ANESTÉSICOS:

Los gases anestésicos son fármacos utilizados en quirófano por el anestesista para conseguir la
inducción y en el mantenimiento de la anestesia general, lo cual consiguen gracias a su capacidad de
deprimir el SNC.

Hoy por hoy no está demostrado su poder carcinogénico, pero sí se ha comprobado que pueden
provocar alteraciones celulares, malformaciones congénitas en el feto, abortos, alteraciones de la
conducta, problemas de psicomotricidad y alteraciones hepáticas y renales.

Las medidas de protección para evitar la exposición del trabajador a este riesgo laboral irán dirigidas
hacia:

1. La fuente de administración de gases anestésicos:

Usar extractores y revisar periódicamente los aparatos de anestesia para detectar


posibles fugas.
Usar aparatos de anestesia con sistemas antipolución de quirófanos.

Instalar sistemas de eliminación de gases residuales.

Controles ambientales para evaluar la concentración de los anestésicos residuales.

2. El medio ambiente que rodea al trabajador:

Sistemas de ventilación de los quirófanos, de manera que permitan la renovación del aire
ambiental unas 15 veces cada hora.

3. El personal que trabaja con gases anestésicos:

Reconocimientos médicos frecuentes, para detectar anomalías de manera precoz.


Formación adecuada para evitar una mala manipulación de los gases anestésicos.
D) FORMALDEHIDO:

A dosis altas, este producto químico es tóxico, y se sospecha que incluso puede ser cancerígeno. Su
uso es mayoritariamente industrial (ej: tintes, detergentes, maquillajes...). En el hospital lo podemos
encontrar como conservante utilizado en el servicio de Anatomía Patológica y como producto
desinfectante de los aparatos hemodializadores en la unidad de Diálisis.

Por tanto, el formaldehido afecta a la salud de los trabajadores, pudiendo causar irritación de las vías
respiratorias superiores, manifestada por la presencia de tos y disnea, y puede provocar dermatopatías.
Las medidas de protección contra este producto se clasificarán según afecten a:

1. La fuente de exposición:

Deberemos sustituir el formaldehido por otro producto de características de aplicación


similares, pero menos nocivo para el trabajador, cuando sea posible.
Los recipientes contenedores de formaldehido deberán estar correctamente tapados
para evitar fugas.

2. El ambiente de trabajo:

Adecuada ventilación con campanas de eliminación o sistema de flujo laminar, para


tener la correcta renovación del aire en cada momento y para poder realizar una
ventilación de emergencia en caso de fuga.
Control ambiental frecuente de los niveles de formaldehido en el aire de la zona de
trabajo con este producto.

3. El personal expuesto:

Uso de prendas protectoras adecuadas al producto (gafas, guantes...).


Reducir los tiempos de exposición al mínimo imprescindible.
Formación adecuada e información del trabajador para evitar una manipulación indebida.
Reconocimientos médicos periódicos.

2.2. Riesgos físicos:

A) CALOR:

La elevación de la temperatura causa alteraciones cutáneas, deshidratación, déficit salino, síncope de


calor y fatiga. Este riesgo es característico del personal que trabaja en la cocina, en la lavandería y en
las calderas aunque es muy ocasional que llegue a producir efectos secundarios. De cualquier modo,
hay que procurar que la temperatura ambiente sea adecuada al lugar de trabajo, según el tipo de
esfuerzo físico que haya que realizar, para evitar complicaciones.

B) RUIDO:

Su efecto principal es una sordera de escasa intensidad, pero con una exposición intensa y prolongada
se puede dar la muerte celular. El ruido causa además un aumento de la TA y de frecuencia
respiratoria, con una pérdida de la concentración y de la atención. Tambien ocasionará irritabilidad,
estrés, falta de concentración, e insomnio, aunque lo principal es la hipoacusia.

Se debe prevenir o reducir el origen del ruido y su transmisión para evitar los problemas enumerados
anteriormente, por lo que aquellos trabajadores expuestos a un ruido excesivo deberá usar cascos,
auriculares o tapones, para mitigar el ruido.

