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Clase 2

Sitio: Instituto Superior de Estudios Pedagógicos


Curso: Perspectivas sobre la educación - Marzo 2019 - Comisión A
Libro: Clase 2
Imprimido por: Silvina Clerico
Día: martes, 12 de marzo de 2019, 09:08

Tabla de contenidos
INTRODUCCIÓN
CLASE. Escuela y modernidad
¿Qué define a una escuela?
Escuelas para la infancia y la juventud
Las escuelas a lo largo del siglo
Pero la escuela insiste
Cierre
ACTIVIDADES
Actividad 2
MATERIALES
FOROS

En esta clase, continuando con las temáticas planteadas, abordaremos específicamente la


educación en la forma institucionalizada más generalizada del mundo moderno: la
escolarización. Se inicia esta clase con una revisión acerca de su proceso de configuración
en el contexto de la modernidad para comprender las razones que le dieron origen y su
permanencia hasta el presente. Importa aquí reconocer los rasgos que caracterizan la
modernidad, en tanto allí reside parte de la explicación acerca del surgimiento y expansión
de la escuela. Esto implica adentrarse en la complejidad y el debate actual acerca de su
declinación y/o transformación. Indagar sobre lo moderno, revisar sus modos de expresión
en diversas geografías y períodos históricos, reconocer sus definiciones en la organización
social y política, entre otras cuestiones, resultan acciones necesarias para abordar las
posibilidades de asumir nuevos desafíos educativos.
Luego, el repaso por las distintas críticas y cuestionamientos desplegados a lo largo del
siglo XX, nos sitúa en uno de los debates centrales de las últimas décadas sobre la
escolaridad: sus límites, obstáculos y posibilidades educativas. La pregunta sobre la
especificidad de la escuela -qué define una escuela- nos invita a revisitar componentes, a
profundizar en el análisis del formato, a transformar aquello que hoy resulta inadecuado y
reinventar sus formas de educar a las nuevas generaciones.

Escuela y modernidad
Podríamos comenzar diciendo que la escuela, tal como nosotros la conocemos y la hemos
vivido, no puede pensarse si no es como parte indivisa del paisaje “moderno”: ese momento
histórico donde las sociedades abandonan las monarquías como forma de gobierno y
empiezan a ordenarse en Estados, con autoridades elegidas por sistemas de representación
y con principios de organización racionales, que puede ubicarse entre los siglos XVII y XIX
en el occidente europeo. La igualdad ante la ley de los individuos que son parte de la
sociedad está en el centro de la escena, y la escuela es parte de la institución de esa
igualdad.
En este sentido, la forma escolar, más allá de las particularidades que haya cobrado en
cada país o región, constituye un fenómeno universal bastante reciente: no tiene más de
tres siglos. Si bien existían otras formas educativas como podrían ser la catequesis, la
alfabetización familiar, los ritos de iniciación y la transmisión oral de la cultura, podemos
decir que la sociedad moderna inventa una modalidad específica y novedosa de
organización de la enseñanza y de los aprendizajes, que logrará imponerse como
hegemónica, esto es, como EL modo de acceder a los bienes culturales.
La enseñanza escolar, para perfilarse como tal, toma en sus orígenes elementos de la
religión. La idea de un maestro, de alguien que poseyera saberes específicos sobre cómo
transmitir se encarnaba en los sacerdotes y los hermanos de las órdenes especialmente
dedicadas a la catequesis.
En las primeras formas escolares que aparecen en la obra de Juan Amos Comenio,
Didáctica Magna, que tuvo su primera edición en 1639, encontramos elementos y principios
religiosos combinados con aulas, pizarrones, pupitres, métodos de enseñanza y otros tantos
rasgos de los sistemas educativos actuales. Podría decirse que el modo de enseñar
desarrollado por las iglesias se visualizó como el más efectivo para hacer que una población
diversa, dispersa y pobre en su mayoría, reconozca y responda a la autoridad del Estado, se
sienta parte de un territorio, obedezca unas leyes y se incluya en un conjunto común de
conocimientos.
Veamos un poco más acerca de Juan Amos
Comenio: en su época defendió el lugar del poder
de la educación para mejorar al hombre y a la
sociedad. Es muy conocido por sus contribuciones
para caracterizar el proceso de enseñanza,
incluida su gran obra Didáctica Magna, donde
además desarrolla lo que podríamos pensar como
sus principios educativos. Entre sus principales
aportes se pueden mencionar que la educación
debía ser universal, tener un orden y método, ser
amena, el alumno debería ser el centro y
protagonista. Para Comenio, enseñar se debe a
una disposición de tres cosas: tiempo, objeto y
método.
Otros de sus grandes aportes fue que dio inicio a
los textos ilustrados para niños, con figuras de
animales y acciones, con método deductivo
(graduados de fácil a difícil), ya que consideraba
que era la manera en que el alumno podría
entender con mayor facilidad. El ejemplo de esto
es su Orbis Pictus (1658), en el que se muestra un
mundo visible en dibujos, un libro para el
aprendizaje del latín, que se encuentra como el
primer libro ilustrado para niños. En definitiva a lo
largo de sus obras, propuso un método didáctico.
Entendía que con este sistema dirigía la
progresión moral e intelectual del alumno.
Podríamos resumir a grandes rasgos su concepto
de enseñanza en la frase: "Enseña todo a todos".
Fuente imagen: Collage con base a imágenes de Orbis Sensualium Pictus
(Comenius, J. A. (2017). Orbis Sensualium Pictus [El mundo en imágenes / esto
es: imágenes y nombres de todas las cosas fundamentales en el mundo y de las
actividades de la vida]. Barcelona, Buenos Aires, Ciudad de México: Libros del
zorro rojo).

