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Formado ya como investigador en el Centro de Estudios Históricos y como maestro EL «DESCUBRIMIENTO» POR EL EXILIO

en los años de lector en varias universidades europeas y en la Escuela Internacional de R EPUBLICANO DE LA «EMIGR ACIÓN» LIBER AL:
Madrid, Llorens tenía 33 años cuando dejó España y tras las diversas vicisitudes del
exilio, pudo regresar al mundo de la investigación y de la enseñanza en los Estados
PEDRO GR ASES, MA X AUB, VICENTE LLOR ENS
Unidos. El ordenado fluir de la vida universitaria americana le daría ocasión de ir
dando cima a una magna tarea literaria en la que combinó su interés de investigador Germán Ramírez Aledón
por el tema del exilio con el de sus propias vivencias. En el «Prefacio» a Aspectos sociales Universitat de València
de la literatura española escribía que la:

secuela del poder dogmático y excluyente es la expatriación del inconforme, que para
salvaguardar sus creencias u opiniones, cuando no la vida, necesita alejarse de su pais.
Así ocurrió con los heterodoxos del siglo XVI, y el mismo origen tienen las emigracio-
nes políticas modernas (1974: 12).

enlazando así la emigración del 39 con el fenómeno universal de la proscripción de


«los inconformes».
Esta historia de la proscripción de los liberales en el siglo XIX y de la masiva de
L os exiliados republicanos miraron hacia atrás en su memoria personal e histórica
a la hora de repensar su tragedia colectiva. Es lo que hemos llamado «el eco» del
exilio liberal en el exilio republicano de 1939. Tracé el esbozo de este tema hace ocho
los republicanos en el XX, es obra de Vicente Llorens, un proscrito que infundió sus años con motivo de un curso de verano de la universidad de Cádiz, sobre el mismo
libros con el hálito vital de sus propias experiencias y recuerdos, y que testimonia lo asunto. Dicha ponencia fue publicada en Laberintos (Ramírez, 2011). La idea surgió
que llamó «la discontinuidad de la cultura española». del conjunto de actos y publicaciones que se llevaron a cabo en Valencia en 2006 con
motivo del centenario del nacimiento del profesor Llorens, los cuales tuvieron lugar
en la Biblioteca Valenciana y que fueron coordinados por el profesor Manuel Aznar
Bibliografía citada de Vicente Llorens (2006b). El haber dedicado algún tiempo a las cuestiones relacionadas con el exilio
liberal decimonónico y sus vínculos con el producido tras la derrota republicana, me
(1967), Literatura, Historia, Política (Ensayos), Revista de Occidente, Madrid. llevaron a algunas incursiones en este campo de análisis.
(1968), Liberales y románticos: una emigración española en Inglaterra (1823-1834), Castalia, Ma- Abordaba en aquella ponencia algunas de las cuestiones que voy a pergeñar ahora.
drid, 2ª ed. Poco antes había publicado la correspondencia entre Llorens y el profesor catalán Pere
(ed.) (1969), Antonio Alcalá Galiano: Literatura española siglo XIX. De Moratín a Rivas, Alian- (o Pedro) Grases, cuya emigración le había precedido y que mostraba el temprano in-
za, Madrid. terés de ambos estudiosos por la emigración de los liberales del XIX (Ramírez, 2006).
(1974), Aspectos sociales de la literatura española, Castalia, Madrid. Ambos, pues, se me presentan como dos vías de conocimiento de aquel exilio lejano
(1975), Memorias de una emigración Santo Domingo, 1939-1945, Ariel, Esplugues de Llobregat. que aparecía a los ojos de aquellos dos exiliados –o «emigrados», como gustan llamarse
(1980), El Romanticismo español, Fundación Juan March-Castalia, Madrid. ambos– cual un espejo donde mirarse. Anhelos, miserias, penalidades, luchas cainitas
también, ensoñación del retorno a la «patria», intensa tarea literaria, investigadora y
periodística; todo ello les unía, como si de dos caras de un Jano bifronte se tratara.
A ellos se sumó durante el proceso de redacción de este trabajo, Max Aub, quien de
forma temprana y desde su exilio mexicano realizó una incursión en la recuperación

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de aquella generación de escritores emigrados por fuerza. Su trabajo tuvo escaso re- una ingente tarea de investigación en fuentes archivísticas, que es un modelo histo-
flejo en Llorens, quien ni siquiera llegó a citar esta temprana antología de escritores riográfico avant-la-lettre en un contexto de dominio del positivismo como método y
proscritos que Aub comenzó a publicar en 1952. el historicismo como filosofía de la Historia. Ambos van a recoger el testigo dejado
¿Cómo, cuándo y por qué se acercaron estos eruditos y estudiosos de la litera- por don Marcelino Menéndez Pelayo para darle la vuelta a la lectura condenatoria de
tura castellana a este asunto? ¿Qué les atrajo? ¿Quién o quiénes les influyó en ese aquellos malditos de la literatura y la cultura española de los exilios que el sabio mon-
acercamiento? He titulado el «descubrimiento», así entrecomillado, de la emigración tañés vio con los ojos de la militancia católica y conservadora.
liberal por los tres autores. Esta apostilla no deja de ser un oxímoron, pues los exilia- El «descubrimiento» historiográfico del exilio liberal o, mejor dicho, de los exilios
dos, desterrados o emigrados ya habían «descubierto» o comprobado en sus propias liberales y de otros exilios políticos durante el siglo XIX español ya cuenta con una
conciencias y vidas qué era el destierro, de qué mimbres se nutría el exilio. Se trataba producción abundante, aunque sigue adoleciendo de una escasa sistematización. Los
más bien de recrear desde la óptica del intelectual otro exilio anterior que recordaba estudios de Rafael Sánchez Mantero, Jordi Canal, Jean-René Aymes, Manuel Moreno
o remedaba el propio y en ese ejercicio de introspección analizar la propia experiencia Alonso o Juan Luis Simal2, entre otros muchos, han venido a poner algo de orden en
desde una perspectiva histórica. este aparente caos, pero dejan de lado las cuestiones literarias. Por si fuera poco, los
He escogido a dos estudiosos de la literatura, la lengua y la cultura españolas y –en estudios de historiadores de la lengua y la literatura van por un camino y los de los
el caso de Grases– venezolanas, más un reconocido autor que en sus tareas dicentes historiadores sociales, por otro, sin que veamos confluencia de resultados cuando son
también hizo de historiador de la Literatura. Fueron tres paradigmas de afrontamien- piezas de un mismo mosaico. Las recientes contribuciones en los Congresos de Cádiz
to del exilio liberal y sus conexiones en las ciudades de acogida más representativas y Barcelona (2015-2016) han venido a arrojar nueva luz sobre el tema, especialmente
en la Europa del primer tercio del siglo XIX: Londres y París. En el caso de Llorens, en las relaciones entre exilio y creación literaria, estudios filológicos y difusión de sus
con un panorama general no superado aún como gran fresco de aquella década en publicaciones en el exilio.
su Liberales y románticos y una constante preocupación por uno de aquellos «hete- Los primeros pasos en ese análisis de la «emigración» política del XIX fueron dados
rodoxos» preteridos y ocultos, José María Blanco White. Aub, que siguiendo a Me- por el que fuera catedrático de la Universidad de Valencia desde 1906, José Deleito y
néndez Pelayo, comenzó a reivindicar aquellos escritores desenterrados por el erudito Piñuela (1879-1957), un historiador vinculado a la Institución Libre de Enseñanza y
santanderino, pero con una nueva aproximación vindicadora. En cuanto a Grases, preocupado por la renovación de la investigación histórica y la educación, como su
centrado en la figura de Andrés Bello y sus conexiones en el exilio londinense con otra coetáneo el alicantino Rafael Altamira (1866-1951), cuyo 150 aniversario celebra ahora
figuras eminentes de aquella diáspora. Pero ellos no fueron los primeros en acercarse la Universidad de Alicante3. Admirador de Francisco Giner de los Ríos y seguidor de
a esta primera gran emigración liberal. Vale la pena recordar quiénes comenzaron a la filosofía krausista, tan en boga en aquellos años de finales del XIX, Deleito visitó por
desbrozar ese camino1. vez primera desde 1914, en un anticipo excepcional para la investigación española de
la época, los archivos franceses de Burdeos y Bayona, aprovechando sus tareas como
profesor visitante en Perpiñán, Montpellier, Nimes o París; por esta razón sus trabajos
Los predecesores se centraron en el exilio afrancesado hasta el regreso de estos en 1820. Deleito publicó
entre 1919 y 1927 cuatro trabajos sobre la cuestión que no tuvieron continuidad en su
Las primeras aproximaciones vinieron de la mano de dos historiadores madrileños producción historiográfica, volcada posteriormente en la España de Felipe IV –tema
que podemos vincular a la generación del 98, cuyas biografías no dejan indiferente a inicial de sus trabajos como historiador– por imperativo de la depuración de que fue
nadie, especialmente en el caso de uno de ellos, Manuel Núñez de Arenas. El otro,
José Deleito y Piñuela, desde su cátedra en la Universidad de Valencia, llevó a cabo 2.  Ramírez (2003: 28-29), a lo que deben sumarse estudios más recientes, como los de Simal,
Aymes, Canal, Moreno, etc. (ver bibliografía final).
1.  Agradezco las sugerencias del profesor Fernando Durán en la versión final de este texto. 3.  El País, Comunidad Valenciana, 2 febrero 2016.