C) VIBRACIONES:

Es un riesgo presente en el hospital por el manejo de sillas de ruedas y traslado de camas y camillas.
Puede causar desde alucinaciones visuales hasta alteraciones neuromusculares y osteoarticulares. Es
importante una prevención técnica y médica sin olvidarnos de la protección del personal (ej: usando
guantes antivibratorios).

D) RADIACIONES IONIZANTES:

El personal que va a presentar una exposición más importante a las radiaciones ionizantes es el que
trabaja en los servicios de radioterapia, medicina nuclear, radiodiagnóstico o laboratorio.

La acumulación de radiaciones ionizantes en el organismo del trabajador puede conllevar efectos


carcinogénicos, mutágenos y teratógenos, pudiendo ser sus efectos tanto somáticos (cuando aparecen
en el individuo) como hereditarios (cuando afectan a los descendientes del individuo expuesto). Como
medidas de protección ante estas radiaciones se encuentran:

El uso de dosímetros, para poder medir a qué cantidad de radiaciones ionizantes está
expuesto el trabajador.
El limitar las dosis radiológicas a las mínimas imprescindibles.

Formación e información adecuada al personal, para evitar manipulaciones inadecuadas.


Uso de señales indicativas de irradiación.
Prendas de protección contra las radiaciones ionizantes, como mandiles y guantes
plomados.

Exámenes médicos previos a la entrada del trabajador en el servicio y periódicos tras el


inicio de su actividad laboral.

E) RADIACIONES NO IONIZANTES:

El riesgo que presentan las radiaciones ionizantes de producir efectos secundarios es bajo. Para una
mejor comprensión, clasificaremos las radiaciones ionizantes en los siguientes grupos:

Radiofrecuencias y microondas : se usan en fisioterapia y rehabilitación. Su


principal efecto se debe al calor que producen. Como medidas de prevención se
encuentran el control ambiental, la formación e información del personal y los exámenes
médicos periódicos.
Radiación infrarroja : causa quemaduras y cataratas debidas al calentamiento de
la zona expuesta.

Radiación ultravioleta : se usan principalmente en lámparas de fototerapia para


el tratamiento de la hiperbilirrubinemia infantil y para tratamientos de problemas de la
piel. Los efectos pueden ser:
1. Inmediatos : oscurecimiento de la piel, conjuntivitis y afectación de
la córnea.

2. Latentes : hay un envejecimiento progresivo de la piel que puede


incluso llegar hasta producir cáncer.

Las medidas preventivas de los efectos provocados por las radiaciones ultravioletas se basan, como en
los demás casos, en el uso de unas instalaciones adecuadas y ventiladas, en la formación e
información de los trabajadores y en los exámenes médicos periódicos del personal expuesto.

Rayos láser : el ojo es el órgano más sensible a ellos. Se usan en dermatología,


cirugía, odontología y técnicas diagnósticas. Para su prevención se debe aislar el local,
colocar señales de aviso, proteger al personal (además de su formación e información) y
exámenes médicos periódicos.
Ultrasonidos : utilizados en fisioterapia y rehabilitación, su exposición puede ser
por contacto directo o por vía aérea. Sus efectos nocivos no están suficientemente
demostrados en humanos.

2.3. Riesgos biológicos:

Los riesgos biológicos son los más frecuentes en el medio laboral sanitario, en el cual la exposición a
material biológico conlleva el riesgo de adquisición de múltiples enfermedades infecciosas siendo
destacables por su importancia las Hepatitis B y C, el VIH y la Tuberculosis, y pudiendo incluir todo un
abanico de enfermedades menos perniciosas como pueden ser infecciones urinarias y enfermedades
exantemáticas (sarampión, varicela,...)

Los microorganismos patógenos pueden llegar hasta el trabajador por diversas vías de transmisión:

Contacto directo con la zona infectada (cualquier tipo de infección localizada).


Vía respiratoria : mediante la inhalación de aerosoles y de las gotitas de Pflugge
y los núcleos goticulares de Wells que elimina el paciente al respirar (tuberculosis, gripe,
sarampión,...).

Vía sanguínea o por piel y mucosas: pinchazos, cortes, heridas... (VIH, Hepatitis
B y C).

Vía fecal - oral, por el mecanismo de "manos sucias" (Hepatitis A, cólera,...).

