Está en la página 1de 3

Relación de objeto

La relación de objeto es el modo de relación del sujeto con su mundo.

Los padres como objetos que ayudan al control de las pulsiones libidinales y agresivas viven
dentro del individuo, ya sea para satisfacerlo o para frustrarlo. Los hermanos guardianes también
habitan ese mundo interno y siempre tienen actualidad, porque su actividad de guardianes perdura
siempre ya sea satisfaciendo o desprotegiendo al sujeto. El niño antes de internalizar a la madre
guardiana, protectora y gratificante incorpora a la madre, padre, hermano como objetos que no lo
satisfacen, y precisamente porque no lo satisfacen es por lo que lo tienen que incorporar, al objeto
guardián que lo satisface lo puede manejar y puede tratar con él, lo incorpora automáticamente, lo
internaliza como satisfactor, como gratificante de sus deseos (Fairbaim y Ronald, 1978), ya que no
lo traumatiza, no lo frustra, por eso muchas veces se trata de conquistar a quien nos dio y ahora no
nos da, se trata de domar al que no nos satisface, deseamos que lo haga y si no nos enojamos y
somos agresivos con él, y lo culpamos de todas nuestras frustraciones y dolores emocionales.

Cuando el objeto ha sido internalizado, se expresa ya sea en la relación consigo mismo o con
quienes lo rodean. Resulta claro que la relación madre-padre-hermanos y la herencia son
determinantes para la formación de la personalidad futura. En cuanto a la herencia biológica, ésta
tiene influencia en el desarrollo; en esa cualidad genética la madre tiene mucha importancia en su
interacción con el niño, puesto que es la madre la que generalmente recibe al bebé y le ayuda en
su adaptación biológica desde el propio nacimiento. Si la madre no posee conflictos psicológicos
significativos responderá a su hijo de manera razonablemente saludable, si no
responderá con esos conflictos psicológicos que no son del niño pero
que posteriormente lo serán.

Así la madre o sustituto de ella, cuidará y ayudará al niño a resolver sus ansiedades y conflictos
propios, dándole la expectativa y sensaciones de satisfacción. En caso contrario, producirá en el
niño conflictos que insertará en su inconsciente y que serán reales y vigentes para él. Funcionan
como reales desde su mundo intrapsíquico.

A este respecto a veces son más útiles los substitutos de la madre, más sanos que la madre
misma. Una madre puede verse en una situación desventajosa a causa de muy diversas
circunstancias y sin embargo puede ser una buena madre. Es la constancia objetal, prácticamente
de cualquier calidad, la que va a tener una fuerte influencia sobre el futuro de la salud mental del
niño.

Constancia objetal: Gradual internalización de una imagen constante y catectizada positivamente


de la madre. Este es el último paso en el desarrollo de una relación de objeto madura. Si hay
constancia de objeto, éste no se cambia por otro aunque deje de ser satisfactor o esté ausente. Se
puede sustituir a la madre real por su imagen internalizada.

El padre también es una persona que establece relaciones perdurables con el niño, lo motiva y le
da sentido a sus metas y formas de conducirse. Los tiempos están cambiando y también los
métodos hospitalarios y de crianza de los hijos por parte del padre, ahora los hospitales favorecen
a que se establezca con el recién nacido igual que con la mamá una relación paralela con el papá.
El padre comienza a establecer contacto con el hijo en el ámbito de crear un vínculo con el recién
nacido durante los tres primeros días después del nacimiento y con frecuencia antes. El
embelesamiento del padre que después se convierte en el sentimiento de orgullo y de la capacidad
de conmoverse en el hijo, es una de las características de ese vínculo establecido tan
tempranamente del padre con el hijo. Es el padre la persona que al relacionarse con su hijo lo
provee, lo satisface o le quita afecto de la madre, de los hermanos, etc., la que al igual que la
madre troquela la personalidad del hijo. Los hermanos mayores, por lo general, y en muchos casos
menores, influencian la mentalidad del individuo y al igual que la madre y que el padre, dan,
torturan, quitan afectos al hermano. Así la primera pareja madre-hijo troquela ciertas relaciones de
pareja; en la pareja padre-hijo se construyen otras formas de relación o se ratifican las establecidas
con la madre, en la relación hermano hermano también se forman parejas deserotizadas de
hermanos casi sin importar el sexo, parejas que son influyentes futuras en las relaciones de pareja
que el individuo establezca. Una relación diádica de hermanos, o triádica o de cualquier otro tipo
(de amigos, de enemigos, de rivales, etc.) igual quita o da emocionalmente al individuo
satisfacción o tortura.
Así las nuevas relaciones establecidas en la edad adulta se establecen a imagen y semejanza de
las establecidas con ellos. Se establecen relaciones inconscientes que sólo tienen lógica irracional
para el sujeto y que son reales y existen más allá de la lógica formal o dialéctica.