Quizá en este punto resulte útil volver al texto de Pablo Pineau que trabajamos la clase
pasada. Allí se plantea cómo el pensamiento pedagógico perfila la forma escolar como
ámbito de transmisión, y al mismo tiempo, se recuperan unos modos de entender al ser
humano, a la sociedad, a la libertad y a las regulaciones necesarias para poder vivir juntos;
modos que asumen como tarea propia los Estados.
ESCUELA MODERNA.
Los Estados modernos se hacen cargo de esta generalización de la educación escolar, bajo
un ideal de “homogeneización” y de ambición “civilizatoria” de las poblaciones. Podríamos
decir que los Estados modernos necesitaban de la escuela, en tanto era necesario atender
las exigencias de legitimidad del nuevo orden político, pero -y quizás fundamentalmente- la
escuela estaba llamada a promover en las nuevas generaciones el sentido de pertenencia a
un espacio social determinado, que era el “nacional” y que se compartía con otros
ciudadanos.

Claro que este proceso no fue rápido ni sencillo, y diferente en las


sociedades occidentales europeas o latinoamericanas. Sin embargo,
en todas ellas puede leerse una matriz común: la escuela logra
consolidarse como un espacio “civilizatorio” no solo por el sostén que le
brinda el Estado, sino y fundamentalmente por el consentimiento de las
familias. LA ESCUELA ES UNA METÁFORA DE PROGRESO Y ASCENSO
SOCIAL SE ASOCIA CON LA POSIBILIDAD DE ACCEDER A UN
SABER PRIVADO CAPAZ DE BRINDAR UN MEJOR FUTURO.
Una operación que como nos cuentan los historiadores de la pedagogía implicó una
“alianza”, que se sostuvo, por un lado en la violencia ejercida sobre las familias, a partir del
establecimiento de leyes de obligatoriedad escolar. Por otro lado, es necesario sumarle a
esta “imposición” la cuota importante de confianza que las familias depositaban en este
espacio que se convertía rápidamente en metáfora de progreso y en una vía de ascenso
social. La escuela aparece como el espacio adecuado para brindar a las nuevas
generaciones un saber excedente al saber “privado” del mundo familiar; un saber específico,
que se asocia a la posibilidad de entrar en un futuro mejor. La autoridad del Estado se
sobreimprimía así a la autoridad familiar, en un proceso que marca una tensión entre el
orden de lo público y lo privado y que indica la gradual delegación de tareas en el Estado
educador. Vemos entonces que el “triunfo” de la forma escolar mucho le debe a la
aceptación y al reconocimiento que las familias depositaron en la legitimidad de ese espacio
y de la figura del maestro.
Ahora bien, el vínculo escuela-progreso, asociado a la necesidad de construir un orden
social nuevo que eliminara el atraso y la barbarie del mundo medieval y colonial, se asentó
sobre una estrategia dirigida especialmente a un sector que emerge en la población: la
infancia.
La infancia se constituyó como la etapa educativa por excelencia del
ser humano, construyéndose la figura del alumno, el que se volvió
sinónimo de niño. La imagen que se construye del niño-alumno es la de
un sujeto fácil de gobernar, carente de razón, débil, maleable, indócil e
incompleto. El niño será por esto objeto de gobierno a la vez que de
reclusión; padres, maestros y escuelas deberán ocuparse de él para
que pueda insertarse productivamente en una sociedad que necesita
funcionar organizadamente.

Es así que la escuela solo adquiere su razón de ser en función de la existencia de este
modo de entender a la infancia. Al mismo tiempo, el cuerpo infantil solo adquiere sus
caracteres definidos a partir de la escolarización. Los niños quedaron representados como
los sujetos en condiciones de hacer posible un tipo de sociedad imaginada por los adultos.

