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'La propia mano del Papa tendida': la diplomacia de la Santa Sede como un modo híbrido de
agencia diplomática

Artículo en Revista Británica de Política y Relaciones Internacionales · Mayo 2018


DOI: 10.1177 / 1369148118772247

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1 autor:

jodok troya
Universidad de Innsbruck

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772247
Artículo de investigación2018
BPI0010.1177 / 1369148118772247 Revista británica de política y relaciones internacionalesTroya

Artículo original

El Diario Británico de Política y

'La propia mano del Papa tendida':


Relaciones Internacionales
2018, vol. 20 (3) 521–539
© El Autor(es) 2018
la diplomacia de la Santa Sede
como un modo híbrido de agencia Reimpresiones y permisos:
sagepub.co.uk/journalsPermissions.nav
httpD
s://O
diplomática
DIo:I1.o0r.gramo1/ 1107.171/ 1773/669
1934118418118187
77722224477

journals.sagepub.com/home/bpi

jodok troya1

Abstracto
La naturaleza no convencional de los diplomáticos de la Santa Sede se basa en el carácter
compuesto de su papel eclesiástico como representantes del Papa y su estatus diplomático
legal y el comienzo de la práctica diplomática ordinaria. La diplomacia de la Santa Sede es una
forma de conducta creada por un conjunto de estándares mixtos seculares y religiosos en los
que los agentes se guían por prácticas. Ubico este argumento dentro de una escuela inglesa
clásica y una comprensión convencional de la práctica, la diplomacia y la agencia mientras
incorporo la comprensión del diplomático como un extraño. El artículo sitúa el modo de
agencia de un diplomático de la Santa Sede como híbrido por naturaleza, ubicado en las
intersecciones de los modos de agencia político y religioso y las concepciones sustanciales y
relacionales de la política internacional.

Palabras clave
agencia, diplomacia, Colegio Inglés, Santa Sede, práctica, Papa, religión

El Papa Juan XXIII (1966: 106) se refirió al papel del nuncio (el embajador papal) como 'La propia
mano del Papa tendida' al mundo de los estados. Los papas anteriores a él hicieron declaraciones
similares, y los posteriores a él siguen repitiendo variaciones de las mismas. La aclamación por la
expansión de las misiones diplomáticas, por ejemplo, es un patrón común de los discursos anuales
del Papa al cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede ('HS'). Aunque el papado es uno de los
participantes más antiguos en la sociedad internacional de estados, su compromiso diplomático
puede dejar perplejo, ya que se supone que la sociedad internacional es un compuesto secular. Aún
así, la trayectoria del enredo diplomático del papado en la sociedad internacional ha sido constitutiva
en la formación del sistema diplomático. Los estudiosos de la historia diplomática y diplomático

1Departamento de Ciencias Políticas, Universidad de Innsbruck, Universitätsstraße 15, 6020 Innsbruck, Austria y Académico
Visitante 2016-2018, The Europe Center, FSI Institute for International Studies, Stanford, CA 94305, EE. UU.

Autor correspondiente:
Jodok Troy, Departamento de Ciencias Políticas, Universidad de Innsbruck, Universitätsstraße 15, 6020 Innsbruck, Austria.

Correo electrónico: jodok.troy@uibk.ac.at


522 El Diario Británico de Política y Relaciones Internacionales 20 (3)

hace tiempo que los practicantes han reconocido esta relevancia del papado (Barker, 2006: 32;
Der Derian, 1987b; Kerr and Wiseman, 2013: 25, 55; Nicolson, 1977; Plöger, 2005; Rennie,
2013; Roberts and Satow, 2011) . Recientemente, esta relevancia ha sido ilustrada una vez más
por un cable de la embajada estadounidense al HS a Washington después de la elección del
Papa Francisco:

a pesar de la disparidad en tamaño, gobierno e historia, ambos somos poderes globales, con intereses e
influencia globales. Desde muchos puntos de vista, el SA es único en el mundo por su capacidad para
seguir su propia agenda. El Vaticano, con sus relaciones diplomáticas […] es superado solo por los
Estados Unidos. (Mastrolilli, 2017)

Los diplomáticos son conscientes del alcance y la influencia de la trayectoria diplomática de HS, pero
Relaciones Internacionales tiende a dejar de lado la trayectoria diplomática de HS y sus prácticas sociales
como notas históricas a pie de página o variables indirectas.
Al colocar el enredo diplomático del SA en la política internacional en un segundo plano histórico,
los estudios internacionales desdeñan las ideas con graves consecuencias. Hoy en día, los miembros
y funcionarios de la Iglesia provienen cada vez más de todo el mundo y el diálogo interreligioso, por
ejemplo, se vuelve importante como parte del compromiso en cuestiones políticas y de política social
bajo la égida de la diplomacia. La diplomacia en sí misma es una parte clave de esta transformación
que ofrece un espacio más amplio para los actores que se dedican a la diplomacia (Constantinou et
al., 2016). La diplomacia del SA transfiere sus posiciones religiosas y políticas mucho más allá de su
electorado religioso, lo cual es una característica común del alcance global de las instituciones
religiosas (Marshall, 2013). Sin embargo, a diferencia de otras religiones organizadas, el alcance
global de HS está altamente institucionalizado, se basa en representaciones diplomáticas formales
en todo el mundo iguales a las embajadas y reconocidas por el derecho internacional. Este enredo
entre el HS y la esfera internacional de los estados genera el extraño caso de agentes que son a la
vez clérigos y espejo de sus contrapartes seculares. Su misma existencia y práctica son un ejemplo
de cómo los enredos religiosos y políticos en el ámbito internacional 'generan modos creativos,
dinámicos e híbridos de agencia social y política' (Agensky, 2017: 21; ver también, May et al., 2014;
Jeque, 2012; Thomas, 2000; Wilson, 2014).

Mientras que los diplomáticos ordinarios están sirviendo a los objetivos de una unidad territorial,
la naturaleza poco convencional de los diplomáticos del SA se anida en el carácter híbrido de su
función eclesiástica como representantes del Papa y su estatus diplomático legal y el comienzo de la
práctica diplomática ordinaria. La perspectiva global de su patrón papal los vuelve inusualmente
dedicados a influir en las condiciones más allá de las posesiones inmediatas de su principal (como un
territorio). Esta posición los coloca en una ventaja en una sociedad internacional en la que tales
factores contextuales son de importancia central. Esta ventaja se ve reforzada por los grados en que
los diplomáticos del SA constituyen una combinación de identidad transnacional e interés nacional.
Esta diferencia es obvia cuando se observan ejemplos de cómo los diplomáticos papales median
entre un enfoque convencional y el enfoque del SA. Entre 'su misión sobrenatural de salvación y la
realidad mundana de la política mundial', la institución del papado 'sigue siendo un factor singular y
sorprendentemente vital en la escena internacional' (Conway, 1979: 474). Los agentes de la
diplomacia papal son, pues, un caso desconcertante de cómo fusionar las aspiraciones y
expectativas de un principal religioso con un enfoque convencional de la práctica diplomática.

