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Los primeros indicios de su aparición datan del año 7.000 a. C., a juzgar por la
evidencia agrícola de la época del Holoceno. Sin embargo, se estima que su desarrollo
inicial tuvo lugar entre los siglos XV y XII a. C.
La suya fue una sociedad fundamentalmente agrícola, y domesticaron el cacao, el
maíz, los frijoles, el tomate, el aguacate, la vainilla, la calabaza y el chile.
Su economía agrícola se complementaba con la alfarería, el comercio, la caza y la
recolección. Su tecnología fue mayormente lítica, con poco (o ningún) desarrollo de la
metalurgia.
Hablaron diversas lenguas pertenecientes a las familias lingüísticas otomangueana,
mayense, mixezoqueana, totonaca y utoazteca.
Poseían una religión politeísta poco unificada, pero en la que se transmitían dioses de
una cultura a otra y de una época a la siguiente. Compartían, además, dos calendarios:
uno ritual de 260 días y uno civil de 365.
La arquitectura y la artesanía florecieron y dejaron numerosas ciudades
abandonadas, así como tótems y edificaciones. Algunas de ellas constituyen hoy en día
los principales yacimientos arqueológicos de la región: Teotihuacan, Chichén Itzá,
Tikal, etc.
Las principales culturas mesoamericanas (o al menos las más estudiadas) son
la mexica, la maya, la teotihuacana, la zapoteca, la mixteca, la olmeca y la purépecha.
Surgieron alrededor del siglo XIV a. C. y se consolidaron como potencia alrededor del
XII a. C. Sus grandes asentamientos se establecieron en La Venta, San Lorenzo y Tres
Zapotes (la costa y “región del hule” de México), donde permanecen aún sus grandes
tótems en forma de cabeza. Se desconoce los motivos de su decadencia, pero podrían estar
asociados al florecimiento de otras culturas rivales.
La cultura zapoteca
Es otra de las más antiguas culturas mesoamericanas: sus orígenes pueden rastrearse
hasta el año 9000 a. C., en el asentamiento de comunidades nómadas o seminómadas en el
actual estado mexicano de Oaxaca. Sin embargo, sus primeros desarrollos urbanos tuvieron
lugar entre los siglos XV y XIV a. C., y su florecimiento entre los siglos V a. C. y X d. C.
Por su gran desarrollo y sofisticación, los mayas crearon una de las más importantes
culturas mesoamericanas. Pobladores del actual sureste mexicano (Yucatán, Campeche,
Quintana Roo, Chiapas y Tabasco), así como del territorio actual guatemalteco, de Belice,
parte de Honduras y El Salvador, administraron una región de más de 300.000 km2 de
superficie, en la que surgieron desde el año 2000 a. C. sus primeros asentamientos.
Sus principales ciudades surgieron en torno al año 750 a. C., y hacia el año 500 a. C.
poseían una arquitectura monumental, con grandes templos, palacios y fachadas, algunas
de las cuales todavía permanecen como yacimientos arqueológicos: Tikal, Chichen itzá,
Calakmul, entre otras.
La cultura mixteca
Los antecesores prehispánicos del actual pueblo mixteco dieron sus primeros pasos como
sociedad organizada entre los siglos XV y XII a. C., en los que poblaron la región
montañosa de los actuales estados mexicanos de Puebla, Oaxaca y Guerrero, y su
declive se produjo hacia el siglo XV d. C., con la llegada de los conquistadores españoles.
Sin embargo, a diferencia de sus vecinos, los mixtecas prefirieron construir poblaciones de
menor tamaño y menos individuos. Por eso, su apogeo y florecimiento cultural no se dio
hasta el siglo XIII d. C., bajo el gobierno del célebre cacique Ocho Venado Garra de
Jaguar, fundador del reino de Tututepec e iniciador de una política expansiva en la región.
Se sabe que Teotihuacán fue construida alrededor del inicio de la era cristiana, y que tuvo
su apogeo entre los siglos III y IV (d. C.). Llegó a albergar unos 200.000 habitantes y
probablemente fue un emporio comercial y cultural en la región central mexicana.
De hecho, hay evidencia que sugiere estrechos vínculos con otras ciudades de origen maya,
en el sur. Sin embargo, hacia el siglo VII se produjo el declive de la ciudad, coincidiendo
con una época de inestabilidad política y climática de la región norte de México.
La cultura purépecha
El Imperio Purépecha o tarasco fue el punto cumbre de la organización de los purépechas,
antecesores precolombinos de los actuales pobladores del mismo nombre. Hay evidencia
arqueológica de su existencia que remonta hasta el año 1800 a. C.
Los purépechas o michoacanos se asentaron en una extensa región tanto mesoamericana
como aridoamericana, que abarcaba los actuales estados mexicanos de Michoacán y
Jalisco, así como el sur de Guanajuato, Guerrero, Querétaro, Colima y el Estado de
México. Entre los años de 1300 y 1500 dieron origen al segundo imperio más grande
de la región para el momento de llegada de los conquistadores españoles.
Regido por un gobierno monárquico y teocrático, que sin embargo acabó cayendo ante los
europeos en el siglo XVI, los purépechas fueron grandes enemigos del Imperio Azteca,
contra el cual lucharon en numerosas ocasiones.
Los mexicas o aztecas fueron un pueblo nahua proveniente del norte mesoamericano,
quienes a inicios del siglo XV fundaron México-Tenochtitlán, en un islote del lago de
Texcoco, lugar donde se asienta hoy en día la Ciudad de México.
Esa ciudad pronto fue la capital del Imperio Azteca, el Estado más grande y poderoso
de la región y principal rival militar de los colonizadores españoles. Aliados con otros
pueblos de la cuenca lacustre del valle de México, los aztecas sometieron a los demás
pueblos vecinos y se ganaron su feroz enemistad, razón por la cual muchos de ellos se
aliaron a los españoles en contra del Imperio Azteca durante la guerra de conquista.
Los mexicas fueron feroces guerreros y, a diferencia de otros pueblos, practicaron una
sofisticada metalurgia prehispánica basada en el manejo del oro, la plata y el bronce,
aunque más con fines ornamentales que militares. La suya fue una cultura compleja, que
medía el tiempo a través de calendarios astronómicos y que empleaba una escritura
pictogramática para documentar hechos y hacer cálculos de obras arquitectónicas.