Está en la página 1de 35

TEMA 2: EL ENSAYO MODERNISTA: DE MARTÍ A RODÓ

INTRODUCCIÓN

En esta época hay una progresiva estabilidad políticas, aunque haya guerras como la de
Paraguay, son guerras de fronteras, las naciones se están haciendo. Se produce
inmigración al Río de la Plata y a Brasil. Se mejoran las comunicaciones, como la del
ferrocarril, surge el telégrafo, se abole la esclavitud (en teoría, se pone en marcha la
educación laica con ese socialismo utópico y el positivismo filosófico, que aún están en
la bandera de Chile, México, etc. Avanzan mucho las ciencias, etc. Es decir, en este
segundo Romanticismo paralelo al Realismo, nos alejamos del misterio y se toca la
realidad, la naturaleza, las especies, etc. El positivismo y el liberalismo van muy unidos,
tendrán mucho éxito en México y en Chile.

La literatura en la segunda mitad del siglo sigue teniendo esa búsqueda de identidad. El
Romanticismo llegó hasta los primeros años del siglo XX, se superpuso al Realismo,
Naturalismo y Modernismo. América tuvo un largo Romanticismo, prácticamente hasta
1910 como dice Rubén Darío. La búsqueda de la identidad sigue ahí, sobre todo en el
ensayo. Algo que caracteriza la segunda mitad del XIX podríamos decir que es el
indianismo, para ensalzar lo autóctono, el indio precolombino. Las fronteras no están
claras.

Se pone de moda la novela indianista a través de anécdotas históricas como Guatimocín


(1846) de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Los indígenas están muy idealizados, son
auténticos mártires, siempre hay una anécdota amorosa que suele mezclar las razas, por
tanto, nunca puede llegarse a un final feliz. Cumandá (1871) propone la historia entre una
india y un blanco, de donde la india resulta ser una falsa india y resulta que el blanco es
su hermano, lo que imposibilita el final feliz. Clorinda Mato de Tarner, peruana, ve la
vida durísima de los indios y es la primera que escribe sobre el indio real. Hasta entonces
la novela indianista era idealista y ella lo hace por primera vez con tono de denuncia,
iniciando una corriente indigenista que se extenderá a lo largo de la primera mitad del
siglo XX, es realista. Escribe al menos tres novelas, de las cuales Aves sin nido, lo que
es el indio (1889) marcará el cambio. El escenario y el sufrimiento ya es el momento de
inflexión, totalmente realista.

América tiene su propia dinámica y, aunque hereda la literatura europea, tiene un Barroco,
un breve Neoclasicismo (ya que en la época el continente americano se está metiendo en
la tensión de las independencias) y un largo Romanticismo, prolongado sobre otras
tendencias posteriores. Los personajes se centran más en el campo más degradado.

Características del Modernismo hispanoamericano

El arte por el arte o arte funcional para la sociedad tiene clara su elección, quiere buscar
la belleza como objetivo del texto. Es lo que permite desgajar las distintas características
del Modernismo. Hay dos momentos:

- Los padres del Modernismo: Rubén Darío, Martí, Julián del Casal, José Asunción
Silva, etc.
- Los menos modernistas, supuestamente, más independientes son Silva y Martí.
Los demás son afrancesados, cosmopolitas, con características de la musicalidad
del verso, la rima, el verso ha de ser brillante, que suene porque tiene que ser bello.

JOSÉ MARTÍ
Es político y está politizado desde su infancia. Su familia es española, porque Cuba es
colonia española, pues Puerto Rico y Cuba no consiguieron su independencia. Gente que
es de familia española, de funcionarios españolas, pero desde su infancia se radicalizan y
ponen su vida bajo el ideal de la búsqueda de la independencia. Eso lo hace especial. Se
profesionaliza la literatura y Martí vivirá del periodismo, será público como los demás y
en ese sentido hay que poner en interrogante el concepto de la torre de marfil en la que se
encuentra el modernista.

La prosa del Modernismo es lo mejor, porque se agiliza, dejan de aparecer frases largas
con subordinación propias del Romanticismo, que se hacían muy reiterativas. El
periódico te deja pocas líneas, hay que concentrar el mensaje, que además de ser mensaje,
ha de ser lo más bello posible, con lo cual es de lo mejor que existe. Martí escribirá poesía,
pero sus poemarios son breves. Se a ganado la vida en México y se ha dedicado a la
política, por eso es original, por eso muchos se cuestionan si verdaderamente es
modernista.

Martí no se encierra a escribir, le fluye la poesía. Se produce una identificación de la


poesía con la vida, la desconfianza del poeta en le poder inspirador de la naturaleza. Para
él la libertad es muy importante, la naturaleza, el hombre al aire libre, mientras que el
modernista es el jardín cerrado. De esta manera, se aleja del Modernismo y se acerca al
Romanticismo. Tiene un temperamento primario, es un apasionado y un hombre muy
brillante.

Ismaelillo (1881), Versos libres (1882) y Versos sencillos (1892) son obras muy
conocidas de Martí, pero son más famosas sus actividades en el periodismo, el revistas,
los epistolarios, etc. Algunos rasgos de su obra son: originalidad, belleza, colorido en la
rica adjetivación, sensualidad en la escritura, ritmo y musicalidad. Estos son los recursos
que emplea tanto en la prosa como en el verso.

Es el primer creador de prosa del mundo hispánico. A finales del XIX hay una crisis de
ideas que Martí representa en sus prosopopeyas, escritas en mayúsculas para representar
la crisis y duda existencial de su tiempo. Se educa en una ética positiva apuntalada en el
sacrificio y en la solidaridad con los demás. Se defiende que la vida es una creación propia
tejida de fe y amor, es un poeta visionario. Su originalidad se encuentra en que él no
copia, sino que lleva al papel lo que ha visto con sus propios ojos. Es un heredero de los
simbolistas franceses. Sus poemas son de libertad.

Nuestra América (1891)

El autor muestra aquí una cierta preocupación por el presente y futuro de América. En
este manifiesto le quedan cuatro años de vida. Sus visiones las lleva al texto, es muy
visionario en prosa política. Hay mucha crítica política en el artículo, puede ser un
manifiesto del Modernismo a la altura de los primeros que lanza Martí, como el prólogo
al poemario El Niágara. Es un ensayo sobre la búsqueda de la identidad, es un ejemplo
paradigmático de esa preocupación por el futuro de América.

En vez de hacer un prólogo, hace un manifiesto: nadie tiene hoy su fe segura, hay
angustia, inseguridad del hombre. Quiere hacer un análisis y una proclama de esperanza
de un hombre y un mundo nuevos. En el sentido de la vida como una creación propia
entran símbolos de evasión como los pájaros, las alas, etc. Martí es discípulo de las ideas
de Bolívar, su proyecto fue universal y panamericanista. Es una prosa política y ensayista.

Este artículo parte de un quehacer martiano que se ven en la crítica, en sus versos y en su
inquietud por el hombre y por la patria, que es capaz de integrarla en esa América de
habla hispana. Es un testamento en este sentido, la culminación de un ideario mantenido
a través de una vida errante. Martí sufrió prisión en Cuba y España por sus ideas políticas
y escapó de la isla sin poder volver a su adorada Cuba. Es un hombre que siempre lucha
contra el colonialismo, por la libertad de Cuba y la de Hispanoamérica, por la
independencia.

En la primera parte del texto ve los problemas como dos tipos de amenaza que acechan a
Cuba y a América en general. Está abriendo con un sentido bolivariano. Estos dos tipos
de amenaza son:
- Internas, amenazas que acechan desde dentro como el aldeanismo y el desarraigo.
- Externas, se refiere a Estados Unidos que se a forjado hace poco.
Realiza una llamada a la acción al decir: Lo que quede de aldea en América ha de
despertar. Para él lo que salva al mundo son las ideas, le preocupa el analfabetismo.
Quiere formar al pueblo, que concibe como una trinchera de ideas. Hay una llamada a la
unidad, es consciente de que después d las guerras de la independencia ha albido el intento
de crear pueblos que luchan unos contra otros y dice que está bien, por un lado, pero
frente a la amenaza de Estados Unidos, del nuevo colonialismo, hay que mostrarse como
una Hispanoamérica en busca de la libertad, por lo que hay que dejar las peleas de pueblo,
la envidia y unirse, sabiendo qué se quiere hacer y hacia dónde van, ese es el mensaje.

El desarraigo se produce contra los desertores, contra los que no creen en su tierra, que
no creen en las posibilidades de América. El desarraigo es el gran problema de América
desde sus inicios, siempre han querido ser europeos, siempre han tenido cierto complejo
de inferioridad y han estado con ese sentido de dependencia de Europa. Para Martí, el
hombre americano debe aceptar su realidad histórica: la madre que amamante ha sido
negra o india, y eso es lo que quiere olvidar el americano, símbolo de ese mestizaje. Ha
de aceptarse la historia, el pasado. Martí es un adelantado a su tiempo.

Se conocen tres proyectos:


- Proyecto conservador. Inmovilismo, conservar las escrituras, criollos de raíz
blanca, siempre han mandado y seguirán haciendo. Este sería el primer proyecto.
- Proyecto civilizador. Crear una nueva América al estilo europeo a base de
inmigración europea y educación. Hay que poblar blanqueando, algo muy racista
y desarraigado porque pretende europeizar América.
- Proyecto asuntivo. Mientras que América no asuma la historia propia, las razas,
el pasado, la cultura… no tendrá nada que hacer. Leopoldo Zea habla de un
proyecto asuntivo dirigido por Martí. Este proyecto consiste en asumir que todas
las razas vivían en América, y también, asumir la historia.
El último proyecto es el que lidera Martí, que es muy bolivariano, no quiere enfrentarse
a los pueblos, sino que quiere volver a unir a América.

