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Conceptos básicos sobre Familia

La familia, formación básica de la sociedad, tiene origen biológico pero


es un factor cultural de trascendencia en la vida del hombre.
Está constituida por individuos que han elaborado pautas de
interacción que rigen su funcionamiento y definen la gama de conductas
que facilitan su interacción reciproca. La familia es el contexto natural
para crecer, donde cada integrante cumple su papel y en el que el todo
constituye una forma de vida.
La estructura familiar es necesaria para desempeñar sus tareas
esenciales, apoyar la individualización y proporcionar un sentimiento de
pertenencia. Así los miembros de cada familia conocen lo que está
permitido y las fuerzas que se oponen a las conductas atípicas.

Funciones Biológicas

La familia lleva a cabo la perpetuación de la especie, no sólo en la


multiplicación material de individuos, sino como regulador de las
obligaciones que aseguren su supervivencia.
Su papel biológico consiste en crear una unión estable entre un hombre
y una mujer, al menos durante un cierto lapso de tiempo, con el fin de
favorecer el desarrollo de los hijos.

Funciones formativas de la personalidad social e individual

En el plano social realiza funciones diversas y asegura la transmisión


cultural, de generación en generación.
En la formación del carácter personal y del desarrollo de la
sociabilidad:
ƒ En lo social ayuda a formar hábitos de convivencia con las nuevas
generaciones.
ƒ En lo individual infunde al sujeto mucho del contenido emocional y
de las actitudes que dan tono y color a la conducta personal.

Nuestro modo de ser, nuestros criterios personales y sentimientos,


nuestras opiniones y actitudes reflejan en gran medida, con matizaciones
individuales, las de nuestros padres y familiares más íntimos.

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La familia constituye el vehículo transmisor por excelencia de la
herencia cultural en el aspecto normativo y regulador: costumbres,
sentimientos morales, devociones y lealtades que se encaminan, sobre
todo, a mantener la armonía interna del grupo.

Conceptualización de la Familia

Las familias tienen formas y dimensiones diferentes en cada sociedad


y por ello es difícil formular una definición que posea carácter universal.
Se le ha conceptualizado en formas diversas:

9 Consenso Canadiense: “esposo y esposa, con o sin hijos, o un padre


o madre con uno o más hijos que viven bajo el mismo techo”
9 Consenso Americano: “grupo de dos o más personas que viven y
están relacionadas unas con otras por lazos sanguíneos de
matrimonio o adopción. Y ejercen una interacción recíproca
porque saben que existen los demás y saben que existen ellos y se
consideran una unidad”
9 La ONU: “por familia se entiende a los miembros del hogar,
emparentados entre sí hasta un grado determinado por sangre,
adopción o matrimonio”

Desarrollo de la Familia

Las formas que adoptan las estructuras familiares en las diferentes


sociedades están ligadas a factores de orden cultural, político y
económico.
La familia conyugal se funda en un contrato de tipo matrimonial,
comprende generalmente al padre, la madre y los hijos nacidos de su
unión, todos los cuales viven bajo un mismo techo. Esta familia, que es a
menudo calificada de “núcleo familiar”, es característica de la civilización
occidental moderna.
El estudio del grupo familiar como tal se inició en 1861, con Bachofen,
McLennan y Morgan (1877) quien desarrolló la teoría evolucionista de la
sociedad desde el salvajismo hasta la civilización.
Morgan llegó a las siguientes inferencias sobre la evolución de la
familia, determinando las etapas siguientes:
9 Promiscuidad inicial: etapa en la que no existía vínculo ni figura
paterna y solo la madre se entendía del cuidado de éstos.
9 Cenogamia: etapa que se refiere a los matrimonios por grupo.

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9 Poligamia: tiene dos variantes, en relación con quién detenta el
mando familiar:
¾ Poliandria: una mujer mantiene relaciones con varios
hombres, siendo ella la encargada de la organización del
núcleo en que se desenvuelven.
¾ Poligenia: un hombre mantiene relaciones con varias
mujeres siendo él el encargado de la organización.
9 Familia patriarcal monogámica: se trata de la unión de un solo
hombre con una sola mujer. El padre es el único que puede tomar
decisiones, dar órdenes y su mandato es irrevocable.
9 Familia conyugal moderna: establece los puntos siguientes:
¾ Institución socio jurídica matrimonial
¾ Relación sexual legitima y permanente
¾ Contiene normas que regulan la relación entre los padres
¾ Parentesco
¾ Regulación de actividades económicas
¾ Lugar físico para vivir

Sin embargo resulta imposible tratar con precisión el nacimiento y


desarrollo de la familia como expresión social del instinto biológico que
impulsa al hombre a asegurar la reproducción de la especie.

Clasificación de la Familia

El proceso histórico por el que ha pasado la familia nos hace


reflexionar sobre otro proceso, que es el sociocultural, y con base en éste
podemos clasificar a la familia desde diferentes puntos de vista, de la
forma siguiente:
9 Con base en su desarrollo (adaptación del grupo familiar a las
costumbres predominantes en su entorno social), se divide en tres
tipos:
¾ Arcaica o primitiva: son aquellas familias que viven atadas a
sus raíces de origen, costumbres, mitos y con una cultura
limitada a las tradiciones que se continúan cultivando a
través de generaciones.
¾ Tradicional: por lo regular se localizan en áreas urbanas o
suburbanas, generalmente son familias extensas,
independientes en su economía. El trabajo de la esposa está
en el hogar, ejecuta las labores domésticas y cuida de los

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hijos; el esposo trabaja, es proveedor y satisfactor de las
necesidades de la familia.
¾ Moderna: predominantemente de tipo conyugal nuclear, la
situación económica y organización familiar está determinada
por ambos cónyuges.

9 Con base a su demografía (cantidad de habitantes en un lugar


determinado):
¾ Rural
¾ Urbana

9 Con base a su integración, se divide en:


¾ Integrada: cuando los cónyuges viven y cumplen sus
funciones.
¾ Semiintegrada: cuando los cónyuges viven juntos pero no
cumplen adecuadamente sus funciones y,
¾ Desintegrada: en el cual falta algunos de los cónyuges, por
muerte, divorcio, separación o abandono.

9 Desde el punto de vista tipológico (según la ocupación de uno o


ambos cónyuges), la familia puede ser:
¾ Campesina
¾ Obrera
¾ Profesional

9 De acuerdo con su composición o estructura:


¾ Nuclear: cuando está formada por un hombre, una mujer y
sus hijos.
¾ Extensa: integrada por la familia nuclear además de alguna
otra persona consanguínea. En general sus miembros se
hallan sometidos a la autoridad de un único individuo.
¾ Extensa compuesta: igual que la familia extensa más la
presencia de personas no consanguíneas.

Caracterización de la Familia

La Familia como grupo

Se considera grupo a la unión de dos o más personas con interacción


significativa y que tienen una meta común. Cuanto más profunda es la

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participación en el grupo, más efecto tiene n las actitudes y conductas de
sus integrantes. La familia constituye un grupo primario.
Un grupo primario es aquel donde las relaciones interpersonales se
efectúan directamente y con gran frecuencia, donde se manifiestan los
compromisos personales más profundos y en un plano íntimo, lo que
permite una mayor fluctuación del tono emocional. Estos grupos pueden
tener mayor cohesión y les facilita satisfacer sus necesidades sociales más
apremiantes.