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víctima en 19394. Este ciclo investigador pionero concluyó con otra ponencia presenta- historiador social y político, no centró su atención en la tarea cultural o intelectual
da al Congreso de Oporto de la AEPC en 1927, sobre el regreso de los afrancesados a que los exiliados llevaron a cabo, algo que abordaron Marañón, Juretschke o Artola,
España en 1820. En su postrera incursión sobre el tema, el profesor Deleito rememora- y más recientemente Barbastro Gil, Sánchez Mantero, López Tabar, Jean-René Ay-
ba su primera conferencia de Bilbao sobre la cuestión en septiembre de 1919 y señalaba: mes, J. F. Fuentes o Aline Vauchelle, así como algunas monografías sobre destacados
afrancesados en el exilio: Meléndez Valdés (Demerson, 1971; Astorgano, 2004 y 2007),
Planteé el problema, casi virgen entonces, de la emigración fernandina: tracé sus Francisco Amorós (Fernández, 2005), Moratín (Domenech, 2003; Nava, 2008), Goya
líneas generales, abordé el estudio de sus fuentes, y me permití hacer un llamamiento a (Dufour, 2008). Se trataba, pues, de contextualizar ese éxodo forzado y, al mismo
eruditos e investigadores para que esclarecieran con sus trabajos esa zona de sombra en tiempo, abordar el marco de las relaciones diplomáticas entre ambos países en un
la historia de España. Zona compleja y difícil, pero cuyo valor, mal apreciado aún, es
contexto de reestructuración del Antiguo Régimen en toda Europa. Y en ese contexto,
enorme, por estar en ella los gérmenes de todo nuestro vivir contemporáneo, formado
qué influencia culturales hubo de un lado y otro.
con las corrientes espirituales de Europa, que importaron nuestro abuelos al regresar
de la dura, pero saludable, escuela de su expatriación (Deleito, 1927: 125)5. A los trabajos de Deleito se deben sumar los de un coetáneo suyo, Manuel Núñez
de Arenas (1886-1951), aunque de biografía más agitada (Peiró-Pasamar, 2002: 445-
446). Núñez de Arenas, cuyos ascendientes le destinaban casi de forma inexorable a
Lo que sucedió después de 1931 y sobre todo desde 1936, trastocó estos planes pues este tipo de temas7, comenzó sus trabajos sobre historia del movimiento obrero, cam-
su moderado republicanismo le acarreó la depuración y el destierro. Él mismo se defi- po en el que se le considera un pionero y marcó su propia evolución ideológica que le
nía ideológicamente de la siguiente forma: «Mi filiación política, de manera exterior, llevó en 1921 a formar parte del Comité central del PCOE (Partido Comunista Obrero
está en las izquierdas. No estoy adherido a ningún partido, no por cuquería, sino Español, 1921-22) y del PCE (Partido Comunista de España, 1922-23), tras la escisión
porque el hecho de estarlo, sobre todo para sus más destacadas figuras, equivale a ser del PSOE de donde procedía. Pero en sus orígenes y formación, Núñez de Arenas fue
mártir o verdugo»6. Su extremada moderación o el haber actuado de mediador du- un liberal, como lo eran Deleito, Altamira, Ayala o Giner de los Ríos. Así lo reflejaba
rante la guerra para evitar tragedias personales no le evitó el trauma de la depuración, la nota necrológica que publicó el profesor de la Sorbona, Charles Aubrun en el Bulle-
la separación de la cátedra universitaria y el verse recluido en su estudio dedicado a tin Hispanique, revista en la que Núñez de Arenas colaboró con frecuencia:
la escritura de una obra histórica que solo desde la década de los ochenta del pasado
siglo comenzó a ser reconocida. Aunque Deleito no fue un exiliado en el sentido de Ses études secondaires et supérieures à Madrid, à Bordeaux et à Lausanne
emigrado o transterrado, el drama de 1939 hizo que retomara el tema en la posguerra l’orientèrent bientôt vers les positions libérales de l’intelligentzia espagnole entre 1910
de una forma tímida, lo que prolongó esa zona de sombra hasta hace pocas décadas. et 1920. C’est ainsi que «aliadófilo» pendant la première guerre mondiale, il adhéra au
parti socialiste, collabora régulièrment au Socialista et à l’Internacional, devint rédac-
Era un primer eslabón de esa corta cadena de autores que dedicaron sus esfuerzos a
teur en chef de la revue España, que dirigeait Araquistain8.
estudiar los exilios contemporáneos. El profesor Deleito lo hizo desde la óptica del

4. Sobre Deleito y Piñuela, véase Peiró-Pasamar (2002: 212-214); Ruiz (2000) y Gallardo Los trabajos más importantes dedicados a la emigración liberal española de 1823
(2005). fueron resultado de su primer exilio durante la dictadura de Primo de Rivera, donde
5.  El autor habla de los «muchos millares de papeletas que vengo reuniendo en mis aun frag- conoció en Burdeos a los hispanistas Georges Cirot y Raymond Foulché-Delbosc.
mentarias investigaciones sobre la expatriación política en el primer tercio del siglo XIX…», las
cuales posee su hija Virginia Deleito Ortega, y que fueron utilizadas por Isabel Gallardo para su
tesis. El valor de estas fichas reside en que parte de la información procede de documentos que 7.  Era bisnieto de Espronceda, nieto de Patricio de la Escosura, sobrino de Cristino Martos y
Deleito consultó en el Archivo de Alcalá de Henares, en cuyo incendio de 1939 desaparecieron. del filósofo krausista Manuel Núñez de Arenas. Fue uno de los maestros de Tuñón de Lara (Baldó,
6.  Recogido por Isidro Escandell Úbeda en «Los forjadores de la Intelectualidad: Don José 2003: 171-198).
Deleito», publicado en La Voz Valenciana el 12 de noviembre de 1922 (cit. por Gallardo, 2005: 26). 8.  Bulletin Hispanique, Bordeaux, 1951 (reproducido en Núñez de Arenas, 1963: 7-8).