Dada la naturaleza religiosa de su principal, sus agentes ordenados y los requisitos de la sociedad
internacional para las normas y prácticas diplomáticas, la diplomacia papal no puede ser como la
diplomacia ordinaria. La diplomacia papal es el resultado de un enredo religioso y político
Troya 523

que genera un modo híbrido de agencia del que este artículo propone los constituyentes de su
práctica diplomática. Este argumento se ubica dentro de una comprensión clásica de la escuela
inglesa de la práctica, la diplomacia y la agencia, al tiempo que incorpora la comprensión
constructivista del diplomático como un extraño. El artículo sitúa el modo de agencia del diplomático
HS como híbrido, ubicado en las intersecciones de los modos de agencia político y religioso y las
concepciones sustanciales y relacionales de la política internacional, un ángulo que los estudiosos de
las Relaciones Internacionales y la diplomacia no han aplicado a la diplomacia HS.
Después de una revisión de la literatura sobre el SA en la sociedad internacional, la siguiente
sección ilustra el modo híbrido de agencia diplomática. Esta agencia diplomática híbrida resuelve
cuestiones en la intersección de las concepciones sustancialistas y relacionales de las relaciones
internacionales y los modos de agencia políticos y religiosos. Los diplomáticos de HS actúan en
nombre de una entidad y lógica religiosa y política en entornos religiosos y seculares. El siguiente
paso revela la trayectoria histórica de la práctica diplomática del SA. El artículo se basa en un modo
híbrido de agencia al ilustrar cómo las diferentes dimensiones y concepciones son importantes para
diseñar una imagen integral de la diplomacia del SA. El resto del artículo demuestra cómo el modo
híbrido de agencia varía según el grado. Luego, se investiga el marco de la agencia híbrida mediante
el análisis de incidentes que involucran a diplomáticos papales en episodios históricos plagados de
turbulencias y entrevistas no estructuradas y correspondencia con agentes informados. Esta sección
saca a la luz puntos de interés más amplio e ilustra el complejo enredo de lo religioso y lo político. La
conclusión ubica los hallazgos en el contexto del marco teórico, el interés político general en la
Iglesia, su enredo en la sociedad internacional y señala futuras vías de investigación.

Diplomacia de la Santa Sede: híbrida por naturaleza

A pesar de los estudios recientes sobre la diplomacia y la práctica, la afirmación de la resistencia de


la diplomacia a teorizar aún resuena en la literatura (Jönsson y Hall, 2005; Neumann, 2003). Esta
resistencia es aún mayor cuando la teoría de las Relaciones Internacionales se enfrenta a los agentes
de un actor transnacional religioso. Existe un sólido cuerpo de literatura que sitúa a la SA y a la
Iglesia Católica en un contexto internacional (Abdullah, 1996; Barbato, 2013; Cardinale, 1976;
Graham, 1959; Hanson, 1987; Kurth, 1993; Martens, 2006; Murphy, 1974; Rotte, 2007). Esta literatura
se centra de diversas formas en el poder blando (Byrnes, 2017; Sommeregger, 2011; Troy, 2010),
organizaciones internacionales (Abdullah, 1996; Araujo y Lucal, 2004a, 2004b, 2010; Chong y Troy,
2011; Leustean, 2013; Neale, 1998), relaciones bilaterales,1 derecho internacional (Casaroli, 1981;
Morss, 2016), el SA y la iglesia como actores transnacionales (Barbato, 2013; Ryall, 2001; Vallier, 1971)
y su poder movilizador (Barbato, 2016; Turina, 2015), el Papa como jefe diplomático y autoridad
moral (Hall, 1997), o explicaciones teológicas de los resultados políticos en los que la Iglesia ha
estado involucrada en los esfuerzos de consolidación de la paz (Cortright, 2008: 200-203; Riccards,
1998).
La mayor parte de esta literatura describe la estructura y la comunidad diplomática del SA. Pero
los estudios que brindan información sobre las prácticas del servicio diplomático del SA son estudios
de casos en los que miembros del servicio diplomático o enviados especiales lograron la solución de
un conflicto (Laudy, 2000; Princen, 1987, 1992; Schelkens, 2011). Las preguntas sobre el poder, el
arte de gobernar y cómo ubicar el aparato diplomático del SA en el contexto de la teoría de las
Relaciones Internacionales están en gran parte ausentes en la literatura, ni existen esquemas
conceptuales completos de sus prácticas de agencia diplomática. Las pocas excepciones que lo
hacen se centran en la actoridad del SA como actor principal, más que en sus agentes (Barbato,
2013; McLarren y Stahl, 2015; Neumann, 2011).
524 El Diario Británico de Política y Relaciones Internacionales 20 (3)

Dado el entorno formalizado e institucional de la diplomacia del SA, esta sección establece una
conceptualización convencional de su aparato y práctica diplomáticos. Al igual que otros actores que
practican la diplomacia ordinaria, la práctica diplomática del SA sigue reglas internacionales formalizadas y
reconocidas. La educación bastante conservadora y la moderación pública de sus miembros se asemejan a
lo que generalmente se denomina "alta política", en el sentido de que es un ámbito de estadistas de alto
nivel. Por el bien de los activos de la política exterior, se suponía que los agentes practicaban la diplomacia
como un arte. Ciertamente, el tipo ideal de diplomacia que tenían en mente los realistas ya era en su época
más un sentimiento nostálgico que una opción realista (Bessner y Guilhot, 2015). Sin embargo, en el caso
del servicio diplomático del SA, esta comprensión de la diplomacia como un activo aún se aplica, ya que sus
diplomáticos enfrentan menos restricciones por los procesos democráticos y la opinión pública que sus
pares seculares (Morgenthau, 1978: 525–531). En resumen, una conceptualización convencional se justifica
por el hecho de que el SA percibe su servicio diplomático en términos realistas como un activo para su
política exterior (Cahill, 2017).
Sin embargo, dado el enigma esbozado en la introducción, una noción convencional de la
diplomacia HS necesita una contextualización de la diplomacia como la práctica de la agencia
religiosa si se quiere entender como un modo híbrido de agencia. Este contexto requiere ir
más allá de 'explicar' las prácticas al 'nombrarlas' (Sending et al., 2015: 9) o describir reglas e
instituciones. Más bien, un modo híbrido de agencia necesita diferenciar por qué los agentes
hacen lo que hacen, en función de su autocomprensión como diplomáticos ordinarios y
ordenados y cómo se fusionan los dos modos. Centrarse en el entorno institucional y la
agencia del servicio diplomático del SA como práctica implica un enfoque "en el que la acción
refleja las ideas, los contextos culturales, las identidades y los entendimientos compartidos de
los actores individuales y estatales" (Green, 2014: 1). Este enfoque se centra en la agencia, los
tipos ideales,2Más que una forma de comportamiento o un hábito individual, aquí la
diplomacia se entiende como una forma de conducta creada por un conjunto de estándares
sociales en los que los agentes se guían por prácticas (Navari, 2011: 626–627). Las prácticas
son 'haces de rituales, palabras e incluso emplazamientos físicos, a los que los individuos
autónomos miran como guías para un comportamiento social adecuado' (Navari, 2011: 613).
La diplomacia HS, entonces, es una forma de conducta creada por un conjunto de estándares
mixtos seculares y religiosos en los que sus agentes son guiados por prácticas, en lugar de ser
causados por ellas.
Estudiando la 'comunidad diplomáticasí mismo'(Wight, 1966: 22) y la práctica
de los 'hombres del papa', en lugar de 'el 'papa o' el 'HS, revela ideas
complementarias a los estudios que se centran en la actoridad del HS o
estudian' la 'diplomacia de este actor. La ventaja de este enfoque es que
investiga la diplomacia no solo como una categoría de análisis, sino también
como una explicación de lo que están haciendo 'los hombres del Papa'. El título
de 'nuncio', por ejemplo, es el que anuncia la voluntad del Papa pero en la
práctica hace mucho más. En términos más amplios, la conceptualización de la
diplomacia HS como un modo de agencia híbrido comprende cuatro
dimensiones basadas en los modos de agencia religiosos y políticos y las
conceptualizaciones sustancialistas y relacionales de la política internacional
(ver Figura 1). La diplomacia del SA se acumula en la intersección de las cuatro
dimensiones.
Esta conceptualización de la diplomacia HS como un modo híbrido de agencia se basa en la
instrucción de Agensky (2017: 21) de que los enredos religiosos y políticos 'generan modos
creativos, dinámicos e híbridos de agencia social y política'. Ignorar 'las dimensiones
relacionales de la religión y la política internacional fomenta el descuido de aspectos clave
Troya 525