La Familia como institución social

La vida social no es sino la conjunción de los esfuerzos humanos para


buscar formas de respuesta a sus necesidades, de manera que éstas sean
adecuadamente satisfechas.
Conciliar derechos y obligaciones de manera simultánea, exige toda una
coordinación de esfuerzos y aspiraciones. Para alcanzarla, el hombre crea
lo que se llama Instituciones Sociales que son respuestas colectivas y
organizadas frente a las necesidades conjuntas de los miembros de la
sociedad.
Todo induce a pensar que la familia es la más antigua de las
instituciones sociales humanas, una institución que sobrevivirá en una
forma u otra, mientras exista nuestra especie.

La Familia como sistema

Para facilitar el estudio de la familia y las interacciones que se dan


dentro del grupo familiar, entendidas éstas como la fuerza vital y
dinámica en la vida familiar cotidiana, se ha utilizado el enfoque de
sistemas.
“Sistema es el conjunto de elementos interrelacionados que constituyen
una unidad” Lleva implícito un grado de totalidad que convierte al todo
en algo diferente de las partes individuales y en algo más que la suma de
todas ellas.
Todo sistema tiene:
9 Un propósito, meta y elementos esenciales
9 Un ordenamiento en el funcionamiento de los elementos
9 Un medio para iniciar el sistema
9 Fuerzas o medios para mantener la energía de manera que los
elementos puedan funcionar
9 Formas de enfrentar los cambios que vienen del exterior

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La Familia es un sistema porque su propósito es la creación de nuevas
personas y propiciar el desarrollo de las existentes, sus elementos son el
padre, la madre y los hijos, tienen reglas o normas de comportamiento
basadas en la comunicación, para ordenar su funcionamiento, el inicio del
proceso se da con la unión de un hombre y una mujer, tienen una energía
para funcionar, que son sus necesidades y la potencialidad para
satisfacerlas, y desarrollan conductas para adaptarse a los cambios del
exterior.
La sociedad en que se encuentra inmersa la familia constituye su
suprasistema, ambiente exterior con el cual intercambia energía; esta
energía que se genera en la familia sigue dos caminos: uno hacia el
ambiente externo, la sociedad (microsistema) y el otro hacia el ambiente
interno (microsistema o subsistema).

La Familia como sistema relacional

Sistema relacional es el “conjunto constituido por una o más unidades


vinculadas entre sí, de modo que el cambio de estado de una unidad va
seguido por un cambio en las otras unidades y así sucesivamente” que
supera y articula ente sí los diversos componentes individuales.

La familia es un sistema:

¾ En constante transformación: como sistema se adapta a las


diferentes exigencias durante los diversos estadios de desarrollo por
los que atraviesa, con el fin de asegurar continuidad y crecimiento
psicosocial a los miembros que la componen. Estos procesos
ocurren a través de un equilibrio dinámico ente dos funciones
aparentemente contradictorias; tendencia homeostática y
capacidad de transformación.
¾ Activo que se autogobierna: las reglas que han desarrollado y
modificado con el tiempo, permiten a sus miembros experimentar
lo que está permitido o no en la relación hasta llegar a una
definición estable, es decir, a la formación de una unidad sistémica
regida por modalidades transaccionales peculiares del sistema
mismo y susceptibles, con el tiempo, de nuevas formulaciones y
adaptaciones, capaz de mantener la continuidad de la familia.
¾ Abierto: en interacción con otros sistemas (escuela, fábrica, barrio,
institutos, grupos de coetáneos). En otras palabras, esto significa

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que las relaciones interfamiliares se observan en relación dialéctica
con el conjunto de las relaciones sociales, a través de un equilibrio
dinámico.

Subsistemas familiares

Arthur Koestler creó el término Holón (del griego holos todo, on una
partícula o parte). Cada Holón es un todo y una parte al mismo tiempo,
no más lo uno que lo otro y sin que una determinación sea incompatible
con la otra ni entre en conflicto con ella.
Los subsistemas u holones familiares diferencian y dan funcionalidad a
las familias. Los individuos son subsistemas en el interior de la familia.
Las díadas como las de esposo y esposa, madre e hijo o de dos hijos, son
subsistemas; éstos pueden ser formados por generación, sexo, interés o
función.
Cada subsistema tiene funciones específicas que cumplir, éstas
determinan su funcionamiento, de tal manera que:

9 El subsistema conyugal para ser funcional debe cumplir con el


papel específico de cada cónyuge (rol) cediendo individualidad para
tratar de crear en la pareja el sentimiento de pertenencia.
9 El subsistema paterno tiene como tarea la socialización de los hijos
y facilitar su individualidad.
9 El subsistema fraterno debe propiciar la autonomía, la capacidad
de compartir, la cooperación y el sentimiento de competencia.

El Holón individual

En la actualidad no es raro encontrar individuos independientes que se


desenvuelven solos, sin “lazos familiares” aparentes (la oficina de cencos
de los Estados Unidos los ha incluido en la categoría de <no familia>
como: “adulto soltero sin vínculos”.
Es probable que este individuo:
• Venga de una lucha por la individuación dentro de su propio grupo
familiar.
• En su ciclo de vida se encuentre en el estadio de separarse de su
familia de origen y de formar una nueva familia.
• En este estadio perciba las exigencias que le plantea la creación de
un nuevo Holón como desafío a la experiencia de su individualidad.

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Por eso puede ocurrir que necesite un esfuerzo consciente para enfocar
las realidades de la interdependencia y las operaciones de la
complementariedad.
Dentro del Holón Familia, tres unidades poseen significación particular,
además del individuo: los subsistemas conyugal, parental y fraterno.

El Subsistema Conyugal:

Formado por el esposo y la esposa, se constituye cuando dos adultos de


sexo diferente se unen con la intención de formar una familia. También
llamado subsistema ejecutivo, porque de aquí emanan las decisiones en
relación con el funcionamiento familiar.
Cada integrante de la pareja trae un conjunto de valores y de
expectativas, tanto explícito como inconsciente. Para que la vida en
común sea posible, es preciso que estos dos conjuntos de valores se
concilien con el paso del tiempo. Cada cónyuge debe resignar una parte
de sus ideas y preferencias, esto es, perder individualidad pero ganando
preferencia. En este proceso se forma un sistema nuevo.
Una de sus tareas vitales es fijar límites que los protejan, procurándoles
un ámbito para la satisfacción de sus necesidades psicológicas sin que se
inmiscuyan los parientes políticos, los hijos u otras personas. Estas pautas
gobiernan el modo en que cada uno de los cónyuges se experimenta a sí
mismo y experimenta al compañero dentro del contexto matrimonial. El
acierto con que estén trazadas estas fronteras es uno de los aspectos más
importantes que determinan la viabilidad de la estructura familiar.
En este subsistema, el niño contempla modos de expresar afecto, de
acercarse a un compañero abrumado por dificultades y de afrontar
conflictos entre iguales. Lo que presencia se convertirá en parte de sus
valores y expectativas cuando entre en contacto con el mundo exterior.

