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DIOS REEDUCA A SU PUEBLO

Estudio Del Libro de Deuteronomio


Por Marco Antonio Pérez
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CONTENIDO
Preguntas de Repaso - Deuteronomio
LECCIÓN No. 1. INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE DEUTERONOMIO
LECCIÓN No. 2. LA TRAGEDIA DE LA INCREDULIDAD
LECCIÓN No. 3. SABER ESPERAR
LECCIÓN No. 4. VALORANDO NUESTROS PRIVILEGIOS
LECCIÓN No. 5. PROCLAMACIÓN Y PRÁCTICA DE LA LEY
LECCIÓN No. 6. PUEBLO ESCOGIDO
LECCIÓN No. 7. REBELDÍA Y AMOR, PERDÓN Y DEMANDAS
LECCIÓN No. 8. INSTRUCCIONES PARA LA VIDA PRÁCTICA
(ADORACIÓN)
LECCIÓN No. 9. INSTRUCCIONES PARA LA VIDA PRÁCTICA, RELACIONES
HUMANAS
LECCIÓN No. 10. INSTRUCCIONES PARA LA VIDA PRÁCTICA: RELACIONES
DOMÉSTICAS Y SOCIALES
LECCIÓN No. 11. DIOS RENUEVA SU PACTO (PRIMERA PARTE)
LECCIÓN No. 12. DIOS RENUEVA SU PACTO (SEGUNDA PARTE)
LECCIÓN No. 13 CONTINUACIÓN DEL PACTO

PREGUNTAS DE REPASO DEL LIBRO DE DEUTERONOMIO,


PARA SER USADAS EN LA CLAUSURA DEL TRIMESTRE

Maestro, puede entregar una fotocopia de estas preguntas en la clase introductoria, si


los demás hermanos no tienen la revista de estudio.

1. ¿Dónde encontramos a Israel en el principio de este libro? (1:5).


2. ¿Qué profecía se había cumplido parcialmente en Israel? (Dt. 1:10; Génesis
15:5).
3. ¿En cuál caso fue rehusada la oración de Moisés? (3:25-28).
4. ¿Cuál iba a ser la actitud de Israel hacia la Palabra de Dios? (4:2).
5. ¿Qué significa la ley para Israel? (4:6).
6. Acerca de ¿cuáles días profetizó Moisés en el capítulo 4:25-30?
7. ¿A qué libro escrito por él mismo se refiere a Moisés indirectamente? (4:32).
8. ¿Cuál era el deseo sincero de Dios para con su pueblo? (5:29). ¿Se cumplirá
algún día? (Ezequiel 36:26).
9. ¿Cuál es el gran mandamiento de la ley? 6:4-5).
10. ¿Fue escogido Israel a causa de su grandeza o de su justicia? (7:7; 9:4).
11. ¿Cuáles fueron los dos motivos por los cuales fue escogido Israel? (7:8).
12. ¿Cuál era uno de los propósitos de Dios al conducir a Israel por el desierto (8:2-
5, 16).
13. ¿Qué era lo único que Dios requería de Israel? (10:12).
14. ¿Cuál debía ser la diferencia entre la conducta de Israel en el desierto y su
conducta en la tierra prometida? (12:8).
15. ¿Tan sólo en qué lugar debían ofrecer los sacrificios? (12:13-14).
16. ¿Es verdad que los milagros siempre prueban la autenticidad de un profeta? (Dt.
13:1-2; II Tesalonicenses 2:9).
17. ¿Cuál es la prueba de la autenticidad de un profeta? (13:2; Mateo 7:15-23).
18. ¿Qué vio Moisés de antemano? (Compare Dt. 17:14-19 con I Samuel 8:5, 10-
18).
19. ¿Cuál fue la gran profecía que Moisés pronunció en 18:15-19?
20. ¿Con qué termina el repaso de la ley? (27:26). ¿Cuál es nuestra relación a esta
maldición? (Gálatas 3:13).
21. ¿Con qué frecuencia debía ser leída la ley al pueblo? (31:10-13).
22. ¿De qué amonestó el Señor a Moisés (31:16).
23. Luego de ser amonestado, ¿qué debía hacer Moisés? (31:19-21).
24. ¿Qué sabía Moisés? (31:29).
25. ¿Qué dice referente al carácter de Dios en 32:4?
26. ¿Qué dice del carácter de Israel en 32:5-6?
27. ¿A qué país hizo el Señor, el centro de todas las naciones? (32:8).
28. ¿Qué se dice con relación al cuidado que mostró Jehová hacia Israel? (32:10-
14).
29. ¿Mostró Israel agradecimiento por el cuidado que Dios le dio? (32:15-18).
30. ¿Quién había de provocar a celo a Israel? (Compare Dt. 32:21 con Rom. 11:11).
31. ¿Cuál era el deseo del Señor para los israelitas? (32:29).
32. ¿Cuál es la razón probable del por qué el lugar de la tumba de Moisés nunca fue
revelado? (Compare Números 21:8 y II Reyes 18:4).
33. ¿En dónde encontramos otra referencia de este entierro? (Judas 9).
34. ¿Cuál era la condición física de Moisés cuando murió? (34:7).
35. ¿Se levantó alguna vez en Israel un profeta semejante a Moisés? (Compare Dt.
34:10 y 18:15).

LECCIÓN No. 1 (regresar al índice)

INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE DEUTERONOMIO

LECTURA DEVOCIONAL: Salmo 19:7-10.


TEXTO PARA MEMORIZAR: Salmo 119:17.
PROPÓSITO

Tener un panorama general del libro de Deuteronomio.

I. INTRODUCCIÓN

El Doctor George L. Robinson dijo en una ocasión: “El mayor enemigo del Antiguo
Testamento es la ignorancia que se tiene de él. Por más de dos milenios, el Antiguo
Testamento ha circulado entre los hombres revelando el corazón del hombre mismo,
poniendo delante de los ojos humanos la ley de Dios, despertando la conciencia,
relatando la historia del perdón del Padre en Cristo, y formando por su elevada
enseñanza el carácter de los santos”.

El libro que vamos a estudiar este trimestre forma parte del Canon del Antiguo
Testamento y tiene carácter muy propio como cualquiera de los anteriores escritos de
Moisés; ciertamente, al juzgar por su título podríamos suponer que es una simple
repetición de los cuatro primeros, pero podemos estar seguros que no es así. Y sería un
grave error creerlo de esta manera. Este libro tiene su sitio propio y especial. Su
alcance y objeto son distintos al resto del Pentateuco. ¡Dios nos guíe e ilumine en
nuestro estudio!

B. TÍTULO

La palabra “Deuteronomio” viene de las voces griegas “DEUTEROS”, y


significa “segunda”; la otra palabra es “NOMOS” que significa “Ley”.

El significado de la palabra “Deuteronomio” es, entonces, “segunda ley” o


“repetición de la ley”. En Éxodo, Levítico y Números se promulgaron leyes de
tiempo en tiempo. Ahora, cuando las peregrinaciones concluyen, y se
encuentran próximos a entrar a Canaán, aquellas leyes se repasan y se explican
como previsión a una vida más estable. Por eso se les da una aplicación acorde
a las nuevas condiciones.

Es muy probable que el título “Deuteronomio”, provenga de la Septuaginta,


de las palabras “Copia de la ley” (Dt. 17:18). Dado a que la mayor parte del
libro tiene que ver con una repetición de la ley antes del cruce del Jordán, ha
sido aceptado como título apropiado.
C. TRASFONDO HISTÓRICO
La generación pasada de Israel había muerto en el desierto. Por eso se hacía
necesario que la ley fuera repetida y expuesta a la nueva generación, momentos
antes que entrara a la Tierra Prometida.
D. AUTOR
Hay diferentes puntos de vista con relación a la paternidad literaria de
Deuteronomio; pero la gran mayoría de eruditos concuerdan en atribuirlo a
Moisés. En mismo libro de Deuteronomio nos da señales que esos discursos
fueron pronunciados verbalmente en el último mes de los cuarenta años que
cubrieron el liderazgo de Moisés (1:3) y que fue preservado en copias escritas
(31:9,24, 26).
La ley de Moisés viene repetidamente citada en los relatos históricos de Israel
(Josué 1:7-8; 8:31-34; I Reyes 2:3; II Reyes 14:6; 21:8; Esdras 6:18; Nehemías
13:1). Los profetas también reflejaban el conocimiento que poseían de aquella
ley dada por medio de Moisés (Isaías 1:10; 2:5; 5:24; 8:16, 20; Oseas 4:6; 8:1,
12; Amós 2:4; Miqueas 4:2; Sofonías 3:4 y otros).

Jesús, en sus enseñanzas, y los apóstoles indicaban a Moisés como autor de


Deuteronomio y también del Pentateuco (Mateo 19:8; Juan 5:45, 47; 7:19;
Hechos 3:22; Romanos 10:5).

Moisés fue el escritor, no así el autor. Más de 500 veces encontramos en los
primeros cinco libros de la Biblia expresiones como esta: “Dijo Dios...”; “Habló
Jehová...”, etc. II Pedro 1:21 nos dice que Dios es el autor divino de la Biblia
(Véase el capítulo 2 de Deuteronomio).
E. LOS CINCO LIBROS DE MOISÉS
Deuteronomio es el último de los cinco libros de Moisés a los que
frecuentemente se les da el nombre de Pentateuco, lo que significa “cinco
libros”. Cada uno de ellos tiene su propio enfoque. Podríamos resumirlo así:
Génesis: Habla de los comienzos del pueblo escogido por Dios.
Éxodo: Relata la organización del pueblo en nación y la promulgación de
la ley.
Levítico: Informa al pueblo sobre la forma en que debía adorar a Dios.
Números: Presenta la historia de las peregrinaciones de este pueblo
escogido.
Deuteronomio: Narra la preparación final para entrar a la Tierra
Prometida.

En los primeros cuatro libros del Pentateuco, Dios elige a Israel. En el quinto
libro, Deuteronomio, Dios les permite que lo elijan a Él.
F. CONDICIONES EN QUE VEMOS AL HOMBRE EN CADA LIBRO
En Génesis vemos al hombre arruinado.
En Éxodo vemos al hombre redimido.
En Levítico vemos al hombre adorando.
En Números vemos al hombre sirviendo.
En Deuteronomio vemos al hombre preparándose.
G. DIVISIÓN DEL LIBRO DE DEUTERONOMIO
Diferentes estudiosos le dan distinta cantidad de divisiones, que van desde el
capítulo 3 hasta el capítulo 5. Nosotros consideraremos las siguientes cuatro
divisiones mayores.

I. PREOCUPACIONES HISTÓRICAS: Moisés mira hacia atrás (Capítulo


1 al 4).
II. PREOCUPACIONES PRÁCTICAS: Moisés mira hacia adentro
(Capítulo 5 al 26).
III. PREOCUPACIONES PROFÉTICAS: Moisés mira hacia delante
(Capítulo 27 al 30).
IV. PREOCUPACIONES PERSONALES: Moisés mira hacia arriba (31 al
34).
H. DEUTERONOMIO PARA EL DÍA DE HOY
Dios no ha cambiado. Tampoco ha cambiado la naturaleza humana desde los
tiempos de Moisés, ni los principios que gobernaban aquella relación entre Dios y el
hombre, y entre el hombre y el hombre. Igual que en los tiempos bíblicos siguen siendo
los mismos principios. Las diferencias culturales se han manifestado, pero no han
cambiado los principios básicos.

a. Las instrucciones especiales de Deuteronomio en su tiempo, y de la era


del Nuevo Testamento deben adaptarse a las situaciones culturales en
que vivimos hoy.
b. La práctica de la ley del amor en la vida diaria viene a ser tan
importante para nosotros hoy en día, como lo fue para los israelitas del
Antiguo Testamento y para los discípulos de Cristo en la era cristiana.

Cuando reconocemos que la revelación de Deuteronomio presenta la base de los


mensajes de los profetas, y que Jesús vino a cumplir y completar esa revelación, este
libro se convierte en algo importante. Una consideración cuidadosa del libro de
Deuteronomio, nos ayudará a comprender lo que es la relación con Dios y con el
prójimo.

1. Moisés apelaba constantemente a los israelitas, basándose en la gracia de Dios


en el amor que había derramado sobre ellos.
2. El Nuevo Testamento apela básicamente a los mismos, en el sentido
que el cristiano reconozca la gracia y el amor de Dios manifestado en
Cristo.
3. Para nosotros hoy, esto se manifiesta en la obra de Cristo al redimirnos
de la esclavitud del pecado.

Más de treinta veces Moisés manda al pueblo a “poseer la tierra que Dios os ha
dado”. Ellos debían cumplir este cometido, pero al mismo tiempo reconocer que el
Todopoderoso se las daba para que fueran dueños de ella. La provisión de Dios por su
gracia y la empresa a ejecutar por el hombre son ambas esenciales para el bienestar
humano aquí en la tierra hoy.

El paralelo del cristiano moderno con el israelita del tiempo de Moisés y los
discípulos de Cristo, ofrecen un estudio enriquecedor para una vida más efectiva en
términos de lo que Dios espera.

Luego de haber cumplido su misión, Moisés sabía que el tiempo de su partida estaba
cerca. Al estar en las fronteras de la Tierra Prometida, dirige a la nueva generación una
serie de discursos que forman parte de su sermón. Les exhorta:

a. Que recuerden el amor de Jehová hacia ellos durante la peregrinación


en el desierto.
b. Les amonesta a que obedezcan la ley a fin de que puedan gozar
prosperidad.
c. Les recuerda sus apostasías y rebeliones pasadas, y les amonesta acerca
de las consecuencias que éstas traerán si permanecen en una actitud
rebelde.

Pearlman dice que este sermón exhortatorio puede llevar el tema de “recuerda”,
“obedece”, “presta atención”.
II. RESUMEN

A. CAPÍTULO 1 AL 4.

Con la experiencia de sus 80 años anteriores y los últimos 40 años guiando a


Israel, Moisés estaba persuadido que la generación anterior había fracasado.
Expresa a la nueva generación sus preocupaciones ahora que suben para poseer
la tierra, y pone delante de ellos las lecciones del pasado para que corrijan su
destino. Empieza relatando el establecimiento del pacto en el Sinaí y
describiendo las experiencias en que fallaron sus padres desobedeciendo y
abandonando la fe en Dios.
B. CAPÍTULOS 5 AL 26.
Moisés describe la importancia que tiene el mutuo amor entre Israel y Dios.
De aquí parte el segundo mandamiento “amar al prójimo”. Se demanda
completa lealtad al Señor y la separación de todos los dioses falsos. Se insiste
en aplicar la justicia en todas las áreas de la vida sin hacer discriminación entre
ricos y pobres, grandes y pequeños. Esto se extendía en las pesas y medidas.
C. CAPÍTULOS 27 AL 30.
Se delinean las alternativas que el pueblo tiene: 1. Bendiciones y misericordias
continuas de Dios PARA aquellos que muestran el temor de Dios en sus vidas
diarias. 2. Exilio y maldición para aquellos que descuidan su relación con Él y
se vuelven a otros dioses.
D. CAPÍTULOS 31 AL 34.
Hallamos los preparativos para que la relación que Israel inició con Dios
continúe en la nueva tierra. Moisés expresa públicamente sus bendiciones sobre
el pueblo al cual ha transmitido fielmente la revelación que Dios le dio.

Moisés a quien vemos desde el primer versículo como portavoz de las


preocupaciones de Dios por su pueblo, llega al final de sus 120 años, los cuales
vivió así: A los 40 años creía que eral alguien; a los 80 años creyó que no era
nadie; y a los 120 años seguía aprendiendo lo que Dios puede hacer con alguien
que no es nadie.

Al final del libro vemos que la obra que Dios inicia con Moisés la continúa
con Josué. Dios no deja nada a medias, su labor siempre es completa. De tal
manera que en Moisés se manifiesta la expectativa; mientras que en Josué se
manifiesta la realización.

MOISÉS – LA EXPECTATIVA JOSUÉ – LA REALIZACIÓN


Moisés pasó el Mar Rojo Josué pasó el Jordán
Moisés libró a Israel de la esclavitud Josué introdujo a Israel a las bendiciones
Moisés les proporcionó una visión de fe Josué los introdujo a una vida de fe
Moisés les habló de una herencia Josué los introdujo a la posesión

E. LA PALABRA CLAVE EN EL LIBRO DE DEUTERONOMIO


La palabra clave en el libro de Deuteronomio es “Acordarse”. Se encuentra
repetidas veces, y con mucha frecuencia en el libro.
F. ACERCA DE LO QUE DEBÍAN ACORDARSE LOS ISRAELITAS

a. Debían acordarse de la promulgación de la ley (Dt. 4:9-10).


b. Debían acordarse del pacto (Dt. 4:23).
c. Debían acordarse de la esclavitud pasada (Dt. 5:15).
d. Debían acordarse de la gran liberación (Dt. 7:18).
e. Debían acordarse del liderazgo y la provisión divina (Dt. 8:2-6).
f. Debían acordarse de las consecuencias de los pecados pasados (Dt. 9:7).
g. Debían acordarse de los juicios divinos (Dt. 24:9).
h. Debían acordarse de los días pasados (Dt. 32:7).

III. NOTAS FINALES

1. Deuteronomio es el libro de las reminiscencias. La palabra Deuteronomio


significa “Segunda ley”, lo cual nos indica que se repite.
2. Deuteronomio es el libro más importante del Antiguo Testamento desde el punto
de vista de la revelación que Dios hace al hombre.
3. Deuteronomio es uno de los libros que con mayor frecuencia se cita en el Nuevo
Testamento (Cerca de 200 veces, según el Nuevo Testamento Griego de Alaud
Blak, Metzger y Wikgren).
4. Deuteronomio representa el corazón de lo que Dios reveló a Moisés en el Monte
Horeb.
5. Fue el libro de Deuteronomio donde Jesús y los dirigentes religiosos encontraron
el punto central de la revelación de Dios al hombre en forma escrita.
6. En Deuteronomio Dios presenta las condiciones bajo las cuales sus hijos deben
entrar y poseer la tierra. Todas ellas se sintetizan en la palabra “obediencia”.
7. El libro de Deuteronomio contiene el gran ruego de Dios para que su pueblo le
obedezca gustosamente basado en dos grandes motivos: El amor y el Temor.
8. Deuteronomio fue el libro favorito de nuestro Salvador. De él citó cuando tuvo
conflicto con el adversario. De acá tomó sus armas para repelerlo (Ver Mateo
4:1-11; Lucas 4:1-13; y Deuteronomio 6:13; 16; 8:3; 10:20).
9. El libro de Deuteronomio es el libro de Dios sobre la obediencia. Contiene el
último encargo de Dios, por medio de Moisés, hacia su pueblo antes de poseer la
tierra. Cuenta con la bendición y protección de Cristo mismo en forma especial.
10. Por consiguiente, haremos bien en estudiar el libro de Deuteronomio, ya que nos
ofrece una visión interna del amor divino y una comprensión del contexto en que
fue revelado por medio de Moisés.
LECCIÓN No. 2 (regresar al índice)

LA TRAGEDIA DE LA INCREDULIDAD

PARA ESTUDIO: Capítulo 1.


LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 4:1-11.
PARA MEMORIZAR: Hebreos 3:12.

PROPÓSITO

Demostrar confianza en Dios poniendo por obra su Palabra, considerando que la


incredulidad acarrea terribles consecuencias.