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Entró en contacto con la documentación que le permitió estudiar los últimos años de ques. La línea conductora era ese amplio elenco de «heterodoxos» que Menéndez Pelayo
la vida de Goya, de Teresa Cabarrús en Francia, así como las expediciones de Vera, sacó de la oscuridad para condenarlos, pero que la nueva generación de intelectuales
Mina y Chapalangarra. Ese conjunto de estudios –37 en total– fueron reunidos por el institucionistas, regeneracionistas de tradición liberal y republicanos por convicción co-
hispanista y estudioso de Espronceda, el profesor Robert Marrast, en 1963 en un libro menzaron a reivindicar desde principios del siglo XX. Don Manuel pertenecía a ese
titulado L’Espagne des Lumières au Romantisme. Dos de los más destacados trabajos de grupo que llevó sus convicciones hasta sus últimas consecuencias, exilio incluido.
Núñez de Arenas fueron el de la expedición fracasada de Vera de Bidasoa en 18309 y Su amigo el profesor Aubrun, en la necrológica ya citada, remarcó su vocación de
el dedicado a Goya 10. No parece que tuviera en cuenta para sus trabajos de gran rigor pedagogo (fue profesor de francés en Alicante, Madrid y Valencia), preocupado por
científico sobre el pintor aragonés, el estudio de otro historiador exiliado, José Almoi- formar a las jóvenes generaciones en las nuevas corrientes del pensamiento; así en 1928
na Mateos, que en 1949 había publicado en México La póstuma peripecia de Goya, el difundió las aportaciones de la poesía surrealista, mientras en 1945 hizo lo propio con
mismo año en que salía a la luz en Guatemala Una satrapía en el Caribe, obra suya de la llegada del existencialismo. Pero su verdadera virtud fue «…le goût par la vérité. Il
denuncia de la tiranía trujillista publicada con nombre falso: Gregorio R. Bustamen- était spontanément érudit, accumulait dans sa très fidèle mémoire et dans ses notes
te11. Tal vez la confusa relación de Almoina con el régimen de Trujillo en esos años mille menues donnés sur les événements et leur circonstances» (Núñez, 1963: 8). Y
(1939-1946), pues llegó a ser secretario particular del dictador, explican este «olvido», como señaló el compilador de su obra, el profesor Marrast, don Manuel Núñez de
aunque el socialista gallego acabó siendo asesinado en 1960 por dos sicarios cubanos Arenas, fue «cet homme savant et cultivé, dont la vie fut toute de dévouement à la
por orden del caudillo dominicano. Que se conocían era evidente, pues Almoina ha- recherche érudite et à l’hispanisme» (Núñez, 1963: 11).
bía sido Secretario de Embajada y encargado del Consulado de España en Burdeos, de Altamira y Núñez de Arenas fallecían el mismo año, en 1951, en México y París,
abril a julio de 1937; vicecónsul en Toulouse (1938-1939) y en Marsella hasta marzo de exiliados; Deleito lo hacía seis años después, en 1957, en Madrid, tras largos años de
1939. El 25 de octubre de ese año embarcó en el puerto de Saint-Nazaire hacia Santo exilio interior, depurado desde 1939. Con ellos finalizaba una generación pionera en
Domingo, formando parte de aquella abundante emigración hacia el país centroa- explorar este territorio poco transitado que van a proseguir otra generación de exilia-
mericano. Núñez de Arenas huyó a Francia en 1939 y se instaló en Burdeos. Durante dos. Entraba así en escena, Vicente Llorens y su larga estela que se destila a lo largo
algunos meses tal vez compartieron espacios y conversaciones. de varias décadas en Santo Domingo, México y Estados Unidos; la de Max Aub en
Otros estudios del historiador madrileño no menos notables tuvieron como eje las México desde 1942 hasta su muerte tres décadas después; también la de Pedro Grases,
figuras de Santiváñez, Marchena, Teresa Cabarrús, Llorente, Amorós, Fr. Servando Te- en este caso en su patria adoptiva, Venezuela.
resa de Mier, el canónigo Antonio Bernabeu o el mismo Aviraneta, buena parte de
ellos integrantes de la primera «emigración» hacia la Francia revolucionaria o del exilio
liberal. Pero otros fueron dedicados a Moratín, Fernán Caballero, Mesonero Romanos, El «descubrimiento» de la emigración liberal por Pedro Grases
el duque de Rivas, Juan Nicasio Gallego, Trueba y Cosío, dentro del conjunto de lo que
Marrast denominó Études litteraires, que seguían al primer conjunto de Études histori- En un sentido cronológico, Pedro Grases fue el primero en emigrar en los primeros
albores de la sublevación militar de julio de 1936 que llevó a una larga guerra. Su pues-
to como secretario de Carles Pi i Sunyer, alcalde de Barcelona de nuevo desde febrero
9.  «Españoles fuera de España. La expedición de Vera en 1830 (según documentos inéditos de
de aquel año, le hacían temer consecuencias no deseadas, por lo que fue dejando en
Policía)», Boletín de la Academia de la Historia, XC , 1927; en L’Espagne…, pp. 243-291. Analizan
esta expediciones y la de Mina, Vicente Llorens (1979: 121-132), Castells (1989: 166-179) y los estu- manos del hijo de Carles, Josep, las tareas de secretario y se fue alejando de la escena
dios de Coro Rubio sobre el fuerismo vasco y la revolución liberal (1996, 1997). política para refugiarse en el bufete de abogados de Josep Puig Brutau12. Como ad-
10.  «La suerte de Goya en Francia», Bull. Hispanique, LII, 1950, pp. 229-273; en L’Espagne…,
pp. 207-242. 12.  Carles Pi i Sunyer (Barcelona, 1888–Caracas, 1971) fue un ingeniero y político español.
11.  Llorens (2006b: 205-212); Martínez Crespo (2009); Morales (2012, en línea). Miembro de Esquerra Republicana de Catalunya, partido del que fue presidente entre 1933 y 1935,

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vierte en el prólogo general a sus obras editadas en veinte volúmenes en 1980 por Seix camino en esta país, son narrados con todo detalle en el prólogo autobiográfico que
Barral, hemos citado.
Sepamos algo de su biografía. Pedro Grases13 nació en Vilafranca del Penedés el 17
En 1936, la Guerra civil inclinó mi ánimo hacia la expatriación. El espectáculo de de septiembre de 1909, Vicente Llorens en 1906; Max Aub en 1903, aunque no es hasta
violencia desatada, por todas partes, sobrecogía mi espíritu y hubiese caído en peligro- 1914 cuando se traslada a vivir a España. Pertenecen, pues, a la misma generación.
sa neurosis, por lo que le participé a don Carlos que lo único que me ataba a mi puesto Después de estudiar el bachillerato en su ciudad natal, Pedro Grases se trasladó a Bar-
era él; que de otro modo me iría. La respuesta fue de una gran altura moral. Me facilitó
celona para estudiar Filosofía y Letras y Derecho, donde se licenció en 1931 y un año
todo lo necesario en cuanto a papeles para cruzar los Pirineos. Partí para el destierro
después obtuvo el doctorado en la Universidad de Madrid. Escritor precoz, ya desde
(Grases, 1980, I: XX).
los dieciséis años colaboraba en periódicos y revistas de Vilafranca y Barcelona. Entre
1932 y 1936 dio cursos de literatura en el Instituto Escuela de Barcelona, al mismo
Estas palabras autobiográficas se ven precedidas de otras en el mismo prólogo en tiempo que daba clases de lengua árabe en la Universidad catalana. Durante los años
las que Pedro Grases reflexionaba sobre los significados de destierro y exilio. ¿Era él un de la República fue, como ya hemos visto, secretario del alcalde de Barcelona Carles
verdadero exiliado? Respondía así a esta duda: Pi i Sunyer. Contrajo matrimonio en 1933 con Asunción Galofré y se trasladó a vivir a
Barcelona. Al estallar la guerra civil en 1936 se exilió primero a Francia (La Chapelle-
El fenómeno del destierro por causas ajenas a la propia voluntad del individuo aux-Boix, en la región de los Vosgos) y en agosto de 1937 embarcó hacia el puerto
produce con la pérdida o alejamiento de la Patria el hecho del exilio, que es condena de La Guaira, Venezuela, se estableció con su familia en Maracay y poco después se
adicional, de índole espiritual, que ha de añadirse al dolor de la lejanía del terruño. Los trasladó a vivir a Caracas. Es de destacar lo que señala en las notas autobiográficas ya
que hemos vivido tan tremenda calamidad sabemos que la pesadumbre de perder la
mencionadas:
tierra y sentirnos sin la vinculación con la sociedad que te rodea, que es la real aflicción
del exilio (Grases, 1980: I, XVII).
…antes del arribo al puerto de La Guaira, rompía papeles republicanos, por el
pavor que nos infundieron las noticias y rumores acerca del tono del Gobierno del
Emigrado o desterrado, acaba siendo un exiliado que en su visión es la pérdida de General Eleazar López Contreras14, porque el problema era simple: sobrevivir (Grases,
1980: I, XX).
los lazos espirituales, sensoriales o emocionales, que unen a la tierra de origen. Grases
fue, pues, un emigrado forzado por las circunstancias, más bien un refugiado que con
27 años, casado y con dos niños de tres años y seis meses, huye de un conflicto bélico. Aquí trabajará como profesor en diversos centros educativos de enseñanza media,
Estas vicisitudes de su salida de España, su refugio transitorio en Francia y su embar- en el Colegio de América (1945-1952), en la Universidad Central de Venezuela (1946-
que hacia Venezuela en el verano de 1937, así como los primeros pasos para abrirse
13.  Para estos datos biográficos nos basamos en el estudio de Méndez Salcedo (2003, 84 pp.) y
VV. AA. (2006, 163 pp.).
fue elegido diputado a Cortes por la circunscripción de Barcelona en las elecciones celebradas el 28 14.  López Contreras, militar de carrera, fue presidente de Venezuela desde diciembre de 1935
de junio de 1931. Fue nombrado ministro del Trabajo y Previsión Social en el gobierno que Diego hasta mayo de 1941. En el año 1939 ofreció asilo a los judíos errantes de los llamados «Barcos
Martínez Barrio presidió entre el 8 de octubre y el 16 de diciembre de 1933. Alcalde de Barcelona de la Esperanza» (el Caribia y el Königstein), cuya descendencia constituye una gran parte de la
desde febrero de 1934, fue destituido y detenido por los sucesos de la Revolución de octubre de actual comunidad judía de Venezuela. Protagonista de cambios esenciales en el país, reformó en
1934 hasta febrero de 1935; con la victoria del Frente Popular en febrero de 1936 recuperó el cargo sentido democrático la Constitución en julio de 1936, reduciendo el mandato presidencial de siete
de alcalde en el que permaneció hasta julio de 1937. Ocupó asimismo las consejerías de Cultura y a cinco años; pero adoptó medidas autoritarias como el exilio mediante decreto presidencial y la
Finanzas de la Generalidad de Cataluña y, tras la Guerra Civil, se exilió primero en Inglaterra y prohibición de las ideologías comunista y anarquista, lo cual causó que políticos, como Rómulo
desde 1952 a Venezuela, donde falleció en 1971. Betancourt, acusados de tales fueran expulsados del país.