Figura 1. Modo híbrido de la diplomacia de la Santa Sede

momentos en la producción de identidades y prácticas religiosas y políticas, así como la posición


normativa implícita que se asume al hacerlo' (Agensky, 2017: 3–4; véase también Wilson, 2010). Las
teorías de las Relaciones Internacionales a menudo se basan en concepciones sustancialistas de la
política que se construyen sobre sujetos autónomos que actúan. Como tal, enmarcan la diplomacia
como un instrumento de política exterior y se enfocan en representar y comunicar los intereses del
principal.3 De ahí que dejen de lado qué lógica siguen los sujetos (Jönsson y Hall, 2005: 14),4 mucho
menos sobre qué identidades y prácticas descansan esas lógicas. Un giro hacia la noción de práctica
de la Escuela Inglesa no sugiere un cambio completo del enfoque analítico a una concepción
relacional. Al hacerlo, más bien agrega un enfoque complementario ya que cualquier
institucionalización en el 'nivel cognitivo implica el desarrollo de un lenguaje común y estructuras
intersubjetivas de significado e interpretación de palabras, acciones y símbolos' (Jönsson y Hall, 2005:
40).
En otras palabras, un análisis de la diplomacia debe volverse hacia la pregunta de cómo 'lo que
uno sabe en diplomacia y lo que uno hace con ese conocimiento depende de lo que uno entienda
que es la diplomacia, y viceversa' (Constantinou, 2013: 142; originalmente en énfasis). Esta pregunta
es importante para abordar la diplomacia, en particular los problemas de sus agentes de vivir el
distanciamiento entre ellos y la sociedad receptora si la política internacional debe entenderse desde
un ángulo relacional. La tarea de los diplomáticos es actuar y reaccionar en el entorno macro y
micro, distintos de los conocidos de su propia comunidad (nacional). Por lo tanto, la diplomacia
también se trata de 'cómo podemos vivir juntos en la diferencia' (Constantinou, 2013: 142;
originalmente en énfasis). Los diplomáticos personifican el deseo humano de vivir por separado y
mantener relaciones con los demás. Ser un extraño y vivir el distanciamiento son partes inherentes
de ser un diplomático (Der Derian, 1987a, 1987b; Sending, 2011; Sofer, 1997). Este estatuto cumple
funciones sociales y políticas tales como proporcionar la distancia necesaria para las negociaciones
en una concepción sustancialista, que toma la diplomacia meramente como un activo funcional de la
política exterior.
Esta concepción sustancialista es una condición permanente para los diplomáticos de HS, sin embargo,
en su caso, la diplomacia se convierte en una empresa peligrosa. No sólo representan a la SA, sino también
a la parte católica de la sociedad del estado receptor en cuanto a su afiliación religiosa institucionalizada
(Cardinale, 1976). Por lo tanto, no pueden, por definición, seguir siendo extraños en su anfitrión.
526 El Diario Británico de Política y Relaciones Internacionales 20 (3)

estados Mientras que los diplomáticos de HS son parte (al menos la parte católica) de la sociedad anfitriona,
los diplomáticos 'seculares' siguen siendo en gran medida extraños.5Además, los diplomáticos de HS son
'extranjeros' que representan los intereses de una entidad política que no es la suya desde la perspectiva de
las relaciones interestatales. Los enfoques sustanciales convencionales de la diplomacia fallan en este
ímpetu intersubjetivo de cómo las personas pueden vivir juntas en la diferencia. En cambio, se enfocan en la
diplomacia como una variable dependiente, refiriéndose a la estructura social macro (ver por ejemplo
Kissinger, 1995, 2014) o la estructura micro en términos formales (Gould-Davies, 2013; Neumann, 2002;
Pouliot y Cornut, 2015). ). Sin embargo, la diplomacia es siempre una empresa intersubjetiva en la que '[d]
diferentes personas con diferentes rasgos sociales, informarán cosas diferentes' (Neumann, 2010). No solo
informan cosas diferentes, sino que hacen las cosas de manera diferente.

Contextualizando la trayectoria diplomática de la Santa Sede

Hay al menos tres desafíos a los que se enfrenta cualquier investigación del servicio diplomático del
SA y sus prácticas. En primer lugar, faltan datos sobre microprácticas diplomáticas y políticas.6Tan
grande como es el aparato diplomático del SA, es el Papa en cuya persona descansa el enfoque
público y académico.7Esta sección aborda este problema recurriendo a entrevistas no estructuradas
y correspondencia con nuncios, agentes informados y un examen de episodios históricos que
involucran a tres nuncios prominentes en los siglos XX y XXI. En segundo lugar, el SA dedica una gran
cantidad de recursos a asuntos internos de fe. Por lo tanto, un análisis de la práctica diplomática no
puede dejar de lado las explicaciones teológicas en el curso del análisis de diferentes
autocomprensiones. En tercer lugar, los logros y fracasos diplomáticos son difíciles de evaluar, ya
que se llevan a cabo a puerta cerrada y tienden a permanecer en secreto.8

Por lo tanto, es inevitable que cualquier estudio, que no sea un estudio de un solo caso, permanezca en
gran parte abstracto y eventualmente deba señalar la necesidad de más estudios de campo. En su primera
parte, esta sección se basa en la trayectoria legal e histórica de la práctica diplomática del SA. Sobre la base
de una descripción tan convencional de la práctica diplomática de HS, la segunda parte entrelaza la
educación de los diplomáticos de HS y las conceptualizaciones de su práctica en el cumplimiento de las
tareas de los diplomáticos ordinarios. Desde una perspectiva de concepciones sustantivas de las misiones
de los agentes y bajo la lente de un modo político de agencia, los diplomáticos de HS aparecen como otros
diplomáticos. Sin embargo, el resto de la sección ilustra que la forma en que se llevan a cabo las tareas
diplomáticas depende de cómo actúan los diplomáticos sobre el terreno en función de las prácticas
intersubjetivas y los estándares de excelencia dentro de sus comunidades. Esas prácticas y estándares de
excelencia los convierten no solo en un modo de agencia político sino también religioso.