En el artículo también hará una síntesis de la historia de América, con cierto orgullo de
ella. Defiende cómo con todos los problemas que ha tenido América se han creado
naciones en tan poco tiempo. Sigue criticando el desarraigo, contra el europeísmo
evasionista, hay que tener en cuenta la realidad americana. La incapacidad no está en el
país naciente. Herder dice que América copia gobiernos de otros países, que tienen
problemas distintos. Martí contesta diciendo que América no está enferma ni limitada,
que no es inmadura y se vuelve contra el civilizado, sino que es distinta y hay que saber
gobernarla.

Defiende una tesis independentista, dice que hay que tener en cuenta a indios, negros y
blancos: El gobierno ha de nacer del país. El mestizo autóctono ha vencido al mestizo
exótico. El mestizo no es bárbaro, no hay una batalla entre civilización y barbarie. Se ve
cierto influjo de Rousseau y su teoría de que “el hombre es bueno por naturaleza”.
Ridiculiza esa dicotomía entre civilización y barbarie. La civilización puede ser falsa por
no conocer la realidad de su tierra, de esta manera Martí invierte a Sarmiento. Reconoce
que la segunda mitad del XIX ha sido un desastre porque en las naciones no ha habido
paz.

Apuesta por una cultura propia contra el dominio de los incultos o los extraños o
evasionistas. Ha habido tantos gauchos malos por no saber gobernar bien los cultos. Con
la revolución, las universidades se han venido abajo, no han enseñado nada sobre historia
o mestizaje americano, lo más sangrante es el intento de ser emperador mexicano, fue
impuesto por los europeos y fue un fracaso total. Va dando recetas para librarse de
tiranías. Volverá a recordar lo que ha sido la América colonial, su idea es que los
problemas existen y son reales, pero se salvarán.

Los gobiernos fracasan por incultos, la educación no debe ser literaria en el sentido de
flotar en el aire, sino que debe centrarse en la historia, en la sociedad y en la política
propia para conocer América. Octavio Paz dirá que América, y, en concreto, México, es
producto de violaciones. Se apuesta por que el colonialismo muera por la gesta
independentista, aunque sea un caos a lo largo del XIX, pero los levantamientos
independentistas acabarán con ello. Martí dice que el influjo armonioso de la naturaleza
americana también vencerá al colonialismo, como si esa naturaleza apaciguara al hombre.

El tercer elemento por el que morirá el colonialismo es por la cultura universal en el


continente de la luz, que será América. Hay un recuento para señalar la hibridez
americana. Lanza un bombardeo de metáforas para defender sus ideas. El amor entre los
hermanos es lo que los salvar´, es una ética religiosa.
Al final del texto recoge un mito indígena, la salvación de América vendrá del Semí, ídolo
de origen taíno que representa las fuerzas de la naturaleza. Martí lo usa simbológicamente
pensando en la mitología taína. La idea es recoger lo autóctono, desde la mitología del
indígena que era anterior al siglo XVI. El padre Amalivaca y su mujer bajan de los cielos,
recorren la Pampa americana y se supone que ha habido un diluvio, las aguas bajan y se
vuelve a sembrar el terreno arrojando tras sí los frutos de la Palma y de ahí brotan los
nuevos pobladores del mundo.

Volverá, al final, a hacer la historia de América colonial, pero ya desde la independencia.


Resume la idea del proyecto conservador. Martí reconoce que el XIX ha sido muy
problemático porque en las naciones no ha habido paz y propone un cambio de espíritu:
cambiar las cabezas y los corazones, no la estructura. Dice que la colonia continuó
viviendo en la República, y Martí hace una prolepsis narrativa, Cuba no es independiente,
no está hablando del pasado, habla de matar al tigre que es España y echarlo de Cuba y
Puerto Rico. Adelanta que se conseguirá la victoria.

A veces lanza tesis visionarias, apuestas, etc. La salvación viene por la naturaleza propia
o esa nueva cultura, pero también propia. Dentro del proyecto asuntivo hay que destacar
la élite intelectual que desprecia a indios y negros, a esclavos. La crítica, en el sentido
etimológico de juicio, hace pensar a los pueblos para hacer juicios de la realidad. Hay
mucha pasión en el texto y buenas intenciones, empieza a mirar lo propio. Martí ha dejado
las pautas claras, las tesis, las propuestas, etc. Es muy adelantado y dice cosas muy
impopulares, le da un tono francesista a la cultura y a la literatura. Usa símbolos, literatura
rica, imágenes visuales, oníricas, etc. La literatura nunca es un epifenómeno, pero está
entreverada, surge en hombres reales con problemáticas complejas.

En la recta final del ensayo se va salvando de todos los peligros como son Estados Unidos,
España. La tesis que se defiende es un deber urgente de nuestra América de enseñarse
cómo es su pasado, etc. El desdén del vecino se solucionaría si la conociese. Martí cree
mucho en el hombre, tiene fe en el ser humano. Es totalmente antirracista, ve al hombre
natural. Aprendemos para enseñar, para hacer avanzar a la sociedad. Martí critica al
gigante del norte por su afán imperialista. No es antinorteamericano, solo se opone al
funcionamiento político y a la prepotencia como sello característico del hombre
americano, pues eso les creará problemas.

Martí se ve a sí mismo como el Semí, según diversos autores. Quiere sembrar un nuevo
espíritu, una nueva de ver América. Es mucho más democrático y estaba dispuesto a
perder la vida por una patria.

JOSÉ ENRIQUE RODÓ

La vida de este ensayista está enmarcada entre dos acontecimientos de resonancia


mundial: en 1871, cuando nació en Montevideo, acababa de proclamarse la III República
Francesa y el gobierno popular de la Comuna de París; en 1917, cuando falleció en Italia,
casi finalizaba la Primera Guerra Mundial y se iniciaba la Revolución Rusa. En esos 45
años el mundo occidental no solo experimentó profundas transformaciones, sino que estas
ocurrieron con demasiada aceleración.
Rodó es de familia medio culta, de origen español, catalán trasplantado a América. Se ha
educado en colegios particulares con una familia numerosa, conservadora. El padre tuvo
una quiebra económica, con lo cual, para los 14 años, se desplaza hacia la escuela pública
y enseguida queda huérfano. Después vivirá del periodismo. Fue un hombre que, desde
joven, se ha criado entre libros, en el amor por la cultura, por las letras. Todas estas
circunstancias explican que Rodó no tenga detrás lo equivalente a un bachillerato o
carrera: es autodidacta, literato y muy culto. Se ha forjado a sí mismo.

En Uruguay, el país está intentando fraguarse. La generación liberal está en el poder, pero
es un poder que no acaba tampoco de dominar por completo. La generación liberal es la
de la cultura. Hablaremos de partido blanco y colorado. Decir colorado es decir
civilizado, hombre de ciudad, culto, los doctores, donde situamos a Rodó. Los blancos
son la barbarie, los caudillos del interior. Hacia 1880-1890, cuando ya Rodó tiene 20
años, los colorados se hacen fuertes en el poder, y eso es lo que estabiliza
momentáneamente el país. Se hacen fuertes, a través de una persona que acabará siendo
prácticamente un dictador: José Batlle y Ordóñez. Logra hacerse con el partido de los
doctores, tomar el poder y ser presidente. Es amigo personal de Rodó y de casi todos los
hombres cultos de su generación.

Pertenece a la generación modernista, que en un primer momento está en las antípodas


de Martí. Es tímido, secundario, está metido en la biblioteca. Coincide con él en
implicarse en política, pero lo hace desde el parlamento, no es un apasionado ni coge las
armas para defender sus ideas como sí hizo Martí. No es exótico, no es parnasiano, no se
queda en la forma por la forma, en la belleza exterior, sino que le interesa más el
contenido, por eso escribe ensayos, no poemas. Tendrá sus distancias con Darío, menos
con Martí, pues el primer Darío le parece frívolo y sensual.

La recta final del Modernismo es un momento difícil políticamente, el Caribe empuja la


emancipación de Canadá en 1903. Es un momento de cierta estabilidad económica, a
través de la industrialización. Eso explica que surja el Modernismo, en esa sociedad en la
que solo se valora el poderío y el dinero, parece que el poeta no cabe. Sin embargo, el
poeta encontrará su sitio en el periodismo, que explicará la obra de Rodó.
En el 71, momento del liberalismo positivista, está llegando al poder esa segunda
generación romántica, la denominada “generación liberal”. En 1917 entra en un mundo
políticamente distinto por la Revolución Rusa. Viajará durante la Primera Guerra
Mundial a la Europa convulsa. Si viaja a Sicilia es porque quiere conocer la vieja Europa.
En su país, la generación del novecientos destaca a Florencio Sánchez como dramaturgo,
la poeta Delmira, el filósofo Ferreira, etc. El portal se centra más en la publicación de
obras completas. La fecha importante en la vida de Rodó será 1898, cuando le indigna la
conquista, el avasallamiento de Cuba por Estados Unidos.

Surgen un partido conservador y otro liberal. En Uruguay hablaremos de blancos y


colorados. Los blancos eran los tradicionales, de campo; mientras que los colorados
pertenecen a la ciudad, la industrialización, etc. Se empieza a notar el influjo de años del
buen hacer cultural. Las revistas en América desde el Romanticismo publican muchos
textos.