I. INTRODUCCIÓN

A. ESTAS SON TODAS LAS COSAS QUE HABLÓ MOISÉS A TODO EL


PUEBLO (Dt. 1:1, 3)

Los versículos en mención nos llevan a considerar por lo menos tres cuestiones
importantes:
1. Moisés es quien habla. De él se vale Dios para transmitir su mensaje, de la
misma manera en que se valió de él en el pasado para obrar hechos portentosos:
La liberación de Egipto, la entrega de las tablas con los términos del pacto, la
conducción del pueblo por el desierto y otros milagros.
Dios se sigue valiendo hoy de sus siervos fieles y comprometidos con su causa,
especialmente de aquellos que creen y marchan hacia delante.

2. Habla a todo Israel. Esta es una recapitulación de la ley, atendiendo al hecho


que la mayoría del pueblo es joven y se encuentran a punto de entrar a la Tierra
Prometida; en este instante se encuentran acampados sobre la llanura del Jordán
situada al noroeste del Mar Muerto, conocido como Transjordania o “más allá
del Jordán”. Es improbable que estuvieran todos escuchando, pero sí, los
representantes de cada tribu que luego trasladarían fielmente el mensaje al todo
el pueblo.

3. “Todas las cosas”. Esto quiere decir todos los consejos que Dios les había
dado. Se refiere a todos los temas principales de su fe y sus deberes como
pueblo escogido.
El momento era glorioso. El líder escogido por Dios estaba trasladando a sus
dirigidos todo el mensaje, sin ocultar ningún detalle que pudiera perturbar la
vida del pueblo en la nueva morada. Este es un fiel reflejo de lo que debe ser la
labor pastoral a la iglesia joven de hoy.

B. “ONCE JORNADAS HAY” (Vs. 2): CERCA, PERO LEJOS


Sólo once jornadas, pero les llevó 40 años. Este es un hecho muy criticable. Sin
duda sobran comentarios negativos, pero mejor estudiemos nuestras vidas y
saquemos nuestras propias conclusiones, porque tantas veces nos sucede lo
mismo. La bendición está muy cerca, pero decidimos dar un gran rodeo para
llegar a ella. En este rodear muchos han perecido en el desierto espiritual sin
haber, ni siquiera, llegado a la frontera.
Algunos factores muy variados como la negligencia, apostasía, pereza, etc.,
pueden demorar nuestro caminar. “Once jornadas”. Esta situación debe
alertarnos. Si al fin de tanto estamos por entrar es necesario que prestemos
atención sin volver a ningún lado ni subestimar a quien demora más de la
cuenta, “no sea que nos deslicemos” (Hebreos 2:1).
En la demora muchos han fracasado y muerto; pero otros seguimos luchando, y
aún, avanzando. Pues mientras es tan humillante para nosotros el ser tardos en
aprender, es una gracia especial de Dios el afanarse tanto por nosotros a fin de
asegurarnos en nuestra enseñanza.
II. REFLEXIÓN
1. El viaje de Israel desde Horeb a Cades-Barnea ilustra la historia de muchas
almas en cuanto a su deseo de encontrar la paz.

2. Muchos del pueblo del Señor andan durante años dudando y temiendo, sin
conocer la verdadera libertad con que Cristo nos hizo libres.

3. Muchos persiguen en su posición y estilo: con falsos manuales de devoción,


saboreando falsas enseñanzas o adormecidos en su legalidad. Oremos por ellos
y por nosotros mismos, considerando que la prueba ya pasó, que los 40 años se
han cumplido y que ahora está más cerca de nosotros la salvación que cuando
creíamos (Romanos 13:11).

A. DIOS LLAMA A POSEER LA TIERRA (Dt. 1:6-8)


“Habéis estado bastante tiempo en este monte” (vs. 6).
“Sube y toma posesión de ella –la tierra (vs. 21).

El consejo de Dios cuando llegaron a Cades-Barnea tras su peregrinación de


once jornadas fue “POSEER” del hebreo “YARASH”, el cual aparece más de 50
veces en Deuteronomio, y significa tomar posesión, subyugar, o desposeer; y se
aplica a la propiedad y a la tierra. La delimitación de la tierra es clara:

a. La Comarca: Norte del Araba, valle del Jordán.


b. El Monte: La cadena central.
c. Los valles: pie de la montaña, llanura marítima.
d. Costa del Mar: llanura que se extiende al interior desde el
Mediterráneo.
e. Neguev: El sur, llanuras áridas.
f. Líbano: por el norte.
g. Éufrates. Los límites naturales.

Ciertamente la tarea es grande. Nos preguntamos: ¿tenían, los israelitas, una


base suficiente razonable como para creer que podían vencer a los cananeos y
poseer la tierra? Por supuesto que sí. Veamos cuáles son esas bases:

1. Tenían las promesas maravillosas de Dios, “Jehová peleará por vosotros” (vs.
30).
2. Tenían experiencias pasadas y presentes (vss. 31, 33).
3. Tenían la aprobación del Señor, “Yo os he entregado la tierra”
(vs. 8).
B. LA NEGATIVA DE ENTRAR Y POSEER LA TIERRA (Dt. 1:26-33)
Esta actitud negligente se describe con los siguientes pasos que tomaron:
PRIMERO: No quisieron subir (vs. 26).
SEGUNDO: Murmuraron en sus tiendas (vs. 27).
TERCERO: Se quedaron en sus casas, no se formaron para continuar la
marcha.
CUARTO: Culparon a Dios de aborrecerlos.
Se ve una gran disposición a desobedecer, basado en informes reales, pero vistos
sin los ojos de la fe. Por no tener fe vieron:

a. Ciudades grandes y amuralladas. Pero Dios podía derribarlas; lo


demostró en Jericó (Josué 6:20).
b. Enemigos más grandes, gigantes. Pero Dios ya los había librado
de Egipto.

OJO CON ESTO. Frecuentemente olvidamos las maravillas de Dios y


retardamos su bendición sobre nosotros. La negativa de entrar y poseer la tierra
trajo consecuencias lamentables.

c. Acarrearon juicio sobre sí (vss. 34-40). “No verá hombre alguno


de estos, de esta mala generación, la buena tierra” (vs. 35). Esto
nos enseña cosas importantes. 1. El pueblo se desheredó a sí
mismo y quedó fuera del propósito divino por una generación
completa. 2. Dios no obliga a nadie. Permite que cada cual
ejercite su libre albedrío. Sin embargo, podemos traer sobre
nosotros consecuencias negativas. 3. Podemos poner en peligro
nuestra felicidad futura por un momento de rebeldía e
incredulidad.
d. “También contra mí se airó Jehová por vosotros” (vs. 37).
Moisés no era solamente su dirigente, sino profeta y mediador;
pero provocado por las quejas de la gente (aunque esto no es
justificación) actuó con incredulidad (Números 20:10-12). De
esa manera quebrantó la fe en el Señor no reverenciándole como
santo (Deuteronomio 32:51). “A Moisés se le había acaba la
paciencia. El pueblo se había quejado incesantemente. En un
ataque de ira tildó al pueblo de rebelde y en lugar de hablarle a la
roca, la hirió. El agua salió a borbollones” (H. C. Mears).
e. Toma de decisiones incongruentes con la realidad: luego de
rechazar intentar entrar. Los israelitas rebeldes intentaron
penetrar a Canaán (vss. 41-46). Sin embargo, el que estuvieran
dispuestos a corregir su primera rebelión no expió su pecado.
Este intento les hizo concientes del juicio divino. Parece
característico del humano el no apreciar lo que se tiene hasta que
lo ha perdido. En Cantares 5:2-8 podemos ver reflejada
claramente esta reacción tardía hacia el amor del Señor que nos
busca.
f. Aprendamos aquí la lección de lo que significa aceptar lo mejor
que Dios nos ofrece. Él ofrece lo perfecto, y a veces lo
rechazamos. La oportunidad se pierde para siempre. Todo varón
de más de veinte años para arriba que se negó a entrar en la
Tierra Prometida la primera vez murió en el desierto.

Sólo Josué y Caleb quedaron excluidos del juicio debido a las siguientes
razones:

1. Siguieron fielmente a Jehová (Deuteronomio 1:36; Números 14:24; Josué 14:8-


9).
2. Con una pequeña minoría dijeron y aconsejaron a los israelitas
que podrían ocupar la tierra con ayuda de Dios (Números 13:30,
14:6-9).
3. En resumen, estaban seguros que iban a entrar en Canaán porque
Dios estaba con ellos.

III. CONCLUSIÓN

1. Insistir en hacer lo bueno cuado no es el memento porque Dios ha dicho


que no, es rebelión, como hacer lo malo cuando debemos obedecer (vs.
43).
2. Jehová habló, ¿qué tenía que hacer el pueblo? Nada más que obedecer.
Solamente debían descansar en el amor y obedecer los mandamientos de
Jehová su Dios. En esto estaba el secreto de su paz, su felicidad y
seguridad.
3. Quizá podemos preguntarnos ¿De qué manera guía Dios ahora a su
pueblo? Ciertamente no esperamos oír su voz, o esperar el movimiento
de una nube, pero tenemos algo mucho mejor. Existen por lo menos tres
vías: La Palabra de Dios, el Espíritu de Dios y nuestro propio espíritu.
Las siguientes preguntas podrían servirnos de guía para entender, si
queremos saber, cuándo estamos desviándonos del propósito de Dios y si
estamos cayendo en desobediencia.
a. ¿Lo prohíbe la Biblia explícitamente? ¿Quebranta alguna
enseñanza de las Escrituras? (Juan 12:48).
b. Los mejores cristianos que conozco ¿participan de ello?
Si Cristo viniera hoy, ¿lo estaría haciendo? Recordemos
que Él debe ser siempre nuestro primer ejemplo (I Pedro
2:21; Juan 17:16).
c. ¿Me gustaría estar ocupado en esta actividad cuando
Cristo vuelva? (Tito 2:12-14; I Juan 3:3).
d. ¿Apagará mi espiritualidad, o sería un obstáculo para mi
comunión con el Señor? ¿Colosenses 3:1-3).
e. ¿Puedo convertirme en piedra de tropiezo para algún
hermano débil? (I Corintios 8:9-13).
f. ¿Cómo afectará mi testimonio delante de uno que no sea
creyente? (Filipenses 2:15).
4. Constantemente nos asaltan por problemas que pueden hacernos desviar
del propósito; pero el pueblo de Dios que afirma creer en Jesucristo
como Salvador, tiene una base razonable para confiar en Dios al
enfrentarse con las dificultades de la vida. La persona que ha pasado de
las tinieblas a la luz, de la potestad de Satanás a Dios, y ha recibido el
perdón de los pecados (Hechos 26:18), ha tenido una transformación
efectuada por un poder sobrenatural, lo cual le capacita.
5. Con frecuencia es nuestro temor el que nos impide a disfrutar todo lo que
Dios quiere darnos. Tenemos miedo de lo que puedan decir otros.
Tenemos miedo de lo que pueda pasar si depositamos
incondicionalmente toda nuestra confianza en Cristo.

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LECCIÓN No. 3 (regresar al índice)

SABER ESPERAR

PARA ESTUDIO: Deuteronomio 2 y 3.


LECTURA DEVOCIONAL: Hechos 1:1-8.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Romanos 8:28.

PROPÓSITO

Practicar en cada circunstancia la disciplina de esperar en Dios y someternos a su


completa voluntad.

I. INTRODUCCIÓN

En las últimas líneas del capítulo 1, se nos presenta al pueblo llorando delante
de Jehová (Dt. 1:45); pero ni la confesión, ni las lágrimas de Israel en Cades
eran sinceras; y por lo tanto el Señor no las aceptó. El gemir indecible de un
corazón sincero asciende al trono de Dios, e inmediatamente es contestada por el
bálsamo sanador y calmante de su perdón; pero cuando las lágrimas se hacen
acompañar de la voluntad propia y la rebeldía, no sólo son sin valor, sino que
son un verdadero insulto a la divina Majestad.
Así, pues, el pueblo tuvo que retroceder al desierto, y peregrinar allí durante
cuarenta años. No quedaba otro recurso. Como no quisieron subir a aquella
tierra con fe sencilla, en compañía de Dios, así que Él no quiso acompañarlos
cuando subieron ellos por su propia voluntad y confianza. Como no tenían la
compañía ni la ayuda de Dios, sufrieron las consecuencias. Ya que no quisieron
entrar a la Tierra Prometida, tenían que caer en el desierto.
A. DIOS PROVEERÁ, PERO ES NECESARIO OBEDECER
“Luego volvimos y partimos al desierto... como Jehová me había dicho” (Dt.
2:1). Hay una belleza moral en esa asociación con que Moisés se identifica por
completo con el pueblo. Él, así como Josué y Caleb tuvieron que volver atrás,
camino del desierto, en compañía de la incrédula congregación. De ese “volver”
podemos sacar para nosotros algunas lecciones. Muy fácil hubiera sido iniciar
una serie de protestas contra las opiniones adversas entre el pueblo y los líderes;
pero VUELVEN a pesar de que era humanamente duro volver a adentrarse en el
árido desierto. Aunque ahora, por supuesto, sabemos que era bueno y
provechoso para el pueblo. VUELVEN porque entiende que hay grande
bendición en inclinarse ante la voluntad de Dios, aunque no siempre podamos
comprender el por qué de las cosas. VUELVEN sin pronunciar palabra alguna
de murmuración al verse obligados a permanecer por 40 años rodeado de
inhóspitos parajes. VUELVEN porque de alguna manera comprenden que no
era el tiempo y que, si el mismo Jehová volvió también atrás, ¿quiénes eran ellos
para resistirse?
REFLEXIÓN
Ver el texto para memorizar. Esta actitud nos muestra dónde radica el secreto
del descanso del corazón, en oposición a la intranquilidad; y no es más que la
simple posibilidad de dar gracias a Dios por todo, por más contrario que sea a
nuestra voluntad y por más que altere nuestros planes. No es sólo un
sentimiento superficial de que, “ a los que aman a Dios todas las cosas les
ayudan a bien”, sino el sentimiento positivo de que las cosas que Dios
determina, son las mejores para nosotros, aunque haya que esperar mucho
tiempo. Hermano Carlos Vore decía: muy frecuentemente, refiriéndose a este
acto de esperar: “Los molinos de Dios muelen despacio, pero muelen bien”.
B. DIOS PROVEERÁ PARA TODOS (Dt. 2:1-23)
Luego de permanecer mucho tiempo en Cades-Barnea (Dt. 1:46), los israelitas
marcharon con dirección al suroeste a lo largo de la frontera de Edom hacia el
Mar Rojo (Golfo de Akaba). En esta región fue donde transcurrieron
principalmente los 40 años, realizando algunas visitas a Cades-Barnea (Dt.
2:14). Según nos relata Números 20:14-21, tal parece que en uno de esos viajes,
Israel solicitó permiso para pasar por el territorio de Edom. Cuando les fue
negada, acompañada de amenazas de guerra, ellos evitaron la frontera de Edom
y tomaron con dirección al sur hacia el mar Rojo (Golfo de Akaba, -Números
21:4). De aquí, Dios les mandó “volveos al Norte” (Dt. 2:3).

Antes de referirse Moisés a las victorias obtenidas sobre Sehón y Og, se


refiere a los tratos de los israelitas con aquellos que les estaban vinculando con
lazos de sangre, en cuanto al respeto de la propiedad privada por donde
pasaban.

EDOM. “No os metáis con ellos (Dt. 2:5). Aunque es necesario anotar
que el versículo 4 aclara, los hijos de Esaú que habitan en Seir, no la otra
rama. Los amalecitas debían ser destruidos (Génesis 36:12; Éxodo
17:14; Deuteronomio 25:17).
MOAB. “No molestes a Moab, no te empeñes con ellos en guerra” (Dt.
2:9).
AMÓN. “No los molestes, ni contiendas con ellos” (Dt. 2:19). Dios en
su soberanía entrega todo según le parece, cada cual tiene lo que tiene
porque Él se lo ha concedido. El Señor tiene parte importante en los
límites nacionales y posesiones territoriales; la heredad ajena debe
respetarse.

Las razones que Dios da para no involucrarse en problemas son muy válidas:
“Jehová te ha bendecido en toda obra de tus manos; Él sabe que andas por este
gran desierto; estos 40 años Jehová tu Dios fue contigo y ninguna cosa te ha
faltado” (Dt. 2:7).

Bien podían, entonces, dejar tranquilos a sus hermanos y dejar su posesión


intacta y descansar en que:
1. Ellos (Israel) eran objeto de los tiernos cuidados de Jehová.
2. Él (Dios) conocía cada paso que daban en su fatigoso viaje por el
desierto.
3. Él, en su infinita bondad había tomado sobre sí el proveer para
todas las necesidades del pueblo.
4. Iba a darles la tierra de Canaán, según la promesa hecha a
Abraham. La misma mano que iba a entregarles Canaán, había
dado a estos pueblos sus posesiones.

Con facilidad podemos errar y tratar de adelantarnos al Señor, porque casi


siempre tenemos prisa por poseer lo que pedimos; sin embargo, debemos aceptar
que Dios tiene un tiempo prefijado para todo. Véase Hechos 17:26.

En cada detalle del recorrido se puede notar la guianza del Señor para con su
pueblo. Él tiene el mapa, el instructivo del viaje, según Dt. 2:

Vs. 1. “Salimos al desierto como Jehová me había mandado”.


Vs. 3. “Volveos al norte”.
Vs. 5. “No os metáis con ellos”.
Vs. 6. “Compraréis de ellos con dinero”.
Vs. 9. “No molestes a Moab”.
Vs. 13. “Levantaos ahora, y pasad el arroyo”.
Vs. 24. “Levantaos, salid”.
Israel tenía que hacer la parte que le correspondía. Dios siempre estaba
dispuesto a darle victoria a cambio que su pueblo le obedeciera. Dios dijo:
“Levantaos, salid, y pasad el arroyo de Armón; he aquí he entregado en su mano
a Sehón rey de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión de
ella, y entra en guerra con él” (Deuteronomio 2:24).

Entonces, para triunfar, sólo es cuestión de ajustarnos a su mandato y Él


promete que todo nos saldrá bien; Esperemos el momento nuestro. Dice el
himnólogo: “Si es para todos ya, quien buscaré hallar, Cristo en la cruz murió y
está bendición compró para ti y para todos ya”.

C. DIOS PROVEE EN SU TIEMPO


1. VICTORIA (Dt. 2:26-3:1-11)

Dt. 2:24. En la fecha de la migración israelita al este del Jordán, todo este
territorio hermoso entre el Arnón y el Jaboc, inclusive la parte montañosa de
Galaad, había sido tomado por los amorreos, quienes siendo una de las naciones
condenadas (7:2, 20:16) fueron completamente exterminadas, y su país cayó por
derecho de conquista. Moisés quien entendía que esta condena se refería
solamente a las posesiones amorreas al oeste del Jordán, envió mensajeros
pacíficos a Sehón pidiendo permiso para pasar, lo cual era una costumbre para
preparar el camino. El rechazo a la petición atrajo sobre él y sobre sus súbditos
la ruina total (Números 21:23).

El primer paso para la victoria comienza con el llamado a la acción y el ya


famoso “pasad el Arroyo”, que alguna significación debe tener (comente). Todo
esto apoyado en la promesa de victoria: “Comenzará a poner tu temor y tu
espanto sobre los pueblos debajo del cielo” (vs. 25) “En tu mano he entregado a
él (Og) y a todo su pueblo” (Dt. 3:2).