Para profundizar más sobre la modernidad los


invitamos a ver un capítulo de Mentira la verdad,
del canal Encuentro, donde Darío Sztajnszrajber
nos propone, desde interrogantes y posturas
filosóficas, ahondar más sobre la temática y
reflexionar sobre problemáticas muy presentes en
la actualidad.

[5] MODERNIDAD. Mentira la verdad con Darío Sztajnszrajber

Complexus (3 de agosto de 2015). [5]


Modernidad. Mentira la verdad con Darío Sztajnszrajber [Archivo de video].

Recurso disponible aquí


LA MODERNIDAD ES UNA ACTITUD FRENTE A LAS COSAS
HOMBRE CONSTRUYE SENTIDO
¿Qué es lo moderno? ¿Cuál es el sentido de la realidad que está en
juego? ¿A qué se hace referencia con "se trata de tener actitud" frente
a las cosas, el intentento por hacer algo nuevo, de ser original? ¿Cómo
entran en conflicto según los sujetos, las sensibilidades y la actitud
transformadora? ¿Cuál es o cuáles son las utopías de la modernidad?
Les sugerimos registrar en sus cuadernos las ideas, reflexiones y/o
planteos surgidos al ver el video. Serán valiosos para la continuidad de
los análisis que les proponemos desde esta clase.

¿Qué define a una escuela?

Para poder llevar adelante la ardua tarea de alfabetizar, civilizar y disciplinar a la vez, la
escuela se ordena alrededor de un conjunto de características.
El primer rasgo que es necesario subrayar es la separación, la cerrazón del espacio
escolar; del mundo, de los adultos, de la calle, de la vida, la distancia entre el afuera y el
adentro. La escuela nace como un espacio delimitado, donde las cosas no son ni deben ser
“como en la vida”; lugar de aislamiento que separa a las generaciones jóvenes del mundo y
de sus placeres, y también de los adultos.

Podríamos decir que la escuela nace como una institución cerrada y de


espaldas al presente. La escuela se configura así como templo del
saber, de la civilización, de la salud, de la tradición, de la razón, de la
ciencia, de la verdad, de la patria, del orden, frente a un afuera donde
se ubica la ignorancia, la barbarie, el peligro, el caos.

Este encierro tiene múltiples fundamentos. Por un lado, la escuela nace en una época donde
empiezan a perfilarse otras instituciones que poseen la misma lógica: las cárceles, los
hospitales, los manicomios, las fábricas. A todas estas instituciones la lógica del encierro les
permite producir efectos específicos sobre las personas que allí se encuentran: efectos de
ordenamiento y de disciplinamiento. De algún modo, mantener a los niños en el interior
de la escuela constituía una estrategia de cuidado de los peligros externos, mientras se
llegaba a la vida adulta. Por otro lado, el aislamiento tenía que ver con la importancia
otorgada a los saberes y prácticas que allí se enseñaban, con la imposición de modelos a
seguir, con el peso que se otorgaba a un modo específico de hablar, de ligarse a una cultura,
a una historia, a un modo de ver el mundo.
Otros dos rasgos centrales son las aulas y los maestros. El maestro se ubica en el centro
de la vida escolar, es quien a la vez que enseña, permite y prohíbe, controla, vigila. No solo
sabe lo que enseña, sino que tiene el saber acerca de cómo enseñar. Es una figura de
autoridad que actúa como soporte de las acciones de los alumnos. Y es la misma
arquitectura escolar la que se encarga de dar realce al maestro y convertirlo en el único
dueño de los medios colectivos de expresión en el aula. En este espacio, donde el maestro
se encuentra con sus alumnos, las relaciones se ejercen de manera asimétrica, y la
comunicación es jerárquica. Los pupitres se disponen mirando el pizarrón y el escritorio del
maestro, a su vez este se ubica sobre una tarima para que todos puedan verlo. El aula
enmarca la tarea del maestro, sus alcances y límites, su autoridad. Por otro lado los salones
de clase se ordenan de tal modo que desde un corredor central o patio se puedan controlar.

Esta organización del espacio escolar, se complementa con el método


de enseñanza “simultánea”, que guarda para la historia de la
educación un carácter observador y punitivo.