Rodó fue autodidacta, no acabó el bachillerato. Es un hombre que no ha estudiado


organizadamente, fue siempre del partido colorado, progresista, de izquierdas, pero cada
vez se va haciendo más de derechas. Ariel es neoidealista, espiritualista, pero tiene algo
de positivismo. El ensayo es un género híbrido que está surgiendo, una prosa de ideas
donde también se cuida el aspecto literario. Veremos que Rodó introduce cuentecillos,
metáforas, alegorías, etc.

Los espiritualistas quieren aceptar que hay otros niveles, además de lo tangible,
demostrable, además de lo empírico. Apostarán por algo más, por ese espiritualismo. El
espiritualismo que plantea no es lo mismo que la religión, sino que es una síntesis entre
el mundo griego, la solidaridad y la generosidad de las primeras comunidades cristianas.
Tiene en cuenta los testimonios de Los hechos de los apóstoles. Si solo hay determinismo,
no se puede ejercitar la libertad. Para Rodó, no es lo mismo el voto del hombre preparado
o culto, que del analfabeto. Por eso no aceptará que cada hombre represente un voto. No
está radicalmente en contra de la democracia, pero quiere que detrás de esa democracia
haya un pueblo culto. La oligarquía griega es lo que predica el Ariel como forma de
gobierno, es el gobierno de los mejores. Su posición democrática es elitista, aunque
parezca contradictorio, pero hay que entender que en los países americanos había un
70/80% de analfabetismo. Exalta lo intelectual, defiende la figura del superhombre
nietzscheana, tiene que haber una selección de la especie desde lo espiritual, lo cultural.

Las revistas son el mejor vehículo para publicar y de educación. Funda su revista: Revista
nacional de literatura y ciencias sociales. A Rodó siempre le espantó el decadentismo, la
bohemia, lo voluptuoso, etc. Le interesa más la política, la educación del pueblo. Esta
revista se mantuvo durante dos años y pretendía ofrece3r la vida cerebral. Sabe que no es
un literato perteneciente a la torre de marfil, sino que le preocupan los temas y las
injusticias sociales. A partir de esta revista, saldrán sus primeras publicaciones.

Primeramente realiza un opúsculo llamado El que vendrá, diagnóstico sobre el estado del
alma de ese fin de siglo XIX. Se encuentra angustiado, confuso y ansioso de salvación.
Es un nuevo manifiesto del Modernismo. Rodó propone que el nuevo salvador es un
hombre de leras, un poeta. Su figura remite al héroe como hombre de las letras del que
habló Carlyle.

Clarín, uno de los mejores escritores del momento realista, le ofrece mucha información
a Rodó y este aprende de él. La crítica ve elementos que conforman el híbrido de Ariel.
Para Rodó, la base de la formación de los jóvenes hispanoamericanos debe aunar los
valores de la Antigüedad griega con la ética de las primeras comunidades cristianas.

Será el intelectual, un profeta. Siendo tan secundario es bastante visionario, hereda esa
línea bolivariana. El que vendrá tiene que ser el nuevo mesías, es decir, los intelectuales
del momento, de quienes está seguro. No rechaza el positivismo ni el Naturalismo, sino
que de ellos saca lo que tienen de bueno. Si hubiera que definir a Rodó diríamos que es
idealista, igual que Ariel. Se considera modernista siempre que lo entendamos más como
simbolismo que como parnasianismo.

Ariel y mucha de la obra de Rodó no se entendería sin 1898, la pérdida de las últimas
colonias españolas en América. En el preciso año de 1900, Rodo publicó en Montevideo
Ariel, con apenas 150 páginas dedicado a la juventud de América, a aquellos que está
dejando atrás, pero un libro que no habla de su propio país, sino de ese panorama
continental. Sirviéndose como símbolos de los personajes creados por Shakespeare en La
tempestad, Rodó quiso reflexionar y, sobre todo, ofrecer una respuesta ante las profundas
incertidumbres con que Hispanoamérica afrontaba los problemas de la modernidad y la
identidad en el umbral del nuevo siglo.

La obra se presenta como una defensa del espiritualismo frente al materialismo moderno.
El materialismo se identifica con Estados Unidos, y el espiritualismo con la vieja España.
También se plantea como una defensa de la América hispánica o latina frente a la amenaza
o dependencia por parte del gigante del norte. En conclusión, el libro llega en el momento
oportuno y tuvo gran éxito. En torno a 1920 y 1930 con la llegada de los socialismos a
América, va a sufrir un desplome. La obra pasará de moda y será muy cuestionada.

Ariel (1900)

Este texto está acabado en 1900, pero no se publica hasta 1914 en París. Es el mejor texto
del Espiritualismo finisecular del nuevo mundo. Propone una reflexión filosófico-
pedagógica aplicada a la realidad americana. Se refleja el contexto histórico, tuvo mucho
éxito. A esos presupuestos del positivismo opone la armonía, la belleza, el arte. Es un
sermón laico o discurso o diálogo a modo platónico, la última lección de un profesor. Es
un texto narrativo, la estatua de Ariel, genio de la tragedia de Shakespeare, preside la sala
donde se dará el sermón. Simboliza la libertad y la belleza, y se enfrenta a Estados Unidos.
Lo importante de esta obra no es la originalidad, sino las citas, es una simbología prestada.
Característico es su deseo de conciliar los opuestos, opone helenismo y cristianismo,
europeísmo y americanismo.

Aunque Rodó no se dé cuenta, escribe de manera bastante estetizante, elige bien los
vocablos y usa mucho las metáforas, la sinécdoque, metonimias, epítetos, etc. No estamos
ante un lenguaje denotativo, aséptico y frío, sino que el lenguaje se carga de
connotaciones simbólicas y culturales.

La obra es un sermón laico, un discurso a modo platónico, la última lección del maestro
Próspero a sus alumnos. Está unido a Shakespeare, utiliza una obra del francés Renan,
que escribió Vida de Jesús muy heterodoxa. Era un maestro heterodoxo, y había escrito
un drama titulado Calibán, continuación de La tempestad de Shakespeare. Es una obra
de 1878, siendo así una fuente cercana. Consta que la ha leído Rodó, porque dicho libro
está en su biblioteca. Renan invertía en gran medida la tesis de Shakespeare. Para él, la
democracia la impone Calibán, es decir, la democracia se hace desde la barbarie. Otra
fuente aún más inmediata es un artículo de periódico de Rubén Darío del 20 de mayo de
1898 titulado El triunfo de Calibán. Rodó construye una obra a partir de una simbología
prestada. Dialoga con Renan, con Darío, etc. Esto ya lo vio Clarín, amigo de Rodó.

Un tema importante en la obra es el sentido positivo del odio clásico (Grecia, Roma),
combinado con los valores de las primeras comunidades cristianas. Esto sería el gran tema
para Clarín. El segundo tema sería el combate contra el utilitarismo, lo pragmático de
Estados Unidos y la denuncia de una democracia que no suponga el triunfo de los mejores.
Rodó opina que el hecho de que cada hombre tenga un voto es un desastre si no hay
cultura, si ese votante es analfabeto. Apuesta por una oligarquía griega.

 Síntesis sobre Ariel

- Capítulo 1. El progreso de la humanidad es obra de la juventud, es una llamada a


la acción de la juventud para que progrese la humanidad. Contrapone Grecia con
Egipto.

- Capítulo 2. La especialización científica atenta contra la armonía y estar junto a


la belleza es fundamental en el ser humano, como lo ha sido en la Grecia clásica.
Termina elogiando la educación integral no sin antes intercalar un puente
simbólico. En este cuento el tema es ensalzar el ocio interior. Rodó ve el ocio
como fuente del pensamiento, de libertad. Va contra la armonía y la educación
integran.

- Capítulo 3. Insiste en la importancia moral de la belleza, la belleza no es mera


decoración, no es adorno de la forma, sino un atributo que va a conformar la
personalidad del ser humano.
- Capítulo 4. Toca temas como el idealismo y el utilitarismo. Empieza a criticar el
utilitarismo. Este capítulo y el siguiente están muy conectados, intenta reflexionar
sobre tales temas.
- Capítulo 5. Ejemplifica tal crítica al utilitarismo con la democracia de Estados
Unidos. Frente a eso propone la democracia de los mejores, la democracia griega.
Esa democracia salvará a Hispanoamérica del fracaso que vive. La mayoría de lso
países sufren anarquías, dictaduras, etc. la salvará también de ese igualitarismo
nivelador, que lo ve como la esencia de la democracia. Ese igualitarismo lo
considera algo negativo que impide que afloren los mejores y empieza a abogar
por los valores morales. Este capítulo es uno de los más argos de todo el ensayo.
Ciencia y democracia deberían ser compatibles con la vida del espíritu. El modelo
anglosajón le parece insatisfactorio, lo opone al modelo hispánico cuya herencia
es el cristianismo y el mundo grecolatino.

- Capítulo 6. Es más breve y apuesta por el porvenir. Ariel no es un ensayo negativo


solo de denuncia, sino que Rodó es un visionario y puesta por el porvenir, la gran
ciudad, pero recuerda que históricamente no existen pueblos grandes sin ideales
desinteresados. Para que los pueblos sean grandes deben contar con ideales
desinteresados. El libro termina con la mirada hacia Ariel, que representa el orden
en la vida, la noble inspiración en el pensamiento, el desinterés en la moral. El
buen gusto en el arte, el heroísmo y la nación, la delicadeza en la costumbre.
Representa idealidad, es una falacia sintetizar tan brevemente el ensayo.