Los diplomáticos del SA se dedican a la diplomacia secular tradicional, como la aspiración de


buenas relaciones entre el SA y la nación anfitriona. Al hacerlo, los diplomáticos representan al Papa
como la cabeza de la Iglesia Católica y no como la cabeza del Vaticano.9La personificación legal de la
Iglesia es el SA (el papado) que es una personalidad internacional en el derecho internacional. En
términos de derecho internacional, el 'Estado de la Ciudad del Vaticano' y el SA son entidades
diferentes. Están vinculados por la unión personal con el Papa, la cabeza suprema de la Iglesia
Católica y la Ciudad del Vaticano. Las relaciones exteriores de la Ciudad del Vaticano están a cargo
del SA, que está sujeto al derecho internacional. En términos operativos, la dirección está compuesta
por el Secretario de Estado de HS y su subordinado, el Secretario de Relaciones con los Estados.10En
2017, el Papa Francisco creó una tercera sección, la Secretaría de Estado ('Sección para el personal
diplomático de la Santa Sede'), que se dedica exclusivamente a la
Troya 527

obra de los nuncios (Agasso, 2017). Su instalación es otro indicador más de la


importancia continua que la Iglesia atribuye a su compromiso diplomático.
Desde el desarrollo del sistema internacional moderno, sus entidades necesitaban una forma de
comunicarse en un establecimiento estructural marcado por la brecha en la relación entre y dentro
de las entidades políticas (Morgenthau, 1956: 30; Sharp, 2009: 293). Fue entonces cuando la
diplomacia se convirtió en una interacción formalizada entre entidades políticas. Desde sus inicios, la
SA participó en esta interacción formalizada. Esto no solo porque (después de los Tratados de Letrán
en 1929) el SA adquirió un territorio formal, sino porque presionó para preservar su influencia
normativa en la sociedad internacional.11 Los primeros intentos de regularizar e institucionalizar las
actividades diplomáticas del SA se remontan al siglo XV cuando se hizo necesario regular derechos y
obligaciones entre la Iglesia y diversas entidades políticas. La institucionalización de la práctica
diplomática de la SA no fue el resultado de un papa o período de la historia en particular, sino que
evolucionó impulsivamente. En los tiempos modernos, este carácter impulsivo de la
institucionalización de la práctica diplomática de SA se hizo visible cuando el aparato diplomático se
expandió drásticamente durante la regencia del Papa Juan Pablo II (1978-2005).12Hoy en día, el SA
tiene relaciones diplomáticas con casi todos los países del mundo y las naciones recién consolidadas
siguen buscando el reconocimiento del SA (Sommeregger, 2011: 132–135; The Economist, 2007).13

La conducta del aparato diplomático, como el mantenimiento de las nunciaturas, está regulada
en el Código de derecho canónico.14 Las nunciaturas informan periódicamente sobre asuntos de la
Iglesia católica en los países de acogida y buscan la unidad entre la SA y la Iglesia local. Desde el
Congreso de Viena, el Doyen (el embajador principal) del cuerpo diplomático ha sido
recurrentemente el nuncio, al menos en los países católicos romanos.15 En términos de derecho
internacional, las nunciaturas tienen el mismo estatus que las embajadas. El derecho canónico
ofrece una variedad de funciones para los legados papales, la mayoría de las cuales se ocupan de
asuntos internos de la Iglesia, como ayudar a los obispos locales. Estos asuntos internos incluyen
deberes clericales tradicionales, como los nombramientos de obispos, que ilustran la política
nacional e internacional como los casos impugnados en la República Popular China (Wee, 2014). Sin
embargo, esa tarea clerical impulsa rutinariamente a los críticos a señalar que el derecho canónico
sugiere que el nuncio es un perro guardián papal para supervisar la Iglesia Católica local (es decir,
las diócesis).dieciséis
Los enviados diplomáticos y las nunciaturas de HS tuvieron sus mejores días en la época
medieval y principios de la era moderna. Más tarde, los mismos papas se hicieron cargo de la
agenda diplomática (Kent y Pollard, 1994b), aplicando instrumentos tradicionales, simbólicos, legales
y representativos de la diplomacia en su conducta cotidiana. Los estudiosos de la diplomacia y las
Relaciones Internacionales atribuyen así en parte la evolución de la cultura diplomática tal como la
conocemos hoy a la cristiandad, notando una influencia cristiana en la cultura diplomática hasta el
día de hoy (Meyer et al., 1997: 174; Neumann, 2012: 310).

¿Educación convencional, práctica convencional?

El Pontificia Academia Eclesiástica, fundada por el Papa Clemens XI en 1701 en Roma, cultiva la
influencia religiosa en la diplomacia ordinaria. En la época moderna jugó un papel importante
en la profesionalización del servicio diplomático del SA, al consolidar su burocracia,
particularmente en la primera mitad del siglo XX (Álvarez, 1989). La academia resultó ser el
principal sitio educativo para los futuros funcionarios de alto rango de la Iglesia y los papas.
Los mismos papas influyeron en la reputación nacional e internacional de la Iglesia dentro de
la academia. El Papa Juan XXIII (1958-1963), él mismo no un alumno de la
528 El Diario Británico de Política y Relaciones Internacionales 20 (3)

pero un diplomático respetado, fue una poderosa influencia, al igual que sus sucesores Pablo VI
(1963-1978) y Juan Pablo II (1978-2005). Este último, debido a su interés por la política exterior, era
un invitado frecuente en la academia. La tarea de la academia es adquirir y educar a jóvenes clérigos
del entorno 'romano-cultural' para futuras tareas en la secretaría de estado o en las nunciaturas.17
Desde la fundación de la academia, sus presidentes eran en gran parte italianos y sus estudiantes en
gran parte de fuera de Europa (Kracht, 2011: 987–989).18
No menos importante debido a su ubicación geográfica, en su mayor parte la academia sigue
siendo de carácter italiano y, con la excepción de unos pocos forasteros, los Secretarios de Estado,
sus ex alumnos más destacados, han sido italianos (Kent y Pollard, 1994a: 12).19 En su primer
discurso a la comunidad de la academia, el Papa Francisco llamó a la educación de los futuros
representantes papales como ministros sacerdotales, una tarea que exige 'una gran libertad interior'
y el abandono del 'carrerismo'.20 Dados sus 300 años de historia y su influencia en la educación de
los funcionarios de la Iglesia, la cuestión de si el Pontificia Academia Eclesiástica acertadamente es
una academia o un colegio permanece abierto (Kracht, 2011: 989–990; Oliveri, 1982).21

La existencia de diplomáticos del SA a lo largo de los siglos y su formación convencional


