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La figura de la presunción onerosa del Contrato de mutuo difiere con lo regulado en los
código s civiles de 1852 y 1936 quienes consagraban, de manera inversa, que el
mutuo era gratuito y por pacto oneroso, esto se debe a que en sus inicios el contrato
de mutuo se baso en relaciones de amistad basado en el carácter gratuito. La razón
que justificaba tal manera de ver las cosas era que el interés no se
presentaba como un elemento esencial ni natural del contrato de mutuo,
además de que, sustancialmente, se le consideraba como un contrato
gratuito. Sin embargo, la trascendencia socio-económica del mutuo, generó las
modificaciones necesarias para dotar al mutuo de la onerosidad.
Max Arias señala “En otros términos, lo que el legislador ha hecho al consagrar como
regla general la onerosidad del mutuo, no es sino dotar de ropaje jurídico a un
fenómeno esencialmente económico verificado en la praxis mercantil desde hace
mucho tiempo.” (s.f., p.590)
Existen tesis que buscan definir a los intereses, la primera posición invoca que los
intereses son frutos civiles del capital y, la segunda, que tienen únicamente naturaleza
económica.
Nuestro Código Civil estipula que los frutos constituyen el producto que produce un
bien y, los civiles, de una relación jurídica. Sin embargo, los intereses son producidos
por la utilización del capital y no de los bienes adeudados por lo que el interés
constituye un rendimiento por el uso de un capital (valor de cambio) no como fruto.
Ejemplo: Anita le prestó el monto de S/. 5000 a Federico, ambas partes pactaron que
el interés sería el pago de S/ 100 y que el pago íntegro se realizaría el 10 de
noviembre. Sin embargo, llegada la fecha Federico solo cuenta con los S/ 5000, por lo
que las partes acuerdan que los S/100 de interés serán pagados de la cosecha de
naranjas que tiene Federico para el consumo de Anita.
En el código civil anterior esta figura era sancionada con la nulidad pues se infería que
existía intención de burlar la ley prohibitiva de la usura donde el deudor, en beneficio
del acreedor, devolvía una cantidad que no había recibido encubriendo el pacto ilícito
e intereses que superaban los consignados por el BCR. Finalmente, a la entrada de
vigencia del Código Civil de 1984 se opto por la subsistencia del contrato, donde se
entenderá celebrado por la cantidad recibida y no la que figura en el contrato.
“En rigor, lo que hace la norma vigente es reconducir el contrato hacia su verdadera
dimensión en cuanto al objeto del préstamo, por lo que es valedera la solución del
numeral bajo comentario.” (Muro, s.f., p.596)
En mayo del 2021 el BCR fijo el interés legal en 0.18; el moratorio, en 0.30 y, el
compensatorio en 6.95% como tasa anual.