Ariel es un ensayo abierto. El hilo conductor de cada capítulo quedará reflejado en tal
síntesis, pero el ensayo enlaza muchas cuestiones, muchas reflexiones. No deja de ser una
utopía y se le pueden hacer muchas críticas, pero realmente han sido no concretas. Se
abre y se cierra con marcos narrativos ficcionales, se relata como un cuento o novela.

 Análisis del texto

Ariel no es un personaje del ensayo. El único personaje que se caracteriza por asumir la
oralidad es Próspero, ideal al modo platónico hacia los alumnos. Solo al final de la obra
toma la palabra un alumno para dar una contrarréplica al maestro. Aunque tenga ese
molde platónico y sello de la oralidad, lo que hace Próspero es dialogar en el aula. Ariel
es el personaje puro, ideal en la tempestad y eso es lo que quiere Rodó, ejemplificar esa
idea, una estatua que está anclada a la tierra, pero que está apunto de subir.

Pretende simbolizar ese arrancar de la vida hispanoamericana para hacer propuestas que
tengan valores de todo tipo. En esta introducción sí se le puede acusar de algo, es que es
bastante explícito. Se sabe lo que quiere, en la caracterización de Ariel están los valores
que se propone a la juventud americana: que se rijan por la razón frente al entendimiento
interesado. Que asuma la espiritualidad de la cultura, que destaque por la vivacidad y la
inteligencia. Esa apariencia de Ariel va a ser el modelo de la juventud americana.

Al inicio de la obra se cierra el marco narrativo y escuchamos el discurso de Próspero, el


verdadero ensayo de Rodó, habla para la juventud. Encontramos entre líneas la oposición
de civilización y barbarie, pero vamos a ver que la civilización y no tiene que ver con la
educación ni tampoco con la regeneración, blanqueo de la raza, sino con una cultura del
espíritu atemporal, que vaya más allá. No es la dicotomía que propuso Sarmiento.

A Rodó siempre le molesta la multitud como rebaño, necesita seres humanos, no un grupo
con una masa anónima. En este sentido él es muy elitista. La simbología de lo azul viene
desde la Edad Media, pero la noche, los astros, no consiguen apagar ese azul. La
esperanza es importante para el autor, esté como esté América, hay esperanza en el
porvenir.

-Mientras la muchedumbre pasa, yo observo que, aunque ella no mira al cielo,


el cielo la mira. Sobre su masa indiferente y oscura, como tierra del surco, algo
desciende de lo alto. La vibración de las estrellas se parece al movimiento de unas
manos de sembrador.

Este último fragmento de Enjolrás en la obra nos sugiere un cuidado del lenguaje muy
notable. En casi todo el texto han importado más las idas que la forma, importan las
metáforas, las comparaciones, etc. Seguimos en el mismo lenguaje metafórico, ese juego
entre el cielo y la tierra, la tierra como rebaño humano. Para Rodó, la democracia conduce
al rebaño y no a la selección de los mejores que cultiven el espíritu, no hay tiempo para
el espíritu, para los ideales, para el ocio. La ética protestante y el nacimiento del
capitalismo están cobrando importancia. Realmente la sociedad se considera
predestinada. El trabajo sirve para ganarse la mirada protectora de los dioses. No tienen
libertad y tienen miedo. Lo que quiere el autor es que se termine con ese trabajo que no
nos deja pensar en nuestra libertad.

Enjolrás habla de sembrar, el hombre es un sembrador (metáfora bíblica). Hay que


sembrar ideas, hay que saber que tendrán que ser roturadas. El hombre tiene que dejarse
la piel para este trabajo, tiene que sacrificarse. Toda esta acción humana se presupone en
los intelectuales, pero ay una especie de visionarismo. Es una referencia del simbolismo
francés. Rodó se ha educado en cristiano y en ese sentido vemos ese cielo, esa divinidad
que te salva, que vigila. El cielo ayuda al hombre, al sembrador, pero es importante que
este, el intelectual, sea sembrador.

Las ideas de fondo están enlazadas con todo el contenido de Próspero. Rodó contrapone
protestantismo a catolicismo. Los protestantes creen en la predestinación, mientras que el
catolicismo habla del libre albedrío. Esto lo vemos en literatura, es una llamada a la
acción, que depende mucho de la libertad del ser humano. Esa mirada divina está ahí,
pero todo depende de ese libre albedrío de los seres humanos. Es una visión un tanto
católica la que ofrece Rodó. Una llamada con esperanza porque si todo está predestinado,
hagas lo que hagas, no servirá de nada. La Grecia clásica, la armonía, la belleza, la
cristiandad, no son tan arbitrarias. Efectivamente, arte con ética puede ser un cóctel
interesante, pero el protestante no habla tanto de libertad. El protestante siente una
inseguridad con respecto a sus acciones y tiene que estar seguro de lo que hace para saber
a ciencia cierta que va a conseguir algo bueno.

 Capítulo I

En este capítulo inicial se explica la importancia de la estatua de Ariel y nos pone en


situación: Próspero va a dar un sermón ante sus alumnos. Invita a la juventud a romper
los cánones. También tiene un mensaje romántico, en el sentido de que está abierto a la
naturaleza y rechaza lo artificial.
 Capítulo II

Estamos ante una narración en primera persona, porque es un monólogo de Próspero hacia
la juventud americana. Es un sermón laico, oratoria sagrada. El valor de la palabra de este
sermón es una herencia de la oratoria sagrada del renacimiento. Hay referencias a Goethe
Ariel es una utopía, pero también una llamada a la acción. Rodó en este sentido es muy
político. La juventud en sí misma es un milagro. Vemos la necesidad del autor de citar
para darse autoridad y apoyarse siempre en un europeo con esa paradoja que siempre
tienen los americanos: independencia, pero apoyándonos en lo europeo.

Presenta un mundo cerrado, la idea principal es el ser racional como naturaleza del propio
individuo, que después desemboca en el ideal de perfección clásico. Se apoya mucho en
Jean Marie Guyau, cuyas ideas consisten en insistir en una felicidad compartida con los
demás.

Estamos ante una prosa poética, las ideas son importantes, pero ahora lo que se nos
presenta es una imagen visionaria y galicismos. Estamos ante el francés. También vemos
referencias al Dorado y Cipangos, mitos de los conquistadores. Sabemos por las crónicas
de Indias que estos mitos existieron. El hombre visionario y anclado en los orígenes de la
conquista americana aparece. Rodó empieza este capítulo con prosa poética, no con un
simple panfleto.

La humanidad siempre espera el ideal, no debe tirarse la toalla. Después de aclarar esto,
elabora una tesis que alterna con historias. La juventud se compara con la primavera, con
esa noble espera y luego con el esposo anhelado, cuya imagen también está en los
místicos. Ha hecho un homenaje a la juventud más o menos poéticas, simbolista y ahora
va a ir introduciendo las tesis que van a permitir guiar a esa juventud.

En este tipo de ensayos hay que demostrar deductivamente todo. Grecia es donde florecen
las artes, la oratoria, la cultura, las letras. Roma va conquistando y asimilando. Eso se ve
en el Parnaso, va asimilando dioses griegos. El mundo griego en este sentido es el alma
joven para el futuro. A continuación, rodó contrapone el mundo griego con el egipcio.
Egipto es una civilización grande, pero caduca. La idea cristiana es un cuadro de juventud
del alma.

La primera tesis fuerte y central de este capítulo es la alabanza a la juventud y su


necesidad, Grecia como modelo, fundar ambas ideas para tener un mejor porvenir. Habla
también del cristianismo. Todos los elementos que le van a permitir la juventud
hispanoamericana tener mejor futuro.

En último término quiere llegar a Europa, el destinatario del ensayo es la juventud


hispanoamericana. Rodó ha leído más que Sarmiento y tiene una formación francesa. Este
es un momento en el que vamos a un cierto laicismo. Estamos ante esa crisis de valores
como las que exponía Nietzsche. Próspero, Rodó, es un hombre esperanzado, muy
consciente de los problemas de América. Pero es un hombre esperanzado cuyo mensaje
quiere ser optimista, toma signos de elevación positivos como Martí. Él ha perdido la fe
en la adolescencia, pero tiene familia católica y tiene unos ideales de las primeras
comunidades cristianas, es una caña débil.

El 98 crea un clima de pesimismo en el ámbito hispánico. Rodó lo recoge y asimila de


otra manera. Quiere volver a apostar por ese idealismo frente al utilitarismo de la sociedad
anglosajona. La conclusión a la que llega es que no habla de juventud como frivolidad,
hay más calado. Es una juventud que tiene que afrontar el dolor, la realidad y los
problemas. Hay retos y siempre habla de la Esfinge como un poco la interrogación vital,
las dudas que nos planteamos.