ilustra que el papado no es único en comparación con otros actores diplomáticos en el ámbito
internacional. Es un ejemplo más de acomodación institucional y modernización estructural
del servicio diplomático, con el objetivo de establecer un aparato diplomático tradicional y
funcional (Álvarez, 1989: 248). En este sentido, la diplomacia del SA es un desempeño de una
serie de prácticas que siguen las prácticas generales de una comunidad diplomática (Sharp y
Wiseman, 2007), como mantener representantes permanentes en los estados y
organizaciones internacionales. Esas prácticas están modeladas ya que implican reglas
particulares (por ejemplo, las establecidas en la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas), son competentes porque los diplomáticos son profesionales educados y la
educación está institucionalizada, y se basan en conocimientos previos institucionalizados. En
consecuencia, como diplomáticos, los agentes del SA tienden a ser hábiles en su práctica.
La práctica de los diplomáticos de HS también entreteje mundos discursivos y materiales. Sus
diplomáticos entablan un diálogo que entreteje las afirmaciones de la autoridad moral de la Iglesia
con mundos materiales como la vasta infraestructura burocrática del SA y sus nunciaturas en todo el
mundo.22 Son esencialmente agentes legalmente reconocidos en una sociedad internacional que
basa su diálogo en la diplomacia (Watson, 1991). Están formados como diplomáticos, son expertos
en las tareas y misiones que se les asignan y, en función de su afiliación religiosa, son nominalmente
también expertos morales. Este fenómeno se vuelve obvio al observar cómo los diplomáticos
persiguen y se involucran en diferentes objetivos de política exterior. Los diplomáticos participan en
la formación y adquisición de objetivos ambientales y de posesión de la política exterior (Ryall, 1998;
Wolfers, 1962: 67–80). Reflejando el interés nacional del actor, los objetivos de posesión apuntan a la
mejora o preservación de algo que el actor valora. Los objetivos del entorno, por otro lado, apuntan
a dar forma a las condiciones más allá de las posesiones inmediatas del actor. Visto desde la
perspectiva del SA, se asigna prioridad a los fines del medio en razón de su misión salvífica universal.
Un marcador del énfasis en los objetivos ambientales es la obtención de un escaño como observador
permanente en las Naciones Unidas para SA.
En línea con su visión 'más audaz' de la diplomacia (Povoledo, 2013; Yardley, 2014), el Papa
Francisco pidió un diálogo más intenso con el Islam y un discurso diplomático renovado con
los estados que no tienen vínculos oficiales con el SA. El SA no tiene vínculos diplomáticos
oficiales con China o Corea del Norte, pero en ambos casos hay varios movimientos del lado
del SA, ya sea para mejorar las relaciones o para establecer relaciones institucionalizadas.23 El
compromiso con los objetivos del medio ilustra el peso que la Iglesia da a la práctica y
Troya 529

institución de la diplomacia. Sin duda, perseguir objetivos ambientales no siempre es exitoso o


apreciado por otros actores en la sociedad internacional. Se culpó al SA, por ejemplo, de
desencadenar las guerras en los Balcanes en la década de 1990 al reconocer prematuramente la
independencia de los estados católicos (Allen, 2014: 7, 152; Byrnes, 2001: Capítulo 4; Grant, 1999:
178–179) .
La participación de la SA en organizaciones internacionales se debe en gran medida al
creciente pluralismo en la política internacional, que exige una institucionalización de la
diplomacia (Mayall, 2007: 2). Dado que el Papa no tiene 'divisiones', como supuestamente
señaló una vez Josef Stalin, establecer relaciones formales convencionales con los gobiernos
es una forma de mantener la geopolítica basada en la gran cantidad de humanos involucrados
(Agnew, 2010). En este sentido, el SA es un raro ejemplo24de un actor no estatal con privilegios
diplomáticos, reconocidos por la mayoría de los estados en el ámbito internacional, de los
cuales la diplomacia es un pilar fundacional e institucionalizado (Bull, 2002; Bull y Watson,
1984; Jönsson y Hall, 2005; Wight, 1997 ). Por lo tanto, no sorprende que el SA apoyara el
desarrollo de organizaciones gubernamentales internacionales modernas (Chong y Troy, 2011;
Leustean, 2013; Melnyk, 2009; Tomasi, 2017; Wuthe, 2002).25
Como principal, el SA busca justificar su compromiso en la configuración de los objetivos de
posesión y medio sobre bases teológicas, comunicados por sus agentes que establecen la agencia
diplomática híbrida. Sin embargo, si bien existen lineamientos de política para ambas metas, su
proceso de implementación dista mucho de ser implementado de manera coherente por los
agentes, lo que ilustra los límites de una noción convencional de práctica.

El ojo, el corazón y la mano del Papa: Ordinario y ordenado


El Secretario de Estado de HS, Pietro Parolin, caracteriza la diplomacia de HS como 'diplomacia
humana' porque 'las personas reales deben estar en el centro de toda acción diplomática'.26
Según el Cardenal Sodano (2000: 91) (HS Secretario de Estado 1990-2006), el objetivo de la
representación papal es 'llevar la levadura del Evangelio a toda la compleja realidad de las
relaciones internacionales ya los debates internacionales'. Los objetivos de los diplomáticos de
HS son servir y representar los intereses de la Iglesia, mantener o establecer la paz entre las
naciones y el empoderamiento de las estructuras internacionales y supranacionales (Sharp,
2009: 133–134). 'Apoyo político o ayuda material que ciertamente no esperarán', reza el
comunicado de la misión de HS ante las Naciones Unidas sobre el propósito de sus agentes.
'Lo que sí buscan', en cambio, 'es lo que la HS, por su propia naturaleza y tradición, puede
ofrecer: orientación e inspiración espiritual que animen la vida de las naciones y sus relaciones
mutuas'.27 Este deber espiritual también se refleja en la ley canónica de la Iglesia:

las relaciones diplomáticas del Papa se desarrollan siempre a la luz de [la] misión espiritual, por lo que
los legados representan a la Santa Sede […]; los gobiernos civiles entablan relaciones no con el Estado
de la Ciudad del Vaticano sino con la propia Santa Sede [y] el título dado a los representantes de la Santa
Sede ('nuncios' en lugar de 'embajadores') pretende subrayar la naturaleza particular de su misión.
(Coriden et al., 1985: 302)

El 'Nuncio Apostólico es uno de los signos más característicos de la presencia del Papa en
una nación', como resumió el Papa Juan XXIII, ex nuncio en Francia. Además, la diplomacia
pontificia y la nacional tienen como base común la franqueza y el esfuerzo constante por
mejorar las relaciones. Pero difieren en sus características esenciales' (Papa Juan
530 El Diario Británico de Política y Relaciones Internacionales 20 (3)

XXIII, 1966: 105). El nuncio es el ojo, el corazón y la mano del Papa en el estado anfitrión. Lo que el
Papa Juan XXIII declaró para su cargo como nuncio en Francia puede leerse como las tareas de un
nuncio de tipo ideal:

Un ojo siempre abierto a la observación serena del estado moral, religioso y social de Francia, para dar
cuenta verdadera y objetiva al Supremo Pastor. Un corazón vigilante y sensible a las necesidades del
pueblo de Cristo, tan hambriento de alimentos espirituales como ellos del sustento corporal. El corazón
mismo del Papa, en efecto, porque su misión no es ocuparse de conquistas materiales e intereses
terrenales, y no seguir los caminos de la intriga y el odio, sino observar la ley de la fraternidad y del
amor. Finalmente, una mano para señalar el buen camino, una mano que, en el nombre del Señor,
vence, alienta y bendice. Esta es todavía y será siempre la mano del Papa extendida, reproducida en la
persona y oficio de su Nuncio, en Francia y en todas las demás naciones. (Papa Juan XXIII, 1966: 106)

Esta instrucción es similar a las conceptualizaciones de los modos de agencia diplomáticos


ordinarios y las nociones convencionales de la práctica, lo cual es obvio tanto en la primera como en
la última oración de la cita. Destaca la importancia de la tarea del diplomático de recopilar
información y comunicar intereses. Combina la visión de los diplomáticos como representantes de
un director en comportamiento (actuar por otros) y en estatus (representar a otros) (Jönsson y Hall,
2005: 100). Ilustra la delgada línea entre representación y gobierno (Mitzen, 2015) cuando afirma
que el nuncio debe señalar 'el camino correcto'. Finalmente, la instrucción indica que los nuncios, al
igual que los diplomáticos ordinarios, también actúan en nombre de determinadas ideas y no sólo
en nombre de gobiernos y mandantes. La paz ha sido vista como la más elusiva de las ideas
humanas, y sí es un objetivo en este sentido (Jönsson y Hall, 2005: 116; Macomber, 1975: 25), no
menos en la práctica diplomática del SA (Parolin, 2017: xv – xvi). El objetivo de la paz es anterior al
objetivo de servir al principal (Sharp, 1997: 616) como un activo que media entre diferentes
entidades.
Esta instrucción es también una expresión del modo religioso de la agencia diplomática y, como tal, es
ilustrativa del carácter híbrido del SA con respecto a la diplomacia. El Papa Francisco, dirigiéndose a la
academia diplomática, reforzó los elementos principales del modo religioso de agencia en esta instrucción.
En particular, subrayó la necesidad de que los diplomáticos del SA mantengan su espiritualidad en medio de
sus tareas mundanas y señaló que su vida futura estará inserta en diferentes contextos sociales. También
señaló que los diplomáticos de HS necesitan ser ejemplos en sus vidas, caracterizadas por la clausura, el
diálogo, la escucha pero también por la acción verbal tangible. Es más, subrayó que los diplomáticos de HS
necesitan servir a la evangelización sin hacer proselitismo mientras la Iglesia crece por atracción (Papa
Francisco, 2013; Radio Vaticano, 2017).