La victoria fue total. “Tomamos todas sus ciudades, destruimos todas sus
ciudades” (Dt. 2:34) “No hubo ciudad que escapase de nosotros” (Dt. 2:26).
Hasta acabar con todos (Dt. 3:3). No quedó ciudad que no tomásemos(Dt. 3:4);
Las destruimos (Dt. 3:6).

Estaban haciendo historia, aunque no eran las primeras victorias que Dios le
había dado a su pueblo (Éxodo 17:8-13; Números 21:1-3). Este era el principio
de la posesión de la tierra. Resaltemos como se le atribuye la victoria a “Jehová
nuestro Dios (2:33, 36). Es muy importante también que aprendamos que esto
no fue hecho por codicia de sangre, ni por destrucción desenfrenada, sino para
evitar que enseñaran a los israelitas “a hacer según todas las abominaciones que
ellos habían hecho adorando a sus dioses falsos” (Deuteronomio 20:18).

Nos preocupamos, muchas veces, con los relatos del Antiguo Testamento
sobre guerras de exterminación. Pulkiser y Taylor, citando a Hugh J. Blair, nos
presentan dos sugerencias:

1. “La destrucción... fue un castigo divino sobre el abandono moral


y el casi indiscutible vicio de la sociedad pagana”.
2. “La destrucción era “profiláctica” (protección) por cuanto
protegía la religión de los israelitas de infectarse con las
abominaciones de los paganos. Por causa de la alta misión de
Israel como vehículo de la verdadera revelación al mundo, era
necesario una acción drástica. Era la extracción de un tumor
canceroso a fin de que el cuerpo que lo tenía pudiera vivir.

B. TIERRA (Dt. 3:12-22)

Distribución (Dt. 3:12-17). Se realiza la repartición por tribus y se recuerda a


los hombres de las dos tribus y media su obligación de ayudar a las otras tribus a
recibir sus heredades (vss. 18-20). En los versículos 21 y 22 Moisés anima a
Josué a cobrar ánimo inspirándose en hechos pasados.

Dios ha provisto en el pasado y sigue proveyendo hoy para su pueblo. Sus


promesas son fieles, no miente. Solamente esperemos el momento en que Él
actuará; mientras tanto deleitémonos en su presencia sin caer en la
desesperación. Dice el salmista “deléitate asimismo en Jehová y Él te concederá
las peticiones de tu corazón” (Salmo 37:4).

II. CONCLUSIÓN
¿Alguna vez ha escuchado la historia de un hermano que oraba así: Señor, dame
paciencia; pero dámela ya! La Biblia dice que los que esperan en Jehová son
como el Monte de Sión, que no se nueve sino que permanece para siempre.

Aprender a esperar en Dios no es un don, sino una disciplina cristiana que uno
adquiere. Así como el ejercicio o entrenamiento físico vale la pena para
condicionar al cuerpo, cada experiencia de esperar vale la pena. Esto es porque
nos prepara mejor para el próximo paso en la vida. La mejor preparación para
esperar en Dios es conocer su Palabra y saber aplicarla a nuestras vidas. ¡VALE
LA PENA ESPERAR!

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LECCIÓN No. 4 (regresar al índice)

VALORANDO NUESTROS PRIVILEGIOS

PARA ESTUDIO: Deuteronomio 4.


LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 2:1-9.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Hebreos 2:1.

PROPÓSITO

Valor de nuestros privilegios delante de Dios y evitar caer en los peligros que destruyen
la vida cristiana.

I. INTRODUCCIÓN

Continuamos con su discurso introductoria (Dt. 1-4), con la memoria


histórica, o con su vistazo hacia atrás. Moisés recuerda el momento cuando en
oración manifestó a Jehová su profundo deseo de entrar a la tierra prometida:
“Pase yo y vea aquella tierra buena que está más allá del Jordán” (Dt. 3:25).
Esta petición la basaba en la idea que la negativa a entrar fuera condicional o
tuviera alguna revocatoria. Sin embargo, la respuesta de Dios es clara y concisa:
“Basta, no me hables más de este asunto” (Dt. 3:26).

La tragedia es que, aquel que más deseaba entrar en la tierra, la halló cerrada
para sí, por una incredulidad que no le era propia y un acto de insensatez que no
deseó.

Muchas veces oramos e insistimos en un asunto; luego expresamos que Dios


no nos ha contestado, todo porque queremos condicionar la respuesta a un “sí”,
pero entendamos que el Señor también contesta “No”, y probablemente ya nos
haya dicho “basta, no me hables más de este asunto”. Su exhortación a la
obediencia Moisés la basa, entonces, en su experiencia, lo cual la reviste de una
importancia grande.

A. PRIVILEGIOS QUE DEBEN CONSIDERARSE (Deuteronomio 4)

1. Los israelitas tenían el privilegio de entrar y poseer la tierra. Para ello


debían oír y practicar los mandamientos (vs. 1).
2. Tenían el privilegio de gozar estabilidad producto de seguir a Jehová.
“Todos estáis vivos” (vs. 3-4). Esto nos lleva a considerar Números
25:1-9: “Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las
hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus
dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo
a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel. Y Jehová
dijo a Moisés: toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante
Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de
Israel... Y murieron de aquella mortandad veintidós mil”. Las
experiencias pasadas eran que si se apartaban de Jehová vendría
destrucción sobre ellos; por lo que debían considerar muy firmemente el
seguirlo para tener estabilidad.
3. Compartir la sabiduría de Dios con los pueblos vecinos (Dt. 4:6). Tal es
nuestro privilegio el ser luz en las tinieblas. A ese fin hemos sido
llamados. La oración sacerdotal de Jesús que encontramos en San Juan
17 tenía ese mismo sentido. “Como tu me enviaste al mundo, así yo los
he enviado al mundo” (vs. 18). “Para que el mundo crea que tú me
enviaste” (vs. 21). “Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en
unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has
amado a ellos como también a mí me has amado” (vs. 23).
Deuteronomio 4:6 no deja dudas de cuál debe ser la reacción del mundo
cuando compartamos Su sabiduría: “Ciertamente pueblo sabio y
entendido, nación grande es esta”. Pero ¿será este el testimonio que dan
de nosotros?
4. Gozar de una experiencia personal con el Señor, que no gozan los demás
(vs. 7). ¿Dónde entonces está el problema? Sin duda en que pedimos
mal y que no gozamos de esa cercanía con el Señor para pedir con
confianza.
5. Contar con un legislador que sí legisla a favor del pueblo (vs. 8).
6. Mantener pura la enseñanza y mandatos sin “añadir ni disminuir” (Dt.
4:2). Es importante considerar el énfasis que se da en que ésta es la
Palabra de Dios y, por lo tanto, no les estaba permitido añadir ni quitar a
estos mandatos divinos. Jesús tocó un tema similar en su enseñanza
(Mateo 5:17-19). Notemos, además, la advertencia final en el libro de
Apocalipsis (Ap. 22:18-19).

B. PELIGROS
1. EL PELIGRO DE OLVIDARSE DE DIOS (VS. 9).

“Guárdate y guarda tu alma para que no te olvides de las cosas que tus ojos han
visto” (Vs. 9).

¿Qué puede llevarnos a olvidarnos de Dios? En primer lugar el descuido. Por


eso se recalca “guárdate”. También la abundancia y la prosperidad pueden ser
un peligro para que nos olvidemos del Señor. Veamos lo que dice
Deuteronomio 6:10-12: “Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra
que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en CIUDADES
GRANDES Y BUENAS que tú no edificaste, y CASAS LLENAS DE TODO
BIEN que tú no llenaste, y CISTERNAS CAVADAS, que tú no cavaste, VIÑAS
Y OLIVARES que no plantaste y luego que COMAS Y TE SACIES”.
“CUÍDATE de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa
de servidumbre”.

¿Qué habían visto y oído?


1. Habían visto claramente la manifestación de Dios (vs. 11).
2. Escucharon la voz del Señor dando mandamientos, realizando el
pacto, apelando a la conciencia y a la fe (vs. 12).

¿Cuándo olvidamos a Dios?

3. Cuando somos inconstantes en nuestro servicio y adoración.


4. Cuando vivimos una vida fluctuante, y no como ordena Dios:
“Todos los días de tu vida” (vs. 9).
5. Cuando en ese servir y adorar al Rey de reyes, y en el constante
dialogar y disfrutar de su presencia, olvidamos que tenemos una
familia a la cual debemos hacer partícipes. Por eso se nos manda:
“Las enseñarás a tus hijos, a los hijos de tus hijos” (vs. 9).

El gran privilegio, entonces, de la revelación divina nos da una


responsabilidad especial: Guardar fielmente los principales hechos, y enseñarlas
a las otras generaciones.

2. EL PELIGRO DE CAER EN LA IDOLATRÍA (Dt. 4:15-40).

En Horeb, Israel había establecido un pacto con Dios. Este pacto (4:13)
aparece mencionado veintisiete veces en los pasajes siguientes de
Deuteronomio. Dios extendió su gracia a Israel al establecer esta relación vital
con ellos, y los israelitas ratificaron este acuerdo (Éxodo 24:1-8).

La propensión de Israel de caer en la idolatría, debido a la influencia de las


naciones circundantes, lleva al Señor a recordar al pacto y a amonestarles sobre
el peligro de volverse a los ídolos. Dios es enfático: “Jehová os ha sacado de
Egipto” (Dt. 4:20). En otras palabras, Dios ya te sacó de allí, tu relación con
todo lo que tiene que ver con esclavitud y tinieblas, debe quedar rota
completamente.

Sin embargo, en tiempos posteriores, mientras más fueron los llamados que
los profetas les hicieron, ellos tanto más se alejaban (Oseas 11:2). Primero
Israel, luego Judá fueron llevados a un exilio como el último gran castigo, dado
que ellos fueron tras dioses ajenos (II Reyes 22:17). Se necesitó de este terrible
juicio para apartarlos de la idolatría, y al fin dio resultado. Después de volver de
la cautividad a su tierra bajo la dirección de Zorobabel, nunca más volvieron a
adorar ídolos como nación.

Esa constante inclinación hacia los ídolos por parte de los israelitas, bien
podemos preguntarnos: ¿Por qué motivo querían ir tras esos ídolos de sus
vecinos, cuando en medio de ellos tenían al Dios verdadero? Podemos encontrar
siete razones:

6. Les ofrecía un objeto material definido sobre el cual poner la fe.


7. El elaborado ritual y las coloridas vestimentas y ceremonias
apelaban a su naturaleza estéticas.
8. La idea de la diosa madre, representando un papel dentro de la
familia, por ejemplo, la tríada padre, madre e hijo, transfirió esta
idea de familia a la de los dioses y hombres.
9. Un atractivo sexual y las orgías extremadamente inmorales
apelaban a la naturaleza animal de loa adoradores.
10. A los dioses falsos, además de presentárseles una imagen visible,
se les atribuía poderes y atributos que solamente le correspondían
al Dios vivo y verdadero. Abandonaban al Dios vivo y
verdadero, por cuanto no lo podían representar con objetos
visibles.
11. Había el atractivo de lo misterioso provocado por ceremonias
secretas de iniciación y otros ritos secretos.
12. El énfasis en la necesidad de abundantes cosechas, ganado,
ovejas y otras necesidades similares, hacían atractivo el culto a
los dioses de la cosecha, el clima, la fertilidad y la productividad.

CONCLUSIÓN
La lección física que Israel había de aprender en Oreb, era tener reverencia a
Dios. Habían oído la voz de Dios, pero no habían visto forma ni semejanza de
Dios, solamente una apariencia de fuego (4, 11, 15, 24). Por lo tanto, no podían
de ninguna manera hacer nada semejante al Dios vivo y verdadero.

Lo que habían visto de Dios por medio de la manifestación del fuego y lo que
habían oído era lo que debían enseñar a sus hijos. Debían comunicar a las
próximas generaciones esta reverencia y este respecto hacia Dios, que es un
fuego consumidor.

¿Hemos sido fieles al trasladar el mensaje? (Véase Hechos 20:26-29).


¿Estamos limpios de culpa al no omitir la verdad de Dios? ¿El rebaño que está a
nuestro cargo puede respirar tranquilo?

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LECCIÓN No. 5 (regresar al índice)

PROCLAMACIÓN Y PRÁCTICA DE LA LEY

PARA ESTUDIO: Deuteronomio 5 y 6.


LECTURA DEVOCIONAL: Gálatas 3:11-18.
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Hebreos 10:16.

PROPÓSITO

Ver las implicaciones de los mandamientos divinos en nuestra vida diaria.

I. INTRODUCCIÓN

Deuteronomio 4:44 a 26:19, contiene la sección principal del libro y está


dedicada a una exposición de la ley de Dios. Puede compararse esta recitación
de los diez mandamientos mencionados en Det. 5:1-21 con la de Éxodo 20:1-
17. Aparecen un tanto modificado porque lo que Moisés hace ahora es dar
consejos. Los diez mandamientos que se dan en esta ocasión son esencialmente
los mismos que aparecen en Éxodo 20, aunque el estilo es más homilético en
Deuteronomio.

Los diez mandamientos constituyen una categoría única: “Y no añadió más”


(Dt. 5:22). Son fundamentales para vivir y pensar con corrección:

1. Ninguna nación que los ignore puede ser grande.


2. Ningún cristiano debe quebrantarlos. Sin embargo, todos los
hemos violado. Necesitábamos un salvador que nos redimiera de
la maldición de la ley y que nos diera la promesa del Espíritu por
fe (Gálatas 3:13-14). De este modo podemos tener la ley escrita
en nuestros corazones (Hebreos 10:16) y regocijarnos en ese
amor que es el cumplimiento de la ley.

A. JEHOVÁ SEÑOR Y DIOS (5:1-21)


1. IMPLICACIONES PARA EL CRISTIANO

Los diez mandamientos o Decálogo, constituyen la esencia de la revelación


de Dios en Horeb, cuando estableció y ratificó la relación del pacto. Las
añadiduras que fueron reveladas en la posteridad a través de los profetas,
tuvieron su base en la primera revelación que se le hizo a Moisés.

Las implicaciones que el Decálogo tiene para el cristiano son necesarias que
se consideren. Jesús enfatizó estos mandamientos como obligatorios para la
conducta de los creyentes cuando indicó al joven rico que los cumpliera para
heredar u obtener la vida eterna (Mateo 19:16-22; Marcos 10:17-22). De tal
manera que una persona que profese creer en Jesucristo, difícilmente podrá
ignorar el Decálogo. Pablo también al referirse a la relación interpersonal de
amor entre los creyentes los repite (Romanos 13:8-10).

2. “JEHOVÁ TE SACÓ DE CASA DE SERVIDUMBRE” (Dt. 5:6)

Dios se identifica a sí mismo como el que les redimió de la esclavitud en que se


encontraban sometidos bajo el yugo egipcio. La relación se inicia cuando Dios
los libera con el despliegue de todo su poder. Moisés fue el medio que el Señor
utilizó para establecer dicha relación con el pueblo. Para el cristiano o creyente
en el Nuevo Testamento, es esencial que reconozca a Cristo como Redentor a fin
de poder establecer una relación vital con Dios. Cualquier consideración tocante
a la vida cristiana parte de esta experiencia de la redención sobrenatural en
Cristo, sacándonos de la esclavitud del pecado.

3. JESÚS Y LOS DIEZ MANDAMIENTOS

1. Dios no tolera otros dioses. La generación que era contemporánea con


Abraham en Ur y en Harán tenía templos donde adoraba a la luna. En
Egipto también se adoraba al sol en Heliópolis. Canaán tenía muchas
deidades paganas. De tal manera que la advertencia contra las imágenes
grabadas y otros dioses resultaba muy apropiada, dado al contexto que
rodeaba a los israelitas.
2. Al Dios de Israel no se le podía representar por medio de ninguna
imagen. Por lo que la adoración al becerro de oro (Éxodo 32) de ninguna
manera podía servir para representar al Dios verdadero. Jesucristo exige
el mismo patrón exclusivo que exigía Dios a los israelitas (Mateo 16:24-
27; Marcos 8:34-38). Dios no acepta a nadie que usurpe el afecto que se
merece (Lucas 14:26-33).
3. No se debía tomar el nombre de Dios en vano. Consideremos lo que
Jesús dijo referente al nombre de Dios (Juan 17:6, 26). Además cundo
enseñó a orar mandó hacerlo diciendo “santificado sea tu nombre”.
4. El día de descanso había que observarlo como santo en honor a Dios. El
cristiano asocia con la redención hecha por Cristo la observación de un
día de cada siete, o sea el domingo (Romanos 4:25). Como la
resurrección de Cristo para nuestra justificación tuvo lugar el primer día
de la semana, ha sido, costumbre desde entonces que los cristianos lo
observen como día santo (Apocalipsis 1:10) se puede tomar como
referencia “El día del Señor”.
5. Dios esperaba que el pueblo honrara a sus padres. Pablo afirma que este
es el primer mandamiento con promesa (Efesios 6:2). Jesús nos mandó y
ejemplificó con relación a obedecer a Dios y a los padres (Mateo 10:37;
19:29; Lucas 2:49-51; Juan 19:26-27).

Los últimos cinco mandamientos del Decálogo se refieren a las relaciones


humanas y vienen expresados en términos negativos.

6. La vida debe tratarse con reverencia. Se puede disponer de la vida


animal porque Dios la ha puesto para beneficiar al hombre (Génesis 9:2-
3); pero el hombre tendrá que dar cuentas a Dios por quitarle la vida a
otro hombre (Génesis 4:10; Dt. 21:1-9).
7. Dios instituyó el matrimonio (Génesis 2:23-25). Cuando se habla del
amor de Dios para con Israel (Oseas 2:14-20) y del amor de Cristo hacia
su iglesia (Efesios 5:23-32; Mateo 9:15; Juan 3:29) se utilizan términos
del lazo conyugal. No así al hablar de la falta de amor, que se relaciona
con el adulterio (Deuteronomio 31:16; Isaías 50:1; Jeremías 3:1; y
Santiago 4:4).
8. Robar, levantar falso testimonio, codiciar es entrar en el territorio de los
derechos de los demás, las cuales no deben ser las características de una
persona que teme a Dios.
9. La posesión de propiedad tiene sanción divina (Deuteronomio 8:17-18; I
Corintios 4:7). La verdad tiene una vital importancia en nuestra relación
con Dios y con el hombre (Efesios 4:17-32). La codicia que se hace
manifiesta por el robar o el calumniar tiene también su prohibición.
Pablo en Romanos 13:8-14 expone estos mandamientos.

B. REVISIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS (5:22-33)


“Estas palabras habló Jehová a toda vuestra congregación en el monte, de en
medio del fuego, de la nube y de la oscuridad” (vs. 22).
Dios habló y proveyó copias escritas de Su mensaje. El Señor establece
comunicación con su pueblo. Hebreos 1:1 expresa este interés que Jehová ha
mantenido en revelarse a nosotros cuando dice: “Dios habiendo hablado muchas
veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos
postreros días nos ha hablado por el Hijo” (Hebreos 1:1-2). El salmista se
asombra de esa íntima comunicación que el amoroso Padre Celestial mantiene al
recitar: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del
hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:4). Lo importante de esta revisión de las
circunstancias y de cómo se fueron dando es ésta: Dios es quien habla y ordena.