Mientras el pinchazo es el accidente laboral biológico más frecuente, la sangre y sus derivados son los
materiales más implicados y más susceptibles de provocar una infección al trabajador.

Hay profilaxis (vacunas, gammaglobulina, quimioprofilaxis) para algunas enfermedades, por lo que a los
trabajadores expuestos se les suele facilitar la opción de vacunarse para evitar estos riesgos; para otro
tipo de riesgos biológicos sólo son útiles las medidas físicas o químicas y los equipos de protección.

Según el trabajo que desarrolle el personal del hospital, existe más riesgo que en otros departamentos,
y también se producen distintos tipos de accidentes:

2.3.1. Infecciones más importantes transmitidas por sangre y fluidos corporales.

A) SIDA (VIH):

El VIH (virus de inmunodeficiencia humana), entra en las células de defensa del organismo, siendo su
objetivo principal los linfocitos T4, y normalmente permanece latente ("dormido") durante años, hasta
que es activado, por distintos motivos aún en estudio, e inicia su multiplicación dentro de la célula (los
linfocitos T4) y la destrucción de la misma una vez multiplicado, ocasionando una brutal caída de las
defensas del organismo, lo que provoca un aumento de la aparición de enfermedades; en este
momento empezamos a hablar de SIDA (síndrome de la inmunodeficiencia adquirida).

Es conveniente diferenciar muy bien el VIH del SIDA, ya que por SIDA entendemos la presencia de una
o varias enfermedades debidas a la inmunodeficiencia producida por el VIH. Su transmisión puede
producirse en tres direcciones:

De personal sanitario a paciente.


De paciente a personal sanitario.

De paciente a paciente por un fómite contaminado.

La sangre (fluido causante de un 85% de la transmisión del VIH en el medio sanitario), el semen, las
secreciones vaginales, el líquido cefalorraquídeo, el líquido pleural, el líquido sinovial, el líquido
amniótico, el líquido pericárdico, el líquido peritoneal, los órganos y los tejidos donados y leche materna
son fluidos transmisores del VIH. Las lágrimas, el sudor, la orina, las heces, el esputo, el sudor y los
vómitos sólo transmiten el VIH si contienen sangre.

Cuando se produce una exposición accidental del trabajador a sangre u otros fluidos biológicos
contaminados por el VIH, deberán seguirse toda una serie de medidas de aplicación general:

Tras el incidente, lavar la zona de piel afectada con agua y antiséptico; si el


accidente afectara a mucosas, en vez de antiséptico se usaría suero fisiológico (el
antiséptico irritaría las mucosas y sería contraproducente, pues aumentaría la absorción
de la zona).
Si el accidente es producido por un pinchazo, corte... se retirará el objeto
causante del pinchazo y se limpiará la herida con agua dejando salir la sangre
unos 3 minutos y posteriormente, se desinfectará la herida con un antiséptico y
se cubrirá con un apósito.

Nunca se debe apretar la zona para que aumente la salida de sangre , pues lo
único que conseguiremos será que llegue más sangre a la zona y que, por tanto, la
absorción de la sangre o líquido inoculado a través del objeto punzante sea mayor. Por
el mismo motivo, no se debe de utilizar un desinfectante no antiséptico como
la lejía , pues lo único que conseguiremos será quemar la zona y aumentar la
absorción de los tejidos dañados.

Comunicar inmediatamente el accidente al supervisor al mando , quien deberá


dar el aviso al servicio designado (generalmente al servicio de Medicina Preventiva),
donde se aplicará el protocolo adecuado, que variará según el hospital.
Si hay sospecha de infección VIH se solicitará al paciente la realización de la
prueba de serología VIH para comprobar la presencia de marcadores que confirmen
la infección. Al accidentado también le será realizada dicha prueba en el
momento del pinchazo o días después, según protocolo, y un seguimiento clínico
frecuente, sobre todo si el resultado del paciente ha sido positivo.
Se valorará por parte del servicio de Medicina Preventiva la
administración de antirretrovirales (zidovudina-ZDV).

B) HEPATITIS B (VHB):

La Hepatitis B es una de las enfermedades más frecuentes en el personal sanitario . La


forma más frecuente de transmisión es mediante la exposición de piel y mucosas del trabajador a
sangre y fluidos contaminados, siendo los accidentes más habituales los pinchazos con agujas
(generalmente al tratar de reencapucharlas).