Modos híbridos de agencia en la práctica

El resto de esta sección se centra en tres casos de nuncios en episodios históricos plagados de
turbulencias. Los casos ilustran que, aunque hay perfiles de un nuncio de tipo ideal como el ilustrado
anteriormente, su modo práctico de agencia sigue siendo híbrido, ya que surge a través de la
interacción de diferentes orígenes. Aunque cualquier modo híbrido tiene sus propias características
sobresalientes y sigue siendo de naturaleza híbrida, varía en grado. Esta variación no es diferente en
el caso de los diplomáticos del SA. Los tres episodios de los nuncios Joseph Hurley, Jose Laboa y
Fernando Filoni ilustran que la mezcla de los principales objetivos de posesión y medio dirigidos, la
práctica diplomática y la autocomprensión de los agentes se suman a una contextualización del
servicio diplomático del SA y la prácticas de sus miembros como un modo híbrido de agencia.
Troya 531

Joseph P. Hurley de los Estados Unidos fue quizás uno de los diplomáticos papales más
influyentes pero en gran parte desconocidos del siglo XX. Hurley sirvió originalmente en la misión de
Japón en la década de 1930 y fue una voz de advertencia del nacionalsocialismo y el fascismo. Se
desempeñó nuevamente como nuncio en la década de 1940 en Yugoslavia y se hizo conocido por su
feroz posición contra el comunismo. Hurley es un ejemplo destacado de un diplomático papal, ya
que se asemeja a muchas de las características de tipo ideal antes mencionadas de los diplomáticos
ordinarios. Simpatizaba con un enfoque de la diplomacia entendido como "alta política", como
operar en secreto detrás de escena y mantener un perfil público bajo. Sin embargo, también creía
que su papel era el de 'la propia mano del Papa tendida'. A lo largo de su vida, se debatió entre servir
a sus dos amos: Estados Unidos y la Iglesia, e interpretaciones rivales sobre la misión de ellos
(Gallagher, 2008: 1–3). En los primeros años de la Guerra Fría, se puso del lado del Departamento de
Estado de los EE. UU., con el que se decepcionó en la década de 1950 cuando no encontró más
'convergencia entre las ideas católicas y las realidades políticas de los EE. UU.' (Gallagher, 2008: 196).

El episodio de Hurley ilustra lo difícil que es comprender la práctica de los diplomáticos de HS a lo


largo del modelo religioso de la agencia diplomática. Durante varias etapas de su carrera, Hurley, en
muchos aspectos, podría haberse acercado a un diplomático convencional, pero siguió siéndolo en
términos diplomáticos ordinarios. Aunque asumió su papel de servidor de la iglesia y del país, a
veces colocó la misión de este último sobre la primera. Podría decirse que, en este sentido, Hurley
fue un ejemplo clásico de un agente impulsado por la política de poder, que mediaba entre
diferentes entidades políticas. Cuando Hurley trató de servir a dos directores, encontró dificultades
para hacer justicia a ambos y se desilusionó aún más cuando los dos directores se separaron en sus
objetivos en la década de 1950. La historia de Hurley ilustra que la diplomacia del SA no siempre se
lleva a cabo según prácticas diplomáticas estandarizadas. En el caso de Hurley, esta divergencia
significó que pasara de representar a gobernar, mediado por creencias personales respecto al
ámbito político y religioso. Sin embargo, cumplió con el arte de la diplomacia como una forma de
alta política y ciertamente fue visto como un diplomático sobresaliente.

Otro episodio ilustra cómo un agente papal quedó atrapado entre los objetivos de política exterior del director y terminó improvisando. Es el episodio de cómo el

líder panameño Manuel Noriega fue finalmente entregado en manos de las autoridades estadounidenses. En 1989, de manera bastante inesperada, José Sebastián

Laboa de España y nuncio en Panamá se enfrentó a las dificultades que traen consigo los goles de posesión cuando Noriega se refugió en la nunciatura. Sin poder

consultar al HS en un primer momento, el nuncio extendió la inmunidad diplomática a otra casa para apartar a Noriega de sus ayudantes. Eventualmente, Laboa, quien

había estado alentando a las fuerzas anti-Noriega antes, pudo sacar a Noriega de la embajada y ponerlo en manos de las fuerzas estadounidenses. Lo hizo a través de

una campaña psicológica cuidadosamente orquestada, advirtiendo a Noriega del peligro de ser linchado o hablando de lealtad en la misa católica. Toda esta práctica

tenía como objetivo convencer a Noriega de que su única opción realista era rendirse (Kempe, 1990: 398–417; Parmelee, 1989; Rooney, 2013: 169; Rosenthal, 1990;

Rother, 1990). Al hacerlo, Laboa ilustró el comportamiento de un agente de la sociedad internacional impulsado por el racionalismo clásico, que cumple sutilmente con

el derecho internacional para lograr sus objetivos. Sin embargo, debido a que Laboa recurrió a la práctica religiosa de la misa católica a la que asistía Noriega, como un

medio para practicar la diplomacia, Laboa también se basó en elementos a los que solo un diplomático ordenado puede recurrir, como la liturgia católica. Parmelee,

1989; Rooney, 2013: 169; Rosenthal, 1990; Roter, 1990). Al hacerlo, Laboa ilustró el comportamiento de un agente de la sociedad internacional impulsado por el

racionalismo clásico, que cumple sutilmente con el derecho internacional para lograr sus objetivos. Sin embargo, debido a que Laboa recurrió a la práctica religiosa de

la misa católica a la que asistía Noriega, como un medio para practicar la diplomacia, Laboa también se basó en elementos a los que solo un diplomático ordenado

puede recurrir, como la liturgia católica. Parmelee, 1989; Rooney, 2013: 169; Rosenthal, 1990; Roter, 1990). Al hacerlo, Laboa ilustró el comportamiento de un agente de

la sociedad internacional impulsado por el racionalismo clásico, que cumple sutilmente con el derecho internacional para lograr sus objetivos. Sin embargo, debido a

que Laboa recurrió a la práctica religiosa de la misa católica a la que asistía Noriega, como un medio para practicar la diplomacia, Laboa también se basó en elementos

a los que solo un diplomático ordenado puede recurrir, como la liturgia católica.