El Subsistema Parental:

Integrado por alguno de los padres y alguno o varios de los hijos; surge
con el nacimiento del primer hijo, y se refuerza con los nacimientos
subsecuentes.
Las interacciones en este subsistema incluyen la crianza de los hijos y
las funciones de socialización. Aquí el niño aprende lo que puede esperar
de las personas, a considerar racional o arbitraria la autoridad, llega a
conocer si sus necesidades habrán de ser contempladas, así como os
modos más eficaces de comunicar lo que desea, dentro de su propio estilo

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familiar. Es aquí donde vivencia el estilo con que su familia afronta los
conflictos y las negociaciones.
Este subsistema debe modificarse a medida que el niño crece y sus
necesidades cambian. Conforme a su capacidad, se le debe dar
oportunidad para que tome sus propias decisiones y se controle a sí
mismo. Las familias con hijos adolescentes han de practicar una
modalidad de negociación diferente que las familias con hijos pequeños.
Los padres con hijos mayores tendrán que concederles más autoridad, al
tiempo que les exigen más responsabilidad.
Entre las relaciones que influyen decididamente en el moldeamiento
psíquico de la mayor parte de los individuos, tanto por medio de
mecanismos conscientes como inconscientes, la familia posee una
significación de primera magnitud. Los sucesos que ocurren en ella
forman al niño desde su más tierna edad y cumplen un papel decisivo en
el desarrollo de sus aptitudes. La Familia se ocupa en especial como uno
de los más importantes agentes educativos, de la reproducción de los
caracteres humanos tal como lo reclama la vida social y les da, en gran
parte, la indispensable capacidad para emitir una conducta.
En este proceso de comunicación se concreta la socialización del ser
humano, porque todo proceso de condicionamiento recíproco de los seres
humanos, a través del proceso de la comunicación, se lleva a cabo según
normas y contenidos dados en una estructura social determinada, que
también se transmiten, implícitamente en los mensajes.

Comunicación no verbal:

Comunicar es una condición sine qua non de la vida humana y de las


relaciones sociales. La expresión verbal ha sido considerada durante
mucho tiempo casi el único vehículo significativo de comunicación.
Si aceptamos con Watzlawick como principal axioma de la
comunicación que “en toda situación de interacción todo el
comportamiento tiene valor de mensaje”, de ello deriva la imposibilidad
de no comunicar, por más que nos esforcemos en no hacerlo.
La comunicación analógica o no verbal, incluye los movimientos del
cuerpo, el que uno toque al otro, la gesticulación, la expresión del rostro,
el tono de voz, la secuencia, el ritmo y la cadencia de las palabras mismas,
y también la utilización del espacio tanto personal como impersonal.
Todo esto corrobora la hipótesis de que los modelos analógicos de
comunicación poseen un fuerte componente instintivo que se aproxima a

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un serial universal, además de un componente imitativo y cultural,
aprendidos del contexto social.

Roles:

Los orígenes de cualquier orden institucional se encuentran en las


tipificaciones de los quehaceres propios y de los otros.
Podemos comenzar a hablar de “roles”, cuando esta clase de tipificación
aparece en un contexto común a una colectividad de actores.
Los “roles” son tipos de actores en dicho contexto.
Este subsistema puede incluir a un hijo (hijo parental), qué es aquel en
quien se delega autoridad para cuidar y disciplinar a sus hermanos.

El Subsistema Fraterno:

El subsistema de los hermanos está constituido por la unión entre ellos.


Es el primer laboratorio social en el que los niños experimentan relación
con sus iguales. Los hermanos constituyen para un niño el primer grupo
de iguales en que participa.
En este contexto, los hermanos elaboran sus propias pautas de
interacción para negociar, cooperar y competir. Se entrenan en hacer
amigos y en tratar con enemigos, en aprender de otros y en ser
reconocidos. Este proceso promueve tanto su sentimiento de pertenencia a
un grupo como su individualidad vivenciada en el acto de elegir y de
optar por un significación cuando ingresen en grupos de iguales fuera de
la familia, el sistema de los compañeros de clase de la escuela y, después el
mundo del trabajo.
En las familias numerosas, los hermanos se organizan en una diversidad
de subsistemas con arreglo a etapas evolutivas. Es conveniente escenificar
en el contexto de los hermanos secuencias interactivas donde ejerciten
aptitudes para la resolución de conflictos en ciertos campos por ejemplo:
la autonomía, la emulación y la capacidad que después puedan practicar
en subsistemas extrafamiliares.
Cada individuo durante su desarrollo pertenece a los diferentes
subsistemas enunciados, en los que aprende habilidades y experimenta
diferente nivel de jerarquía; estas características logran que se incorpore
a las relaciones existentes fuera del microsistema, es decir, lo habilita de
alguna manera para su desenvolvimiento en el macrosistema, la sociedad.
El surgimiento de nuevos subsistemas no anula los anteriores, se puede
ser esposo a la vez que padre y hermano.

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La Familia como organismo vivo

La connotación de la palabra “organismo” hace pensar


inmediatamente en la familia como una unidad biológica, y se siente la
tentación de atribuirle las cualidades de cualquier ser vivo que constituya
una unidad fundamental.
A medida que se desarrolla este proceso aparente, la unidad psicológica
de la familia padece numerosos avatares, provocados tanto por las
condiciones externas como por la propia organización interna. Es
evidente que las relaciones familiares se pueden modificar sensiblemente
según que el medio social sea favorable u hostil.
La familia pasa por trastornos importantes en cada periodo transitorio;
la estructura que poseían al nacer los hijos se modifica según van
creciendo éstos, cuando se casan y cuando van tomando caminos
diferentes en tanto que los padres envejecen. Por añadidura, nadie
pertenece a una sola familia. En efecto, cada cual tiene derechos y
obligaciones morales respecto a la familia:
ƒ De origen
ƒ Que funda al casarse
ƒ En la que nació su cónyuge

Los períodos críticos que surgen en la existencia del individuo se


manifiestan igualmente en la vida familiar; es entonces cuando pueden
consolidarse o relajarse los lazos familiares.
Cuando la familia cambia de forma en virtud de una transformación del
medio social, los lazos que unen a sus miembros pueden fortalecerse o
debilitarse. En efecto: las reglas que rigen la vida en común, la
subdivisión del trabajo y el reparto de la autoridad sufren por lo general
serias modificaciones.

Vitalidad Familiar

La vitalidad familiar podría definirse como la capacidad de respuesta a


las necesidades de sus miembros. Todos tenemos derecho de que nuestras
necesidades sean consideradas como objeto de preocupación y esfuerzo
colectivo para poder resolverlas, pero a la vez tenemos la obligación
existencial de contribuir con nuestro esfuerzo y colaboración a la
satisfacción de necesidades colectivas.

