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1. LA POESÍA MODERNISTA.
2.1. LA TRANSICIÓN
En la primera década de nuestro siglo , la literatura hispanoamericana
comienza a dar sínto mas de un cambio de rumbo. Se produce ya una
renovación en la temática. La mirada de escritores como Amado Nervo,
Guillermo Valencia, Leopoldo Lugones o Jo sé Santos Chocano, se centró
en la intimidad y en lo cotidiano, y a la vez, de la mano de una
preocupación americanista cada vez más acentuada, descubrió la vasta
geografía del nuevo mundo. La poesía se enriqueció así de matices
nacionales o regionales, empezó a indagar en la esencia de lo americano,
trató de contribuir a su definición. También en estos años se aprecia un
cansancio y a de las formas del modernismo. En 1911 el poeta mejicano
Ernesto González Martínez condena los aspectos más ornamentales de la
4. LA POESÍA PURA.
Con este rótulo suele reunirse a una serie de poetas en los que se
observa un equilibrio entre tradició n y renovación, entre clasicismo y
modernidad. Se alejan de las estridencias vanguardistas, aunque, en
muchos casos, proceden de ellas o han tenido en cu enta sus aportaciones
especialmente la imagen de tipo surrealista. Como nuestros poetas del
27, se ven influidos por Valéry o J.R. Jiménez; admiran a Góngora y a
otros clásicos españoles; gustan de la perfección formal; eco de las ideas
de Ortega y Gasset sobre la “deshumanización del arte” ... Sin em bargo, y
también como en nuestros poetas del 27, la deshumanización no llegó a
ser total: el calor hum ano está presente en ellos, aunque depurado por la
inteligencia y la mesura.
En México el grupo m ás represen tativo de esta época es el que se reúne
en torno a la revista Contemporáneos. No forman una grey compacta:
más bien pueden ser considerados, en palabras de uno de sus miembros,
José Gorostiza, como una suma de “individualidades irreductibles”. Nacen
a la poesía bajo el signo del Modernismo, pero enseguida deriv an hacia
una actitud de rechazo. Hombres de su tiempo, manifiestan gran interés y
curiosidad por las nuevas tendencias. No buscan tanto una expresió n
específicamente mexicana cuanto la inco rporació n a un movimiento
renovador general. Forman parte de este grupo figuras com o JOSÉ
GOROSTIZA, JAIME TORRES BODET, XAVIER VILLAURRUTIA... Nos
detendremos sólo en la figura de CARLOS P ELLICER, quien tiene una veta
lírica exuberante, musical y colorista, que fluy e con extrema agilidad. Usa
vistosas imágenes. Canta a la naturaleza como reflejo de la divinidad,
como paraíso de los trópicos. Esa brillantez plástica no está reñida con un
intenso lirismo. El predominio de la vida sobre la muerte, rasgo que lo
diferenci a de otros compañeros de grupo, no le impide detenerse en
melancólicas reflexiones existenciales sobre el paso del tiempo .
5. LA “POESÍA NEGRA”.
En la poesía cubana no faltan representantes del Posmodernismo o de
cierto clasicismo, influido también por la poesía pura, como MARIANO
BRULL o DULCE MARÍA LOYNAZ.
Una de las variantes más interesan tes y productivas del neo popul ismo es
la poesía vinculada al mundo negro que surge en el Caribe en los años
treinta. Esa lírica, además de buscar una nueva sonoridad, es
manifestación de un compromiso ético y político con los grupos
marginados. Tres po etas, de distinto calado, encarnan esta corriente
lírica: el puertorriqueño LUIS P ALÉS MATOS y los cubanos EMILIO
BALLAGAS y NICOLÁS GUILLÉN. Sobresale este último, ya que nadie ha
ahondado como él en las profundas significaciones del mestizaje cultural
de su tierra. Ya en sus dos primeros libros, Motivos de son y Sóngoro Cosongo,
nos da muestras de su arte: un pro digioso sentido del ritmo, la
estilización de lo popular a través de un lenguaje lleno de sorpresas y un
decidido enfo que social, junto a poemas de pura intención lírica. En West
Indies, Ltd. adquiere m ás peso el mensaje político y social. Cantos para
soldados y sones para turistas intensifica la línea iniciada en el libro
anterior, que dominará en lo sucesivo. L a guerra civil española inspira
España. Poema en cuatro angustias y un a esperanza, un canto a la
libertad y una profesión de fe en el futuro de nuestra nación; la “angustia
cuarta” reco ge la dolorosa impresión que produce al autor la m uerte de
Garc ía Lorca, al que hab ía conocido en La Habana.
7. TRES POETAS.
8. SÍNTESIS