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Tiburones

 
Los tiburones han existido por mucho tiempo, los primeros  que se conocen  evolucionaron hace unos 400
millones de años, más de 200 millones de años antes que los dinosaurios. Más de 2.000 especies han sido
identificadas a partir de los archivos fósiles, comparadas con las casi 1.000 que sabemos que existen hoy en
día.
Los tiburones más antiguos que se conocen eran muy diferentes en apariencia a sus contrapartes modernas.
Muchos de ellos tenían hocicos redondeados en vez de los puntiagudos con los que asociamos a los
tiburones de la actualidad; tenían cerebros más pequeños y sus dientes eran suaves, en vez de afilados o
serrados como los que típicamente observamos hoy en día en los tiburones modernos. Sus aletas eran
menos flexibles y maniobrables y, posiblemente, los tiburones de la antigüedad eran menos ágiles que sus
primos modernos. Pero en algunas cosas eran muy similares a los animales a los hoy llamamos tiburones,
con el mismo esqueleto cartilaginoso, múltiples hendiduras branquiales y dientes reemplazables.
Los tiburones son los únicos peces que no tienen depredadores en el mar, esto los hace los reyes de los
mares. Armados con una serie de adaptaciones evolutivas, los hacen las más eficaces máquinas de matar, ya
que poseen varias hileras de dientes afilados, sistemas sensoriales especializados, agudos sentidos del olfato
y oído, poseen la capacidad de viajar grandes distancias y detectan presas aún cuando éstas poseen
camuflajes.
Los tiburones son longevos, pueden llegar a vivir más de 50 años, lo cuál es mucho tiempo de vida para un
pez. Poseen un esqueleto cartilaginoso, flexible, que les permite movimientos de una gran velocidad de
reacción casi instantánea. Sin embargo, es debido a la presencia de su esqueleto cartilaginoso, por lo que no
se tiene registro fósil amplio de este grupo de peces, y es muy difícil trazar una línea de evolución de éstos.
 

 
Son de diversos tamaños, comportamientos, y hábitats; algunos de ellos poseen formas similares a los
submarinos y torpedos, otros, son de cuerpo compacto en forma de huso. Poseen pequeñas escamas en sus
cuerpos,  del tipo placoideo; además, su dentadura varía en forma y tamaño, lo que sirve para identificar
familias y especies distintas.
 
La dentadura de los tiburones la conforman  dientes puntiagudos y muy filosos, arreglados en hileras; donde
cada diente perdido es sustituido por otro, en periodos de una a dos semanas e inclusive pueden mudar
dientes e hileras completas en periodos de uno o dos meses, dependiendo de la especie.

Las mandíbulas también son de cartílago, lo que les permite una mayor apertura para atrapar a las presas,
mientras que la lengua se contrae para formar un vacío que succione a la presa, lo que le permite mantener a
la presa en posición para el ataque.
 
 
 

 
 
Los orificios nasales, son estructuras muy sensibles encargadas de la detección de olores, de hecho, dos
terceras partes del cerebro de los tiburones se especializa en la interpretación de los olores detectados.
 
 
Poseen de 5 a 7 aberturas branquiales de cada lado; el agua entra por la boca y sale por las aberturas, de
modo que el intercambio gaseoso se lleva a cabo dentro de las branquias, en los filamentos branquiales
(respiración). Los peces poseen vejigas gaseosas que les ayudan a flotar en la columna de agua; mientras
que los tiburones poseen un hígado muy graso, el cuál tiene la misma función. 
 
 

 
 
Se reproducen sexualmente,  existen conductas de apareamiento complejas e incluso experimentan cambios
de coloración de la piel antes de la cópula. Los huevos son fecundados internamente.

La madurez sexual la pueden llegar alcanzan alrededor de los 20 años, aunque en la gran mayoría es antes.
La forma de diferenciar entre las hembras y los machos es la presencia de unas estructuras reproductivas
llamadas “claspers”. Los claspers son modificaciones de la aleta pélvica y cada macho posee 2 de estas
estructuras en cada aleta pélvica, que sirven para la transferencia del esperma a la hembra.

Existen 3 tipos de desarrollo:

Los ovíparos, donde la hembra pone los huevos fecundados y son incubados fuera del útero, por lo que los
huevos suelen ser resistentes a los depredadores.

Los vivíparos, donde la hembra alimenta a sus crías por medio de la placenta y da a luz a sus crías,
asegurando la mayor supervivencia.
Los ovovivíparos, donde los huevos fertilizados se incuban dentro de la hembra, hasta que eclosionan; de
modo que no son alimentados por la madre, sino que se valen de los huevos que no han eclosionado y de los
que no fueron fertilizados para obtener su alimento.

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