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Análisis de un centro de rehabilitación.

Para la realización de nuestra actividad, tuvimos la oportunidad de visitar dos


centros de rehabilitación sumamente diferentes uno del otro, uno del sector público y
otro del sector privado, y aunque lo separaban unos cuantos minutos caminando
ambos eran dos mundos distintos.

Empezando por la apariencia del lugar, en el sitio privado, la clínica


Provesalud, el espacio estaba bastante iluminado y aclimatado, ordenado y limpio y
tanto la fisioterapeuta como las pasantes que estaban allí tenían uniforme y su
respectivo tapabocas y lo más importante buena actitud y ganas de ayudar con nuestro
trabajo; en cambio el centro público estaba muy oscuro, con paredes húmedas, sin
control del clima, la sala de espera no era un lugar agradable y los terapeutas que
atienden allí no tenían tapabocas, uniforme ni buena actitud, estaban, a mí parecer,
molestos porque estábamos ahí.

En la clínica duramos alrededor de dos horas donde entrevistamos a la


fisioterapeuta y nos hizo un recorrido por el lugar enseñándonos las maquinarias que
tienen e incluso cómo se usan, hablamos un rato y le pedimos consejos a nosotras
como estudiantes y muy amablemente nos respondió algunas dudas y nos compartió
su número telefónico para contactarla si teníamos alguna duda de la carrera. Fue una
experiencia muy buena y aunque no hubo pacientes en el rato que estuvimos ahí
aprendimos bastante y nos llenamos de entusiasmo.

Al día siguiente teníamos la cita en el lugar público, el Centro de


Rehabilitación del CDI de la comunidad de La Páez en Catia la Mar, llevábamos un
buen ánimo y muchas expectativas, sin embargo desde que llegamos la atención no
fue la esperada; empezando por la secretaría, la señora no se le veía amable, no tenía
ese trato que buscan y necesitan las personas enfermas, luego pasamos al consultorio
de los fisios, cuando entramos solo nos dieron oportunidad de hacer algunas
preguntas y como notamos incomodidad no pudimos pedirle un recorrido por las
maquinarias.
En la charla que tuvimos con ellos no cuentan que en promedio son 50
personas diarias que asisten al centro, sin embargo a veces no pueden atenderlas
porque son solamente dos fisioterapeutas y no pueden con tantas personas, por otra
parte nos dicen que en maquinarias e implementos sí están bien dotados pero hay
máquinas que no funcionan o no están en uso, por ejemplo las tinas de hidroterapia
que por falta de agua no funcionan.

En el centro privado, sí tenían maquinarias, excepto el ultrasonido terapéutico


pero nos explican que no es muy necesario y que con el consentimiento del fisiatra se
puede cambiar la manera de rehabilitación.

A pesar que están muy cerca ambos lugares, son muy diferentes en cuanto
presentación del lugar y en especial al trato al público; esto último es esencial para
una buena terapia porque el entusiasmo y el apoyo que se le da a al paciente es
primordial para un buen resultado, igualmente el trato personalizado que con solo dos
fisioterapeutas para 50 personas no es posible.

La tarea de estos trabajadores es admirable, tanto privado como público, ya


que gracias a ellos muchas personas logran mejorar de su enfermedad física y con
mucho apoyo familiar y de especialistas vencer algunas barreras mentales que
quedaron después del accidente.

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