El dolor nos puede hundir, es el acicate para la esperanza, para la luca esperanzada. Hay
que seguir avanzando. El dolor es una forma es espolearnos. El descontento ante los
problemas de momento no puede frenar la juventud. Hay que luchar por una renovación,
por un cambio. No debemos ser pesimistas, somos optimistas paradójicos. El que las
cosas estén mal nos lleva a ese deseo de querer cambiarlas. La tesis que defiende es la fe
en el porvenir, la confianza en la eficacia del esfuerzo humano. Más que tesis es una
consigna, está hablando, tiene afición por la oralidad, pero está lanzando una arenga para
sacar de ese agujero a los jóvenes.
Sin esa creencia de la juventud, no creó este ensayo. Cree que ve expresada esa revelación
de fuerzas nuevas en la juventud. Está hablando para toda Latinoamérica, sociedades que
se han aislado en pueblecitos. Hay un aislamiento de unos con otros, pero también con
Europa. Hay que aprender a adaptarlo todo a lo americano, no es solo heredar de la
tradición, sino que la tradición también tiene que aprender de los jóvenes.

Hay que tener en cuenta la formación integral, muy ligada con lo que él considera ser
hombre. Ser hombre es una profesión, es el fruto de la formación integral. Nos formamos
para ser hombres. Es la profesión de la juventud, lo más importante. El cómo se
materialice es fruto de cada uno. Habla también de la evolución de la cultura
contemporánea. Habla de la libertad interior, habla de Atenas. Hay un límite entre lo
humano y lo no humano, pero se está poniendo en duda. Empieza a atacar la inspiración
desmesurada, el hombre tiene que ser un humanista, y Rodó es un heredero del
Humanismo del XVI. La extrema especialización está ahí, no podemos hipotecar qué es
lo que está de moda y lo que se vende, se inicia un poco esa guerra. Está pensando en los
países anglosajones cuando critica. En parte los envidia porque avanzan muy rápido a
costa de un perfil que les da miedo porque están olvidando la cultura humanística.

Guyau y Terencio son muy importantes para Rodó en este capítulo. Aquí vemos el mito
de la caverna de Platón. Puede ser que este mundo sea un reflejo de lo real, pero nuestra
mente, nuestro corazón, deben estar más abiertos a esa realidad que vemos. No debemos
ser como el prisionero de la caverna. No debemos ser conformistas. La presencia de
platón seda entre la oposición entre ser racional e irracional. Apoya el progreso encauzado
dentro de los parámetros del hombre integral. No está contra el progreso, sino contra la
gente estrecha de mente, los que no son cosmopolitas y se quedan anclados en lo antiguo.
Idealiza el mundo griego para reforzar su tesis. Para Rodó, lo material está relacionado
con lo externo, lo que viene de Europa. Habla de reino interior como el centro de
potencialidad del ser humano.

 Capítulo III

Está surgiendo la industrialización a finales del XIX, esto ha convertido al obrero en algo
mecánico, aprendemos a ser personas. Ese desarrollo de las facultades humanas es para
él lo que marca el mundo griego y por eso, en parte, Atenas es muy grande. Integra todas
las facetas, capacidades del hombre. Es un mundo de arquitectura, poesía, ejército, etc.
El ser humano tiene un desarrollo amplio y rodó lo idealiza, pues no señala los
inconvenientes. Subraya que esos todos deben participar y mantener la unidad de la vida.
El hombre humanista, plural, integral, cuyo modelo de Atenas.

Para ver qué es la libertad interior introduce el cuento del rey hospitalario. Adopta la
forma de los cuentos de hadas. Son tópicos, enlaza con el Azul… de Darío y los textos de
esos primeros modernistas que buscan en el oriente. Aquí estamos en ese exotismo, la
búsqueda de la belleza. Las referencias del oriente tienen que ver también con textos
bíblicos. La era no corrupta de la humanidad, cuando el corazón de los hombres no ha
sido todavía corrompido. Encontramos las riquezas propias del rey burgués, hay un
mundo de lujos, comercio intenso, todo se comparte. El rey se caracteriza por una
liberalidad infinita, todo es de todos y todo es paradisíaco. Sin ese reino interior, sin ese
mundo interior del rey, el hombre no es nada. El hombre necesita refugiarse, según Rodó.
Describe todo un mundo ideal de lujos, lo que guarda el burgués es ese mundo de los
sueños.

Rodó apuesta por el ocio noble al modo de los griegos, necesitamos un tiempo para el
espíritu. Nos ha faltado ese tiempo de ocio para formar nuestra vida. Sin ese tiempo de
reposo, sin ese pensar, soñar, admirar, nos faltaría algo. Toma de los estoicos la figura de
Cleanto. Este capítulo es breve, pero bien estructurado. La tesis del hombre integral es lo
que se defiende, después el cuento y volverá a reiterar su idea. El ensayo tiene mucho
más de didáctico. Está empeñado en educar. El cierre:

Una vez más: el principio fundamental de vuestro desenvolvimiento, vuestro lema en


la vida, deben ser mantener la integridad de vuestra condición humana. Ninguna
función particular debe prevalecer jamás sobre esa finalidad suprema. Ninguna
fuerza aislada puede satisfacer los fines racionales de la existencia individual, como
no puede producir el ordenado concierto de la existencia colectiva.

Quiere cercenar sensibilidad y pensamiento, que van destinados al fracaso. Apuesta por
una vida interior, por una formación integral cuyo modelo es Atenas.
 Capítulo IV

El asunto siempre es la estética, que tiene relación con la ética. La idea de fondo es ¿el
arte justifica la inmoralidad? Ese tema estallará en las Vanguardias. Rodó, por tanto, es
un clásico en ese sentido. Funde ética y estética. Habla del decadentismo en el sentido de
sensibilidad, propia de fin de siglo, por la belleza. Quiere disfrutar de los detalles
pequeños y sensibilizar ante la belleza como obra de misericordia, quiere explicar lo
exquisito, lo delicado al vulgo, de forma que eduquemos a ese vulgo, que en
Hispanoamérica era analfabeto. Todo lo que es el bien moral, según el cristianismo, son
odiosas, aburridas. Pero Rodó quiere unificar ética y estética, el Bien debe estar en la
Belleza. Lo contrario a Baudelaire. El deber puede producir la felicidad, aunque el
principio cueste. Realmente, esto es una utopía, si el artista se hace con el sentido del
misionero, del filántropo se puede unir todo.

El escepticismo cristiano excluyó lo habla, lo hermoso, según Rodó y ahora se trata de


superar eso, con el amor, fundamentalmente, sería el puente que une estética y ética.
Siempre está diciendo lo mismo, es muy reiterativo. Se apoya en la autoridad, en este
caso, en Taine.

Está a favor de la democracia, pero solo para los mejores de la sociedad. Hay utilitarismo
por el determinismo y porque hay democracia. La democracia es el triunfo de los peores,
es mediocrizar, igualar por abajo, barbarie. Cuando la democracia no tiene los valores del
espíritu, mediocridad y barbarie se unen. Utiliza de manera muy libre los personajes.
Rodó se aleja de Sarmiento en el sentido de “gobernar es poblar”, ya que no se puede
poblar con cualquiera, hay que poblar con calidad.

 Capítulo V

Ese utilitarismo, esa obsesión por el trabajo se ha comido todo. Rodó critica el utilitarismo
de Estados Unidos. La democracia y la ciencia son dos insustituibles soportes donde la
sociedad descansa. Hay que conciliarlo con una garantía social de selección. Insiste en
que hay una desigualdad que está justificada porque la naturaleza es desigual.
Democracia, sí, pero en derechos no todos somos iguales por el determinismo de la
naturaleza. Toda desigualdad estará justificada.

Critica la nordomanía. No quiere eliminar la inspiración que transmite Estados Unidos.


Es como una parte de enseñanza importante de lo nacional, pero cada pueblo debe ser
original. Para la formación de América no quiere excluir el pasado, pero sí tener en cuenta
el cosmopolitismo. Su intención es establecer un americano definitivo, ideal del porvenir.
Menciona Atenas como ocio y arte y la ceremonia. Hace referencias al mito de las águilas
y habla de la experiencia innata de la que hablaba Baudelaire. Falta el elemento artístico
para conseguir la armonía en la nación, según él. No critica al 100% a Estados Unidos,
pero sí le recrimina la falta de elemento artístico. Martí reconocía parte de verdad a
Estados Unidos, y Rodó reconoce su organización, pero piensa que le falta belleza
ideológica.
Él plantea que ha habido un planteamiento más alto heredado del inglés, y que después,
ciertos valores se han ido perdiendo. Desde Emerson, Poe, etc. hay un decrecer. De
entrada le reconoce que ha habido en Estados Unidos valores aunque venga de un espíritu
inglés, pero ese utilitarismo ha ido creciendo y empobreciendo esos valores primarios.
Rodó reclama que esos valores vuelvan a aparecer (reciprocidad). No critica el país sin
más. Ha hablado de la grandeza y del poder del trabajo. Todo eso se convierte en un fin
en sí mismo, habla de una religión puritana El trabajo se ha convertido en un fin, no en
un medio. Todo se ha quedado muy en el plano humano y se han perdido valores que
tienen que ver más con el idealismo.

Rodó les pide a los trabajadores el ocio de los griegos. El fallo de Estados Unidos está en
esas inmensas virtudes, esa ética del trabajo la han convertido en un fin, no en un medio
para llegar más allá. Les falta las humanidades. Rodó odia esa obsesión material que tenía
Nietzsche. Eso produce insatisfacción. Frente a todo esto, Rodó espera esa utopía, que
ellos puedan superar ese problema. Se hará una alusión a la visión esperanzadora de Rodó.
A esa voluntad, a esa utilizada, a ese enorme esfuerzo titánico, hay que sumarle la
humanidad. Realiza, también, una crítica al imperialismo.