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La familia es un sistema que intercambia información y energía con el
mundo exterior. Las fluctuaciones de origen interno o externo, suelen ser
seguidas por una respuesta que devuelve el sistema a su estado de
equilibrio.
Esta concepción de la familia como sistema vivo parece indicar que la
investigación de una familia cualquiera en el largo plazo comprobará el
siguiente desarrollo: los periodos de desequilibrio alternan con periodos
de homeostasis, manteniéndose la fluctuación dentro de una amplitud
manejable.
Además la familia pasa por un ciclo donde despliega sus funciones:
nacer, crecer, reproducirse y morir, las cuales pueden encontrarse dentro
un marco de salud y normalidad o bien adquirir ciertas características de
enfermedad o patología.
Dentro de una familia armónica se cumplen los siguientes enunciados:
9 Autoestima alta en sus integrantes.
9 Comunicación clara, directa, específica, congruente y abierta.
9 Normas claras, humanas, actualizadas y que cambian cuando es
necesario.
9 El producto obtenido es acorde con la realidad social, los cambios
son bienvenidos y se consideran normales y deseables y además
ofrecen alternativas de solución ante los problemas presentados.

Estructura Familiar

Todo sistema tiene una estructura, la cual va cambiando en las


diferentes etapas de su evolución. Así también la estructura familiar y los
comportamientos de los subsistemas se modificarán de acuerdo a la
reestructuración de pautas transaccionales realizadas por sus integrantes.
La interacción constante con diferentes subsistemas en tiempos distintos
requiere de la actualización constante de segmentos del si mismo.
Contextos diferentes reclaman facetas distintas:
ƒ Un niño con interacción demasiado estrecha con su madre parecerá
desvalido a fin de provocar los cuidados de ella; pero con su
hermano mayor se mostrará decidido y entrará en competencia
para obtener lo que desea.
ƒ Un marido y padre autoritario dentro de la familia, tendrá que
aceptar una posición jerárquica inferior en el mundo del trabajo.
ƒ Un adolescente dominante en su grupo de edad si se coliga con su
hermano mayor, aprende a ser cortés cuando éste no esta presente.

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No obstante la gama de conductas permitidas, están gobernadas por
una organización familiar. La variedad de conductas que se pueden
incluir en la familia depende de su capacidad para absorber e incorporar
energía e información de ámbitos extrafamiliares.
Las personas solo manifiestan una parte de sus posibilidades en cada
interacción. Estas son múltiples, pero sólo algunas canalizadas por la
estructura del contexto. Por lo tanto, la ampliación de contextos puede
permitir el surgimiento de nuevas posibilidades. Las familias son sistemas
multi-individuales de extrema complejidad, la familia, el vecindario, la
sociedad y su interacción con subsistemas más vastos engendra buena
parte de los problemas y tareas de la familia, así como las de sus
miembros.
La interacción con los demás refuerza los aspectos de la personalidad
que son apropiados al contexto, y recíprocamente, el individuo influye
sobre las personas que interactúan con él porque sus respuestas refuerzan
las respuestas de ellos. Hay un proceso circular y continuo de influjo y
refuerzo recíprocos, que tiende a mantener una pauta fijada. Al mismo
tiempo, tanto el individuo como el contexto son capaces de flexibilidad y
de cambio.
Además, en las familias existen subsistemas diferenciados que pueden
estar formados por: miembros de la misma generación (el subsistema
fraterno); sexo (abuelo, padre, hijo varón), o la tarea (el subsistema
parental). Las personas se adecuan caleidoscópicamente a estos diferentes
subsistemas.
Un hijo tiene que actuar como niño dentro del subsistema parental para
que su padre pueda obrar como adulto. Pero si lo dejan a cargo de su
hermano más pequeño, deberá tomar sobre sí responsabilidades
ejecutivas.
Una importante conclusión puede extraerse de este fenómeno: la unión
de un hombre y una mujer para dar la vida a sus hijos no es
necesariamente el fundamento de las estructuras familiares. En cambio,
ya se trate de una familia de tipo conyugal o de tipo consanguíneo, el
aspecto cultural ha ocupado siempre un lugar predominante den la
formación de la institución familiar, dado que permite la transmisión de
normas y valores de una generación a otra. A medida que surgen nuevas
posibilidades, el organismo familiar se vuelve más complejo y elabora
alternativas más viables para solucionar los problemas cotidianos.
La estructura social consiste, principalmente en la disposición,
contenido, intensidad y dinamismo de las normas sociales. La familia es la

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principal correa de transmisión para difundir las normas culturales a la
generación siguiente.

Las normas sociales:

Desde un punto de vista sociológico, podemos decir que norma social


“es todo lo que se encuentra en mi entorno social y con el cual tengo que
contar”
En relación a las normas sociales podemos decir:
ƒ Son un modelo de conducta, sin importar su contenido, que
aparecen ante el individuo y frente a la cuales no importa su
aceptación o adhesión, es algo que se presenta como existente, algo
que está allí y en cuya formación nosotros no hemos intervenido.
ƒ Tenemos que contar con ellas, quiérase o no, y ejercen una coacción
para los individuos.
ƒ Representan un poder social para el individuo que quiere contar
con ellas, la persona puede apoyarse en ellas frente a los demás.

Las reglas del comportamiento:

Las reglas sociales, tanto como las tradiciones, orientan a los individuos
en la elección del conjunto con el que van a vivir. Son elementos
determinantes la generación, el grado de parentesco de los esposos, la
clase social a la que pertenecen y aquélla de la que provienen sus padres.

Adaptación:

Se entiende por adaptación el aceptar las demandas usuales de la


sociedad o de un grupo concreto y de las relaciones personales con los
demás, sin fricciones ni conflictos. La adaptación familiar y escolar son
dos formas específicas de la adaptación social. También la adaptación es
un proceso mediante el cual un grupo o institución establece una relación
con su medio que e permite sobrevivir y prosperar.

Comunicación:

Proceso por el cual los seres humanos condicionan recíprocamente su


conducta en la relación interpersonal. En este proceso, el lenguaje juega
un papel de primera magnitud por ser el instrumento de comunicación

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más perfeccionado, pero debemos tomar en consideración otros medios
que operan en forma aislada o bien acompañando al lenguaje.
El concepto de comunicación se hace así muy amplio, ya que incluye
todo los procesos en los cuales la conducta de un ser humano -consciente o
inconsciente- actúa como estímulo -en forma intencional o no- de la
conducta de otro u otros seres humanos, y a su vez el efecto producido, la
conducta emergente, reactúa como estímulo que modifica la conducta
primera. En su sentido más amplio, la comunicación incluye todo
intercambio de mensajes, transmisión de significaciones entre personas o
grupos e incluye siempre, esquemáticamente, un emisor, un mensaje y un
receptor. Todo mensaje tiene un contenido significativo y una función.
La comunicación puede ser interindividual o diádica, intra o
intergrupal. Puede sufrir alteraciones por estar distorsionada o
incompleta, provocando separación malentendidos o conflictos.
La comunicación no solo opera como un estimulante unidireccional,
sino como un circuito completo que implica un proceso de retorno, en el
cual el receptor se convierte a su vez en emisor. Este proceso funciona
como un control de la conducta y corrección de la misma, por la
recepción de información sobre los efectos del mensaje (la conducta). La
retroalimentación o feed-back puede ser positiva o negativa, según
incremente las tendencias existentes o lleva a una estabilidad del sistema.
La palabra, por su valor simbólico, cumple un rol esencial en el proceso
de comunicación, reproduciendo en el receptor el contenido simbólico del
efector. Pero, junto con la palabra, resultan estímulos para la conducta
del otro (receptor) los fenómenos del área del cuerpo y los del mundo
externo. Esto es la llamada comunicación preverbal.