El pueblo que había visto y oído la manifestación de Dios pidió a Moisés que
fuera su representante, asegurándole que serían totalmente obediente (5:27). En
esto, Moisés es tipo de “aquel que es mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre” (I Timoteo 2:5).

Dios aceptó el compromiso del pueblo de que le sería obediente. El versículo


29 expresa el interés de un Dios amoroso y compasivo al que los israelitas
seguirían con sinceridad, cumpliendo el compromiso hecho y siendo obediente a
sus mandamientos.

Los versículos 32-33 nos presentan la súplica de Moisés a la nueva


generación de que consideren muy seriamente lo que Dios espera de ellos, ya
que está en juego la prosperidad y la vida en la Tierra Prometida.

C. DEVOCIÓN EXCLUSIVA DEMANDA DIOS (Dt. 6:1-25).

Vss. 1-3. Moisés fue puesto como mediador entre Dios e Israel con la
responsabilidad de enseñarles los mandamientos. Dios tenía interés en que las
siguientes generaciones sean sensibles a las condiciones que aseguran larga vida
y prosperidad.

Vss. 4-9. Las palabras de Moisés en 6:4-9, 11:13-21 y Números 15:37-41


constituyen el Shema, la gran confesión del judaísmo. Los judíos piadosos lo
recitan dos veces cada día en su liturgia. Expresa desde su inicio el
reconocimiento de que Dios es “el único Dios”. Lo primero y más esencial para
el israelita era una entrega sin reservas y fe de todo corazón, expresada en amor
hacia Dios.

¿Tendremos el mismo orden de prioridades nosotros actualmente? Les estaba


totalmente prohibido el considerar a otros dioses y si lo hacían, Dios se
enfurecería contra ellos (6:4-15).

Vss. 16-19. Esta devoción exclusiva e incondicional les aseguraba ocupar con
éxito la tierra. No debían poner a prueba o tentar a Dios dudando de Su
presencia en medio de ellos (Éxodo 17:7).

Vss. 20-25. En el futuro surgirían preguntas. En respuestas a esas dudas de


las próximas generaciones respecto a esos mandamientos, la respuesta sencilla
sería que Dios les había redimido de la esclavitud en Egipto por medio de Su
poder milagroso.
II. CONCLUSIÓN

Dios espera que la observancia de sus mandamientos llame la atención de


nuestros descendientes. Que esa consagración les sea manifestada no por la
práctica de ritos (como se torna a veces) de leer la Biblia, la oración, el asistir a
la iglesia, e el diezmar, sino por una entrega a Dios de todo corazón. Nuestra
entrega a Dios se ha de reflejar en cada uno de nuestros actos, y además, que sea
transmitida de uno en uno por todas las generaciones.

Y es que aunque los hábitos mencionados anteriormente son dignos de


encomio, pero es importante que la persona que diga que es cristiana sea
conocida por su entrega a Dios sin ningún tipo de reserva. No tiene que
identificarse por observaciones legales de ciertas prácticas religiosas en su vida,
ya que ningún precepto vale nada, sino es observado y reforzado con la práctica
y el ejemplo en la vida diaria.

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LECCIÓN No. 6 (regresar al índice)

PUEBLO ESCOGIDO

PARA ESTUDIO: Deuteronomio 7 y 8.


LECTURA DEVOCIONAL: Salmo 144.
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: I Pedro 2:9.

PROPÓSITO

Enumerar algunas características que nos identifican como pueblo escogido de Dios.

INTRODUCCIÓN

Los israelitas eran el pueblo escogido, especial y santo de Dios, porque Él


había depositado en ellos, aunque no lo merecían, su amor. Dios cumplió la
promesa que hizo a los patriarcas libertándoles de Egipto; y de la misma manera
iba a seguir mostrándoles esa bondad, siempre y cuando ellos respondieran
amándole (Deuteronomio 7:6-11). Él pedía un amor práctico, que conlleva a
cumplir sus mandatos (7:1-5). Como resultado de ese amor continuo, iban a ser
prosperados, protegidos de las enfermedades y serían distinguidos entre todas las
demás naciones (7:12-15). La idolatría debía ser erradicada para que no cayeran
en la tentación de tomar para sí “cosas abominables” (7:16-26).

El cristiano no ha recibido el mandato divino que los israelitas recibieron de


Dios al entrar a Canaán de destruir la idolatría; sin embargo, debemos considerar
nuestra participación en la cultura contemporánea y nuestras asociaciones, dado
que puede afectar esa exclusiva devoción que Dios demanda (Romanos 12:1-2;
II Corintios 6:14-7:1). El pueblo de Dios debe ejercer una influencia positiva a
favor de Dios antes de verse envuelto en el mundo sin Dios, pues es pueblo
escogido es diferente.
A. ERES PUEBLO SANTO (Dt. 7:6-8)
Pueblo apartado para el servicio de Dios y escogido para llevar a cabo los
propósitos importantes de Dios.

1. ESCOGIDOS

1. No por fuerza numérica (hasta la muerte de José eran solamente un


puñado de personas). El Señor no depende de ejércitos ni de fuerza
humana alguna (Zacarías 4:6).
2. Ni por méritos extraordinarios. Porque siempre habían seguido una
conducta indigna y desagradable al Señor.
3. Sino por el pacto hecho con sus antepasados (Deuteronomio 8:18).

2. ESCOGIDOS POR DIOS (Dt. 7:6-8)

4. Para ser santos (vs. 6a).


5. Para ser suyos (vs. 6b).
6. Para ser humildes (vs. 7).
7. Para ser herederos (vs. 8).

Estas son las dimensiones de nuestro privilegio; no hicimos mérito alguno


para merecerlo. Sin embargo, al igual que Pablo (I Timoteo 1:12) nos tuvo por
fieles, habiéndonos escogidos para ser santos, suyos, humildes y herederos. Nos
llamó con el propósito de “anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las
tinieblas a su luz admirable” (I Pedro 2:9b).

3. TE AMARÁ, TE BENDECIRÁ, TE MULTIPLICARÁ (7:13)

En el pacto que hizo Dios con Israel, prometió concederles una gran variedad
de bendiciones, mientras ellos permanecieran fieles. Por consiguiente, aquel
pueblo era realmente feliz como nación. La promesa sería cumplida, sólo si
ellos permanecían obedeciendo a su Dios.

Tenían la promesa de una nueva tierra y de un nuevo ambiente: 1. Fructíferos


en hijos. 2. Fructíferos en ganado. 3. Suficientes frutos de la tierra.
Actualmente, ya quisiéramos estar gozando de ese nuevo ambiente y de esa
nueva tierra. Hoy rodeados de guerra, enfermedades, carestía, temor, etc., al
igual que toda la creación, gemimos esperando la redención de nuestro cuerpo
(Romanos 8:22-23).

B. QUITARÁ DE TI TODA ENFERMEDAD (7:15)


Egipto era conocido por sus condiciones insalubres. Se le describe como
“padre de las peores enfermedades”. Siempre ha sido terriblemente azotado por
enfermedades. Informes de escritores modernos dicen que a pesar de tener una
temperatura uniforme y serena, ese país padece algunas dolencias muy malignas,
como: Oftalmias, disenterías, viruelas y diversas plagas. Podemos ver que al
igual que en el antaño, Egipto sigue siéndonos manifiesto como el sitio que
debemos evitar, y en ningún momento visitar por ninguna cosa (Isaías 31:1).
El Salmo 91:9-10, dice “porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al
Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada”.
Como consecuencia de haber sido escogidos, viene el disfrute de ser fructíferos,
santos y victoriosos.

C. CONSUMIRÁS A TODOS (7:16)


Del versículo 16 al 26, trata del poder de Dios dando victoria a su pueblo. El
mismo Dios que arrancó de las garras de Faraón, arrebatará a Canaán de las
manos de quienes la han contaminado.

La victoria de Dios se promete muy poderosamente, pero también


estratégicamente.

a. Las avispas les ayudarían (vs. 20). Algunos creen que estas
avispas se refieren a las invasiones egipcias debilitando la
resistencia de los cananeos. Sea lo que fuere, se ve manifestado
el poder de Dios.
b. Las fieras serán limitadas (vs. 22).

D. ACUÉRDATE (8:18)
Alguien dijo que recordar es volver a vivir. Sin embargo, hay cosas que
debemos olvidar. El apóstol Pablo dijo: “Olvidando ciertamente lo que queda
atrás” (Filipenses 3:13). Ahora bien, ¿cuáles serán esas cosas que el apóstol dice
que se debe olvidar? ¿Olvidará acaso el trato de Dios para con su alma?
Imposible. Tenemos la más clara evidencia que el apóstol Pablo siempre
testificó de lo que Dios hizo por él. ¿A qué se refiere entonces? Sin duda se
refiere a todas aquellas cosas que no tenían relación con Cristo, las cuales
también debemos olvidar nosotros. Muchas veces se escuchan testimonios que
dan pena y vergüenza; más bien deberían ser olvidados; incluso, parece que
quien los cuenta, todavía disfruta y se siente orgulloso por las cosas malas que
antes hizo.

Sin embargo, hay cosas que sí, definitivamente, debemos recordar,


especialmente la obra de Dios en nuestra vida. Eso, por supuesto, no lo
debemos olvidar por ningún motivo. Tampoco debemos olvidar lo siguiente:

1. Que somos pueblo santo. No sólo una idea mental, sino un actuar
como tales.
2. Que somos real sacerdocio. Y por lo tanto, debemos ejercer ese
oficio de interceder por otros.
3. Que somos linaje escogido. Debemos hacer manifiesto esa
relación de selección hecha por Dios.
4. Somos pueblo adquirido por Dios. Debemos valorar el precio
que Cristo pagó por nosotros.

La expresión “acuérdate” es una palabra clave utilizada por Moisés cuando se


dirige a los israelitas. En este capítulo se utiliza en dos ocasiones (Dt. 8:2 y 18).
Notemos el uso de esa advertencia:
1. “Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu
Dios te sacó” (Dt. 5:15).
2. “Acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu Dios con Faraón y con
todo Egipto” (7:18).
3. “Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu
Dios en el desierto” (Dt. 9:7).
4. “Acuérdate de lo que hizo Jehová tu Dios a María en el camino,
después que saliste de Egipto” (Dt. 24:9).
5. “Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando
salías de Egipto” (Dt. 25:17).

Esta palabra se encuentra relacionada con el aviso de “no olvidarse” que en


este capítulo es utilizada tres veces (8:11, 14, 19). Se repite a lo largo de
Deuteronomio (4:9, 23, 31; 6:12; 9:7; 24:19; 25:19; 26:13).

La provisión diaria del maná llegó a convertirse en un hecho corriente. La


resistencia de sus ropas al no desgastarse, vino a ser algo que no revestía
importancia (8:4-5). Los israelitas no debían olvidar que ésta era una provisión
sobrenatural.

Actualmente, la manifestación diaria del sustento, al parecer, ya perdió


significado para muchos. El dar gracias a Dios por los alimentos no es muy
habitual en algunos hogares, y mucho menos en lugares públicos. Es tan natural
que parece limitarse a un abrir el refrigerador a un acudir al mercado, o extraer
el dinero del monedero. No nos asombramos, y muchos meno pensamos que
nada nos hizo falta esta semana que pasó. Todo es normal, que hasta parece que
Dios no existe. Por ese motivo esta palabra: “ACUÉRDATE” debe ser clave
para nosotros los cristianos.

Los israelitas tampoco debían olvidar las experiencias humillantes que


pasaron y que llegaron a constituirse en la disciplina de Dios. Es bueno recordar
que en cada situación se les presentó una vía de escape, lo cual sin la ayuda de
Jehová hubiera sido imposible. 1. Fueron esclavos en Egipto. De allí fueron
liberados con poder. 2. Padecieron hambre; Dios les dio de comer. 3.
Sufrieron sed; el Señor les proveyó agua de la roca.

La historia nos ofrece lecciones importantes. Recordémoslas y apliquémonos


más. En tiempos de riqueza y de bienestar, los seres humanos tendemos a
confiar en nosotros mismos. Tendemos a volvernos independientes, y muchos
hasta se vuelven arrogantes. Esta actitud la vemos expresada en Dt. 8:17, lo cual
implica olvidar a Dios.

CONCLUSIÓN
A cada persona Dios le otorga la habilidad para prosperar, ya sea un israelita
de los tiempos del Antiguo Testamento, o un cristiano del Nuevo Testamento.
Ninguno debe olvidar que es Dios el que provee la capacidad para prosperar.
Jesús nos enseñó una hermosa actitud de dependencia diaria, cuando nos
instruyó para que oráramos diciendo: “Danos hoy nuestro pan cotidiano”. Como
cristianos no podemos darnos el lujo de olvidar a Dios, de la misma forma que
tampoco podía hacerlo el israelita en la vida diaria. Esta actitud viene a
identificarnos que pueblo suyo somos y ovejas de su parado.
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LECCIÓN No. 7 (regresar al índice)

REBELDÍA Y AMOR, PERDÓN Y DEMANDAS

PARA ESTUDIO: Capítulo 9 – 11.


LECTURA DEVOCIONAL: Hechos 17:26-31.
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Hechos 17:30.

PROPÓSITO

Considerar el amor de Dios en contraste con la rebeldía humana.

INTRODUCCIÓN

En esta parte de su discurso Moisés se ocupa especialmente en advertir a sus


compatriotas del peligro de pensar que por sus propias fuerzas, justicia o por
derecho obtendrían los triunfos. Cualquier éxito vendría por la acción de Dios, a
causa de la impiedad de los pueblos que iban a exterminar o someter.

En el versículo 3, la expresión “hoy” es elocuente. Recordemos que los


israelitas habían llegado a los confines de la Tierra Prometida, donde un día
fueron humillados por desobedecer a su Dios. Pero “hoy” tienen seguridad de
entrar en ella con la ayuda de Dios. No existía obstáculo que pueda detener el
despliegue de las fuerzas israelitas. ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de
Anac? (vs. 2). Respuesta: “Tú los echarás y los destruirás” (vs. 3b).

Se hace, entonces, meritoria la advertencia sobre el peligro que se corre hoy.


Se retoma la actitud rebelde y orgullosa del pasado, ya que están en el mismo
punto donde fracasaron en el pasado, y no pudieron entrar a la Tierra
Prometida. Es muy importante que pongamos atención a las lecciones de la
historia y no volver a caer en los mismos errores.

A. REBELDÍA Y AMOR (Deuteronomio 9 – 10:1-11)


“Rebelde habéis sido a Jehová desde el día que yo os conozco” (9:24).

Por toda respuesta de justificación propia, obtienen esta tremenda aseveración


que va acompañada de ejemplos claros de la terrible rebeldía contra lo que Dios
quiere y demanda. Este es un problema que nos afecta a nosotros hoy en día.
Nos afecta no sólo como sociedad, sino también como pueblo del Señor.

Veamos algunos características negativas que se les atribuye a los israelitas:

a. “Duro de cerviz” (9:6,13).


b. Olvidadizo (9:7).
c. Provocador (9:8).
d. Corrupto (9:12).
e. Idólatra (9:12)
f. Rebelde (9:7,23,24).

El mensaje presenta una mayor reflexión sobre la apostasía terrible cuando


adoraron el becerro de oro en el mismo momento del establecimiento del pacto.
Aunque la reflexión al respecto está llegando 40 años después del incidente,
cobra importancia dado al momento histórico que a cada ciudadano le tocaba
vivir.

El dolor que esta actitud apóstata y rebelde causó a Dios se refleja en las
siguientes expresiones: “He observado a ese pueblo” (7:13). “Tu pueblo que
(tú) sacaste” (Éxodo 32:7).

También se refleja en la súplica que Jehová hace a Moisés (por las


expresiones anteriores), que le deje tratar como se debe a Israel, ya que por su
rebeldía no es pueblo suyo. “Déjame que los destruya”. “Te daré una nación
mejor” (Deuteronomio 9:14).

El regateo que Moisés inicia refleja el amor que le tenía a su pueblo. Dios
dice: “He observado a ese tú pueblo que sacaste”. Pero Moisés responde: “No
se encienda tu furor contra tu pueblo que tú sacaste” (Éxodo 32:11). “No
destruyas a tu pueblo, tu heredad, que (tú) has redimido con tu grandeza, que
(tú) sacaste de Egipto con mano poderosa” (Deuteronomio 9:26).

En otras palabras, Moisés le dice: “No lo deseches, es tu pueblo, te pertenece,


tú lo sacaste de Egipto.

Sinceramente, la oración de Moisés debería conmovernos y llevarnos al altar


e interceder por aquellos que se han ido tras los deleites y concupiscencias.
Deberíamos pedirle a Dios el oportuno socorro para sus almas. Por supuesto
que esto no debe ser un simple reclinar de cabeza, sino en una actitud de
perseverancia y con el propósito con que lo hizo Moisés. Él dice: “Me postré” y
“estuve postrado” (9:25).

Jesús oró al Padre por nosotros. Rogó por nuestra seguridad y firmeza (Juan
17):

g. “No los quites del mundo”.


h. “Guárdalos del mal”.
i. “Santifícalos en tu verdad”.

Pero las peticiones de los que se encuentran alejados de Dios también debieran
alentarnos en nuestra intercesión. Esto, por lo menos, nos da la oportunidad
para exhortarles a buscar a Dios. Algunas expresiones de los caídos son: “oren
por mí”, “les ruego sus oraciones”, “vine a pedir oración”. Cabe mencionar que
la letra de este bello himno, también son expresiones de petición: “Orad por mí
los que me amáis, la vida es dura para mí, será más suave si me dais, la vieja fe
que yo perdí; al cielo orad en mi favor, que pueda yo vencer el mal, y ser en
Dios un triunfador y de su luz ser un fanal”.

Moisés acusó a los israelitas diciéndoles: “Rebeldes habéis sido a Jehová


desde el día en que yo os conozco” (Dt. 9:24). Moisés hizo su súplica
intercesora a Dios, basándose en el hecho de que Israel, habiendo sido redimido
de Egipto, era la herencia de Dios y en el hecho de que eran descendientes de los
patriarcas (Dt. 9:26-27). Afortunadamente, Dios escuchó la intercesión de
Moisés y trató con misericordia a los israelitas que habían roto el pacto.

1. Las tablas fueron reemplazadas y colocadas en el arca (Dt. 10:1-5).


2. Se aseguró el cuidado del arca nombrando a la tribu de Leví para
tal efecto (Dt. 10:8-9).
3. Gracias a la intercesión de Moisés, y no por causa de su justicia,
los israelitas se encontraban acampados a la orilla del Jordán,
dispuestos a entrar en la tierra de la promesa (Dt. 10:10-11).

B. PERDÓN Y DEMANDAS (10:12 – 11:1-32)

En Éxodo 32:19, vemos que Moisés rompió las dos tablas que contenían las
dos copias del pacto. Cada una grabada en el adverso y reverso. Con esto “no
muestra exasperación, sino una interpretación simbólica del rompimiento del
pacto entre soberano y vasallos” (Kline). Sin embargo, luego, Moisés va e
intercede delante del Dios que perdona, pero que también demanda obediencia.

i. ¿Qué espera Dios de su pueblo?