Hay una comparación implícita de Estados Unidos con el Imperio Romano. Estados
Unidos ha crecido, se ha hecho fuerte con unas virtudes pragmáticas. Quieren propagarlo
porque se sienten bien, sienten que lo que hacen es mejor, y Rodó intenta justificar porqué
Estados Unidos se siente como un imperio. Sabemos que el país también colonizó
económicamente. Hay una idealización del imperio. Se han sentido llamados a expandir
su manera de ser, de trabajar, de ver la vida, sin tener en cuenta sus límites. Estados
Unidos aspiraría a ser la primera página, pero les falta esa sutilidad, los rasgos amables y
la capacidad de belleza.

Al final del capítulo vuelve a darnos a entender que n o desprecia lo que han hecho, pero
realmente para hablar de los intereses del alma hay primero que hablar de los del cuerpo.
Hay que elevarse sobre la necesidad de redimirse. El espíritu necesita asimilar los valores
del espíritu, pero las necesidades corporales tienen que ser saciadas. Podríamos resumir
el capítulo en una serie de ideas que, ordenadas, podrían ser: advertencia de Rodó sobre
cómo es Estados Unidos para evitar copiarlo, justificación del capítulo con preocupación
por la visión de Estados Unidos y admiración hacia el país. La nordomanía es
contradictoria porque supone una no admiración, pero él siente admiración en realidad.
Ese rechazo a la vieja metrópoli hace que se mire a Estados Unidos, pero esta supone
muchos problemas.

 Capítulo VI

No añade ideas originales. Le da vueltas a muchas ideas que ya hemos visto en capítulos
anteriores. Hay referencias a San Pablo, en la ciudad está la civilización, es un elogio a la
ciudad. La cultura necesita a la gran ciudad, pero gobernar no es solo poblar, sino tener
valores, espíritu. La acumulación es medio del genio civilizador. El enfoque aquí es el
ubi sunt, dónde están Cartago, Babilonia, etc. Según Rodó, tenemos aún la cultura griega,
pero ni rastro de ciudades como Cartago o Babilonia que fueron grandes civilizaciones.

En este capítulo entra más claramente el destinatario, que queda recogido al final del
discurso. Hay referencias de nuevo a la religión. El Evangelio tiene unos valores, una
ética superior a otras culturas o civilizaciones. Hay que predicar un evangelio de los
valores humanos. Ve a la juventud como profetas que tienen que creer en el ideal. Está
apostando por el advenimiento, por una unidad. Tiene que ir un pequeño grupo por
delante de especies proféticas, es una llamada a la juventud. Es una mirada al porvenir,
no al carpe diem. Hay dos lecturas: la de gozar el momento despilfarrando, y la de
aprovechar el momento con miradas a la colectividad. En la parte final del capítulo hay
un canto al porvenir.

 Conclusión de la obra

Ariel es, sin duda, el ensayo más celebrado y discutido de Rodó, el que lo encumbró como
un joven pensador y maestro. Ha sido considerado un ensayo del 98, pues interpreta la
crisis hispánica con una perspectiva latinoamericana, o, más exactamente,
latinoamericanista, reivindicando la identidad de la América que fue española en
contraste con la progresista, democrática y amenazante América anglosajona.

Esta confrontación de identidades, que fueron definidas desde el Romanticismo por su


herencia de raza, lengua y religión, se presentaba en el Ariel de Rodó como la versión
más elaborada de una tradición que tuvo sus antecedentes en el latinoamericanismo de
José María Torres Caicedo, Francisco Bilbao y José Martí. Estos autores ya habían
advertido sobre la voracidad imperialista de los Estados Unidos mediante algunas
metáforas culturales que culminarán en Triunfo de Calibán (1898) de Rubén Darío.

Frente a tanto poderío, la identidad latina no se encontraba en su momento de mayor


estima. Estaba condenada al atraso por al antropología raciológica positivista, disgregada
en sangrientos nacionalismos y azotada por revoluciones y dictaduras. Lejos del estilo del
panfleto que esperaba, la obra es un ensayo literario, elaborado con una prosa artística
donde se tejen múltiples referencias culturales y hasta pequeños relatos engarzados en el
cuerpo del discurso. era su manera de poner en práctica sus preceptos de “enseñar con
gracia” y de “dar a sentir la belleza”, que confieren a su discurso una considerable
complejidad ideológica, estructural y semiótica.

Además, Rodó lo enmarcó en una situación ficcional, creando un espacio académico,


aunque no un diálogo. El joven y tímido Rodó prefirió ocultarse tras la máscara de “el
viejo y venerado maestro, a quien solían llamar Próspero, por alusión al sabio mago de
La Tempestad shakespeariana. Varios críticos señalaron la apariencia extraña de la obra.
 Estructura de la obra

La estructura de la obra es circular, se abre con un marco narrativo y se cierra con él: Así
habló Próspero. Los jóvenes discípulos se separaron del maestro después de haber
estrechado su mano con afecto filial. El final no está marcado, no hay capítulos en la
obra. Se cierra el discurso y se abre otro marco narrativo. El tema formal de la escritura
llama la atención. No es habitual los recursos que él emplea, hay simbología en la obra.

A veces, el autor del texto se adentra y se confunde con Próspero, que es el maestro que
habla. Rodó apuesta por esa juventud, la pone por delante de todo el ideal que defiende.
Pone la duda en mayúsculas. Es interesante la llamada en contra del aislamiento. Hay una
visión de la vida como programa, el intelectual como héroe (Carlyle) que tiene que guiar
el rebaño.

En cada capítulo introduce un cuento alegórico para explicar lo que quiere transmitir.

 El discurso de Próspero

El discurso del profesor se desarrolla en 6 secuencias donde explica su lección de moral


social a los nuevos intelectuales latinoamericanos del siglo XX, quienes, a su vez, deberán
predicar su mensaje neoidealista y regenerador a otros. El profesor inicia su discurso
invocando al espíritu de Ariel, que aparece representado por una estatuilla de bronce sobre
su mesa: Ariel, genio del aire, representa, en el simbolismo de la obra de Shakespeare, la
parte noble y alada del espíritu. Ariel es el imperio de la razón y el sentimiento sobre los
bajos estímulos de la irracionalidad. Es el entusiasmo generoso, la espiritualidad de la
cultura y la gracia de la inteligencia.

Próspero comienza apelando a Ariel para llevar a cabo la construcción social y la unidad
de la nueva América Latina, sin caer en el pesimismo que propagaba la literatura
decadentista. Aconseja no dejarse atrapar por la estrecha especialización, la intolerancia
o el individualismo insolidario. El espíritu de competencia advierte el maestro, atrofiará
su mente y lo alejará de la cultura y de las causas colectivas, dando lugar a sociedades
decadentes. Es entonces cuando propone la Atenas clásica como ejemplo del desarrollo
equilibrado de la personalidad.

La belleza es gratuita, independiente e indisociable de la moral. Como en Schiller, la


educación estética permite un desarrollo armonioso de la personalidad, y también es una
fuerza civilizadora y liberadora para la muchedumbre inculta. Lo bello es bueno y
verdadero, y por eso Próspero considera la ética personal como “una estética de la
conducta”, que encontró su momento sublime cuando el cristianismo primitivo se
encontró con la armoniosa racionalidad del mundo griego.

El profesor conduce la reflexión hacia la ciencia y la democracia, y declara que ambas


deben ser reconducidas en la dirección de aquellos que están mejor dotados, que son los
que ven más allá de la mediocridad burguesa y la simple utilidad. Los alumnos de
Próspero deberán transmitir un nuevo idealismo a las sociedades americanas, donde la
inmigración ha dado lugar a una enorme multitud cosmopolita de difícil asimilación.

Los Estados Unidos son para Próspero una manifestación de la democracia mal entendida.
“Aunque no los amo, los admiro”, dice Próspero, reconociendo al voluntarioso “pueblo
de cíclopes” sus grandes conquistas: la república, el federalismo, la dignificación por el
trabajo, su espíritu asociativo y su energía colonizadora, la expansión educativa, la ciencia
aplicada, o la libertad de conciencia individual. Pero también analiza su materialismo, su
pragmatismo y su desvirtuación del positivismo, al que han privado de altura científica y
espiritual. La sociedad ideal, según Próspero, no se conforma con la mera capitalización
de bienes materiales, sino que debe permitir la expansión de la cultura.
Las grandes ciudades materialistas de la antigüedad, como Cartago o Babilonia, no son
nada comparadas con Atenas, que es la cuna de una civilización. Buenos Aires ya corría
el riesgo de asemejarse a las primeras. El heroico trabajo de los intelectuales, inspirado
por la inteligencia de Ariel, será lento, pero no por ello deberán recurrir a actitudes
autoritarias o violentas motivadas por la impaciencia. Ariel los animará en los
desfallecimientos.

Terminado el discurso de su profesor, el grupo se dispersará reflexivo entre la áspera


muchedumbre, pensando en el destino que les ha tocado cumplir. El único alumno que
toma la palabra a la salida del aula es Enjolrás, nombre del líder estudiantil de Los
miserables, que cierra el ensayo con un mensaje esperanzador sobre el destino de la
muchedumbre que pasa.