Los episodios de Hurley y Laboa ilustran que, en la superficie, los diplomáticos de HS operan
como diplomáticos ordinarios, enfrentan los mismos desafíos y confían en los mismos instrumentos.
532 El Diario Británico de Política y Relaciones Internacionales 20 (3)

Sin embargo, también saben cómo usar su autoridad como diplomáticos ordenados. Sin un estudio
en profundidad de los motivos de los agentes, los episodios solo insinúan un modo de agencia
híbrido genuino. Este modo lo podemos encontrar en funcionamiento en el caso más reciente del
nuncio Fernando Filoni, originario de Italia.
Recordando la mediación de la diferencia y el extrañamiento, el caso de Filoni ilustra cómo
los diplomáticos de HS son una parte inherente de la sociedad de acogida, y no solo la parte
católica de ella. Filoni fue el representante del Papa en Irak en 2014, pero primero se hizo
famoso por permanecer en su puesto como nuncio en Irak durante el bombardeo
estadounidense de Bagdad en 2003 (Allen, 2014; Filoni, 2009). Al explicar su permanencia en el
cargo, argumentó que "no fue nada excepcional". Vivir en Bagdad durante la guerra fue una
decisión acorde con la misión de un representante pontificio que… al residir en los países
participa, o más bien se inserta en su vida. Nuestra propia situación en sí misma nos llevó a
compartir el destino del pueblo iraquí con todos sus sufrimientos, injusticias y esperanzas'.28
Las acciones de Filoni constituyeron una modalidad de práctica y discurso de una Iglesia de los
márgenes como hoy se atribuye a la concepción de Iglesia del Papa Francisco (Ferrara, 2015;
Ivereigh, 2015) y su servicio diplomático más ampliamente. En este sentido, Filoni aparece
como defensor de una idea cosmopolita de la sociedad mundial. Mientras permanecía en la
nunciatura apostólica en 2003 y justificaba su estancia, entrelazó afirmaciones de agencia
religiosa y agencia política basadas en mundos materiales como la representación
diplomática. El episodio de Filoni ilustra cómo podría ser un tipo ideal de agente híbrido de la
diplomacia papal. Enfatiza la necesidad de que un diplomático se inserte en la sociedad de la
nación anfitriona y eventualmente se base en los objetivos de posesión (como la inmunidad de
los locales diplomáticos) y los objetivos del entorno (por ejemplo,
Visto en el orden cronológico de los episodios históricos descritos anteriormente, la práctica diplomática de HS parece transitar

desde un sistema realista, por encima de la sociedad racionalista, hacia el enfoque revolucionario de la sociedad mundial (Wight, 1991). El

episodio de Hurley ilustra la persistencia de la tradición realista de la sociedad internacional como sistema internacional. Atrapado en

rivalidades de gran poder, Hurley se alineó con un bando ideológico, utilizando la experiencia diplomática y el estatus legal para influir en

la política exterior. Al hacerlo, practicó la diplomacia como "alta política", defendida por motivos morales. El episodio de Laboa y su sutil

cumplimiento del derecho internacional ilustra las renovadas aspiraciones racionalistas de la sociedad internacional al final de la Guerra

Fría. Finalmente, el episodio de Filoni muestra una modalidad de Iglesia de los márgenes, asemejándose al enfoque revolucionario de la

sociedad internacional como sociedad mundial que busca oponerse al sistema estatal y sus convenciones seculares. Los episodios

también ilustran que los diplomáticos de HS son representantes de una entidad que no es la suya en términos de relaciones

interestatales. Nacen en un país y representan otra entidad política y religiosa en un tercer país. La naturaleza híbrida de su agencia es,

por lo tanto, un hecho bastante conveniente que renuncia a la extrañeza inherente que acompaña a los diplomáticos ordinarios en sus

tareas. Nacen en un país y representan otra entidad política y religiosa en un tercer país. La naturaleza híbrida de su agencia es, por lo

tanto, un hecho bastante conveniente que renuncia a la extrañeza inherente que acompaña a los diplomáticos ordinarios en sus tareas.

Nacen en un país y representan otra entidad política y religiosa en un tercer país. La naturaleza híbrida de su agencia es, por lo tanto, un

hecho bastante conveniente que renuncia a la extrañeza inherente que acompaña a los diplomáticos ordinarios en sus tareas.

Conclusión
A pesar del debilitamiento de la influencia de la Iglesia católica eurocéntrica, la diplomacia del SA
sigue desempeñando un papel vital para la Iglesia misma y en la sociedad internacional. En los
conflictos alrededor del mundo, o bien una mayoría católica o una minoría católica significativa está
en casa. Además, en una Iglesia global, sus funcionarios son de todo el mundo y no solo del
ecosistema romano. A nivel mundial, la religión ejerce una influencia posiblemente creciente en la
política internacional (Thomas, 2010), y hay más espacio para la diplomacia creativa.
Troya 533

compromiso (Constantinou et al., 2016), las cuales son tendencias significativas para el futuro de la
comprensión de la diplomacia y la política internacional. El SA, por ejemplo, ha encontrado el alcance
global y la movilidad que acompaña a la globalización como un vehículo para superar el tradicional
estado territorial y nacional (Turina, 2015: 201) sin renunciar a sus rasgos seculares de práctica
diplomática (Parolin, 2017).
Un interés renovado en la diplomacia no es menos impulsado por el Papa
actual y su mezcla en conflictos en todo el mundo (Gaetan, 2015, 2017). Se
niega a alinearse en la política global y sigue ampliando su cuerpo diplomático
(Franco, 2013; Jones y Mackenzie, 2015). Esta elección no sorprende, ya que la
diplomacia es constitutiva de los participantes en la sociedad internacional y,
por tanto, también de la Iglesia: es una práctica fundamental y sostenible; es
constitutivo del SA al reconocer el mundo de los estados y la forma formalizada
de mantener en él los vínculos oficiales; y su estructura y agencia modeladas
legitiman sus actividades en las relaciones con los demás, ya que se apega a las
reglas formalizadas para llevar a cabo esta práctica. Particularmente,
Los diplomáticos del SA, como ilustran los tres episodios de los nuncios, ejercen la autoridad bajo
modalidades legales, morales y periciales, entretejiendo discursos y prácticas seculares y religiosas.
Son agentes esencial y funcionalmente reconocidos en la sociedad internacional que fundamenta su
diálogo en la diplomacia. Los tres se formaron como diplomáticos y expertos en sus tareas y
misiones. Según su afiliación religiosa, nominalmente también son expertos morales. Los tres
episodios ilustran cómo las modalidades y los discursos interactúan y, a veces, se superan entre sí. Al
hacerlo, también ilustran que la sociedad internacional no es una calle de sentido único hacia una
sociedad mundial gobernada con justicia (Wight, 1991: 266).
Los primeros eruditos de la escuela inglesa plantearon la afirmación de que las
instituciones religiosas son constitutivas de la sociedad internacional. Esas afirmaciones,
sin embargo, han sido recogidas a regañadientes en estudios posteriores. El enredo
entre las instituciones religiosas y la sociedad internacional, después de todo, sigue
siendo un tema poco estudiado.29Las conceptualizaciones teóricas del poder, la
diplomacia y la sociedad internacional demuestran percepciones sobre la conducta
diplomática del SA y no solo enmarcan la diplomacia como una categoría de análisis sino
también como una de explicación. La diplomacia es una práctica porque las unidades
políticas necesitan interactuar y quieren permanecer separadas. En la conducta de la
sociedad internacional, este vacío es llenado por la práctica de los diplomáticos, no
menos por los del SA. Es incluso más probable que cierren esta brecha porque el
distanciamiento a nivel cultural y religioso tiende a ser bajo, pero permanece intacto
cuando se trata de deberes seculares donde la distancia social sigue siendo una
condición para perseguir objetivos de política exterior.