1. Dios espera reverencia.


2. Espera amor.
3. Obediencia total (Dt. 6:5, 13, 24).

ii. Moisés da a los israelitas dos mandatos concretos en el momento en que


estaban a punto de entrar a la Tierra Prometida:

4. “Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón” (Dt. 10:6).


5. “Amaréis, pues, al extranjero” (Dt. 10:19).

No se refiere Moisés a la señal del pacto Abrahámico de la


circuncisión física (Génesis 17), ya que esto ni siquiera se había
observado durante el período en que anduvieron por el desierto; se
instituyó de nuevo hasta que entraron a Canaán (Josué 5:2-29). La
exhortación de Moisés tenía que ver con la relación espiritual con Dios
(Levítico 26:40-41; Jeremías 4:4; 9:25; Romanos 2:29). Les fue dicho
que debían amar a Dios “con todo el corazón”. Todo lo que interfiriera
debía ser quitado. (El texto bíblico dice: “Circuncidado”).
El amor hacia el extranjero o al prójimo es primordial sobre el resto de
las obligaciones que el hombre tiene en la vida (Lev. 19:9-18). Las
obligaciones sociales o humanitarias parten de la relación del hombre
con Dios. Ellos debían amar a los demás, en virtud que Dios les amó a
ellos primero.
iii. Moisés expone ante ellos brevemente los hechos que también conocían
(Cap. 11).

6. Castigo o disciplina (11:2).


7. La manera poderosa en que los libró (11:2-4).
8. El poder sustentador (11:5).
9. El juicio (11:6).

iv. Se establecen las promesas para el futuro, pero si aman a Dios y le obedecen.

10. Poseerán la tierra (11:8).


11. Vivirán por largo tiempo en Canaán (11:9; 18 – 21).
12. Dios se ocupará de la tierra, haciendo que llueva (11:10-17).
13. Dios echará a los habitantes de Canaán (11:22-25).
14. Si escuchan y obedecen, tendrán bendición; si desobedecen les
vendrá maldición (11:26-32).

CONCLUSIÓN
El hombre se ha rebelado contra Dios. Cada cual se apartó por su camino,
pero el Señor en su infinita misericordia ha provisto salvación porque nos ama:
Ese amor se ha traducido en el perdón de nuestros pecados y en una disposición
del hombre de cumplir las demandas de Dios.

Jesús mostró como el más grande mandamiento el amor a Dios, el segundo


amar al prójimo. Estos dos mandamientos no sólo son la base y esencia de toda
la revelación del Antiguo Testamento, sino que proveen la base para la vida
eterna (Mateo 22:37-39; Marcos 12:29, 31; Lucas 10:27).

Jesucristo es la revelación suprema de Dios. El que quiera responder al amor


de Dios, debe amar y creer por la fe en Jesús. Él mismo dijo que quien ponga su
fe en el unigénito Hijo de Dios, no vendrá a juicio, ni caerá bajo la ira de Dios;
pero el que no cree en Jesucristo ya está condenado (Juan 3:18). De manera que
la respuesta debe ser clara; pues las opciones son dos: vida eterna en Cristo, o
caer bajo la ira de Dios.

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LECCIÓN No. 8 (regresar al índice)

INSTRUCCIONES PARA LA VIDA PRÁCTICA


(ADORACIÓN)

PARA ESTUDIO: Deuteronomio 12 – 16:17.


LECTURA DEVOCIONAL: Juan 4:19-24.
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Juan 4:24.

PROPÓSITO

Reconocer que Dios demanda lealtad en todas las áreas de nuestra vida.
INTRODUCCIÓN

Cuando los israelitas han cruzado el Río Jordán para ocupar la tierra de
Canaán, se ven en la necesidad de hacer varios cambios y ajustes. Podríamos
aseverar que hasta cierto punto, cuando las tribus acamparon bajo la dirección de
Moisés, situándose alrededor del tabernáculo, hicieron “lo que bien les pareció”
(12:8).

En este momento que los israelitas esperan vivir en condiciones de estabilidad


en Canaán, Moisés les instruye respecto a la adoración de Dios y la vida diaria
adaptada a las nuevas condiciones.

A. SANTIDAD EN LA ADORACIÓN

1. Era preciso derribar los templos de los ídolos (12:1-3) que se identifican
en el término hebreo “megómot” que significa “lugares altos”.

Eran los lugares de culto favoritos entre los cananeos, eran los lugares altos.
Probablemente eran elegidos por que al estar más elevados se les creía más
accesibles a los dioses celestiales. El árbol, que además de proporcionar
sombra, era considerado sagrado. Posteriormente, estos sitios fueron una trampa
para los israelitas, pues llegaron a constituirse en lugares de adoración. Así, en
tiempos posteriores los israelitas cayeron en idolatría. Tales prácticas fueron
condenadas vigorosamente por los profetas (Jeremías 2:20; Ezequiel 18:6; Oseas
4:13).

2. No haréis así a Jehová vuestro Dios (12:4)

A los israelitas se les prohibió hacer cualquier ídolo así como lo hacían los
paganos. Tenían que destruir los ídolos paganos. Pero por otro lado estaban
obligados a obedecer y honrar al Señor todopoderoso.

De ningún modo tenían que tolerar los ritos y ceremonias paganas. Las
religiones paganas debían desaparecer. En el altiplano de nuestro país esta
práctica se ha generalizado. La gente tiene prácticas que es una mezcla de
sacrificios de animales con matiz cristiano, que solamente representa un culto
satánico, oscuro y sucio que Dios odia. Esto es sólo para poner un ejemplo
clásico que está sucediendo en nuestro medio.

Tenemos que examinar nuestro corazón, porque podría ser que existan
vestigios de templetes paganos y lugares altos, así como una falsa adoración que
amerita ser erradicada por el fuego purificador del Espíritu Santo.

3. Según nos dice la Biblia, los israelitas debían adorar “en el lugar que
Jehová vuestro Dios escogiere” (Dt. 12:5, 10, 18, 21).

Al establecerse en Canaán, fueron varios los lugares que se convirtieron en


centros de adoración. Por eso Moisés les instruyó para que erigieran un altar y
leyeran la ley en el Monte Ebal (Deuteronomio 27:1-8; Josué 8:30-35). Entre el
Monte Ebal y el Monte Gerizin se encontraban Siquem que continuó siendo
santuario; Silo, donde se levantó el tabernáculo en tiempos de Josué (Josué 18:1)
continuó siendo lugar central de adoración el período de los Jueces (Jueces
21:19; I Samuel 1:3; 2:14; 3:21; Salmo 78:60; Jeremías 7:12).

4. No debían escoger altares al azar (12:13-18).

Esta prohibición fue muy oportuna porque existía la posibilidad que se


sintieran tentados a utilizar los altares de los cananeos.

5. Los que servían debían recibir la atención apropiada, pues ellos vivían de
los diezmos y los tributos (12:17-19).

6. Advertencia contra la idolatría (Dt. 12:9-32)

Debían adoptar medidas severas contra cualquier idólatra o algún israelita que
intentara promover la idolatría (Dt. 13:1-18). Se muestran algunos casos de
quienes estuvieron a favor de la adoración a otros dioses: Los falsos maestros,
los miembros de una familia y los residentes de la ciudad.

a. La fe de Israel y el amor hacia Dios fue puesto a prueba por la


aparición de falsos profetas (13:1-18). Aunque su predicación
tuviera cumplimiento, pero si este mensaje incitaba a la adoración
a ídolos, tal profeta debía recibir la pena de muerte que establecía
la ley mosaica (13:5).
b. Dentro de la unidad familiar también debía aplicarse la pena, que
indicaba ser lapidado (13:6-11). Si algún hermano, hermana, hijo
o hija, padre o madre incitaba a otro miembro del hogar a ir en
pos de los ídolos, debía ser denunciado. En la ejecución del
castigo, el testigo que presentaba la acusación debía arrojar la
primera piedra. El amor de la familia o parientes no debía ser
mayor que la devoción que se le debía tener a Dios.
c. Las ciudades también debían tratar severamente a los individuos
de baja moral “hijos de Belial”. Por el contrario, quedaba
expuesta a la destrucción (Dt. 13:12-18). Es imperioso detener el
avance de una religión que satisface a la naturaleza más baja.

Hoy en día muchos que se jactan de ser “progresistas”, abogan


desvergonzadamente por prácticas degeneradas que pertenecen a los tiempos
más oscuros de la humanidad” (BEACON).

De no ser por la misericordia de Dios y la obra de Cristo en la cruz, muchas


de nuestras ciudades estarían destruidas por dichas prácticas que son
abominación a Jehová.

7. Las normas de higiene eran importantes si tenían que vivir como pueblo
santo de Dios (14:1-21).

Les estaba prohibido mutilarse a sí mismos como era práctica común de los
herejes en sus ritos de duelo, degradando la imagen de Dios (Levítico 19:28;
21:5; I Corintios 3:17). El Nuevo Testamento, paralelamente, nos presenta
nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo (Romanos 12:1-2; I Corintios
6:9-20).

Las normas ceremoniales y dietéticas transmiten ideas significativas respecto


a la higiene. Los animales que se mencionan eran propios de la región del
desierto por donde pasó Israel según se ve en Levítico 11:2-23. La salud podía
correr peligro si comían cerdo que hasta en la actualidad sabemos que contiene
parásitos peligrosos. También los crustáceos o mariscos que muy
frecuentemente se alimentan de basura podrida, pájaros que se alimentan de
carroña o animales de muerte natural, por el peligro de las toxinas, no se debía
comer (Levítico 17:15).

“Las instrucciones y descripciones que aparecen aquí, así como el Levítico


11, no deben ser consideradas como estrictamente científicas, pues eran
prácticas a la luz de la cultura y de la religión contemporáneas. Lo básico del
modelo total de vida descansaba sobre el hecho de que ellos eran pueblo santo
de Dios (14:1-2, 21) (Schultz).

B. COMPARTIENDO LAS BENDICIONES (14:22 – 15)


1. Por medio de los diezmos (14:22-29)

Los israelitas debían diezmar cada año el producto del grano que rindieran los
campos; apartar la décima parte con un fin especial. También las primicias de
las manadas y de los ganados debían llevarse al santuario central para ser
comidas en una festividad religiosa delante de Jehová. Si el Santuario quedaba
muy retirado podían vender el producto del diezmo y primicias y comprar con
ese dinero lo que desearan para la fiesta del santuario. El séptimo año no habían
de dar diezmos, puesto que cada siete, la tierra tenía descanso (Levítico 25:1-7).

2. Por la exoneración de deudas (15:1-11)

Remisión (1, 2) tiene el significado de “cancelar una deuda” como en el caso


que se menciona acá, o dejar libre la tierra como se menciona en Éxodo 23:11.
El verse libre de las deudas cada siete años, era una forma práctica de demostrar
el amor por el prójimo y una forma de que los ciudadanos más prósperos
compartieran las bendiciones materiales con los pobres.

Unos pocos comentaristas opinan que el perdón era temporal, sólo permanecía
el trabajo de la tierra. La mayoría de eruditos están de acuerdo en que el perdón
significaba una liquidación literal y completa de la deuda, quedando el deudor
en libertad de saldar la cuenta si su situación mejoraba. Sin embargo, el
acreedor quedaba privado del derecho de cobro.

Esta figura nos hace pensar en la deuda que teníamos por pagar y en la
maravillosa provisión de Dios en Jesucristo, saldándola una vez y para siempre.

El propósito de esta práctica lo vemos claramente en el versículo 4 “para que


así no haya en medio de ti mendigo”.
Hay una amonestación para aquél que viendo que se acerca el año séptimo le
negaba a un pobre lo que le pidiere (Dt. 15: 9). Y agrega, “sin falta le darás, y
no serás de mezquino corazón cuando le dieres” (vs. 10).

3. Liberación de los esclavos (15:12-18)

La esclavitud era parte de la vida de la época. Moisés en su legislación


suavizó los rigores de esta práctica (esclavismo). El año sabático que se
aplicaba al punto anterior, no era al parecer el que se aplicaba acá, sino luego de
iniciar el servicio al séptimo quedaría en libertad el esclavo (vs. 12). No debía
despedirse con las manos vacías, sino proveerle de ovejas, del lagar y de la era
(vs. 14). El esclavo por su parte, podía voluntariamente dedicarse a una vida
entera de servicio a su amo. Esta entrega se verificaba agujereando la oreja del
esclavo con una lesna (Éxodo 21:5-6). A éstos se les conocía como “esclavos
por amor”. A esto, parece, que Pablo hacía referencia en Gálatas 6:17: “Porque
yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. Este “esclavo por amor” se
hace por tres razones:

1. Él lo determina voluntariamente con la expresión: “No te dejaré”.


2. Su motivo: “Te ama a ti y a tu casa”.
3. Su corazón: Porque le va bien contigo (vs. 16).

4. Las fiestas nacionales (Dt. 16:1-17)

Eran tres y debían celebrase en el santuario central cuando Israel estuviera


establecido en la tierra a las que se menciona en este capítulo. La lista completa
de las fiestas la encontramos en Levítico 23:1-44 y Números 28:16 - 29:40. Las
fiestas que acá se mencionan son:

4. La pascua y la fiesta de los panes sin levadura (Dt. 16:1-8). El


propósito era recordar a los israelitas la noche cuando Dios mató
a todos los primogénitos de Egipto y salvó a los de Israel
mediante la sangre de un cordero. El significado de ella para
nosotros los cristianos lo encontramos en I Corintios 5:6-8
(Leerlo).
5. La fiesta de las semanas (Dt. 16:9-12). Se celebraba 7 semanas
(50 días después que se celebraba la pascua). El significado de la
palabra Pentecostés significa cincuenta. El tiempo era al
principio de la cosecha de las mieses. El hecho de que el Espíritu
Santo se haya derramado cincuenta días después de la muerte de
Cristo, hizo que este día de la fiesta tuviera significado para los
cristianos (Hechos 2:14-18). Cristo es el cordero presentado en la
Pascua cincuenta días después de su muerte.
6. La fiesta de los tabernáculos (Dt. 16:13-15). Se celebraba el final
de la siega, por lo que también se le conoce como fiesta de las
cosechas. Era una ocasión para dar gracias y convivir ya que
participaba toda la comunidad. Llevaba el objetivo de recordar
su peregrinación en el desierto.

El modelo para estas fiestas se encuentra en los siguientes versículos:


7. Deberían recordar verdades fundamentales (Dt. 16:1, 3, 6, 12).
a. Saliste de noche en el mes de Abid (vs. 1).
b. “Aprisa saliste” (vs. 3).
c. “Por la tarde... a la hora que saliste” (vs. 6).
d. “Fuiste siervo en Egipto” (vs. 12).
8. Tenían que ser tiempos de gozo (Dt. 16:11,14).
a. “Te alegrarás” (vs. 11).
b. “Te alegrarás en tus fiestas” (vs. 14).
9. Oportunidades para contribuir con gratitud (Dt. 16:10, 17).
a. “Según te hubiere bendecido” (vs. 10).
b. “Conforme a la bendición” (vs. 17).

CONCLUSIÓN
La adoración no es cuestión de emociones sin sentido. Lleva un enfoque
racional. Se basa en hechos concretos. Es producto de la experiencia real con
Aquél que es nuestra vida, nuestro hacedor, nuestro maestro y libertador. No es
cuestión de no sé, pero siento, sino de no siento, pero sé quién es Dios. Es un
saber claro que Él es nuestro sustentador, quien levanta nuestra cabeza, quien
sostiene nuestro brazo, quien esfuerza nuestros pies, y que por eso le adoramos.
No es asunto de hablar, sino hacerlo en la realidad.

La adoración es práctica y se manifiesta en cumplir lo que el Señor nos


manda. Se refleja en un cambio radical de conducta. No es un costumbrismo
aprendido de orar, cantar y mover las manos. Es un cambio sustancial en
nuestra creencia de lo que es la adoración y la práctica.

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LECCIÓN No. 9 (regresar al índice)

INSTRUCCIONES PARA LA VIDA PRÁCTICA, RELACIONES HUMANAS

PARA ESTUDIO: Deuteronomio 16:18-21.


LECTURA DEVOCIONAL: Proverbios 3:1-10.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Romanos 12:18.

PROPÓSITO

Enumerar algunos elementos que nos ayudan en la práctica de nuestras relaciones


humanas.

INTRODUCCIÓN

La buena convivencia cristiana tiene sus fundamentos en la armonía que


guardemos con el Señor. Nuestras relaciones humanas están en proporción
directa a nuestra relación con Dios y sus estatutos.
A. AUTORIDAD DIVINA SOBRE LAS RELACIONES HUMANAS (16:18 –
17:13).
La autoridad divina sobre nuestras buenas relaciones humanas es
indispensable. En forma clara, lo podemos ver en nuestro pasaje devocional de
Proverbios 3:1-10:

1. DEMANDAS POSITIVAS

a. “Guarda mis mandamientos” (vs. 1).


b. “Fíate de Jehová de todo tu corazón” (vs. 5).
c. “Reconócelo en todos tus caminos” (vs. 6).
d. “Teme a Jehová y apártate del mal” (vs. 7).

2. DEMANDAS NEGATIVAS

e. “No te olvides de mi ley” (vs. 1).


f. “No se aparte de ti la misericordia y la verdad” (vs. 3).
g. “No te apoyes en tu propia prudencia” (vs. 5).
h. “No seas sabio en tu propia opinión” (vs. 7)

3. BENDICIONES O BENEFICIOS

i. Larga vida (vs. 2).


j. Credibilidad (vs. 4).
k. Seguridad (vs. 6).
l. Sanidad (vs. 8).
m. Estabilidad (vs. 10).

Si queremos vivir bien, debemos aceptar la autoridad divina como nuestro


guía.

Existen, en nuestra sociedad, diferentes normas que persiguen la convivencia


pacífica del hombre. El que las viola, acarrea sobre sí las consecuencias
respectivas. Están las normas sociales que nos impone la sociedad; las normas
morales que nos la imponemos nosotros mismos y las normas jurídicas que son
impuestas por el estado. El incumplimiento de las primeras tiene como sanción
la crítica, el de las segundas trae remordimiento; y la violación de la tercera trae
como consecuencia la privación de todos los derechos fundamentales.

La administración de la justicia en Canaán se adaptaba a las circunstancias


cambiantes que se daban. En un principio Moisés que era el mediador, servía de
juez cuando Israel acampaba junto al Monte Sinaí, y utilizaba ayudantes cuando
lo necesitaba (Éxodo 18:13-26). En cambio, para cuidar las relaciones humanas
se debían nombrar jueces y oficiales en las ciudades por todo el país, los cuales
procederían con justicia (Dt. 16:20).

Cualquier desviación de la adoración del verdadero Dios, debía tratarse con


severidad. Cada uno de los israelitas era responsable de desarraigar la idolatría
dondequiera que se encontrara (Dt. 17:8-13).

B. DIRIGENTES CIVILES Y RELIGIOSOS (Dt. 17:14 – 18:1-22).


1. EL REY (Dt. 17:14-20)
El gobernante terrenal, como rey de Israel, debía someterse, como persona y
como rey, a Dios y a la ley. Dios era la supremacía judicial. La ley que los
sacerdotes guardaban en el santuario era de tal importancia para el rey que
recibió orden de tener una copia escrita de ella para sí mismo. Por medio del
cumplimiento de esta ley tenía que ser un israelita escogido por Dios, y se le
advertía que no hiciera que su corte fuera como la de otras naciones vecinas.