En cada persona existe una jerarquía de importancia emocional intrapsíquica. Para unos es más
importante el padre como conflicto que la madre o hermanos, el que exista una jerarquía no le
resta trascendencia a ninguna persona importante.

El cambio de objeto en la niña


El desarrollo objetal en la niña requiere de una transición más elaborada que en el niño. Esto
implica abandonar su primer objeto, la madre, y visualizar al padre como su segundo objeto.
Esta transferencia se presenta entre los tres y seis años de edad. Este cambio está delineado no
solamente por los hechos de la experiencia, sino también se le atribuye a factores biológicos.
Es importante señalar la influencia de los factores psíquicos sobre el desarrollo de los procesos
psicológicos, ya que es determinante en la aparición de complicaciones y perturbaciones
acaecidas en la neurosis.

Neurosis: Alteración psicológica en la cual permanece relativamente intacta la apreciación de la


realidad, pero los conflictos inconscientes reprimidos dan lugar a síntomas tales como angustia,
depresión, temores irracionales, dudas, obsesiones, y malestares físicos de origen psicológico.

Los desengaños que la madre produce en la niña, como el destete, el aprendizaje de los hábitos
higiénicos y el nacimiento de hermanos, facilitan, predisponen o impiden que ésta se aparte de
la primera. Sin embargo existe otro desengaño específico para la mujer, y se ha mencionado en
repetidas ocasiones, la envidia primaria del pene en la niña (real y simbólica), pues la niña observa
que, realmente, no tiene pene y que los niños sí, y simbólica por que el sentimiento vivido de
frustración puede ser desplazado a cualquier potencialidad o habilidad. Algunas niñas que por su
experiencia personal presentan una tendencia al autorreproche, pueden reaccionar ante esta
envidia con sentimientos de culpa y perciben este desplazamiento como un daño subjetivo hacia
su propio cuerpo.
Esto hace que conciban a la madre como responsable: la madre no les concedió un privilegio, las
hizo carentes de algo. Así este desengaño, exclusivamente femenino, conlleva a la niña a alejarse
de la madre. En algunas mujeres esto conlleva también la sensación permanente de estar
incompletas, culpando de esta situación a la madre, al padre o a los hermanos, o a cualquier
situación social.
La connotación de feminidad se matiza en elementos receptivo- anales y receptivo-orales. La niña
en esta transferencia de objeto busca obtener en el padre los suministros que la madre no le
concede. La niña crea un esquema de fantasía en el que la idea de pene es revertida por la idea
de convertirse en niño, y el clitoris como zona prioritaria en su estructura corporal puede
nuevamente ser reubicado en otro lugar, regresivamente, por exigencias anales y especialmente
orales, esto es, receptivas.
La sexualidad vaginal estará matizada por características de origen receptivo de las catexis, y a
una receptividad femenina normal.
El embarazo es considerado como una incorporación de este proceso. Por otro lado pueden surgir
situaciones patológicas que presentan una reactivación de tendencias sádico-orales,
que alteran la sexualidad posterior de la mujer.
Por lo precedente se puede decir que el amor preedípico hacia la madre deriva su primacía en las
neurosis de la mujer.
Un punto de discernimiento entre el hombre y la mujer radica en la relación con la madre. Ésta
estriba en la fuerte ambivalencia que confluye en la relación de ésta con la madre, a diferencia del
hombre con el padre, que se resuelve con la identificación. Sin embargo no siempre se observa un
desprendimiento del objeto-madre por parte de la mujer. Esto se puede corroborar en la elección
de pareja u objeto masculino amoroso que hacen, en la cual buscan características similares de la
madre.
Esta fijación preedípica a la madre es catectizada por objetivos pregenitales; pero también
aparecen pulsiones genitales conducidas hacia la madre, y es el desengaño genital lo que conlleva
a la renuncia final.
Así como existen diferencias, también existen similitudes, la niña crea un complejo de Edipo
análogo al del varón cuando logra establecer el vínculo con el padre. Esta relación no resulta del
todo exitosa, ya que crea en la niña un odio cargado de celos con sentimientos de culpa hacia la
madre. Este odio se manifiesta aunado a pulsiones anteriores de las etapas preedípicas.

Preedípico: Califica el periodo del desarrollo psicosexual anterior a la instauración del complejo de
Edipo; en este periodo predomina, en ambos sexos, el lazo con la madre.

Freud expresó las diferencias en el desarrollo de las relaciones de objeto para el hombre y la mujer
de la siguiente forma: el complejo de Edipo masculino se resuelve gracias al complejo de
castración; se renuncia a él por causa de la angustia de castración. El complejo de Edipo femenino
es producido por el complejo de castración: a causa del desengaño acarreado por la carencia de
pene el amor de la niña se vuelve hacia el padre (Fenichel, 1991).

Complejo de castración: Complejo centrado en la fantasía de castración, el cual aporta una


respuesta al enigma que plantea al niño la diferencia anatómica de los sexos; esta diferencia se
atribuye al cercenamiento del pene en la niña.

También podría gustarte