 Simbologías

Rodó quiso señalar La tempestad shakesperiana como el origen de las motivaciones


simbólicas de su discurso. Próspero era el duque milanés desterrado en la isla donde
habitaba el monstruoso Calibán y la estatuilla de Ariel representaba al genio alado que
asistió a Próspero en la isla. Rodó reinventó sus funciones para adaptarlas a la ideología
y temores de los intelectuales latinoamericanos de 1898, de modo que Calibán, el
monstruoso isleño, es en Ariel un ente incorpóreo que no solo representa la barbarie
caníbal de los Estados Unidos, sino también todas las formas de barbarie que amenazaban
su proyecto democrático y liberal, como la incultura, la dictadura o la gran masa de
emigrantes extranjeros que, como parte de la nueva ciudadanía inculta, era especialmente
manipulable, al carecer de raíces americanas.

Suele citarse a Calibán como inmediato antecedente de un drama de Ernest Renan,


Calibán. Fue publicado en 1878 como continuación de La Tempestad. La tríada de
Próspero, Ariel y Calibán reaparecía en Milán para expresar el pánico que producía en
este intelectual monárquico y conservador la democracia francesa, a raíz del
advenimiento de la III República y la Comuna de París.
Rodó, que tanto admiraba otras virtudes de Renan, discutió expresamente en Ariel su
antidemocratismo, contraponiéndole su fe en la educación popular. Mucho más próximo
al sentido ideológico del Calibán de Rodó se encuentran otros textos escritos en el Río de
la Plata en torno a 1898 asociando Calibán a la nueva barbarie anglosajona. El primero
de ellos es la semblanza de Rubén Darío sobre Edgar Allan Poe en Los Raros (1896),
donde presentaba el espíritu sensible del escritor de Boston como víctima del
materialismo calibanesco. Darío había tomado el neologismo de Joséphin Péladan,
fundador del Salón de la Rosa-Cruz, que había usado el término en sus obras para
condenar el triunfo del materialismo y la crisis del mundo latino.
La expansión de Ariel según Henríquez Ureña

La recepción de Ariel fue rápida en su empeño por hacer llegar a la obra a todos los
intelectuales. Rodó enviaba ese folleto largo a intelectuales, sobre todo, españoles. Se
iniciaba así el arielismo, portador de un nuevo discurso cultural entre los jóvenes
intelectuales de principios del siglo XX. Se convirtió en una moda mundial. En
Hispanoamérica, afectó a todo el continente, pero entró en toda Europa. Es orientación
de orden profético, político, filosófico, pedagógico, adaptada a las nuevas realidades
nacionales. Hasta 1920 actuó como un fragmento renovador. Rodó, en este sentido, tuvo
mucho éxito. Las huellas del arielismo pueden encontrarse en casi todos los países
hispanoamericanos, con especial intensidad en República Dominicana, Cuba y Puerto
Rico. Pero también llegó a Costa Rica, México, Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela y, por
supuesto, Argentina.

En España la huella se percibe en Ortega y Gasset. Ese recibe influencia alemana y es


uno de los claros herederos del arielismo. Entre los propios arieslistas encontramos los
primeros discrepantes de la doctrina. Se trata de aplicar, se discute. En ese sentido tuvo
claros detractores, porque el ensayo de Rodó dio a una larga disputa. En España fue
Eduardo Gómez de Vaquero quien publicó un artículo sobre Ariel. Le sigue otro de Juan
Valera, quien no está del todo con forme con el arielismo, que Rodó priorice un
florecimiento cultural en otro sentido. Valera critica el galicismo implícito en el ensayo
de Rodó. Hubo, por el contrario, dos intelectuales que se dejaron fascinar: Clarín y Rafael
de Altamira. Altamira dedica a Ariel dos artículos. Le dedica una resñea descriptiva que
está en una revista que él mismo dirigía. Había una crítica que Rodó toma como prólogo,
una crítica comentada por Clarín, y Rodó le da prestigio.

Clarín ve en Ariel una obra regeneradora que supera al Modernismo decadentista por su
criterio armonizador: quiere buscar armonía, superar las contraposiciones, etc. También
por su originalidad, apuesta por el ocio griego. Para Clarín esto es una respuesta rebelde
y liberadora que dignificaba al individuo frente a la vida materialista. Volver a la libertad
del individuo frente al determinismo de la ciencia, frente al materialismo, además de este
intento armonizador. En la propuesta de la democracia solidaria interpreta un
antinietzsche.
Clarín trató después de ver qué relación tenía Ariel con sus propios trabajos y sacó dos
aspectos:
- fusión del ideal pagano, Grecia con el cristianismo
- tema del heroísmo intelectual, Clarín había hecho un prólogo a la edición
española. Alaba la obra, pero busca los puntos de contacto.
En su reseña de 1900 anotaba que “Ariel no es una novela ni un libro didáctico; es de ese
género intermedio que con tan buen éxito cultivan los franceses y que en España es casi
desconocido”.

Entre 1900 y 1914 en Hispanoamérica la divulgación y las primeras ediciones de la obra


están muy unidas a Henríquez Ureña. En Santo Domingo, México, Nueva York, etc.
logran extender las ideas arielinas. Tanto Grecia, como base cultural, nos pone por delante
las humanidades: arquitectura, literatura, pintura, filosofía. El positivismo en la segunda
mitad del XIX hizo que las humanidades quedaran apartadas. En estos países se ve Ariel
como una obra con un gran auge.

Los hermanos Henríquez Ureña van a desempeñar un papel importante. Las primeras
noticias llegan a una tertulia literaria: Leonor y clementina, las hermanas Goncour. Se lee
Ariel y se publican no varias reseñas, sino que se decide hacer la primera edición fuera
de Uruguay. La primera edición es publica en 1901, en 1904 los Henríquez Ureña se
encuentran en Cuba y, viendo un poco el malestar de la Cuba del 98, se proponen divulgar
la obra. Le piden a Rodó una autorización para hacer una segunda edición en Cuba en
1905. Una edición precedida de un estudio que redacta Pedro Henríquez Ureña. El
arielismo se extiende en Cuba.

A comienzos de 1906 están los hermanos en México, de forma que el siguiente estadio
de expansión del arielismo será México. En 1910 estalla la revolución en México. El
Ateneo tiene un clima de inestabilidad impresionante. Aguantan hasta 1914 impartiendo
conferencias cada 15 días de cultura griega, francesa, de prehistoria americana, etc. Es
decir, lo propio occidental. La revolución de 1910 se pone en marcha como una
revolución contra la elección de nuevo. Se pone en marcha también como una revolución
agraria del pueblo, de los de abajo. Desde 1867 funcionaba un poco esa sociedad
dogmática, no es solo una dictadura política.
Alfonso Reyes, José Vasconcelos, etc., animados por Henríquez Ureña, y apoyados por
Justo Sierra (formado en el positivismo), crean varias revistas como Sabia Moderna
(1906). Piden que se renueve ese viejo y decadente modernismo en esa revista. En 1907
pusieron en marcha una conferencia hasta 1914. Alfonso Reyes consigue que su padre les
pague una edición de 500 ejemplares. Cuando alguien se implica en la cultura, necesita
de un mecenas. Esa edición sale en Monterrey en mayo de 1908.

Rodó está en contacto con estos jóvenes, no percibe derechos de autor. Está contento de
que Ariel se dé en centros educativos de México. Las doctrinas de Ariel fundan el Ateneo
de la juventud. Este grupo de jóvenes se denomina ‘El Ateneo de la juventud’. Los García
Calderón, que han vivido en París y son hermanos, que conocieron a Bergson, fueron los
primeros discípulos en Perú y en París difundiendo el Ariel. Esta es la primera difusión
internacional. García Calderón tuvo una larga vida, contactó con ese grupo y prologó el
libro con cuestiones estéticas de Alfonso Reyes. Ahora los primeros libros de Alfonso,
de los jóvenes arielistas, están saltando de París de la mano de Ariel. Son las ideas de sus
discípulos los que difunden por toda Europa, no solo por América.

Reyes empieza a verse como un paladín de las américas. Su padre era gobernador y lo
matan, se fue a París. Vivirá allí y en Madrid. Va a dirigir en Madrid el instituto histórico
(de Menéndez Pidal), que fue un centro por el que pasaron muchos hispanoamericanos,
que a su vez creó otras para que los españoles fueran a Hispanoamérica y a Nueva York.
Lo bonito de todo esto es que es un momento de brillantez impresionante. Es un momento
en que español y americano es lo mismo.

En Europa está la Primera Guerra Mundial, no solo la Revolución Mexicana. La lectura


de los jóvenes ateneos del Ariel subrayan la técnica modernista en el sentido
antidecadentista, que buscaba conciliar el progreso material con el crecimiento personal
del individuo y con la dignificación ética de esas sociedades que eran analfabetas con
gobiernos caciquistas. Es decir, Ariel se ve en un texto bien escrito, Modernismo en el
sentido que llama a la acción, no decadentista.

La primera fase de la Revolución Mexicana se cierra en los primeros 20 años. Los años
20, por ejemplo, donde Vasconcelos fue ministro en esta legislatura y puso en marcha
proyectos que fueron muy numerosos y que se adelantan a lo que fue la Primera República
Española. Uno de estos proyectos era la creación de bibliotecas ambulantes de libros
griegos baratos. México es mestizo, tiene un sustrato indígena, había mucho
analfabetismo. Esas misiones de Vasconcelos eran un desafío. Estas conferencias del
Ateneo se tuvieron que cerrar por las guerras. Hasta 1934 con Lázaro Carreter no se puede
cerrar todavía la Revolución Mexicana, esto nos lo recuerda Octavio Paz en El laberinto
de la soledad.
El arielismo frente a la cuestión indígena

En otros países con gran densidad indígena, el arielismo, lejos de aportar soluciones, fue
tergiversado e incluso traicionado en su esencia democrática y humanista. De hecho,
Ariel, no se pronunció sobre la cuestión indígena y ese vacío fue interpretado como una
licencia para la marginación del indio en los países andinos, apoyada en la coartada del
discurso raciológico positivista dominante.