En condiciones normales, si se produce una exposición perinatal, sexual y/o percutánea, el tratamiento
es con inmunoglobulina hiperinmune y vacunación. Para el personal sanitario expuesto se aconseja, por
tanto, la vacunación como medida preventiva, dada la alta incidencia que presenta el contagio por esta
enfermedad en el ámbito hospitalario, y la administración de inmunoglobulina ANTI-HB en caso
de que existiese contacto con el virus.

C) HEPATITIS C (VHC):

El riesgo de Hepatitis C es menor que el de Hepatitis B y su incidencia no es elevada, aunque existe la


posibilidad de que muchos casos pasen desa-percibidos. El diagnóstico se efectúa con la técnica ELISA
o RIBA. Una infección por VHC causa una hepatitis aguda, que frecuentemente no presenta
sintomatología. El tratamiento tras una exposición accidental es variable, pudiendo usarse
gammaglobulinas.

2.3.2. Otras infecciones bacterianas y virales:

El sarampión, la varicela zoster, el herpes simple, la parotiditis, la hepatitis A, la brucelosis, la rubeola y


la infección meningocócica en el personal sanitario tienen una frecuencia escasa, aunque pueden llegar
a presentarse. La tuberculosis, el tétanos y la gripe son las enfermedades que con mayor frecuencia
afectan al personal sanitario, es decir, tienen mayor presencia que las anteriormente citadas.

A) TUBERCULOSIS (TBC):

El mycobacterium tuberculosis es la bacteria causante de esta enfermedad. Se transmite por


el aire, mediante la inhalación de las gotitas que quedan suspendidas en el ambiente cuando la persona
con TBC habla, estornuda o tose. Su transmisión, por tanto, será mayor en lugares cerrados y con mala
ventilación.

Es primordial la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado de todos los casos de TBC,
siendo conveniente recordar que en la actualidad se está viviendo un nuevo brote de TBC, debido a que
las personas VIH positivas tienen mayor prevalencia de esta enfermedad, al tener bajas las defensas.

Existen una serie de medidas preventivas contra la TBC que deberán ser realizadas para evitar su
rápida propagación:

Realizar la prueba de la Tuberculina (Mantoux) al personal sanitario de modo


periódico; mediante esta prueba podremos saber si el personal ya ha estado expuesto al
bacilo de la tuberculosis. Hay que tener en cuenta que esta prueba no es válida si la
persona en cuestión ha sido vacunada contra la TBC .
Si hay sospecha de TBC, realizar una baciloscopia , es decir, se deberá realizar
una prueba para comprobar la presencia del bacilo de la tuberculosis en el moco de la
persona enferma.

Empleo de las precauciones universales estándar para tener un contacto


mínimo con el paciente afectado de tuberculosis.

En paciente con TBC, habitación individual y puerta siempre cerrada . De este


modo evitaremos la diseminación de las gotitas que expulsa el paciente al hablar, toser y
respirar por toda la planta.

Ante paciente enfermo de TBC, las visitas estarán restringidas , debiendo ser
muy estrictos en el cumplimiento de este punto.

Cuando haya que entrar en la habitación del paciente afectado de TBC, será
obligatorio el uso de mascarilla .

Se colgará en la puerta del paciente un cartel con las precauciones a tomar


ante las enfermedades de transmisión por vía aérea , para todo aquel que tenga
que entrar en la habitación, o en su defecto, se colocará un cartel de acceso restringi-do
y de paso por el control de enfermería antes de la entrada en la habitación.

Vacunación con BCG a jóvenes y personal sanitario en contacto


prolongado con paciente con TBC.

B) GRIPE:

La gripe es una enfermedad viral muy frecuente en los centros hospitalarios y es causa de un gran
absentismo laboral. Para evitar todos los trastornos que ocasiona esta enfermedad, lo principal es su
prevención mediante la vacunación anual de la población de riesgo, para minimizar sus efectos y evitar
también los picos de ingresos que provoca la estación de la gripe. Por tanto, serán susceptibles de
vacunación:

Trabajadores sanitarios.
Personas de 65 años en adelante.