2. SACERDOTES Y LEVITAS (Dt. 18:1-8)


Los sacerdotes y los levitas eran también de vital importancia en la vida de los
israelitas. Debían recibir su apoyo del pueblo al traer sus ofrendas, ya que no se
les había adjudicado territorio como había sucedido con otras tribus. Fueron
puestos para administrar el nombre de Jehová y ministrar en su nombre.

3. LOS PROFETAS (18:9-22)


En convivencia sana y pacífica con los demás. Entra también el propósito de
agradar a Dios. Ahora bien, cómo podemos saber que lo que estamos haciendo
no riñe con la voluntad de Dios, aunque agrade a los hombres.

El punto clave para Israel es que Jehová conduciría al pueblo mediante sus
siervos los profetas, de la misma manera que Moisés sirvió de intermediario en
Horeb. En el pueblo se había establecido la verdadera adoración y siervos
auténticos de Jehová que continuarían enseñando el camino correcto. Pero
también, adicional a la verdadera adoración y a los verdaderos siervos de
Jehová, también surgiría la adoración falsa y profetas falsos que enseñarían
cosas diferentes. La forma de identificarlos era sencilla: Si no se cumplía lo que
dijeran, y acontecía, tal profeta era falso (vs. 22).

C. RECURSOS PARA EL CULPABLE (Dt. 19 – 20)


1. En virtud de que los israelitas esperaban establecerse en Canaán, era necesario
realizar más ajustes en cuanto a la administración de la justicia. A fin de evitar
la violación de la justicia se designaron lugares de refugio, donde se pudiera
asilar el que hubiera matado a alguien por accidente. Tendría que permanecer
allí, mientras se investigaba su caso (19:1-13). En un principio, el altar era uno
de esos refugios (Éxodo 21:12-14), pero como las circunstancias cambiarían en
Canaán, y era muy probable que para el lugar que ocupaba el centro de cultos
habría miles de kilómetros. Por eso había necesidad de hacer provincias más
amplias. Se ordenaron tres ciudades, con la posibilidad de añadir 3 más. Sin
embargo, para el asesino voluntario no había provisión en ellas, sino que los
ancianos de la ciudad debían administrar la justicia, entregando al criminal para
ser ejecutado.

2. Con respecto a la propiedad privada tenía vital importancia el hecho que era
una sociedad que su bienestar se cimentaba en la posesión de la tierra. Habría
una protección especial para el pobre (Dt. 19:14): “No reducirás los límites de la
propiedad de tu prójimo”.

3. El acusado tenía derecho a un juicio justo y legal (19:15-21). En el cap. 17:6,


ya había sido establecida una regla para el testimonio. Se necesitaban dos
testigos para ejecutar a un culpable. Aquí se agrega una cláusula más que la
cautela del juez (vs. 18): “Inquirirán bien”. Esto en caso de que hubiera malicia
en la presentación del testimonio. Si resultaba falso el testimonio se aplicaría la
regla de oro (vs. 19).

4. Deuteronomio 20. La guerra. La justicia de Dios que era características en


los asuntos internos de Israel, también debía ser aplicada en su relación con las
demás naciones, aun cuando fueran enemigas. No sólo la adoración, sino
también la guerra debía ser santa. Esto nos suena extraño. Sin embargo, la
historia de Israel se encuentra saturada por la presentación de la guerra como
una institución sagrada.

1. Su Dios era un Dios de guerra (Éxodo 15:3).


2. Él salía a la guerra con ellos (Dt. 20:4).
3. No debían confiar en las armas sino en Dios (Oseas 1:7).
4. Cuando salían a la guerra lo hacían con su bendición (I Samuel
7:8-11).
5. Lo que ganaban en el combate le pertenecía a Él (Josué 6:17-19).

El recurso de Dios en la guerra consistía en que se había instruido a los


soldados para que cuando se acercaran a las ciudades distantes, donde se
encontraban sus enemigos, ofrecieran la paz a sus habitantes. Si éstos se
resistían, entonces había que declararles la guerra. Sin embargo, la guerra
quedaba como ultimo recurso.

El propósito de la guerra era evitar que los israelitas se dejaran engañar por
las costumbres pecaminosas de las naciones paganas (Dt. 7:22-26). La orden
extrema de exterminarlos completamente, era una medida de prevención, tal
como vemos en Dt. 20:20. Compárese con Apocalipsis 21:27.

Los principios humanitarios que se aplicaban en la guerra bajo la ley mosaica


contrastaban con las brutalidades de otras naciones, especialmente la de los
asirios en los períodos posteriores.

D. RESPONSABILIDAD EN EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY (Cap. 21).


1. Vss. 1-9. Cuando había un asesinato, pero el hechor se desconocía, la
responsabilidad judicial quedaba a cargo los sacerdotes. Tenían que quitar la
culpa del pueblo de Dios.

2. Vss. 10-14. Acerca de las cautivas (No cautivas cananeas, sino de países
lejanos.

1. No debían casarse con ellas inmediatamente, sino hasta que


hubieran dejado a un lado el paganismo.
2. Debían concederles un mes para llevar su duelo.
3. En caso de que las repudiaran, no podían volverlas a esclavizar.

3. Vss. 15-17. Injusticia con los herederos. La poligamia que aquí se tolera,
como el divorcio que se mencionó en los versículos anteriores, sigue siendo
producto de contiendas. Lo que nos interesa acá es la legislación que se hace
para proteger al hijo que al ser aborrecida su madre, podrían ser transferidos sus
derechos de primogénitos. El hijo primogénito, aunque sea la de la aborrecida
tenía que recibir herencia al doble.

4. Vs. 18-21. Hijos depravados. La autoridad paterna queda limitada y se


confiere toda autoridad y decisión a los ancianos de la ciudad. El castigo para
los hijos depravados era la pena de muerte por lapidación.

5. Vss. 22-23. La horca no era un medio de ejecución, sino una señal de


desgracia. Era una declaración pública de que el criminal había quebrantado la
ley y era por lo tanto, maldito de Dios.

“La justicia y la equidad parten de Dios y el cuerpo del delincuente era una
proclamación pública de que la justicia había quedado satisfecha y de que la
maldición de Dios se había patentizado en su muerte. Por esto el cuerpo del
delincuente, que llevaba la maldición de Dios, tenía que ser enterrado antes de
que se pusiese el sol para evitar mancillar la tierra de Israel (21:22, 23). Pablo
refleja el contenido de esta maldición al hacer referencia a la muerte de Cristo
(Gálatas 3:13). Estos versículos constituyen el fondo del traslado del cuerpo de
Cristo de la cruz antes de que se pusiese el sol (Juan 19:31)” (Schultz).

CONCLUSIÓN
Compare Dt. 21:18-21 con Lucas 15:11-32, y no dejará de notar gran
contraste entre la solemne y polémica acción de la ley y del gobierno en el caso
del hijo rebelde, con la hermosa y conocida parábola del hijo pródigo. Es
maravilloso pensar que el mismo Dios habla en Dt. 21, lo hace en Lucas 15,
pero la acción y el estilo son diferentes. Veamos por qué:

a. Bajo la ley: Lo toma, lo saca y es lapidado.


b. Bajo la gracia: Va al encuentro, se echa sobre su cuello, lo besa,
le viste, coloca un anillo en su mano y zapatos en sus pies.

En Dt. 21, vemos la mano de Dios ejecutando el juicio.

En Lucas 15, vemos el corazón de Dios derramándose en misericordia.

El último versículo de Dt. 21 nos lleva a reflexionar sobre la acción de Cristo


al liberarnos de la ley. Gálatas 3:13 dice. “Cristo nos redimió de la maldición de
la ley, hecho por nosotros maldición; porque escrito está: Maldito cualquiera que
es colgado en madero”.

La relación entre el hombre y el hombre, y el hombre con Dios ha cambiado


en virtud de la obra de Cristo en la cruz del Calvario.

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LECCIÓN No. 10 (regresar al índice)

INSTRUCCIONES PARA LA VIDA PRÁCTICA:


RELACIONES DOMÉSTICAS Y SOCIALES
PARA ESTUDIO: Capítulos 22 – 26.
LECTURA DEVOCIONAL: Romanos 12:14-20.
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Romanos 12:21.

PROPÓSITO

Considerar algunos elementos que nos ayudan en nuestras relaciones domésticas y


sociales.

INTRODUCCIÓN

El amor hacía Dios era de primera importancia para los israelitas. Debía
traducirse en una expresión práctica hacia sus semejantes. En los capítulos que
nos ocupan encontramos algunas de las maneras en las cuales este amor era
evidente hacia los semejantes en la vida diaria, incluyendo normas para la
familia y el hogar, además, para el cuidado de los animales y los campos.

Moisés cuando traslada estas instrucciones les recuerda a los israelitas que la
prosperidad, la justicia y las bendiciones son para quienes ponen por obra sus
mandatos y manifiestan el respeto debido hacia sus semejantes. No así para
quienes se ponían en contra de Dios y de su pueblo. Éste acarreaba sobre sí el
juicio de Dios.

A. VIDA FAMILIAR (22:13-30; 24:1-5; 25:5-12).


1. Dt. 24:5. El disfrute y la cimentación del hogar recibían una atención
especial. El servicio militar quedaba en suspenso por año para el recién casado.
Dice: “Para alegrar a la mujer que tomó”. En el capítulo 20:5-8 pueden verse
otras consideraciones que favorecían a la vida familiar.

2. Dt. 22:13-21. Respecto a los esposos. Si luego de haberse casado, el hombre


acusaba a la mujer de no ser virgen, estas acusaciones debían ser oídas por los
ancianos de la ciudad. Si se declaraba sin lugar la acusación, se imponía una
multa, la cual debía ser entregada al suegro. Si resultaba cierta, la esposa debía
ser apedreada para purgar el mal de la comunidad.

3. Dt. 22:22. Si un hombre cohabitaba con una mujer casada, ambos debían ser
ejecutados por lapidación. Si una muchacha prometida en matrimonio era
deshonrada, el culpable debía ser apedreado. La muchacha era castigada
solamente que el ataque ocurría en la ciudad, y ella no pedía auxilio; no así
cuando sucedía en un lugar donde no había muchos habitantes, es decir, donde
no podía pedir auxilio.

4. Dt. 22:23-29. Si una muchacha no prometida era seducida, el culpable debía


pagar la suma estipulada al padre y casarse con ella sin derecho a divorciarse.
En ningún caso era permitido que un hombre se casara con la esposa de su
padre, o sea, su madrastra.

Con el cumplimiento de estas normas relacionadas con el matrimonio y el


divorcio, los israelitas aseguraban la santidad de la vida familiar y del hogar.
5. La carta de repudio. ¿Por qué razón un hombre podía repudiar a su mujer?

Deuteronomio 24:1 dice: “Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella,
si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá
carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa”.

La frase “alguna cosa indecente” ha causado mucha discusión. La pregunta


que existe es si tiene relación con el adulterio, o se refiere a cosas livianas, como
por ejemplo, dejar quemar la comida. No se sabe con exactitud cuáles eran los
motivos para repudiar a una mujer. Lo que sí es cierto es que esta disposición de
dar carta de repudio a la mujer no fue establecida por la ley de Moisés. En
realidad esta disposición fue dada, no porque fuera la voluntad de Dios, sino por
la duraza del corazón de los hombres. Así lo confirmó Jesús en el Nuevo
Testamento: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a
vuestras mujeres: mas al principio no fue así” (Mateo 19:8). Incluso en el
tiempo de Moisés no existía ninguna razón de tipo moral que justificara el
repudio hacia las mujeres. Lamentablemente, esto aconteció muchas veces.

La evidencia comprueba que las cartas de repudio se daban sin que hubiera
ningún pecado de adulterio; ante un pecado de adulterio, el hombre no tenía
necesidad de dar carta de repudio a la mujer; ella debía ser entregada al juez para
ser condenada. Levítico 20:20 dice: “Si un hombre cometiere adulterio con la
mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos”
(Éxodo 20:14; Levítico 18:20; Deuteronomio 5:18).

¿Entonces por qué permitió Dios dar carta de repudio? Realmente fue por la
misericordia de Dios hacia las mujeres. Los hombres, al repudiar a sus esposas
las trataban mal. Dios, al ver el sufrimiento de estas mujeres, decidió que, en
lugar de que estuvieran sufriendo, era mejor que quedaran en libertad.

6. El Levirato (25:5-10). La palabra “levirato” viene del latín “LEVIR”, que


significa “hermano del marido”. Esta ley establecía que el hermano del que
moría sin dejar descendencia, debía casarse con la viuda a fin de proveer un
heredero. En Israel estos matrimonios no eran obligatorios, pero era una
costumbre que demostraba afecto fraternal. Si alguien se negaba a seguir esta
costumbre, su oposición requería la consideración de los ancianos.

B. COMPASIÓN Y JUSTICIA (Dt. 22:1-4; 24:5-22; 25:1-4)


Los derechos y la dignidad de la persona se encontraban debidamente
protegidos en la sociedad israelita. El tráfico de esclavos y la captura de
hombres estaba prohibido bajo pena de muerte (24:7). Una persona que hubiera
sido anteriormente esclava y se refugiaba entre los israelitas, no debía ser
devuelta a su amo anterior, sino darle lugar a que viviera en el lugar que
quisiera. Además, no se le debía maltratar (23:15-16).

No se le podía negar la ayuda a quien la necesitaba, aunque no la pidiere.


Nuestra sociedad actual está cargada de indiferencia y disimulo. Esto, por
supuesto, Dios no lo ve con buenos ojos. Él quiere que ayudemos al necesitado,
aunque sea nuestro enemigo (Mateo 5:42-44).
La autoridad de la ley divina ordenaba que la propiedad perdida o extraviada
de otro, debía ser cuidada por el que la hallara, hasta que se presentara la
oportunidad para entregarla al dueño (22:1-4).

Se permitía a cualquiera que entrara en la viña de otro comer todo lo que


quisiera, o si pasaba por un campo de trigo podía comer cuánto quisiera. De este
modo su necesidad inmediata quedaba satisfecha (Dt. 23:24-25).

Los que poseían más bienes materiales no tenían derecho a explotar a los
pobre y a los necesitados; y además, no podían cobrar interés por préstamos
hechos a otros israelitas (Dt. 23:19-20).

Se esperaba que en los tratos comerciales se utilizaran pesas y medidas justas


(25:13-16; Levítico 19:35-37). La manera en que el hombre trata a sus
semejantes en los negocios diarios pone de manifiesto su correcta relación con
aquel que ama la justicia.

El molino o la piedra de molino no podían utilizarse como garantía de pago de


una deuda porque eran indispensables para preparar el alimento diario (24:6).

Cuando llegaba el tiempo de la cosecha el dueño recibía instrucciones de dejar


las gavillas en el campo para que los pobres y los necesitados pudieran recoger
las sobras (Dt. 24:19-21). De este modo los inmigrantes, los huérfanos y las
viudas pudieran recoger alguna comida para su sustento. Véase Rut 2:1-3, 15 –
17.

Con relación al trato de los animales, no se debía arar con el buey y el asno
juntamente (22:10). Esta norma obedecía a motivos humanitarios ya que el paso
y la forma de tirar de estos son muy desiguales. Cuando se utilizaba el buey
para trillar el grano, no se le debía poner bozal para que pudiera comer
libremente mientras prestaba el servicio (25:4).

C. PROMESAS Y ADVERTENCIAS (22:5-13; 25:13-19)


Se prohíbe que la mujer use ropa de hombre, y al hombre se le prohíbe que
use ropa de mujer, porque esto borra la distinción entre los sexos. Además, ente
los paganos conducía a las peores aberraciones. Esta práctica conduce a la
blandura y afeminación en el hombre e inmodestia en la mujer. El uso de ello es
abominación a Jehová (Dt. 22:5).

Se prometía gozo de la vida al que cumpliese las leyes respecto al trato a los
pájaros (Dt. 22:6-7).

La advertencia sobre el maltrato a los pobres es solemne. Ello implicaba falta


de respeto y reverencia a Dios. Retener un jornal diario podría dar como
resultado que éste clamara a Dios que le ayudara, y entonces el castigo caería
sobre el otro (24:15).

La advertencia más impresionante parece ser el recuerdo del incidente que


provocó la lepra de María (24:8-9; Números 12:10-15). Si María, la hermana de
Moisés, por quien Dios se reveló a Israel, recibió el castigo de la lepra al haberse
revelado y murmurado ¿cuántos más lo tendrían los israelitas si cayeran en
alguna falta?

Constantemente se les recordaba que habían sido libertados de Egipto (24:18,


20). Esto debía hacerlos reflexionar al momento de pensar maltratar a un
semejante.

D. CONFESIONES DE ISRAEL (26)


Luego que se han delimitado los derechos y las obligaciones del pueblo en
cuanto a la relación divina. Moisés instruye a los israelitas en las liturgias de
dos confesiones y reafirmación del pacto. Esta era la forma en la cual debían de
reconocer y adorar a Dios después de haber ocupado la tierra de la promesa.
1. La primera confesión tuvo lugar cuando ofrecieron los primeros frutos (26:1-
11; Éxodo 23:19; 34:26; Números 18:12-17). El ofrecimiento de los primeros
frutos ocurría con frecuencia durante el año, pues era parte de las fiestas anuales,
como se ve en Dt. 16.

La persona traía su ofrenda, que consistía en una cesta con las primicias al
sacerdote, y reconocía verbalmente que vivía, entonces, en la tierra que Dios
había prometido a sus padres (26:3). Seguidamente el sacerdote tomaba la
canasta y la colocaba delante del altar de Jehová.

Los aspectos esenciales del que iba a adorar al santuario eran:

1. La presentación de las primicias.


2. Inclinarse en adoración.
3. Regocijarse en la bondad del Señor. Ello evidenciaba el
agradecimiento a Dios por el apoyo que recibieron a través de las
generaciones anteriores.

La segunda confesión tenía relación con el diezmo (Dt. 26:12-15). Entre los
hebreos había dos diezmos. El primero era para los levitas (Números 18:21). El
segundo, que era la décima parte de lo que quedaba, era traído a Jerusalén en
especie, o era convertido en dinero, y el dueño llegaba a la capital. Compraba
ovejas pan y aceite (Dt. 14:22-24). Esto se hacía por dos años juntos. Pero este
segundo diezmo era comido en casa, y el tercer año repartido entre los pobres
del lugar a discreción (14:28-29).

De este modo el israelita expresaba en forma material su amor y su interés por


el prójimo. Una vez que hiciera esto, según las instrucciones, podía venir y
hacer su confesión ante Dios. Sucedía esto al final de la temporada de la
recolección, muy probablemente al final de la celebración de la Fiesta de los
Tabernáculos.

Confesaba que había obedecido a la voz de Dios, pedía en oración que Dios
bendijera a su pueblo y a la tierra que Él les había dado como cumplimiento del
juramento que había hecho a sus padres.

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LECCIÓN No. 11 (regresar al índice)

DIOS RENUEVA SU PACTO

PARA ESTUDIO: Deuteronomio 27 – 28.


LECTURA DEVOCIONAL: Josué 8:30-35.
PARA MEMORIZAR: II Corintios 3:6.

PROPÓSITO

Demostrar que la obediencia a Dios trae recompensas, pero la desobediencia trae


consecuencias negativas.