A través de este método un docente podía enseñar a muchos alumnos a la vez, lo que hacía
la acción de la escuela más eficaz. Aunque surgen otros métodos de enseñanza, la
simultaneidad no es sostenida solo por la “economía” de gastos que garantiza, sino también
en función del lugar que allí se le asigna al docente como única autoridad, un docente dirige
la atención simultánea de los alumnos.
A esta breve enumeración de características no podemos dejar de sumar la organización
graduada. La escuela se encarga de dividir las edades, y especifica saberes y aprendizajes
para cada una de ellas. Grados, niveles y modalidades componen una pirámide ordenada,
en el que cada nivel se apoya en el anterior y es base del siguiente. El orden ascendente se
corresponde con una continuidad entre los saberes comprendidos en cada uno de estos
ciclos temporales.
Estos rasgos fueron la matriz desde la cual la escuela se dio forma; matriz que se multiplicó
para dar lugar a los sistemas educativos en el momento en que el Estado incluye la
educación entre sus responsabilidades. El Estado, para homogeneizar o uniformizar la
acción de la escuela, impuso un currículum unificado: indicó qué se debía aprender, y de
qué manera, en cada ciclo. La lectura, la escritura y el cálculo se presentaron como los
saberes básicos que la escuela elemental se encargaría de transmitir. Esta uniformización
también podemos verla en la utilización del tiempo y el espacio escolar, de tal manera que
podemos decir que las escuelas se organizan siguiendo criterios propios y artificiales.

Si le sumamos el método, el currículum y la gradualidad nos


encontramos con una lógica única para todos los sujetos que pasan por
ella: en todas las escuelas de un territorio los chicos aprenden las
mismas cosas prácticamente al mismo tiempo.
Desde el Estado se multiplica la experiencia escolar para que pueda ser transitada
progresivamente por todos los habitantes de un país. Desde esa experiencia se ponía en
juego un lenguaje y una cultura común, a la vez que un sentimiento colectivo de pertenencia
a un nosotros más amplio que el de la pequeña comunidad o grupo de referencia.

Es quien a la vez que


enseña, permite y
prohíbe, controla, vigila.
Figura de autoridad,
soporte de las acciones Del espacio
de los alumnos. escolar; del
Lugar de encuentro mundo, la
docentes y alumnos. Su distancia entre el
formato propicia formas afuera y el
de comunicación adentro. (Lógica
jerárquicas. Espacio del encierro les
que está a la vista de permite producir
todos. efectos específicos
sobre las personas
que allí se
encuentran,
Qué se debe aprender, efectos de Es quien a la vez que
y de qué manera, en ordenamientoenseña,
y de permite y
cada ciclo. prohíbe, controla, vigila.
disciplinamiento).
Figura de autoridad,
soporte de las acciones
de los alumnos

Recurso disponible aquí

La escuela constituyó el método ideal para que nosotros nos sintiéramos parte de un todo. A
través de ella era posible construir semejanzas en las diferencias, instituir una bandera y
unos orígenes, ordenar elementos dispersos, formular un proyecto político, social y
económico.
El pensar los rasgos escolares como artificiales nos remite a la idea de la escuela como
invento, presente tanto en el texto de Dussel y Caruso (1999) como en el texto de Pineau
que trabajamos la clase anterior. La escuela tiene una forma arbitraria, que responde a una
época, a unos modos de entender la transmisión y la organización social, que resultó
efectiva para el gobierno de las poblaciones en tiempos de surgimiento de los Estados
modernos.

Aquí los invitamos a hacer una pausa en el recorrido de la clase y a ver


el video Iguales pero diferentes de "Historias de la escuela (no tan)
común". Resulta interesante ya que permite poner en tensión, indagar y
profundizar desde una perspectiva histórica la idea de
homogeneización.
Iguales pero diferentes - Capítulo 4 "Historias de la escuela (no t…
t…

FLACSO Argentina (28 de octubre de 2013). Iguales pero diferentes - Capítulo 4


"Historias de la escuela (no tan) común" [Archivo de video].

Recurso disponible aquí

Este material repasa muchos de los rasgos de las instituciones


educativas señalados, pero se adentra en la clave argentina. Les
sugerimos atender cuáles han sido los modos que, en nuestro país, se
plasmaron en la configuración histórica de la escuela, otorgándole una
impronta particular y nuestra…

Para profundizar los contenidos trabajados hasta


acá, les proponemos como lectura opcional el libro
La invención del aula (1999), de Inés Dussel y
Marcelo Caruso. En él los autores ahondan en
algunos aspectos de sumo interés acerca de cómo
el aula, y por extensión la escuela, llegaron a ser
lo que son en el imaginario colectivo actual.
Escuelas para la infancia y la juventud