Roles:

Al desempeñar “roles” los individuos participan en un mundo social; al


intercambiar dichos “roles” ese mismo mundo cobra realidad para ellos
subjetivamente.
Es evidente que la estructura familiar determina los diversos
comportamientos que exigen los papeles de cada cual, a saber, el marido,
la mujer, el padre, la madre o el hijo. Estos papeles solo adquieren
significado propio en una estructura familiar específica, de este modo la
familia moldea la personalidad de los individuos con arreglo a la misión
que tienen que cumplir en su seno, y cada miembro trata de conciliar su
condicionamiento inicial con las exigencias del papel que se imparte. Se
trata, naturalmente, de un proceso continuo, porque la identidad

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psicológica de la familia no cesa de evolucionar. Además en el interior de
tal organización cada miembro busca la forma de adaptarse o no, por el
contrario y en cierta medida, de modificar activamente las fuerzas de su
papel.

La Vida Familiar

Ciclo vital de la Familia:

El Concepto de ciclo vital ofrece un instrumento de organización


invaluable para el pensamiento clínico y que permite llegar con menos
tropiezos al diagnóstico.

La Formación de Pareja

Etapa prenupcial:
Su importancia es crucial para el grupo familiar porque es aquí donde
se elige la pareja, no sólo con relación en su atracción física, sino además
deben tomarse en cuenta los antecedentes siguientes:
• Haber alcanzado un grado de madurez física, psicológica y social
• Tener intereses y aptitudes semejantes
• Reconocer creencias afines
• Disponer de antecedente educativos y culturales semejantes}
• Contemplar expectativas económicas semejantes
• Disponer de una actitud semejantes respecto de la vida sexual
• Situar la relación con la familia política

En esta etapa no existe la variable tiempo para que la pareja pueda


tener una unión más o menos duradera, ya que esto dependerá de su
forma d vinculación y la forma en que se encaren las crisis que se les
presentan; de aquí que se considera a esta etapa la cimentación de la
familia, y que los desajustes que se desarrollan durante este periodo
conduzcan con mayor frecuencia a alteraciones matrimoniales como
disfunciones o desintegración familiar.
Otro aspecto importante a tratar en esta etapa es el desequilibrio
emocional que se agrega por el desprendimiento de sus familias de origen,
ya que en este periodo transicional la pareja se encuentra en un choque
de sentimientos y emociones.

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En la formación de pareja, primer estadio, se deben elaborar las pautas
de interacción que constituyen la estructura del Holón conyugal. Tienen
que establecerse, mediante negociación, las fronteras que regulan la
relación de la nueva unidad con las familias de origen, los amigos, el
mundo del trabajo, así como el vecindario y otros contextos importantes.
La pareja debe definir nuevas pautas para la relación con los demás.
En este Holón, la pareja debe armonizar:
• Estilos y expectativas diferentes de ambos
• Elaborar modalidades propias para procesar la información
• Establecer contacto y tratarse con afecto
• Crear reglas sobre intimidad, jerarquías, sectores de
especialización y pericia, así como pautas de cooperación

Cada uno tendrá que aprender a sentir las vibraciones del otro, lo que
supone asociaciones comunes y valores compartidos, percibir lo que es
importante para el otro y alcanzar un acuerdo sobre el modo de avenirse
al hecho de que no comparten todos los valores.
El Holón conyugal tiene que aprender a enfrentar los conflictos que
inevitablemente surgen cuando dos personas están empeñadas en formar
una nueva unidad, se trate de dejar abiertas o cerradas las ventanas del
dormitorio por la noche o del presupuesto familiar. La elaboración de
pautas viables para expresar y resolver los conflictos es un aspecto
esencial de este periodo inicial.
Es un estadio indudablemente disipador. Se produce un grado elevado
de intercambio de información ente el Holón y el contexto, y en el interior
del propio Holón. También existe tensión entre las necesidades del Holón
de pareja y las de cada uno de sus miembros. Tienen que ser modificadas
las reglas que antes eran satisfactorias para cada individuo
separadamente.
En la formación de una pareja, cada cónyuge se experimenta como un
todo en interacción con otro todo, pero para formar la nueva unidad de
pareja, cada uno tiene que convertirse en parte. Con el paso del tiempo, el
sistema se equilibra y la pareja alcanza un estadio en que, en ausencia de
cambios internos importantes o de influjos externos, las fluctuaciones del
sistema se mantendrán dentro de la amplitud establecida.

La Familia con hijos pequeños:

Este estadio sobreviene con el nacimiento del primer hijo, cuando se


crean en un mismo instante nuevos holones; parental, madre-hijo, padre-

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hijo. El Holón conyugal se debe reorganizar para enfrentar las nuevas
tareas, y se vuelve indispensable la elaboración de nuevas reglas. El recién
nacido depende por entero de un cuidado responsable, al tiempo que
manifiesta aspectos de su propia personalidad, a los que la familia se debe
adaptar.
Es también una estructura disipadora, tanto que el sistema mismo
puede correr peligro. La esposa se puede encontrar prisionera de
contradictorias demandas en la división de su tiempo y su lealtad. Acaso
el marido de pasos para su alejamiento.
Al tiempo que enfrenta de continuo problemas de control y de
socialización, la familia tiene que negociar también contactos nuevos con
el mundo exterior. Se constituyen vínculos con los abuelos, tías y tíos, y
con los primos. La familia tiene que relacionarse con hospitales, escuelas
y con toda la industria de ropa, alimento y juguetes infantiles.
Cuando el hijo empieza a caminar y a hablar, los padres deben
establecer controles que le dejen espacio y a la vez garanticen su
seguridad y la autoridad parental. Los adultos, que habían elaborado
determinadas pautas de crianza, tienen que modificarlas y crear métodos
adecuados para mantener el control y al mismo tiempo alentar el
crecimiento. Pautas nuevas tienen que ser ensayadas y estabilizadas en
todos los holones familiares.
Cuando nace otro hijo, se quiebran las pautas estables constituidas en
torno del primero. Es preciso instituir un mapa más complejo y
diferenciado de la familia, incluyendo un Holón de los hermanos.