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1979) y la Universidad Católica «Andrés Bello» (1959-1961). Desde su llegada a este país del bicentenario de Bello en Caracas que tuvo lugar ese mismo año. En la carta de
–en el que residirá hasta su muerte– comenzó a colaborar en revistas, prensa y congre- invitación del profesor Grases le indicaba,
sos. Desde 1943 a 1948 fue Jefe de la Oficina de Bibliografía venezolana de la Biblioteca
Nacional. En 1945 se trasladó a Washington con una beca de la Fundación Rockefeller En cuanto a tu ponencia, está bien tu sugerencia «Bello y Blanco White»15. Y espe-
y en 1946-1947 a la Universidad de Harvard, donde ejerció la docencia como Profesor ramos tenerla, si no a mediados de setiembre, a fines del mes. No más tarde. Pienso y
visitante del Departamento de Lenguas Romances. En el curso 1974-1975 fue nombra- te lo pido, que traces, como pórtico, un vistazo a la significación de la comunidad his-
panohablante en Londres en estos años, antes de entrar propiamente en Bello y Blanco
do Profesor de la Cátedra «Simón Bolívar» de la Universidad de Cambridge y en 1977
White. Piensa que uno de los propósitos de nuestra reunión es examinar la sociedad
Profesor visitante de la Universidad de Bloomington (Estados Unidos).
en que se mueve Bello en sus años ingleses y la relación de las gentes que hablan el
Su labor como investigador y escritor se centró en la historia de la cultura impresa mismo idioma y sienten el liberalismo, aunque se peleen (¿cuándo no?) es de enorme
venezolana, la obras de los «próceres» de la independencia, de forma especial Simón importancia para nosotros. Tú comprendes lo que quiero decirte y tú eres maestro en
Bolívar, así como la vida y obra de Andrés Bello, tema que le adentró en el estudio del el tema. Además, lo has escrito ya admirablemente16.
exilio liberal de americanos y europeos en ese punto de encuentro que fue Londres.
Como él mismo advertía en el prólogo a sus Obras, Pocos días después de recibir esta misiva, Llorens fallecía en su casa de veraneo de
Jalance, en la provincia de Valencia, el 5 de julio. La última carta de Grases, fechada
En cuando a los temas a que he dedicado mi atención, si se me exigiera una clasifi- en Caracas el 31 de agosto, estaba dirigida a su esposa para manifestarle el dolor por
cación simplificadora, diría que el principal objetivo de mis pesquisas ha sido la histo- la pérdida de «un hombre íntegro y sabio». Y añadía: «Haremos, como Dios manda,
ria de las ideas en la vida cultural americana, y dentro de ella, como asunto eminente, el debido recuerdo a los trabajos de los emigrados londinenses en el Congreso para
la vida y la obra de Andrés Bello, como Primer humanista de la civilización hispanoa- lamentar su ausencia».17 Esta relación muestra el temprano interés que Grases mostró
mericana, cuya revelación fue para mí como el hallazgo de un norte bastante para con-
sobre el exilio liberal, como deja con claridad meridiana en carta a Llorens, de 8 de
vertirlo en principal finalidad de una ocupación intelectual (Grases, 1980: I, XXXVII).
marzo de 1950, cuando este andaba preparando su libro y había publicado ya algún
ensayo sobre la cuestión:
A esos tres grandes campos de investigación dedicará toda su vida, que dará lugar
a una inmensa producción bibliográfica que abarca centenares de títulos. Entre 1981 y El tema de los emigrados liberales españoles en su coincidencia con los patriotas
1988 se publicaron de manera sistemática todas sus Obras, compiladas, como hemos hispanoamericanos me interesa hace mucho tiempo, a causa de haber tropezado con
señalado, por el mismo autor y editadas por Seix Barral en Barcelona en veinte volú- este núcleo a mi entender decisivo en el liberalismo de América y de la Península,
menes. Los dos primeros estaban dedicados a Estudios sobre Andrés Bello. Para dicha mientras estudiaba el paso de Bello por Londres.
edición contó con la colaboración de instituciones y personalidades de España y Ve-
nezuela. En 2002, la Fundación Pedro Grases, de Caracas, publicó un nuevo volumen Para más adelante, en la misma carta, expresarle su alejamiento del tema:
–el veintiuno– que contiene la correspondencia de Pedro Grases con intelectuales de
Venezuela, América y Europa en torno a los temas iberoamericanos que él estudió con
15.  Se trata del 2º Congreso sobre el Bicentenario de Bello. Hubo cuatro Congresos sobre
tanta pericia y sabiduría.
el bicentenario entre 1979 y 1982. Los dos primeros fueron Bello y Caracas: Primer Congreso del
Grases mantuvo una relación epistolar con Vicente Llorens, prolongada en el tiem- Bicentenario, Caracas, Fundación La Casa de Bello, 1979 y Bello y Londres: Segundo Congreso del
po, aunque escasa por el número de cartas que nos han llegado hasta hoy. Las que Bicentenario, Caracas, Fundación La Casa de Bello, 1980-1981, 2 vols.; en este último debería haber
existen las publicamos hace algunos años (Ramírez, 2006: 283-297) y en ellas se revela figurado el trabajo de Llorens que nunca pudo entregar.
la cordial amistad y cercanía entre ambos estudiosos, que no llegaron a conocerse per- 16.  Caracas, 18 de junio de 1979. Biblioteca Valenciana: AVLL , PRO 3070.
sonalmente, pues la muerte de Llorens en 1979 impidió que acudiese al 2º Congreso 17.  Caracas, 31 de agosto de 1979. Biblioteca Valenciana: AVLL , PRO 3071.

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Le explico todo esto para llegar a esta conclusión: el tema si bien me interesa muy muy afectada por la represión franquista en los inicios de la guerra, por lo que él
vivamente, no es objeto de estudio actual por mi parte, porque estoy totalmente preso mismo hablaba con razón de «el drama de mi vida», que consistía en querer lo que
por otras actividades, pero con gusto voy a repasar todas mis notas, compiladas con a veces no podía cumplir. A fines de 2014, Santos Juliá, uno de los presentadores y
posterioridad a la publicación que le he mandado, para que usted las utilice con toda
autor del prólogo del volumen sexto de las Obras de otro granadino, Francisco Ayala,
amplitud18.
afirmó que dentro del variopinto contenido del libro se percibía un hilo conductor en
el carácter liberal, de escritor público y polemista de Francisco Ayala, alguien que se
Esta carta aclara la relación de Grases con Llorens respecto al estudio del exilio consideraba escritor por destino (Vivas, 2015).
liberal, que el estudioso valenciano comenzó siguiendo la pista de otros, como Grases, No hay que olvidar, pues, que como «liberales» se definían Deleito, Núñez de Are-
aunque este dejara momentáneamente el asunto. En realidad, volvió de forma reite- nas en su etapa juvenil, Ayala, Montesinos, Guillén, Salinas y tantos otros emigrados.
rada a él. Fue en esos años de fines de la década de 1940 y comienzos de la de 1950 Max Aub, sin embargo, es socialista desde su juventud española:
cuando se fraguaron, de la mano de Aub y Llorens, los mejores trabajos en torno a los
exiliados de aquella «ominosa década». La vinculación formal de Max Aub al socialismo español desde la segunda mitad
de los años veinte, su expulsión del PSOE refundado de posguerra en 1946, y la colabo-
ración hasta su muerte en 1972 con los minoritarios socialistas «negristas» constituye el
marco de su experiencia política dentro del PSOE (Mateos, 2003: 336).
El espejo reencontrado: Vicente Llorens,
Max Aub y los exiliados liberales
Hay una distancia significativa dentro del exilio republicano entre los «liberales»
De José Deleito decía su hija en 1988, que «era el prototipo del liberal del siglo XIX: de tradición republicana o republicanos liberales y quienes se identifican con la lucha
agnóstico, puritano, romántico… Era simplemente un hombre bueno y extremada- obrera, que dirigen partidos y sindicatos de la izquierda marxista; bastante menos en
mente justo»19. Algo similar se podría decir de Pedro Grases o de Vicente Llorens, los de orientación anarquista. A esa filiación liberal no marxista responde también
Francisco Ayala o José Fernández Montesinos. Este último se encontraba entre 1937 y Llorens. Él mismo se encargó de aclararlo en los aciagos días del inicio de su exilio o
1938 en Washington como agregado cultural de la República Española, en el verano «emigración» política como él gustaba decir:
de 1938 se trasladó a París, donde permaneció hasta 1940 (Abad, 1997: 11-23). En nota
biográfica que Joseph Silverman incluyó en la edición de los Ensayos y estudios de lite- Políticamente –decía a Pedro Salinas en carta de 9 de octubre de 1939– yo no sé
ratura española en 1970, aclaró algunas circunstancias de su trayectoria vital: «A raíz ya qué es lo que tiene que hacer en el mundo un liberal español. Perdimos primero
de la entrada de los nazis en París es nombrado Lector en la Universidad de Poitiers la guerra materialmente, y la hemos perdido luego también moralmente. Créame V.
Salinas, el lamentable espectáculo de nuestra emigración no permite dudas sobre este
[…] En 1946, invitado por la Universidad de California en Berkeley, se traslada a ella
último extremo.
[…] Profesor emérito ahora en Berkeley». La familia Fernández Montesinos resultó