Los sistemas educativos se organizaron en los Estados nacionales, para cumplir la doble
función de alfabetización y formación de identidades colectivas. Fue la escuela
Primaria la que asumió inicialmente esta tarea, apoyada fundamentalmente en el vínculo
entre educación e infancia que mencionamos anteriormente. Instituida como obligatoria para
el conjunto de la población, en nuestro país es claro cómo la escuela Primaria se ocupó de
la homogeneización de la lengua, de la institución del sentimiento nacional, de la formación
de la ciudadanía. Inmigrantes, criollos, indígenas, varones y mujeres, la escuela se ocupó de
ellos para imprimir unos modos de pensar y sentir comunes, necesarios para el
sostenimiento de un sistema político.
Pero las escuelas secundarias tienen otra historia. Si bien nacieron y se configuraron al
mismo tiempo que la escuela Primaria, recién hace doce años que son obligatorias, y esa no
es una cuestión menor, sino que habla de que, cuando nacieron, lo hicieron no para todos
los jóvenes, sino para una parte reducida de la población. Es llamativo el hecho de que,
hasta hace un par de décadas, casi la mitad de los jóvenes de nuestro país no estaban
escolarizados: no había escuelas con un lugar para ellos. La escuela Secundaria estuvo
dirigida, desde sus inicios, a la formación de la burocracia estatal y como preparación para la
universidad en los bachilleratos nacionales de algunos sectores de la población, y a la
formación de maestras y maestros en el caso de las escuelas normales. Sus características
se definieron en relación a la cultura general y humanística, con una fuerte impronta de la
introducción a las disciplinas científicas, como puede verse en la organización por
asignaturas.
Este escenario se mantuvo de modo similar hasta casi fin de siglo, y solo fue interrumpido
por el sistema de escuelas técnicas que impulsó el peronismo en la década del 50, dirigido a
la formación del obrero.
Hoy, la escuela Secundaria, luego de dos décadas de muchos cambios, enfrenta otros
desafíos. Es obligatoria para todos los jóvenes de nuestro país y se propone un objetivo
inclusivo. Sin embargo, esto no la exime de las revisiones y críticas que, como formato de
transmisión, ha tenido.
Para profundizar sobre la temática los invitamos a
leer el texto de M. Southwell (2013): “Formato,
pedagogías y lineamiento para la secundaria en
Argentina: notas sobresalientes del siglo XX”. Allí
encontrarán un breve relato histórico de cómo se
configuró el Nivel Secundario en la Argentina.
Puede ser útil para pensar cómo se decidieron los
destinatarios, y cómo se estableció cuáles serían
los contenidos que se iban a transmitir, y con qué
objetivos. Acceder

Las escuelas a lo largo del siglo


A pesar de que en general todos sabemos lo que es una escuela, porque la hemos
transitado en nuestra infancia y juventud como alumnos y ahora como docentes, es probable
que tengamos distintas miradas sobre ella. Es que las instituciones escolares, desde que
nacieron hasta ahora, son discutidas, reformadas, renovadas, en algunos casos por políticas
del mismo Estado que las sostiene, en otros casos por voces críticas, que proponen y
experimentan otros modos de hacer escuela. En este sentido es que podemos encontrar, en
nuestro país por ejemplo, experiencias diversas y en general aisladas de escuelas abiertas,
escuelas sin grados, escuelas centradas en el niño y no el docente, etc.
En las escuelas del presente conviven viejos modos de organización con otros nuevos,
con nuevas concepciones de aprendizaje. No podemos negar que la escuela es una
institución siempre revisada. Mucho se discute acerca de su utilidad, de su importancia, del
papel que debe cumplir en este mundo cambiante. Al mismo tiempo que se la convierte en
lugar de múltiples demandas, es blanco constante de impugnaciones. Los diagnósticos
que se hacen acerca de ella son múltiples y complejos, a veces contradictorios.
Esta discusión se da en diferentes ámbitos: entre los especialistas en educación, en la clase
política, en los gremios y sindicatos, en los medios de comunicación. Muchas veces
tomamos parte en ella, cualesquiera sea nuestro lugar en la sociedad, porque tiene que ver
con nuestros hijos, con el mundo que queremos para las generaciones que vienen, con la
responsabilidad que tenemos como sociedad en la escuela que tenemos y en la que
queremos.
En el intento de empezar a responder las preguntas acerca del papel que le compete a la
escuela hoy, vamos a revisar algunos de estos debates, como un modo de visualizar cuáles
son los problemas que la escuela debe enfrentar y qué cambios y resignificaciones se debe
a sí misma. Vamos a “ordenarlos”, en esta clase, de modo histórico, haciendo foco en lo que
en cada momento se visualizó como conflictivo.
No pretendemos agotarlos, solo mostrar cómo se ha complejizado la mirada acerca de lo
que es una escuela y lo que se espera que sea. No son debates nuevos, uno de ellos se
“arrastra” desde que se empezaron a organizar los sistemas educativos y persiste con el
tiempo. El otro grupo de críticas tiene una base más política, aunque también apunta a la
forma de lo escolar. Porque los argumentos persisten, intentamos organizarlos de un modo
esquemático, y dejar abiertas unas preguntas que pueden colaborar a la resignificación.
a) El primer grupo de críticas que ha recibido el modelo escolar
discute su aislamiento con el medio. “La escuela no tiene nada que
ver con la vida”, “La escuela cierra las puertas a la vida” son frases
que hemos oído o dicho alguna vez. La impugnación se dirige a la
escuela como espacio de encierro, construido -tal como
describimos anteriormente- de espaldas al tiempo presente. Es
sobre todo a partir del momento en que se produce el avance de la
psicología en el terreno educativo, que se comienza a discutir el
modo en que la escuela organizó la transmisión de un saber
“libresco”, “extraño”, distinto al “saber experimental”. La indiferencia
por la vida y el mundo exterior redunda en la enseñanza de
conocimientos que no tienen que ver con la experiencia del alumno,
sus intereses y motivaciones. Se ve a la escuela con ambición Fuente imagen: L'information scolaire,
“enciclopédica”, hecha de métodos pasivos, que van en contra de la Paris (1956, Robert Doisneau)
“naturaleza” infantil. Instruir, imponer, reprimir, ordenar, controlar,
disciplinar son verbos que definen a esta escuela a la que se suele denominar “tradicional”.