La Familia con hijos en edad escolar o adolescentes:

Un cambio tajante se produce cuando los hijos empiezan a ir a la


escuela, lo que inicia el tercer estadio de desarrollo. La familia tiene que
relacionarse con un sistema nuevo, bien organizado y de gran
importancia. Toda la familia debe elaborar nuevas pautas: como ayudar
en las tareas escolares; determinar quien debe hacerlo; las reglas que se
establecerán sobre la hora de acostarse; el tiempo para el estudio y el
esparcimiento, y las actitudes frente a las calificaciones del escolar.
El crecimiento del niño va introduciendo elementos nuevos en el sistema
familiar. La familia deberá negociar ciertos ajustes, modificar ciertas
reglas. Los nuevos límites entre progenitor e hijo tendrán que permitir el
contacto, al tiempo que dejan en libertad al hijo para reservarse ciertas
experiencias.

18
Con la adolescencia, el grupo de los pares cobra mucho poder, en una
cultura por sí misma, con sus propios valores sobre sexo, drogas, alcohol,
vestimenta, política, estilo de vida y perspectivas del futuro.
Así la familia empieza a interactuar con un sistema poderoso y a
menudo competidor; por otra parte, la capacidad cada vez mayor del
adolescente lo habilita más y más para demandar reacomodamientos de
sus padres. Los temas de la autonomía y el control se tienen que
renegociar en todos los niveles.
Los hijos no son los únicos miembros de la familia que crecen y
cambian. Una nueva fuente de presión y de exigencias puede empezar a
influir sobre la familia en esta etapa; los padres de los padres. En el
preciso momento en que padres de mediana edad enfrentan con sus hijos
problemas de autonomía y de apoyo, es posible que deban renegociar el
reingreso en la vida de sus propios padres a fin de compensar la
declinación de sus fuerzas o la muerte de uno de los dos.
Un desequilibrio leve que requiere adaptación es característico de las
familias durante buena parte de este tercer estadio. Pero es evidente la
presencia de condiciones disipadoras en el momento del ingreso a la
escuela y en varios pasajes de la adolescencia en que las necesidades
sexuales, las demandas escolares y los desafíos competidores del grupo de
los pares desorganizan las pautas establecidas en la familia.
Por último, en este estadio comienza el proceso de separación, y este
cambio resuena por toda la familia. Un segundo hijo acaso tenía una
posición relativamente desapegada dentro de un Holón parental
fusionado. Pero en el momento n que su hermana mayor se aleja para
iniciar estudios universitarios se encuentra con que sus padres lo someten
a una observación estricta. Es fuerte la tendencia a recrear estructuras
habituales introduciendo un nuevo miembro en la pauta ya establecida.
Cuando esto sucede, puede representar el fracaso en adaptarse a los
requerimientos del cambio familiar.

La Familia con hijos adultos:

En el cuarto y último estadio, los hijos, ahora adultos jóvenes, han


creado sus propios compromisos con un estilo de vida, una carrera,
amigos y, por fin, un cónyuge. La familia originaria vuelve a ser de dos
miembros. Aunque los miembros de la familia tienen detrás una larga
historia de modificación de pautas en conjunto, este nuevo estadio
requiere una nítida reorganización cuyo eje será el modo en que padres e
hijos se quieren relacionar como adultos.

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A veces se le llama el periodo del “nido vacío”, expresión que se suele
asociar con la depresión que una madre experimenta cuando se queda sin
ocupación. Pero lo que de hecho ocurre es que el subsistema de los
cónyuges vuelve a ser el Holón familiar inicial para ambos, aunque, si
nacen nietos, se tendrán que elaborar estas nuevas relaciones. Este
periodo se suele definir como una etapa de pérdida, pero puede serlo de
un notable desarrollo si los cónyuges como individuos y como pareja
aprovechan sus experiencias acumuladas, sus sueños y sus expectativas
para realizar posibilidades inalcanzables mientras debían dedicarse a la
crianza de los hijos.
Este esquema de desarrollo sólo es válido para la familia nuclear de
clase media, compuesta por el marido, la esposa y dos hijos como
promedio. Pero lo esencial del proceso es que la familia tiene que
atravesar ciertas etapas de crecimiento y envejecimiento, y debe enfrentar
períodos de crisis y de transición.

Funciones de la Familia

En 1911, Muller Lyer indica como funciones de la familia, gobierno de


la casa, procreación, crianza y educación de los hijos, regulación de la
cantidad de habitantes y selección de éstos, vida social, alimentación de
los enfermos y de los ancianos, posesión y transmisión hereditaria del
capital y demás propiedades, así como la elección de la profesión o
trabajo.
Son tan numerosas las funciones familiares que se deben realizar a la
vez, que es necesario delimitar con claridad las actividades que debe
realizar cada uno de los integrantes y evitar la aparición de conflictos
entre ellos.
Los problemas de ajuste que tienen las familias están relacionados con
su capacidad para llevar las funciones básicas que la sociedad espera de
ellas. Estas funciones básicas son:

Socialización:

La socialización es un proceso que transforma al individuo biológico en


individuo social por medio de la transmisión y el aprendizaje de la cultura
de su sociedad, por el cual se moldea la personalidad para convertirlo en
un ser independiente, permitiéndole un ajuste suficiente a los usos sociales

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y costumbres de su tiempo y convertirlo en un miembro activo de su
comunidad.
Las principales agencias de la socialización son: la familia, la escuela, el
grupo de compañeros, el trabajo, los medios de comunicación de masas y
las instituciones religiosas.
La socialización, proceso que dura toda la vida, suele distinguirse en:
o Socialización primaria: aprendizaje de los elementos requeridos
para todos los miembros de la sociedad.
o Socialización secundaria: preparación para los roles específicos y
los roles ocupacionales.

Se considera primaria cuando intervienen sólo los integrantes del núcleo


familiar (padre, madre y hermanos).
La acción de la familia es reforzada y completada por la socialización
secundaria que se presenta ante la intervención de otros individuos (otros
familiares, guarderías, escuelas).
Las definiciones del contenido de la socialización varían: algunas
destacan las maneras de actuar, pensar y sentir; otras, las normas y
valores o los roles; a veces, en una enumeración amplia, conocimientos,
creencias, habilidades, símbolos, actitudes, etc.
El efecto o la función de la socialización para la sociedad es la
integración lógica y moral (social) de sus miembros, que hace posible la
continuidad de la cultura y contribuye a perpetuar el orden social.
Algunas teorías consideran a la socialización como un proceso de
adaptación y adquisición de reglas de interpretación con las que el
individuo aplica y construye las normas de su comportamiento.

Cuidado:

Está en relación con la satisfacción de las necesidades de supervivencia


del individuo: alimentación, vivienda, seguridad física y emocional, así
como de salud.

Afecto:

Conjunto de sentimientos con base en la sensibilidad individual que se


depositan en otro individuo. Se refiere a la capacidad de dar y recibir
amor y cariño.
Se puede considerar la familia con toda razón como un centro de
intercambios, siendo el afecto y los bienes materiales los objetos de

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trueque que allí se opera. Estos intercambios mutuos son permanentes en
el interior de la esfera familiar.
Las corrientes afectivas que circulan entre los miembros de una misma
familia son múltiples y presentan todos los grados de intensidad posibles.
La relación emotiva que existe entre dos miembros del grupo familiar
tiene un tipo de desarrollo propio pero, no obstante, éste sufre
continuamente la influencia del ambiente emotivo que reina en el seno de
la familia entera.