18.  Se refiere a «Tiempo de Bello en Londres, 1810-1829», que junto a otros trabajos publicó en Y en la misma carta al referirse a la posible marcha hacia México y el estallido de
Doce estudios sobre Andrés Bello, Buenos Aires, Editorial Nova, 1950 y de nuevo en Tiempo de Bello la 2ª guerra mundial dando lugar a «la desbandada hacia las Américas, no obstante
en Londres y otros ensayos, Caracas, Ministerio de la Educación, 1962. Sobre este tema volverá en
submarinos y tiburones», que le había permitido encontrar trabajo como traductor de
numerosas ocasiones y su producción es muy abundante en esta temática del exilio londinense de
Andrés Bello y su relación con los otros exiliados americanos y españoles. Un primer estudio fue prensa extranjera, se lamentaba acusando a los dirigentes obreristas:
La trascendencia de la actividad de los escritores españoles e hispanoamericanos en Londres, 1810 a 1830,
Caracas, Editorial Elite, 1943 (Ramírez, 2011: 158-161). Con el objeto sin duda de impedir esta nueva retirada estratégica, capitaneada
19.  Gallardo (2005: 47), entrevista realizada en Madrid en julio de 1988. como siempre por nuestros indomables bolcheviques ex-democráticos, Méjico ha de-

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cidido recientemente cerrar del todo sus puertas a la emigración española y Chile va Guillermo Carnero en la presentación de una conferencia que impartió el pro-
siguiendo el mismo camino20. fesor Llorens en Valencia el 15 de junio de 1976 en la Real Sociedad Económica
de Amigos del País, señalaba cómo tanto sus estudios sobre la emigración liberal
En otra carta dirigida tres días después a su amigo cubano Raúl Maestri, donde como sobre el exilio del que él formó parte tenían un hilo conductor, lo que Llo-
mostraba su amargura por las penalidades que padecía, mostraba de forma clara su rens llamó «discontinuidades» de la historia de España: «No hay una zona erudita
filiación liberal: y otra meramente testimonial en la obra del profesor Llorens […]. Yo creo que esas
supuestas dos zonas de trabajo del profesor Llorens están íntimamente relacionadas
Si sobrevivo a la catástrofe, me va a ser muy difícil recuperar siete u ocho años de entre sí. Sé que él es partidario de una interpretación “vivencial”, por así decirlo, de
madurez intelectual todavía juvenil y poseída de fervor y entusiasmo. […] Un ser hu- la historia» (Carnero, 1981). Si esas «discontinuidades» son esencia explicativa de la
mano, liberal, cristiano e individualista como yo, adorador nostálgico hoy precisamen- historia (Llorens, 2003: 95-106), para el profesor Abellán es una «categoría» explica-
te más que nunca de la Grecia de Temístocles y de la Europa de Byron y Lamartine,
tiva de la Historia de España por su continuidad y reiteración (2001: 59-66). Desde
tiene ya muy poco que hacer en el mundo. Se vuelve al dogma intransigente, a la masa
ese enfoque, los modestos trabajos de Gregorio Marañón ya en los años cuarenta
feroz, a la infrahumanidad. El destino tiene a veces jugarretas simbólicas. La tarde del
18 de julio de 1936, cuando Lucía entró en mi despacho con un periódico que anuncia- del pasado siglo (Marañón, 1947)22, que enlazaban con los de Deleito y Núñez de
ba la rebelión de Franco, estaba yo terminando de corregir las últimas pruebas de una Arenas, abordaban de nuevo el tema como objeto de estudio. A partir de aquí, un
traducción de la obra de Ruggiero, Historia del liberalismo europeo. Los tiros que sona- salto cualitativo lo marca una obra, tal vez la mayor aportación a este exilio, desde
ron ya aquella noche parecían dirigidos contra mí y contra el libro. Liberalismo en esta la óptica ya del exiliado, el «clásico» ya Liberales y románticos que el profesor Vicente
hora del mundo de dentelladas y asesinatos, de violencias y guerras, de intolerancia y Llorens publicó en 1954 y en versión ampliada en 1979, el cual permitió conocer
fanatismo (12 de octubre de 1939). con precisión la labor cultural y literaria de la emigración política al Reino Unido
durante la llamada ominosa década23 . A este siguieron otros trabajos centrados en
Hay, por tanto un anticomunismo, paralelo al antifascismo, que como ha señalado Francia como destino de esa emigración24, todos ellos insertos en una corriente que
el profesor Aznar, no le abandona el resto de su vida y vuelve a aparecer en Memorias ya había sido marcada por las memorias o testimonios de los propios desterrados
de una emigración, publicadas en 1975, llegando a calificar a los escritores jóvenes (Durán, 2005).
afiliados al PCE como «señoritos de la intelectualidad, refinados y estetizantes», que
buscaban solidez y novedad (Aznar, 2006: n. 15)21. Ese distanciamiento muestra una
actitud «aristocratizante» o elitista de cierta parte del exilio, que ven como ajenos y
22.  El libro reúne una serie de textos de los que aquí interesa la conferencia dada en París
arribistas a quienes pretenden desplazar a la intelectualidad señera del mundo uni- en 1942, titulada «Influencia de Francia en la política española a través de los emigrados» (pp.
versitario disperso por Europa y América. Una actitud que entroncaba bien con el 17-64).
sentido selecto y distinguido de los liberales exiliados. 23.  Llorens (1954, 1968, 1979 y 2006). El archivo personal de Vicente Llorens Castillo se en-
cuentra hoy en la Biblioteca Valenciana y en él se hallan las notas y borradores que utilizó para
la redacción de este libro. La donación fue realizada por la esposa de Llorens, Dª Amalia García
20.  Carta de V. Llorens a Pedro Salinas, 9 de octubre de 1939, Archivo de la residencia de Es- Gascón. Un inventario de ese legado fue publicado por José I. Cruz y Juan Galiana (2003: 233-
tudiantes, Madrid (Aznar, 2006). El Comité español de evacuación no lo había incluido en junio 246). El nº 6-7 (2006) de la revista Laberintos está dedicada en su totalidad a la obra y figura del
«por no estar afiliado a partido político alguno» (carta de Llorens a Salinas, 3 de julio de 1939). profesor Llorens Castillo.
En realidad había varios comités, como explica en otra carta de 12 de octubre dirigida al amigo 24.  Los del profesor de la Universidad de Sevilla, Rafael Sánchez Mantero (1972 y 1975) así
cubano Raúl Maestri Arredondo. como otros trabajos menores del autor. Y los más recientes de Jean-René Aymes, ya citado. O el
21. Las Memorias de una emigración fueron reeditadas por el mismo profesor Aznar (Sevilla, colectivo dirigido por Fernando Martínez López (2010), que contiene dos trabajos de Aymes y
Renacimiento, 2006). Sánchez Mantero que nada aportan a lo ya publicado por ellos en los libros citados.

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Hace más de seis décadas que salió a la luz la primera edición de Liberales y ro- de muchos, no sin motivo, viéndonos ya pertenecer canosos y envejecidos, como yo, a
mánticos25 bajo los auspicios del Colegio de México, que a tantos exiliados españoles una especie de escalafón a extinguir27.
acogió durante la larga etapa en la que Llorens ejerció su magisterio en la Universidad
de Princeton (1949-1972)26. Allí inició pronto su interés por el exilio liberal, mientras El mismo Max Aub publicó en octubre de ese año, el primer volumen de una
buceaba en su propio exilio, y por levantar acta de todos aquellos que le acompañaron antología de La prosa española del siglo XIX, dedicado a Neoclásicos y liberales; al año
en la diáspora que la derrota republicana arrastró a miles de ilustres intelectuales y siguiente, 1953, salía a la luz el segundo volumen que recopilaba a los Románticos; el
personas comunes. Aunque él mismo dijo que fue «por azar», leyendo en 1948 revistas tercero, dedicado a los Realistas, se demoró hasta 196228. Esta obra que ha sido tenida
en inglés de la etapa del exilio liberal en la biblioteca de la John Hopkins University poco en cuenta en la ingente obra del escritor franco-español29, contiene una excelente
de Baltimore, viendo además que nadie hablaba de ellas y que el mismo Allison Peers «Nota preliminar» de más de 50 páginas en el primer volumen que explica el sentido
–considerado entonces el máximo especialista en el Romanticismo español– las igno- de la recopilación. En ella trata de hacer justicia a tantos autores en prosa cuyos textos
raba en sus estudios, se lanzó a profundizar en estas fuentes que llevaron a documen- yacían olvidados en revistas y obras colectivas, que Menéndez Pelayo comenzó a des-
tar unos textos «dormidos» e ignorados que él comenzó a desvelar y que mostraban brozar y a quien agradecía que esta antología fuera posible así como al historiador An-
una realidad preterida y una literatura nada conocida excepto por los juicios emitidos tonio Ramos Oliveira, periodista afiliado al PSOE exiliado también en México desde
por Menéndez Pelayo en la Historia de los Heterodoxos, publicada en 1880-1882. Pero 1950. Las fuentes de Aub fueron la Historia de España de Ramos Oliveira, aún inédita,
como él mismo señaló en la «Advertencia y despedida» de la tercera edición, la única y los siete tomos de la Crítica histórica y literaria del erudito montañés. La originalidad
con Nota preliminar o prólogo, «esta obra no fue tan solo posible por un azar, como de Max Aub en esta obra, como advierte Caudet, reside en «sus muy personales juicios
dije, ni por la riqueza de las bibliotecas que pude utilizar, sino por mi misma condi- y análisis y por el enfoque socio-histórico… Su pretensión era relacionar la historia de
ción de emigrado político desde 1939». la literatura, que entendía como el relato de los procesos de creación que se suceden
Llorens encontró en el primer gran exilio con significado político –el afrancesado en el tiempo, con la Historia y sus avatares» (2012: 16). Es en se sentido que se trata de
tuvo otro carácter, aunque no por ello despreciable–, el hilo conductor de una cons- «algo realmente nuevo» para aquellas fechas. No era proclive Max a la erudición, sino
tante o «categoría» en expresión de Abellán, en la historia de España. Las razones que a trazar «las líneas generales y corrientes a flor de tierra (dejando las subterráneas para
le llevaron a emprender estas investigaciones aparecen de forma clara en una carta gentes de más seso) que llevaron a los novelistas a escribir como lo hicieron», advertía
remitida a Max Aub en mayo de 1952, pocos meses después de llegar a Princeton, en su Discurso de la novela española (México, 1945). Era un novelista transformado
cuando estaba trabajando en la redacción del libro: transitoriamente en ensayista (Caudet, 2003: 239). Llorens, por el contrario, sería de
las «gentes de más seso», dicho al parecer con no mucho aprecio hacia el trabajo exce-
En vista de mi aislamiento, me dedico a escribir la historia de las emigraciones sivamente erudito. Pero Vicente Llorens era erudito y analista, encajó, como pretendía
españolas, que es una forma de convivencia con los afines. Y aunque ahora estoy prin- Aub, el texto en el contexto. Y el resultado es bien conocido.
cipalmente con los liberales del XIX, recojo materiales recientes. Me sirvo de Porrúa, Aub se disculpaba si la antología dejaba olvidos: «Lo hago con conocimiento de
pero la verdad es que se me escapan muchas cosas. A la dispersión se une el desaliento
causa de mis desconocimientos, movido por la esperanza de que justas críticas des-