Ancladas en los ideales de los que se denominó escuela nueva o escuela activa, las críticas
a los sistemas tradicionales de enseñanza ponen su centro en el desarrollo de los intereses
y deseos de los estudiantes, definen la tarea del profesor como guía, diluyen las fronteras de
lo que separa el adentro del afuera escolar, tanto en el uso de los espacios como en el de
los tiempos. Y aunque estas revisiones y críticas tienen más de un siglo ya, persisten e,
incluso, se presentan como la alternativa de solución a los problemas del viejo modelo
escolar.

Sus reclamos se dirigen directamente a la forma de lo escolar, y abren


algunas preguntas: ¿Cuál es el peso del pasado y de la tradición en la
educación? ¿Qué sucede cuando la escuela “abre” sus puertas a la
vida? ¿A qué riesgos se enfrenta cuando no logra hacer diferencia con
el afuera? ¿La escuela debe trabajar con lo que el chico trae o, por el
contrario, ofrecer otros mundos extraños a los que no accedería de otra
manera?
b) El otro grupo de críticas que pretendemos señalar es más
reciente, pero se organiza también sobre la impronta histórica. Si a
comienzos del siglo XX la escuela apostó fuertemente por la
homogeneización de la población escolar, sobre el fin de siglo la
crítica se dirigió justamente a esa operación, señalando que la
escuela, que siempre prometió igualdad, no hace más que
reproducir las desigualdades que los sujetos portan antes de entrar
a la escuela. Señalan que la escuela no respeta las diferencias
entre los sujetos y no trabaja con la diversidad. Denuncian que la
escuela históricamente negó las culturas regionales, familiares,
sociales preexistentes al proceso de escolarización. Plantean que
“igualdad” fue en nuestro sistema educativo sinónimo de
“homogeneidad”, y la inclusión que la escuela produjo fue a costa
de subsumir las diferencias de los sujetos en una identidad común.
La crítica se dirige entonces a las exclusiones que resultaron de las Fuente imagen: Escuela de prueba salón
formas de inclusión social que planteó la escuela. Desde esta
perspectiva, la escuela uniformiza, homogeneiza, aculturiza, borra las diferencias, disciplina.
Estas voces proponen el respeto por lo que el niño “trae” (por su cultura, por sus códigos,
por sus costumbres, por sus lenguajes) como criterio a la hora de decidir cómo y qué se
enseña. Pero la discusión sobre la diversidad va mucho más allá de revisar la forma que
asumió nuestro sistema educativo con relación a las culturas de los sujetos. La apuesta por
la diversidad, la tolerancia, el respeto por la diferencia incluye un conjunto de críticas
amplias, que van desde el reclamo por un currículum “multiculturalista”, al respeto por las
identidades de género y la construcción de narrativas étnicas y raciales que no sean
discriminativas. La crítica no se restringe entonces a una escuela que excluye, o a la
preocupación sobre el acceso a la educación, sino que la discusión también apunta hacia el
currículo escolar, los libros de texto, los rituales escolares, usualmente ordenados con la
lógica de construir una “identidad” dominante -nacional, de raza, étnica, de género- que
ubica a las demás como subordinadas.
Se señala, en este sentido, que la escuela discrimina, reparte desigualmente, refuerza
estereotipos, construye jerarquías entre géneros, clases y etnias, privilegia unos modos de
ser varón y mujer por sobre otros.

El desafío que se le plantea a la escuela tiene que ver con cómo


organizar y presentar los saberes, contenidos y prácticas escolares de
modo que tengan en cuenta las diferencias y las particularidades de los
sujetos, resistiendo la construcción de jerarquías culturales, de clase y
género y de criterios de normalidad y anormalidad.
Pero la escuela insiste
Atendiendo a las críticas que se le hacen, la escuela, esa maquinaria superpoderosa de
producción de identidades que la modernidad supo conseguir, pareciera estar en serios
problemas. Sin embargo, seguimos construyendo escuelas, ampliamos la obligatoriedad de
la escolaridad al Nivel Inicial y al Nivel Medio, seguimos discutiendo políticas educativas.
Todo lo cual hace pensar que las escuelas siguen teniendo peso en la vida de la gente.

