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Normas Sociales y Culturales en los

Comportamientos Sexuales de Hombres y


Mujeres
A lo largo de su niñez los niños y niñas reciben diferentes mensajes acerca de los
comportamientos que se esperan de ellos y ellas (mensajes de los padres, de la sociedad, los
y las compañeras de colegio, el sistema educativo, la iglesia,  los medios de comunicación) se
les dice por ejemplo que algunos comportamientos son aceptables en los varones y no en las
niñas, y viceversa. Por lo tanto los y las profesionales de la salud deben ser sensibles a la
forma en que las normas de género influyen en la toma de decisiones de los y las
adolescentes/jóvenes respecto al comportamiento en la salud sexual y reproductiva y a la
forma en que esas normas influyen en el acceso a los servicios de salud. La salud debe ser
vista no sólo en función de los servicios sino también en función de las actitudes y la calidad
de la atención.
Todavía en muchas sociedades se valora más a los varones que a las mujeres. En varios
países de África del Sur, por ejemplo, se expulsa temporalmente o permanentemente del
colegio a las estudiantes que quedan embarazadas, pero no se adoptan sanciones contra los
estudiantes que se hacen padres. En Chile aunque no está permitido legalmente expulsar a
una adolescente embarazada, el medio escolar se le hace más difícil y percibe el rechazo,
especialmente de otros padres y apoderados.
Las normas de género pueden poner en riesgo de violencia sexual, incluida la violación y la
violencia doméstica a las niñas y adolescentes. Un estudio en Egipto indicó que el 86% de
mas de 2.300 mujeres entrevistadas creían que ser golpeadas por sus esposos se justificaba
en algunas circunstancia tales como si la mujer se niega a tener relaciones sexuales o “le
contesta al esposo”. El 31% de ellas fueron golpeadas durante el embarazo. El porcentaje de
las que creían que se justificaba ser golpeadas fue más elevado entre las mujeres de 15 a 19
años. Para no pocas adolescentes la actividad sexual no es una opción. Estudios realizados
en Perú, Colombia, Botswana, Kenia, Malawi muestran que entre el 50 a 60% de las mujeres
adolescentes habían tenido su primera relación sexual por la fuerza o coerción. (7,8).
Un estudio realizado por el Alan Guttmacher Institute observó que el 60% de las adolescentes
estadounidenses que habían tenido relaciones sexuales antes de los 15 años de edad, lo
habían hecho involuntariamente. Por otro lado los varones también pueden ser víctimas de
relaciones sexuales por la fuerza o coerción, especialmente entre los niños en situación de
calle. (9).
La circuncisión femenina es otra práctica cultural que se basa en el género y que puede poner
en peligro la salud reproductiva. Según la Organización Mundial de la Salud cada año,
alrededor de 2.000.000 niñas son sometidas a este procedimiento, que consiste en la
amputación total o parcial del clítoris y, en algunos casos, la extirpación de los labios menores.
En algunas formas de circuncisión, el clítoris y los labios menores se extirpan, los labios
mayores se cortan y luego se cosen de modo que cubran la uretra y la entrada a la vagina.
Los riesgos inmediatos para la salud son infección, dolor intenso y sangrado que pueden
llegar a causar shock y a veces la muerte. Las complicaciones a largo plazo son la obstrucción
durante el parto y la prolongación del trabajo de parto. (7,10).

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