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Universidad de

Guanajuato
División de ingenierías
Departamento de Minas, Metalurgia y
Geología

“Pensar rápido, pensar


despacio”

Ensayo,
Del libro de Daniel Kahneman

Alumno:

Miguel Felipe de Jesús Salas Luna


NUA: 196142

Profesor:
Héctor Jaime Méndez

Guanajuato, Gto. noviembre 2021


Daniel Kahneman manifiesta sentirse abrumado cuando se piensa que su trabajo muestra
que las elecciones humanas son irracionales, toda vez que considera que dicho trabajo
sólo argumenta que los seres humanos no están bien representados en el modelo de agente
racional de la teoría económica. El autor sostiene que los errores sistemáticos en el
pensamiento de las personas son consecuencia de inclinaciones y bajo ciertas
circunstancias se pueden predecir.

El libro consta de cinco partes y dos anexos. En la primera distingue la operación de la


mente en la toma de decisiones y la formación de juicios mediante la introducción de dos
personajes ficticios que interactúan: el sistema 1 y el sistema 2.

El sistema 2 es reflexivo, presta atención, compara, elige y tiene un razonamiento


ordenado; no obstante, comete errores, simplemente porque no sabe hacer mejor su
trabajo. El sistema 1 guía de forma rutinaria nuestros pensamientos y nuestras acciones,
de hecho, es el origen de mucho de lo que hacemos bien pero también de lo que hacemos
mal. También en el sistema 1 se forman los juicios y elecciones de carácter intuitivo, los
cuales serán acertados siempre y cuando se adquieran las habilidades, de lo contrario las
respuestas a menudo serán equivocadas, esto ocurre porque el sistema 1 responde
mediante heurísticas.

Una heurística es un atajo mental, por ejemplo, la heurística afectiva ocurre cuando los
juicios y las decisiones se gobiernan con escaso razonamiento o deliberación, pero se
elaboran desde los sentimientos de agrado o desagrado. La heurística intuitiva se
relaciona con ofrecer una respuesta a una cuestión difícil con una más fácil, es decir, se
responde mediante asociación utilizando un atajo mental que nos demanda menor
esfuerzo.

La segunda parte del libro examina por qué nos resulta tan difícil pensar en términos
estadísticos. Podemos pensar con relativa facilidad de forma asociativa o metafórica, pero
nos resulta difícil pensar en función de los datos estadísticos porque requiere pensar en
muchas cosas al mismo tiempo. También en la segunda parte actualiza el estudio de la
heurística de los juicios cuyo inicio tuviera lugar en los primeros años de colaboración
con su colega y amigo Amos Tversky con quién desarrollo la teoría de las perspectivas y
los trabajos que le sumaron para que le otorgaran el premio Nobel de economía.

En la tercera parte de la obra se describe una limitación de la mente: somos proclives a


sobrevalorar lo que entendemos del mundo y a darle menos valor del que merece al azar
en los hechos que nos acontecen. La desproporción en la confianza se fomenta por la
certeza ilusoria de la retrospección. No se trata del aprendizaje que otorga la experiencia;
es el autoengaño que se construye a partir de explicaciones débiles del pasado que
consideramos verdaderas, en realidad entendemos menos el pasado de lo que creemos.
Desde la información disponible, elaboramos una historia y si es coherente entonces la
creemos, no nos gustan las inconsistencias porque dificultan nuestro pensamiento y restan
claridad a nuestros sentimientos.

En la cuarta parte se exponen los conceptos claves de la teoría de las perspectivas, de


igual forma se aborda la naturaleza de las decisiones y se discute el supuesto de la teoría
económica estándar, a saber: que los agentes económicos son racionales.

La teoría de las perspectivas resalta tres principios que son habituales a muchos procesos
automáticos de las emociones, los juicios y las percepciones: 1) la evaluación de pérdidas
y ganancias se hace en relación a un punto de referencia, 2) el principio de la disminución
de la sensibilidad y 3) la aversión a la pérdida.

Ante una situación que involucra pérdidas y ganancias, a menos que estemos en la
miseria, el punto de referencia importa en nuestras actitudes ante el riesgo, pero dichas
actitudes no se derivan exclusivamente de la evaluación que hagamos de nuestro
patrimonio, pues la carga emotiva de perder es mayor que la de ganar, es decir, nos gusta
ganar y nos disgusta perder. El rechazo a la pérdida induce elecciones con aversión al
riesgo, en contraste y debido a la disminución de la sensibilidad, una pérdida segura
produce mucha aversión lo cual fomenta que se asuma el riesgo, es decir, los seres
humanos buscan el riesgo cuando todas sus opciones son malas.

Los seres humanos que se representan en la teoría de las perspectivas no actúan pensando
en el largo plazo en términos de utilidad global o riqueza, lo hacen motivados por el
impacto emocional inmediato de pérdidas y ganancias.

La última parte refiere trabajos de investigación que distinguen entre dos yo: el que
recuerda cosas y el que las experimenta. Los investigadores encuentran que lo que
satisface al yo que recuerda, no es precisamente lo mismo que hace feliz al yo que
experimenta. Los dos yo tienen intereses diferentes. El yo que recuerda es el único que
toma decisiones, a veces se equivoca, pero es el que registra lo que aprendemos. Al
confundir experiencia con memoria se incurre en una ilusión cognitiva, los gustos y las
decisiones están formados por los recuerdos, pero estos pueden ser falsos.
Los anexos son los dos artículos que Daniel Kahneman escribió junto con Amos Tversky,
en el primero revisan el juicio en situación de incertidumbre y en el segundo exponen la
teoría de las perspectivas y sus estudios sobre los efectos marco.

El profesor Kahneman ofrece una oponión actualizada sobre los principales hallazgos de
sus trabajos de investigación acerca de la toma de decisiones y la elaboración de juicios.
Se puede encontrar utilidad en el reconocimiento de que tanto en la toma de decisiones
como en la elaboración de juicios en ocasiones nos dejamos llevar por impresiones,
preferencias intuitivas, sentimientos y el exceso de confianza que tenemos sobre nuestras
creencias. Aprender a identificar los sesgos cognitivos en nosotros mismos y en los
demás, podría contribuir a que, en lo cotidiano, tomemos mejores decisiones.

En el libro Pensar rápido, pensar despacio, Kahneman sintetiza sus investigaciones


sobre la forma de pensar de los seres humanos. El autor mantiene la tesis ampliamente
aceptada en la psicología actual sobre los dos modos de pensamiento: el Sistema 1, rápido,
intuitivo y emocional, y el Sistema 2, más lento, reflexivo y racional.

El primero proporciona conclusiones de forma automática, y el segundo, respuestas


conscientes. Lo peculiar es que, en la mayoría de las ocasiones, no reflexionamos sobre
cuál de los dos ha tomado las riendas de nuestro comportamiento.

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