Reproducción:

Función cuya finalidad es la de proveer nuevos miembros a la sociedad,


pero no sólo en términos cuantitativos, sino cualitativos, es decir, con la
posibilidad de desarrollarse plenamente como seres humanos.

Status y nivel Socioeconómico:

En relación con la posición o prestigio social que tiene la familia dentro


de su sociedad y que debe corresponderse con su estilo de vida.

Estas funciones se consideran básicas ya que son universales y se van a


presentar independientemente de las condiciones sociales, económicas y
culturales predominantes en un lugar determinado, y su cumplimiento no
implica que no pueda haber otro tipo de necesidades consideradas como
secundarias que dependerán de las características de cada lugar. El mejor
enfoque es, seguramente, el reconocimiento franco de que la función de la
familia consiste en satisfacer las necesidades de los individuos y que pueden
resumirse en las de afecto seguridad y adecuada correspondencia
sentimental.
Las relaciones entre el individuo y la familia se caracterizan por el juego
delicado y recíproco de procesos de asimilación y de diferenciación. La
originalidad del individuo viene fuertemente determinada por la “identidad
familiar” a la que a su vez condiciona el mundo exterior.
La familia tiene el deber de socializar al niño y ayudarle a desarrollar su
personalidad. En otros términos, la conquista de su independencia le obliga
a fundirse en el círculo familiar.
La identidad psíquica de la pareja se debe, evidentemente, a la
conjugación de la identidad de cada uno de los esposos. La interacción, la
fusión y la nueva diferenciación de la individualidad de los esposos
determinan la identidad de la nueva familia.

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La identidad psicológica de la pareja conyugal tiene influencia directa
sobre el niño, pero también éste le condiciona directamente a ella. La
interacción de los miembros de la familia incita al individuo a tomar
iniciativas, hay que considerarlo como una expresión funcional de toda la
experiencia interpersonal que caracteriza a la vida familiar.

Organización del medio familiar

La célula familiar debe tener en cuenta las relaciones que existen entre
sus miembros. Si el clima afectivo es satisfactorio y el entendimiento
perfecto, nada podrá romper la armonía. En los casos de tensión y
conflictos excesivos puede nacer el odio y el antagonismo,
comprometiendo peligrosamente el equilibrio del grupo.
La familia asume fundamentalmente dos funciones: asegurar la
supervivencia de sus miembros y forjar sus cualidades humanas. En
ningún caso debe contentarse con satisfacer las necesidades biológicas, eso
no basta para el completo desarrollo del individuo que tiene necesidad de
aportaciones intelectuales y afectivas. La verdadera fuente de
enriquecimiento en este aspecto se halla en la solidaridad que reina entre
los miembros de la familia, solidaridad expresada ante todo en la unión
madre-hijo y expresada luego en las relaciones individuo-familia y
familia-comunidad.
Concretamente, los deberes sociales que debe asumir la familia
moderna son los siguientes:

9 Proveer para la subsistencia y cubrir necesidades materiales que


contribuyen a la supervivencia de sus miembros, y protegerlos
contra los peligros exteriores, tarea evidentemente más fácil de
cumplir en un clima de unión social y de cooperación.
9 Permitir la solidaridad social, que está en los orígenes de los
vínculos afectivos en las relaciones familiares.
9 Desarrollar la identidad personal ligada a la identidad familiar, este
lazo asegura la integridad psíquica y la energía que facilitarán el
afrontamiento de las experiencias nuevas.
9 Preparar para las funciones sexuales, abriendo así el camino a la
madurez y la satisfacción sexual.
9 Enseñar a cada cual el modo de integrarse en la sociedad y a
aceptar las responsabilidades correspondientes.
9 Educar y estimular la iniciativa individual y el espíritu creativo.

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Relaciones Familiares

La relación continua de un hombre y una mujer constituye la base de


toda unidad conyugal, pero en estas unidades entran también otras
relaciones: la de los padres con los hijos y la de los hijos entre sí. En lo
que a la relación padre e hijo concierne, la madre constituye el punto
central. El grupo formado por el padre, la madre y los descendientes se
mantiene nido por la vinculación del padre a la madre y por la
dependencia física de hijo respecto de ésta, reforzada en un período
posterior por los lazos de afecto y dependencia emocional que se
desarrolla durante el periodo infantil. La asociación del padre y el hijo es
secundaria y proviene de un interés común por la madre y de su relación
común con ella. En este sentido es paralela a la relación entre hermanos y
hermanas, que se basa también en la dependencia común a la madre y en
la residencia común.
El hecho de que estas relaciones sean más o menos fortuitas no impide
que constituyan una ocasión para el desarrollo de los ajustes mutuos de la
personalidad y de fuertes vínculos de afecto. Hay muchas pruebas de que
estos ajustes pueden surgir también entre individuos que no tienen una
relación biológica entre sí; esto lo demuestra la facilidad con que los hijos
adoptados y los padrastros y madrastras pueden incorporarse en un
grupo familiar conyugal.
La familia conyugal se ajusta también a las condiciones óptimas para el
desarrollo de la personalidad de los individuos jóvenes. El niño requiere
mucho afecto y una correspondencia por parte de los adultos, por encima
de la satisfacción de sus necesidades fisiológicas.
A medida que el niño crece, la presencia de hermanos y hermanas
desempeña un papel muy importante en su socialización y en el desarrollo
de una personalidad flexible. Los hermanos mayores le dan objetivos
conscientes y modelos de comportamiento perfectamente comprensibles
para él y al alcance de sus capacidades de desarrollo. Además el grupo de
los hermanos es, en muchos sentidos, un microcosmos de la sociedad
adulta. La presencia de hermanos mayores y menores da al niño que se
desarrolla ocasión para el mayor ejercicio simultáneo de su capacidad de
dominio y de su misión, ambas dentro de límites determinados. En la
interacción constante con individuos de capacidad muy próxima a la
propia, el niño puede llegar a una valoración realista de sus actitudes y
defectos y de las pautas de conducta social más adecuados a ambos.

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Dinámica Familiar

La unión del hombre y la mujer es el fundamento de la familia, la


pareja trae hijos al mundo y trata de procurarles la plenitud individual y
la promoción social a que tienen derecho. La unión refleja igualmente la
expresión fundamental de la naturaleza social del hombre y su necesidad
de formar parte de un grupo.
Estos cambios en la estructura constituyen la dinámica familiar que de
acuerdo a Jackson es “la colección de fuerzas tanto positivas como
negativas que interactúan entre sí y que afectan o benefician a cada
integrante haciendo que la familia funcione bien o mal como unidad”.