Es que a lo largo de la historia ha habido múltiples experiencias que


nos muestran que la escuela libera, concientiza, emancipa, transforma,
problematiza, ofrece alternativas, posibilita el pensamiento, nos
convierte en otra cosa distinta de lo que somos, cambia destinos de
lugar.

Muchos ejemplos podemos citar aquí. Los de nuestros padres, abuelos o bisabuelos, que
llegaron a este país con “una mano atrás y otra adelante”, a quienes la escuela argentina, al
mismo tiempo que les “negó” sus raíces, los hizo parte de un colectivo, los sumó a una
cultura, a un país que se estaba haciendo. En la experiencia de muchos de ellos la escuela
Primaria, la Secundaria y en algunos casos la universidad constituyeron la clave para poder
hacerse una vida mejor, unas perspectivas diferentes, otra posición social y económica,
acceder a un universo cultural mucho más amplio que aquel de donde provenían.
Podemos pensar también, por el contrario, en lo que sucede con los chicos y jóvenes que no
tienen posibilidad de sostener la experiencia escolar. En los chicos que en vez de estar en la
escuela, están lavando parabrisas, abriendo puertas de taxis, pidiendo, o cuidando búnkeres
de droga. En los adolescentes a quienes no poder estar en la escuela significa el estar en la
calle, deambulando, sin perspectiva de trabajo ni de futuro, sin otros horizontes donde
pensarse, proyectarse, soñarse, más que los que les ofrece la delincuencia. Sabemos que la
escuela sola no puede con la pobreza, con la falta de horizontes, con el desempleo. Pero
sabemos que no es lo mismo para ellos, y para todos, que haya una escuela y un maestro
allí, esperándolos, a que no lo haya.
La cuestión que se plantea en el presente es si el formato de la escuela Secundaria es
convocante para todos los adolescentes y los jóvenes: aquellos que limpian parabrisas o
trabajan en la construcción o en el campo, y aquellos de “clase media”, cuyos padres los
sostienen económicamente y los instan a que realicen estudios terciarios o universitarios.
Las dificultades que la escuela Secundaria plantea, y cuyas causas bien puede ser cierto
anacronismo en la propuesta y la debilidad para convocar universalmente a la diversidad de
juventudes que nuestra sociedad presenta, suelen medirse en términos de abandono. Por
ello se multiplican, desde distintos ámbitos estatales, programas con otros formatos de
escuela Secundaria: con otros modos de lidiar con el tiempo y el espacio, con otro modo de
presentar los contenidos, con otros modos de entender los correlatividades, las asignaturas
por año. Nos referimos a programas como el PIT en Córdoba, el Vuelvo a estudiar en Santa
Fe, el FINES a nivel nacional, o las Escuelas de Reingreso en CABA, por solo mencionar
algunos. Quizá la discusión sobre las lógicas que cada uno de estos formatos presenta
puede ser útil para pensar qué de la escuela Secundaria debería ser universal y común para
todos los jóvenes, y qué debería ajustarse a las problemáticas específicas e intereses de los
jóvenes, en función de sus diferencias identitarias.

Cierre
Con muchos otros verbos se ha descrito la acción de la escuela. Algunos de ellos, en clave
de denuncia, remiten a que la escuela ejerce una acción que va en contra de la libertad de
los sujetos, que “encorseta” las posibilidades y “cuadricula” lo que podemos ser. Es de allí
que se plantea que la escuela disciplina, civiliza, aculturaliza, reprime, homogeneiza,
encasilla, domestica, forma un ejército de trabajo, ordena.
Pero, por otra parte, sabemos que la escuela permite que la gente se convierta en otra cosa
distinta de la que es, y en ese sentido nos encontramos con que la escuela capacita,
habilita, instruye, forma, abre puertas, moviliza, construye futuros y podría seguir la lista de
verbos que señalen lo que las marcas de la escuela nos han permitido ser o hacer.
Puede que la forma escolar necesite ser revisada, puede que esté caduca, puede que se
enfrente a fuertes desafíos. Pero también es cierto que no se vislumbra en el horizonte otro
modo de acceder a la cultura que tenga la fuerza y el alcance, la eficacia, que en el siglo XX
tuvo la escuela. Si bien la tecnología parece aportar otros modos de informarse y
capacitarse más adecuados a los imperativos de los tiempos que corren, todavía está
restringida a los sectores sociales que pueden acceder a ella. En una sociedad desigual
como la nuestra, con profundos problemas para reducir estas desigualdades entre los
sujetos, la escuela sigue siendo un espacio dirigido a todos, con capacidad para abrir
mundos, para habilitar, para incluir.
Actividad de acreditación 2: Revisión del
formato escolar
Llegó el momento de realizar la actividad de
acreditación. En la sección Actividades
encontrarán los detalles de la consigna.