Personas con enfermedades crónicas.

Personas tratadas con inmunosupresores.

C) TÉTANOS:

Esta enfermedad tiene una incidencia baja y cada vez menor. Su aparición suele verse facilitada en
presencia de lesiones externas profundas, fracturas óseas abiertas, úlceras, quemaduras, inyecciones,
mordeduras y arañazos de animales tanto domésticos como en libertad, uso de material invasivo
contaminado (fómites) por el agente causal del tétanos y extracciones dentales con presencia de
infección (flemón).

La mejor defensa contra el tétanos es la profilaxis, la cual se realiza mediante l a vacunación


antitetánica y la inmunización pasiva
. La vacunación se basa en la administración de toxoide tetánico, el cual protege aproximadamente
unos 10 años (a partir de los 10 años, se considera que la persona ha perdido su capacidad de defensa
contra el tétanos, por lo que hay que volver a vacunar) mientras que la inmunización pasiva emplea
inmunoglobulina humana antitetánica.

Normalmente, la inmunización contra el tétanos ya se realiza en la infancia, pues está incluída en el


calendario vacunal de los niños, pero tras la última dosis, administrada a los 15 años, hay que renovar
la vacunación cada 10 años para que siga siendo efectiva; a esto se le denomina "dosis de
recuerdo" .
Según el tipo de herida ante la que nos encontremos, y las dosis de vacuna que le han sido
administradas al individuo afectado, podemos usar vacuna y/o inmunoglobulina (ver tabla).
2.3.3. Precauciones universales:

Cuando hablamos de precauciones universales nos referimos a una serie de medidas que todo
trabajador tiene que tomar ante cualquier tipo de paciente. Debemos recordar que cualquier persona
puede padecer cualquier enfermedad. Los principios estándar englobados dentro de este bloque son:

1. Consideraremos siempre la sangre y los fluidos orgánicos de cualquier


persona como potencialmente contaminados e infecciosos, y por tanto susceptibles de
transmitir VIH, VHB, VHC y cualquier otra enfermedad cuya transmisión sea por vía de
las secreciones del paciente.

2. Todo personal sanitario será vacunado de hepatitis B, para minimizar así el


riesgo de contraer dicha enfermedad.

3. Todas las heridas que presente el trabajador deberán de estar cubiertas con
apósitos impermeables durante la jornada laboral; si se producen en las manos, se
procederá al uso de guan tes.
4. LAVADO DE MANOS, ANTES Y DESPUÉS DE ATENDER A CADA PACIENTE,
y con una duración de 20 segundos de fricción con agua y jabón antiséptico. Si el
lavado de manos es el primero de la jornada laboral, deberá durar al menos un
minuto.

5. Uso de barreras protectoras cuando estemos en contacto con el paciente:

Uso de guantes : los guantes deben ser una constante en nuestro


trabajo, ya que reducen un 50% el volumen de sangre inoculable en un
pinchazo accidental con una aguja o un fómite, e impide el contacto directo
con las manos con las secreciones del paciente.
Los guantes deberán cambiarse tras el contacto con cada
paciente; conviene recordar que el mecanismo de "manos sucias" provoca
la gran mayoría de infecciones nosocomiales.

Si los guantes se perforan en cualquier punto, deberemos


quitárnoslos y lavarnos las manos antes de ponernos otro par.

Los guantes se usarán como norma general cuando existan lesiones en las
manos del trabajador, cuando se maneje sangre, fluidos con sangre y
objetos contaminados con sangre o fluidos orgánicos.

Las mascarillas se utilizarán cuando vaya a haber salpicaduras


y en pacientes con tuberculosis o cualquier otra enfermedad
respiratoria; si el trabajador padece o ha padecido de modo
reciente una enfermedad respiratoria (p.ej, una gripe), y trabaja en
zonas de alto riesgo como pueden ser quirófanos o UCI, deberá también
utilizar mascarilla para evitar la propagación de dicha enfermedad. También
se utilizarán mascarillas en aquellos servicios que así lo exijan para el
trabajo rutinario (quirófanos).

La protección ocular se utilizará en previsión de grandes


salpicaduras de fluídos orgá nicos o de sangre a la mucosa ocular,
como puede ocurrir en un parto con la rotura de la bolsa amniótica.