25.  Las líneas que siguen son parte de la reseña que hicimos para la cuarta edición de la obra
en Laberintos (2006b: 329-333). 27.  Carta de Vicente Llorens a Max Aub, Princeton New Jersey, 25 de mayo de 1952 (Alonso-
Ranch, 2003: carta nº 1).
26.  Los datos biográficos sobre Vicente Llorens en Amparo Ranch (2001: I, 363-378); Clara E.
Lida (2002: 143-174); Claudio Guillén, (2003: 10-27); los dos estudios introductorios de Manuel 28.  Editados por Antigua Librería Robredo, México, 1952-1962. La tirada fue de 2000 ejem-
Aznar en la nueva edición de Memorias de una emigración y Estudios y Ensayos sobre el exilio republi- plares y estaba destinado al estudio de la Lengua española. Fue impresa por Porrúa.
cano de 1939 (Llorens, 2006 y 2006b), así como el artículo ya citado «Vicente Llorens en la Francia 29.  Para el Max Aub ensayista, se han de tomar en consideración los estudios del profesor
de 1939…»; el Catálogo de la exposición Vicente Llorens. El retorno… y el nº 6-7 de Laberintos. Francisco Caudet (2003: 238-241; 2012: 15-21) e Ignacio Soldevila (2003: 159-172).

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pierten mayor interés por esa cordillera de vidas prodigiosas que encierra el siglo XIX 115)30. No es cierto, pues, como señaló Claudio Guillén que: «En realidad el libro, que
español» (1952: 6). En esa «cordillera de vidas prodigiosas» incluyó a no pocos afran- lleva la fecha de 1954, no salió hasta 1955. Mi ejemplar, estando los dos en Princeton,
cesados y liberales exiliados: Marchena, Reinoso, Lista, Gallardo, Javier de Burgos, está dedicado en abril de ese año» (2003: 18). Eso sí, llegaron los ejemplares a Prince-
Gallego, Miñano, el conde de Toreno, Mora, Alcalá Galiano, Ángel Saavedra, Mar- ton en 1955, pero ya llevaba varios meses circulando por ciudad de México. Tampoco
tínez de la Rosa y, cómo no, Blanco White, de quien destacaba que «su abundante parece que Llorens conociera la obra de Aub que no menciona en ninguna de las tres
prosa, sin duda mejor que la de muchos de sus contemporáneos, también ha sufrido ediciones, en vida, de Liberales y románticos.
injusto olvido» (25). Esta Nota preliminar rezuma una clara admiración hacia lo fran- Los exilios como línea conductora de un devenir agónico y exultante en partes
cés, foco de «ilustración» frente a lo que era la España de Fernando VII, pues «para la desiguales, que se traducen en esas «discontinuidades» de las que hablaba el profesor
literatura española el primer tercio del siglo es una época catastrófica. Los emigrados Llorens Castillo, impidieron cerrar el ciclo de la modernización social y la norma-
son los únicos que publican algo, sobre todo revistas. Ahí, Las Variedades o Mensajero lización de la vida política e intelectual hasta no hace muchas décadas. Después de
de Londres, El Español, Los Ocios de Españoles Emigrados; mientras, surge el repertorio varios estudios preparatorios, como escarceos en una aventura literaria que marcó su
Americano de Bello» (10). La obra fue completada en el volumen tercero, ya publica- vida –que se inician con la publicación en 1949 de un extenso artículo en la revista
do en 1962, con un apéndice titulado «Biografías y bibliografías sucintas de algunos Filosofía y Letras, de la Universidad de México, bajo el título ya premonitorio de «La
prosistas importantes no incluidos en esta Antología» (III, 313-354), donde aparecen emigración liberal española de 1823»–, Llorens siguió dedicando parte de su tiempo a
destacadas figuras del exilio liberal: Flórez Estrada, Villanueva, Canga Argüelles, Gó- este ámbito. A este estudio siguieron otros, centrados en Espronceda, Moratín, el vo-
mez Hermosilla, Maury, el marqués de Miraflores, Espronceda o Trueba y Cosío; o cablo liberal y su estimado Blanco White, a quien tantas y tantas páginas dedicara en
represaliados como Vargas Ponce, Martínez Marina y Agustín Durán. vida sin poder dejar acabado su gran estudio sobre el heterodoxo sevillano31. En 1954
Es verdad que en muchos juicios sigue al erudito montañés, pero Aub le da un publicaba el libro que comentamos, pero Llorens no detuvo ahí sus investigaciones.
enfoque claramente reivindicativo. Es una pieza más de ese interés por un exilio que La segunda edición (1968) fue muy cuidada: en tapa dura, sobrecubierta y abundantes
ha dejado en el camino tanto olvido. Las cartas cruzadas entre Llorens y Max Aub en ilustraciones de grabados y retratos de época, que ya figuraban en la primera edición,
aquellos años en los que el primero preparaba su estudio sobre la emigración liberal, pero ahora con mayor calidad. En la tercera edición de Castalia, que salió a la luz casi
muestran a un Llorens desesperado, deprimido por la enfermedad incurable de su pri- al mismo tiempo que su autor abandonaba este mundo en su casa de Jalance el 5 de
mera esposa, Lucía Chiarlo con quien había contraído matrimonio en Italia en 1936. julio de 1979 –tan sólo veintiún días después de escribir la «Advertencia y Despedida»
Hasta el punto de desear el suicidio, decisión límite que habían tomado el historiador que precede a esta segunda edición española–, Vicente Llorens comentaba que aunque
Ramón Iglesia y el secretario de redacción de Cruz y Raya, Eugenio Ímaz. En efecto, había introducido algunos cambios en notas y traducidos algunos textos del inglés,
en carta de 20 de noviembre de 1954, le confesaba a su amigo Max: «De mi destino «la obra, sin embargo, sigue siendo la misma. Absteniéndome de hacer modificaciones
profesional, que es el que menos me importa, no puedo quejarme; del otro… No po-
cas veces envidio la suerte final de Iglesia y de Ímaz, compañeros míos universitarios»
(Alonso-Ranch, 2003: 113). Ya se había distribuido Liberales y románticos, en cuyo 30.  A pesar de esta aparente cercanía, Aub no debía tener mucho conocimiento de Llorens. En
pie de imprenta figura el 14 de septiembre de 1954, en la Imprenta Nuevo Mundo de una carta que remitió a Francisco Ayala el 10 de abril de 1964, le comentaba: «Le pedí a Llorens
México D. F. De hecho, el propio Max Aub le escribía a Llorens el 2 de diciembre de –creyéndole más viejo– una colaboración para LOS SESENTA, esa hermosa revista que ya está a
punto de salir. Me contestó con su gracia de siempre que tenía tu edad y que cuando los cumplas,
ese mismo año comentándole que poseía ya un ejemplar y, lo que más nos interesa,
colaborará» (Soldevila, 2001: 115). Llorens tenía en ese momento 58 años, los mismos que Ayala,
la relación entre la obra del profesor de Princeton y la Antología que hemos analizado mientras Aub estaba cercano a cumplir los 61.
brevemente más arriba: «Querido Vicente: Como comprenderás, tenía desde su apa- 31.  Los borradores y notas de esta biografía sobre Blanco permanecen inéditos en el legado
rición tu excelente libro, entre otras razones por ser tan próximo, en cuanto al tema, depositado en la Biblioteca Valenciana. Véase sobre ellos el trabajo de Fernando Durán en este
al de mi Antología de la Prosa del XIX, que no sé si conozcas» (Alonso-Ranch, 2003: volumen.