Expresiones de gratitud

Quisiera agradecer a los participantes en conferencias y talleres en San Francisco, Oxford y Cambridge donde se presentaron
partes de este documento, así como también a Scott Thomas, Paul Sharp, Cornelia Navari, Timothy Byrnes, Charles Gallagher,
Costas M. Constantinou, ya los revisores de la revista por sus comentarios y aportes a las versiones anteriores del artículo.
Además, me gustaría agradecer al Centro Europeo de la Universidad de Stanford por recibirme como académico visitante de
2016 a 2018.

Fondos
El (los) autor (es) declararon haber recibido el siguiente apoyo financiero para la investigación, autoría y/o publicación de este
artículo: Proyecto J3906-G16 del Austrian Science Fund (FWF).
534 El Diario Británico de Política y Relaciones Internacionales 20 (3)

notas
1. Especialmente con Estados Unidos (Essig y Moore, 2009; Franco y Flamini, 2008; Rooney, 2013).
2. En términos generales, 'práctica' e 'institución' son sinónimos (Little, 2011: 176).
3. Este encuadre se suma a la marginación de la teoría diplomática (Jönsson y Hall, 2005: 12-19).
4. Las conceptualizaciones de la religión y los actores religiosos corren la misma suerte (Fitzgerald, 2011; Sheikh, 2012).
5. Sharp (2009: 84) señala que:
“No puede haber diplomacia cuando las personas están completamente separadas y, por lo tanto, no se conocen entre
sí. … Es cuando las personas quieren esas relaciones entre sí, pero también quieren mantenerse separadas, que se
crean las condiciones de separación. Y estas condiciones brindan el espacio en el que trabajan la diplomacia y los
diplomáticos”. Por otro lado, nunca son dos estados los que entablan relaciones diplomáticas sino un estado y una
comunidad religiosa de facto (ya que el SA es personalidad jurídica propia).
6. Dependiendo del tema, existe un bloqueo archivístico de varias décadas. Aunque existe una rica bibliografía
sobre la correspondencia de los nuncios, esos documentos son principalmente de interés histórico (véase, por
ejemplo, Koller, 1998). Para complicar las cosas, no hay tradición de literatura de memorias de nuncios,
excepto de Angelo Giuseppe Roncalli, ex nuncio en Francia (y más tarde Papa Juan XXIII, 1966).
7. El comportamiento de Juan Pablo II ilustró esto vívidamente. Su predecesor, Roncalli, fue un destacado diplomático antes
de convertirse en el Papa Juan XXIII.
8. Una excepción notable es el encubrimiento de comunicaciones diplomáticas por parte de WikiLeaks.

9. Ver Derecho Canónico canon 363 § 2 y canon 365. Viceversa, los diplomáticos de otros estados están acreditados en el SA
y no en el Vaticano.
10. Los diplomáticos acreditados ante el SA no residen físicamente en el Estado de la Ciudad del Vaticano (Cismas, 2014:
Capítulo 4; Köck, 1975).
11. Este esfuerzo parece sugerir que el SA se convirtió en un actor 'secular' solo después de los Tratados de Letrán, lo cual no
es el caso. Antes de esos tratados, los Estados Pontificios no calificaban como Iglesia en una forma similar a un estado
anterior. Los lazos diplomáticos entonces han sido sólo con un número selectivo de países. Aún así, la Iglesia era un
actor híbrido incluso antes de los Tratados de Letrán, pero no ese complejo institucionalizado en el sentido de una
institución de la sociedad internacional. Ver críticamente Morss (2016).
12. Las fechas se refieren a los mandatos de los papas.

13. http://goo.gl/mCzczB.l.
14. Cánones 362 a 367; http://goo.gl/K9wuE8.
15. Este hecho sugiere que el nuncio no podría haber sido el decano en el Congreso de Viena si el estado papal y HS no fueran
parte de la sociedad internacional. En muchos países europeos (en su mayoría católicos) este sigue siendo el caso.

16. Ver, por ejemplo, canon 363, § 1 y canon 364. Revisando el derecho canónico, Juan Pablo II puso más énfasis en las
cuestiones eclesiásticas para preservar la unidad de los cristianos (Feldkamp, 2010: 131; Morss, 2016; Turina, 2015 ).
17. Los clérigos con estudios académicos completos (al menos un doctorado en teología) y experiencia práctica
ministerial se forman en la academia en derecho administrativo y canónico, diplomacia, historia y al menos
dos idiomas extranjeros más además de su lengua materna y Italiano. Correspondencia confidencial con
Diplomáticos del SA (correos electrónicos al autor).

18. http://www.vaticandplomacy.org; Álvarez (1989: 238)


19. Roma, vista de esta manera, sigue siendo un centro de la política mundial en lo que respecta al compromiso religioso en la
política exterior (Petito y Thomas, 2015).
20. http://goo.gl/cjBcSG. Radio Vaticano (2017).
21. Esta distinción se hace evidente en sus planes de estudio. Los estudiantes son reclutados del 'clero secular' (es decir,
diáconos y sacerdotes) y permanecen al menos dos y como máximo cuatro años en la academia. Su educación cubre
varios aspectos: (1)Cursos en la academia son enseñados por el personal del secretario de estado sobre (a) diplomacia
papal por el subsecretario de la sección de relaciones con los estados, (b) estilo diplomático, (c) derecho internacional y
(d) historia de la diplomacia papal . (2) un mesinternado en la secretaria de estado durante el verano. (3)Reuniones con
los líderes de ministerios en la academia. (4)Idioma educación durante el año y durante los meses de verano. La
educación se lleva a cabo en universidades papales con el logro final de un doctorado dentro de un tema de elección.
Se requiere un título en derecho canónico. Si no se logra este resultado, se requiere una adecuada educación canónica.
No menor significación para la educación es el hecho de tener su sede permanente en la academia, bajo la dirección de
alguien que por lo general ha sido nuncio papal o miembro del servicio diplomático de la SA. Ejemplos destacados de la
lista de lectura son: Pontificia Accademia Ecclesiastica (2003) y Prudhomme (2004). Correspondencia confidencial con
diplomáticos de HS (correos electrónicos al autor).
Troya 535

22. Para esta conceptualización de la práctica, véase Adler y Pouliot (2011: 6–7), que es diferente de la de la Escuela
Inglesa que enfatiza la noción télica de práctica. Un enfoque convencional y causal de la práctica es útil para
capturar los hilos convencionales de la diplomacia del SA.
23. Hay, por ejemplo, varios intentos por parte del SA de establecer vínculos diplomáticos formales con China. Conversación
confidencial con un ex funcionario de una organización religiosa no gubernamental.
24. Los otros son la Orden Soberana y Militar de Malta y la UE (Bátora y Hynek, 2014).
25. Esta posición pone al HS bajo una luz dudosa cuando coopera con las dictaduras en temas como el control de la natalidad
(Neale, 1998).
26. http://goo.gl/cybvi2.
27. https://holyseemission.org/contents/mission/our-history.php; Radio Vaticano (2017).
28. http://goo.gl/0vB7DY; Allen (2013).
29. Martin Wight (1979), por ejemplo, lo hizo. Véase también Diez (2017).

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