- En Ecuador todo este proyecto fue pedagógico y paternalista. No tuvo


intelectuales porque este país era muy atrasado por su alto grado de indígenas.
Realmente fue un poco paternalista y muy didáctico. El primer arielismo, fue
asimilado a una filosofía aristocrática y tradicionalista de la segunda legislatura
del general José Leónidas Plaza (1912-1916).

- En Perú la situación fue especialmente compleja, pues, tras su derrota frente a


Chile en la Guerra del Pacífico (1879), los jóvenes intelectuales que se vieron
comprometidos con la reconstrucción de la idea de nacionalidad en un país
arruinado partían prácticamente de cero. Esta circunstancia los llevó a indagar en
el pasado para encontrar en él las bases de la cultura peruana. El brillante prosista
José de la Riva Agüero fue el dirigente del arielismo peruano. Desdeñó la cultura
indígena y el mestizaje a favor de un hispanismo selecto.

- En el Río de la Plata el discurso arielista tuvo una expansión cultural. En


Argentina tuvo mucho éxito, Ricardo Rojas está muy empeñado en rescatar la
historia nacional y propone, frente a esa crisis de la conciencia argentina, rescatar
el mundo criollo. Tratando de dar a todos ellos una educación humanística. A
finales del XIX y los primeros 30 años del XX Leopoldo Lugones rompe el
Modernismo con su Oda a la luna (1909). Lugones recuperó al gaucho en sus
conferencias. No hay modernista que no haya ido al mundo griego, pero Lugones
pasó de ese helenismo a asumir y a propagar con entusiasmo el Ariel en la década
del 10 y el 20. Esa exaltación de la Grecia clásica acoge este proyecto. Las ideas
racistas que Sarmiento había anticipado en Conflictos y armonías de las razas en
América seguían viviendo en nuevos intelectuales positivistas. Carlos Octavio
Bunge había lamentado la composición racial de un continente que no supo
preservar la pureza de sangre europea y se entregó irresponsablemente al
mestizaje.

- En Uruguay Rodó fue invitado a actividades, como al Centro de estudiantes Ariel,


donde unos jóvenes fundaron una revista, Ariel. Hicieron un homenaje a Rodó y
en este primer arielismo uruguayo se han dado críticas debido al mucho homenaje
sin sentido crítico. Las primeras críticas surgen de la mano de José Carlos
Mariátegui, quien pretende levantar la cultura indígena y ser el guía de esta. Pero
ha vivido en Italia y ha conocido el futurismo de Marinetti. Con todo esto va a
crear su revista Amauta, que aglutina esa defensa del indio desde las nuevas
técnicas de la Vanguardia: cubismo, futurismo, etc., que hacen que lo visual tenga
una gran pertinencia en la revista. Hacia 1939 hay una reacción antiarielista en
Uruguay, donde se pone en marcha una revista que expuso el Boom
hispanoamericano.

Ellos se distancian, parten del magisterio arielista, pero van hacia un liberalismo y
socialismo mucho más potente del tipo marxista en caso de algunos. Todavía en 1947 en
Uruguay se organiza una gran exposición de las primeras obras completas de Rodó. Desde
1901 hasta 1947 hay toda una revolución hasta que se le reconoce al autor que es un gran
ensayista. Alberto Zum Felde va a admitir que Rodó es incapaz de dar soluciones
completas, que se queda en un nivel de utopía, pero lo respeta.

La crítica más fuerte a Rodó es de Roberto Fernández Retamar, que publica un ensayo:
Calibán (1971), con la dicotomía Ariel/Calibán donde se decanta por Calibán. Frente a
Grecia y las primeras comunidades cristianas, la utopía que propone en Calibán es la
Cuba marxista. Estamos en las antípodas. Retamar habla mucho de la necesidad de una
descolonización intelectual, fuera del libro europeo y puesta en acción del americano.
Retamar nos recuerda la participación de Martí, el antiimperialismo de Rodó está a su
lado. Se centra en tres textos del 79:

- poema de Calibán de Brand White,


- ensayo de Retamar Cuba hasta Fidel, donde ya había identificado a Cuba con
Calibán,
- una obra de teatro.

Se plantea una nueva reescritura de Ariel, del Calibán de Renán, porque hay que tener en
cuenta, en el caso del Caribe negro, al negro, al mulato, y hay que escribir la historia
desde el punto de vista del colonizado, no del blanco.

Americanismo en Ariel

Según Belén Castro, este ensayo desemboca en el siglo XX por medio de tres tendencias:
a. Continuidad del pensamiento positivista, que persistirá en alizar los problemas
americanos a la luz de sus principios científicos.

b. La reacción neoespiritualista, que abrió el camino a un idealismo renovado y


exaltó a las individualidades creadoras y heroicas sobre las desorientadas masas.

c. El latinoamericanismo y su preocupación por definir la verdadera identidad de los


pueblos de raza latina ante las ofensivas imperialistas.

Ariel es mucho más literario que Facundo. Este ensayo tiene 2 propuestas. El primer
soporte sobre el que descansa su mensaje es la Grecia clásica. Es una propuesta en la
estela de la vieja Europa construida desde ideales del mundo grecolatino para la juventud.
La vieja Europa descansa en Grecia, en su belleza, en el arte, en la armonía (todo esto
estaba en el Modernismo, pero Rodó no se consideraba modernista). A todo esto, le añade
la ética, que la extrae de las primitivas comunidades cristianas. Con estos dos ingredientes
elabora una propuesta para contrarrestar el imperialismo.
El arielismo antiimperialista

El ensayo antiimperialista constituyó después de Ariel una corriente a la que se sumaron


muchos intelectuales. Su portavoz más fiel fue el argentino Manuel Ugarte, que abandonó
la poesía y la crónica modernista por un compromiso militante contra el imperialismo y
la defensa de las ideas socialistas. El colombiano Carlos Arturo Torres también
experimentó similares preocupaciones políticas sobre los hábitos corruptos de la política
local y la amenaza imperialista. El venezolano Rufino Blanco Fombona fue también un
modernista de temperamento rebelde que, iluminado por las teorías de Nietzsche del
superhombre, se implicó tanto en la convulsa política de su país como en la rectificación
de su literatura.

El nacionalismo y la identidad en Argentina

La doctrina latinoamericanista, que evocaba el proyecto de la gran fraternidad


bolivariana, no excluyó del panorama de la época las actitudes nacionalistas ni el buceo
en las identidades nacionales, a las que contribuían las guerras y conflictos fronterizos
que todavía salpicaban en el siglo XX. Esa reacción nacionalista fue notable en la
Argentina, donde las oleadas inmigratorias motivaron el repliegue de algunos escritores
y pensadores criollos en la investigación y defensa de las esencias patrias.

Leopoldo Lugones, el gran renovador de la poesía y del cuento modernistas, fue ensayista
de variados intereses culturales y políticos. Sus ensayos acompañan sus mutaciones
ideológicas en un proceso difícil de explicar en breves líneas: de su adhesión juvenil al
socialismo y a la causa de los aliados durante la Primera Guerra Mundial fue exacerbando
su nacionalismo hasta desembocar en los últimos años de su vida en posiciones fascistas.
Su giro nacionalista, gestado hacia 1910, fecha del Centenario de la Independencia
argentina, se manifestó en Paralelo en su poesía, en su interés por la figura de Sarmiento
y en el tema de sus conferencias sobre el Martín Fierro. Se pronunció públicamente
contra la inmigración europea y sus consecuencias en la corrupción del país y de su
idioma, que la hacía pensar en la Torre de Babel. Si el perdido mundo gauchesco
encerraba la fuerza épica y la esencia genuina de la patria, el mundo griego y los poemas
homéricos expresaban un origen noble y una genealogía espiritual igualmente pisoteada
por las masas urbanas extranjeras. Así se explica el desarrollo de su argentinismo y de su
pasión clasicista en la obra de este autor.

Manuel Gálvez coincidió con Lugones en la defensa de un linaje criollo de viejo arraigo
en suelo argentino, que en su caso también se remontaba hasta los conquistadores
españoles. En sus novelas insufló el nuevo idealismo que, en su interpretación de los
valores argentinos, aliaría el catolicismo y el hispanismo como emblemas de una tradición
sofocada por el imperialismo, la modernidad europea y la inmigración.

Ricardo Rojas, nacido en Santiago del Estero, donde la población indígena era más
numerosa, también sintió la marginación del interior respecto a la prosperidad caótica de
la urbe cosmopolita, pero su labor intelectual se centró en potenciar su fe en el poder
integrador de la cultura humanística, mediante una enseñanza universitaria dirigida hacia
los valores autóctonos, tradicionales y universales. Buscó rescatar la memoria nacional a
través del estudio de su literatura y de su historia, donde también brilla la figura de
Sarmiento. Pero su visión de la patria era integradora y en ella cabían los indígenas, los
hispanos y los inmigrantes europeos, asimilados como un cuerpo social por la fuerza
telúrica del país y por la convivencia solidaria en el marco de una lengua y de un destino
comunes.

Esta última fue, sin duda, la formulación más incluyente de un nacionalismo argentino
con base indigenista, que Rojas soñó con extender hacia todos los países del continente
con una similar evolución histórica.

También podría gustarte