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que pudieran alterar sensiblemente mis ideas, me he limitado sobre todo a la correc- la reunión que tuvo lugar en el King’s College en mayo de 2009 (Muñoz-Alonso, 2011)
ción de datos concretos». y publicado bajo el título Londres y el liberalismo hispánico o el muy reciente habido en
Acertadamente y con la perspectiva que le permitía el paso del tiempo, como quien Cádiz sobre Filología española y exilio liberal, cuyas ponencias acaban de ver la luz en
mira hacia el horizonte, señalaba que «al fin y al cabo, si algún valor se ha reconoci- Visor Libros (Durán-Gaviño, 2016). Para el exilio parisino, los estudios coordinados
do al presente libro es el de mostrar por primera vez las actividades literarias de una por Fernando Martínez, Jordi Canal y Encarnación Lemus (2010), bajo el titulo París,
emigración política que eran casi totalmente desconocidas». Y a decir verdad, de toda ciudad de acogida que complementa el libro del profesor Jean-René Aymes (2008), ya
su obra –entre la que también destaca el conjunto de ensayos Literatura. Historia. citado, además de números monográficos de revistas dedicados al tema (como Ayer,
Política, los Aspectos sociales de la literatura española o El Romanticismo español en cu- 47, 2002), numerosos artículos en revistas o actas de congresos, como el celebrado en
yas pruebas trabajaba cuando falleció–; Liberales y románticos es «el libro» de Vicente 2005 sobre el Republicanismo, cuyo primer volumen estuvo dedicado a los exilios en
Llorens. Aquella obra por la que se reconoce a un autor. España (Siglos XIX y XX) (Casas-Durán, 2005).
Lo destacable de este pionero y modélico análisis de la emigración política es- Vicente Llorens, en los diez capítulos de su obra, analizó no sólo el ambiente en
pañola que siguió a la experiencia del Trienio liberal es que, al contrario de lo que que se desenvolvieron los «emigrados españoles» de la década absolutista, sino que
ocurre con otros muchos «clásicos», éste no ha sido superado. Lo destacaba un gran trazó un sólido boceto de sus actividades políticas, literarias, económicas e hizo una
amigo-discípulo suyo, Juan Goytisolo, en un artículo recordatorio y reivindicatorio incursión pionera en el estudio de la labor literaria y de opinión en la prensa del exi-
en el diario El País, el mismo texto que había preparado para el Congreso de Valencia. lio, algo que marcó un antes y un después en el análisis de esta época y este asunto.
En este artículo, Goytisolo hacía un repaso a esta generación, de esfuerzos baldíos y Aunque estudios posteriores han permitido conocer con mayor profundidad algunos
luchas cainitas, que llevaron a España al desierto cultural de Europa y, al valorar el aspectos de los señalados, la obra de Llorens como conjunto sigue siendo un referente
estudio del profesor Llorens, afirma: ineludible para quien desee aventurarse en la investigación de esta época y estos asun-
tos. Incluso el estudio del profesor Fontana sobre la «ominosa década» (2006: 98-99,
La lectura de Liberales y románticos a mediados de los sesenta del pasado siglo fue 408-409), confirma la vigencia de cuanto allí dejó escrito el profesor valenciano.
un hito importante en mi formación literaria e intelectual. Vicente Llorens me puso Para Claudio Guillén, Liberales y románticos «es hoy por hoy un clásico, un li-
en contacto con uno de los autores que más y mejor influirían en mi vida: el proscrito bro que todo estudioso del siglo XIX español tiene que conocer». Las secuelas de
y aun entonces sepulto José María Blanco White32.
esos exilios, el de 1814 y el de 1823 dejan una ausencia en la Historia de la literatura
que apenas comienza a ser cubierta desde 1831 con la generación de los Estébanez
Al sevillano dedicaría Goytisolo varios estudios y la edición de su Obra inglesa. Li- y Mesonero. «Raras veces –advierte Guillén– se habrá visto tan prolongada no ya
berales y románticos sigue siendo obra de referencia inexcusable no sólo para conocer la discontinuidad sino paralización, al borde de la extinción, del vivir de una antigua y
aportación de estos emigrados políticos a la Historia de la literatura española, sino para famosa literatura». Para él, pues, al historiar los orígenes del Romanticismo español,
percibir con solidez todos los aspectos que allí trató el autor: formas de organizarse, «el primer núcleo se encuentra entre los emigrados en Londres», tesis que le sirve
prácticas sociales y relaciones o enemistades personales, actividad política, trabajos y de punto de arranque para otro libro que salió a la luz cuando acabada de fallecer:
aficiones. Un verdadero análisis sociológico del primer gran exilio liberal que desgarró El Romanticismo español, donde analizaba esa curva descendente de la literatura
el país y lo llevó a lo más nefando de su propio ser. Es verdad que nuevas aportaciones «histórico-nacional» de corte conservador en la que acabará derivando ese primer
se han ido añadiendo en los últimos años. Ni siquiera los meritorios y extensos trabajo Romanticismo. Aunque debatidas y cuestionadas sus tesis, la impronta de su obra
de María Teresa Berruezo (1989) o Juan Luis Simal (2012), focalizado este último en no deja lugar a dudas33. Ningún estudio que quiera analizar el exilio liberal del XIX
las cuestiones políticas y policiales de los emigrados, o los del conjunto de trabajos de
33.  La última aportación a este debate la del profesor Fernando Durán (2015: 173-181), quien
32.  Juan Goytisolo, «Liberales y románticos», El País-Domingo, 17 diciembre 2006, pp. 16-17. advierte de la simplista correlación entre exiliado y romántico: «No se trata tanto de que se vuelvan

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puede ignorar la obra de Llorens. Necesariamente ha de partir de ella, y teniendo en tura peruana alcanzaron su cumbre con una magnífica obra que se sitúa en la órbita
cuenta las dificultades de acceso a las fuentes de la época en que fue forjada y escrita, de lo que otros exiliados habían iniciado en los años cuarenta: nos referimos a su do-
aún cabe más mérito por el cuidado equilibro entre erudición y análisis. Esa doble cumentado estudio Don José Joaquín de Mora y el Perú del ochocientos (Madrid, 1967),
virtud la hace casi atemporal. el mejor sobre el escritor gaditano desde el de Amunátegui de 1888. Pero la excelente
Con motivo del centenario de su nacimiento, la Biblioteca Valenciana y la Socie- contribución del profesor Monguió a esta temática, la del exilio liberal, es tardía res-
dad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), tuvo lugar en Valencia entre pecto a los de la «generación» a la que él pertenecía, «la de 1931» (Alted, 2003: 156). Por
el 24 y el 26 de octubre de 2006 un Congreso internacional, una exposición bajo el ello ni forma parte de la «estela» de Llorens, con quien apenas mantuvo contacto, ni
título Vicente Llorens, el retorno del desterrado y un conjunto de ediciones, que venían por edad se relaciona con los autores que citamos a continuación, aunque esta obra le
a recuperar la obra y el recuerdo del profesor Llorens Castillo34. En el programa del acerca a los estudiosos del exilio liberal español35.
Congreso se incluyó la presentación de la nueva edición de Liberales y románticos, a Claudio Guillén conoció a Llorens en la Universidad de Princeton, a donde había
cargo de su prologuista, el profesor Andrés Amorós, quien glosó la obra y a su autor. llegado el valenciano en 1949 por recomendación de Américo Castro. Guillén es deu-
Como dice el mismo Amorós en su proemio, «Nos quedan sus libros: ante todo, éste, dor de Llorens en la forma de entender la Historia de la literatura, como algo vivencial,
convertido ya justamente en un clásico. Y su figura entrañable, unida ya para siempre, inserta en el contexto, en la Historia general, percibida y vivida, sentida como parte
en nuestro recuerdo, a la de su admirado y querido Blanco White». O recordando las de la propia trayectoria personal. Más que seguidor de un objeto de estudio, el exilio
palabras del poeta y estudioso de la Literatura comparada, Claudio Guillén: «Pero liberal, fue discípulo de un maestro que le mostró el camino.
es éste, el condicionamiento del exilio, cuestión que nadie ha esclarecido mejor que Otro de los discípulos de Llorens fue Juan Goytisolo. En este caso, el contagio del
Llorens» (2003: 11). magisterio alcanzó al joven escritor no sólo en la forma de concebir la Historia de la
En la «estela» de Llorens cabe situar un nutrido y selecto grupo de investigadores literatura, sino en las temáticas que venía abordando el profesor Llorens, quien había
y autores de la lengua castellana. A la luz de sus trabajos, algunos amigos y discípulos «descubierto» para el lector a Blanco White en su Liberales y románticos, además de
llevaron a cabo estudios en esa línea. Por razones de edad y proximidad generacional, varios artículos sobre Blanco y su obra en ese año y sucesivos36. Dejó pendiente una
incluimos aquí a Luis Monguió Primatesta (Tarragona, 1908), diplomático, comba- biografía del sevillano, cuyos borradores y notas se conservan en el legado depositado
tiente durante la guerra y filólogo. Exiliado en 1939 junto a su esposa norteamericana, en la Biblioteca Valenciana. Goytisolo prosiguió la difusión de la obra del pensador
recaló en Berkeley, en cuya Universidad fue profesor desde 1957 hasta 1994. Volunta- y escritor sevillano con la edición en 1971 de una Antología de obras en español, y un
rio durante la Segunda Guerra Mundial adquirió la nacionalidad norteamericana en año después de las Cartas de España, prologadas por él. El sesgo dado por Goytisolo
1944. Falleció en 2005. Esta peculiar peripecia vital le distanció del grupo de exiliados a la obra y la figura de Blanco ha sido severamente criticado por el profesor Fernando
en otros países de la América hispana, pero sus contribuciones al estudio de la litera- Durán (2010), para quien la estrategia que aplica Goytisolo sobre Blanco White, que
identifica una tradición intelectual española a lo largo de los siglos marcada por el exi-
románticos, ni por convencimiento ni por contagio ambiental: es que su identidad literaria espa- lio y la disidencia, deriva en una deformación de la figura y el pensamiento del escritor
ñola –clasicista– no podía subsistir sin más en un contexto transnacional radicado en Inglaterra» sevillano. La recepción de Blanco White en España ha quedado, pues, condicionada
(175).
34.  La Biblioteca Valenciana, donde está depositado el legado de Llorens, organizó una expo-
sición comisariada por Manuel Aznar y Juan P. Galiana y un Catálogo con estudios y reproduc- 35. Notas necrológicas de John Polt en: http://senate.universityofcalifornia.edu/inmemo-
ción de documentos y fotografías (VV. AA ., 2006b), unas Jornadas Internacionales sobre el Cente- riam/luismonguio.htm y Kathleen Maclay en: http://www.berkeley.edu/news/media/relea-
nario Vicente Llorens (1906-2006). La historia de los exilios culturales españoles (24 a 26 de octubre de ses/2005/07/22_manguio.shtml
2006), cuyas ponencias fueron publicadas en el nº 6-7 de Laberintos; y la reedición de algunas de 36.  Una relación detallada y ordenada por años de sus publicaciones en el Catálogo de la expo-
sus obras: Liberales y románticos, Memorias de una emigración. Santo Domingo 1939-1945 y Estudios sición Vicente Llorens. El retorno del desterrado…, pp. 98-104 y en P. Escobedo y C. Simón (2006),
y ensayos sobre el exilio republicano español de 1939. más completa que la anterior.