Para descargar los contenidos de esta clase en formato PDF haga clic aquí.

Referencias
.

• Caruso, M. y Dussel, I. (1999). La invención del aula. Buenos Aires:


Santillana.

• Southwell, M. (2013). Formato, pedagogías y planeamiento para la


Secundaria en Argentina: notas sobresalientes del siglo XX. História da
Educação, 22(55), 18-37. http://dx.doi.org/10.1590/2236-3459/82034

Cómo citar este material:

Serra, M. S. y Equipo de Producción de Materiales Educativos en Línea (2019). Clase 2: Las formas
escolares de la educación. Módulo: Perspectivas sobre la educación. Formación Complementaria
Docente. Córdoba: Instituto Superior de Estudios Pedagógicos - Ministerio de Educación de la
Provincia de Córdoba.

Esta obra está bajo una licencia Creative Commons (CC BY-NC-SA 3.)

Actividad de acreditación 2: Revisión del formato escolar


Actividad de acreditación 2: Revisión del
formato escolar

Objetivos
• Reconocer las principales características del sistema educativo.
• Analizar los rasgos históricos de la escolarización moderna, debilidades y tensiones
en el contexto actual.
• Revisar las propias prácticas en función de las demandas actuales.
Consigna
1) Elijan una de las siguientes películas para ver de forma completa:
• Entre les murs (conocida en España como La clase y en Argentina como Entre los
muros) es una película francesa de 2008, dirigida por Laurent Cantet y basada en la
novela homónima de François Bégaudeau.
• Machuca es una película chilena escrita y dirigida por Andrés Wood y protagonizada
por Matías Quer (Gonzalo Infante), Manuela Martelli (Silvana), Ariel Mateluna (Pedro
Machuca), y Ernesto Malbrán (Father McEnroe). Fue estrenada en el año 2004.
2) La escuela en el cine
El cine Hugo del Carril decide proyectar ambas películas en el marco de un ciclo de cine
sobre temas educativos. Puesto que tiene cierta repercusión en el público, los medios
locales tratan el tema en sus programas. Un periodista radial realiza una entrevista
telefónica a docentes de diversas escuelas para que opinen sobre los filmes. Usted es uno
de los consultados.
Acceda al siguiente recurso, escuche la pregunta del conductor del programa y responda
con un audio de hasta tres minutos.
Recurso disponible clic aquí

3) Graben un audio que no supere los tres minutos respondiendo las preguntas del locutor y
compártanlo en el foro Diálogo radial.
Pueden grabar el audio con su celular, tableta o algún programa de su PC. Otra opción para
realizar la grabación puede ser Vocaroo (para usar esta aplicación, asegúrese de disponer
de micrófono -conectado en el caso de PC de escritorio o habilitado en el caso de notebook
o netbook-).
En el caso que realicen la grabación con celular o una grabadora de voz les sugerimos
convertir el archivo a formato MP3. Para ello pueden utilizar el siguiente conversor en linea.

Si tiene dudas acerca de cómo utilizar Vocaroo, le


sugerimos consultar el siguiente tutorial haciendo
clic aquí.
Tenga en cuenta que para usar esta aplicación
debe estar habilitado el flash en su dispositivo.
Si desea consultar cómo utilizar el conversor haga
clic aquí.
Si tiene dudas acerca de cómo subir un subir un
archivo de audio al foro haga clic aquí.

4) Ahora los invitamos a que elijan el audio de algún colega y realicen una intervención en el
mismo foro profundizando, problematizando y/o enriqueciendo esos aportes en relación con
las problemáticas y desafíos de hoy. El texto escrito no debe superar las 200 palabras.
Criterios de evaluación
Claridad y precisión en el uso de conceptos
específicos durante la intervención radial.

Pertinencia y coherencia en las argumentaciones


planteadas acerca de las situaciones escolares,
objeto de análisis.

Incorporación del marco teórico y los aportes de


los autores presentados en la clase.

Reconocimiento de las características del sistema


educativo y la escolarización en clave histórica,
sus continuidades y rupturas.

Vincular con pertinencia los planteos expuestos


entre colegas y las argumentaciones propias
expuestas en sus producciones orales y escritas.

Plazo de trabajo: indicado en la Hoja de ruta.

Para acceder a los materiales de la clase 2 haga clic aquí.


Foro de la Clase 2
Foro: Diálogo radial

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