Las batas deberán ser utilizadas cuando se produzcan grandes


salpicaduras y cuando así lo indiquen las medidas de seguridad en aquellos
pacientes con restricción de entrada a la habitación por enfermedad
contagiosa.
6. Debemos manejar cuidadosamente agujas e instrumentos cortantes;
NUNCA REENCAPUCHAR AGUJAS, conllevan un alto riesgo de pinchazo accidental.
La eliminación de estos materiales contaminados deberá hacerse en
contenedores rígidos y no dejarlos nunca sobre ninguna superficie, para evitar
pinchazos accidentales a nuestros compañeros.

7. El personal responsable de la planta deberá valorar la necesidad de


aislamiento del paciente en caso de enfermedad infecciosa.

8. Los residuos no cortantes (por ejemplo, gasas, pañuelos desechables,...) se


eliminarán en bolsas plásticas resistentes.

9. Los objetos que estén en contacto con sangre, tejidos, ropas, etc, se
considerarán contaminados y serán de un solo uso; si esto no es posible, se
esterilizarán tras su uso, previa eliminación de los restos orgánicos que pueda
presentar.

2.4. Riesgos psíquicos:

Cuando hablamos de riesgos psíquicos, debemos pensar que los principales riesgos ante los que nos
podemos encontrar son la carga mental y el estrés psicosocial que puede padecer el trabajador durante
la jornada laboral.

La carga mental depende de la cantidad de información que recibe el trabajador durante su jornada
laboral, la cual deberá procesar y dar una respuesta correcta para evitar un daño sobre el paciente.
Para evitar una sobrecarga provocada por exceso de información, el ritmo de trabajo debe ser
adecuado, nunca sobresaturado, y la información recibida deberá ser clara y concisa. Una sobrecarga
ocasiona una fatiga psicológica, que interferirá en el trabajo del individuo.

El estrés psicosocial produce una tensión en el individuo que altera su equilibrio interno, causando
efectos psicológicos y fisiológicos, que pueden llegar incluso a ocasionar problemas de absentismo
laboral, a causa de bajada de defensas y facilidad para enfermar o el caso más común, una subida
excesiva de la tensión arterial.

Por todo lo que acabamos de comentar sobre los riesgos psíquicos, entendemos que estamos ante un
problema de importancia, y que por tanto será importante prevenirlo y controlarlo mediante una serie de
medidas, como las que siguen a continuación:

Horario flexible : flexibilidad de turnos, facilitando la realización de los turnos


denominados "antiestrés", que se basan en que pasen 24h entre un turno y otro. Esta
medida evita la sensación de que "no salgo del trabajo".
Aumento de la autonomía y participación de los trabajadores : un trabajador
que se siente cómodo en su trabajo rinde más y sufre menos riesgos psicológicos.

El aprendizaje de técnicas de relajación , como ejercicios de respiración


profunda y de sugestión, sirven para tratar las consecuencias fisiológicas del estrés en el
organismo.

Las emociones negativas (depresión, ira, insatisfacción...) impiden que


respondamos adecuadamente a las demandas del medio social y por ello, deben ser
eliminadas.

Uso de técnicas de resolución de problemas .

El aprendizaje de técnicas de comunicación favorecerá la expresión de


sentimientos y facilitará la comunicación con los demás.

2.5. Riesgos sociales:

Llamamos riesgos sociales a aquellos que aparecen ante una situación de frustración por parte, del
paciente y sobre todo de sus familiares, que acaban por desarrollar una actividad agresiva hacia el
trabajador. Esta agresividad puede enfocarse a tres tipos diferentes:

Agresión verbal : es la más frecuente, y se basa en toda una serie de insultos y


amenazas al trabajador, tanto de acciones legales como de daño físico.
Agresión física : donde se ve más frecuentemente este tipo de agresión es en el
servicio de Urgencias.

Agresión legal : a través de demandas legales hacia el trabajador.

Una respuesta agresiva de un paciente con alguna enfermedad mental es menos peligrosa que la
causada por una persona sana, ya que de ésta última no se espera una agresión, por lo que no se han
tomado las precauciones necesarias.
2.6. Resumen de los principales riesgos laborales):

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