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por esa lectura, que en esencia sigue el profesor Abellán en su ensayo ya citado sobre Feijoo y el ensayismo hispánico en la Universidad de Princeton en 1949, el mismo
el exilio como «categoría» explicativa de la Historia de España. año en que Llorens llegó a dicha Universidad. Por último, Clara Eugenia Lida e Iris
Faltaba dar a conocer buena parte de la obra en inglés del sevillano y ahí surgió la M. Zavala fueron discípulas de Llorens en la Universidad de Princeton, aunque cada
oportunidad ofrecida por Llorens de editar esa parte de su obra, pues como decía el una de ellas siguió una carrera diferente. Mientras Clara Lida se ha centrado en la
profesor de la Universidad de Princeton, «a quien conozca la obra de Blanco, tanto en investigación, Iris Zavala ha compatibilizado la investigación con la creación literaria,
inglés como en español, no podrá menos de sorprenderle la desproporción existente llegando en los últimos años a relegar la segunda actividad a la primera. Sobre esas
entre su valor y su escasa resonancia» (Llorens, 1979: 410)37. Para combatir las tesis de relaciones, que sólo aquí se esbozan, remitimos a nuestro trabajo de 2011 (143-153).
Menéndez Pelayo y recuperar a esos heterodoxos condenados por la historia oficial,
dedicó Goytisolo una extensa «presentación crítica» (1972: 1-98), donde trató de des-
montar los errores y prejuicios existentes sobre el autor maldito. Goytisolo, exiliado a Una reflexión final
destiempo marchó a París en 1956, un exilio que Santiago Rodríguez ha denominado
no sólo geográfico, sino también lingüístico y literario (2005: 79-87). Como ya hemos Las páginas precedentes han intentado mostrar el paralelismo existente entre dos
señalado, estos planteamientos han sido cuestionados por el profesor Durán López exilios: el liberal del XIX y el republicano del XX. Ambos se nutren del mismo aliento:
(2010). el desgarro del destierro, la añoranza de la pérdida, el desencanto del país soñado, la
De menor bagaje ideológico es la aportación del profesor granadino José Fernán- espera del retorno. Pero hay diferencias notables entre ambos exilios: su duración, tan
dez Montesinos (1897-1972), pero de hondo calado científico. Exiliado de primera hora sólo una década en el liberal; casi cuatro en el republicano. Las transformaciones que
(en 1937-38 fue agregado cultural de España en Washington), regresa a Francia en el experimenta el país cuando regresan los exiliados: en el primer caso, la mayoría ven
verano de 1938 y aquí permaneció hasta 1946. En este año marchó a la Universidad de un país sin apenas cambios; en el segundo, como refleja de forma magistral Max Aub
Berkeley, donde falleció en 1972. Su mayor contribución a los estudios que enlazan el en La gallina ciega (1969), llegan a un paisaje humano y político distante, distinto y
exilio liberal con el exilio republicano es su Introducción a una historia de la novela en olvidado de sus hijos transterrados. Juan Goytisolo analizó esta visión descorazona-
España en el siglo XIX, a la que incorporó un interesante «Esbozo de una bibliografía dora y llena de desazón del autor hispano-francés, en su ensayo «El regreso a Ítaca»
de traducciones de novelas, 1800-1850» (1955). Publicado un año después de Liberales (2003: 143-150). Y, en definitiva, el número que también marca diferencias: la obra de
y románticos, muestra el interés que suscitaba en los historiadores de la literatura esa los exiliados españoles de 1939 supera en dimensión geográfica y en cantidad a la de los
etapa por las relaciones vivenciales que conllevaban. emigrados de 1823, no sólo en datos absolutos sino también relativos.
El último trazo de esa estela que la obra y figura de Llorens dejó en los exiliados Como advierte la profesora Alted, «la cultura liberal española del primer tercio del
para el estudio del exilio liberal la hallamos en la obra de Juan Marichal y, en menor siglo era una cultura abierta, integradora, humanista en el más cabal sentido del tér-
medida, en la de su hijo el historiador de la economía Carlos Marichal. Las razones mino y plenamente europeísta…» (2003: 156). En esa columna vertebral se soporta el
de este vínculo parecen ser evidentes si señalamos que Juan Marichal (1922) contrajo estudio del exilio liberal que llevaron a cabo los autores aquí analizados, especialmente
matrimonio con Solita Salinas, hija de Pedro Salinas, o que obtuvo el doctorado sobre Vicente Llorens. Este aparece como el más destacado de los estudiosos que dedicaron
buena parte de su investigación a rastrear las raíces de un exilio vivencial en otro
37.  El Cap. X y último de Liberales y románticos se dedica íntegramente a Blanco. En los lejano, pero próximo por identidad de contexto y de producción literaria. Superar el
últimos años se ha hecho justicia con este olvido. Además de la edición de diversos textos, se han olvido de aquellos autores preteridos para reclamar la atención de su propia experien-
publicado dos excelentes biografías debidas a los profesores Manuel Moreno Alonso y Fernando cia vital era su meta. Y en perseguir ese objetivo se mudaron de piel para adentrarse en
Durán, además de la de Martin Murphy, así como estudios de otros autores (ver bibliografía al
final de la biografía del profesor Durán, 2005b). Las Obras completas de Blanco están en proceso
papeles e ideas de otro tiempo. La luz que les guió fue la de Llorens, en mucha menor
de edición por Almed, Granada, 12 vols.; tres vols. publicados en 2006-2009; el proyecto parece medida la de Aub y Grases. El primero porque dedicó mayor atención a la creación
paralizado. literaria, más que al estudio de la literatura; Grases, porque centró su atención como

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profesor e investigador en los temas venezolanos, postergando aquellos primeros tra- Baldó, Marc (2003), «Tuñón de Lara y una generación de historiadores», en Mª F. Mancebo
bajos sobre el exilio liberal. Y, sobre todo, porque el profesor valenciano generó una (ed.), Encuentros de Historia y Literatura. Max Aub y Manuel Tuñón de Lara, Biblioteca
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publicación en 1954 de su –en palabras de García Castañeda– opus magnum
Liberales y románticos, constituye una de las grandes referencias ya clásicas sobre el
estudio de los exilios hispánicos. Una voz –la de Llorens en este libro y en el resto
de su obra (Aznar Soler y Galiana Chachón, 2006: 98-104)– donde se aúnan al rigor
y los escrúpulos académicos una visión autobiográfica y emocional de indudable
interés sobre el destierro como constante –vivida además en primera persona– en la
cultura literaria española prácticamente desde sus primeros textos fundacionales, tal

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