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Cinco Tareas Terapéuticas.

Bowlby

Un terapeuta que aplica la teoría


del apego considera que su papel
es el de proporcionar las
condiciones en las que su
paciente puede explorar sus
modelos representativos de sí
mismo y de sus figuras de apego
con el fin de volver a evaluarlos y
reestructurarlos a la luz de la
nueva comprensión adquirida y
de las nuevas experiencias
vividas en la relación terapéutica.
Al ayudar al paciente a lograr este fin, el papel del terapeuta pueden ser
descrito según cinco puntos principales.
El primero consiste en proporcionar al paciente una base segura desde la
cual explorar los diversos aspectos desdichados y dolorosos de su vida
pasada y presente, en muchos de los cuales les resulta difícil o tal vez
imposible pensar y reconsiderarlos sin un compañero confiable que le
proporcione apoyo, aliento, comprensión y, en ocasiones, una guía.
El segundo es el de ayudar al paciente en su exploraciones alentándolo a
considerar los modos en que entabla relaciones con figuras significativas en
su vida presente, cuales son sus expectativas con respecto a sus propios
sentimientos y conducta y con respecto a los demás, qué tendencias
inconscientes puede estar poniendo en juego cuando elige una persona con
la que espera mantener una relación íntima y cuando crea situaciones que lo
perjudiquen.
Una relación particular que el terapeuta
alienta al paciente a examinar, y que
constituye la tercera tarea, es la que se
establece entre ellos dos. En ésta el
paciente colocará todas las
percepciones, las construcciones y las
expectativas de cómo puede sentirse y
comportarse con él una figura de apego
dictada por sus modelos operantes de
los padres y del sí mismo.
La cuarta tarea consiste en alentar al
paciente a considerar el modo en que sus percepciones y expectativas
presentes y los sentimientos y acciones que aquellas originan pueden ser el
producto de acontecimientos y situaciones que enfrentó durante su infancia
y adolescencia -sobre todos los vividos con sus padres- o bien producto de lo
que pudieran contarle en repetidas ocasiones. Con frecuencia éste es un
proceso doloroso y difícil, y no pocas veces exige que el terapeuta permita a
su pacientes considerar como posibilidades las ideas y los sentimientos con
respeto a sus padres que hasta el momento consideraba inimaginables e
impensables. Al hacerlo, el paciente puede sentirse afectado por fuerte
emociones y por la necesidad de realizar acciones, algunas dirigidas hacia
sus padres y algunas hacia el terapeuta, y muchas de las cuales considera
atemorizantes y/o extrañas e inaceptable.
La quinta tarea del terapeuta consiste en capacitar al paciente para reconocer
sus sus imágenes (Modelos Operantes Internos) de él mismo y de los demás,
-derivadas de las experiencias dolorosas del pasado, o de mensajes equívocos
provenientes del progenitor, pero con demasiada frecuencia denominada
erróneamente en la literatura como “fantasías” -pueden o no ser apropiadas
para su presente y su futuro; o efectivamente, pueden no haber estado nunca
justificadas. Una vez que ha captado la naturaleza de sus imágenes (MOI)
dominantes y que ha rastreado sus orígenes, puede comenzar a comprender
qué lo ha llevado a verse a sí mismo y al mundo de esa manera, y por lo tanto
a sentir, pensar y actuar como lo hace. Entonces está en condiciones de
reflexionar sobre la exactitud y adecuación de esas imágenes (MOI) y sobre
las ideas y acciones a las conducen, a la luz de las experiencias presentes con
personas emocionalmente significativas ´-incluyendo al terapeuta al igual
que a sus padres- y él mismo en relación con cada uno. Una vez que el
proceso se ha puesto en marcha, él empieza a ver las antiguas imágenes
(MOI) por lo que son, los productos no irracionales de sus experiencias
pasadas o de los que le contaron en repetidas ocasiones, y por tanto sentirse
libre de imaginar alternativas más ajustadas a su vida presente. Con estos
medios, el terapeuta espera permitir a su paciente que deje de ser un esclavo
de los viejos e inconscientes estereotipos, y que sienta piense y actúe de
nuevas maneras.
Aunque en esta exposición es conveniente presentar la lista de las cinto
tareas del terapeuta de una manera lógica, están tan vinculadas entre sí en la
práctica, una sesión productiva probablemente implicará primero una tarea
y luego otra. De todos modos, a menos que el terapeuta pueda capacitar a su
paciente para sentir algún grado de seguridad, la terapia no puede siquiera
empezar. Por tanto comenzaremos con el rol de terapeuta de proporcionar a
su paciente una base segura
John Bowlby.

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