De acuerdo con lo anterior, una familia funcional es aquella en que las


fuerzas familiares se encuentran en equilibrio, que progresa de crisis en
crisis, siendo capaz de resolverlas de manera que se promueva el
desarrollo de cada miembro hacia una mayor madurez, es decir, hacia
una relación más cálida e independiente.
La familia disfuncional es aquella que utiliza los problemas como arma
y no como medio de acercamiento.
Es de hacer notar que no utilizamos el término “normal” ya que no hay
familia que pueda ser considerada con esta palabra por la subjetividad
que implica y por no existir familia sin problemas.
Para el adecuado funcionamiento de una familia es necesario la
presencia de reglas que definan quienes participan y de que manera, a
estas reglas se les denomina “límites”, y que pueden ser:

™ Claros: El límite claro se observa cuando la interacción es cara a


cara, con comunicación clara, directa y definida con suficiente
precisión entre los subsistemas.
™ Difusos: El límite difuso se caracteriza por la falta de precisión
entre subsistemas y alteraciones de la comunicación. Este tipo de
límites se presenta en las llamadas familias aglutinadas (todos los
integrantes giran en relación al integrante que funciona como líder
del grupo familiar).
™ Rígidos: El límite rígido condiciona familias desligadas
afectivamente, en las cuales los miembros funcionan en forma
autónoma, careciendo de sentimientos de lealtad y pertenencia al
grupo familiar, poseen sus integrantes desproporcionado sentido de
independencia.

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La función de los límites reside en proteger las fronteras de cada
subsistema y preservarlos de interferencias por parte de otros
subsistemas en forma indebida, pero también debe permitir el contacto de
entre los miembros de un subsistema con otros.
La delimitación entre los subsistemas, la división del poder y de la
autoridad, van a determinar que la familia se manifieste como familia
funcional o disfuncional.
La claridad en los límites es un parámetro muy útil en la valoración del
funcionamiento familiar. En algunas familias los límites individuales son
difusos, la distancia psicológica entre sus miembros es escasa,
frecuentemente unos responden por otros y se diría que la familia es una
masa amorfa. Este tipo de relación se llama amalgamada y puede ser
fuente de problemas, pues siempre es deseable mantener una cierta
distancia emocional, aún con las personas amadas. Otras familias o
subsistemas promueven límites tan marcados o rígidos que dificultan la
comunicación, incluso la afectiva. Se habla entonces de relaciones
desvinculadas; Steinhauer y Martin mencionan cuatro patrones que
pueden ocurrir cuando uno o ambos padres tienen límites pobremente
definidos como resultado de la separación emocional completa de sus
propios padres:

9 Tendencia a culpar a otros de la conducta propia.


9 Tendencia a signar funciones de chivo expiatorio a uno o más
miembros de la familia.
9 Tendencia a generar individuos que dependen de la aprobación de
otros para mantener una autoestima aceptable.
9 Tendencia al desarrollo de relaciones interpersonales amalgamadas
y otras desvinculadas.

La funcionalidad de una familia condicionará a un estado de salud o


enfermedad, que difícilmente son atendidos, cuando el médico por
ignorancia no los considera entre los elementos etiopatogénicos, cayendo
en el tradicional esquema de atención médica que limita los horizontes a
la esfera biológica. De esta forma la familia puede ser el crisol en donde se
funden una serie de características individuales y de grupo que favorecen
el desarrollo de los procesos de salud y enfermedad, que al ser
comprendidos dan un nuevo y amplio sentido a la atención médica.

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El Desarrollo y el Cambio

La familia no es una entidad estática. Está en proceso de cambio


continuo, lo mismo que sus contextos sociales. Considerar a los seres
humanos fuera del cambio y del tiempo responde sólo a una artificial
construcción lingüística.
Lo cierto es que la terapia de familia tendió a no investigar el hecho de
que las familias cambian con el tiempo. Se debió en parte a que los
terapeutas de familia se orientan sobre todo al aquí y ahora, por
oposición al buceo del pasado, que es característico de la terapia
psicodinámica. Pero se debió también al hecho de que el terapeuta de
familia experimenta en sí mismo el enorme poder rector de la estructura
familiar. Se introduce en un sistema vivo que tienen sus propios modos de
ser y potentes mecanismos para preservarlos. En la inmediatez del
encuentro terapéutico, lo que se vivencia son estos mecanismos de
estabilización, rara vez impresionan tanto los elementos flexibles de la
estructura.
El cambio se produce en el presente, pero solo cobra relieve en el largo
plazo.
La familia está de continuo sometida a las demandas de cambio de
dentro y de fuera. Muere un abuelo; es posible que entonces todo el
sistema parental deba sufrir un realineamiento. La madre es despedida
de su trabajo; puede ocurrir que se deban modificar los subsistemas
conyugal, ejecutivo y parental. De hecho, el cambio es la norma y una
observación prolongada de cualquier familia revelaría notable
flexibilidad, fluctuación constante y, muy probablemente, más
desequilibrio que equilibrio.
Contemplar una familia en un lapso prolongado es observarla como un
organismo que evoluci0a en el tiempo. Dos “células” individuales se unen
y forman una entidad semejante a una colonia animal.
Esta entidad va aumentando su edad en estadios que influyen
individualmente sobre cada uno de sus miembros, hasta que as dos células
progenitoras decaen y mueren, al tiempo que otras reinician el ciclo de
vida.
Como todos los organismos vivos, el sistema familiar tiende al mismo
tiempo a la conservación y a la evolución. Las exigencias de cambio
pueden activar los mecanismos que contrarrestan la atipicidad, pero el
sistema evoluciona hacia una complejidad creciente. Aunque la familia
solo puede fluctuar dentro de ciertos límites, posee una capacidad

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asombrosa para adaptarse y cambiar, manteniendo sin embargo su
continuidad.
Sistemas vivos que presentan estas características son por definición
sistemas abiertos, a diferencia de las “estructuras de equilibrio” cerradas,
que describe la termodinámica clásica. Ilya Prigogine explica esa
diferencia: “un cristal es un ejemplo típico de una estructura en
equilibrio. Las estructuras (vivas) disipadoras poseen una condición por
entero diversa: se forman y se conservan por el intercambio de energía y
de materia en condiciones de no equilibrio”.
En un sistema vivo, las fluctuaciones, sean de origen interno o externo,
guían el sistema hasta una nueva estructura: “una estructura nueva es
siempre el resultado de una inestabilidad. Nace de una fluctuación.
Mientras que por lo común las fluctuaciones son seguidas por una
respuesta que retrotrae al sistema a su estado imperturbado; en el punto
de formación de una estructura nueva, por el contrario, las fluctuaciones
se amplifican” Prigogine concluye que la termodinámica clásica “es en lo
esencial una teoría de la destrucción de estructuras… Pero en cierto
sentido se la debe completar con una teoría de la creación de
estructuras”.
Durante mucho tiempo la terapia de familia puso el acento en la
capacidad de los sistemas para conservarse. Pero los recientes trabajos de
Prigogine, entre otros autores han demostrado que si un sistema está
parcialmente abierto al flujo de energía o de información, “las
inestabilidades consiguientes no producirán una conducta azarosa… sino
que tenderán a conducir al sistema hacia un nuevo régimen dinámico que
constituirá un nuevo estado de la complejidad”…

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