INTRODUCCIÓN

Esta es la tercera sección del libro de Deuteronomio que, como recordaran, lo


dividimos en cuatro secciones: Cap. 1:1; 5:1; 27:1; 31:1. Cada sección le dimos
los siguientes títulos:

a. Preocupaciones históricas: Moisés mira hacia atrás (Caps. 1 – 4).


b. Preocupaciones prácticas: Moisés mira hacia adentro (Caps. 5 –
26).
c. Preocupaciones proféticas: Moisés mira hacia adelante (Caps. 27
– 30).
d. Preocupaciones personales: Moisés mira hacia arriba (Caps. 31 –
34).

A. PREAPARICIÓN PARA LA RENOVACIÓN (Dt. 27:1-10)


Todo el capítulo 27 nos presenta la ceremonia donde Dios ratifica ese pacto
con Israel. Se inicia con una preparación por parte del pueblo al cumplir los
mandamientos (vs. 1): “Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo
hoy”.

1. ESCRITURA DE LA LEY (Dt. 27: 2-4)

En el mundo Antiguo era muy común este tipo de escritura sobre piedra. Por
ejemplo, del siglo XIII a. C., data el famoso código de Hamurabi rey de
Babilonia que constaba de 8,000 palabras escritas sobre roca. También se ve en
Egipto y la península del Sinaí piedras y rocas con inscripciones de hace 3,000
años que llevan el proceso que se les pide: “Las revocarás con cal” (vs. 29).

El propósito que llevaban para Israel era de testimonio constante para las
naciones acerca de su relación con Dios. Veamos que no serían escritas en
simplemente piedra, sino “Piedras grandes” (vs. 2).

2. EDIFICACIÓN DEL ALTAR A JEHOVÁ (Dt. 27:5-6)

Al pie del Monte Ebal, cerca de las rocas del testimonio, se levantaría el altar.
Un altar con piedras en estado natural para conservar la pureza, así como en
Éxodo 20:25).
En la cultura de aquellos tiempos los altares paganos se hacían en las rocas o
se cortaban piedras adecuadas para hacer y adorar a sus ídolos. Israel debía
hacer la diferencia: “De piedras enteras edificarás el altar a Jehová tu Dios” (vs.
6).

Los Holocaustos que se hacían por completo sobre el altar, representaban la


absoluta entrega de Israel a Dios. Las ofrendas de paz, que expresaban la
gratitud del pueblo a Dios por la salud, por la salvación o por haber sido
liberados, eran ocasiones de gozo. Al presentar esta ofrenda, toda la familia y
sus invitados participaban de la comida preparada con parte del sacrificio (vss.
6, 7).

B. BENDICIONES Y MALDICIONES (27:11-26)


Las maldiciones y las bendiciones constituían normalmente una parte esencial
de los tratados soberanos del próximo Oriente durante la segunda parte del
segundo milenio a. C. Cuando Moisés habló al pueblo de Israel en la llanura de
Moab, haciéndole notar la obligación que tenía por ser un pueblo que había
pactado con Dios, aceptando lo estipulado por el mismo Dios, hizo frente, de
manera lacónica a las alternativa de bendiciones y maldiciones divinas”
(Schultz).

El pueblo es dividido siguiendo este orden: Sobre el monte Gerizim estarían


los descendientes de Raquel y Lea, las dos mujeres principales de Jacob, para
pronunciar las bendiciones. En el monte Ebal, estarían los descendientes de
Bilha y Zilpa con los de Rubén, quien perdió la primogenitura y Zabulón, el hijo
menor de Lea, para pronunciar las maldiciones.

La ceremonia probablemente se celebró en las partes más bajas de estas


montañas gemelas, donde más se acercan entre sí. La dinámica era la siguiente:
Los sacerdotes rodeando el arca en el valle abajo verían hacia el Gerizim, y
dirían: “Bendito el hombre que no hiciere imagen de fundición” y el pueblo
responde: “AMÉN”! Entonces dirigiéndose a Ebal, dicen: “Maldito el hombre
que hiciere imagen”; y el pueblo responde: “AMÉN”. Este proceso era seguido
en cada pausa con las bendiciones y maldiciones. Véase Josué 8:33-34.

Los doce delitos que aquí se nombran pueden clasificarse de esta manera:

a. Pecados de idolatría (vs. 15).


b. Pecados contra el prójimo (vss. 16-19).
c. Pecados sexuales (vss. 20-23).
d. Culpabilidad en el derramamiento de sangre (vss. 24-25).
e. Maldición final (vs. 26).

No tenemos ningún detalle más amplio sobre este acto, pero no es razonable
creer que las tribus que estaban Ebal fueran maldecidas y que las de Gerizim
fueran bendecidas. El “amén” indica que las condiciones están dadas, ya sea
para recibir bendición, o para recibir maldiciones si se quebrantaba un
mandamiento divino. Las maldiciones, como bien notamos, se dan en forma
declarativa y no en forma de un deseo, dice: “maldito el que...”. Note que no
dice: “maldito sea”.
RESUMEN

A. IDOLATRÍA. La absoluta devoción a Dios no puede tolerar o reconocer a


otros dioses. Esta fue la más común ofensa que empañó la relación de Israel con
Dios. Por lo mismo era necesario ponerle un tope final.

B. EL PRÓJIMO

1. Dentro del comportamiento que debía reflejar el amor a Dios iba


incluido el amor y obediencia a los padres.
2. Los límites o mojones. Dios espera que el hombre sea justo con
sus semejantes, a quienes Él creó y ama. Respeto a Dios
significa también el respeto a la propiedad privada y un rotundo
no a la apropiación indebida.
3. Ciegos, viudas, inmigrantes y huérfanos que desde siempre han
sido víctimas de las desgracias de la vida, deben ser tratados con
amor por aquellos que estamos en una condición mejor.

C. SEXUALIDAD. Entre el pueblo de Dios se debía y debe cuidar la pureza y


el debido uso del sexo. El mal uso de las relaciones sexuales en la familia y las
relaciones pervertidas con animales están prohibidas por Dios (Dt. 27:20-23;
Levítico 18:8-9, 17, 23).

D. LA VIDA. La vida es sagrada; así que todo culpable de asesinato secreto o


judicial era maldecido por Dios (Éxodo 20:13; 23:7; Números 35:16).

E. MALDICIÓN. El que no cumple con todos los detalles de los mandamientos,


tenía que sufrir el castigo divino.

C. FAVOR O DESAPROBACIÓN DE DIOS (Dt. 28).


Con lenguaje sencillo y atractivo Moisés presenta a la nueva generación las
alternativas que se darán como consecuencia de cumplir o incumplir el
requerimiento divino.

1. SI OYERES (Vs. 1) NO TE APARTARES (Vs. 14).

Aunque no lo merecían, Dios les promete su favor si se esfuerzan para


lograrlo. El amor y la misericordia de Dios, la vemos en las bienaventuranzas
mencionadas Dt. 28:3-6.

Bendito serás tú en la ciudad y


Bendito tú en el campo,
Bendito el fruto de su vientre,
El fruto de la tierra,
El fruto de tus bestias,
La cría de tus vacas,
Los rebaños de tus ovejas.
Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar,
Bendito serás en tu entrar y
Bendito en tu salir.
Luego se mencionan otras bendiciones mayores en el versículo 7: victoria
sobre los enemigos y estabilidad material en medio de la lucha. También se les
promete bienestar espiritual y moral.

Del versículo 10 al 14 se repiten inversamente las bienaventuranzas que se


mencionan primeramente en los versículos 3 al 6. En todo el pasaje se recalca
que ello vendrá como consecuencia de la obediencia (vs. 1, 9, 13, 14).

2. SI NO OYERES (VS. 15) Y NO CUIDARES DE PONER POR OBRA (VS.


58).

Las bienaventuranzas estaban condicionadas. Entonces Moisés anuncia las


maldiciones que vendrían por la falta de atención y cumplimiento a la ley.
Observemos un tremendo paralelo en cada una de ellas. Sólo cambia el
“Bendito” por el “maldito”.

“BENDITO” serás en tu ciudad (vs. 3). “MALDITO” serás en tu ciudad”


(vs. 16). Y así se dan todas las maldiciones.

Luego se describe un terrible castigo que viene como resultado de no oír y no


poner por obra el mandato de Dios.

Vss. 20-26. El hombre y la naturaleza afligidos por enfermedades, pestilencia


y sequía. El cielo sería como bronce: sin nubes; la tierra sería como hierro:
seca. Caerían en manos de sus enemigos, y los pájaros del cielo devorando a sus
muertos. Hay quienes opinan que de aquí se desprende la causa de la esterilidad
del lugar de Palestina.

Vss. 27-37. Aquí vemos cuatro formas de maldición: 1. Enfermedad (vs.


27). 2. Locura (vs. 28). 3. Opresión (vss. 29-31). 4. Frustración (vss. 32-35).

Esta es la descripción de la condición en que se encontrarían los


sobrevivientes que habían de sufrir el exilio. Tumores (de Egipto) –los más
terribles que lo normal-, úlceras, locura, ceguera y la confusión mental que
prevalecerían. Los enemigos y los invasores les robarían y oprimirían violando
a sus mujeres, confiscando sus cosechas y animales. Además, serían objetos de
burla y obligados a servir a otros dioses.

Vss. 38-46. Materialmente, el pueblo estaría sin nada. Los versículos 38 al


41 indican que todo estaría en contra.

1. “Sacarás mucha semilla... y recogerás poco” (vs. 38).


2. “Plantarás viñas... no beberás vino” (vs. 39).
3. “Tendrás olivos... no te ungirás con aceite” (vs. 40).
4. “Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti (vs. 41).

La plaga destruiría todos sus cultivos: langostas, gusanos y el fruto de las


plantas se caerían. Además, serían llevados en cautiverio.
LA DESOBEDIENCIA A LA VOZ DE DIOS LE TRAERÍA UN CONTRASTE, O
SEA UN MUNDO AL REVÉS
CONTRASTES EN DEUTERONOMIO 28

PROMESA CONTRASTE
Vs. 13b Se les promete estar encina, no
Vs. 43 Esta vez el extranjero estaría muy alto
debajo
Vs. 12b Tendrán mucho que prestar a Vs. 44 Aquí no podrán prestar, más bien
otros naciones pedirán prestado
Vs. 44 Sus enemigos estarán por cabeza, y
Vs. 13a Estarán por cabeza, y no por cola
ellos por cola.

Todo esto les pasaría por no atender la voz de Dios (vs. 45) y por no servirle con
goza y alegría (vs. 47).

Estas maldiciones vendrían sobre los israelitas como señal y sorpresa,


despertando asombro y terror, porque habían fracasado en su compromiso con
Dios. Probablemente, estemos en este tiempo, siendo probados en nuestra fe.
Por eso es conveniente hacernos una revisión de cómo andamos delante de
Dios. Debemos evaluar el nivel de nuestra relación con Él, y preguntarnos ¿por
qué nos está sobreviniendo ésto? No tratemos de encontrar sólo las cosas que
nos están pasando, sino también busquemos las causas por las cuales están
pasando algunas cosas en nuestra vida. Es mejor que nos acerquemos a Dios.

OTRAS CONSIDERACIONES
1. Vs. 47-57. Según las bendiciones de Dios, Israel debía servirle con alegría, de
corazón y con gozo; pero al no apreciar, los israelitas, la misericordia divina y
confiar en sus muros fortificados, serían sitiados con éxito. Luego serían
sometidos a crueldades extremas, tanto que el hambre sería tal que se comerían a
sus propios hijos.

Lamentablemente, los israelitas no hicieron caso. “A partir del fin del Reino del
Norte, en el 722 a. C., los israelitas hicieron todas las cosas que Moisés les había
dicho que no hicieran. El juicio más terrible de los tiempos del Antiguo
Testamento, en la historia de Israel, aconteció en el 586 a. C. cuando el glorioso
templo de Salomón y la ciudad de Jerusalén, capital de fama davídica, quedaron
reducidas a cenizas y abandono. Aunque los judíos regresaron de la cautividad
babilónica para reconstruir Jerusalén, se vieron sometidos a un peor y más
trágico exilio en el año 70 de nuestra era. Según la detallada descripción de
Josefo, los judíos fueron asesinados por miles cuando el ejército romano de Tito
suprimió, sin misericordia, la rebelión judía y destruyó Jerusalén. Lo que es
irónico es que los judíos fueron llevados como esclavos a Egipto y a otras parte
del mundo y no fue hasta 1948 cuando los judíos establecieron una vez más su
propio estado, reviviendo el hebreo como lengua hablada. Todavía existe la
gran mezquita dorada, construida por los musulmanes erigida durante el siglo
séptimo de la era cristiana, en el lugar que ocupaba el templo. HORRENDA
COSA ES CAER EN MANOS DEL DIOS VIVO (Hebreos 10:31).
2. Vs. 58-68. Encontramos un resumen de las condiciones que se viven a causa
del incumplimiento del pacto que se suscribe: plagas (vs. 59-60), enfermedad
(vs. 61), destrucción (vs. 62), dispersión (vs. 64), remordimiento y temor
culpable (vs. 65), inseguridad y terror (vs. 66), aflicción y desasosiego (vs. 67),
servidumbre y cautividad (vs. 68).

CONCLUSIÓN
Las condiciones están dadas, y el pacto suscrito. Lo que queda por venir está
condicionado por la obediencia o la desobediencia.

Esta es una de las doctrinas centrales de Deuteronomio: La obediencia trae


prosperidad y la desobediencia trae desastre. Ahora bien, si lo consideramos a la
luz del Nuevo Testamento, encontramos que es una verdad a medias, porque en
muchos casos la fidelidad de Dios trae lo contrario a la prosperidad. “Adán
Simith indica que por lo menos hay un pasaje que describe en Deuteronomio el
sufrimiento en términos didácticos más que retributivos (Ver Deuteronomio 8:2-
3). Sin embargo, este no es el punto sobre el cual el libro de Deuteronomio
coloca el énfasis. Los israelitas, estando a punto de entrar a Canaán con todas
sus tentaciones, debían considerar que la desobediencia les acarrearía el desastre.

Casi siempre tratamos de considerar este punto así: Fallamos al Señor, y nos
sobreviene una crisis. Luego decimos: “El Señor me está enseñando algo”.
Pero luego no lo vemos como una consecuencia natural de nuestro desvío. De
esta forma minimizamos la cuestión, cuando en realidad deberíamos sentarnos y
pensar que es necesario retornar pronto al camino recto. ¡Qué Dios nos guíe!

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LECCIÓN No. 12 (regresar al índice)

DIOS RENUEVA SU PACTO

PARA ESTUDIO: Deuteronomio 29 y 30.


LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 8:8-13.
PARA MEMORIZAR: San Juan 17:20.

PROPÓSITO

Demostrar que cuando el pueblo de Dios peca, puede ser restaurado si se arrepiente de
sus pecados.

INTRODUCCIÓN

Con la nueva generación de Moab, el pacto que se había establecido en el


Monte Horeb entre Dios e Israel se estaba renovando ahora. Los capítulos 29 y
30 de Deuteronomio registran lo que se conoce con el nombre del Pacto de
Palestina. Es un acuerdo en cuanto a las condiciones de tomar posesión de
Palestina. Debemos notar cuidadosamente que hay dos pactos que se refieren a
la posesión de la tierra por Israel. El primero es el pacto Abrahámico (Génesis
17:7-8), el cual era un pacto incondicional, es decir, que la conducta de Israel no
evitaría su cumplimiento (Jermías 31:35-37; Romanos 11:26-29). Dios vio
anticipadamente que Israel pecaría; por eso los sujetó a otro pacto, el Palestino.
Este pacto es condicional. Depende de la obediencia de Israel; faculta al Señor a
castigarles con destierro temporal de la tierra sin desecharlos para siempre. El
pacto Abrahámico era la herencia guardada para un Israel obediente. El Pacto
palestino era el látigo para traer a Israel a ese lugar de obediencia.

Las palabras de 29:1 pueden muy bien describir adecuadamente el capítulo


anterior y también el resto de este capítulo. En 29:2-9, Moisés recuerda a los
israelitas que ellos habían experimentado lo que Dios había hecho por ellos
durante el tiempo que estuvieron en el desierto, y que sin embargo, a pesar de
ello no apreciaron ni comprendieron en su totalidad el significado de la
providencia sobrenatural de Dios.

Estos capítulos que estamos considerando son una especie de recapitulación


de la totalidad de Deuteronomio.

RESUMEN RESPONDE A
Deuteronomio 29:1-9 Prólogo 1:6 – 4:1-49
Deuteronomio 29:16-29 Sanciones 28:1-68
Deuteronomio 30:8, 10-14 Estipulaciones del pacto 5:1 – 26:1-19
Deuteronomio 30:15-20 Lo que resta del libro 31 – 34
A. “DE LA MANERA QUE EL TE HA DICHO” EL CAMINO RECTO (Dt.
29:10-15).
Dios quiere, y siempre ha querido que andemos por el camino recto. A este
efecto ha establecido parámetros por medio de pactos y acuerdos que nos deben
servir de guía en nuestra vida terrenal.

Moisés les recuerda, mientras les habla, que se encuentran ante la presencia de
Dios y la solemnidad del pacto que queda muy profundamente grabada en ellos.
Toda la comunidad, hombres, mujeres, niños, los que no eran israelitas y los
siervos, se encontraban presentes en esta ratificación pública. La relación
establecida por este pacto no representaba la conquista de un poder superior ni el
sometimiento humillante de un pueblo, como acontecía con los tratados de aquel
tiempo entre el conquistador y los conquistados. Era, más bien, una
manifestación de la gracia redentora de Dios, según las promesas que les había
hecho anteriormente a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob.

Los versículos 14 y 15 dice: “Y no solamente con vosotros..., sino con los que
no están aquí hoy”. Esta relación del pacto no se aplicaba solamente a los que
establecieron el pacto en el tiempo de Moisés, sino a las generaciones sucesivas.
En su oración sacerdotal Jesús incluyó a las generaciones venideras (Juan 17:20-
21).

B. LAS ADVERTENCIAS (Dt. 29:16-29). “Por cuanto dejaron el pacto de


Jehová” (vs. 25).
1. Dt. 29:16-17. UN DIOS REAL. Es notorio el contraste entre los israelitas y
su Dios, y las naciones paganas y sus dioses. Por experiencia, al pasar por
aquellos territorios, los israelitas habían visto que los dioses de Egipto y los
ídolos de otras naciones eran dioses de madera, piedra, oro y plata. Se
consideraría una insensatez apartarse de su Dios, y una locura volver a los ídolos
hechos por mano de hombres.

2. Vs. 18. UNA PLANTA VENENOSA. El destructivo fruto de la idolatría se


presenta acá como una planta venenosa. Provoca la maldición y la ira de Dios.
Si se permitía que la idolatría se arraigara en Israel, acarrearía la ruina y la
muerte.

3. Vss. 22-23. LECCIÓN OBJETIVA. Sodoma y Gomorra son presentadas


como una lección objetiva que deben considerar muy seriamente en esta
advertencia (vs. 23). Cuando Moisés habla al pueblo en las llanuras de Moab,
tanto él como el pueblo se dan cuenta de lo trágico que sería estar bajo el juicio
de Dios. Si observamos hacia el oeste, los israelitas podrían contemplar las
orillas del mar Muerto que se extendía ante sus ojos, cubriendo una distancia de
74 kilómetros de norte a sur. Apropiadamente se le conoce como “Mar Salado”;
recordaba la terrible desolación que en tiempos pasados ocurrió en el valle de
Sidim. Esta región antes había parecido un paraíso, pero luego fue destruido por
el juicio de Dios (Génesis 13:10; 19:24-25).

4. Vss. 24-28. PARA QUE EL MUNDO SEPA. En un sentido positivo ésta fue
la oración de Jesús en Juan 17, pero acá es todo lo contrario. Cuando los
extranjeros vieran la tierra de los israelitas tan desierta como la llanura de
Sodoma y Gomorra, se les diría que fue debido a la desobediencia de Israel por
infringir el tratado y volver a la idolatría. De la misma manera que la tierra
desértica que rodeaba al mar Muerto servía para recordar la ira de Dios que
había caído sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra, la desolación de Canaán
sería evidencia de la ira de Dios sobre los israelitas que se habían vuelto a los
ídolos.

5. Dt. 29:29. Las palabras de este verso son una conclusión apropiada de los
términos del tratado dado por medio de Moisés. El ser humano se encuentra
limitado en su conocimiento y es menester que reconozca que hay más que
desconoce y que Dios sí conoce. Lo que Dios reveló fue suficiente para aquella
generación y para quienes les siguieron. El hombre tiene la responsabilidad de
responder con amor y obediencia a Dios, según lo que É ha revelado. Este era el
propósito y el designio de su revelación a ellos.

C. ESPERANZA DE RESTAURACIÓN (30:1-10)


Moisés no termina su mensaje con una advertencia de desolación sin
esperanza y destrucción, sino ofrece de parte de Dios la seguridad que tendrían
la oportunidad de regresar de la cautividad, siempre y cuando se arrepintieran.

La causa de la dispersión fue una falta de amor a Dios, que se ve evidenciada


en la falta de cumplimiento de los requerimientos divinos. El problema básico
era que el corazón del pueblo, centro de la voluntad, necesitaba ser circuncidado
(30:6;10:16). Debido a que la ruptura de la relación con su Dios acarreó la
maldición, trayendo con ellos el exilio, la renovación de esta relación era vital
para la restauración.
Vs. 1-2 nos presenta las condiciones bajo las cuales la restauración se haría
efectiva en los israelitas, y son: 1. Arrepentimiento. 2. Conversión. 3.
Obediencia. En los versículos se describen los resultados maravillosos de estas
tres determinaciones. El vs. 3 dice: “hará volver a tus cautivos, tendrá
misericordia de ti, volverá a recogerte”. Vs. 4: “Te recogerá Jehová tu Dios de
allá te hará volver”. Vs. 5: “te hará volver Jehová tu Dios, te hará bien, te
multiplicará más que a tus padres”.

El Doctor Scofiel analiza de esta forma las cláusulas que el pacto que
acabamos de mencionar toman en cuenta:

a. La dispersión de Israel por su desobediencia (30:1).


b. El arrepentimiento futuro de Israel (30:2).
c. El retorno del Señor (30:3).
d. La restauración de Israel a Palestina (30:5).
e. La conversión nacional (30:6).
f. El juicio sobre los opresores de Israel (30:7).
g. La prosperidad nacional (30:9).

D. LA DECISIÓN CRUCIAL (30:11-20)


Estos diez versículos nos presentan la culminación del llamamiento de Moisés
a la nueva generación. Luego de todo lo que Moisés había hecho, les compete
ahora a los israelitas tomar la decisión; de ellos dependía el futuro. Dios en su
providencia ha hecho condiciones para el hombre dentro de ciertos límites para
que tenga libertad de escoger.

1. Vss. 11-14. Esta decisión es sencilla y profunda. Se expresa en términos


sencillos: “No es demasiado difícil para ti, ni está lejos”. No es extraordinario
ni difícil; no está en el cielo, ni en un extremo de la tierra (Romanos 10:6-8).
Además, Moisés expone en términos comprensibles al corazón y la mente la
información necesaria para tomar una determinación inteligente.

2. Vss. 15-18. La decisión de amar o no amar a Dios es una de las más


importantes de la vida. Los israelitas la debían tomar si querían vivir. Es una
opción entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Se encuentra en realidad
en una encrucijada: uno de los caminos conduce a la salvación, mientras que el
otro conduce a la muerte.

En este punto donde muchos fracasan, vuelven atrás y pierden, por una
decisión hecha equivocadamente, la oportunidad de disfrutar la vida verdadera.
Están por otro lado, los que siguen a Dios por un tiempo, ignorando que el
ejercicio de amar a Dios es continuo.

Es necesario vivir “amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y


siguiéndole a Él” (vs. 20).

CONCLUSIÓN
Pablo en el Nuevo Testamento refiere este llamamiento que Dios hace a los
israelitas, y al igual que Moisés expresa: 1. El mensaje es claro y comprensible.
2. El hombre debe responder a Dios con su corazón y su mente. 3. La fe y la
devoción a Dios son esenciales para permanecer en el camino. (Compare
Deuteronomio 30:1-10 con Romanos 10:1-21).

Jesús enfatizó la alternativa entre escoger la vida o la muerte (Juan 3:14-19,


36). Por lo tanto, si la cuestión de la salvación es por medio de Cristo hoy o por
la relación que en aquel tiempo los israelitas tenían con Dios, lo que el hombre
escoja al enfrentarse con la revelación de Dios, tiene implicaciones eternas de
suma importancia.

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LECCIÓN No. 13 (regresar al índice)

CONTINUACIÓN DEL PACTO

PASAJE PARA ESTUDIO: Deuteronomio 31 – 34.


LECTURA DEVOCIONAL: Deuteronomio 31:1-8.
PARA MEMORIZAR: Deuteronomio 31:8.

PROPÓSITO

Demostrar que la obra de Dios continua adelante, no por el esfuerzo humano, sino por la
acción poderosa de Dios.

INTRODUCCIÓN

La actividad del hombre se encuentra subordinada por el tiempo y circunstancias


determinadas. A pesar de eso el plan de Dios es continuo. Cuando las generaciones
pasan y los tiempos cambian, Él continúa operando para llevar a cabo sus planes y
propósitos. El tiempo de Moisés se acerca al final y las responsabilidades que Dios
decretara para su siervo han llegado a su caducidad. Es el momento de ser
reemplazado.

A. DIOS NOMBRA SUS DIRIGENTES (Deuteronomio 31)

Moisés sirvió sin desmayar durante los últimos cuarenta años de su vida,
habiendo alcanzado la edad de 120 años. Su vida y ministerio ya estaban
completos y Dios le ordena que no cruce el río Jordán para llegar a la Tierra
Prometida. Esto no afecta ni al plan, ni a la promesa que Dios hizo con relación
a los israelitas. Moisés no era indispensable para que el propósito de Dios se
cumpliera. Su presencia no era de importancia crucial para la adquisición de la
tierra de Canaán. Pero la presencia de Dios era vital para la victoria y posesión
final de la tierra. A este respecto, Moisés le asegura al pueblo que la presencia y
el poder de Dios se manifestará por medio de Josué, el cual llega a la posición de
dirigente por mandamiento divino. Les asegura que Dios hará su parte; a ellos
sólo les resta ser valientes y esforzados.

Habiendo dirigido su atención a la presencia de Dios entre ellos (vs. 6), les
presenta a Josué como su nuevo dirigente y públicamente encarga a éste que
vaya con los israelitas a poseer la tierra que Dios había prometido a los
patriarcas. En su empeño debía dar el ejemplo siendo valiente y audaz. Le
promete que Dios irá con él: “Y Jehová va delante de ti; Él estará contigo, no te
dejará, ni te desamparará; no temas ni de intimides” (31:8).

De esto aprendemos que un líder consagrado es importante en la obra de Dios,


pero la causa divina es más grande que un individuo. La obra de Dios no se
detendrá con la muerte de un líder, aunque sea el mejor.

Josué no era un desconocido ni tampoco fue escogido apresuradamente para


esta tarea. Había servido como capitán del ejército cuando los israelitas
derrotaron a los amalecitas en Refidim (Éxodo 17:8-14). Había sido también
uno de los doce espías enviados a la tierra de Canaán desde Cades-Barnea para
explorar la Tierra Prometida (Números 13:16). Josué y Caleb trabajaron un
informe personal, animando al pueblo. Cuando éstos se rebelaron, Josué y
Caleb fueron los dos únicos de esa generación que quedaron excluidos del juicio
que cayó sobre todo Israel, y recibieron la noticia de que tendrían el privilegio
de entrar a la Tierra Prometida.

El mensaje que recibe Josué de Dios es directo: 1. Esfuérzate y sé valiente.


2. Tú, Josué, llevarás a los israelitas hasta Canaán, la tierra que yo he prometido
darles. 3. Yo soy Dios y estaré contigo.

Josué tenía necesidad de una palabra para sí mismo, como uno que era
llamado a ocupar un lugar prominente y distinguido en la congregación. Mas la
palabra que se le dirige, es la misma grande y preciosa verdad dirigida a toda la
asamblea. Se le asegura que estarán con él la presencia y poder divino. Esto es
lo suficiente para cada cual y para todos, tanto para Josué como para el más
pequeño de la congregación.

El liderazgo que se indica aquí en el traspaso de mandos debe tener


ingredientes importantes. La lectura de la Palabra de Dios: “Cuando viniere
todo Israel a presentarse delante de Jehová... leerás esta ley” (Dt. 31:11). El
involucramiento de los niños: “Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y
niños...” (vs. 12).

Últimamente se observa un descuido lamentable de la lectura de las Sagradas


Escrituras. Parece que su atractivo ya no es lo suficiente grande como para
hacernos congregar y leerla. Tal vez pueda decirse que las gentes tienen la
Palabra de Dios en sus casas. Todo el mundo debe leer la Escritura en casa, y no
hay aquella necesidad de lectura pública. Hasta hemos hecho observaciones
como: “no hay que leerlos todos, sólo usarlos como base”. Es más en clase ya
sólo tomamos la lectura devocional. Por supuesto con el entendido que los
capítulos de estudio ya se leyeron en casa. Un comentarista dice (C. H. M.):
“Podemos estar seguros de que si la Palabra de Dios fuese estímulo y apreciada
en privado y en la familia, sería apreciada, estimada y estudiada en público”.

ILUSTRACIÓN

Un niño estaba hojeando la Biblia de la familia, y como se dio cuenta que


estaba llena de polvo, por el poco uso que hacían de ella, dirigiéndose a la
mamá, le dijo: “Mamá, ¿Este libro es de Dios? “Sí, querido”, respondió ella.
“Entonces”, prosiguió el niño, “Haríamos mejor en devolvérselo, pues nunca lo
usamos”.

B. EL CANTO DE TESTIMONIO (Dt. 32)


Este cántico de Moisés es un discurso notable pronunciado en forma poética.
Fue puesta en forma escrita para consideración de las futuras generaciones que
habitarían la tierra de Canaán. En él se ven reflejadas las condiciones y
actitudes generales en lugar de las limitaciones de la experiencia pasada de
Israel.

Vs. 1-6. Los cielos y la tierra son llamados como testigos del pacto que
existían entre Dios y los israelitas. Dios es descrito como “la Roca” o refugio de
los israelitas (15, 18, 30). Aún con este proceder del pueblo, Dios se revela
como justo y fiel a su promesa, cumpliendo su Palabra.

Vss. 7-18. ACTITUDES. El amor y el cuidado divino siguieron a los


israelitas en el desierto. Se encontraron rodeados de bestias salvajes, en lugares
áridos, pero nada les faltó. Fueron cuidados como quien “cuida la niña de sus
ojos”, o como “águila a sus polluelos”. A pesar que disfrutaron de todos estos
beneficios, no respondieron con gratitud, sino que se comportaron como bestias
(vs. 15). En su arrogancia, se volvieron a los ídolos; y tomaron de los recursos
que Dios, y ofrecieron ofrendas a los demonios.

Vss. 19-25. CONSECUENCIAS. Serían abandonados al hambre y a la


destrucción por sus enemigos, por haber tolerado y adorado a dioses extraños.
La maldición de extinción caería sobre ellos ya que fueron adúlteros en su
relación con Dios por adorar a los ídolos, y el adulterio se castigaba con la
muerte.

Vss. 26-43. ESPERANZA. El propósito del juicio sobre Israel era la


redención en la última consecuencia del plan divino. Los verdaderos siervos de
Dios serían vengados. Lamentablemente, en tiempos posteriores, el juicio de
Dios cayó sobre Israel ya que su corrupción moral era como la de los habitantes
de Sodoma y Gomorra. Pero este cántico concluye con la esperanza de júbilo y
de triunfo final

C. EL TESTAMENTO DE MOISÉS (Dt. 33)


En la cultura del antiguo cercano oriente revestía una gran importancia las
últimas palabras de un padre moribundo. Eran consideradas como testamento
irrevocable. Las bendiciones dadas por los patriarcas a sus hijos eran
consideradas de gran importancia en su época (Génesis 27:26-29; 39-40; 49:1-
28).

Moisés como padre espiritual de las doce tribus pronuncia sus últimas
palabras de bendición, las cuales son consideradas como el testamento de
Moisés. La revelación de Dios por su medio constituyó la manifestación más
importante del Ser Supremo en el Antiguo Testamento. Esta revelación tenía
como propósito el que tuvieran un conocimiento suficiente de la voluntad de
Dios para poder vivir como nación justa y como pueblo santo, identificado con
el Rey de reyes (Éxodo 19:4-6).

Al concluir las bendiciones para cada tribu Moisés medita en la majestad y en


la grandeza de Dios, considerando a Israel como afortunado al estar identificado
con este gran Dios que no tiene igual, que no está limitado ni por el espacio ni
por el tiempo, porque Él es eterno y es el que con sus brazos eternos sostiene y
anima a Israel.

D. MUERTE Y SUCESIÓN (Dt. 34)


Este capítulo 34 fue escrito después de la muerte de Moisés (según evidencia
interna). Se cree que en un principio formaba parte del libro de Josué en calidad
de introducción. Registra la forma en que cumpliera el mandato recibido en el
32:48-52. El propósito por el cual aparece este registro es demostrar que al
fallecer Moisés, Israel permaneció fiel a la Palabra empeñada en el pacto y cómo
reconocieron al sucesor como divinamente instituido.

Cuando finalizan las bendiciones pronunciadas a las tribus, Moisés se


encamina sólo hasta el Monte Nebo, a la cima del Pisga. El Monte Nebo
alcanza una altura de 835 metros. En un lugar a 19 Kilómetros, al este de donde
converge el río Jordán con el mar Muerto, a 394 metros, bajo el nivel del mar.
De aquí se permite a Moisés contemplar la tierra de la promesa, como se puede
notar, un punto muy ventajoso.

Moisés dirigió su mirada hacia el norte. Desde este punto, pudo ver el valle
del Jordán que se extendía más allá del mar de Galilea hasta el pico, cubierto de
nieve, del monte Hermón a 193 Kilómetros al norte, donde formaba el término
sur la cordillera frente al Líbano, 2,814 piez sobre el nivel del mar. Notemos
que el versículo 7 nos indica que “sus ojos nunca se oscurecieron”. Aunque
muy probablemente Moisés no pudiera ver el mar Mediterráneo, vio la tierra
directamente al oeste, especialmente el oasis fresco que rodeaba a Jericó, que los
israelitas habían anticipado como posesión suya, al cruzar el río Jordán. De este
modo Moisés pudo contemplar la tierra que Dios había prometido a Abraham,
Isaac y Jacob.

Moisés, este gran siervo del Señor, murió en el monte Nebo como se le había
ordenado en Dt. 32:50, “muere en el monte al cual sube” y fue enterrado en el
valle moabita. Se desconoce el lugar exacto. Judas 9 se refiere a este suceso,
pero también omite este dato.

También por mandato divino, Moisés había ordenado a Josué como sucesor
suyo, mediante la imposición de manos. El pueblo obediente al mandato de su
dirigente reconoce la sucesión de Josué (Dt. 31:1-8). Como recordarán en la
lección introductoria, referimos este momento, haciendo referencia a Moisés
como “la expectativa” y a Josué como la “realización. Moisés pasa el Mar Rojo,
Josué, el Jordán. Moisés los libra de la esclavitud; Josué los introduce a las
bendiciones; Moisés les proporciona una visión de fe; Josué introduce a una vida
de fe; Moisés les habla de una herencia: Josué los introduce a la posesión.
Aunque éste último era sucesor del gran líder, no fue igual. En efecto, de todos
los profetas que aparecieron desde entonces. Jamás se levantó uno como Moisés
(Dt. 18:15; Números 12:6-8). Moisés fue único entre los profetas de Israel y en
esta relación divino-humano, Dios conoció a Moisés “cara a cara”. En
revelación divina, tanto de palabras como por los hechos poderosos de Dios,
manifestados en su ministerio, Moisés no tuvo nunca igual en ningún profeta
posterior, hasta la venida de Jesucristo.

NOTA

Aunque nunca se erigió ningún memorial para que se pudiera reconocer el


lugar donde se encontrara la tumba de Moisés, él no fue olvidado. La revelación
tal como registra el Pentateuco, se recuerda de generación en generación, como
la ley de Moisés; y profeta tras profeta recordaban a los israelitas que Dios había
hablado por medio de Moisés. El mismo Jesús lo hizo. Y Moisés aparece
nuevamente en la historia sobre el monte de la transfiguración con el profeta
Elías y con el Señor Jesucristo (Mateo 17:3; Marcos 9:4; Lucas 9:30-31).

CONCLUSIÓN
Es importante que aprendamos que los dirigentes pueden cambiar, pero la
obra de Dios sigue adelante (Josué 1:1). El pueblo no depende solamente de la
capacidad humana ya que tenemos la promesa, tanto para el líder como para la
congregación en general: “Jehová es el que va delante de ti; Él será contigo, no
te dejará, ni te desamparará”.

Josué y el pueblo de Israel no podían mirar el futuro más allá de lo que


podemos ver nosotros hoy. Sin embargo, sabían que la Tierra prometida habían
batallas, desalientos y momentos de muchas pruebas. El hecho que la tierra era
“Prometida”, y que Dios estaba del lado de ellos, no garantizaba la desaparición
del desaliento, y del posible fracaso.

En nuestras vidas debemos reconocer que el ser una persona salvada y


santificada, no nos hace impunes a los problemas, los contratiempos, las
tristezas y tragedias. Pero debemos descansar en las palabras consoladoras del
Señor: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad yo he vencido al mundo”, y
en las que Moisés dirigió a Josué: “Jehová es el que va delante de ti”.

La historia continúa. El recorrido no ha terminado. Moisés y Josué no están


con nosotros, pero tenemos a alguien más poderoso que ha venido a lado nuestro
para fortalecernos y es el consolador: El Espíritu Santo. Es más, nosotros
mismos tenemos ahora la responsabilidad de ver hacia delante y guiar a todo
aquel que desea tomar la senda de la vida; por lo que es muy importante que nos
apropiemos de la promesa y marchemos a poseer la tierra. Hay más por
conquistar.

Seamos, pues, partícipes en la continuación del pacto, tomando en


consideración: 1. Un nuevo líder (Dt. 31). 2. Un nuevo canto (Dt. 32). 3. Una
nueva bendición (Dt. 33). 4. Una nueva tierra (Dt. 34).

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http://www.institutoalma.org/CorazonYVida/Dt-idx.html
2/1/2007 14:07:47
cuáqueros

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